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PARTE 3
Puntos más salientes de los estudios especiales de la FAO

LA COMPRENSIÓN DE LAS
CULTURAS DE LAS COMUNIDADES PESQUERAS:
CLAVE PARA LA ORDENACIÓN PESQUERA Y
LA SEGURIDAD ALIMENTARIA

ANTECEDENTES

En 1995, el Gobierno del Japón, en colaboración con la FAO, celebró en Kyoto, Japón, una conferencia sobre la Contribución sostenible de la pesca a la seguridad alimentaria. Una de las conclusiones de la misma fue que la comprensión de la cultura de las comunidades pesqueras es fundamental para una gestión y ordenación equitativas de la pesca de captura y la acuicultura y para mantener la seguridad alimentaria en las regiones que dependen de la pesca.

Como parte del seguimiento de dicha Conferencia, la FAO encargó un estudio sobre la cultura de las comunidades pesqueras. Se decidió que el estudio se basara en un examen de la literatura, completado por una serie de estudios de casos encargados con fines específicos. Se ha completado ya el estudio que la FAO publicará como Documento técnico de pesca1. En él se ofrecen a los funcionarios del sector pesquero orientaciones para mejorar su comprensión de las culturas de las comunidades de pescadores en pequeña escala y, en último término, para ayudarles a mejorar los niveles de vida dentro de tales comunidades. Se basa en la noción generalmente aceptada de que garantizar condiciones de vida decentes a la población pescadora es tan importante como mantener el buen estado de las poblaciones ícticas o conseguir el máximo rendimiento económico de los recursos pesqueros, y que para lograr dicha finalidad es preciso comprender mejor y respetar las culturas y acuerdos sociales de los pescadores.

Se ofrecen a continuación algunos de los puntos más salientes de los estudios de casos y un resumen de sus conclusiones, la mayoría de las cuales proceden del estudio de la literatura.

PUNTOS MÁS SALIENTES DE LOS ESTUDIOS DE CASOS

Los seis estudios de casos sobre comunidades pesqueras contemporáneas de distintas regiones culturales
de todo el mundo muestran cómo las prácticas y políticas de ordenación pesquera pueden reforzar o debilitar las culturas de los pescadores en pequeña escala.

La ordenación basada en la comunidad y orientada por especies ícticas

El estudio realizado por T. Akimichi sobre la ordenación de los recursos orientada por especies y la conservación de peces de arrecife en pesquerías en pequeña escala de las islas Yaeyama, al sudoeste del Japón, describe las medidas complejas y altamente participativas que han de adoptarse para promover una ordenación común y cooperativa de la pesca basada en las comunidades.

En torno a las islas Yaeyama, la degradación reciente de los ecosistemas marinos de arrecifes coralinos y la intensificación del esfuerzo de pesca tanto comercial como deportiva han suscitado preocupaciones por la introducción de métodos nuevos y más completos de ordenación pesquera. Respondiendo a estas preocupaciones, el gobierno del distrito emprendió un proyecto para promover la ordenación basada en la comunidad de una única especie de letrínidos (Lethrinus mahsena), que desde hace tiempo es uno de los pescados más importantes para la alimentación en esta región. Los pescadores comerciales dedicados a esta especie no forman una comunidad homogénea unificada, sino que adoptan enfoques diferentes de la pesca y utilizan métodos diversos. Sin embargo, son todos ellos miembros de la asociación cooperativa de pesca de la región, que coordina el esfuerzo de pesca dentro de los territorios de su competencia y tiene facultades relacionadas con algunas medidas de ordenación, si bien no tiene jurisdicción sobre los pescadores deportivos. Los intereses de la pesca deportiva en la región son también algo diferentes, ya que consisten principalmente en operadores de embarcaciones de recreo, guías pesqueros y propietarios de tiendas de aparejos de pesca.

Los gobiernos de distrito y locales coordinan las asociaciones cooperativas de pesca dentro de sus jurisdicciones y ejercen algunas funciones de ordenación. Desempeñan también una función importante como mediadores en controversias entre las distintas asociaciones de su jurisdicción, así como en controversias con las de jurisdicciones vecinas o con sectores ajenos, como la pesca deportiva.
El organismo nacional de pesca del Japón, con sede en Tokio, supervisa la administración de los gobiernos de distrito y locales.

Durante 1996 y 1997, el gobierno de distrito organizó una serie de reuniones en la asociación de Yaeyama en las que se presentaron propuestas de ordenación a varios pescadores comerciales de letrínidos. Los miembros, funcionarios de los gobiernos de distrito y representantes del sector deportivo participaron en estas reuniones. Resultó difícil llegar a un consenso entre los miembros sobre las medidas de ordenación propuestas, debido principalmente a los diversos enfoques de la pesca, así como al escepticismo de algunos respecto de la necesidad de un nuevo programa de ordenación y a las dudas sobre si todos los miembros lo apoyasen. Por otra parte, los pescadores se hallaban prácticamente unidos en su preocupación por el impacto de la pesca deportiva en las poblaciones de letrínidos. Tras modificar el programa de ordenación propuesto, se llegó a un consenso provisional entre los miembros de la asociación sobre su deseo de aceptarlo, mientras que los miembros del sector deportivo acordaron voluntariamente promover la aceptación del mismo dentro de su sector.

Los conocimientos de ecología de los miembros de la asociación ayudaron a las autoridades gubernamentales a elaborar un programa, mientras que el diálogo entre todas las partes interesadas en las poblaciones de letrínidos contribuyó a garantizar que fuera detallado y eficaz. El programa actual no es completo y se espera desarrollarlo a medida que adquieran más experiencia los distintos grupos de interés que han comenzado a colaborar entre sí de forma más completa que antes.

El uso de los sistemas de crédito tradicionales para la pesca en pesqueña escala en Nigeria

El estudio realizado por M. Ben-Yami sobre la integración de instituciones tradicionales y la participación popular en un proyecto de desarrollo de la pesca artesanal en el sudeste de Nigeria muestra cómo la falta de acceso a los créditos puede limitar la productividad de los pescadores en pequeña escala e informa sobre un plan de fomento del crédito realizado con éxito para ayudar a comunidades de pescadores en pequeña escala del sudeste. El éxito de este proyecto dependió en gran medida de la participación comunitaria en todas sus fases, desde la planificación inicial hasta la ejecución final del proyecto.

