Informe de la Cumbre Mundial sobre la Alimentación

13 - 17 de noviembre de 1996


ORGANIZACION DE LAS NACIONES UNIDAS PARA LA AGRICULTURA Y LA ALIMENTACION

Roma, 1996


WFS 96/REP
Parte primera

INDICE

Parte Primera

FECHA Y LUGAR DE LA CUMBRE

MENSAJE DE SU SANTIDAD EL PAPA JUAN PABLO II

CEREMONIA INAUGURAL

APERTURA DE LA CUMBRE

APROBACION DE LA DECLARACION DE ROMA SOBRE LA SEGURIDAD ALIMENTARIA MUNDIAL Y DEL PLAN DE ACCION DE LA CUMBRE MUNDIAL SOBRE LA ALIMENTACION

DEBATE GENERAL

PARTICIPANTES

INFORME DEL COMITE DE CREDENCIALES

DOCUMENTOS DE LA CUMBRE

CLAUSURA DE LA CUMBRE

ANEXOS

I. Declaraciones
II. Reservas y declaraciones interpretativas
III. Informes de los acontecimientos paralelos
IV. Países y organizaciones participantes
V. Lista de documentos
VI. Declaraciones de clausura

APENDICE

El texto de la Declaración de Roma sobre la Seguridad Alimentaria Mundial y del Plan de Acción de la Cumbre Mundial sobre la Alimentación figuran en el apéndice del presente informe.


FECHA Y LUGAR DE LA CUMBRE

1. La Cumbre Mundial sobre la Alimentación se celebró en la Sede de la FAO en Roma (Italia) del 13 al 17 de noviembre de 1996, de conformidad con la Resolución 2/95 de la Conferencia de la FAO del 31 de octubre de 1995. Durante ese período, la Cumbre celebró nueve sesiones plenarias.

MENSAJE DE SU SANTIDAD EL PAPA JUAN PABLO II

2. Inmediatamente antes de la ceremonia inaugural de la Cumbre, Su Santidad el Papa Juan Pablo II dirigió un mensaje especial a la reunión. El texto del mensaje de Su Santidad se incluye en el Anexo I.

CEREMONIA INAUGURAL

3. El Sr. Jacques Diouf, Director General de la FAO, dio la bienvenida a los distinguidos delegados y observadores y expresó su gratitud a su Santidad Juan Pablo II po su mensaje de fe y por la generosidad de Italia al haber hospedado la Cumbre.

4. El Excmo. Sr. Oscar Luigi Scalfaro, Presidente de la República Italiana, resaltó en su declaración la importancia de la Cumbre y dio la bienvenida a Italia a todos los participantes en este acontecimiento histórico.

5. El Excmo. Sr. Boutros Boutros-Ghali, Secretario General de las Naciones Unidas, al dirigirse a la Cumbre, subrayó la continuidad de ésta con otras conferencias de alto nivel organizadas por las Naciones Unidas.

6. En su declaración, el Sr. Jacques Diouf, Director General de la FAO, destacó la necesidad de medidas concretas para poner en práctica las decisiones y los compromisos de la Cumbre.

7. Los textos íntegros de las declaraciones pronunciadas durante la sesión inaugural se incluyen en el Anexo I.

APERTURA DE LA CUMBRE

Elección del Presidente

8. El Sr. Jacques Diouf, Director General de la FAO, declaró abierta la Cumbre y recordó que, en su Resolución 2/95, la Conferencia de la FAO había decidido que el Comité de Seguridad Alimentaria Mundial de la FAO actuara como centro de coordinación de todos los aspectos relacionados con su preparación. El Sr. Diouf notificó que el Embajador Pedro Medrano Rojas, Presidente del Comité de Seguridad Alimentaria Mundial, le había informado de que, previa consulta con los Grupos Regionales, se había llegado a un consenso unánime con respecto a la designación del Excmo. Sr. Romano Prodi, Presidente del Consejo de Ministros de la República Italiana, para que presidiera la Cumbre. El Presidente Prodi fue elegido por aclamación Presidente de la Cumbre.

9. Tras un breve discurso de bienvenida pronunciado por el Sr. Francesco Rutelli, Alcalde de Roma, el Excmo. Sr. Prodi se dirigió a la Cumbre. La declaración del Presidente Prodi y la del Alcalde, Sr. Rutelli, se incluyen en el Anexo I.

Aprobación del Programa de Trabajo y del Reglamento

10. La Cumbre aprobó el Programa de Trabajo, que se recogía en los documentos WFS 96/1 y WFS 96/INF/4, y el Reglamento, que figuraba en el documento WFS 96/2.

Elección de los Vicepresidentes y nombramiento de los Miembros del Comité General

11. El Presidente observó que se procedería conjuntamente a la elección de los Vicepresidentes y al nombramiento de los Miembros del Comité General, dado que, con arreglo a lo dispuesto en el Artículo 8 del Reglamento, el Comité General estaría integrado por el Presidente y los seis Vicepresidentes de la Cumbre. El Presidente informó de que, como resultado de las consultas mantenidas entre los países participantes antes de la Cumbre, se había alcanzado un consenso en relación con las candidaturas de los seis Vicepresidentes de la Cumbre. El Presidente propuso las candidaturas siguientes:

12. La Cumbre aprobó por aclamación las candidaturas que había propuesto el Presidente.

13. La Cumbre nombró miembros del Comité General al Presidente y a los seis Vicepresidentes elegidos.

14. Además, la Cumbre convino en que, habida cuenta del prolongado horario de trabajo de la Cumbre, se permitiría a los Vicepresidentes que designaran a un miembro superior de sus delegaciones respectivas para que presidiera una sesión o parte de la misma. En el curso de la Cumbre, los oficiales superiores que se indican a continuación presidieron sesiones o parte de sesiones de la Cumbre:

Nombramiento del Comité de Credenciales

15. El Presidente informó de que, previas consultas con el Presidente del Comité de Seguridad Alimentaria Mundial y entre los Grupos Regionales, se había acordado proponer las candidaturas siguientes para los miembros del Comité de Credenciales:

16. La Cumbre hizo suyas las propuestas formuladas por el Presidente y nombró por aclamación a los miembros del Comité de Credenciales.

17. El Presidente tomó nota de que, de conformidad con lo dispuesto en el Artículo 3 del Reglamento, el Comité debería elegir a su propio Presidente.

18. El Presidente de la Cumbre indicó que, con arreglo a lo estipulado en el Artículo 4 del Reglamento, en espera del informe del Comité de Credenciales, los Representantes tenían derecho a participar en la Cumbre.

APROBACION DE LA DECLARACION DE ROMA SOBRE LA SEGURIDAD ALIMENTARIA MUNDIAL Y DEL PLAN DE ACCION DE LA CUMBRE MUNDIAL SOBRE LA ALIMENTACION

19. El Presidente expresó su agradecimiento a todos aquellos que habían participado en el logro de un consenso respecto de la Declaración de Roma sobre la Seguridad Alimentaria Mundial y del Plan de Acción de la Cumbre Mundial sobre la Alimentación. En este contexto, el Presidente manifestó su gratitud a los participantes en las negociaciones, a los Grupos Regionales y al Director General de la FAO, Sr. Jacques Diouf.

20. El Presidente destacó la función que habían desempeñado el Consejo de la FAO y su Presidente Independiente, Excmo. Sr. José Ramón López Portillo, para facilitar la labor del Comité de Seguridad Alimentaria Mundial. El Presidente Independiente del Consejo de la FAO, Excmo. Sr. José Ramón López Portillo, pronunció una declaración ante la Cumbre cuyo texto se incluye en el Anexo I del presente informe.

21. El Presidente tuvo palabras de especial elogio para el Comité de Seguridad Alimentaria Mundial por su contribución a los preparativos de la Declaración de Roma sobre la Seguridad Alimentaria Mundial y del Plan de Acción de la Cumbre Mundial sobre la Alimentación, y para su Presidente, el Embajador Pedro Medrano Rojas, por el éxito de su gestión del proceso de negociación.

22. El Presidente del Comité de Seguridad Alimentaria Mundial, el Embajador Pedro Medrano Rojas, presentó la Declaración de Roma sobre la Seguridad Alimentaria Mundial y el Plan de Acción de la Cumbre Mundial sobre la Alimentación. El texto de la declaración del Embajador, Sr. Medrano, se incluye en el Anexo I del presente informe.

23. La Cumbre aprobó por aclamación la Declaración de Roma sobre la Seguridad Alimentaria Mundial y el Plan de Acción de la Cumbre Mundial sobre la Alimentación, que se recogían en el documento WFS 96/3 y que figuran en el apéndice del presente informe.

24. El Presidente señaló que, tal como había convenido el Comité de Seguridad Alimentaria Mundial, toda delegación que tuviera reservas sobre determinados aspectos de los documentos o que deseara hacer declaraciones interpretativas debía ponerlas a disposición de la Secretaría, preferiblemente por escrito, antes de las 13:00 horas del 16 de noviembre. En el Anexo II figuran las reservas y/o declaraciones interpretativas recibidas por la Secretaría, que se habían distribuido a la Cumbre en el documento WFS 96/INF/6.

DEBATE GENERAL

25. El Presidente declaró abierto el debate general, y pidió al primer orador que se dirigiera a la Cumbre.

26. Los Jefes de Delegación de 176 países y de la Comunidad Europea se dirigieron a la Cumbre Mundial sobre la Alimentación. Además, pronunciaron declaraciones representantes de un Estado observador, de 19 organizaciones de las Naciones Unidas, de otras 23 organizaciones intergubernamentales y de 13 reuniones de dirigentes de ONG. La Cumbre recibió también informes de los acontecimientos que se habían celebrado paralelamente a la Cumbre Mundial sobre la Alimentación, a saber, el Foro de ONG, una reunión de Parlamentarios y el Foro Internacional de la Juventud (Anexo III). Cuatro países ejercieron el derecho de respuesta en virtud de lo estipulado en el Artículo 20 del Reglamento de la Cumbre.*

PARTICIPANTES

27. De los 186 países participantes, 41 estuvieron representados en calidad de jefes de estado, 15 en calidad de jefes de estado adjuntos, 41 en calidad de jefes de gobierno y 15 en calidad de jefes de gobierno adjuntos. Participaron además en la Cumbre otros 74 delegados de alto nivel en representación de los países restantes. En el Anexo IV se ofrece una lista de los países y organizaciones que participaron en la Cumbre Mundial sobre la Alimentación. En un documento aparte (WFS 96/INF/1, Rev. 1) se indican los nombres de todos los miembros de las delegaciones de países, organizaciones miembros y observadores.

INFORME DEL COMITE DE CREDENCIALES

28. En su primera reunión, celebrada el 13 de noviembre de 1996, el Comité de Credenciales, constituido por siete países, eligió al Embajador Fotis G. Poulides (Chipre) como su Presidente.

29. Durante sus cuatro reuniones, el Comité de Credenciales examinó las credenciales de 182 delegaciones y consideró que eran válidas. Además, de conformidad con la decisión adoptada por el Comité en su reunión final, el Presidente del Comité de Credenciales, actuando en nombre del Comité, examinó y consideró que eran válidas otras tres credenciales. El número total de credenciales consideradas válidas ascendió por tanto a 185.

30. En su primera reunión, el Comité examinó las credenciales de los miembros de la delegación de Afghanistán, encabezada por el "Excmo. Sr. Profesor Burhanuddin Rabbani, Presidente del Estado Islámico de Afghanistán". El Comité, tomando nota de la decisión del Comité de Credenciales de la Asamblea General de las Naciones Unidas de postergar toda decisión sobre las credenciales de los representantes de Afghanistán a la primera reunión de la Asamblea General del 11 de octubre de 1996, decidió también postergar toda decisión sobre sus credenciales. El Comité tomó nota de que, en virtud de lo dispuesto en el Artículo 4 del Reglamento de la Cumbre, los representantes tenían derecho a participar provisionalmente en la Cumbre en espera del informe del Comité sobre sus credenciales. La delegación de la República Islámica de Pakistán pidió a la Secretaria General de la Cumbre Mundial sobre la Alimentación que "hiciera constar en acta su reserva con respecto a las credenciales de la delegación de Afghanistán, encabezada por el Profesor Burhanuddin Rabbani, presente en la Cumbre Mundial sobre la Alimentación".

DOCUMENTOS DE LA CUMBRE

31. Además de los documentos que se enumeran en el documento WFS 96/INF/3 Rev.1 (Anexo V), se distribuyeron también de antemano y se pusieron a disposición durante la Cumbre una serie de tres volúmenes de documentos técnicos de referencia y un volumen que contenía una síntesis de los documentos susodichos.

CLAUSURA DE LA CUMBRE

32. La Cumbre Mundial sobre la Alimentación concluyó su labor y se declaró clausurada el 17 de noviembre de 1996 a las 12:15 horas. Las declaraciones de clausura del Director General y del Presidente de la Cumbre se recogen en el Anexo VI.

_____________________

* Las declaraciones hechas en la Cumbre, junto con todas las declaraciones presentadas por escrito en el ejercicio del derecho de respuesta, se reproducirán en el curso de 1997 en la Parte segunda del presente informe.


ANEXO I: Declaraciones

Su Santidad el Papa Juan Pablo II

Excmo. Sr. Oscar Luigi Scalfaro, Presidente de la República Italiana

Excmo. Sr. Boutros Boutros-Ghali, Secretario General de las Naciones Unidas

Sr. Jacques Diouf, Director General de la FAO

Excmo. Sr. Romano Prodi, Presidente del Consejo de Ministros de la República Italiana y Presidente de la Cumbre Mundial sobre la Alimentación

Sr. Francesco Rutelli, Alcalde de Roma

Excmo. Sr. José Ramón López Portillo, Presidente Independiente del Consejo de la FAO

Excmo. Sr. Pedro Medrano Rojas, Presidente del Comité de Seguridad Alimentaria Mundial de la FAO


Su Santidad el Papa Juan Pablo II - 13 de noviembre de 1996

Señor Director General,
Señor Secretario General de la Organización de las Naciones Unidas,
Excelencias,
Señoras y Señores:

Con particular gratitud respondo a vuestra amable invitación a dirigirme a las delegaciones de los ciento noventa y cuatro países que participan en la Cumbre Mundial sobre la Alimentación. Os agradezco vuestra cordial acogida. Compartiendo vuestras preocupaciones, quiero reconocer y alentar vuestros esfuerzos por ayudar a niños, mujeres, ancianos y familias que sufren hambre o no pueden alimentarse convenientemente. Para responder de manera adecuada a las dramáticas situaciones que se producen en numerosos países, tenéis la responsabilidad de estudiar los problemas técnicos y proponer soluciones razonables.

En los análisis que han acompañado a los trabajos de preparación de vuestro encuentro, se recuerda que más de ochocientos millones de personas sufren aún de desnutrición y que, a menudo, es difícil encontrar inmediatamente soluciones para mejorar con rapidez situaciones tan dramáticas. Sin embargo, debemos buscarlas juntos, para que ya no convivan personas hambrientas y personas que viven en la opulencia, personas muy pobres y otras muy ricas, personas que carecen de lo necesario y otras que derrochan mucho. La humanidad no soporta estos contrastes entre la pobreza y la riqueza.

Corresponde a las naciones, a sus dirigentes, a sus responsables económicos y a todas las personas de buena voluntad buscar todas las posibilidades de compartir más equitativamente los recursos, que no faltan, y los bienes de consumo; al compartirlos, todos manifiestan su sentido fraterno. Es necesaria también «la determinación firme y perseverante de empeñarse por el bien común; es decir, por el bien de todos y cada uno, para que todos sean verdaderamente responsables de todos» (Sollicitudo rei socialis, 38). Con este espíritu, conviene cambiar la mentalidad y las costumbres por lo que concierne a los estilos de vida y a la relación con los recursos y los bienes, así como educar en la atención al prójimo y a sus necesidades legítimas. Es de desear que vuestras reflexiones inspiren también medidas concretas, que constituyan medios de lucha contra la inseguridad alimentaria, de la que son víctimas demasiados hermanos nuestros en la humanidad porque, a nivel mundial, nada cambiará si los responsables de las naciones no toman en cuenta los compromisos escritos en vuestro plan de acción, para realizar políticas económicas y alimentarias fundadas no sólo en los beneficios, sino también en la participación solidaria.

Como habéis constatado, las consideraciones demográficas no podrían, por sí mismas, explicar la deficiente distribución de los recursos alimentarios. Es preciso renunciar al sofisma que consiste en afirmar que «ser numerosos, significa condenarse a ser pobres». Mediante sus intervenciones, el hombre puede modificar las situaciones y responder a sus crecientes necesidades. La educación asegurada a todos, los equipos adaptados a las realidades locales, las políticas agrícolas juiciosas y los circuitos económicos equitativos pueden constituir factores que, a largo plazo, produzcan efectos positivos. Una población numerosa puede ser fuente de desarrollo, puesto que implica intercambios y demandas de bienes. Evidentemente, esto no quiere decir que el crecimiento demográfico pueda ser ilimitado. Toda familia tiene deberes y responsabilidades propias en este campo, y las políticas demográficas de los Estados deben respetar la dignidad de la naturaleza humana, así como los derechos fundamentales de las personas. Pero sería ilusorio creer que una estabilización arbitraria de la población mundial o, incluso, su disminución, podrían resolver directamente el problema del hambre: sin el trabajo de los jóvenes, sin la aportación de la investigación científica y sin la solidaridad entre los pueblos y entre las generaciones, los recursos agrícolas y alimentarios serán probablemente cada vez menos seguros, y los sectores más pobres de la población seguirán estando por debajo del umbral de pobreza y excluidos de los circuitos económicos.

