7. Producción de alimentos:
función decisiva del agua


Documentos ténicos de referencia
Resumen
© FAO, 1996


 Indice 

Agradecimiento
Resumen

1. INTRODUCCION

2. PROBLEMAS RELACIONADOS CON EL AGUA A NIVEL MUNDIAL

El agua, un recurso limitado
Utilización del agua para la producción de alimentos
La situación hidrológica por regiones y países
La función del agua subterránea
La seguridad alimentaria y la seguridad de los recursos hídricos
Revisión de las políticas hidrológicas y cambios institucionales
Compartir las aguas transfronterizas

3. CONTRIBUCION DE LA REGULACION DEL AGUA AL SUMINISTRO DE ALIMENTOS

La regulación del agua y la producción de alimentos
El potencial de riego
La sequía y el aprovechamiento del agua
La situación en Africa
La situación en Asia
La situación en América Latina

4. ESTRATEGIAS DE TRANSFORMACION Y MEJORA

Fundamento de los proyectos de aprovechamiento del agua de segunda generación
La política del agua y los instrumentos jurídicos necesarios
La fijación del precio del agua
Desarrollo institucional
Los desequilibrios macroeconómicos y el aprovechamiento del agua
Aspectos sociales del riego
Adaptación tecnológica
Promoción de las iniciativas del sector privado

5. METODOS ADECUADOS DE APROVECHAMIENTO DEL AGUA

Riego de bajo volumen y alta frecuencia
Captación de aguas
Explotación de pantanos de valles interiores
Sistemas de bombeo de poca elevación
Riego periurbano: un desarrollo espontáneo
Utilización de acuíferos de poca profundidad
Utilización conjunta del agua de superficie y el agua subterránea
Rehabilitación de grandes sistemas

6. BENEFICIOS Y COSTOS DE LA REGULACION DEL AGUA

Tendencias de las inversiones
Costos del aprovechamiento de los recursos hídricos
Posibles maneras de reducir los costos del aprovechamiento de los recursos hídricos
Inversiones justificables desde el punto de vista económico en la regulación del agua
Solución de los problemas de funcionamiento y mantenimiento
Sistemas hipotéticos sin riego

7. APROVECHAMIENTO DE LOS RECURSOS HIDRICOS Y MEDIO AMBIENTE

Necesidades de agua de uso no consuntivo
Función decisiva de las zonas altas de captación
Aprovechamiento de los recursos hídricos y salud
Prevención de la degradación de las tierras de regadío

8. PRIORIDADES PARA LA ACCION

Evaluación de los recursos y de su utilización
Política
Investigación y transferencia de tecnologías, creación de capacidad y servicios de extensión
Infraestructura e inversiones
Entorno favorable
Conservación de los recursos naturales

BIBLIOGRAFIA


Agradecimiento

La preparación de los documentos técnicos de referencia para la Cumbre Mundial sobre la Alimentación ha requerido, además de la colaboración del personal de la FAO, un volumen considerable de conocimientos especializados de instituciones internacionales asociadas y círculos gubernamentales y no gubernamentales pertenecientes a la comunidad científica internacional. El proceso ha sido supervisado en la FAO por un Comité de Lectura interno, integrado por personal elegido a título individual y establecido para que toda la colección cumpla los criterios apropiados de calidad y coherencia.

El presente documento ha sido preparado por H. Wolter, A. Kandiah, W. Klohn y S. Hocombe, de la FAO. Deben señalarse las importantes contribuciones del desaparecido Ian Carruthers, y de D. Hillel, M. Rosegrant, J. Stoutjesdijk, J.C. Legoupil y otros. Muy valiosas fueron también las observaciones y opiniones del Centro de Estudios sobre la Alimentación Mundial, del Centro Agrícola Internacional, del Instituto Internacional de Ordenación del Riego y de la Unión de Productores de Fertilizantes, en los Países Bajos; de R. Cummings en nombre de la USAID; de
H.L. Angeles, de la Universidad Central Luzon State, y de D. Pascua, de la Comisión Nacional de Riego de Filipinas; del Comité de Enlace de ONG de Asia sudoriental sobre seguridad alimentaria y comercio leal; y de los Gobiernos de Australia, Francia, los Países Bajos, Suiza, Túnez y el Reino Unido.

