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4 Recomendaciones:
funciones y responsabilidades


En año la Cumbre Mundial sobre la Alimentación de 1996, los gobiernos se comprometieron a reducir la inseguridad alimentaria para el 2015. Se celebró en junio de 2002 la Cumbre Mundial sobre la Alimentación: cinco años después, y los datos sobre la inseguridad alimentaria revelan que ese compromiso y su materialización nunca han sido tan urgentes. La tendencia de la financiación de la investigación nacional y de la ayuda internacional es de disminución. Sin embargo, para cumplir los compromisos de la Cumbre, es imperativo que los gobiernos apoyen la investigación agrícola nacional y que los SNIA elaboren planes estratégicos para asociarse con otras instituciones de la región y de otros sectores.

Estas actividades de colaboración pueden aprovechar distintas capacidades y la suma de esfuerzos e inversiones para tratar las cuestiones de pertinencia común. La viabilidad y el éxito de estas tareas de colaboración dependen de que se establezca de común acuerdo un marco de las funciones y responsabilidades en el seno de una estrategia sistemática para alcanzar los objetivos definidos en común. Esa estrategia permite a los asociados aprovechar los sectores en que tienen ventajas comparativas y competencia tradicional, a la vez que se benefician de la experiencia y los recursos de los otros principales participantes.

Movilizar a todos los protagonistas e instituciones en el proceso de toma de decisiones, desde el establecimiento de las prioridades a la ejecución y la evaluación de los resultados promueve en el gobierno y la sociedad civil la apropiación y la sostenibilidad de los resultados, así como el compromiso con los objetivos últimos de alcanzar la seguridad alimentaria.

Los sistemas nacionales de investigación agrícola

Las instituciones nacionales de investigación agraria seguirán teniendo una misión fundamental en la movilización de asociaciones y en la coordinación de las actividades. Los SNIA necesitarán crear mecanismos y promover un proceso de elaboración, ejecución y evaluación de la investigación en colaboración. A fin de que desempeñen su función con eficacia, se necesita hacer cambios importantes en su orientación institucional para darles más flexibilidad, mejorar su rendición de cuentas y para que tengan mayor sensibilidad al beneficiario.

Deberían cambiar los plazos de los programas, pasando desde la perspectiva de un ciclo de proyecto convencional de tres a cinco años, a otro de intervenciones estratégicas sostenibles que pudieran requerir un decenio o más. Un enfoque integral debería incorporar la consideración de factores externos, como cambios en las condiciones comerciales de los cultivos en los mercados nacionales o de exportación. La coordinación con y la participación congruente de los encargados de elaborar las políticas son decisivas para lograr el nivel necesario de compromiso e inversión.

Se necesitan incentivos institucionales y profesionales reales para dar una nueva dirección a las actitudes de los científicos, que anteponga como prioridad el beneficio de los productores y los consumidores. Han de introducirse cambios en las políticas de recursos humanos de los SNIA que dan excesiva importancia al reconocimiento de los colegas y a las publicaciones académicas, considerados clave del éxito y el ascenso profesional. Los resultados de la investigación deberían tener como criterios importantes de evaluación los índices de adopción de las nuevas tecnologías entre los productores y las repercusiones de las mismas.

Las bases de la coordinación eficaz de las políticas y la investigación son buenos sistemas de comunicación. La innovación en las tecnologías de la comunicación y el intercambio de información, así como en las metodologías para tomar decisiones colectivamente y crear consenso, permitirán la participación representativa de los participantes y los asociados en la determinación de los retos, la elaboración, la ejecución y la evaluación de la investigación. Pero es fundamental adecuar las vías de la comunicación y los mecanismos de representación para que no queden excluidos los que conocen menos la tecnología de la información o los procedimientos formalizados.

Los organismos del gobierno

Es evidente la necesidad de que las instituciones de investigación colaboren y unan sus recursos con las entidades del gobierno. Por ejemplo, los servicios de extensión rural ofrecen una red ya existente de contactos, experiencias e información para someter a prueba, supervisar, adaptar y evaluar la investigación. Los servicios de información demográfica y estadística pueden proporcionar la clase de datos detallados y comparativos cronológicos necesarios para juzgar la composición y los ingresos de las familias en relación con la disponibilidad y el consumo de alimentos.

Todos los ministerios competentes que reglamentan los sectores relativos a la seguridad alimentaria, como el de salud, educación, transportes, energía, comercio, economía y planificación, deben comprometerse con este proceso. Sin embargo, no todos los organismos gubernamentales están preparados ni comprometidos para afrontar los desafíos de la seguridad alimentaria. Algunos necesitarán ampliar su mandato para incorporar las cuestiones relativas a la seguridad alimentaria en sus programas. Habrá que establecer enlaces entre los ámbitos local, intermedio y nacional entre los ministerios pertinentes, así como entre éstos y las instituciones de investigación y los servicios de extensión agropecuaria.

