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INTRODUCCIÓN

En los capítulos I y II, la información sobre las políticas nacionales en materia de arroz y cereales, respectivamente, que se aplicaron o anunciaron durante la campaña de 1999-2000 se ajusta a los datos sobre los cambios que se produjeron en las políticas cerealeras durante los años anteriores, presentados en la publicación Examen de las Políticas Cerealistas. En los capítulos III y IV se presentan por primera vez en este formato los cambios en las políticas agrícolas relativas a cultivos oleaginosos y carnes, aunque tales cambios ya se habían notificado periódicamente, en el pasado, a los respectivos Grupos Intergubernamentales de la FAO. Dado que sobre estos productos no se había publicado antes ningún informe, en el presente documento se examina un período más extenso, de 1998 al año 2000, con el fin de proporcionar algunos antecedentes sobre las principales políticas correspondientes. Si bien se ha adoptado un formato similar para todos los capítulos, los cuatro capítulos sobre productos se han formulado como secciones autónomas. En el último capítulo se trata de los cambios en las políticas relativas a más de un grupo de productos.

En cada capítulo se presenta la política relacionada con cada sector específico, es decir, producción, consumo, comercialización y almacenamiento de existencias, otros programas nacionales de importancia para los sectores de los productos nacionales, y políticas comerciales internacionales, incluidos los acuerdos comerciales bilaterales y multilaterales. También se notifican los cambios en las políticas relativas a la aplicación de los compromisos contraídos por los países en el marco del Acuerdo de la Ronda Uruguay sobre la Agricultura (ARUA). Por lo general, la mayor parte de los cambios que se han producido durante los últimos tres años en las políticas nacionales en relación con los productos básicos se han centrado en el comercio y la producción internacionales. Hay tres razones fundamentales por las cuales estas políticas se han centrado en los temas arriba indicados, a saber: a) desde los años ochenta se han reducido los subsidios al consumidor para la adquisición de alimentos debido, en parte, a las reformas de ajuste estructural; b) con el ARUA, estipulado a mediados de los años noventa, se limitaron aún más las posibilidades de los gobiernos de prestar apoyo directo a los productos básicos; y c) la evolución de los mercados internacionales en los últimos años llevó al aumento de los excedentes y la caída de los precios internacionales de la mayor parte de los productos que son objeto del presente informe.

Así pues, al enfrentarse con precios bajos y tener menores posibilidades en materia de políticas, algunos gobiernos, en su mayor parte de países en desarrollo, han tratado de proteger a los agricultores contra los bajos precios mediante la adopción de medidas en frontera, y sobre todo a través del aumento de los aranceles y/o la aplicación de obstáculos no arancelarios. Otros gobiernos, que cuentan con recursos financieros suficientes, prefieren proteger los ingresos de los productores nacionales mediante la concesión de mayores ayudas a la agricultura en forma de pagos directos e insumos subvencionados. Algunos de estos mismos gobiernos también han incrementado su apoyo a las exportaciones con el fin de reducir los excedentes nacionales.


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