La Secretaría de la FAO agradece las contribuciones de todos cuantos han examinado el documento y se hace responsable de su contenido.


Resumen

A escala mundial, la disponibilidad de recursos de agua dulce fácilmente accesible es limitada. Teniendo en cuenta que no puede extraerse toda el agua superficial, porque parte de ella debe quedarse en los ríos para salvaguardar la conservación del medio ambiente, no puede disponerse de más de la mitad de la escorrentía accesible. En las regiones áridas y semiáridas, en los países con una alta densidad de población y en la mayor parte del mundo indus-trializado, se ha comenzado ya a competir por los recursos escasos de agua. En la mayor parte de las regiones productoras de alimentos, la escasez de agua de riego es un fenómeno cada vez más extendido. A la luz de las proyecciones demográficas y económicas, los recursos de agua dulce de los que todavía se puede disponer constituyen una base estratégica para el desarrollo, la seguridad alimentaria, la salud del medio ambiente acuático y, en algunos casos, la seguridad nacional.

El agua no es sustituible en algunas de sus funciones: para beber las personas y abrevar a los animales, para la higiene, el lavado, el saneamiento y los servicios municipales, para los procesos industriales, la vida acuática de los peces y el medio ambiente. La producción de biomasa, incluidos los alimentos, depende de la disponibilidad de humedad suficiente en el suelo. La tecnología agronómica intensiva que ha permitido un aumento constante de la producción mundial de alimentos a partir de las variedades de alto rendimiento, unida a la aplicación de fertilizantes y medios eficaces para la lucha contra las plagas, depende en gran parte del riego que asegure y controle la humedad del suelo en los casos de insuficiencia o inseguridad de las precipitaciones. Pero la agricultura de regadío es una actividad que requiere una gran cantidad de agua. De hecho, utiliza casi el 70 por ciento del agua extraída en todo el mundo (más del 90 por ciento en las economías agrarias de las zonas tropicales áridas y semiáridas, pero menos del 40 por ciento en las economías industriales de las regiones húmedas templadas).

La agricultura de regadío, que es mucho más productiva que la de secano, aporta casi un 40 por ciento de la producción mundial de alimentos en el 17 por ciento de la tierra cultivada. El aumento de la producción destinado a satisfacer la demanda de alimentos del futuro debe obtenerse básicamente mediante la intensificación, y no mediante la expansión, de la agricultura. La intensificación debe afectar tanto a la agricultura de secano como a la de regadío, si bien las posibilidades de esta última son mucho mayores. Algunos autores indican que el 80 por ciento de la producción adicional de alimentos procederá de la agricultura de regadío

Sin embargo, a medida que aumentan las necesidades de alimentos, se hace más difícil suministrar más cantidad de agua a los agricultores. Teniendo en cuenta, asimismo, la utilización industrial y los servicios municipales, las pérdidas y la necesidad de preservar un caudal mínimo en los cursos de agua, las necesidades generales de agua para el año 2025 superan en torno al 5 por ciento toda la escorrentía accesible. Las cifras correspondientes a este análisis (contribución de la agricultura de regadío y de secano respectivamente, cantidad de agua necesaria para producir la dieta humana, cantidad necesaria para alimentar el caudal de los cursos de agua) pueden ser objeto de distintas interpretaciones. Sin embargo, es evidente que las necesidades humanas terminarán por chocar con la capacidad del ciclo hidrológico para el suministro de agua, que está empezando a escasear en todo el mundo. La limitación de este recurso básico influirá en el coste de los alimentos.

La disponibilidad de agua y la demanda mundial prevista indican los problemas específicos de cada región. Prácticamente, todos los países cuyo territorio es árido en su mayor parte, como el Cercano Oriente y Africa del Norte, son ya importadores netos de alimentos. La prioridad en el uso del agua en dichos países será la de asegurar un suministro suficiente a las ciudades y para una economía saneada en los sectores industrial y de servicios, a fin de conseguir los ingresos necesarios para importar alimentos. Dado el valor de bien escaso del agua, estas regiones no podrán establecer industrias que necesitan una gran cantidad de este recurso. El sector agrícola de los países áridos con escasez de agua está destinado a depender cada vez más del agua residual de las ciudades, y a especializarse en producir cultivos que dan los mayores rendimientos, como las hortalizas y la fruta. En esos países, la seguridad alimentaria estará íntimamente relacionada con la solidez de la situación comercial en un contexto de estabilidad regional y seguridad colectiva.