Conviene reconocer asimismo que si muchas poblaciones están sometidas a condiciones de inseguridad alimentaria eso se debe, con frecuencia, a situaciones políticas que les impiden trabajar y producir normalmente. Pensemos, por ejemplo, en los países devastados por conflictos de todo tipo o que soportan el peso a veces asfixiante de una deuda externa, en los refugiados obligados a abandonar sus tierras y, con demasiada frecuencia, privados de asistencia, y en las poblaciones víctimas de embargos impuestos sin suficiente discernimiento. Hay situaciones que requieren el uso de medios pacíficos para resolver las controversias o las diferencias que puedan surgir, como sugiere, por otra parte, el Plan de acción de la cumbre mundial sobre la alimentación (cf. n. 14).

Sé, ciertamente, que entre vuestros compromisos más importantes a largo plazo figuran las formas de inversión en el sector agrícola y alimentario. Se impone aquí una comparación con las sumas empleadas para armamentos o con los gastos superfluos que realizan habitualmente los países más desarrollados. Es preciso tomar con urgencia algunas medidas para que, tanto a nivel nacional e internacional como en las diferentes comunidades y familias, se pueda disponer de medios importantes para garantizar en la mayoría de los países la seguridad alimentaria, factor de paz, que no consiste sólo en crear importantes reservas alimentarias sino, sobre todo, en dar a cada persona y a cada familia la posibilidad de disponer de alimento suficiente en cualquier momento.

Tenéis el propósito de asumir compromisos exigentes en estos campos, especialmente en su dimensión económica y política. Queréis buscar los medios más adecuados para favorecer la producción agrícola local y la protección de los terrenos agrícolas, conservando al mismo tiempo los recursos naturales. Las propuestas contenidas en el Plan de acción pretenden asegurar, mediante iniciativas políticas y disposiciones legislativas, una justa repartición de la propiedad productiva, la promoción de la actividad agrícola asociativa y cooperativa, así como la protección del acceso a los mercados, en favor de las poblaciones campesinas. Habéis formulado, además, sugerencias para la ayuda internacional a los países más pobres y para una definición equitativa de los términos del intercambio y del acceso al crédito. Todo esto sería ciertamente insuficiente, si no fuera acompañado por esfuerzos al servicio de la educación de las personas en la justicia, la solidaridad y el amor a todo hombre, que es un hermano. Los elementos contenidos en vuestros diferentes compromisos podrán transformarse en fuerzas capaces de vivificar las relaciones entre los pueblos, mediante un intercambio constante, «una verdadera "cultura del dar", que debería preparar a todos los países para afrontar las necesidades de los menos favorecidos», como ya dije con ocasión del 50º aniversario de la FAO (cf. Discurso del 23 de octubre de 1995, n. 4; L'Osservatore Romano, edición en lengua española, 3 de noviembre de 1995, p. 9). La seguridad alimentaria será el fruto de decisiones inspiradas en una ética de la solidaridad, y no sólo el resultado de operaciones de ayuda.

En la carta apostólica Tertio millennio adveniente, escrita para la preparación del jubileo del año 2000, he propuesto iniciativas concretas de solidaridad internacional. He creído un deber pensar en «una notable reducción, si no en una total condonación, de la deuda internacional, que grava sobre el destino de muchas naciones» (n. 51). La semana pasada, cuando recibí a la Asamblea plenaria del Consejo pontificio Justicia y paz, reafirmé la estima de la Iglesia por algunos compromisos asumidos por la comunidad internacional. Renuevo aquí mi apoyo, para que se lleven a cabo las iniciativas emprendidas. Por su parte, la Iglesia está decidida a proseguir sus esfuerzos, a fin de iluminar a quienes tienen que tomar decisiones importantes por sus consecuencias. En su reciente documento El hambre en el mundo, un desafío para todos: el desarrollo solidario, el Consejo pontificio «Cor unum» ha formulado algunas propuestas destinadas a favorecer una repartición más equitativa de los recursos alimentarios que, gracias a Dios y al trabajo del hombre, no faltan hoy ni faltarán mañana. La buena voluntad y políticas generosas deberían estimular el ingenio de los hombres, para satisfacer las necesidades vitales de todos, en virtud del destino universal de los recursos de la tierra.

Excelencias, señoras y señores, como habéis comprendido, podéis contar con al seguridad de mi apoyo, y la presencia de una misión de observación ante la Organización de las Naciones Unidas para la Agricultura y la Alimentación debería bastaros para garantizar el interés con que la Santa Sede sigue vuestros trabajos y vuestros esfuerzos por eliminar del planeta el azote del hambre. Conocéis, por otra parte, en qué medida los hijos de la Iglesia católica están presentes en el seno de numerosas organizaciones locales que trabajan para que los países pobres puedan mejorar su producción y descubrir por sí mismos, «dentro de la fidelidad a su peculiar modo de ser, los medios para su progreso social y humano» (Pablo VI, Populorum progressio, 64).

Me complace recordar que el lema de la Organización que nos acoge es Fiat panis, y que este lema evoca la oración más querida a todos los cristianos, la que les ha enseñado Jesús mismo: «Danos hoy nuestro pan de cada día». Así pues, trabajemos juntos sin descanso para que todos, en cualquier lugar, puedan poner sobre su mesa el pan para compartir. Que Dios bendiga a todos los que lo producen y se alimentan con él.


Excmo. Sr. Oscar Luigi Scalfaro, Presidente de la República Italiana - 13 de noviembre de 1996

Distinguidos Jefes de las Delegaciones,
Señor Secretario General de las Naciones Unidas,
Señor Director General de la FAO:

En nombre del pueblo italiano y en el mío propio les doy a todos una cordial bienvenida y les expreso mi sincero agradecimiento.

La presencia de tantos Jefes de Estado y de Gobierno pone de manifiesto la importancia de esta asamblea convocada en Roma.

Se trata de una asamblea política que quiere afrontar un problema humano gravísimo, en el que la justicia está sometida a una dura prueba: el problema de los que tienen suficientes medios de vida quienes no los tienen, de quienes pueden derrochar y derrochan y quienes mueren de hambre y desnutrición.

Bastaría esta tremenda diferencia para recordarnos que la verdadera importancia de esta reunión no está en el plano político, sino en el de la conciencia humana.

Los firmantes de la Carta de San Francisco sabían sin lugar a dudas que la constitución de las Naciones Unidas abría una página nueva en la historia de la humanidad, porque por primera vez se reconocían los derechos fundamentales inviolables de las personas, derechos que tienen sus raíces en la propia naturaleza del ser humano, en el derecho positivo de los pueblos y de los Estados, y se convertían en una base esencial irrenunciable en el ámbito de las relaciones entre los propios Estados.

Hoy, pues, en la primera Cumbre de Jefes de Estado y de Gobierno dedicada al tema de la seguridad alimentaria, debe quedar claro para todos que el objeto de nuestras reflexiones y, como espero, de nuestro compromiso, es el reconocimiento de un derecho natural de la persona humana, del cual se deriva el deber común de tutelarlo, de hacerlo realidad, para que no quede reducido a una proclamación inútil y vacía.

No se puede admitir que siga habiendo hoy más de 800 millones de personas que no están en condiciones de satisfacer sus necesidades nutritivas elementales.

Esto es inaceptable para nosotros, Jefes de Estado y de Gobierno responsables de la vida de la comunidad internacional, pero es aún más inaceptable en el plano de la responsabilidad moral, de la cual nadie puede sustraerse.

Hay más de 800 millones de personas, hombres, mujeres, niños, que con su sufrimiento y con un gran número de muertes inocentes nos exigen la debida respuesta.

El llamamiento que surge de la desesperación de una parte muy grande de la humanidad va dirigido no sólo a los gobiernos, sino también a todos los miembros de la sociedad civil, comenzando por quienes disponen de las mayores posibilidades económicas y financieras, en muchos casos excesivas.

De este coro de voces se reciben ya signos confortantes. En el Foro de las Organizaciones no Gubernamentales se reúnen, coincidiendo con esta Cumbre, las fuerzas que actúan a diario sobre el terreno en muchas partes del mundo y luchan para salvaguardar la dignidad humana. No es una cercanía sólo simbólica, sino una indicación precisa cuyo significado no se nos escapa a nadie.

En una sede tan acreditada como ésta, me siento obligado a dar las gracias de manera especial a los voluntarios de todo el mundo que, con una intrepidez generosa y sin sustraerse al sacrificio personal, lejos del clamor de la prensa, ofrecen en muchos países un testimonio cotidiano precioso de solidaridad humana. Expresamos nuestro agradecimiento a estas personas generosas, porque con su labor espontánea y múltiple suplen a menudo las carencias de la actuación de los Estados y, en cualquier caso, la complementan en todas las circunstancias con inteligencia y sensibilidad, para satisfacer las necesidades de los más desfavorecidos.

El Foro de la Juventud, que también se reúne durante estos días en Roma, nos recuerda que tenemos que hacer frente no sólo a la emergencia del presente, sino también a unos deberes primordiales y sagrados, los que tenemos para con las generaciones futuras.

La seguridad alimentaria es uno de los derechos de la persona, pero ciertamente no el único; los derechos que plasman en su plenitud la dignidad humana son múltiples y esenciales: el derecho a la libertad política y económica, el derecho a la seguridad física y de los propios bienes, el derecho a la familia y a la casa, el derecho al trabajo, el derecho a una vida democrática efectiva y, sobre todo, como síntesis y resultado del reconocimiento efectivo de todos los mencionados, el derecho a la paz.

La paz, bien supremo para todo ser humano, para todos los pueblos, se deriva del respeto a la verdad y la justicia. El hambre no se vence por sí sola, ni una vez vencida confiere por sí sola la libertad y la dignidad a las personas.

La historia de estos últimos decenios puede enseñarnos mucho a todos sobre este tema.

Pero basta la crónica de estas jornadas para exigirnos responsabilidades, para acusarnos.

Hay muchos miles de personas como nosotros, mujeres, hombres, ancianos cansados de sufrir y niños inocentes que en su breve vida sólo han conocido la tragedia de la guerra, el hambre, la miseria, la sangre, una enorme riada humana de personas que huyen buscando la manera de salvarse y lo único que conocen es la desesperación.

Y nosotros, ¿nos limitamos a mirar?

¿Esperamos el fin de la destrucción para buscar la paz entre millares de muertos y un pequeño número de supervivientes sin esperanza? ¿Representamos nosotros la civilización, el progreso, el ejemplo de libertad y de democracia que hay que imitar?

Le damos las gracias, Señor Secretario General de las Naciones Unidas, por su sensibilidad, pero nos parece que al Consejo de Seguridad le falta una base de piedad, de justicia, de necesidad de hacer frente a un deber de civilización.

También de esta asamblea debe surgir un grito de condena para quienes hacen del exterminio una ley de conquista, y un llamamiento enérgico para que el compromiso de un organismo internacional no se convierta en una burocracia vacía de contenido.

El no a la violencia se debe traducir en una actitud firme y una toma de posición coherente, acudiendo a defender a los enfermos y los inocentes que sufren como un deber que hay que cumplir a toda costa si no se quiere perder la dignidad humana.

¿Es posible que haya quien busca obtener beneficios económicos después de consumarse las matanzas más espantosas?

No es una pregunta retórica, sino una pregunta que espera respuesta, que espera que se la desmienta.

Este es el deber, la responsabilidad, el compromiso de las Naciones Unidas.

Las Naciones Unidas nacieron para servir a las personas, a todas la personas en todas sus exigencias, en todos sus derechos, en toda sus legítimas aspiraciones.

Porque no puede haber paz si existen injusticias que se hacen sentir en la conciencia de todo verdadero hombre pidiendo venganza; no puede haber paz sin libertad, sin el respeto pleno de todos los derechos.

En esta grande empresa, Italia se une a todos los países y a todas las personas de buena voluntad.

No es casualidad que Roma tenga el privilegio de acoger tres instituciones de las Naciones Unidas, la FAO, el Programa Mundial de Alimentos y el FIDA, que desde hace muchos años movilizan con constancia y con prudencia recursos humanos y materiales para solucionar el problema del hambre en el mundo.

La gravedad de la situación que tenemos ante nosotros no debe hacernos olvidar los resultados positivos que se han alcanzado.

Deseo rendir homenaje en particular a la FAO, que ha conseguido movilizar las energías y el entusiasmo de muchos sectores de las sociedades más evolucionadas, en particular el mundo científico, a fin de poder relanzar el proyecto de una "revolución verde mundial" que consienta el acceso en un plazo breve a una alimentación equilibrada y segura para todos.

No puedo olvidar los considerables avances conseguidos en el sector de la educación y de la especialización técnica y profesional a favor de las mujeres y de los hombres a los que todavía no han llegado las conquistas del mundo moderno, así como en el reconocimiento del valor de todos los recursos humanos y de la capacidad intelectual del Tercer Mundo.

Esta Cumbre nos ofrece una gran ocasión, que no podemos perder bajo ningún concepto.

Ciertamente conseguiremos avanzar con firmeza hacia la consecución de una justicia básica para quienes luchan por la supervivencia, pero con dos condiciones:

1) Que consideremos este deber como un acto de amor, manifestación de la absoluta igualdad entre los hombres;

2) que luchemos, en pro de esta afirmación de la justicia, todos juntos, en la fraternidad que exige solemnemente la propia Declaración de Derechos Humanos de 1948.

Les deseo un trabajo fructífero, recordando que todos y cada uno de nosotros deberemos responder de este compromiso urgente y grave.


Excmo. Sr. Boutros Boutros-Ghali, Secretario General de las Naciones Unidas -
13 de noviembre de 1996

Santidad,
Señor Presidente,
Señor Director General,
Excelentísimos Señoras y Señores,
Señoras y Señores:

La Cumbre Mundial sobre la Alimentación que se inaugura hoy en Roma debe ofrecer a la comunidad internacional en su conjunto la ocasión de reafirmar la imperiosa necesidad de garantizar la seguridad alimentaria para todos.

Por ello deseo, antes que nada, felicitar al Sr. Jacques Diouf, Director General de la FAO, por haber exhortado a los países a hacer nuevos esfuerzos y adoptar nuevas iniciativas en el contexto de la Declaración de Roma y el Plan de Acción a los que está dedicada esta Conferencia.

Deseo también agradecer a las autoridades italianas su hospitalidad y su cooperación. Desde hace más de cincuenta años, Italia acoge aquí, en Roma, la Sede de la FAO. Y su Excelencia el Presidente Oscar Luigi Scalfaro acaba de reafirmar ahora mismo, de la manera más clara posible, el empeño de su país en la lucha contra el hambre.

Deseo sobre todo expresar mi profunda gratitud a Su Santidad el Papa Juan Pablo II. Con su presencia y sus palabras honra hoy, una vez más, a todo el sistema de las Naciones Unidas.

Y con ello viene a recordarnos que el problema del hambre no es sólo una cuestión económica, social o política, sino también una cuestión ética y moral.

Porque el hambre es un atentado directo no sólo contra la integridad física de la persona humana, sino también contra su dignidad misma. El hambre es un insulto a los valores fundamentales de la comunidad internacional. Y somos perfectamente conscientes de que una sociedad se condenaría al oprobio y el descrédito si, a finales del siglo XX, siguiera manteniendo lo que Su Santidad ha llamado tan acertadamente "las estructuras del hambre".

Sabemos que quedan por realizar muchos esfuerzos. Porque perdura el escándalo del hambre.

¡Todavía hoy, una de cada cuatro personas padece hambre!

¡Ochocientos millones de personas sufren desnutrición crónica!

¡Ochenta y ocho países, de los cuales casi la mitad se hallan situados en el Africa subsahariana, conocen la angustia del hambre crónica y la malnutrición!

En este mismo instante, 200 millones de niños menores de cinco años padecen malnutrición y carencias alimentarias.

¡Esto es inadmisible!

Es totalmente inaceptable ver cómo ciertas partes del mundo rebosan de alimentos, mientras que otras carecen de productos alimenticios de primera necesidad.

Es totalmente insoportable ver cómo ciertos países derrochan o destruyen alimentos, mientras que otros no pueden ni siquiera subvenir a las necesidades básicas de su población infantil.

Pues el problema del hambre no es sólo un problema de producción. Es también un problema de distribución.

Esto supone un rudo golpe para nuestro concepto de la igualdad y la justicia social.

Por ello deseo asociarme plenamente a la iniciativa que ha adoptado hoy la Organización de las Naciones Unidas para la Agricultura y la Alimentación.

Confío en que esta Cumbre Mundial sobre la Alimentación depare la ocasión para una nueva movilización general contra el hambre.

Al señalar a la atención de todos las amenazas que plantean el hambre y la malnutrición para países y regiones enteras de nuestro planeta, la Cumbre Mundial coloca claramente el problema del hambre entre las principales prioridades presentes y futuras de la comunidad internacional.

