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II. SITUACION SOCIO-ECONOMICA Y AGROECOLOGICA DE CENTROAMERICA


1. Principales indicadores socio-económicos
2. Principales indicadores agroecológicos

1. Principales indicadores socio-económicos 1/

1/ Datos tomados del Informe sobre el Desarrollo Mundial, Banco Mundial, 1989. Cuadro 1 (Anexo).
La evolución demográfica en los países centroamericanos se ha caracterizado, en general, por mantener tasas altas de crecimiento de la población frente a un reducido aumento del producto per cápita, lo que ha incidido en la mayor presión sobre los recursos naturales.

El Istmo contiene una población que sobrepasa los 25 millones de habitantes, siendo la tasa anual de crecimiento del 2,8%, mayor a la del resto de América Latina, que es del 2,3%. El país más densamente poblado es El Salvador (253 habitantes por Km2). La población rural en la subregión varia del 42 al 67%, correspondiendo el primer porcentaje a Costa Rica y el último a Guatemala.

Los países centroamericanos son básicamente agrícolas, con una población económicamente activa (PEA) dedicada a la agricultura que varía del 28 al 54%. El empleo rural está asociado a la cuestión agraria y a las relaciones de clase predominantes en los sistemas de producción. Existe un sector agrícola tradicional, con bajo nivel de tecnología y trabajo intensivo, orientado al autoconsumo, que comprende un gran segmento de la población, con bajos ingresos monetarios y un sector agrícola no integrado, con alta capitalización y tecnología, orientado al comercio exterior, que demuestra un estancamiento en cuanto a su capacidad de absorción de la fuerza de trabajo. Los niveles de desempleo son superiores al 20%, situación laboral que se manifiesta en el estado de pobreza de la población rural.

El producto interno bruto (PIB) per cápita tuvo una tasa media de crecimiento anual, durante el período 1980-85, de sólo 0.3% para el conjunto de los países, siendo las tasas más bajas las de El Salvador (-0,4%) y Guatemala (-2.5%).

Los indicadores de educación, salud y nutrición muestran diferencias entre países (por ejemplo, el analfabetismo existe en un 6.9% en Costa Rica y en un 42.5% en Guatemala) .

A partir de los años ochenta la agricultura de la subregión mostró un estancamiento muy marcado, reportando tasas negativas de crecimiento o inferiores al promedio de producción. Hubo una fuerte caída de las exportaciones tradicionales tanto por efecto de la caída de los precios internacionales como por la reducción de la producción interna.

El modelo de desarrollo adoptado en la subregión reproduce el sistema de plantación de la época colonial, siendo los principales sectores de crecimiento agrícola los relacionados con el mercado exterior, en beneficio de los niveles más altos de la población rural, quedando rezagadas las economías campesinas (pequeños agricultores y campesinos sin tierra) y los cultivos destinados a la alimentación de los campesinos. Aparece así una estructura agraria dualista, en la que un número reducido de grandes explotaciones dedicadas a monocultivos industriales de exportación ocupa las mejores tierras y desplaza a los pequeños agricultores y campesinos sin tierra hacia terrenos de escasa vocación agrícola. Frente a la alta concentración de tierras existe un aumento en el número de minifundios.

La expansión de la frontera agrícola en tierras marginales trajo como consecuencia fenómenos de sobreexplotación y deforestación, manejo inadecuado de los recursos hídricos y la introducción de monocultivos de alto rendimiento, en sustitución de los cultivos mixtos tradicionales, provocando desequilibrios ecológicos y la disminución del patrimonio genético.

La producción de granos básicos, que ocupa alrededor del 55% del total de la superficie cosechada, constituye una pieza fundamental en la alimentación y en las políticas de desarrollo y de estabilidad de los países centroamericanos, pero dicha producción es insuficiente. Más de las dos terceras partes de ésta proviene del sector de pequeños agricultores, que representa aproximadamente el 80% del total de productores de la subregión, ocupando en gran parte tierras marginales, lo que afecta aún más los niveles de productividad e ingresos de los agricultores más pobres.

En 1980 se consideraba que el 75% de la población rural del Istmo era pobre y el 52% indigente, presentando Guatemala los niveles más altos de pobreza (84%) y Costa Rica, los más bajos (34%) 1/.

1/ FAO, Potencialidades del desarrollo agrícola y rural en América Latina y el Caribe y Anexos. Cuadro 2 (Anexo I).

2. Principales indicadores agroecológicos 1/

1/ Datos tomados de: Instituto Interamericano de Cooperación para la Agricultura (IICA) y Comisión Económica para América Latina (CEPAL).
América Central se sitúa en la zona tropical del Hemisferio Norte, con un 79% de tierras de ladera y montañosas, donde existe gran diversidad biogenética en hábitats acuáticos y terrestres, que en los últimos años están poniéndose en peligro.

En general, los países del área no difieren en cuanto a dotación de tierras y la superficie de reserva puede aún calificarse de considerable. El Salvador presenta el índice más alto de habitantes por Km2 de tierra cultivada (759) y Nicaragua tiene la proporción tierra/población más favorable tanto en su potencial como en su utilización.

La deforestación y el consiguiente deterioro del suelo y del agua avanzan. En un período de 23 años la subregión ha perdido el 31% de la superficie de sus terrenos forestales y boscosos. Costa Rica presenta la mayor disminución de cobertura boscosa de Centroamérica con un promedio anual de 60.000 ha. El Salvador registra la menor deforestación por haber perdido ya su mayor riqueza forestal. Las más extensas áreas protegidas se encuentran en Costa Rica y Honduras (con unos 4000 km2). En Guatemala, con una superficie forestal que llega al 35% (en su mayor parte en El Petén) se han comenzado a establecer protecciones.

En la mayoría de los casos la deforestación acelerada se debe a fenómenos de exceso de pastoreo al ocupar en actividades de ganadería, superficies mayores que las que indica su capacidad de uso y tierras de vocación agrícola o forestal. En Nicaragua, por ejemplo, entre 1961 y 1978 se registra un aumento de pastizales de 11.000 km2, provocando el impacto de la ganadería contra el bosque. Otras causas de deforestación son la explotación industrial de productos forestales sin la reforestación adecuada y la ampliación de la frontera agrícola a través de colonizaciones o reformas agrarias mal aplicadas. Las estrategias actuales, económicas y de desarrollo, al establecer incentivos con miras a la obtención de beneficios a corto plazo sin tener en cuenta el impacto ambiental, también contribuyeron a la de forestación.

La producción de cereales en el Istmo es deficitaria, por sus rendimientos bajos. Ello se debe a que los productores son, en general, pequeños agricultores, sin mayores accesos a recursos, insumos, mercados y servicios y a que utilizan tierras marginales.


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