Ben-Yami observa que el esfuerzo general de pesca en el sector en pequeña escala no está limitado por las poblaciones ícticas, que durante mucho tiempo habían permanecido estables y poco utilizadas, sino por las dificultades para conseguir, a precios razonables, los créditos necesarios para mantener las operaciones pesqueras. Las comunidades locales tenían ya instituciones de crédito tradicionales, pero éstas no podían facilitar los créditos de mayor cuantía a precio razonable que permitirían incrementar sensiblemente la producción pesquera. Conectando las instituciones tradicionales de crédito basadas en la comunidad con un moderno banco de préstamos, el esfuerzo de desarrollo pudo aprovechar un importante componente preexistente de la cultura de la comunidad local.

El proyecto mejoró el bienestar de muchas personas que viven en comunidades pesqueras, pero su éxito fue un tanto menor a causa de personas (normalmente ajenas a las comunidades) que trataron de explotar el proyecto en beneficio propio, y a causa de las tendencias inflacionarias en la economía nacional. Pocos años después, se emprendieron otros proyectos de desarrollo en la misma región, pero no se consultó previamente a la población local. Tales proyectos dieron lugar a gastos considerables en innovaciones tecnológicas que resultaron inapropiadas y contribuyeron poco a mejorar el bienestar de las personas pertenecientes a las comunidades pesqueras.

La identidad cultural y la caza de la ballena en pequeña escala en América del Norte

El estudio de M.M.R. Freeman sobre la caza de la ballena en pequeña escala en América del Norte se centra en la población aborigen inuit del norte de Alaska y Canadá, y muestra cómo las prácticas balleneras tradicionales han contribuido a mantener la identidad cultural y han promovido la conservación eficaz de las poblaciones de ballenas. A la vez que la caza de ballenas desempeña una importante función en una economía de subsistencia, su valor simbólico dentro de la identidad cultural es quizá aún más importante. En particular, la distribución en toda la comunidad de alimentos derivados de la ballena es un medio de mantener la cohesión social y la identidad cultural, porque el mismo proceso de distribución, y no las cantidades que se distribuyen realmente, es lo que más se valora. Por esta razón, a lo largo de los dos últimos decenios, aunque se ha duplicado la población inuit, el promedio de ballenas cazadas anualmente se ha mantenido casi constante y hay poco interés en incrementar la comercialización de estos recursos.

Freeman defiende que los enfoques convencionales de ordenación pesquera que tratan las ballenas como cualquier otra población silvestre que ha de conservarse y asignarse como recurso alimentario humano amenazaría la sostenibilidad de la identidad cultural única de los inuits, así como a las mismas poblaciones de ballenas. La clave para mantener tanto la cultura como las ballenas se halla en comprender el significado multidimensional de la caza de estos cetáceos y la distribución de sus productos.

Aspectos socioculturales de la pesca en pequeña escala en la India

El estudio de J. Kurien sobre los aspectos sociocultu-rales de la pesca y sus consecuencias para la seguridad alimentaria y los medios de vida informa acerca de un proyecto en el estado de Kerala, India, y muestra que las actividades de desarrollo de las comunidades de pescadores en pequeña escala pueden ser inapropiadas si ignoran la cultura tradicional. Describe las comunidades de pescadores en pequeña escala de Kerala, donde el nivel de vida de la población disminuyó a causa de iniciativas de desarrollo que ignoraban los sistemas de pesca tradicionales empleados satisfactoriamente durante mucho tiempo.

Antes de que se realizaran las actividades de desarrollo, el acceso a la pesca y la asignación de sus recursos se regulaban por tradiciones e instituciones comunales que se preocupaban de repartir el pescado y los ingresos de él derivados, y de promover la participación comunitaria en la ordenación pesquera. Las prácticas tradicionales proporcionaban también medios eficaces para resolver los conflictos y garantizaban un suministro abundante de pescado en toda la región. Sin embargo, desde hace cuatro decenios aproximadamente, políticas de desarrollo favorables a la expansión de la industria moderna para la exportación de camarones han reorientado las prácticas pesqueras hacia las necesidades de este sector que, en cambio, proporciona comparativamente menos empleo a la población de las comunidades de pescadores.

Importantes ecosistemas marinos comenzaron a degradarse, a la vez que disminuyeron los suministros regionales de pescado y se redujo el empleo de las mujeres en los mercados de pescado de la región. Dentro de las mismas comunidades, otros esfuerzos de desarrollo incitaron a los pescadores a abandonar las prácticas tradicionales y promovieron nuevos comportamientos de individualismo competitivo orientados a los mercados, y no a las mismas comunidades. Se trastornaron así las tradiciones culturales que habían guiado la vida social y económica de la región, fomentándose nuevas divisiones sociales y políticas dentro de las comunidades.

Kurien sostiene que las futuras políticas pesqueras deberán dar prioridad a la promoción del bienestar dentro de las comunidades de pescadores. Recomienda también que se revitalicen la ética comunal tradicional y la ordenación pesquera basada en la comunidad, se tengan más en cuenta las prácticas pesqueras tradicionales y se fomente el regreso de las mujeres a los mercados de pescado regionales como medio para revitalizarlos.

La influencia de factores externos en la ordenación tradicional de los recursos en una comunidad de pescadores de la República Dominicana

El estudio de R.W. Stoffle, titulado «Cuando el pescado es agua: seguridad alimentaria y pescado en una comunidad costera de la República Dominicana», expone las relaciones recíprocas que la comunidad de pescadores en pequeña escala mantiene con los sistemas populares y culturales externos a su propia zona. Describe una pequeña aldea rural costera, que parece aislada, pero que, de hecho, tiene una red de interconexiones locales, nacionales e incluso mundiales. Este estudio expone las repercusiones de los vínculos de una comunidad pesquera con el mundo exterior, y muestra cómo tales vínculos pueden influir en el bienestar de las distintas poblaciones involucradas.

Los pescadores a jornada completa, a quienes en el lugar se denomina especialistas en pesca, producen pescado para el sustento de sus familias y la venta en los mercados regionales y nacionales, a fin de obtener ingresos. Gran parte del pescado de calidad inferior se vende en las ciudades costeras de la nación, donde constituye una fuente importante de proteínas animales para la población urbana pobre. Sin embargo, para comprender la función local, nacional y mundial que desempeñan los pescadores de la aldea, es preciso tener en cuenta sus relaciones con los agricultores de la aldea. Cuando los agricultores locales experimentan reducciones en su producción alimentaria de subsistencia y sus ingresos, provocadas por sequías localizadas o por cambios en las políticas económicas nacionales o internacionales que deprimen los precios de los cultivos comerciales, muchos de ellos recurren a la pesca como medida temporal para aumentar los alimentos de sus hogares y colmar la falta de ingresos. Estos aumentos en el esfuerzo de pesca general provocan las correspondientes reducciones en las poblaciones ícticas locales.