Esta es la razón por la que los objetivos de esta Cumbre de Roma se inscriben plenamente en el marco de las grandes acciones prospectivas que está llevando a cabo la Organización mundial, desde 1992, en relación con el futuro económico y social del planeta.

Por otra parte, es impresionante constatar que las Conferencias de las Naciones Unidas que se han celebrado desde esa fecha han insistido todas ellas, sin excepción, y en su ámbito de competencia, en la urgencia de encontrar un remedio para el hambre y la malnutrición.

Así, en 1992, la Conferencia de Río sobre el Medio Ambiente y el Desarrollo subrayó la necesidad de garantizar la seguridad alimentaria a todos los niveles, en el marco del desarrollo sostenible previsto en el Programa 21.

Al año siguiente, la Conferencia Mundial de Derechos Humanos, que tuvo lugar en Viena, reafirmó la necesidad de garantizar a todos el disfrute de un auténtico derecho a la alimentación.

En 1994, la Conferencia Internacional sobre Población y Desarrollo, celebrada en El Cairo, hizo hincapié en los vínculos entre crecimiento demográfico y producción de alimentos, y en la necesidad de responder de manera global a las necesidades alimentarias en constante aumento de la población.

La Cumbre Mundial sobre Desarrollo Social, celebrada en Copenhague en marzo de 1995, expresó también su firme empeño en la lucha contra el hambre, haciendo de ella un elemento fundamental para erradicar la pobreza.

La Conferencia de Beijing, por su parte, señaló con razón a la comunidad internacional la función decisiva que desempeña la mujer en la producción de alimentos, especialmente en las zonas rurales, recordando que la mujer produce más del 55 por ciento de los alimentos en todo el mundo y más del 88 por ciento en Africa.

Más recientemente, la Conferencia sobre los Asentamientos Humanos, celebrada en Estambul, demostró la importancia de establecer relaciones equilibradas entre las zonas rurales y urbanas e insistió en la importancia de las ciudades para la buena distribución de los alimentos y el abastecimiento de agua potable a la población.

Así pues, la Cumbre de Roma, representa, de algún modo, el punto culminante de esta reflexión. Y es justo que la FAO haya tomado la iniciativa de organizarla, dado que, según su Constitución, la Organización tiene el objetivo fundamental de "liberar del hambre a la humanidad".

Desde esta óptica, confío sinceramente en que esta Cumbre nos brindará la oportunidad de persuadir a la comunidad internacional de que conceda una prioridad absoluta a la seguridad alimentaria y saque las consecuencias oportunas en cuanto a las medidas que habrán de adoptarse en el futuro.

Como ustedes saben, el concepto de seguridad alimentaria se abre paso desde hace tiempo en las instituciones internacionales.

Ya en 1948, la Declaración Universal de Derechos Humanos afirmaba que "toda persona tiene derecho a un nivel de vida adecuado que le asegure, así como a su familia, la salud y el bienestar, y en especial la alimentación...".

Pero es en el Artículo 11 del Pacto Internacional de Derechos Económicos, Sociales y Culturales donde, en 1966, se afirma, con mayor claridad aún, "el derecho de toda persona a estar protegida contra el hambre". Este derecho a la alimentación tiene incluso el carácter de "derecho fundamental". Es el primer derecho económico de la persona humana.

Desde que en 1973 la FAO inscribió por vez primera el concepto de seguridad alimentaria en el orden jurídico internacional, se inició una nueva etapa.

Porque ello permitió, a escala universal, definir políticas alimentarias, aplicar estrategias de acción, presentar planes a plazo medio y establecer mecanismos para situaciones de crisis y de urgencia.

Del mismo modo, las organizaciones regionales de Asia, América Latina y Africa han ideado procedimientos y modalidades de actuación. Se han hecho progresos reales y no es exagerado decir que la seguridad alimentaria ha avanzado en todo el planeta.

Esto hace que sean aún más escandalosas las situaciones catastróficas con que nos enfrentamos todavía, especialmente en el continente africano.

Esta es la razón por la que he querido lanzar este año la Iniciativa Especial de todo el sistema de las Naciones Unidas en favor de Africa.

La finalidad de esta iniciativa, en la que participan el Banco Mundial y los principales organismos de las Naciones Unidas, es poner de relieve la necesidad de garantizar de forma más efectiva la seguridad alimentaria y el abastecimiento de agua a largo plazo en Africa. La FAO desempeñará una función decisiva en este esfuerzo.

Pero, al mismo tiempo, nos enfrentamos también con situaciones de extrema urgencia.

Mientras se desarrolla esta Cumbre, más de un millón de refugiados, hambrientos y atemorizados, vagan indefensos por las montañas y los bosques del Zaire oriental.

Por ello deseo hacer aquí un solemne llamamiento a la comunidad internacional para que socorra a estos hombres, mujeres y niños que han perdido todo y que se verán condenados a una muerte cierta a menos que reciban asistencia inmediata.

¡La comunidad internacional debe acudir en ayuda de los refugiados del Zaire!

¡Tenemos necesidad de la contribución de todos: las grandes potencias, los países donantes, los estados africanos, las organizaciones internacionales y los organismos humanitarios! ¡Se trata de una situación extrema y cada día cuenta!

Si somos capaces de hacernos cargo de esta tragedia, de forma colectiva y concertada, daremos un significado real al concepto de seguridad alimentaria mundial.

Muchas gracias.


Sr. Jacques Diouf, Director General de la FAO - 13 de noviembre de 1996

Excelentísimo Señor Presidente de la República Italiana,
Excelentísimos Señoras y Señores Jefes de Estado y de Gobierno,
Excelentísimo Señor Secretario General de las Naciones Unidas,
Excelentísimos Señoras y Señores Jefes de Delegación,
Excelentísimos Señoras y Señores:

Henos aquí reunidos en esta ciudad eterna de la latinidad, en la que, desde los remotos tiempos de César, convergen todos los caminos de los grandes movimientos panhumanos.

No es una casualidad que, al igual que antaño en el Foro de Trajano, los pueblos del mundo, unidos por una voluntad común de solidaridad, fraternicen hoy frente a las ruinas del Palatino envueltas en un halo de majestad imperial.

Nuestro encuentro se celebra, pues, bajo los auspicios de la Historia, el Arte, la Filosofía y la Cultura, que son la esencia del Humanismo.

En efecto, sería imposible captar el sentido profundo de la Cumbre Mundial sobre la Alimentación si se la contemplara solamente a través del prisma deformador de la técnica, la economía y la política.

¿Qué es lo que justifica el desplazamiento de las más altas autoridades de la Comunidad Internacional?

Ante todo, la pertenencia a un mismo género humano, formado por seres con iguales derechos y obligaciones, dentro del cual, en palabras del escritor argentino Jorge Luis Borges, "un hombre cualquiera es todos los hombres".

En segundo lugar, el hecho de que los 5 700 millones de hombres y mujeres de todas las edades vivan ahora, gracias a los progresos de las comunicaciones, en una aldea que ha adquirido una dimensión planetaria.

Y, sobre todo, el hecho de que el ideal platónico de la "ciudad justa" haya arraigado profundamente en el corazón de todos los seres humanos, ya que, como enseña Confucio, "el hombre de bien coloca la justicia por encima de todo".

Así pues, la "Declaración de Roma", que se somete a vuestra aprobación, recuerda principios universales que se asientan sobre fundamentos éticos.

La Declaración reafirma "el derecho de toda persona a tener acceso a alimentos sanos y nutritivos".

Considera "intolerable que más de 800 millones de personas de todo el mundo, y en particular de los países en desarrollo, no dispongan de alimentos suficientes para satisfacer sus necesidades nutricionales básicas".

Proclama "la voluntad política y la dedicación común y nacional a conseguir la seguridad alimentaria para todos con el objetivo inmediato de reducir el número de personas desnutridas a la mitad de su nivel actual no más tarde del año 2015".

También precisa que "los alimentos no deberían utilizarse como instrumento de presión política y económica".

Pero, una ética que no tenga el respaldo de una "praxis" conduce al formalismo y la abstracción estériles de la Escolástica.

Era indispensable que los principios morales se complementaran con un plan de acción concreto.

Fue así como se negociaron siete compromisos para permitir "el acceso físico y económico de todos en todo momento a alimentos suficientes y adecuados".

Para ello, será necesario:

Sin embargo, por generosas que sean estas decisiones internacionales, se corre el riesgo, de que, transcurridos varios años, a la hora de hacer un balance, quede el sabor amargo de las esperanzas fallidas, a menos que se adopten, desde este mismo momento, medidas para que tales decisiones se traduzcan en proyectos y programas a nivel nacional.

Porque es en el plano nacional donde está el centro de las decisiones operacionales. Es en ese plano, y sólo en él, donde se pueden introducir los cambios cualitativos y cuantitativos capaces de hacer evolucionar los indicadores de la seguridad alimentaria en sentido positivo y de permitir la elección de vías de desarrollo que conserven unos recursos naturales ya explotados en exceso y garanticen la equidad social en la distribución de la riqueza generada por el crecimiento de la agricultura.

Este es el motivo de que la Organización de las Naciones Unidas para la Agricultura y la Alimentación vaya a colaborar con los Estados Miembros en la preparación del marco apropiado para esta acción concreta. La Organización ha comenzado además a construir, para el éxito de esta tarea colosal, los cimientos de unas estrechas relaciones con sus socios del sistema de las Naciones Unidas y de las instituciones financieras internacionales, los organismos bilaterales y multilaterales y las organizaciones no gubernamentales.

El Programa Especial para la Seguridad Alimentaria en los 82 países de bajos ingresos y con déficit de alimentos, aprobado por los Estados Miembros con objeto de convertirlo en el centro de gravedad de la lucha contra la pobreza rural, ya está en marcha en 15 países, y se prevé extenderlo pronto a otros países de ese grupo. Dicho programa debe permitir mejorar la productividad mediante la transferencia apropiada de tecnología y garantizar la producción gracias a la captación de agua y a pequeños sistemas de riego realizados en un marco de participación popular.

Se trata de un punto de anclaje concreto para la puesta en práctica, sobre el terreno, de las políticas encaminadas a aumentar las disponibilidades en los países que no tienen recursos suficientes para adquirir en el mercado internacional los complementos necesarios para satisfacer sus necesidades de alimentos.

El apoyo de varios países desarrollados y la participación de países en desarrollo avanzados, en el marco de la cooperación Sur-Sur, han dado ya un nuevo impulso y una mayor amplitud a este programa. A medida que aumenten las disponibilidades financieras, el programa rebasará progresivamente los aspectos participativos de la producción para ampliarse a las cuestiones técnicas y socioeconómicas del almacenamiento, la comercialización, la transformación, la propiedad de la tierra, el acceso a los insumos y los productos y, finalmente, el empleo.

El programa de lucha preventiva contra las plagas y enfermedades transfronterizas de animales y plantas, que tiene como elementos prioritarios la lucha contra la peste bovina y la langosta del desierto, debe permitir conservar los frutos del arduo trabajo y el sudor de los productores. El programa de desarrollo sostenible contenido en el Programa 21 de la Cumbre para la Tierra constituye el último elemento de la trilogía ofensiva de carácter estratégico que busca invertir el curso del destino trágico de las víctimas del hambre, la malnutrición y la pobreza.

Pero la Organización de las Naciones Unidas para la Agricultura y la Alimentación debía mejorar y adaptarse a nuevas condiciones para estar a la altura de la confianza que los Estados Miembros han depositado en su capacidad para desempeñar una función impulsora determinante en la única batalla que merece la pena combatir, la que conduce a proteger la vida y consolidar las bases de la paz. Es lo que la Organización ha hecho en apenas tres años, con la ayuda de sus Organos Rectores, cambiando sus prioridades, sus estructuras y su política.

Dentro de pocos días se presentará un primer balance de este esfuerzo a un grupo de personalidades eminentes de distintas procedencias geográficas y culturales, para recabar su opinión con vistas a transmitirla a los Estados Miembros. Así pues, es una Organización fortalecida y cambiada que va a afrontar, con vuestra colaboración, el desafío de la seguridad alimentaria mundial, en los albores de un tercer milenio que, si no se mantiene la vigilancia, podría ser el de las guerras por el agua y los alimentos.

Cabría sin duda preguntarse por las posibilidades de éxito de nuestra iniciativa en un mundo en el que los gobiernos parecen aceptar, sin inmutarse, que se reduzca el presupuesto de la organización del sistema de las Naciones Unidas a la cual han confiado la tarea de acudir en ayuda de más de 800 millones de personas que sufren hambre y malnutrición. Y, sin embargo, este presupuesto es inferior al gasto en alimentos para perros y gatos en sólo seis días en nueve países desarrollados, y representa menos del 5 por ciento de lo que gastan anualmente los habitantes de un solo país desarrollado en productos para adelgazar, es decir para combatir la sobrealimentación.

Es también indudable que el egoísmo, el escepticismo y el cinismo arrojan a veces sombras sobre los caminos luminosos de la esperanza, pero el fulgor de la generosidad, la confianza y la bondad acaba siempre por reflejarse en el esplendor y la claridad radiantes de los milagros de la conciencia, de la que el ensayista francés Alain decía que "opone siempre lo que es a lo que debería ser".

Es también esta fe la que nos hace escrutar, bajo el azul del firmamento, el horizonte del futuro, ya que compartimos la certidumbre del filósofo alemán Kant quien, en su "Metafísica de las costumbres", recordaba que "todos los elogios del ideal de la Humanidad, considerada en su perfección moral, no podrían perder su realidad práctica, por poco que fuese, como consecuencia de ejemplos en contrario que muestren lo que son actualmente los hombres, lo que han sido y lo que serán con toda probabilidad".

En efecto, estamos convencidos de que dos años y medio de preparación de la Cumbre y de los documentos técnicos sobre los múltiples aspectos de la problemática alimentaria han propiciado una mejor información y una sensibilización adecuada de la opinión pública y de los responsables políticos.

Por añadidura, el proceso participativo ha permitido que se entablara un diálogo entre los diferentes interlocutores, a saber:

Por último, todas estas actividades han sido objeto de amplias reseñas en los medios de información que, a través de poderosos instrumentos, han permitido llevar hasta los hogares ricos del mundo el drama del hambre de los pobres.

Esta sensibilización y esta toma de conciencia constituyen el fundamento de nuestra convicción de que los Estados ricos acabarán por orientar su asistencia hacia las actividades preventivas, para limitar la magnitud de crisis costosas, como la que lamentablemente aflige hoy de nuevo a la región de los grandes lagos de Africa, y que muy a menudo habrían podido evitarse con programas adecuados de desarrollo.

Tantos esfuerzos no pueden dejar de influir en las actitudes y comportamientos, en la percepción y la comprensión de la amplitud del drama de quienes, además de no tener pan, a menudo tampoco tienen voz.

Tantos esfuerzos no pueden dejar de provocar una sacudida saludable y liberadora en beneficio de una amplia campaña mundial encaminada a conseguir "alimentos para todos".

Por este motivo deseo en primer lugar rendir homenaje a ustedes que, con su presencia, han demostrado que la miseria de los desheredados y de los grupos vulnerables, sobre todo las mujeres y los niños, merecían el esfuerzo del desplazamiento y un poco del precioso tiempo de ustedes.

Con ello han demostrado que "nada humano les es ajeno" y que la cuestión de saber cómo alimentar a 3000 millones de personas más para el año 2030 justificaba ampliamente una Cumbre de Jefes de Estado y de Gobierno, por vez primera en los cincuenta años de existencia de la Organización de las Naciones Unidas para la Agricultura y la Alimentación.

Deseo también dar las gracias a Su Santidad el Papa Juan Pablo II por su mensaje de fe, tan necesario en un momento en que el mercado y el dinero parecen haberse convertido en los valores supremos de la generación actual.

Vaya también mi agradecimiento al Gobierno de Italia, que no ha escatimado esfuerzos políticos, diplomáticos y materiales y cuya contribución ha sido determinante para el éxito de la Cumbre.

Sin duda es infinito mi reconocimiento por la colaboración múltiple de los Estados Miembros y de los diferentes asociados en el sector del desarrollo, que nos han ofrecido su apoyo y su aliento en momentos a menudo difíciles.

Deseo asimismo expresar el orgullo que siento por estar al frente de los funcionarios de la FAO que, de modo discreto y anónimo, han trabajado día y noche por el buen éxito de esta empresa. Sin su competencia, su eficacia, su entrega y su abnegación, nada de todo lo que ustedes están presenciando hoy aquí habría sido posible.

Pero, sobre todo, quiero manifestar cuán grande es mi fortuna por estar rodeado del cálido afecto de mi esposa y mis hijos, sin cuyo amor y cuya paciencia no habría tenido nunca la fuerza y la serenidad indispensables para responder al desafío de la organización de una Cumbre mundial.

Por último ustedes, Jefes de Delegación, se dignarán sin duda permitirme que les dirija un ferviente llamamiento a fin de que estudien desde ya posibles medidas para que la profesión de fe y los compromisos de esta Cumbre se traduzcan en actos.

