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Anexo 3: reseña de la situación forestal en America Latina y el Caribe

Perspectiva historica

Originalmente los bosques cubrían un gran extensión de la región de América Latina y el Caribe, y fueron muy poco modificados por los habitantes nativos. El período de la conquista y la colonización marcó un punto de ruptura, con la incorporación de prácticas agrícolas y ganaderas que fueron impuestas por los conquistadores, y que aún persisten hoy en día. La tierra, que antes había sido comunitaria, pasó a manos de los colonizadores, y gran parte de ella fue luego propiedad de los estados que se establecieron después de su emancipación de las coronas colonizadoras.

La situación general de tenencia de la tierra en casi toda América Latina y el Caribe se refleja en el hecho de que una gran extensión de ella continúa perteneciendo a los Estados, quienes regulan su uso. El crecimiento de la población y los procesos de colonización forestal prevalecen en la Región, y continúa la expansión de la frontera agrícola y ganadera, en perjuicio de los bosques naturales.

La tierra de propiedad del Estado generalmente está protegida por la legislación, pero invariablemente está invadida por campesinos sin tierra, colonos, y grandes o pequeñas compañías, las que explotan o eliminan la cubierta forestal. Diversos sistemas de reforma agraria y procesos de colonización conducidos por agencias gubernamentales han desarrollado mecanismos para transferir la tierra a los habitantes locales, aunque frecuentemente con pobres resultados. Una gran parte de la tierra invadida con aptitud forestal continúa en manos del Estado, sin que se hayan otorgado títulos de propiedad. Como consecuencia, la deforestación se considera una ‘mejora’ y la tierra no cubierta por bosques se considera más valiosa que la tierra forestal poblada. Como la tierra no pertenece a sus ocupantes, éstos no tienen acceso a crédito o a programas de reforestación, y tienen poco interés en su conservación.

Recursos forestales

A principios de esta década, la superficie de bosques forestales era de aproximadamente 1 800 millones de hectáreas, de las cuales América Latina tenía más de 900 millones de hectáreas. De éstas, aproximadamente 675 millones de ha. son de bosques tropicales densos, de los cuales más de la mitad se encuentran en la cuenca del Amazonas. Además, hay unas 100 millones de hectáreas más de bosques secundarios.

La deforestación anual en América Latina entre 1981 y 1990 fue de 7,4 millones de ha/año; una tasa de 0,7 por ciento por año para la década de los 80, la más alta entre todas las regiones del mundo (vease cuadro A3).

En casi todos los países del continente, los recursos forestales han continuado a ser afectados por el sobrepastoreo, la extracción de madera, las explotaciones mineras y la construcción de infraestructuras, tales como caminos y embalses hidroeléctricos. Esto ha ocasionado erosión por viento y agua, además de serios problemas de inundaciones y sedimentación en los ríos, entre otros efectos negativos.

Cuadro A3
Estimaciones de la superficie de cubierta forestal (en millones de hectáreas) y tasas de deforestación en las zonas tropicales de América Latina y el Caribe

subregion№ de paísessuperficiecubierta forestaltasa anual de deforestación
198019901981-1990
millones de hamillones de hamillones de hapor ciento por año
Centro-américa y México7239,679,268,11,11,5
Caribe196948,347,10,10,3
Sudamérica Tropical71 341,6864,6802,96,20,7
total/promedio331 650,2992,1918,17,40,7

Manejo de bosques

Muchos bosques nativos mixtos de la Región se han visto degradados por la explotación de sólo unas pocas especies comerciales y por la extracción selectiva, dejando los peores especímenes en el bosque o pobres condiciones sanitarias con un bajo valor comercial. Daños causados por incendios forestales y por el ataque de insectos y hongos.

Aunque hay poco progreso tangible en el manejo u ordenación de bosques naturales en la Región, algunos países están ahora modificando su legislación y asignando recursos para conservar los bosques. Hay una percepción creciente de que la supervivencia de los bosques naturales dependerá de su uso y del mantenimiento de principios de desarrollo económico y social sobre bases ecológicamente sostenibles. Sin embargo, esta ecuación es extremadamente compleja y, por los múltiples factores involucrados, aún requiere de soluciones en la mayor parte de la Región.

A pesar de los problemas, se ha logrado algún progreso en el manejo de bosques en la Región. Muchos países han iniciado planes y programas; hay una creciente cantidad de proyectos en ejecución y los gobiernos están asignando mayores recursos económicos al sector forestal, los que están siendo complementados con fondos desde el exterior.