Durante estos períodos de descenso de la actividad agrícola, los pescadores de la aldea venden una parte relativamente mayor de sus capturas de calidad inferior a sus vecinos agricultores, en lugar de llevarlos a los mercados urbanos. Esto a su vez hace que se reduzcan los suministros de pescado para la población urbana pobre, parte de la cual no puede permitirse otra fuente de proteínas animales. Al mismo tiempo, los pescadores han tenido que resistir a la incursión de pescadores más capitalizados procedentes de fuera de la comunidad, así como a la expansión del turismo nacional e internacional que repercute negativamente en las poblaciones ícticas y otros importantes recursos pesqueros.

Como los suministros de agua potable de la aldea son a veces escasos, problema común en muchas comunidades de pescadores, especialmente en los países en desarrollo, los pescadores locales se ven obligados a veces a vender los suministros de pescado de subsistencia de sus familias con el fin de comprar agua para beber y para preparar alimentos básicos que son baratos y contienen muchas calorías.

Los efectos de las políticas pesqueras en la pesca en pequeña escala en Escocia

El estudio de D. Thomson sobre la importancia social y cultural de las comunidades pesqueras y su contribución a la seguridad alimentaria demuestra cómo las comunidades de pescadores en pequeña escala de las Hébridas y la costa occidental de Escocia se han empobrecido cultural y económicamente a causa de las políticas favorables a la pesca en mayor escala y más industrializada.

Thomson señala que Escocia occidental es una de las regiones más remotas, rurales y económicamente periféricas de la UE donde, pese a reducciones a largo plazo, la pesca de captura y sus actividades auxiliares siguen proporcionando alrededor del 20 por ciento del empleo total. Hasta comienzos de los años ochenta, los recursos marinos naturales de esta región habían sido abundantes, y mantenían un sector de la pesca en pequeña escala sólido y localizado, así como un gran número de empresas pesqueras que procedían de fuera de la región. Sin embargo, desde comienzos de los años ochenta, se ha ido reduciendo constantemente la pesca en la región como consecuencia de años de capturas excesivas y de la invasión de la contaminación marina.

El impacto de este descenso ha sido devastador para las comunidades de pescadores en pequeña escala, no sólo en el sector de la producción, sino también en los de la elaboración y distribución del pescado, en los que anteriormente se empleaban muchas mujeres. Recientemente, empresas pesqueras en gran escala procedentes de otras partes de Escocia hacen la competencia y compran licencias de pesca (que se conceden en número limitado) a pescadores locales en pequeña escala, económicamente marginales, que no pueden sostener ya sus actividades. Esto ha provocado subidas de los precios de las licencias y ha hecho disminuir la participación de las comunidades de pescadores en pequeña escala en las mismas pesquerías de las que han dependido durante mucho tiempo.

Es probable que las comunidades de pescadores sigan empobreciéndose cuando se aplique plenamente la política pesquera común de la UE, que permitirá el acceso a flotas de todos los Estados miembros. Esto provocará casi ciertamente una escalada del comercio de licencias y cuotas, haciendo que sus precios sean inalcanzables para la mayoría de los pescadores en pequeña escala de Escocia occidental y transfiriendo cada vez más a intereses extranjeros los beneficios económicos de la pesca en la región. Aunque el desarrollo regional es uno de los objetivos de la política pesquera común, según Thomson, la estructura actual es tan favorable para las actividades en gran escala que puede representar el certificado de muerte para las comunidades de pescadores en pequeña escala y sus culturas.

Recomienda que la UE considere como primera prioridad de sus políticas pesqueras el bienestar de las comunidades de pescadores en pequeña escala de la región. Los beneficios generalizados que se derivarán de ello incrementarán la seguridad alimentaria y el empleo en las comunidades costeras de Escocia occidental, crecerá la eficiencia de las capturas de las poblaciones ícticas de la región, con la correspondiente reducción del impacto negativo en su ecosistema marino causado por la pesca en escala mayor, y se invertirá la tendencia general al descenso demográfico y económico a largo plazo que se está registrando en esta región.

PUNTOS MÁS SALIENTES DE LOS PRINCIPALES RESULTADOS

Las principales conclusiones del Documento técnico de pesca de la FAO destacan la importancia de las comunidades de pescadores en pequeña escala al elaborar en el futuro las prácticas y políticas de ordenación pesquera, y la necesidad de una comprensión más profunda de las culturas y los dispositivos sociales dentro de las comunidades pesqueras. El documento recomienda que se garanticen a las comunidades los derechos a acceder a los recursos pesqueros y a explotarlos.

Estas conclusiones y recomendaciones se basan en los conocimientos y experiencia acumulados por un gran número de personas. Las experiencias de quienes han tratado de conseguir pesquerías sostenibles y equitativas en comunidades de pescadores en pequeña escala han encontrado una serie de características naturales comunes a muchas de ellas, que son muy importantes para los funcionarios de pesca. En la mayoría de los casos, los miembros de las comunidades de pescadores en pequeña escala desarrollan sus características culturales para mantener sus medios de vida basados en la pesca y satisfacer otras necesidades humanas. La ordenación podrá tener más éxito si se aprovechan estas características o, al menos, se ayuda a reducir al mínimo las que constituyen un problema. Se indican a continuación algunas de las características culturales más importantes y comunes de las comunidades pesqueras:

VIABILIDAD ECONÓMICA DE LA PESCA DE CAPTURA MARINA

ANTECEDENTES

En la primera parte de los años noventa, el Departamento de Pesca de la FAO estudió la viabilidad de las flotas pesqueras mundiales. Para tales estudios, los países proporcionaron a la FAO información sobre el tamaño de sus flotas pesqueras y desembarques declarados. Basándose en los conocimientos acumulados sobre las operaciones de las distintas flotas, la Organización elaboró amplias estimaciones de los costos e ingresos de las operaciones pesqueras por distintas categorías de tamaño de los barcos pesqueros. Los resultados mostraban que, en el conjunto de las flotas pesqueras mundiales, los costos eran notablemente superiores a los ingresos.