Al aprobar la "Declaración de Roma" y el Plan de Acción dos semanas antes de la Cumbre, el Comité de Seguridad Alimentaria Mundial de la FAO les ha dado, por primera vez en la historia de las Cumbres del Sistema de las Naciones Unidas, la ocasión de centrar su reflexión no en la búsqueda de un consenso, sino en la identificación de las acciones concretas que cada uno de ustedes prevé realizar para que se respeten los solemnes compromisos adquiridos ante la comunidad internacional.

Confío en que esta Cumbre Mundial, la última del siglo y del milenio, les brinde la ocasión de hacer renacer en el corazón de los pueblos que sufren un poco de consuelo y muchas esperanzas.

Confío en que ustedes, personas del poder, desmientan la tesis del filósofo Goethe, quien afirmaba en sus "Pensamientos" que "el hombre de acción carece siempre de conciencia; sólo la tiene el contemplativo".

Al dar aquí en Roma, cuna de una de las más brillantes civilizaciones humanas, la prueba irrefutable de que son personas de corazón, habrán demostrado la actualidad de las palabras del filósofo griego Protágoras, quien, en sus "Discursos demoledores" decía que "el hombre es la medida de todas las cosas, de las que son en tanto que son y de las que no son en tanto que no son".

Les doy las gracias por su amable atención.


Excmo. Sr. Romano Prodi, Presidente del Consejo de Ministros de la República Italiana y Presidente de la Cumbre Mundial sobre la Alimentación - 13 de noviembre de 1996

Señoras y Señores Jefes de las Delegaciones,
Señor Secretario General de las Naciones Unidas,
Señor Director General de la FAO:

Ante todo, deseo agradecer a la Cumbre el honor que ha tenido a bien concederme nombrándome Presidente de sus actividades. Estoy muy reconocido por este privilegio. También estoy reconocido por la elección de Roma como sede de la Conferencia que tengo el honor de inaugurar hoy y que confío que pueda merecer el calificativo de histórica.

Deseo recordar en primer lugar las grandes Conferencias que han convocado las Naciones Unidas en los últimos años para ocuparse de los problemas importantes de un mundo que está a las puertas del tercer milenio: la Conferencia sobre el Medio Ambiente y el Desarrollo de Rio de Janeiro, la Conferencia Internacional sobre Nutrición de Roma, la Conferencia de Derechos Humanos de Viena, la Conferencia Internacional sobre Población y Desarrollo de El Cairo, la Cumbre Mundial sobre Desarrollo Social de Copenhague, la Cuarta Conferencia sobre la Mujer de Beijing y la Conferencia sobre Asentamientos Humanos - Hábitat II de Estanbul.

La Cumbre de Roma sobre la Alimentación es el último eslabón de este diálogo. Un diálogo que las Naciones Unidas han mantenido de manera coherente con su mandato y con su composición y vocación universal. Un diálogo concentrado en el examen de los grandes temas del progreso social, económico y humano de las generaciones presentes y futuras. Deseo expresar un agradecimiento especial a la FAO por haber convocado y organizado esta Conferencia. Quiero poner de relieve la particular competencia de esta Organización, así como su disponibilidad para asumir responsabilidades especiales para la puesta en práctica de las que serán nuestras decisiones.

Considero que me hago eco de un deseo común al expresar la esperanza de que nuestro trabajo lleve a conclusiones ambiciosas y a compromisos precisos, encaminados a conseguir resultados de largo alcance. Las situaciones de urgencia presentes nos obligan a aplazar problemas que encontraremos en el futuro. Deseo aludir inmediatamente a uno que está impresionando de manera particular en estos días a la opinión pública mundial: el grave deterioro de la situación en la región de los Grandes Lagos, en relación con la cual el mismo Consejo de Seguridad de las Naciones Unidas ha atraído la atención internacional hace unos días y ha invitado a los Estados Miembros a que adopten medidas humanitarias. Deseo vivamente, y tengo intención de actuar en consecuencia, que estas medidas se lleven adelante con prontitud y decisión, de manera que se pueda aliviar lo antes posible el sufrimiento de poblaciones que son víctimas de la situación actual.

El tema de la seguridad alimentaria ocupa un lugar central en el ámbito del desarrollo sostenible, considerado por todos como un objetivo prioritario e ineludible de la comunidad internacional. Este problema es cada vez más complejo. Hemos llegado a un punto en el que no se puede valorar y afrontar si no es en un marco de ámbito mundial, sólo de esta manera se pueden ver con claridad las múltiples facetas del problema de la seguridad alimentaria. La complejidad se pone de manifiesto en el Plan de Acción que debemos definir aquí: en los compromisos que se adquieran a partir de dicho Plan de Acción se deberá tener en cuenta esto.

Todos conocemos bien los tres componentes fundamentales de lo que llamamos "seguridad alimentaria": disponibilidad de alimentos, estabilidad de dicha disponibilidad y acceso a los alimentos. Queremos y debemos actuar en relación con los tres componentes, por lo que es necesario adoptar una serie de medidas. En primer lugar, es preciso un esfuerzo para garantizar y aumentar la producción agrícola, respetando el equilibrio del medio ambiente. Para esto hay que movilizar los recursos humanos, financieros y científicos necesarios. En segundo lugar, hay que seguir combatiendo la pobreza. Para ello hay que actuar en las esferas de la educación y la formación y el reconocimiento del valor del factor humano, en particular la función de la mujer, en unas condiciones que garanticen la tutela de los derechos humanos, la democracia y el buen gobierno.

Debido a esto, creo que se puede afirmar que la seguridad alimentaria constituye el fundamento no sólo de toda política de desarrollo, sino también de cualquier programa de equilibrio social, de estabilidad política y de dignidad de la existencia de cada persona.

Confío en que la intensa labor que iniciamos hoy nos conduzca a la aprobación de un Plan de Acción que se pueda aplicar a nivel local, nacional, regional y mundial. Para ello contamos con la contribución de las reflexiones y de la experiencia de todos los países y organismos aquí representados. El problema es complejo: en la búsqueda de soluciones intervienen numerosos protagonistas, y cada uno de ellos tiene que hacerse cargo de responsabilidades concretas. El sistema de las Naciones Unidas, y en su ámbito la FAO en particular, llevarán a la práctica las medidas oportunas de cooperación. Sin embargo, deberán contar con el apoyo de las políticas que adopten los gobiernos en el plano nacional. En efecto, todos los países tienen el derecho y el deber de definir la orientación del propio desarrollo y de crear las condiciones para un crecimiento económico y social con un objetivo de desarrollo sostenible y promoción de la persona humana. En este sentido, las conclusiones de esta Cumbre serán el punto de referencia de los futuros debates sobre los problemas de alcance mundial. Estoy pensando en particular en la Conferencia de la Organización Mundial del Comercio que se reunirá en diciembre en Singapur.

La contribución de todos los componentes de la sociedad civil será esencial para que puedan aunarse los recursos públicos y privados. Deseo recordar con profundo agradecimiento a este respecto las consultas mantenidas durante el mes de septiembre, con preparación de la Cumbre, entre la FAO y un número superior de 200 organizaciones no gubernamentales de más de 70 países. A las organizaciones no gubernamentales que en estos días celebran un foro de gran importancia en Roma dirijo en nombre de la Cumbre un caluroso saludo.

Recordemos el derecho inalienable a la eliminación del hambre y la malnutrición proclamado solemnemente en esta misma ciudad por la Cumbre Mundial de la Alimentación de 1974. Recordemos y reafirmemos este derecho en el momento en el que nos fijamos el objetivo de reducir para el año 2015, es decir, dentro de una generación, el número de personas desnutridas a la mitad. Es un compromiso que adquirimos ante la historia en aras de nuestras obligaciones para con las generaciones futuras.


Sr. Francesco Rutelli, Alcalde de Roma - 13 de noviembre de 1996

Señor Presidente,
Señor Secretario General de las Naciones Unidas,
Director General de la FAO,
Distinguidos huéspedes:

Tengo el honor de darles la bienvenida en nombre de la ciudad de Roma. No se trata de un saludo meramente formal, sino de una expresión sincera y llena de emoción.

Roma se siente orgullosa de acoger a la FAO y a la familia de las Naciones Unidas, el Organismo que se ocupa de los problemas de la alimentación en el mundo. Roma tiene el honor de hospedar esta Conferencia que será seguida con mucha atención y gran confianza desde muchas partes del mundo. Roma se siente complacida de poder contribuir con espíritu de amistad y cooperación a la Cumbre de la FAO y los demás acontecimientos que tendrán lugar en los próximos días. Esta antiquísima ciudad, dio origen a dos ideas que se han difundido ampliamente en gran parte de la cultura y la historia de la humanidad. Son palabras que tienen que ver con la tierra y la agricultura: la palabra "agri-mensura" y la palabra "lime", es decir, medidas y límites.

Todos necesitamos delimitar los campos, colocar las piedras que indican los límites, y podemos recordar, a este propósito, el gesto de Rómulo, quien, según la tradición, creó la ciudad de Roma hace 2 749 años. Lo hizo con un arado, con el cual trazó, de hecho, los límites en que se encuentra la FAO.

Voy a decir algo que tal vez no sea muy diplomático. Quisiera pedir a ustedes, que representan a los Gobiernos del mundo, que sean también tan concretos e inmediatos como lo eran nuestros antepasados. El poeta latino Ovidio escribió acerca del "cautus mensor", que midió y dividió la tierra. Ustedes que se han reunido aquí en Roma, pueden hacer un llamamiento a los seres humanos de todo el mundo, para que compartan un mensaje común de responsabilidad por el pan, la vida, el desarrollo, la autosuficiencia alimentaria y la cancelación de la deuda de los países más pobres.

La pobreza absoluta es el escándalo del mundo al final de este milenio. El hambre que padecen muchos de nuestros hermanos y hermanas tiene que ser erradicado de la tierra y gracias a la tierra, que pertenece a todos. Doy, pues, la bienvenida a todos ustedes a Roma.

Mañana por la tarde, junto con muchos de nuestros conciudadanos, celebraremos una marcha desde el Capitolio al Coliseo, atravesando todo el Foro Romano, como signo de fraternidad y de la confianza que tenemos en vuestra labor. La ciudad de Roma extiende su mano a todos ustedes sabiendo que a través de ustedes extendemos nuestra mano al mundo. Les deseo el máximo éxito en sus trabajos.


Excmo. Sr. José Ramón López Portillo, Presidente Independiente del Consejo -
13 de noviembre de 1996

Sus Majestades,
excelentísimos jefes de Estado y de Gobierno,
excelentísimos ministros y jefes de delegación,
excelentísimo señor Secretario General de las Naciones Unidas, señor Director General de la FAO.

Permítame señor Presidente expresarle mi felicitación por su elección a esta Cumbre.

Señor Presidente, la Cumbre que hoy inicia representa el último gran esfuerzo de este siglo y el primero del próximo por cumplir una vieja promesa la de los alimentos para todos y la nueva promesa de lograrlo de manera sostenible. No es por tanto la culminación de un proceso, sino un nuevo comienzo en el cual la voluntad política que se manifiesta hoy al más alto nivel permitirá concebir e implantar una estrategia de seguridad alimentaria más exitosa que en el pasado.

Cuando el Director General propuso la celebración de esta Cumbre, el Consejo se preocupó por convocar a los Países Miembros para que adoptasen un papel activo en apoyo de la propuesta y para finalizar los trabajos preparativos de manera exitosa y en un tiempo sin precedentes.

La apertura y la participación democrática exigieron el involucramiento pleno de organizaciones de Naciones Unidas y la concurrencia de organizaciones no gubernamentales, académicos y científicos y empresas privadas.

Con miras a evitar duplicaciones y lograr mayor eficiencia se tomaron muy en cuenta esfuerzos concurrentes derivados de otras conferencias internacionales recientes y se estudiaron modalidades de seguimiento y corrección al más alto nivel en los ámbitos nacionales, regionales y en el de las Naciones Unidas. La preparación de la Cumbre llegó así a un debate más complejo, multidisciplinario y multiparticipativo que será necesario institucionalizar para ofrecer permanentemente las condiciones de un diálogo y de un sistema de toma de decisiones y coordinación de acciones que involucre a todas las instancias. De no lograrlo, y si continuamos debilitando el sistema de las Naciones Unidas, correremos el riesgo de confrontaciones ruinosas de la violencia y la opresión como formas para dirimir divergencias entre pueblos y la angustia de los países, con la agravante de que hoy la economía global y la interconexión de los problemas sociales y ecológicos amenazarían a toda la humanidad.

Todas las instancias están pues llamadas a contribuir coordinadamente para superar la agonía de quienes padecen hambre y desnutrición. Por ello esta cumbre versa sobre la gente y no sólo sobre los alimentos, sobre el problema ético y moral que representa el hambre y la desnutrición. Trata sobre la vida, sobre el derecho a la alimentación. No se refiere sólo a producir y distribuir más alimentos sino a lograrlo de manera sostenible y a garantizar el acceso de generaciones presentes y futuras a alimentos nutritivos y de calidad.

El futuro de la agricultura y la alimentación no puede fincarse en estrategias que ofrezcan más de lo mismo, aunque esto signifique mucho más de eso mismo. Estamos enfrentando hoy sus limitaciones y peligros. El reto reside en movilizar una agricultura basada en insumos y orientadas a la producción hacia una actividad integrada al cuidado del medio ambiente y capaz de responder efectivamente a las necesidades nutricionales de todos. Hoy muchas de esas necesidades no pueden traducirse en demanda efectiva en el mercado ni en precios representantivos.

Los más pobres carecen de los medios para expresar sus preferencias. De aquí el abismo entre la demanda efectiva y la real. Recuérdese que más de la mitad de la humanidad recibe ingresos diarios inferiores a tres dólares de Estados Unidos y que, según ciertas fuentes diez millones de personas han muerto anualmente por hambre o por causas vinculadas a ésta. Pero como cincuenta años de la FAO lo han demostrado, la ecuación de la seguridad alimentaria es mucho más compleja que el problema de producción, estabilidad comercial y acceso a los alimentos. A grandes rasgos, incluye el crecimiento poblacional, las cambiantes pautas del consumo alimentario, los meandros de la desigualdad y la injusticia, la aplicación de tecnologías apropiadas, la participación de la población y de la mujer en el desarrollo, el deterioro de la base natural de recursos sobre los que se finca la agricultura y la pesca, y la contaminación y el deterioro del medio ambiente. El entrelazamiento de estos factores tiene efectos multiplicadores que pueden llevar una estrategia de seguridad alimentaria al éxito o al fracaso.

La FAO ha sido durante los últimos cincuenta años un instrumento principal para definir el marco normativo y operativo de la comunidad internacional en su lucha contra el hambre y en favor de la seguridad alimentaria. Pero el impacto de la FAO es limitado, y su papel es fundamentalmente catalítico. Su ventaja estriba, pues, en los mecanismos amplificadores de su normatividad, en su capacidad de coordinación y cooperación con otros organismos de Naciones Unidas y con otros actores, y en la fuerza ejemplificadora de sus operaciones de campo. Estriba también en la credibilidad de la FAO en cuanto centro imparcial, objetivo, técnicamente calificado, eficiente y democrático de análisis y decisiones, estos son baluartes que en vez de debilitarlos deberíamos reforzar con la colaboración de todos.

Le agradezco señor Presidente las palabras de aliento al papel del Consejo en la preparación de esta Cumbre. En cuanto órgano subrogado de la Conferencia, el Consejo tiene el papel de aplicar y hacer operativas las resoluciones de la Conferencia y prepararla para nuevas decisiones. En consecuencia, el Consejo supervisó y apoyó en todo momento el mandato conferido por el máximo órgano rector al Comité de Seguridad Alimentaria para preparar la Cumbre y los textos de la Declaración de Roma y el Plan de Acción que ahora se presentarán y aprobarán. A lo largo del proceso preparativo prevaleció la buena voluntad y una activa diversidad dentro del propósito unitario de mantener en alto el mandato y los objetivos de la FAO y garantizar el éxito de esta Cumbre.


Excmo. Sr. Pedro Medrano Rojas, Presidente del Comité de Seguridad Alimentaria Mundial de la FAO - 13 de noviembre de 1996

Señor Presidente de la Cumbre Mundial de la Alimentación, Prof. Romano Prodi, Presidente del Consejo de Ministros del Gobierno de Italia,
Excelentísimos Señores Jefes de Estado y de Gobierno,
Señor Secretario General de las Naciones Unidas, Dr. Boutros Boutros-Ghali,
Señor Director General, Dr. Jacques Diouf,
Señor Presidente Independiente del Consejo, José Ramón López Portillo,
Honorables Delegados,

Como es de su conocimiento señor Presidente y excelentísimos delegados, la Conferencia de la FAO en su Resolución 2/95 acordó al aprobar la iniciativa del Director General de convocar a esta Cumbre Mundial, designar al Comité de Seguridad Alimentaria Mundial como centro de coordinación para todos los aspectos relacionados con la preparación de la Cumbre. De manera especial se le encomendó a este Comité la preparación de la Declaración de Roma y el Plan de Acción que tendrían que aplicar los gobiernos, los organismos internacionales y todos los sectores de la sociedad civil para avanzar constantemente hacia la seguridad alimentaria mundial.

