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8. Protección contra el fuego

La necesidad de asegurar una protección contra los fuegos ha sido reconocida por todos los principales países plantadores de eucaliptos. Las autoridades que financian sustanciales inversiones en plantaciones, sean de eucaliptos o de coníferas, desean tener la seguridad de que los preparativos para la protección están integrados en el proyecto de la plantación, que se han establecido adecuados sistemas de alarma dotados de personal en momentos climáticos peligrosos, y que el personal de campo dispone de equipos para apagar rápidamente los fuegos accidentales. En el caso en que las empresas o las autoridades pretendan asegurar sus inversiones contra las pérdidas debidas a los incendios, las compañías de seguros, que aceptan los riesgos, exigirán disponer de eficientes equipos para la lucha contra incendios, y que en las épocas de peligro existan los elementos para que sean empleados rápidamente.

Los países que han mandado informes no han puesto de relieve el peligro de incendios como elemento principal en las plantaciones de eucaliptos. Se han hecho comentarios relativos a este peligro, pero quizás en grado menor que si se hubieran hecho tratándose de plantaciones de coníferas. Puede ser que los cultivos de eucaliptos por tallar con cortas rotaciones ofrezcan una mayor sensación de seguridad que los cultivos de coníferas con rotaciones más largas. Existe también la creencia generalizada de que las coníferas son más susceptibles al fuego que las especies latifoliadas, inclusive el eucalipto. La mayoría de las especies de Eucalyptus poseen cierta resistencia al fuego, y algunas (por ejemplo, E. robusta) se recuperan rápidamente después de un incendio. Otras, sin embargo, se queman fácilmente, y las especies con cortezas fibrosas o semifibrosas presentan problemas especiales en el control de incendios a causa de que los fragmentos de corteza incandescente pueden ser arrastrados por el viento. E. deglupta es extremamente sensible al fuego.

La amenaza de los fuegos en las plantaciones exige la atención del personal en todos los niveles de la administración. En caso de siniestro, éste debe ser señalado rápidamente, por parte del personal encargado, a las autoridades responsables para que hagan una inmediata investigación

Prevención de incendios

Los caminos como parte del sistema de rompefuegos

Es necesario en todo momento el acceso regular a las plantaciones, bien sea cuando el proyecto está iniciándose, cuando se está preparando la tierra para la plantación, siempre que sea oportuno hacer operaciones de mantenimiento, cuando la cosecha debé recogerse, o para la protección contra incendios, y tanto durante la época de éstos como cuando se están preparando las barreras rompefuegos.

Sería muy conveniente para los propietarios si todos los rompefuegos entre las parcelas fueran practicables para el empleo de vehículos en cualquier momento, pero esto sucede raramente.

La lucha activa contra el fuego, y obviamente una buena ordenación general, requieren rapidez para la circulación del pesado equipo de camiones cisterna para el transporte de agua y otros vehículos, y la experiencia ha puesto siempre más en evidencia que los rompefuegos no transitables tienen un valor limitado. La tendencia es pensar en términos de red de caminos contra el fuego, más que a un sistema rompefuegos. Los caminos contra incendios deben ser transitables durante todo el período de incendios (estación seca), y estar libres de material inflamable en toda su longitud. Normalmente sería necesario un camino de 1 km para unos 15 a 20 ha de plantación, o cerca del 5% de la superficie. Sobre terrenos llanos, los mismos caminos pueden utilizarse tanto para el transporte de madera como contra incendios, pero, cuando la topografía es accidentada, los caminos contra incendios siguen las elevaciones, mientras que los caminos madereros o forestales pueden seguir los valles; ello puede originar una reducción de la densidad de caminos de cada tipo respectivo y/o un aumento en el porcentaje total, tomados conjuntamente.

Normas para los caminos

El propietario debe aceptar que el costo de un sistema adecuado de caminos es una parte necesaria de su inversión para la plantación, para las prácticas de manutención, los raleos, las cosechas finales y su protección. Las pendientes serán mantenidas lo más ligeras posible, con un máximo de cerca del 7%. Los caminos deberán estar preparados para soportar cualquier condición de clima, tanto para la ordenación cotidiana como para la protección contra el fuego. Siempre que sea posible, se revestirán los caminos principales de acceso con una capa de grava.

Los caminos deben servir para todos los trabajos de la plantación. Deben tomarse medidas para disponer curvas y cruces en lugares convenientes. La disponibilidad de depósitos de agua para llenar los camiones cisterna puede tener consecuencias importantes sobre la gravedad mayor o menor de un incendio.