Se está aplicando la legislación que prohíbe la explotación de recursos específicos, y estableciendo moratorias con respecto a concesiones hasta que exista mayor información con respecto al uso y manejo del recurso. Recientemente, algunos países han modificado su legislación, eliminando los incentivos para destruir los bosques. También se han promulgado reglamentos que suspenden permisos y concesiones, y se han establecido prohibiciones que limitan la caza en tierras forestales a la subsistencia de comunidades indígenas locales.

Varios países han continuado con programas y proyectos de manejo de cuencas, y las organizaciones internacionales multilaterales están financiando cada vez más proyectos de esta naturaleza. Casi todos los países de la Región han creado sistemas de zonas protegidas con el fin de resguardar áreas representativas y la diversidad biológica de los ecosistemas forestales restantes.

Ha habido una mejoría considerable con respecto al reconocimiento por parte de legisladores y formuladores de políticas sobre la necesidad de conservar la naturaleza. El público en general también aprecia ahora que el medio ambiente es un factor que merece consideración, y gracias a las comunicaciones modernas, se concientizan rápidamente de lo que está ocurriendo con los bosques en otros lugares. Estos factores tienen influencia sobre la existencia de una actitud más favorable por parte de individuos, empresas e industrias hacia las medidas conservacionistas.

Plantaciones forestales

Salvo algunas excepciones, existe un desequilibrio entre deforestación y forestación o reforestación. Sin embargo, en la Región, más y más países están adoptando políticas coherentes para las plantaciones forestales, y se ha logrado un progreso importante en algunos países como resultado de políticas de incentivos adecuadas. Además, la existencia de plantaciones en algunas áreas ha reducido considerablemente la presión sobre el bosque natural, especialmente para la producción de madera, demorando su explotación, aunque sin eliminarla.

Hay una fuerte correlación entre las políticas sostenidas de incentivos para la reforestación (con reducciones considerables en los costos de plantación, administración y manejo) y las altas tasas de plantación. Las cifras invertidas por el Estado en estos subsidios se recuperan ampliamente por el aumento de la actividad industrial y por los impuestos que se pagan por estos productos y por su consumo.

Productos forestales

La producción y suministro de madera es una actividad económica importante en la Región, aunque no siempre se refleja en el Producto Interno Bruto (PIB) por las dificultades para obtener estadísticas confiables sobre producción y consumo. Además, la participación real del sector forestal en las economías nacionales tiende a ser subvalorada, y la explotación de bosques fuera del marco legal a menudo obstaculiza la disponibilidad de cifras reales de producción.

El uso comercial de bosques naturales mixtos se caracteriza por el limitado número de especies empleadas tanto para consumo doméstico como para exportación. Un caso representativo es el de Brasil. A pesar de tener el potencial más grande de madera tropical en el mundo, su participación en el mercado mundial es sólo un poco mayor que el 1 por ciento del comercio internacional.

Los productos forestales tienen particular importancia para las comunidades rurales, las poblaciones indígenas y los habitantes peri-urbanos o urbanos de bajos recursos. La leña y el carbón constituyen su fuente principal de energía, principalmente para cocinar y, en zonas más frías, para calefacción. La leña no sólo es importante para consumo doméstico directo sino también para uso industrial. De mucha importancia también es la producción de varas, vigas y otras maderas rollizas para la construcción de casas, particularmente a nivel rural.

Existe un desequilibrio entre demanda y oferta de madera y de productos básicos para la construcción en la mayoría de la región de América Latina y el Caribe. También hay una creciente expansión del radio y del tiempo de abastecimiento a los habitantes de las ciudades y pueblos o a la población rural. La oferta y la demanda es muy irregular, con mayores problemas donde las densidades de población son altas, y particularmente crítica en las zonas áridas y semi-áridas de la Región.

Los déficit se están superando mediante el establecimiento de plantaciones con fines energéticos en áreas de mayor demanda, y a través del uso de tecnologías simples se pueden mejorar la calidad y la economía de la combustión. Sin embargo, estos esfuerzos son un tanto aislados, e insuficientes para cubrir las crecientes necesidades de la población.

Aunque importantes en la Región, los productos forestales no madereros están subvalorados con respecto a contribución que aportan en la satisfacción de las necesidades básicas de la población, especialmente en los sectores rurales más aislados. La exportación de productos forestales no madereros se está convirtiendo en una fuente importante de ingresos nacionales, y en particular para las comunidades rurales proporcionando oportunidades de trabajo y posibilidad de aumentar los ingresos familiares.

Con recursos económicos limitados aplicados a la promoción de actividades relacionadas con los productos forestales no madereros es posible atraer recursos directamente hacia las comunidades menos favorecidas, contribuyendo así indirectamente a la conservación de bosques, y a fuentes de energía y materia prima para la elaboración de diversas artesanías y productos de uso diario.