Para el cumplimiento de su mandato, el Comité de Seguridad Alimentaria Mundial estableció un grupo de trabajo intersesional en el que participaron activamente, además de los Países Miembros, representantes de las agencias del sistema de las Naciones Unidas, organismos no gubernamentales, instituciones académicas y el sector privado. Del mismo modo, el Grupo Intersesional de Trabajo y el Comité de Seguridad Alimentaria se beneficiaron de los aportes de las Conferencias Regionales de la FAO celebradas en Asia y el Pacífico, Africa, el Cercano Oriente, Europa, América del Norte y América Latina y el Caribe, así como de los trabajos de los comités nacionales establecidos en cada país para apoyar el proceso preparatorio de la Cumbre.

En la última reunión del Comité de Seguridad Alimentaria, que se inició el 23 de septiembre y concluyó el 31 de octubre recién pasado después de arduas y complejas negociaciones, este Comité finalizó sus labores aprobando por unanimidad los textos de la Declaración de Roma sobre la Seguridad Alimentaria Mundial y el Plan de Acción de la Cumbre Mundial sobre la Alimentación para la consideración y aprobación por parte de ustedes.

La Declaración de Roma sobre la Seguridad Alimentaria Mundial recoge el amplio consenso de los países en torno a cuestiones morales y políticas de la mayor trascendencia para el destino de la humanidad. Así, por ejemplo, reafirma el derecho de toda persona a tener acceso a alimentos sanos y nutritivos en consonancia con el derecho a una alimentación apropiada y con el derecho fundamental de toda persona a no padecer hambre. Resalta asimismo la voluntad política para erradicar el hambre, así como la importancia de un entorno político social y económico pacífico, estable y propicio, al igual que la democracia la promoción y protección de todos los derechos humanos y libertades fundamentales, el derecho al desarrollo y la participación plena y equitativa de hombres y mujeres como elementos fundamentales para alcanzar la seguridad alimentaria sostenible para todos.

En lo que respecta al Plan de Acción de la Cumbre Mundial de la Alimentación, éste refleja los compromisos, objetivos y medidas de los Países Miembros en diferentes áreas, para el logro de la seguridad alimentaria a nivel individual, familiar, nacional, regional y mundial. Este Plan de Acción, recogiendo la experiencia de anteriores conferencias internacionales y cumbres, y tomando en cuenta la realidad actual y las exigencias del futuro, define el concepto de la seguridad alimentaria, establece instrumentos y mecanismos para su ejecución, señala metas y tiempos precisos para la reducción de la malnutrición y hace una explícita referencia a la participación tanto de los gobiernos como de los actores de la sociedad civil para su efectivo cumplimiento.

Señor Presidente, excelentísimos señores delegados la finalización de estos textos sólo fue posible, gracias a la dedicación y voluntad de compromiso para alcanzar acuerdos de todos los miembros integrantes del Comité de Seguridad Alimentaria Mundial, quienes trabajaron con esfuerzo y abnegación durante largas jornadas. Puedo asegurarles a ustedes que todos los integrantes del Comité, sin excepción, privilegiaron en forma permanente la búsqueda de consensos, aun en cuestiones altamente sensibles, porque tenían clara conciencia de que los resultados de esta Cumbre beneficiarían prioritariamente a los centenares de millones de seres humanos en todo el mundo, que hoy día carecen de los alimentos necesarios para desarrollar una vida sana y digna.

A todos ellos les expreso, en nombre del Comité de Seguridad Alimentaria Mundial, nuestros más sinceros agradecimientos. Del mismo modo quiero agradecer al señor Director General de la FAO y a todo el personal de esta Organización por el eficiente apoyo prestado al trabajo del Comité de Seguridad Alimentaria, lo cual hizo posible que concluyéramos nuestro trabajo dos semanas antes de la iniciación de la Cumbre. Igualmente agradezco al señor Presidente Independiente del Consejo José Ramón López Portillo por haber facilitado la labor y el trabajo de nuestro Comité.

Asimismo, deseo expresar mi especial reconocimiento a los miembros del Bureau que me acompañaron a lo largo de todo este proceso, los cuales consagraron lo mejor de sus capacidades para llevar a término el mandato que nos otorgara la Conferencia de la FAO.

Señor Presidente, en atención a lo señalado, tengo el alto honor de someter por su intermedio, a la consideración y adopción de sus excelentísimos señores delegados de la Cumbre Mundial de la Alimentación, la Declaración de Roma sobre la Seguridad Alimentaria Mundial y el Plan de Acción de la Cumbre Mundial de la Alimentación.


ANEXO II: Reservas y declaraciones interpretativas

ARABIA SAUDITA

Misión Permanente del Reino de Arabia Saudita ante la FAO

DECLARACION INTERPRETATIVA

En relación con el documento WFS 96/3 de la Declaración de Roma sobre la Seguridad Alimentaria Mundial y el Plan de Acción de la Cumbre Mundial sobre la Alimentación,

Deseo señalar por la presente las reservas del Reino de Arabia Saudita con respecto a los párrs. 15c), 16c) y 22a) del documento antes mencionado, considerando que el Reino no participó en las conferencias mencionadas en estos párrafos. El Reino de Arabia Saudita desea confirmar asimismo sus reservas a todo el contenido de este documento, en cualquier lugar que aparezca, que esté en contradicción con las normas de la Sharia.

A esto hay que añadir las reservas que el Reino había expresado en la 23ª Conferencia Regional de la FAO para el Cercano Oriente, celebrada en Rabat en 1996, es decir, que se debe dejar que cada Estado adopte las medidas que considere apropiadas para aplicar los compromisos establecidos en la Declaración de Política General y el Plan de Acción de la Cumbre, observando que esto se había puesto de relieve en la reunión del Grupo del Cercano Oriente y en la reuniones del Comité de Seguridad Alimentaria Mundial que precedieron las sesiones de la Cumbre.

Con mis mejores deseos.

Dr. Ahmad Suleiman Al-Aquil
Representante Permanente ante
la Organización de las Naciones Unidas
para la Agricultura y la Alimentación


ARGENTINA

DECLARACION INTERPRETATIVA

La República Argentina formula la siguiente declaración interpretativa:

1. La estabilización de la población mundial no debe lograrse a través de medidas gubernamentales u originadas en organismos o instituciones supranacionales, que contradigan la libertad de decisión de individuos y familias, y no atiendan a los valores religiosos, éticos y culturales de las comunidades locales.

2. La planificación familiar debe sustentarse en la libertad de decisión y el respeto de los derechos humanos de los cónyuges, sin injerencia estatal.

3. El crecimiento demográfico no es necesariamente consecuencia del subdesarrollo ni causa de la pobreza y la inseguridad alimentaria. Las políticas tendientes a promover la seguridad alimentaria deben basarse en la educación y desarrollo de la persona y, fundamentalmente, en la justicia social tanto en el orden local como en el internacional.

RESERVA

La República Argentina, fundada en imperativos de su ordenamiento jurídico interno constitucional y legal, tal como lo admite el párrafo Nº 12 de la declaración de Roma sobre la Seguridad Alimentaria Mundial, y, especialmente, en el carácter universal del respeto al derecho a la vida, formula la siguiente reserva:

La prestación de los servicios de salud reproductiva deberá llevarse a cabo respetando la libertad de decisión de las personas, teniendo en cuenta los valores religiosos éticos y culturales que aquéllas sustenten. La República Argentina reafirma el principio de la responsabilidad primaria de los padres sobre las cuestiones relativas a la educación y salud de sus hijos menores, conforme con lo dispuesto en la Convención Internacional sobre los Derechos del Niño. Los servicios de salud reproductiva en ningún caso deben incluir el aborto, quirúrgico o químico, ni en sí mismo ni como método de control de la calidad.

Carlos Ruckauf

Vicepresidente de Argentina


BURUNDI

Delegación de Burundi

Reserva de la República de Burundi sobre la formulación del tercer párrafo, de la página 2 de la Declaración de Roma sobre la Seguridad Alimentaria Mundial.

Si bien Burundi acepta el principio de que la alimentación no debe utilizarse como instrumento de presión política y económica, estima que el término "abstenerse" utilizado en este párrafo traduce un eufemismo ante las situaciones dramáticas provocadas por el embargo. Por consiguiente, este término debería ser sustituido por el término suprimir, de forma que el párrafo quedara redactado como sigue:

"Los alimentos no deberían utilizarse como instrumento de presión política y económica. Reafirmamos la importancia de la cooperación y la solidaridad internacionales, así como la necesidad de suprimir todas las medidas unilaterales que no estén en consonancia con el derecho internacional y con la Carta de las Naciones Unidas y pongan en peligro la seguridad alimentaria.

Ntiranyibagira Damas

Ministro de Agricultura y Ganadería


EMIRATOS ARABES UNIDOS

La Embajada de los Emiratos Arabes Unidos en Roma saluda atentamente a la Organización de las Naciones Unidas para la Agricultura y la Alimentación y desea presentar a la apreciada Organización las siguientes reservas y declaraciones interpretativas en relación con la Declaración de Roma sobre la Seguridad Alimentaria Mundial y el Plan de Acción de la Cumbre Mundial sobre la Alimentación, notificadas por la delegación de los Emiratos Arabes Unidos a la Cumbre.

La Embajada de los Emiratos Arabes Unidos desea que conste en acta que su compromiso con respecto a cualquier objetivo sobre política demográfica, servicios de salud reproductiva y servicios de planificación familiar tienen como condición el no estar en contradicción con la Sharia Islámica o con las costumbres y tradiciones de la sociedad de los Emiratos Arabes Unidos y la Constitución del Estado.

El Gobierno de los Emiratos Arabes Unidos, en cumplimiento de su Constitución y sus leyes, confirma que la vida es sagrada y pertenece solamente al Creador y que toda persona tiene derecho a la vida, siendo éste un derecho fundamental e inalienable, y que este derecho comienza desde el momento mismo de la concepción.

Por consiguiente, la Embajada de los Emiratos Arabes Unidos desea aclarar que considera en las frases "políticas y programas demográficos y servicios de planificación familiar apropiados" (Párr.15c)), y "servicios de salud reproductiva" (Párr.22a)) no está comprendido el aborto.

Asimismo, expresa el firme convencimiento de que estas cuestiones sin solucionar y causantes de divisiones no se deberían haber incluido en el debate de un documento sobre la seguridad alimentaria y que han desviado nuestro tiempo y atención de la finalidad de la presente Cumbre, que es proporcionar alimentos para todos.

La Embajada de los Emiratos Arabes Unidos estima que es motivo de seria preocupación el hecho de que se haga un llamamiento en pro de "la pronta estabilización de la población mundial" (p.2) y que se incluyan programas de población en este documento sobre la seguridad alimentaria. En la práctica, muchos programas de población son coercitivos e inducen a violaciones graves de los derechos humanos. De la misma manera que no se debe obligar jamás a ninguna persona a la esterilización, el control de la natalidad o el aborto a cambio de alimentos, ningún programa internacional de ayuda alimentaria se debe condicionar a la aplicación de programas de población por parte de los gobiernos o las instituciones.

La Embajada de los Emiratos Arabes Unidos desea declarar también que siempre que se cita alguna Conferencia anterior de las Naciones Unidas en el presente documento se entiende que la referencia es al informe de la Conferencia, incluidas las reservas y las declaraciones interpretativas.

La Embajada desea poner de relieve asimismo que la aplicación de las recomendaciones de esta Declaración sobre la Seguridad Alimentaria Mundial y Plan de Acción de la Cumbre Mundial sobre la Alimentación es un derecho soberano de cada país, con arreglo a la legislación nacional y las prioridades en materia de desarrollo, respetando plenamente los diversos valores religiosos y éticos y la base cultural de su población, y de conformidad con los derechos humanos internacionales reconocidos universalmente.

La Embajada de los Emiratos Arabes Unidos aprovecha la oportunidad para reiterar a la Organización de las Naciones Unidas para la Agricultura y la Alimentación el testimonio de su alta y distinguida consideración.


ESTADOS UNIDOS DE AMERICA

DECLARACIONES INTERPRETATIVAS DEL GOBIERNO DE LOS ESTADOS UNIDOS DE AMERICA PARA QUE CONSTEN EN ACTA

I. DECLARACION DE ROMA SOBRE LA SEGURIDAD ALIMENTARIA MUNDIAL

Párrafo primero

Al adherirse al consenso sobre éste y otros párrafos análogos de la Declaración de Roma sobre la Seguridad Alimentaria Mundial y el Plan de Acción de la Cumbre Mundial sobre la Alimentación, Estados Unidos no reconoce modificación alguna en el estado actual del derecho internacional convencional o consuetudinario en lo que respecta a los derechos relacionados con la alimentación. Estados Unidos considera que todo "derecho a una alimentación apropiada" o "derecho fundamental a no padecer hambre" es un objetivo o aspiración que ha de alcanzarse progresivamente y que no genera obligaciones internacionales ni menoscaba las responsabilidades de los gobiernos de los países hacia sus ciudadanos.

Estados Unidos entiende y acepta que las disposiciones relativas al "derecho de toda persona a tener acceso a alimentos sanos y nutritivos" forma parte integrante del derecho a un nivel de vida adecuado que asegure la salud y el bienestar, consignado en la Declaración Universal de Derechos Humanos, el cual incluye la oportunidad de asegurar la alimentación, el vestido, la vivienda, la asistencia médica y los servicios sociales necesarios.

Párrafo cuarto

Estados Unidos entiende y acepta que la referencia a un "derecho al desarrollo" en éste y otros párrafos de la Declaración de Roma sobre la Seguridad Alimentaria Mundial y el Plan de Acción de la Cumbre Mundial sobre la Alimentación implica un derecho inherente al individuo que forma parte integrante de todos los derechos humanos y libertades fundamentales. No se puede invocar la falta de desarrollo para justificar la privación de derechos humanos reconocidos internacionalmente.

Párrafo séptimo

Estados Unidos entiende que las frases de este párrafo están directamente relacionadas entre sí y deben leerse conjuntamente, en el sentido de que todas las medidas adoptadas por un Estado que influyan en la seguridad alimentaria deben estar en consonancia con la Carta de las Naciones Unidas y con el derecho internacional.

Párrafo décimo

Estados Unidos entiende que en este párrafo se describen las medidas que los Estados tienen la intención de adoptar individualmente, mediante sus propias políticas nacionales, y colectivamente, según proceda, con miras a alcanzar los objetivos que se enumeran.

II. PLAN DE ACCION DE LA CUMBRE MUNDIAL SOBRE LA ALIMENTACION

Párrafo 12

Estados Unidos entiende y acepta que este párrafo exige que las medidas adoptadas por los gobiernos para aplicar el Plan de Acción mediante legislaciones y políticas nacionales deben estar en consonancia con todos los derechos humanos y libertades fundamentales. Los distintos valores religiosos y éticos, orígenes culturales y convicciones filosóficas no menoscaban la necesidad de respetar plenamente todos los derechos humanos y libertades fundamentales.

Párrafo 53

En lo que concierne al subpárrafo (e), Estados Unidos señala que no se cuenta entre los países que han acordado establecer un objetivo en relación con la asistencia oficial para el desarrollo. Estados Unidos seguirá proporcionando ayuda de alta calidad, previo examen de cada caso por separado, según proceda.

Párrafo 61

Estados Unidos entiende y acepta que los llamamientos en favor de la adopción de medidas en el marco de determinados tratados sólo son pertinentes para los estados que son partes en los mismos. Por otra parte, cualesquiera medidas concretas en favor de las cuales se hagan llamamientos deberán ajustarse al mandato de las organizaciones u organismos de que se trate. Estados Unidos entiende que este párrafo no justifica el establecimiento de ningún tratado, acuerdo internacional o código de conducta relativo a la seguridad alimentaria.

En lo que respecta al subpárrafo (e), Estados Unidos considera que la expresión "directrices voluntarias" se refiere a los programas voluntarios que han de aplicarse a nivel nacional para asegurar que los gobiernos no obstaculicen las oportunidades o capacidades efectivas de sus ciudadanos para obtener alimentos inocuos y nutritivos y que puedan complementarse con otras medidas voluntarias, como por ejemplo directrices de los donantes en relación con la ayuda alimentaria de carácter humanitario.


IRAN, REPUBLICA ISLAMICA DEL

LA MISION PERMANENTE DE LA REPUBLICA ISLAMICA DEL IRAN ANTE LA FAO

EL NOMBRE DE DIOS

Excelentísimo señor:

La delegación de la República Islámica del Irán desea que conste en acta que la República Islámica del Irán afirma que se compromete a aplicar la Declaración de Roma y el Plan de Acción de la Cumbre Mundial sobre la Alimentación con pleno respeto del Islam y los valores éticos de la Sociedad.