Todos los caminos de acceso deben ser correctamente drenados con adecuadas alcantarillas para eliminar las inundaciones pluviales y evitar la erosión durante la época de lluvias.

El sistema de rompefuegos (caminos rompefuegos)

La necesidad de tener barreras rompefuegos (o caminos rompefuegos) limpios alrededor de las unidades de plantación no demasiado grandes es un hecho reconocido en muchos informes. Deberán tener una anchura despejada, suficiente para detener un fuego superficial, con llamas de 1 a 2 m de altura, en condiciones atmosféricas medias. Desde el punto de vista de la ordenación, conviene dividir y definir los cuarteles y subcuarteles, o sea, las unidades de ordenación controladas. En las plantaciones de eucaliptos se adopta por prudencia un tamaño de parcela que no exceda de 20 ha, aproximadamente.

Un ancho de 20 m es adecuado para los rompefuegos perimetrales, que separan las plantaciones de las tierras de diferentes propietarios, ordenadas para otros fines. El mismo ancho ha sido comúnmente empleado también en el pasado para caminos rompefuegos internos, pero la tendencia actual ha sido la de reducir este ancho a alrededor de 5 a 10 m. Los rompefuegos más anchos son más caros para mantenerlos limpios y pueden producir rupturas del dosel forestal, lo que a su vez puede provocar mayores velocidades del viento al nivel del suelo, un crecimiento más rápido de hierbas y malezas inflamables durante la estación húmeda y un secado más rápido de este material combustible en la estación seca.

Las plantaciones de eucaliptos se establecen en muchos países en las zonas de sabana tropical y subtropical, y es en estas localidades donde los riesgos de incendio son más elevados. En estas áreas debe eliminarse la vegetación de gramíneas con un buen desmalezado, lo que es esencial antes que el dosel se cierre; posteriormente, debe conservarse un techo denso. Los rompefuegos, a menos que sean mantenidos libres de vegetación herbácea en forma continua y costosa, podrán por sí mismos aumentar el peligro. En estas áreas son más eficaces los caminos angostos sombreados, libres de hierbas. Deben mantenerse barreras de seguridad contra incendios alrededor de las plantaciones en sabanas por medio de fuegos tempranos controlados.

El sistema combinado de caminos forestales y contra incendios (rompefuegos) representa el 5–10% de la superficie total disponible para las raíces de los árboles. Estas pueden penetrar debajo de los caminos, obteniendo agua y minerales para sus necesidades, por lo que esta superficie no significa para el propietario una pérdida total proporcional del espacio cultivado. El propietario puede proyectar un sistema eficiente sin el temor de que se amenace una pérdida de productividad.

Elementos de lucha

Preparación de caminos y barreras rompefuegos

La preparación de caminos y barreras rompefuegos para que sean eficaces para detener incendios, o sirvan de base para atacar al fuego, es una tarea anual que debe realizarse en todas las localidades forestales del mundo con riesgo de incendios.

Es aconsejable que se mantenga desnudo el suelo en una faja de por lo menos 10 m a lo largo de los caminos y barreras rompefuegos durante la época de incendios. Ello puede comportar una faja a cada lado del camino, debajo del dosel. Hay diferentes maneras de desbrozar esta faja: puede ser arada, rastreada con discos, nivelada o quemada, o bien aplicar una combinación de métodos. En una propiedad de tamaño medio con suelo franco arcilloso, puede emplearse una niveladora de caminos durante la mayor parte del año para el mantenimiento de los caminos y la limpieza de las barreras rompefuegos. Las niveladoras de caminos, bien manejadas, pueden también ser de mucha ayuda para combatir los incendios de las hierbas.

