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PREFACIO

Los pequeños agricultores tienen a su cargo la producción de la mayor parte de los alimentos que se consumen en los países en desarrollo; no obstante, por lo general, son mucho más pobres que el resto de la población de estos países; e incluso, la seguridad alimentaria a la que tienen acceso es menor que aquella de los pobladores urbanos de bajos ingresos. A esto se debe añadir que aunque para el 2030, la mayor parte de la población mundial vivirá en áreas urbanas, las poblaciones agrícolas se mantendrán en el nivel actual. Ante esta situación, es evidente que la lucha contra el hambre y la pobreza en casi todo el mundo implica encarar los problemas que los pequeños agricultores enfrentan en su lucha diaria por la supervivencia.

Por esta razón, es necesario que tanto las prioridades de inversión como las políticas tomen en cuenta los muy diversos problemas y oportunidades que los pequeños agricultores enfrentan. Es necesario, además, tener en cuenta que los recursos que éstos tienen a su disposición, las actividades que escogen y, de hecho, la estructura misma de su vida están íntimamente relacionados con el entorno biológico, físico, económico y cultural en el que se desenvuelven y sobre el cual tienen un control limitado. A pesar de las diferencias y peculiaridades que cada agricultor presenta, aquellos que comparten condiciones similares de vida, por lo general también comparten problemas y prioridades similares que trascienden las fronteras administrativas y políticas.

Los patrones generales que se presentan en los diversos sistemas de producción, las prácticas y las condiciones externas similares existentes que se han usado en el presente libro, como base para definir más de 70 sistemas de producción agropecuaria que ocupan las seis regiones en desarrollo del mundo. Si bien el presente estudio reconoce la heterogeneidad que inevitablemente se presenta al establecer sistemas tan amplios, consideramos que el enfoque de los sistemas de producción agropecuaria aquí expuesto, ofrece un marco adecuado para comprender las necesidades de los habitantes de un sistema, sus posibles retos y las oportunidades que enfrentarán durante los próximos treinta años; además, de la importancia relativa que tiene la aplicación de diferentes estrategias empleadas para escapar del hambre y la pobreza.

A fin de ofrecer una base para el análisis comparativo, este libro analiza en detalle alrededor de 20 sistemas de producción agropecuaria, que se considera presentan el mayor potencial tanto para la reducción de la pobreza y el hambre como para el crecimiento económico en las próximas décadas. Los sistemas de producción se analizan a la luz de cinco posibles estrategias generales que los hogares agropecuarios podrían emplear para escapar del hambre y la pobreza: (a) la intensificación de la producción; (b) la diversificación de las actividades agrícolas que permitan incrementar el valor de la producción; (c) el incremento del área del predio; (d) el incremento del ingreso extra-predial; y (e) el abandono total del sistema agropecuario. La pregunta crucial que este libro plantea es, entonces: ¿Cuáles podrían ser las estrategias más promisorias para los pequeños agricultores de cada sistema y qué tipo de iniciativas serían las más adecuadas para ayudarlos a ponerlas en práctica?

La información contenida en este libro proviene de un estudio originalmente realizado a pedido del Banco Mundial, que tenía como fin proveer a esa institución de una perspectiva específicamente agrícola para la revisión de su Estrategia de Desarrollo Rural. El estudio se ha nutrido del trabajo especializado realizado durante varios años por la FAO y el Banco Mundial, así como por un sinnúmero de instituciones nacionales e internacionales. Los resultados se sustentan con más de 20 estudios de caso que se llevaron a cabo en todo el mundo, con el fin de analizar enfoques innovadores para el desarrollo de la pequeña agricultura y pastoreo. Este libro, a diferencia del estudio original, está dirigido a una audiencia más amplia, y se espera que sus conclusiones y recomendaciones sean de interés y lleven a los gestores de políticas, investigadores, ONGs y sector agroempresarial a una reflexión más profunda. Se espera también que éstos lleven esta reflexión a la práctica al aplicar el enfoque aquí expuesto en el ámbito nacional para apoyar en la formulación de estrategias de desarrollo rural.

Jacques Diouf
Director General
Organización de las Naciones Unidas
para la Agricultura y la Alimentación

James D. Wolfesohn
Presidente
Banco Mundial


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