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Preámbulo


En 1996 la Organización de las Naciones Unidas para la Agricultura y la Alimentación (FAO) celebró la Cumbre Mundial sobre la Alimentación. Los Jefes de Estado y de Gobierno emitieron una Declaración de Roma, en la que se reafirma “el derecho de toda persona a tener acceso a alimentos sanos y nutritivos, en consonancia con el derecho a una alimentación apropiada y con el derecho fundamental de toda persona a no padecer hambre”. A cambio, se prometió consagrar la voluntad política y dedicarse “a erradicar el hambre en todos los países, con el objetivo inmediato de reducir el número de personas desnutridas a la mitad de su nivel actual no más tarde del año 2015”. Desde la Cumbre Mundial sobre la Alimentación, las estimaciones revelan que en la primera mitad del decenio en curso sólo 37 países lograron reducir la cifra de personas subnutridas, a la vez que el número de personas que pasan hambre en el mundo en realidad ha aumentado.

El Objetivo 3.4 del Compromiso III del Plan de Acción de la Cumbre estableció que “los gobiernos, en colaboración con las comunidades internacional y científica de los sectores público y privado, según proceda, habrán de fortalecer los sistemas nacionales de investigación con vistas a elaborar programas coordinados en apoyo de la investigación para fomentar la seguridad alimentaria”. Se determinaron los programas nacionales de investigación agronómica (SNIA) como uno de los principales mecanismos para cumplir el mandato de la Declaración de Roma de mejorar la seguridad alimentaria sostenible.

De esta manera, el mandato de elaborar las presentes directrices, tituladas “Integración de las cuestiones de la seguridad alimentaria en la investigación agrícola”, es producto del Plan de Acción de la Cumbre Mundial sobre la Alimentación. Para determinar la forma de llevar a cabo esta tarea, la FAO, el Programa de Apoyo a la Investigación en Agricultura Sostenible y Ordenación de los Recursos Naturales (SANREM CRSP) de la Universidad de Georgia, Estados Unidos, así como el Foro Global de Investigación Agropecuaria (FMIA) facilitaron un diálogo entre integrantes de la comunidad internacional de investigación y aplicación. Se realizó una consulta electrónica entre un grupo central de alrededor de 30 expertos, representantes de una diversidad de interesados, a fin de determinar los resultados previstos, un marco conceptual, cuestiones decisivas y aspectos organizativos. Después de la consulta electrónica se llevó a cabo una conferencia electrónica en la que participaron 400 personas de 50 países: investigadores de los SNIA, responsables de las políticas, autoridades, organizaciones no gubernamentales, científicos, grupos de productores y representantes de organizaciones regionales e internacionales, así como de la comunidad de donantes.

Estas directrices comprenden principios generales y referencias para abordar la seguridad alimentaria sostenible, y se dirigen específicamente a las autoridades de investigación y a los científicos de los Sistemas Nacionales de Investigación Agronómica, así como a sus asociados institucionales. Tienen como propósito contribuir a las actividades de planificación estratégica, de corto y de largo plazo, de las instituciones que deseen enriquecer sus programas de investigación. Los planteamientos y los principios presentados deben probarse, comprobarse y validarse en diversos sectores experimentales, y la experiencia obtenida de esos estudios podría utilizarse para introducir dimensiones de una seguridad alimentaria sostenible en los programas de los SNIA de conformidad con las diversas condiciones de las distintas regiones.

Las actividades electrónicas se organizaron bajo la dirección profesional de Abubaker Maddur, Oficial de Investigación Agrícola de la FAO, y fueron facilitadas por Constance Neely, Directora Adjunta de Programas de SANREM CRSP.


Dietrich E. Leihner
Director
Dirección de Investigación, Extensión y Capacitación
Organización de las Naciones Unidas para la Agricultura y la Alimentación


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