En los principales países de Asia, la cantidad de agua dulce disponible actualmente por persona y año (2 300 m3 en China, y 2 000 m3 en la India) apenas supera el volumen que hace falta para producir los alimentos necesarios por persona y año (2 000 m3 para una dieta equilibrada que incluya la carne). A medida que aumente la población y la diversidad de la dieta en Asia, y disminuya la posibilidad de expansión del riego y el aprovechamiento de los recursos hídricos y aumente la competencia intersectorial, algunos de los principales países con cultivos de regadío de Asia podrían incluso convertirse en importadores netos de alimentos. Dado que el 60 por ciento de la población mundial vive en Asia, esta evolución podría afectar gravemente a los mercados mundiales de alimentos. Aunque todo el mundo admite que muchos países de Asia gozan de una gran solidez económica, no hay que olvidar que siguen existiendo grandes bolsas de pobreza, sobre todo en Asia meri-
dional.

Africa, con excepción de la cuenca central del Congo-Zaire, es el continente más seco (junto con Australia) y padece el régimen pluviométrico más inestable de todos. Cada año hay más personas amenazadas por los efectos de sequías inevitables de mayor o menor gravedad. Además, los recursos hídricos de Africa están relativamente menos desarrollados que los de otras regiones. La productividad agrícola por habitante en el Africa subsahariana no se ha mantenido al mismo ritmo que el aumento demográfico, y la región se encuentra ahora en peor situación que hace 30 años en lo que respecta a la nutrición: la producción de alimentos ha aumentado un 2,5 por ciento anual aproximadamente, mientras que la población lo ha hecho a un ritmo de más del 3 por ciento anual. Además, no ha aumentado la capacidad de obtener beneficios de las exportaciones a fin de comprar alimentos. Hasta ahora, el aumento de alimentos necesarios en Africa continuaba procediendo de la ampliación de las zonas cultivadas, pero a medida que se disponga de menos tierra apta para el cultivo, la región se verá obligada a intensificar los sistemas de producción para aumentar los rendimientos. Las distintas formas de aprovechamiento del agua, desde la recogida y acopio a los sistemas modernos de riego por tubería, contribuirán considerablemente a transformar la eficiencia y seguridad de los suministros de alimentos en Africa.

El continente de América Latina cuenta con abundantes recursos hídricos, pero existen considerables diferencias entre las distintas regiones. Los problemas de agua en América Latina se refieren sobre todo a un bajo rendimiento de utilización, así como a la ordenación de los recursos, a la degradación ambiental y a la lucha contra la contaminación.

La mayor demanda de agua estimulará los esfuerzos encaminados a crear nuevas fuentes de suministro y a utilizar los ya existentes de forma más eficaz. Aumentar el abastecimiento de agua es técnicamente viable pero costoso y se han realizado ya los proyectos más atractivos. Se cree que la próxima generación de depósitos de almacenamiento e infraestructura de transporte del agua, con una gestión más estricta de los factores externos que en el pasado (un tratamiento más igualitario de la población, consideración de los daños ambientales y plena recuperación de las inversiones), costará varias veces más que las estructuras de la generación pasada destinadas al aprovechamiento de los recursos hídricos. Se han hecho grandes avances en la tecnología para la desalinización del agua de mar, a pesar de lo cual el precio del trigo producido con agua desalada seguiría siendo cinco veces más elevado que el precio medio del mercado mundial. Se dispone de varios métodos experimentados para la recogida de agua de lluvia que permiten esperar un aumento de los suministros a bajo costo. La rehabilitación y protección de las cuencas de captación de montaña dan lugar también a un régimen hidrológico más equilibrado y a la disminución de los sedimientos retenidos en los depósitos.