M. Saeed Nouri-Naeeni

Embajador, Representante Permanente


IRAQ

Excelentísimo Señor Presidente de la Cumbre Mundial sobre la Alimentación

Excelentísimo Señor Director General de la Organización de las

Naciones Unidas para la Agricultura y la Alimentación

La delegación de la República del Iraq desea comunicarles sus reservas acerca del texto del párr. 33c) que figura en la página 22 del Plan de Acción presentado en la Cumbre Mundial sobre la Alimentación, y pide que se enmiende el texto como sigue:

"Elaborar planes y políticas nacionales y regionales apropiados en las regiones donde existen condiciones para la cooperación regional en materia de aguas nacionales e internacionales, y teniendo en cuenta los derechos establecidos de los Estados respecto de las aguas internacionales de conformidad con los principios del derecho internacional, así como las técnicas de aprovechamiento de aguas, promover el mejoramiento del riego de manera económica y ambientalmente apropiada, en particular el riego natural, y asegurar una agricultura de secano sostenible, con el fin de aumentar la intensidad de cultivo, reducir los efectos de las sequías y las inundaciones sobre la producción de alimentos, y restablecer el estado de los recursos naturales, protegiendo al mismo tiempo la calidad y la disponibilidad del agua destinada a otros fines, especialmente el consumo humano.

Taha Mohyeddin Ma'arouf

Vicepresidente de la República del Iraq


LIBANO

La República Libanesa
Ministerio de Agricultura

Distinguido Presidente de la Cumbre Mundial sobre la Alimentación,
Distinguido Director General de la Organización de las
Naciones Unidas para la Agricultura y la Alimentación

La delegación del Líbano ante la Cumbre Mundial sobre la Alimentación (CMA) expresa su reserva acerca del texto del párr. 33c), que es uno de los objetivos y medidas del Plan de Acción aprobado por la CMA el 13 de noviembre de 1996. La delegación del Líbano pide que el texto del mencionado párrafo se enmiende como sigue:

"Elaborar planes y políticas nacionales y regionales que promuevan la cooperación apropiada con los Estados interesados acerca de las aguas nacionales, insistiendo al mismo tiempo en la salvaguardia de los derechos establecidos de los Estados en materia de aguas internacionales, de conformidad con las normas del derecho internacional y las técnicas de aprovechamiento del agua; promover el mejoramiento del riego de manera económica, social y ambientalmente apropiada, en particular el riego en pequeña escala, y la intensificación sostenible de la agricultura de secano, con el fin de aumentar la intensidad de cultivo, reducir los efectos de las sequías y las inundaciones sobre la producción de alimentos y restablecer los recursos naturales, protegiendo al mismo tiempo la calidad y la disponibilidad del agua destinada a otros fines, especialmente el consumo humano."

Quedamos a la espera de que se atienda nuestra petición respecto a esta enmienda vital.

Ruego acepte la expresión de mi más alta estima y consideración.

Shawaki Fakhoury

Ministro de Agricultura de la República Libanesa


LIBIA

Misión Permanente
de la Jamahiriya Arabe Libia Popular y Socialista
ante los organismos de las Naciones Unidas en Roma

La Jamahiriya Arabe Libia desea formular las siguientes observaciones en relación con la Declaración de Roma sobre la Seguridad Alimentaria Mundial y el Plan de Acción de la Cumbre Mundial sobre la Alimentación, confiando que queden plasmadas en el informe final de la Cumbre.

I. La Jamahiriya Arabe Libia se reserva el derecho de interpretar el concepto de políticas demográficas, siempre que aparezca en la Declaración y el Plan de Acción, en el ámbito de lo que está sancionado por la Sharia y el valor religioso en consonancia con nuestras leyes nacionales, tradiciones sociales, patrimonio y cultura.

II. La Jamahiriya condena el terrorismo en todas sus formas y manifestaciones y comparte con la comunidad internacional el convencimiento de que es necesario combatirlo. Sin embargo, deseamos que conste en acta que consideramos el concepto de "terrorismo", siempre que aparece en la Declaración y Plan de Acción, como una reafirmación de la distinción que se hace en la Resolución 51/46 de la Asamblea General entre terrorismo y derecho de los países a la autodeterminación y la lucha por la liberación.

Representante Suplente


MALTA

DELEGACION DE MALTA

Cumbre Mundial sobre la Alimentación

RESERVA

La delegación de Malta, asociándose al consenso respecto del Plan de Acción sobre la Cumbre Mundial de la Alimentación, desea declarar que reserva su posición sobre el uso de la expresión "salud reproductiva" utilizada en el párrafo 22a) del Plan de Acción. La interpretación que da Malta a esta expresión es coherente con su legislación nacional, en virtud de la cual la terminación del embarazo mediante el aborto inducido es ilegal. Se ha de recordar que, durante los preparativos para la Cumbre Mundial sobre la Alimentación, Malta expresó claramente su objeción al uso de esta expresión.

La delegación de Malta pide que su reserva sea incluida en el documento final de la Cumbre Mundial sobre la Alimentación.

Francis Montanaro Mifsud

Embajador


NIGERIA

Representación Permanente de la
República Federal de NIGERIA ante la FAO
Delegación Nigeriana
en la Cumbre Mundial sobre la Alimentación

La delegación de Nigeria presenta las siguientes reservas y delcaraciones interpretativas en relacion con la Declaración de Roma sobre la Seguridad Alimentaria Mundial y el Plan de Acción de la Cumbre Mundial sobre la Alimentación.

Rogamos que la presente declaracion quede plenamente plasmada en el informe final de esta Conferencia.

"Nos oponemos firmemente al uso de las frases "políticas y programas demográficos y servicios de planificación familiar apropiados" [párr. 15c)] y "Servicios de salud reproductiva" [Párr. 22a)] sin excluir expresamente el aborto como parte de estos programas y servicios.

La delegación nigeriana considera que de estos términos se debe excluir el aborto o la interrupción del embarazo como componente de estos programas y servicios".


QATAR

En el nombre de Alá, Clemente y Misericordioso

La Delegación del Estado de Qatar desea expresar sus reservas con respecto a todo el contenido de la Declaración de Roma y el Plan de Acción de la Cumbre que está en contradicción con las normas de la Sharia.

I. Cuarta Conferencia Mundial sobre la Mujer (Beijing, 1995)
a) página 12, objetivo 1.3

II.Cumbre Mundial sobre Desarrollo Social (Copenague, 1995)
a) objetivo 2.1, página 15

III. Conferencia Internacional sobre Población y Desarrollo (El Cairo, 1994)
a) objetivo 2.4, página 17

Aprovecho para reiterar a usted el testimonio de mi alta y distinguida consideración.

Representante del Estado de Qatar

ante las organizaciones árabes y agrícolas internacionales


SANTA SEDE

RESERVAS Y DECLARACION DE INTERPRETACION

La Santa Sede se asocia al consenso respecto de los documentos finales de la Cumbre Mundial sobre la Alimentación (Roma, 13-17 de noviembre de 1996) de conformidad con su naturaleza y misión, y con referencia al párrafo 12 del "Plan de Acción de la Cumbre Mundial sobre la Alimentación", desea expresar su forma de entender algunos conceptos y términos utilizados en dichos documentos.

1. La Santa Sede reitera sus reservas respecto a la interpretación que ha de darse a la expresión "servicios de salud reproductiva" formulada en el Informe de la Conferencia Internacional sobre Población y Desarrollo (El Cairo, 5-13 de septiembre de 1994).

2. La Santa Sede reafirma que la estabilización de la población mundial no debe lograrse aplicando medidas nacionales o internacionales que nieguen el derecho de los esposos a decidir sobre la procreación y el espaciamiento de los nacimientos.

3. Por lo que respecta a las expresiones "planificación familiar" y "servicios de planificación familiar", el consenso de la Santa Sede no deberá interpretarse en ningún modo como que constituye un cambio en su bien conocida posición respecto de los métodos de planificación familiar que la Iglesia Católica considera moralmente inaceptables, o con respecto de los servicios de planificación familiar que no respetan la libertad de los esposos, la dignidad humana o los derechos humanos de los interesados.

4. La Santa Sede considera el uso del término "sexo" en estos documentos conforme a su Declaración de Interpretación incluida en el Informe de la Cuarta Conferencia Mundial sobre la Mujer (Beijing, 4-15 de septiembre de 1995).

5. Por lo que respecta a todas las referencias a acuerdos, declaraciones, resoluciones e instrumentos internacionales mencionados en los documentos de la Cumbre, la Santa Sede reserva su posición en forma coherente con su aceptación o no aceptación oficial de ellos o de cualquier expresión que se encuentre en ellos, en sus respectivos mecanismos o procedimientos de control y con cualesquiera reservas que haya podido expresar.

6. La Santa Sede pide que estas Reservas y Declaración de Interpretación se incluyan integralmente en el Informe de la Cumbre Mundial sobre la Alimentación definitivo.


SUDAN

En nombre de Alá, Clemente y Misericordioso

La delegación del Sudán desea que conste en acta su interpretación de algunos párrafos de la Declaración de Roma sobre la Seguridad Alimentaria Mundial y el Plan de Acción de la Cumbre Mundial sobre la Alimentación, según se indica a continuación:

I. La delegación del Sudán entiende que la referencia a la consecución de la "pronta estabilización de la población mundial" en el párrafo 5 de la Declaración implica que los métodos para conseguir dicho objetivo no deben incluir el aborto o la esterilización, y que no deben emplearse la represión o la coerción como medios para alcanzarlo.

II. En lo que respecta a las referencias a "políticas y programas demográficos y servicios de planificación familiar apropiados" en el párrafo 15. Objetivo 1.2 (c), y a los "servicios de salud reproductiva" en el párrafo 22.Objetivo 2.4 (a), la delegación del Sudán entiende que no suponen, explícita ni implícitamente, el aborto como método para conseguir dichos objetivos.

III. La delegación del Sudán desea reafirmar su interpretación de que cualesquiera referencias a conferencias internacionales convocadas bajo los auspicios de las Naciones Unidas que se mencionan en la Declaración y el Plan de Acción de la Cumbre deben ir acompañadas de una referencia clara a los informes en los que se incluyen las declaraciones, programas y planes de acción de esas conferencias, junto con las reservas de los Estados y sus aclaraciones con respecto a su interpretación de los textos de dichos documentos.

Dr. Nafie Ali Nafie

Ministro de Agricultura y Montes
Miembro de la Delegación del Sudán
en la Cumbre Mundial sobre la Alimentación


SIRIA

Excelentísimo Señor Presidente
Cumbre Mundial sobre la Alimentación

Excelentísimo Señor Director General
Organización de las Naciones Unidas para la Agricultura y la Alimentación

La delegación de la República Arabe Siria expresa sus reservas en relación con el párrafo 33(c) de los objetivos y medidas del Plan de Acción presentado en la Cumbre Mundial sobre la Alimentación el 13 de noviembre de 1996, y pide que el párrafo susodicho se modifique según se indica a continuación:

"Elaborar planes y políticas tanto nacionales como regionales en las regiones donde existen condiciones para la cooperación regional en relación con los recursos hídricos nacionales e internacionales, teniendo en cuenta los derechos reconocidos de los estados sobre las aguas internacionales, de conformidad con los principios del derecho internacional y las técnicas de aprovechamiento de aguas, promover el mejoramiento del riego de manera económica, social y ambientalmente apropiada, en particular el riego natural, y la intensificación sostenible de la agricultura de secano, con el fin de aumentar la intensidad de cultivo, reducir los efectos de las sequías y las inundaciones sobre la producción de alimentos y restablecer los recursos naturales, protegiendo al mismo tiempo la calidad y la disponibilidad del agua destinada a otros fines, especialmente el consumo humano".

Asaad Mostafa

Ministro de Agricultura y Reforma Agraria

República Arabe Siria


ANEXO III: Informes de los acontecimientos paralelos

Foro de ONG, 11-17 de noviembre de 1996

Foro Internacional de la Juventud, 15-16 de noviembre de 1996

Día de los Parlamentarios, 15 de noviembre de 1996


DECLARACION DEL FORUM DE ONG DIRIGIDA A LA CUMBRE MUNDIAL DE LA ALIMENTACION

PREAMBULO

Durante los próximos minutos escucharán ustedes las múltiples voces de la sociedad civil hablando como una sola voz. Representamos a más de 1 200 organizaciones de unos 80 países de todas las regiones de la tierra. Queremos traerles el mensaje de más de mil millones de personas hambrientas y desnutridas del mundo, en su mayoría mujeres y niños. A través de consultas a nivel regional y mundial hemos descubierto y reafirmado nuestra solidaridad recíproca. Nuestra visión colectiva estriba en el hecho de saber que la seguridad alimentaria es posible. Lamentamos contar con tan sólo cuatro minutos para compartir con ustedes esta visión.

Ante todo, declaramos que el alimentarse es un derecho humano fundamental. Todos tienen el derecho a acceder en todo momento y con seguridad al agua y a alimentos nutritivos y libres de peligro para la salud, en la medida necesaria para sostener con dignidad una vida sana y activa.

No se pueden utilizar ni los alimentos ni el hambre como un arma política nacional o internacional. No puede negarse el acceso a los alimentos a ninguna nación, ni a ningún grupo étnico o social por razones políticas, económicas, religiosas ni de ningún otro carácter. Los embargos o las sanciones internacionales que afectan a las poblaciones son incompatibles con la seguridad alimentaria. Los que se encuentran actualmente en vigor deben eliminarse.

El hambre y la desnutrición que hoy agobian al mundo constituyen una vergüenza contra la cual es imperativo que todos actuemos. Al mismo tiempo, insistimos en que son los gobiernos los responsables primarios y máximos de la seguridad alimentaria nacional y mundial.

Entre los representantes de la sociedad civil reunidos en el Foro de ONG existe pleno consenso sobre algunas de las causas fundamentales de la inseguridad alimentaria.

La globalización de la economía mundial, unida a la falta de control sobre las grandes transnacionales y a los patrones de consumo excesivo han incrementado la pobreza en el mundo.

Hoy la economía mundial se caracteriza por el desempleo, salarios bajos, destrucción de las economías rurales, y la quiebra de la agricultura familiar.

La agricultura industrial, la cría intensiva de ganado y la sobrepesca están desplazando la producción tradicional, envenenando el planeta y a todos los seres vivos que lo habitan. Las exportaciones subvencionadas, los precios artificialmente bajos, la práctica constante de dumping y hasta algunos programas de ayuda alimentaria están incrementando la inseguridad alimentaria y haciendo que las personas dependan de alimentos que no están en condiciones de producir. El agotamiento de las reservas mundiales de grano ha aumentado la inestabilidad de los mercados, en detrimento de los pequeños productores.

La agricultura familiar y los miembros vulnerables de la sociedad se ven obligados por las políticas del FMI y del Banco Mundial a pagar el precio del ajuste estructural y del reembolso de la deuda. Muy a menudo las políticas nacionales descuidan precisamente a estos grupos. La corrupción de muchos funcionarios públicos socava en su raíz todo esfuerzo en pro de la seguridad alimentaria.

La proliferación de las guerras y de los conflictos civiles constituye cada vez más una fuente de hambre e inseguridad alimentaria. El hambre y la desnutrición son más graves en los casos en que aquéllos se combinan con desastres naturales.

PROPUESTAS DE LA SOCIEDAD CIVIL PARA ALCANZAR LA SEGURIDAD ALIMENTARIA

La sociedad civil propone un nuevo modelo de acción para lograr la seguridad alimentaria, modelo que pone en tela de juicio muchas de las hipótesis, las políticas y las prácticas actuales. En efecto, nosotros proponemos un modelo de descentralización económica y política como desafío al actual y a la concentración de riqueza y poder que el mismo ha creado hasta amenazar la seguridad alimentaria mundial, la diversidad cultural y los propios ecosistemas que sustentan la vida en nuestro planeta.

De dicho modelo alternativo ponemos de relieve seis elementos fundamentales y los pasos a darse para su desarrollo y realización. Es preciso buscar una solución integrada, por lo cual se requiere actuar simultáneamente en cada una de dichas áreas.

1. Es preciso reforzar la capaciad de la agricultura familiar, con inclusión de mujeres, pueblos indígenas, y jóvenes, así como los sistemas alimentarios locales y regionales.

Todos los aspectos de la alimentación y la agricultura han de reorientarse a favor de la agricultura familiar. Esto significa prestar a las asociaciones de agricultores apoyo técnico, gerencial y financiero, así como acceso directo a los mercados. Significa, además, conceder mayor importancia a una agricultura urbana segura y sostenible.

Las mujeres desempeñan un papel fundamental en la seguridad alimentaria, y se les debe garantizar el derecho a los recursos productivos e iguales oportunidades para aprovechar y desarrollar sus capacidades.

Se precisa una reorientación de recursos en favor de los productores de alimentos y sistemas alimentarios locales y regionales. Los recursos para la inversión deberían hacerse disponibles mediante la exención y el alivio de la carga de la deuda, y mediante la redistribución de la cooperación internacional existente y la asignación de recursos adicionales por parte de los países ricos que deberían cumplir con su compromiso de destinar el 0,7 por ciento de su producto nacional bruto a la ayuda oficial al desarrollo.

A la agricultura familiar se les debe asegurar el acceso a los sistemas de información y comunicación.

2. Es preciso invertir la concentración de la riqueza y del poder, y prevenir su ulterior concentración. En particular:

Se debe aplicar inmediatamente una reforma agraria en favor de los pobres rurales que vayan a trabajar la tierra y debe darse prioridad al desarrollo rural integral.

Los recursos genéticos son de importancia fundamental para la seguridad alimentaria y nunca deben ser objeto de derechos de propiedad intelectual. Los derechos de los agricultores y de las comunidades y los derechos de los Pueblos Indígenas deben ser definidos por ellos mismos e implementados en los ámbitos nacional e internacional.