Un adelanto moderno de gran ayuda para conservar las barreras rompefuegos es acelerar la desecación de dos fajas angostas de vegetación a lo largo de los dos lados del rompefuegos, antes que la vegetación se seque normalmente. Estas fajas desecadas pueden luego quemarse antes que la vegetación normal, dejando de este modo dos fajas de seguridad, entre las cuales se puede incinerar, sin peligro, el resto de la vegetación, con razonable seguridad, a medida que se seca naturalmente. Esta desecación se hace con un producto químico, como tordon o paraquat, que mata las partes aéreas de las plantas sin producir daños permanentes al suelo. El agente desecante debe manipularse con cuidado y aplicarse en la manera que indique el fabricante. Los obreros deben ser protegidos adecuadamente. En Sudáfrica se emplea el paraquat en la concentración de 1 litro en 200 litros de agua limpia, y esta cantidad puede matar la hierba sobre una banda de 2,50 m de anchura y 1,5 km de largo, en el caso de hierbas altas, y 3 km en el caso de hierbas bajas. Un equipo de cinco hombres puede tratar una línea de 2,50 m en, aproximadamente, 1,5 km por hora, sea con pulverizadores de mochila o, aún mejor, con pulverizadores de palanca. La desecación ha demostrado ser un elemento valioso, no solamente en la preparación de barreras rompefuegos. sino también en la de quemas generalizadas u otras operaciones de rozado.

Alternativas a la limpieza de los rompefuegos

La New Zealand Forest Products Limited cultiva alfalfa y otros pastos para forraje en los rompefuegos, que luego cosecha, o pasta el ganado, con lo que mantiene eficiente la protección y recupera los costos. Esta práctica puede adaptarse a otros países de climas húmedos y con estaciones de peligro de incendios de corta duración.

Algunos árboles y arbustos pueden ser plantados en muchas zonas como « rompefuegos verdes », por ejemplo el mango, Mangifera indica, Acacia auriculiformis y Leucaena leucocephala.

Sistemas de comunicación y detección

Mientras que la red de caminos de acceso y el sistema contra incendios son una necesidad primordial para cualquier propietario de plantaciones, otros medios de comunicación y de información tienen una creciente importancia en los sistemas modernos de protección contra incendios. Entre ellos se incluyen las torres de vigilancia contra incendios, comunicaciones telefónicas y radiotelefónicas, la detección del fuego desde aviones o helicópteros, fotografías desde satélites para mejorar las previsiones del tiempo y, quizás en un futuro no muy lejano, el empleo de equipo de rayos infrarrojos para identificar « puntos calientes ».

Torres de vigilancia de incendios

En muchas partes del mundo, se han levantado torres de vigilancia de incendios, o se han instalado observatorios sobre árboles altos, para permitir al observador identificar el inicio de un incendio o seguir su marcha. En las épocas de peligro, en las torres hay vigilantes durante todas las horas de luz, dotadas de mapas e instrumentos de observación que permiten al observador fijar la dirección de un nuevo fuego desde su torre, y notificar a la oficina central esta orientación de la mira. Si estas torres están situadas estratégicamente, otro observador en otra torre puede también identificar la dirección del fuego, notificando a la oficina su dirección desde su punto de observación. La oficina de control tendrá mapas provistos de cordeles que pasan por agujeros que corresponden a los emplazamientos de las diversas torres de vigilancia y cualquier nuevo fuego será localizado por la intersección de estas líneas. Será mucho mejor si pueden obtenerse las direcciones desde tres torres.

Si las torres y la oficina de control están comunicadas por teléfono, la localización de un nuevo fuego puede ser determinada en cuestión de 10 minutos desde su inicio, o posiblemente menos. Los equipos de intervención deben ser enviados al lugar del incendio dentro de 15 minutos. Si llegan al lugar del fuego dentro de 30 minutos de su comienzo, dos equipos de intervención tienen buenas oportunidades para domarlo. Si el período de demora se prolonga media hora, puede ser necesario para controlar el fuego, por lo menos, el doble de unidades de intervención.

El propietario de una pequeña plantación puede no estar en condiciones de instalar una torre de incendios o no estar interesado. Si hay varios propietarios en un sector determinado, será práctico establecer una cadena de torres de vigilancia y una central de control para atender al sector.

Comunicaciones entre las torres de vigilancia y los centros de control. Es muy de desear que existan comunicaciones telefónicas entre las torres de vigilancia de incendios y las oficinas centrales y oficinas de control, así como entre las torres mismas, que es lo que ocurre por lo general. También es evidente que existe cooperación entre propietarios privados mayores y menores y los servicios forestales para mejorar la situación de las torres de vigilancia, y para una rápida comunicación entre este sistema de observación y las unidades de intervención. Por otra parte, los propietarios y los servicios forestales se están dando cada vez más cuenta de la ventaja de las comunicaciones por radio emisora-receptora, de que se tratará más adelante.