Este resultado parecía estar en contradicción con el hecho de que la mayoría de las distintas pesquerías presentaban un funcionamiento económico satisfactorio. El Departamento de Pesca decidió entonces realizar un seguimiento de los ingresos y costos de las principales pesquerías mundiales, que comenzó en 1995, en cooperación estrecha con instituciones de investigaciones pesqueras y sectores pesqueros nacionales de determinados países de Asia. África, América Latina y Europa2. Se ha publicado, como Documento técnico de pesca de la FAO3, un primer análisis comparativo de los resultados de los estudios nacionales completados en 1997, los más importantes de cuyos resultados se resumen en esta sección. Los datos presentados se basan en los estudios realizados entre 1995 y 1997, salvo el relativo a la embarcación tradicional de pesca de la India (kattumaram), para el que se emplea información recogida en 1999.

RESULTADOS

Panorama general y comparación por continentes

Pese a que los recursos pesqueros se hallan explotados intensamente y, a veces, en exceso, la pesca de captura marina sigue siendo una empresa económica y financieramente viable. En la mayoría de los casos, produce ingresos suficientes para sufragar los costos de depreciación y el costo de oportunidad del capital, por lo que genera fondos para reinversión. Esta pesca es una fuente importante de ingresos y empleo, así como de divisas, especialmente para los países en desarrollo.

África. Se estudiaron las prácticas siguientes en Ghana y Senegal: pesquerías de sedal y anzuelo en pequeña escala, redes de enmalle a la deriva, redes de enmalle de fondo, redes de cerco de playa, redes de cerco de jareta, operaciones de captura de diversas especies en pequeña escala, pesca al arrastre de peces y camarones en mediana y gran escala, y pesca con caña y línea. Sólo los pescadores con redes de enmalle en pequeña escala del Senegal registraban un flujo de caja negativo. Todos los demás obtenían un superávit.

América Latina. Todos los distintos tipos de arrastreros y cerqueros estudiados en Perú y Argentina producían un superávit neto.

Asia. Todas las unidades de flotas de pesca estudiadas en la República de Corea, Taiwan Provincia de China y Malasia producían un superávit neto, lo mismo que cinco de las siete unidades pesqueras típicas de tamaño mediano y grande de Indonesia. Las unidades pesqueras que generaban beneficios netos positivos eran cerqueros, arrastreros de fondo, pelágicos y de pareja, embarcaciones con calama-reras, biturones, redes fijas, cerqueros, atuneros y otros palangreros, y barcos con caña y sedal. Se registraron resultados netos negativos para pequeñas embarcaciones con redes de enmalle en Indonesia y para arrastreros de pareja de fondo menores y embarcaciones con biturones en China. En la India, tres tipos de unidades de pesca de mediana y gran escala -atuneros con palangre, cerqueros de jareta y arrastreros- generaban superávit, mientras que dos de las unidades en pequeña escala estudiadas -cerqueros y embarcaciones con líneas de mano- apenas cubrían gastos o tenían déficit.

Europa. De los 27 tipos de pesqueros de escalas pequeña, mediana y grande estudiados en Francia, España y Alemania, sólo dos tipos de arrastreros de altura de Francia arrojaban resultados negativos, mientras que los otros 25 tipos, incluyendo barcos con líneas de mano, redes de enmalle, redes de cerco, artes de caña y sedal, palangres y arrastreros de bajura y altura registraban un superávit neto. Estos resultados son análogos a los determinados por un estudio sobre el rendimiento económico de la pesca de captura marina en países europeos, realizado en nombre de la UE4.

Las pocas categorías de unidades de pesca que incurrieron en pérdidas durante el período del estudio se hallan situadas en los dos extremos de la escala de operaciones pesqueras (es decir, las muy pequeñas y las muy grandes), e incluyen tanto barcos con redes de enmalle artesanales como grandes arrastreros industriales de altura. En el primer caso, la sobreexplotación de los recursos de pesquerías costeras y la competencia de tecnologías de captura más eficientes, como las redes de cerco de jareta y arrastreros costeros, parecen ser la causa del rendimiento financiero negativo. En el segundo caso, el exceso de capacidad de captura y el correspondiente nivel excesivo de operaciones y costos de inversión para un número de caladeros y unos recursos pesqueros limitados parecen constituir factores importantes.

Estructura de costos de arrastreros y pequeños barcos pesqueros

La estructura de costos de la pesca de arrastre difiere notablemente entre los países desarrollados y en desarrollo. Las diferencias parecen relacionarse principalmente con las variaciones en la remuneración de la mano de obra, que depende del nivel general de desarrollo económico. El costo de la fuerza de trabajo es el componente más importante en los países desarrollados estudiados (España, Francia, Alemania) (Figura 30). El segundo componente más importante son los gastos de explotación, seguidos muy de cerca de los costos del barco5.

En los países en desarrollo estudiados (Perú, Senegal, India, Malasia y China), la fuerza de trabajo representa sólo entre el 17 y el 40 por ciento de los costos totales de operaciones en los arrastreros, mientras que los gastos de explotación y del barco son los principales. A medida que los países se desarrollan y se elevan los niveles de remuneración, cabe prever que desaparecerán estas diferencias en la estructura de costos. Ejemplo de esta tendencia es la República de Corea, donde los costos de la fuerza de trabajo han llegado a ser al menos tan importantes como en los países europeos estudiados.

Al examinar la estructura de costos de la pesca de arrastre en términos absolutos y en relación con los ingresos netos, se observa que el costo de producción por unidad de ingreso bruto es notablemente superior para las flotas de arrastre de los países de la OCDE (Alemania, la República de Corea, Francia, España y Argentina) que para las de países en desarrollo (Perú, China, India y Malasia). Constituye una excepción Senegal, donde una empresa francesa explota arrastreros en virtud de un acuerdo de empresa mixta (esto explica también los costos relativamente elevados del barco que se indican en la Figura 30).

Como puede verse en la Figura 31, el costo para obtener un 1 dólar EE.UU. de ingresos brutos varía entre 0,91 y 0,78 dólares en los países desarrollados estudiados, mientras que la gama correspondiente para los países en desarrollo se halla entre 0,74 y 0,68 dólares.

La comparación entre la estructura de costos de los pesqueros en pequeña escala (Figura 32) y los arrastreros industriales (Figura 30) muestra algunas diferencias interesantes. En Francia, como país desarrollado, los costos de la fuerza de trabajo de los pesqueros pequeños son el componente más importante, como ocurría ya en el caso de los arrastreros industriales. Sin embargo, los gastos de explotación son el componente menos importante, mientras que los del barco son el segundo componente más importante.