3. Es preciso cambiar por un modelo basado en los principios de la agricultura ecológica los sistemas agrícolas y de producción de alimentos que se fundan en recursos no renovables afectando adversamente el medio ambiente.

Es preciso reorientar los servicios nacionales e internacionales de investigación, educación y extensión hacia la incorporación del paradigma agroecológico, con el patrimonio de conocimientos y experiencia del agricultor local que forma parte del mismo. Se debería llevar a cabo un mapeo agroecológico para evidenciar las áreas de degradación parcial o total del medio ambiente.

Para prevenir y mitigar las consecuencias negativas de la sequía y la desertificación es preciso asegurar el acceso a los recursos hídricos y una gestión sostenible de los mismos, así como la rehabilitación, conservación y uso sostenible de la vegetación natural.

Se deberían adoptar políticas y prácticas favorables a la producción agrícola orgánica, con miras a reducir o eliminar el uso de pesticidas y otros productos agroquímicos.

Los precios de los productos agrícolas deberían reflejar los costos ambientales y sociales de la agricultura industrial para evitar una competencia deshonesta con la agricultura sostenible.

Es preciso garantizar a todos una dieta diversificada, aceptable desde el punto de vista cultural y equilibrada, y alimentos de alta calidad y libres de peligro.

4. La responsabilidad primaria de garantizar la seguridad alimentaria recae en los gobiernos y los estados. Es preciso reforzar la capacidad de éstos de desempeñar tal papel, y dar realce a mecanismos que aseguren su responsabilidad.

Es preciso poner en práctica a nivel nacional políticas que permitan vencer la pobreza garantizando a todos medios de sustento sostenibles, posibilidad de empleo para todos y llevar a cabo una distribución equitativa de rentas para mejorar el acceso de los pobres y los más vulnerables a los productos alimenticios y a los recursos destinados a la agricultura.

Es preciso que los estados garanticen los derechos políticos y económicos de aquéllos que viven dentro de sus fronteras, con inclusión de los derechos de los consumidores. Los estados deben, además, garantizar un clima favorable al desarrollo y a los procesos democráticos, actuando para prevenir la violencia, el terrorismo y toda clase de discriminación. Los estados deberían respetar el derecho internacional.

Deben suspenderse los programas de ajuste estructural impuestos por el Fondo Monetario Internacional y el Banco Mundial. En un futuro, las reformas económicas y los planes para el pago de la deuda deben formularse con la participación de la sociedad civil.

Los estados deben esforzarse más por resolver pacíficamente los conflictos y, conjuntamente con las agencias donantes, garantizar alimentos a las poblaciones vulnerables, incluyendo a las personas desplazadas y los refugiados.

5. Es preciso reforzar y profundizar en todos los niveles la participación de las organizaciones populares y de las ONGs.

Debe garantizarse la libertad de asociación, incluyendo, para los pequeños productores, los consumidores, las mujeres, los indígenas, los jóvenes y otros, el derecho a organizarse.

La sociedad civil debería controlar los efectos sobre la seguridad alimentaria de las políticas, los programas y las acciones de las organizaciones internacionales financieras y comerciales, y participar en la formulación y el seguimiento de las políticas y programas nacionales.

Asimismo, las organizaciones de la sociedad civil deberían participar en una ejecución eficiente de los proyectos de desarrollo alimentario y agrícola.

6. El derecho internacional debe asegurar el derecho al alimento, garantizando que la soberanía en campo alimentario tenga prioridad sobre las políticas macroeconómicas y la liberalización del comercio. Los alimentos no pueden considerarse como mercancías, debido a su dimensión social y cultural.

Cada nación debe tener derecho de soberanía alimentaria para alcanzar el nivel de alimentación y nutrición que considere apropiado desde el punto de vista cuantitativo y cualitativo sin sufrir ninguna clase de represalia. Las fuerzas de mercado no resolverán por sí solas el problema de la inseguridad alimentaria, ni a nivel nacional ni internacional. En numerosos casos ellas pueden provocar o agravar la inseguridad alimentaria. En consecuencia, es preciso revisar los acuerdos de la Ronda Uruguay.

Todos los pueblos y todos los países tienen derecho a desarrollar una agricultura propia. La agricultura desempeña múltiples funciones, todas esenciales para el logro de la seguridad alimentaria.

Se deberían llevar a cabo negociaciones con miras a desarrollar instrumentos más eficaces para poner en práctica el derecho al alimento. Dichos instrumentos deberían comprender:

Debe reemplazarse progresivamente la ayuda alimentaria por el apoyo a la agricultura local. Cuando la ayuda es la única alternativa, debe darse prioridad a la compra local y la ayuda triangular, en la que se compra la ayuda en un país necesitado en otro de la misma región.

SEGUIMIENTO

Las organizaciones de la sociedad civil están empeñadas en asegurar que se dé seguimiento a esta Cumbre Mundial de la Alimentación, particularmente vigilando para que se respeten los compromisos asumidos en ocasión de la Cumbre y participando activamente en la Campaña de Alimentos para Todos. Además de la convención mundial sobre seguridad alimentaria y del código de conducta, la iniciativa Alimentos para Todos debería servir de base para que los esfuerzos para garantizar el derecho a los alimentos se realice a través de una participación de ancha base a nivel local, nacional e internacional. Asimismo, dirigimos un llamado a que se refuerce el Comité de Seguridad Alimentaria Mundial hasta que todos los sectores de la sociedad civil participen de las tareas de seguimiento asignadas al Comité.

Finalmente, el hambre, y la desnutrición son, fundamentalmente, cuestión de justicia. Si no aceptamos que el derecho de todo ser humano a recibir el sustento tiene prioridad sobre la búsqueda de la ganancia, el hambre y la malnutrición van a seguir. Nuestro mensaje es simple: Queremos una tierra para vivir.

17 de noviembre de 1996


DECLARACION DEL FORO INTERNACIONAL DE LA JUVENTUD

Nosotros, los jóvenes de más de 130 países del mundo, reunidos aquí en nombre del Foro Internacional de la Juventud para la Cumbre Mundial de la Alimentación, declaramos:

La población debe cobrar conciencia de la necesidad universal de la diversificación biológica. Las organizaciones internacionales deben colaborar tanto con los gobiernos como con las ONG para aplicar técnicas científicas innovadoras de cultivo a la producción agrícola en los países en desarrollo. También deben efectuarse inversiones en instituciones académicas de investigación con objeto de asegurar la ejecución de medidas destinadas a promover la diversificación biológica.

Es necesario fomentar los recursos locales de los países subdesarrollados mediante un mayor aprovechamiento de la tierra de labranza, un uso más intenso de la maquinaria y avances científicos y tecnológicos. Pedimos a las empresas multinacionales que dejen de explotar los recursos naturales y humanos de los países subdesarrollados. Si bien esos conglomerados internacionales deberán seguir invirtiendo en los países subdesarrollados, las poblaciones indígenas deberán asumir la dirección de las instalaciones regionales.

Una sólida formación en educación ambiental nos permitirá adquirir conocimientos acerca de la ecología y conciencia de la contaminación del agua y la atmósfera, los desechos tóxicos, los medios de producción no esenciales y otros problemas ambientales que están destruyendo gradualmente todas las formas de vida.

Es necesario instruir a los países de todo el mundo sobre los efectos positivos de la igualdad entre sexos. Reconocemos que para conseguir este objetivo final han de modificarse las actitudes tradicionales hacia la mujer. La mujer debe disfrutar de los derechos humanos básicos y participar plenamente en la sociedad.

La revaloración de la agricultura tradicional es una cuestión de vital importancia para la autosuficiencia alimentaria mundial. Esta agricultura se ve afectada por la expansión de los cultivos comerciales, la falta de tierras de labranza y las condiciones ecológicas desfavorables. Por ello es necesario sensibilizar a la población sobre estos temas, revisar la política agropecuaria de cada país, redistribuir las tierras mediante una reforma agraria y crear cooperativas de agricultores para conseguir la autonomía de los países desde el punto de vista alimentario.

Existe un desequilibrio entre las altas tasas de consumo de los países ricos y la proporción de la población mundial que representan. Debemos cambiar la mentalidad llevando a cabo campañas de educación y sensibilización a través de los medios de comunicación controlados por los gobiernos e insistiendo en la toma de conciencia ambiental e intercultural en las escuelas de todo el mundo mediante la creación de una asignatura especial sobre el tema que incluya conocimientos tanto teóricos como prácticos.

Con el fin de asegurar el equilibrio, los países en desarrollo deben mostrar un mayor empeño en la producción de alimentos y los países en desarrollo deben comprometerse a prestarles asistencia en materia de métodos sostenibles de producción.

Solicitamos que se establezca un comité internacional de mediación que se esfuerce por lograr la cancelación de las deudas de los países pobres y en desarrollo para el final del presente milenio. De ese modo, estos países tendrían una nueva ocasión para fortalecer su base económica. Los países pobres deberían aprovechar esta oportunidad para emanciparse utilizando sus propios recursos, con lo que cesarían toda dependencia respecto de los países ricos. Es indispensable un aporte mundial con miras a la aplicación de nuevas ideas y de tecnologías avanzadas que permitan mejorar los servicios públicos en los países en desarrollo. La presencia de un mediador como la FAO, el FIDA, el FMI o el Banco Mundial se hace necesaria cuando organizaciones privadas y países en desarrollo intentan alcanzar una fórmula conciliatoria para impedir que intereses financieros privados controlen las necesidades de quienes viven por debajo del nivel de pobreza.

Pedimos a los gobiernos que inviertan en los sistemas de enseñanza pública, dado que de ese modo las personas tienen la posibilidad de adquirir conciencia del hambre y la malnutrición y de luchar contra ellas. La educación prepara el terreno para la exploración de los talentos, aptitudes y recursos personales. Sólo a través de la educación para todos y de sus efectos duraderos y estables podremos erradicar la pobreza y el hambre.

Pedimos a las autoridades civiles y a los encargados de formular políticas que asuman el firme compromiso de promover y favorecer la política agraria junto con el desarrollo industrial. Esto podrá lograrse a través de unos medios de comunicación y educación eficaces, así como de la mejora de la infraestructura en las zonas rurales. Deberán aplicarse a la agricultura innovaciones científicas para aumentar la calidad y el volumen de los productos gracias a variedades mejoradas que puedan adaptarse fácilmente a los distintos climas.

Solicitamos la ayuda de los Jefes de Estado para el establecimiento de asociaciones de jóvenes en las escuelas donde se nombrarán delegados. Estos representantes presentarán sus reclamaciones ante los órganos nacionales e internacionales. Las asociaciones tendrán un mandato reconocido para participar en las actividades de la FAO. Su tarea consistirá en impulsar programas de sensibilización a todos los niveles y alentar la introducción de materias agronómicas en los estudios académicos.

Pedimos que no se emprendan nuevos planes de acción sin la participación de los jóvenes. Esto podrá conseguirse mediante la creación de un Consejo Internacional de la Juventud que promueva el intercambio de ideas en todo el mundo sin discriminación alguna por motivos políticos, raciales o sociales.

Pedimos a la Organización de las Naciones Unidas para la Agricultura y la Alimentación y al Fondo Internacional para el Desarrollo Agrícola, los cuales han estimulado e impulsado el Foro de la Juventud para la Cumbre Mundial sobre la Alimentación, que presenten esta declaración a los dirigentes de todo el mundo con objeto de fomentar la política de participación de los jóvenes en los diversos sectores de la sociedad civil.

Pedimos además un seguimiento del Foro Internacional de la Juventud para la Cumbre Mundial sobre la Alimentación. En los dos próximos años, los jóvenes de los distintos países deberán vigilar si las promesas de éstos se han traducido en medidas efectivas contra la crisis alimentaria. A este efecto, deberán conferirse a los jóvenes facultades para participar en los proyectos, garantizando su intervención en la evaluación de los cambios introducidos en las políticas nacionales y de los progresos realizados a nivel mundial.

17 de noviembre de 1996


DECLARACION ADOPTADA POR CONSENSO EN EL DIA DE LOS PARLAMENTARIOS

Nosotros, los parlamentarios congregados en Roma el 15 de noviembre de 1996 para participar en la reunión organizada por la Unión Interparlamentaria con motivo de la celebración de la Cumbre Mundial sobre la Alimentación y por invitación del Parlamento italiano, declaramos lo siguiente:

1. Expresamos nuestra profunda preocupación ante una situación en que cerca de 800 millones de personas en todo el mundo, especialmente en los países en desarrollo, padecen desnutrición crónica. Es intolerable que casi 200 millones de niños menores de cinco años sufran carencias proteinoenergéticas que amenazan su futuro, en la mayoría de las casos irremediablemente. A menos que se adopten con urgencia medidas enérgicas, el hambre y la inseguridad alimentaria persistirán y podrían incluso agravarse trágicamente en algunas regiones del mundo. El problema se manifiesta a escala mundial, aun en algunas de las sociedades más prósperas. Esta situación es una afrenta para la dignidad humana, una lacra social y una amenaza para la democracia.

2. Reconocemos que la inseguridad alimentaria -tanto para las familias como para las regiones y los países- tiene muchas causas físicas, geográficas, políticas, económicas y sociales interdependientes. Estas causas influyen en el desarrollo económico y repercuten en los ingresos de las personas y de países enteros, aunque afecta especialmente al sector agrícola. Al investigar las causas fundamentales de la inseguridad alimentaria, atribuimos especial importancia a la pobreza, que debe erradicarse si se quiere alcanzar el objetivo proclamado de conseguir "alimentos para todos".

3. Si bien la paz, la justicia social, la democracia y un ejercicio del poder transparente y responsable son condiciones previas todas ellas para que un país tenga un desarrollo económico y social sostenido, el aumento de la eficiencia de la producción agrícola y alimentaria es el factor decisivo para garantizar un suministro suficiente de alimentos, el cual deberá mantenerse a precios asequibles en todo el mundo, pero especialmente en los países de bajos ingresos y con déficit de alimentos.

4. La producción de alimentos debe ser inocua para el medio ambiente. Para ello es necesario ampliar la inversión pública y privada en la creación de tecnologías apropiadas y aumentar la eficacia de la transferencia de dichas tecnologías a las poblaciones rurales mediante programas de capacitación y divulgación.

5. Deberán eliminarse los obstáculos materiales a la producción agrícola, como por ejemplo la falta de regulación del agua, la inseguridad de los canales de distribución de insumos y el acceso limitado a los mercados. Deberán adoptarse políticas económicas y sociales que sean propicias a la creación de un entorno favorable para la producción agrícola, especialmente para lograr que todos los agricultores y en particular las mujeres y los jóvenes de las zonas rurales tengan acceso a los conocimientos técnicos y a los medios de producción, inclusive la tierra y el crédito. Habrán de aplicarse mecanismos eficaces para garantizar la seguridad alimentaria de la población, especialmente en lo que respecta al acceso de los sectores más pobres a alimentos adecuados y a la constitución de reservas suficientes.

6. La consecución de la seguridad alimentaria requiere un esfuerzo constante a nivel internacional, basado en la cooperación y la solidaridad entre países, prestando la debida atención a las diferencias entre sus niveles de desarrollo. Este esfuerzo deberá tener por objeto promover el comercio y favorecer su liberalización, en condiciones equitativas, elaborar tecnologías inocuas para el medio ambiente, proteger los recursos naturales del planeta -en particular, fomentando la energía renovable y haciendo uso de la diversidad biológica- y asegurar el acceso a los recursos genéticos de manera que se garanticen los derechos inalienables de los países depositantes, así como potenciar la cooperación técnica y el intercambio de información. La contradicción entre las exigencias del desarrollo económico per se y la necesidad imperiosa de lograr que este desarrollo sea sostenible requiere un aumento de la asistencia internacional.

7. Si bien la asistencia oficial para el desarrollo -ya sea bilateral o multilateral- deberá aumentarse y reestructurarse para tener en cuenta las necesidades del sector agrícola, deberá estimularse igualmente la inversión privada en este sector. Es necesario que los donantes y organismos de financiación adopten un enfoque más radical encaminado a mejorar la calidad de las propuestas de desarrollo que permitirán invertir la actual tendencia descendente de la ayuda oficial para el desarrollo. Deberá conseguirse que el volumen de la ayuda alimentaria a los países en desarrollo sea suficiente para cubrir sus necesidades urgentes y se complemente con programas de asistencia orientados a la rehabilitación del sector agrícola y vinculados con planes de protección social que aseguren alimentos adecuados a los sectores más pobres de la población.

8. Reafirmando el derecho de todos los seres humanos a disfrutar de una alimentación adecuada, sana y equilibrada,

9. Nos comprometemos a promover la aplicación del Plan de Acción de la Cumbre en el seno de nuestros parlamentos respectivos. De modo más concreto, nos comprometemos a:

10. Instamos a los participantes en la Cumbre Mundial sobre la Alimentación a que presten la debida atención a la presente Declaración, nos comprometemos a promover sus ideas en el seno de nuestras legislaturas respectivas y pedimos a la Unión Interparlamentaria que divulgue ampliamente esta Declaración en los parlamentos de todo el mundo y que establezca, en cooperación con la FAO, un mecanismo para vigilar la aplicación, a nivel parlamentario, de los compromisos adquiridos en Roma.