En la Región aún hay una clara necesidad de identificar a los ‘productos forestales no madereros’, clasificarlos de acuerdo a la materia prima y al uso al cual son destinados, a promover campañas de difusión, a enfatizar su importancia y utilidad para el comercio, y a intercambiar información y material de investigación con respecto a estos productos entre los países de la Región.

Industrias forestales

Las industrias forestales que utilizan troncos redondos de bosques naturales como materia prima, se enfrentan a problemas de abastecimiento. Esto, junto con el menor número de especies utilizadas, legislación forestal protectora e insuficiente manejo forestal, está creando situaciones críticas en cuanto a disponibilidad de madera en muchas áreas de la Región.

Desde un punto de vista tecnológico, una gran parte del equipo industrial que se utiliza está obsoleto, generalmente entre 30 y 50 años de edad, y de baja productividad, dando por resultado productos de baja calidad. El equipo normalmente es dimensionado para aserrar troncos de gran diámetro, los que son cada vez más escasos. Las producciones mayores son obtenidas en instalaciones con tecnología moderna, cuyo suministro de materia prima proviene en gran parte de plantaciones y de bosques naturales manejados.

Se están identificando métodos de ordenación sostenible para servir de base al desarrollo industrial, con el consiguiente desarrollo económico y social. El manejo ecológico de los bosques afectará la disponibilidad de materia prima para la industria de elaboración primaria, y valoriza el medio ambiente, paisaje, conservación de suelos y aguas, el mejoramiento de la calidad del aire y otros valores.

Instituciones forestales

En la mayoría de los países de América Latina y el Caribe, las instituciones forestales gubernamentales están sufriendo transformaciones como resultado de reformas macroeconómicas introducidas por los programas de ajuste estructural, junto con las crecientes demandas sobre el sector forestal. Además, los cambios en las políticas nacionales de desarrollo y la mayor importancia asignada a la iniciativa privada han contribuido a una modificación del papel de las administraciones forestales. Muchos países están también descentralizando el manejo de los bosques públicos, mediante el fortalecimiento de agencias regionales y el envolvimiento de las comunidades locales, con el fin de que tengan una participación cada vez más importante en las decisiones y acciones locales del sector. Varios países han establecido, o están en proceso de hacerlo, Comisiones Nacionales de Medio Ambiente, adscritas a la Presidencia de la República, a los Ministerios de Relaciones Exteriores o a otras instancias de alto nivel relacionadas con los asuntos forestales.

Se han efectuado, o se está en proceso de efectuar cambios notables en la legislación forestal en muchos países de la Región. Numerosos decretos, leyes y reglamentos están siendo actualizados con el propósito de mejorar la protección, el manejo y el uso de los recursos forestales.

En años recientes, han ocurrido importantes cambios en la planificación del desarrollo forestal y en la adopción de políticas aplicadas al sector forestal. Muchos de estos cambios son resultado de la CNUMAD de Río de Janeiro, el Programa 21, la Convención sobre Diversidad Biológica y la Declaración de los Principios Forestales, así como del impacto del Programa de Acción Forestal de los Trópicos (PAFT) a través de los Planes de Acción Forestal Nacionales.

Casi todos los países han efectuado recolección, análisis y síntesis de información y la formulación de planes generales y específicos, muchos de ellos en el contexto del PAFT—32 países de la Región han adherido al Programa de Acción Forestal en los Trópicos.

La iniciativa ha favorecido la formulación de numerosos proyectos específicos, como también ha contribuido a redefinir y establecer estrategias precisas y claras para el desarrollo del sector forestal. El PAFT, como ejercicio de planificación, ha ayudado a los países a definir y programar sus objetivos, y ha permitido un análisis en profundidad sobre los objetivos y prioridades del sector forestal, armonizando criterios y puntos de vista de todas las instituciones y grupos nacionales y locales conexos.

Resumen

Los recursos forestales de la Región están bajo fuerte presión reflejando la situación económica y social de la misma. Subsisten serias deficiencias en cuanto a su conservación y manejo. Sin embargo, se esperan cambios positivos como resultado de modificaciones de políticas, legislaciones y acciones que han venido ocurriendo en años recientes. El mayor conocimiento de la población y de los gobiernos sobre el problema forestal ha traído consigo un aumento general en la preocupación por el manejo forestal, el establecimiento de más áreas protegidas y la asignación de crecientes recursos para el sector forestal.

Aunque todos los países de la Régión han declarado extensas áreas como zonas protegidas, son escasos los progresos tangibles en el manejo de estas áreas. Tal vez los progresos mayores están ocurriendo a nivel de la percepción de los políticos y gobernantes. Hay hoy en día mayor interés por legislar sobre la materia, y una conciencia cada vez mayor a nivel regional en favor de la conservación de los bosques.

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