Las autoridades normativas

A fin de obtener el compromiso de los encargados de elaborar las políticas, que determinan el volumen de recursos asignados a los SNIA, la investigación tendrá que demostrar los enlaces reales y posibles entre los resultados de los proyectos y las necesidades de los sectores de la población que padecen inseguridad alimentaria. Para obtener el apoyo político y público será fundamental presentar ejemplos convincentes de los beneficios de la investigación aplicada o de proyecciones de las repercusiones a largo plazo de la investigación básica. También puede contribuir el apoyo de las organizaciones de productores y de las comunidades, así como el de las ONG locales e internacionales para establecer un mandato a fin de que las autoridades normativas proporcionen recursos para investigación en seguridad alimentaria como parte de una estrategia general de protección o promoción de la viabilidad económica del agro.

Un enfoque interdisciplinario debería reforzar el equilibrio entre las soluciones técnicas y sociales en pro de la seguridad alimentaria. El incremento de la producción agrícola y una mayor disponibilidad de tecnología pertinente para los pequeños productores y los grupos vulnerables harán frente a algunos desafíos. Sin embargo, la experiencia ha demostrado que algunos grupos de bajos ingresos de las zonas rurales siguen expuestos a la inseguridad alimentaria aun cuando hay alimentos disponibles. Es importante, por lo tanto, combinar las actividades técnicas para incrementar la producción y la comercialización con atención a los niveles macro y microeconómico y a las cuestiones sociales que determinan un acceso diferencial a los recursos y los alimentos. Esto puede requerir la elaboración y ejecución de políticas y acciones por parte de una variedad de instituciones públicas y privadas para promover la diversificación y sostenibilidad de los ingresos a fin de incluir a todos, aun a los más vulnerables. En particular, los encargados de elaborar las políticas necesitan pensar en:

ONG, organizaciones de la comunidad, grupos de mujeres, asociaciones de consumidores y otros

La seguridad alimentaria ya está en el centro de los programas y la práctica de numerosas organizaciones no gubernamentales y de las comunidades activas en las zonas rurales o entre los sectores pobres de la población urbana. Estas organizaciones pueden desempeñar funciones decisivas como medios de comunicación entre los investigadores y la sociedad civil, como centros de coordinación para el intercambio de información y como promotores del cambio político. Para que tengan eficacia, las actividades necesitan orientarse a:

El sector comercial

Crear mecanismos y metodologías para propiciar asociaciones estratégicas entre las instituciones de los sectores público y privado es un elemento clave del enfoque holístico de la seguridad alimentaria. El énfasis cada vez mayor de los donantes y los gobiernos en la eficacia en función del costo y en la rendición de cuentas, así como en las tendencias normativas que favorecen la recuperación de los costos y la contención del gasto público, señala la necesidad de hacer participar activamente a las empresas comerciales en el proceso de investigación en materia de seguridad alimentaria. Las empresas privadas y las instituciones comerciales pueden aportar una gran variedad de recursos, competencia técnica y visión para apoyar la capacidad de los SNIA de elaborar y llevar a cabo un programa sensible a sus destinatarios.

Sin embargo, como el sector privado tiende a preferir las ganancias a corto plazo y a los productores con más recursos, su posible función debería equilibrarse con un compromiso continuo de los SNIA para encontrar soluciones sostenibles a la inseguridad alimentaria y a estar al servicio de las necesidades de los grupos vulnerables y de los productores de recursos limitados. Debido a las distintas orientaciones y grupos sociales, necesitan establecerse mecanismos y procesos para facilitar la discusión y la negociación entre los grupos, por ejemplo las instituciones de investigación agronómica, el sector privado, la sociedad civil, las organizaciones de productores y los grupos de consumidores. Los debates entre estos grupos deberían tratar cuestiones polémicas como los organismos modificados genéticamente (OMG), las patentes, los derechos de propiedad intelectual y acuerdos para el reparto de beneficios de los recursos cultivados y silvestres.

La FAO, el GCIAI, CGIAR, el FMIA y otras instituciones internacionales

La FAO puede reunir a la dirección de los SNIA y de otras instituciones internacionales de investigación agrícola y para el desarrollo, así como a los encargados de tomar las decisiones que establecen los objetivos y las prioridades del gobierno en materia de seguridad alimentaria, para la difusión de información y recursos, y para lograr acuerdos normativos y planes de acción comunes. En esta tarea, promoverá la elaboración de un mandato decidido en común y un marco de colaboración nacional, regional e internacional.

El GCIAI puede movilizar experiencia y recursos en todo el espectro de la producción agrícola y los sistemas integrados. Los institutos especializados en políticas y sistemas de investigación (como el IIPA y el ISNAR) aportan dimensiones importantes a la asesoría en materia de gestión, administración y coordinación.

La Secretaría del FMIA puede trabajar con los foros regionales y subregionales de los SNIA y con otros asociados en el proceso de “apropiación” de estas ideas por parte de esos foros, y facilitar la interacción entre los interesados, decisiva para la ejecución de estas recomendaciones. Las dos dimensiones más importantes que se necesita tratar atañen a los institutos nacionales de agronomía y las ONG y los sectores público y privado.

Estos asociados internacionales pueden proporcionar, como prioridad:


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