Los suministros de agua existentes pueden utilizarse de forma más eficaz evitando la evaporación improductiva y la contaminación y salinización del agua. Se dispone de una serie de medidas con las que se espera aumentar el rendimiento de la producción de alimentos sin incrementar, o incluso disminuyendo, el consumo de agua disponible para la agricultura. A nivel de cuenca fluvial, una administración integrada (conjunta), tanto estructural como no estructural, puede reducir las pérdidas de agua por evaporación, contaminación y salinización. A nivel de sistema de riego y de explotación agrícola, podría aumentarse considerablemente el aprovechamiento del agua de riego, que a veces es de un 30 por ciento solamente.

El crecimiento demográfico, la emigración y la urbanización continuarán teniendo un efecto significativo en todos los aspectos del desarrollo. Estos cambios provocarán una mejora de la infraestructura y de los sistemas de comercialización, que permitirán llegar hasta las zonas rurales subdesarrolladas. Una mayor y más viable producción local de alimentos, cerca de los lugares de consumo, constituye un seguro contra el riesgo de elevación de los precios. Una agricultura más eficaz contribuye al desarrollo general, y hay que encontrar el medio de superar los elevados costos de sustitución y las dificultades ocasionadas por la creciente diferencia entre las necesidades de alimentos y la producción local de los mismos.

¿Cómo podría realizarse el necesario aprovechamiento de los recursos hídricos ante la percepción general de que las inversiones en ese sector, sobre todo las inversiones en riego, son ineficaces y constituyen una amenaza para el medio ambiente? Esta opinión está mal documentada y habría que volver a evaluar las perspectivas relativas a la recogida de agua y al riego en pequeña y gran escala. Las inversiones en sistemas de regulación del agua en pequeña y gran escala (evitando los costosos sistemas de los últimos 25 años) pueden aportar mayores beneficios que las que se destinan a otros proyectos agrícolas y muy similares a los que rinden las inversiones no agrícolas. La infraestructura existente puede rehabilitarse y modernizarse y es posible mejorar la gestión del agua. Las vinculaciones positivas con la economía pueden ser mayores para el riego que para los otros proyectos; de hecho, el riego genera empleo y con ello atrae a los colonos procedentes de las zonas montañosas áridas más frágiles y susceptibles de degradación ambiental. Cuando proceda, se deberá ayudar a los agricultores a adquirir títulos de propiedad y asumir responsabilidades en la gestión de los bienes producidos por el sector público. Sin ello, se reducirán las posibilidades de que los agricultores (y los consumidores) se beneficien del conjunto de tecnologías agrarias.

El mundo está atravesando una era de rápido cambio. El riego requiere condiciones macroeconómicas justas, y en este sentido se han hecho progresos considerables. Se ha revisado la política hidrológica que ha provocado las asignaciones erróneas y el despilfarro del pasado, y la aplicación de una normativa idónea se ve favorecida por un entorno propicio y una legislación adecuada cuya observancia está garantizada. Se admite la importancia de que los futuros beneficiarios participen en el diseño y ejecución de los nuevos proyectos, así como la necesidad de que los diseños de los proyectos sean realistas y sencillos. Está mejorando rápidamente la capacidad institucional de los gobiernos, las organizaciones no gubernamentales y el sector privado para trabajar conjuntamente, y se dispone de una gran variedad de tecnologías para el aprovechamiento del agua, pero se necesitan inversiones públicas y privadas para aplicarlas. La principal dificultad, sin embargo, estriba en crear la capacidad necesaria a todos los niveles para conseguir una gestión eficiente y altamente productiva del agua necesaria a fin de asegurar la disponibilidad de alimentos suficientes y a bajo precio para la población prevista.

La insuficiencia e inestabilidad de los suministros de alimentos supone un elevado costo social y financiero para la sociedad, que va aumentando con los años. La disponibilidad constante de alimentos suficientes para conseguir la seguridad alimentaria depende de una serie de medidas complementarias. Entre éstas, la regulación de los recursos hídricos permite que se obtengan beneficios en la producción derivados de la utilización de variedades de alto rendimiento y de prácticas de cultivo mejoradas. La regulación de las aguas tiende asimismo a proteger la producción agrícola de las variaciones climatológicas, garantizando un suministro de alimentos más estable. Por consiguiente, el aprovechamiento de los recursos hídricos para la producción de alimentos constituye un elemento importante para aumentar la seguridad alimentaria.