En tres de los cuatro países en desarrollo incluidos en la Figura 32 (India, Senegal y Ghana), los costos de la fuerza de trabajo son el componente más importante en algunas unidades de pesca en pequeña escala estudiadas, lo que se relaciona con un sistema de remuneración en que los beneficios de la venta del pescado se reparten entre la tripulación. En los casos en que se paga a la tripulación un sueldo fijo, los gastos de explotación se mantienen como el factor más importante de los costos.

La relación entre los costos de producción de los pesqueros pequeños estudiados y sus ingresos brutos muestra algunas diferencias notables con respecto a los costos de producción de los arrastreros. Ante todo, son menores. Como aparece en la Figura 33, el costo de producir 1 dólar EE.UU. de ingresos brutos varía, para la mayoría de los pesqueros en pequeña escala, entre 0,56 dólares (pesqueros con redes de enmalle de Ghana) y 0,78 dólares (pesqueros con redes de enmalle de Francia).

En los extremos de la gama de costos se hallan las embarcaciones tradicionales indias de trasmallo a vela, que gastan sólo 0,19 dólares para producir 1 dólar de ingresos brutos, y las grandes embarcaciones con línea de mano de Senegal, que gastan hasta 0,91 dólares. A diferencia de los arrastreros industriales, los pesqueros en pequeña escala no registran diferencias típicas entre países desarrollados y en desarrollo en lo que se refiere a costos de producción en relación con los ingresos brutos.

Productividad y rendimiento financiero

En cuanto a la productividad y al rendimiento financiero de la pesca de arrastre, pueden observarse notables diferencias entre países desarrollados y en desarrollo. Aunque se encontró que la productividad, medida como valor de producción por miembro de la tripulación, era en general superior en los países desarrollados, la tasa de rendimiento de la inversión era en general superior en los países en desarrollo.

La productividad más elevada se determinó en Francia, seguida de Argentina, Perú, Alemania, España y la República de Corea. En cambio, la tasa de rendimiento de la inversión más elevada fue la de la República de Corea (37 por ciento), seguida del Perú (34 por ciento), India (24 por ciento), Ghana (22 por ciento) y China (15 por ciento). Los niveles de productividad más elevados que se encontraron en los países desarrollados estudiados pueden deberse probablemente a un grado mayor de mecanización y especialización del equipo de detección, captura y manipulación a bordo. La rentabilidad más elevada de los arrastreros de los países en desarrollo estudiados puede explicarse por el hecho de que, en estos países, son más bajos los gastos de explotación en relación con los ingresos brutos, a la vez que los costos de inversión son más bajos y la depreciación mayor debido a la utilización de barcos más viejos.

A medida que aumenten los costos de la fuerza de trabajo bajo el impulso del desarrollo económico general de los países en desarrollo y se sustituyan los barcos viejos por otros nuevos, es probable que desaparezca gradualmente la diferencia en la rentabilidad de las operaciones pesqueras en comparación con los países desarrollados.

Por lo que respecta a los pesqueros en pequeña escala, las diferencias entre la productividad, por una parte, y el rendimiento financiero, por otra, son incluso más acentuadas. Como puede verse en la Figura 35, la productividad más alta es con mucho la de las embarcaciones con línea de mano y redes de enmalle de Francia. Esto se debe a las dimensiones extremadamente pequeñas de las tripulaciones y al nivel relativamente alto de mecanización y eficiencia de captura. Sin embargo, las tasas de rendimiento de la inversión, que son del 15 por ciento para los barcos con línea de mano y sólo del 1 por ciento para los de redes de enmalle, son muy inferiores a las conseguidas por la mayoría de las unidades de pesca en pequeña escala estudiadas en países en desarrollo.

El rendimiento financiero de las unidades de pesca en pequeña escala estudiadas en los países en desarrollo es mejor debido a que son más bajos los costos de inversión y explotación. Ejemplo evidente de ello es el de las embarcaciones más pequeñas y más tradicionales de pesca en pequeña escala incluidas en la Figura 35, las balsas de troncos a vela de la India que pescan al trasmallo, llamadas localmente kattumaram o teppa. Estas embarcaciones producen una tasa anual de rendimiento de la inversión de hasta un 388 por ciento, debido a que los costos de inversión y explotación son extremadamente bajos y se utiliza un método de pesca selectivo orientado a especies de alto valor.

PERSPECTIVAS: SOSTENIBILIDAD Y VIABILIDAD ECONÓMICA

Los resultados del estudio indican que, con excepción de ciertas unidades de pesca en pequeña escala de Indonesia, India y Senegal, algunos de los grandes arrastreros industriales de Francia y un tipo de arrastreros de pareja y de biturón de China, la pesca de captura marina en los países de América Latina, África, Europa y Asia estudiados produce en general ingresos económicos suficientes para sufragar sus gastos de explotación y genera también fondos para la inversión.

Los resultados de este estudio parecen contradecir estudios realizados anteriormente por la FAO según los cuales, considerando todos los pesqueros del mundo como una flota, esta flota perdía dinero. Hay dos explicaciones plausibles para esta discrepancia.

La primera se refiere a la relación entre los barcos activos y los no activos. En los estudios mundiales realizados anteriormente, se incluían todos los barcos, estuvieran activos o no, mientras que el estudio más reciente incluye sólo los barcos activos. El segundo factor se relaciona con las subvenciones o «transferencias financieras». Los estudios mundiales incluían estimaciones pro forma de ingresos y gastos, realizadas por la FAO basándose en costos medios conocidos de los principales factores de producción y la longevidad de los bienes físicos. Por consiguiente, no incluían transferencias financieras, del gobierno a los sectores, específicas de cada país. El estudio más reciente utiliza un enfoque diferente. Los gastos e ingresos derivados para las distintas flotas se basan en gastos e ingresos a lo largo del tiempo, y no consideran transferencias financieras individuales. El presente estudio incluye todas las transferencias financieras, mientras los estudios mundiales excluyen la mayoría de ellas.

La medida en que cualquiera de estos dos factores puede explicar las diferencias entre los dos estudios es difícil de determinar, si bien quienes conocen bien ambos estudios consideran que el primer factor es especialmente importante.

El estudio más reciente muestra también que la pesca de captura marina proporciona empleo e ingresos, además de contribuir a los tan necesarios ingresos de exportación, en muchos países en desarrollo, los cuales son también muy importantes para satisfacer las necesidades nutricionales de la población y mejorar la seguridad alimentaria. Sin embargo, el rendimiento económico en general positivo de la pesca de captura marina se está consiguiendo en una situación en que los recursos pesqueros se hallan plenamente explotados y, en muchos casos, sobreexplotados. Por consiguiente, se plantea la cuestión de cuánto puede durar esta situación.