En la época moderna, con eficientes equipos de radio emisores-receptores, puede ser interesante recordar que hay todavía algunos forestales que atienden y operan en torres de vigilancia de incendios con equipos mucho menos perfeccionados. La habilidad básica del observador de la torre es quizás el elemento más importante. Este deberá conocer su distrito con relación a su mapa topográfico y tener una idea muy clara sobre si el incendio se ha iniciado cerca del cruce de ciertos caminos, y así sucesivamente. La familiaridad con la localidad es todavía un punto esencial. En el pasado, el observador podía comunicar su información por los primeros medios conocidos a través de las prácticas militares o navales. Mensajes con códigos Morse transmitidos por heliógrafos, y aun mensajes con semáforos, se empleaban en los primeros tiempos de las plantaciones de eucaliptos. Los mensajes con semáforos se hacían pronto ilegibles con la presencia del humo, mientras que los mensajes heliográficos eran bastante eficaces, pero lentos. La línea telefónica más primitiva, con cables tendidos entre los árboles, era una bendición del cielo, pero si otros árboles caían sobre la línea y la cortaban, el heliógrafo podía aún prestar sus servicios.

38. Torre de vigía contra incendios en el « árbol de Gloucester » E. diversicolor, de 60 m de altura, en Pemberton, Australia Occidental (foto tomada alrededor de 1955)
Forests Department, Australia Ocidental
   38.

39.39. El mismo árbol, unos 20 años después, presenta vigorosos « brotes de reversión »
Forests Department, Australia Occidental

Los árboles como torres de vigilancia. En algunas partes del mundo no hay mejor punto fijo de observación que la cima de un árbol alto. Uno de los primeros ejemplos es una torre instalada a 60 m sobre un E. diversicolor en Manjimup, Australia Occidental, llamado « Gloucester tree », aún en perfectas condiciones de trabajo (véanse Figuras 38 y 39).

Radio emisora-receptora

El desarrollo de los sistemas de radio con emisoras-receptoras adaptadas a vehículos sobre bandas de alta frecuencia ha sido un importante progreso de los últimos 20 años en la ordenación forestal y de otro tipo. Los forestales las aceptaron a veces con desconfianza, obligados por una administración sospechosa a causa de trágicos incendios. La posibilidad de comunicar entre torres de vigilancia de incendios, centros de control y vehículos de campo cuando había incendios, les dieron pronto la seguridad de que eran un auxiliar indispensable en este aspecto. A veces, condiciones atmosféricas y topográficas interferían la recepción.

La conveniencia de la radio emisora-receptora en la gestión diaria de los distritos forestales es hoy más bien exigida que aceptada por parte de los ordenadores. Un funcionario responsable de la estación puede comunicar con los supervisores de sus equipos de trabajo para la protección contra incendios o para cualquier otra exigencia de la ordenación; puede organizar las labores de su estación mientras se desplaza de un lugar a otro de la misma, pudiendo recibir mensajes de sus superiores y tomar las medidas para la preparación de las respuestas correspondientes. Es pues un elemento vital.

Uso de los sistemas de comunicación locales

En los países donde el fuego es una reconocida amenaza para la población rural, se ha establecido una excelente colaboración oficial entre los servicios forestales, los servicios de policía, los propietarios privados y el servicio telefónico. Los propietarios rurales pueden estar conectados por líneas directas colectivas. Por acuerdo mutuo, se da preferencia a las llamadas por incendios; todas las personas interesadas ayudan a localizar el fuego; muchos propietarios rurales disponen de una unidad de intervención lista para ser enviada al lugar del incendio, o con sus equipos dispuestos para ser cargados sobre vehículos. Frecuentemente, aviones militares o civiles en vuelo pueden ayudar a localizar el punto del siniestro.

Inspecciones aéreas

Los servicios forestales oficiales o grandes propietarios de bosques pueden poseer aviones ligeros o helicópteros listos para ayudar a localizar los fuegos o para vigilar su extensión. Estas ayudas son especialmente útiles después de tormentas, particularmente cuando una « tormenta seca » ha pasado a lo largo de una cadena de montañas. A veces, en una tormenta pueden caer 20 o más rayos. Si la tormenta está acompañada de ligeras lluvias, quizás 15 de estos rayos pueden ser inofensivos, pero los restantes pueden prender cepas de árboles donde el fuego estará latente antes de dar lugar quizás a un principio de incendio. Una temprana inspección aérea después de una tormenta es una ayuda muy útil para identificar nuevos fuegos.