15 de noviembre de 1996


ANEXO IV: Países y organizaciones participantes

PAISES Y ORGANIZACIONES PARTICIPANTES

PAISES Y COMUNIDAD EUROPEA

AFGANISTAN
ALBANIA
ALEMANIA
ANGOLA
ANTIGUA Y BARBUDA
ARGELIA
ARGENTINA
ARMENIA
AUSTRALIA
AUSTRIA
AZERBAYAN
BAHAMAS
BAHREIN
BANGLADESH
BARBADOS
BELARUS
BELGICA
BELICE
BENIN
BHUTAN
BOLIVIA
BOSNIA Y HERZEGOVINA
BOTSWANA
BRASIL
BRUNEI DARUSSALAM
BULGARIA
BURKINA FASO
BURUNDI
CABO VERDE
CAMBOYA
CAMERUN
CANADA
COLOMBIA
COMORAS
COMUNIDAD EUROPEA
CONGO
COSTA RICA
COTE D'IVOIRE
CROACIA
CUBA
CHAD
CHILE
CHINA
CHIPRE
DINAMARCA
DJIBOUTI
DOMINICA
ECUADOR
EGIPTO
EL SALVADOR
EMIRATOS ARABES UNIDOS
ERITREA
ESLOVAQUIA
ESLOVENIA
ESPAÑA
ESTADOS UNIDOS DE AMERICA
ESTONIA
ETIOPIA
EX REP. YUGOSLAVA DE MACEDONIA
FEDERACION DE RUSIA
FIJI
FILIPINAS
FINLANDIA
FRANCIA
GABON
GAMBIA
GEORGIA
GHANA
GRANADA
GRECIA
GUATEMALA
GUINEA
GUINEA-BISSAU
GUINEA ECUATORIAL
GUYANA
HAITI
HONDURAS
HUNGRIA
INDIA
INDONESIA
IRAQ
IRLANDA
ISLANDIA
ISLAS NIUE
ISLAS MARSHALL
ISLAS COOK
ISLAS SALOMON
ISRAEL
ITALIA
JAMAICA
JAPON
JORDANIA
KAZAKSTAN
KENYA
KUWAIT
LAOS
LESOTHO
LETONIA
LIBANO
LIBERIA
LIBIA
LITUANIA
LUXEMBURGO
MADAGASCAR
MALASIA
MALAWI
MALDIVAS
MALI
MALTA
MARRUECOS
MAURICIO
MAURITANIA
MEXICO
MICRONESIA
MONACO
MONGOLIA
MOZAMBIQUE
MYANMAR
NAMIBIA
NEPAL
NICARAGUA
NIGER
NIGERIA
NORUEGA
NUEVA ZELANDIA
OMAN
PAISES BAJOS
PAKISTAN
PALAU
PANAMA
PAPUA NUEVA GUINEA
PARAGUAY
PERU
POLONIA
PORTUGAL
QATAR
REINO UNIDO
REINO DE ARABIA SAUDITA
REPUBLICA DOMINICANA
REUBLICA ISLAMICA DEL IRAN
REPUBLICA DEL KIRGUISTAN
REPUBLICA POPULAR
DEMOCRATICA DE COREA
REPUBLICA DE COREA
REPUBLICA CENTROAFRICANA
REPUBLICA DE MOLDOVA
REPUBLICA CHECA
RUMANIA
RWANDA
SAINT KITTS Y NEVIS
SAMOA
SAN VICENTE Y LAS GRANADINAS
SAN MARINO
SANTA LUCIA
SANTA SEDE
SANTO TOME Y PRINCIPE
SEYCHELLES
SENEGAL
SIERRA LEONA
SIRIA
SRI LANKA
SUDAFRICA
SUDAN
SUECIA
SUIZA
SURINAME
SWAZILANDIA
TAILANDIA
TANZANIA
TAYIKISTAN
TOGO
TONGA
TRINIDAD Y TABAGO
TUNEZ
TURKMENISTAN
TURQUIA
TUVALU
UCRANIA
UGANDA
URUGUAY
VANUATU
VENEZUELA
VIET NAM
YEMEN
ZAIRE
ZAMBIA
ZIMBABWE

El Observador de la Orden Soberana de Malta estuvo representado


ORGANIZACIONES DEL SISTEMA DE LAS NACIONES UNIDAS REPRESENTADAS EN LA CUMBRE MUNDIAL SOBRE LA ALIMENTACION

Naciones Unidas

- Comisión Económica de las Naciones Unidas para Africa

Fondo de las Naciones Unidas para la Infancia

Conferencia de las Naciones Unidas sobre Comercio y Desarrollo

Programa de las Naciones Unidas para el Desarrollo

Programa de las Naciones Unidas para el Medio Ambiente

Fondo de Población de las Naciones Unidas

Programa Mundial de Alimentos

Centro de las Naciones Unidas para los Asentamientos Humanos (Habitat)

Oficina del Alto Comisionado de las Naciones Unidas para los Refugiados

Universidad de las Naciones Unidas

Organización Internacional del Trabajo

Organización de las Naciones Unidas para la Educación, la Ciencia y la Cultura

Organización Mundial de la Salud

Banco Mundial/Corporación Financiera Internacional

Fondo Monetario Internacional

Organización Meteorológica Mundial

Fondo Internacional de Desarrollo Agrícola

Organización de las Naciones Unidas para el Desarrollo Industrial

Organismo Internacional de Energía Atómica

Organización Mundial del Comercio

Programa de Voluntarios de las Naciones Unidas

Secretaría Provisional de la Convención de las Naciones Unidas para Combatir la Desertificación

Fondo de Desarrollo de las Naciones Unidas para la Mujer

Servicio de las Naciones Unidas de Enlace con Organizaciones No Gubernamentales


OBSERVADORES DE ORGANIZACIONES INTERGUBERNAMENTALES

AGENCIA DE COOPERACION CULTURAL Y TECNICA

ASOCIACION AFRICANA PARA EL FOMENTO DE LA PALMA ACEITERA

ASOCIACION DEL ASIA MERIDIONAL PARA LA COOPERACION REGIONAL

AUTORIDAD INTERGUBERNAMENTAL DE ASUNTOS RELACIONADOS CON LA SEQUIA Y EL DESARROLLO

BANCO AFRICANO DE DESARROLLO

BANCO ARABE PARA EL DESARROLLO ECONOMICO DE AFRICA

BANCO ASIATICO DE DESARROLLO

BANCO INTERAMERICANO DE DESARROLLO

BANCO ISLAMICO DE DESARROLLO

CENTRO AGRONOMICO TROPICAL DE INVESTIGACION Y ENSEÑANZA

CENTRO ARABE PARA EL ESTUDIO DE LAS ZONAS ARIDAS Y LAS TIERRAS DE SECANO

CENTRO INTERNACIONAL DE ESTUDIOS SUPERIORES SOBRE AGRONOMIA MEDITERRANEA

CLUB DEL SAHEL

COALICION MUNDIAL PARA AFRICA

COMISION DEL PACIFICO SUR

COMISION SERICICOLA INTERNACIONAL

COMITE INTERESTATAL PERMANENTE DE LUCHA CONTRA LA SEQUIA EN EL SAHEL

COMITE INTERNACIONAL DE LA CRUZ ROJA

COMUNIDAD DE ESTADOS INDEPENDIENTES

COMUNIDAD DE PAISES DE HABLA PORTUGUESA

COMUNIDAD PARA EL DESARROLLO DEL AFRICA MERIDIONAL

COMUNIDAD Y MERCADO COMUN DEL CARIBE

CONSEJO DE EUROPA

CONSEJO INTERNACIONAL DE CEREALES

CONSEJO NORDICO

FEDERACION INTERNACIONAL DE SOCIEDADES DE LA CRUZ ROJA Y DE LA MEDIA LUNA ROJA

FONDO COMUN PARA LOS PRODUCTOS BASICOS

FORO PARA EL PACIFICO SUR

GRUPO CONSULTIVO SOBRE INVESTIGACIONES AGRICOLAS INTERNACIONALES

GRUPO DE LOS 77 (Oficina de Nueva York)

INSTITUTO INTERAMERICANO DE COOPERACION PARA LA AGRICULTURA

INSTITUTO INTERNACIONAL DEL FRIO

INSTITUTO INTERNACIONAL PARA LA UNIFICACION DEL DERECHO PRIVADO

INSTITUTO ITALO-LATINOAMERICANO

LIGA DE ESTADOS ARABES

MERCADO COMUN PARA EL AFRICA ORIENTAL Y AUSTRAL

OBSERVATOIRE DU SAHARA ET DU SAHEL

OFICINA INTERNACIONAL DE EPIZOOTIAS

OFICINAS DE AGRICULTURA DEL COMMONWEALTH-INTERNACIONAL

ORGANISMO ARABE DE INVERSIONES Y DESARROLLO AGRICOLAS

ORGANISMO INTERNACIONAL REGIONAL DE PROTECCION FITOSANITARIA Y SANIDAD AGROPECUARIA

ORGANIZACION AFROASIATICA PARA LA RECONSTRUCCION RURAL

ORGANIZACION ARABE PARA EL DESARROLLO AGRICOLA

ORGANIZACION ASIATICA DE PRODUCTIVIDAD

ORGANIZACION DE COOPERACION Y DESARROLLO ECONOMICOS

ORGANIZACION DE LA CONFERENCIA ISLAMICA

ORGANIZACION DE LA UNIDAD AFRICANA

ORGANIZACION DE LUCHA CONTRA LA LANGOSTA DEL DESIERTO PARA AFRICA ORIENTAL

ORGANIZACION INTERNACIONAL PARA LAS MIGRACIONES

ORGANIZACION LATINOAMERICANA DE DESARROLLO PESQUERO

SECRETARIA DEL COMMONWEALTH

SISTEMA DE INTEGRACION CENTROAMERICANA

UNION DEL MAGREB ARABE

UNION ECONOMICA Y MONETARIA DEL AFRICA OCCIDENTAL

OBSERVADORES DE ORGANIZACIONES NO GUBERNAMENTALES

Asistieron a la Cumbre gran número de organizaciones no gubernamentales. La lista completa figura en el documento WFS 96/INF/1 Rev. 1.


ANEXO V: Lista de documentos

LISTA DE DOCUMENTOS

WFS 96/1 Programa de trabajo de la Cumbre Mundial sobre la Alimentación

WFS 96/2 Reglamento provisional de la Cumbre Mundial sobre la Alimentación

WFS 96/3 Declaración de Roma sobre la Seguridad Alimentaria Mundial y Plan de Acción de la Cumbre Mundial sobre la Alimentación

WFS 96/3-Corr.1 Declaración de Roma sobre la Seguridad Alimentaria Mundial y Plan de Acción de la Cumbre Mundial sobre la Alimentación - CORRIGENDUM -(E, F, I solamente)

WFS 96/INF/1 Lista provisional de participantes

WFS 96/INF/1 Parte II Lista provisional de participantes

WFS 96/INF/2 Declaración de Quebec" e "Informe de la Reunión Ministerial sobre la Seguridad Alimentaria Mundial" (Ciudad de Quebec, Canadá, 1416 de octubre de 1995)

WFS 96/INF/3/Rev. 1 Lista de documentos

WFS 96/INF/4 Extracto del informe del 22º período de sesiones del Comité de Seguridad Alimentaria Mundial

WFS 96/INF/5 Declaración del Director General

WFS 96/INF/6 Reservas y/o declaraciones interpretativas sobre la Declaración de Roma y el Plan de Acción

WFS 96/LIM/1 Primer informe parcial del Comité de Credenciales

WFS 96/LIM/2 Segundo informe parcial del Comité de Credenciales

WFS 96/LIM/3 Tercer informe parcial del Comité de Credenciales

WFS 96/LIM/4 Informe final del Comité de Credenciales


ANEXO VI: Declaraciones de clausura

DIRECTOR GENERAL DE LA FAO:

Mis primeras palabras serán de agradecimiento para todos ustedes que han acudido desde las diferentes partes del mundo y en muchos casos desde muy lejos. Lo han hecho porque se consideran integrantes de una misma comunidad internacional y de una misma familia de naciones y de seres humanos.

A pesar de sus importantísimas obligaciones, dado el nivel de las funciones que desempeñan, se han congregado aquí para tratar de dar a ochocientos millones de personas de todo el mundo alguna esperanza de que su situación mejorará. El hecho de tener aquí a tantos Jefes de Estado y de Gobierno, a tantos vicepresidentes de gobierno, a tantos ministros, a tantos representantes populares reunidos para trabajar conjuntamente, animados por el auténtico espíritu de universalidad de las Naciones Unidas, es sin duda, para nosotros, la mejor razón para considerar que los esfuerzos que hemos realizado durante dos años y medio a fin de convocar esta Cumbre no han sido vanos.

Pero es también la razón por la que estamos convencidos de que la dedicación, el compromiso, el sentido ético de las cuestiones que ustedes han demostrado, garantizarán la actuación, garantizarán el seguimiento, garantizarán que, más allá de los compromisos y políticas internacionales, seguiremos avanzando en el plano nacional en que se adoptan las decisiones; y de que encontraremos en primer plano a los propios dirigentes nacionales junto con sus pueblos, porque son los que deben rendir cuentas y los únicos que pueden asegurar su desarrollo económico y social. Y también de que tendremos a los que viven en el mundo desarrollado al lado de la comunidad internacional, la FAO y las demás instituciones del sistema de las Naciones Unidas, las instituciones de Bretton Woods, las organizaciones financieras regionales, que juntos trabajaremos para lograr que los niños de corta edad no lloren de hambre y que las madres no tengan que ver a sus hijos en una situación desesperada. Tenemos la posibilidad de hacerlo, tenemos los conocimientos prácticos, tenemos los recursos y, con la Declaración de Roma y el Plan de Acción, hemos demostrado que tenemos la voluntad necesaria.

Emprendamos ahora una carrera contra reloj con el fin de ir más allá del objetivo que nos hemos fijado de reducir a la mitad el número de personas que padecen hambre para el año 2015. Este no es un objetivo máximo; es un objetivo mínimo y estoy convencido de que lo que han demostrado ustedes aquí, durante estos días que pasarán a la historia, es sin duda la indicación más clara de que juntos ganaremos la batalla contra la pobreza, ganaremos la batalla contra el escepticismo, ganaremos la batalla contra el cinismo, ganaremos la batalla contra el egoísmo, y que lo mejor de los valores humanos prevalecerá en las relaciones entre naciones, entre estados, entre países y en el seno de las comunidades.

Gracias por haberme dado su apoyo y que Dios les bendiga.


PRESIDENTE DE LA CUMBRE:

Estos últimos cinco días han sido para todos nosotros un hito importante, un hito en nuestro camino común hacia una seguridad alimentaria duradera para toda la población mundial. Con la aprobación de la Declaración de Roma y del Plan de Acción de la Cumbre Mundial sobre la Alimentación hemos puesto fin a un proceso de negociaciones. Hemos conseguido un consenso notable sobre lo que ha de hacerse para aliviar el sufrimiento de las personas que padecen hambre y asegurar suministros alimentarios accesibles para una población que aumentará en los años venideros. Hemos logrado que la atención del atareado mundo de hoy se centre en el hecho de que cientos de millones de personas continúan viviendo en una situación de hambre crónica.

Esta es una realidad vergonzosa, a menudo olvidada, que persiste incluso mientras puede que otros miles de personas sufran y mueran en el curso de sucesos como los que se están desarrollando esta semana en el Africa central. Delante de los ojos del mundo entero nos hemos comprometido públicamente a dar los pasos que nos permitirán acercarnos al objetivo final de conseguir "alimentos para todos". Hemos hecho todas estas cosas y, sin embargo, es ahora cuando comienza la verdadera tarea. El Plan de Acción nos da una indicación clara de la labor que ha de realizarse en los planos comunitario, regional e internacional. Habla de la responsabilidad nacional y de la solidaridad internacional, de la participación de la sociedad civil y de la del sector privado, de la necesidad de invertir, de examinar las políticas, de prestar una seria atención a la función de la mujer. Queda mucho por hacer.

La Declaración de Roma nos pide que reduzcamos a la mitad el número de personas que padecen desnutrición crónica en la tierra para el año 2015. Muchos han dicho que este objetivo es demasiado modesto, que dejaría de lado a demasiados millones de personas. Es una crítica justa, que tomo a pecho. Creo que cuando salgamos de aquí esta tarde y regresemos a nuestros hogares y a nuestras tareas habituales, tendremos la obligación de poner en práctica los compromisos que hemos adquirido aquí, en noviembre de 1996, para que inspiren y guíen el trabajo que realizamos, ya sea en el gobierno, los servicios locales, la agricultura, la defensa de una causa, el sector privado o el socorro en caso de emergencia. Si cada uno de nosotros da lo mejor de sí, considero que podremos alcanzar e incluso superar la meta que nos hemos fijado. Dentro de veinte años, y deseo a todos que puedan estar aquí para entonces, será la historia la que juzgue a la Cumbre Mundial sobre la Alimentación de 1996.

Muchas gracias a todos ustedes.

Es para mí un orgullo y un placer declarar clausurada esta magnífica reunión.