La industria pesquera, tanto en pequeña como en gran escala, y el público en general tienen un interés vital en la salvaguardia y mantenimiento de los beneficios económicos y nutricionales de la pesca. Para poder garantizar su sostenibilidad y viabilidad, es necesario reforzar las medidas encaminadas a limitar el esfuerzo de pesca y rehabilitar las zonas costeras y los recursos acuáticos. Tales medidas, para que tengan éxito, deberán proyectarse y aplicarse en cooperación estrecha con las asociaciones de pescadores y la industria pesquera.

Los efectos de las medidas de ordenación pesquera en el rendimiento económico de la industria pesquera y sus distintos sectores deberán ser objeto de seguimiento por medio de estudios análogos al descrito, a fin de poder elevar al máximo los beneficios y reducir al mínimo los efectos negativos. Otro importante sector en que será necesario un seguimiento en el futuro es el de los efectos de las subvenciones, incentivos económicos y políticas y medidas fiscales sobre la rentabilidad y sostenibilidad de las operaciones pesqueras.

Para salvaguardar la importante función económica y social de la pesca en pequeña escala, como fuente de empleo, ingresos y alimentos, especialmente en zonas rurales de países en desarrollo, es preciso realizar esfuerzos importantes de protección de ese sector. Los resultados del estudio indican que el rendimiento económico del sector ha resultado ya afectado negativamente por la sobreex-plotación de los recursos costeros y la competencia con barcos comerciales más eficientes, como los de cerco de jareta y los arrastreros.

El apoyo de los gobiernos y el sector privado a la industria pesquera, tanto en pequeña como en gran escala, en forma de asesoramiento técnico y orientaciones, capacitación y apoyo de inversiones y créditos, es esencial para adaptarse a los cambios que se producirán mediante la introducción de prácticas de pesca responsable y sostenible y las correspondientes medidas y reglamentos de ordenación.

TENDENCIAS EN LA PESCA MUNDIAL Y SUS RECURSOS: 1974-19996

INTRODUCCIÓN

Después de la publicación de su primer examen mundial de las poblaciones ícticas marinas7, el Departamento de Pesca de la FAO ha realizado el seguimiento de la situación de estas poblaciones. Los resultados se han publicado de cuando en cuando en Review of the state of world fishery resources: marine fisheries (El estado de los recursos pesqueros mundiales: pesquerías marinas), documento en el que se describen y comentan las tendencias en la situación y utilización de estos recursos. En la presente publicación se presenta un resumen de los conocimientos actuales, basándose en los informes de situación acumulados de 1974 a 1999, último año del que se tiene información. El análisis tiene en cuenta:

NIVELES RELATIVOS DE PRODUCCIÓN

Los datos disponibles para 1998 de las 16 regiones estadísticas de la FAO (véase el Recuadro 16), considerando el océano Antártico como una región, indican que cuatro de ellas -el océano Índico este y el océano Pacífico noroeste, sudoeste y centro-oeste- alcanzaron su máximo nivel histórico de producción en 19988. Todas las demás regiones oceánicas registraron niveles inferiores (Figura 36). Aunque esto puede derivarse, al menos en parte, de oscilaciones naturales en la productividad (por ejemplo, como consecuencia del fenómeno El Niño de 1997 en el océano Pacífico sudeste), los valores más bajos observados pueden indicar que una gran proporción de los recursos están sometidos a sobrepesca (por ejemplo, en el Antártico y el océano Atlántico sudeste y noroeste).

NIVELES MUNDIALES DE EXPLOTACIÓN

Los datos a disposición de la FAO al final de 1999 identificaban 590 poblaciones. Para 441 (75 por ciento) de ellas, existe alguna información sobre la situación de la población y, aunque no toda ella es reciente, es la mejor de que dispone la FAO. Las poblaciones se clasifican como infraexplotadas (I), moderadamente explotadas (M), plenamente explotadas (P), sobreexplotadas (S), agotadas (A) o en recuperación (R), según la distancia a que se hallan, en términos de biomasa y presión de pesca, de los niveles correspondientes a la explotación plena. En términos generales se considera explotación plena la equivalente al rendimiento máximo sostenible (RMS) o al rendimiento máximo medio a largo plazo (RMMLP). Algunas de las características de las poblaciones en cada una de las distintas clasificaciones son las siguientes:

Las poblaciones clasificadas como I y M se consideran con posibilidades de producir más con una mayor presión de pesca, pero esto no implica que se recomiende hacerlo.

Las poblaciones clasificadas como P se consideran explotadas en niveles cercanos a su RMS o RMMLP. Podrían estar explotadas ligeramente por debajo o por encima de este nivel, debido a incertidumbres en los datos y en la evaluación de las poblaciones. La situación de estas poblaciones exige la adopción de medidas eficaces (en algunos casos ya adoptadas) para controlar la capacidad de pesca.

Las poblaciones clasificadas como S o A se hallan claramente explotadas por encima de su nivel de RMS y exigen estrategias eficaces para la reducción de la capacidad y la reposición de la población.

Las poblaciones clasificadas como R suelen ser muy bajas en comparación con niveles históricos. Es posible que se haya reducido la presión directa de pesca (mediante ordenación o por falta de rentabilidad) pero, dependiendo de la situación concreta, estas poblaciones pueden hallarse todavía sometidas a una excesiva presión de pesca. En algunos casos, su explotación indirecta como capturas incidentales de otra pesquería podría ser suficiente para mantenerlas en el actual estado de depresión, pese a la reducción de la presión de pesca directa. La Figura 37 muestra que, en 1999, el 4 por ciento de las poblaciones se hallaban infraexplotadas, el 21 por ciento moderadamente explotadas, el 47 por ciento plenamente explotadas, el 18 por ciento sometidas a sobrepesca, el 9 por ciento agotadas y el 1 por ciento en recuperación. Como el RMS (modificado con factores ambientales y económicos) es un importante punto de referencia para la ordenación que se está incorporado en la Convención de las Naciones Unidas sobre el Derecho del Mar (UNCLOS), estos datos implican que el 28 por ciento (S + A + R) de las poblaciones del mundo sobre las que se dispone de datos se hallan por debajo del nivel de abundancia representado por el RMS (o sometidas a una capacidad de pesca superior a este nivel) y exigen la adopción de medidas de ordenación para reponerlas al menos al nivel de RMS. Algunas de estas poblaciones pueden ser ya objeto de un plan de ordenación. Como otro 47 por ciento de las poblaciones están explotadas aproximadamente en el nivel de RMS, y exigen también un control de la capacidad para evitar el síndrome tradicional de sobrecapacidad, resulta que el 75 por ciento (P + S + A + R) de las poblaciones del mundo de las que se tienen datos necesitan un control estricto de la capacidad y del esfuerzo, para poder estabilizarlas o reponerlas al nivel de biomasa de RMS, y posiblemente superarlo.


RECUADRO 16
Regiones estadísticas de la FAO

Para contribuir a organizar sus datos, la FAO ha dividido las zonas de pesca del mundo en regiones estadísticas, que se identifican por cifras de dos dígitos (21 a 88). Las abreviaturas se usan en las Figuras 36, 38 y 39.

ACE Atlántico centro-este (34);
ACO Atlántico centro-oeste (31)
ANE Atlántico nordeste (27);
ANT Antártico, total (48, 58, 88)
ANO Atlántico noroeste (21);
ASE Atlántico sudeste (47)
ASO Atlántico sudoeste (41);
IE Océano Índico este (57)
IO Océano Índico oeste(51);
MMN Mediterráneo y mar Negro (37)
PCE Pacífico centro-este (77);
PCO Pacífico centro-oeste(71)
PNE Pacífico nordeste (67);
PNO Pacífico noroeste (61)
PSE Pacífico sudeste (87);
PSO Pacífico sudoeste (81)

La Figura 37 indica que el 25 por ciento de las poblaciones (I + M) de las que se tienen datos superan el nivel de abundancia correspondiente al RMS (o están sometidas a una capacidad de pesca inferior a dicho nivel). Si se tiene en cuenta el 47 por ciento de las poblaciones explotadas en el nivel de RMS, resulta que el 72 por ciento de las poblaciones se hallan en el nivel de abundancia correspondiente al RMS o por encima del mismo (es decir, están sometidas a una capacidad de pesca inferior a ese nivel), por lo que debe considerarse que cumplen los requisitos básicos de la UNCLOS.

Estas dos formas de considerar los datos indican que ambas son igualmente correctas según el punto de vista que se adopte. Desde el punto de vista de la situación de las poblaciones, se comprueba que el 72 por ciento de los recursos mundiales pueden producir todavía un RMS si es necesario. En cambio, desde el punto de vista de la ordenación, hay que señalar que el 75 por ciento de los recursos exigen una estricta ordenación de la capacidad de pesca. Algunas poblaciones están ya sometidas a alguna forma de ordenación de la capacidad (principalmente en unos pocos países desarrollados), pero con respecto a la mayoría de ellas es preciso adoptar medidas urgentes para estabilizar o mejorar su situación. Con respecto al 28 por ciento de ellas, no cabe ninguna duda de que se necesitan medidas obligatorias para reponerlas.

SITUACIÓN DE LAS POBLACIONES POR REGIONES

Los datos disponibles sobre la situación de las poblaciones pueden examinarse por regiones y compararse, teniendo en cuenta que su calidad, la proporción de las poblaciones sobre la que se tiene información y el tamaño relativo de las poblaciones difiere de un caso a otro. Cabe señalar una vez más que pueden hacerse comparaciones en términos de relación de la población al RMS.

El porcentaje de las poblaciones explotadas en niveles de RMS o superiores (P + S + A + R) y, por lo tanto, que exigen un control de la capacidad, varía del 41 por ciento (en el Pacífico centro-este) a un 95 por ciento (en el Atlántico cntro-oeste) (Figura 38). En la mayoría de las regiones, al menos el 70 por ciento de las poblaciones se hallan explotadas plenamente o en exceso. El porcentaje de las poblaciones explotadas en niveles de RMS o inferiores (I + M + P) varía del 43 por ciento (en el Pacífico sudeste) al 100 por ciento (en el Pacífico sudoeste y océano Índico oeste) (Figura 39). Como medida de ordenación y eficacia del desarrollo, la proporción de las poblaciones que se hallan explotadas por encima del nivel de RMS (S + A + R) varía del 0 por ciento (en el Pacífico sudoeste y el océano Índico oeste) al 57 por ciento (en el océano Pacífico sudeste).

TENDENCIAS MUNDIALES

Se analizan a continuación las tendencias en las proporciones de poblaciones clasificadas en las distintas situaciones de explotación. Los años mencionados en el texto y las figuras se refieren al año de publicación de la Circular de Pesca de la FAO, Review of the state of world fishery resources: marine fisheries.

La Figura 40 muestra que el porcentaje de las poblaciones mantenidas en el nivel de RMS (P) ha disminuido ligeramente desde 1974, mientras que las poblaciones infraexplotadas (I + M), que ofrecen posibilidades de expansión, han ido reduciéndose constantemente. La Figura 40 muestra también que la proporción de las poblaciones explotadas por encima de los niveles de RMS (S + A + R) ha aumentado durante el mismo período, de un 10 por ciento aproximadamente a comienzos de los años setenta a casi el 30 por ciento a fines de los noventa. El número de poblaciones de las que se tiene información ha aumentado también durante el mismo período, de 120 a 454.

La tendencia en las poblaciones explotadas por encima de niveles de RMS puede desglosarse por principales regiones de los océanos Atlántico y Pacífico (Figuras 41 y 42).

En el análisis que sigue, se hacen distinciones entre las zonas del norte (principalmente desarrolladas) de los océanos y las zonas del centro y sur (principalmente tropicales y en desarrollo). Se han puesto en gráfico los datos, junto con su tendencia representada por un polinomio de tercer orden.

Los resultados para el Atlántico norte (zonas de pesca 21 y 27 de la FAO) y el Pacífico Norte (zonas de pesca 61 y 67 de la FAO) (Figura 41) indican que, hasta fines de los años ochenta o comienzos de los noventa, se explotó una proporción creciente de las poblaciones por encima de los niveles de RMS. Parece que en los años noventa la situación mejoró y se estabilizó en el Atlántico norte, pero se mantuvo inestable en el Pacífico norte.

La Figura 42 muestra que un porcentaje creciente de las poblaciones se hallan explotadas por encima de los niveles de RMS en los dos océanos tropicales estudiados. Este incremento podría alcanzar la asíntota en el Atlántico tropical (zonas de pesca 31, 34, 41 y 47 de la FAO) pero no parece que ocurriría lo mismo en el Pacífico tropical (zonas de pesca 71, 77, 81 y 87 de la FAO). Cabe observar asimismo que la situación es más grave en el Atlántico tropical, ya que una comparación cruzada de las Figuras 41 y 42 muestra que la magnitud del problema es semejante en las regiones tropical y septentrional del Atlántico, mientras que las zonas del Pacífico sur se hallan menos afectadas. Para las zonas más australes de estos océanos (Antártico) la situación parece más grave, pero está mejorando.

DISCUSIÓN

La situación de las poblaciones ícticas mundiales obtenida de la serie de exámenes bienales de la FAO indica varias tendencias. A nivel mundial, entre 1974 y 1999, ha aumentado la proporción de las poblaciones clasificadas como explotadas por encima del límite de RMS, es decir, sometidas a sobrepesca, agotadas o en lenta recuperación. Si se estratifica la información por amplias regiones oceánicas, en el Atlántico norte y Pacífico norte se registra un empeoramiento continuo de la situación hasta fines de los ochenta o comienzos de los noventa, con una posible estabilización a partir de entonces, sobre todo en el Atlántico norte. En las regiones tropical y austral de estos océanos la situación parece seguir empeorando, con la posible excepción del Atlántico tropical, donde parece haber comenzado la estabilización. Estas conclusiones concuerdan con los resultados de un estudio de la FAO realizado anteriormente por Grainger y Garcia9.

Estas conclusiones deberán considerarse con cautela porque se basan en una muestra de las poblaciones mundiales y dependen de la limitada información con que contó la FAO. La medida en que la información facilitada a la FAO refleja la realidad es difícil de determinar, ya que hay otras muchas poblaciones en el mundo aparte de las estudiadas por la FAO. Además, algunos de los elementos de los recursos mundiales que la FAO llama «poblaciones» son realmente conglomerados de poblaciones (y frecuentemente de especies) y no es evidente que una afirmación relativa a un conglomerado sea válida para cada una de las poblaciones que lo componen.

Sin embargo, en términos generales, puede suponerse que las tendencias mundiales observadas reflejan las tendencias en las poblaciones sometidas a seguimiento, ya que las observaciones coinciden con informes de estudios realizados a nivel inferior, normalmente basados en datos más precisos y detallados. Por ejemplo, un análisis de las pesquerías de Cuba realizado para la FAO por Baisre10 utilizando el mismo método que adoptaron Grainger y Garcia para el conjunto mundial, dio conclusiones semejantes, basándose en agregados menos aproximativos, en series temporales incluso más largas y en la posibilidad de efectuar dobles comprobaciones de las conclusiones con resultados de evaluaciones convencionales de poblaciones.

Es posible que haya poblaciones que se «hagan notar» y aparezcan en la base de información de la FAO como «nuevas» sólo cuando comienzan a plantear problemas. Cuando ocurre esto, los científicos acumulan datos suficientes para empezar a abordar los problemas, produciendo así los informes a los que tiene acceso la FAO. Esto podría explicar el aumento del porcentaje de poblaciones explotadas por encima de niveles de RMS desde 1974, si bien la hipótesis parece poco probable por las razones siguientes:

1 FAO. Understanding the cultures of fishing communities: a key to fisheries management and food security, por J.R. McGoodwin con
T. Akimichi, M. Ben-Yami, M.M.R. Freeman, J. Kurien, R.W. Stoffle y D. Thomson. Fisheries Technical Paper No. 401. Roma (en prensa).
2 Para 1997, se habían completado encuestas por muestreo y estudios de casos a nivel nacional en 13 países de Asia, África, América Latina y Europa. En 1995, estos países representaban el 49 por ciento de la producción de la pesca de captura marina de sus regiones y el 41 por ciento de la producción marina mundial. Los parámetros estudiados son las características tecnoeconómicas, operativas y económicas de las flotas pesqueras y de cada unidad pesquera; la disponibilidad de servicios financieros como programas de crédito institucional para el sector pesquero; los niveles de explotación de los recursos pesqueros; y planes nacionales para la reestructuración y ajuste de la flota. Actualmente, se están ampliando los estudios para incluir la función y el impacto de la utilización de las capturas. Se recabará también información sobre los efectos de las subvenciones en la rentabilidad y la sostenibilidad de las operaciones pesqueras. Se incluirá a otros países, especialmente del Pacífico sur, el Caribe, y Europa septentrional. La metodología para analizar datos sobre costos e ingresos de las unidades de pesca se ajusta a la utilizada en: Agricultural Economics Research Institute. 1993. Costs and earnings of fishing fleets in four EC countries. La Haya, Países Bajos, Agricultural Economics Research Institute, Department of Fisheries.
3 FAO. 1999. Economic viability of marine capture fisheries. Findings of a global study and an interregional workshop. FAO Fisheries Technical Paper No. 377. Roma.
4 Agriculture Economics Research Institute, op. cit., nota 3.
5 Los costos de la fuerza de trabajo incluyen los sueldos y otras prestaciones laborales, como seguros y contribuciones del empleador a los fondos de pensiones. Los gastos de explotación incluyen los de combustible, lubrificantes, venta del pescado, derechos de puerto, hielo y alimentos para la tripulación. Los costos del barco incluyen los gastos de reparación y mantenimiento, y los artes y los seguros del barco.
6 Los datos básicos utilizados en esta sección son actualizaciones de los datos publicados en: FAO. 1997. Review of the state of world fishery resources: marine fisheries. FAO Fisheries Circular No. 920. Roma. 173 pp. (Se está preparando una versión actualizada de esta publicación.)
7 FAO. 1970. The state of world resources, por J.A. Gulland. FAO Fisheries Technical Paper No. 97. Roma. 425 pp; y J.A. Gulland. 1971. The fish resources of the ocean. Reino Unido, Fishing News Books (International). 255 pp.
8 Fishtat Plus (2.3), FAO 1996-2000.
9 FAO. 1996. Chronicles of marine fishery landings (1950-1994). Trend analysis and fisheries potential) por R. Grainger y S.M. Garcia. FAO Fisheries Technical Paper No. 359. Roma. 51 pp.
10 FAO. 2000. Crónica de la pesca marítima en Cuba (1935-1995). Análisis de tendencias y del potencial pesquero, por J.A. Baisre. FAO: Documento técnico de pesca, No 394. 27 pp. Roma.

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