Sería un error por parte de las autoridades creer que los delitos de vándalos incendiarios han desaparecido de la sociedad. Aun en un placentero ambiente rural hay gente que prende fuegos deliberadamente en el territorio forestai. La sola presencia de una patrulla aérea es una de las mejores protecciones contra esta amenaza. Si la patrulla aérea está en contacto radio con las torres de vigilancia de incendios y con las unidades terrestres, los incendios pueden domarse rápidamente y la policía ocuparse del incendiario. Puede ser un ejemplo provechoso un proceso seguido de una condena.

Los aviones ligeros y los helicópteros pueden constituir una preciosa ayuda en la identificación del fuego, pero no reemplazan a las torres de vigilancia, ya que no despegan cuando hay mucho viento. En tal caso, puede ser necesario contar con aviones comerciales para vuelos de altura o aviones militares más pesados.

« Puntos calientes »: detección mediante rayos infrarrojos

Se presentan varias circunstancias en los bosques naturales o en plantaciones establecidas sobre antiguas tierras forestales donde la caída de un rayo u otra causa prende la parte subterránea de un viejo árbol. Puede no haber humo, sino solamente una masa de brasas incandescentes enterradas. A veces, una vieja raíz puede consumirse lentamente durante semanas, o bien una turbera palustre quemarse bajo tierra. Luego, si se presentan días de fuerte viento, los fuegos subterráneos afloran y se propagan. Todos los países sujetos a incendios han experimentado esta amenaza.

Después de haber apagado un incendio, los equipos de lucha deben asegurarse, incluso con el contacto de la mano sobre el suelo, de que todos los « puntos calientes » han sido localizados y neutralizados, pero puede haber errores.

Se han perfeccionado equipos de detección de rayos infrarrojos que pueden ser montados en aviones pequeños para identificar « puntos calientes » después que un incendio se ha apagado. Se dispone también de detectores portátiles a mano.

Extinción del fuego

Equipo de lucha

Cada estación de plantación necesita disponer de equipos básicos de lucha, que comprendan:

  1. Depósitos de agua de mochila, con bombas de pulverización, que deben estar llenos y listos para su empleo en la época de incendios. Cada mochila contiene alrededor de 18 litros de agua. Deberá disponerse de una mochila pulverizadora para cada miembro del equipo. Las herramientas manuales incluyen machetes, palas y combinaciones de azadas y rastrillos. El peso óptimo es de alrededor de 1,8 kg. Son muy útiles las sierras mecánicas de poco peso.

  2. Medios de transporte hasta el lugar del incendio. Si es posible, debería haber camiones potentes de cuatro ruedas, equipados especialmente con un tanque de 450 litros de agua, bien fijado al chasis del camión. El tanque deberá ser amarrado de modo tal que no vuelque el camión en las curvas. El camión debe poder también llevar las mochilas de cada miembro de la cuadrilla y sus herramientas suplementarias, como azadas y hachas. Un propietario de pequeñas plantaciones puede no estar en condiciones de disponer de un camión especial para la protección contra el fuego. En ese caso, se recomienda un tanque de agua, que su camión pueda cargar, suspendido a una altura conveniente en la base de operaciones para ser cargado rápidamente en el caso que se presente un fuego.

Independientemente del tamaño de la unidad de plantación, el personal debe ser entrenado en las prácticas de lucha contra incendios, asignando tareas a cada uno en caso de una emergencia.

Quema de los restos de corta y quema de control

Cuando se cosechan los eucaliptos por tallar, hay una gran cantidad de restos procedentes de las copas. ¿Deberán quemarse o dejar que se descompongan y vuelvan al suelo? Es una pregunta que se hace frecuentemente en muchos lugares. Quemar los restos sin peligro es una operación bastante cara; dejándolos se corre el peligro de fuegos accidentales que pueden destruir la mitad de los tocones, que representan el capital del propietario para la siguiente rotación por tallar.

Se recomienda, si es posible, que se apilen los restos de corta en el centro de cada segunda o tercera hilera de tocones, dejándolos pudrir. La materia orgánica que vuelve al terreno contribuye a mantener su fertilidad y la presencia de los restos reducirá el peligro de la erosión entre los cortes por tallar. Sin embargo, la respuesta a esta difícil pregunta debe dejarse al criterio del dueño y del forestal a cargo de una estación. Ellos evaluarán el riesgo local de incendios, el peligro de la erosión y de la pérdida de la calidad del sitio y seguirán el mejor criterio en cada caso.

La práctica de fuegos controlados o dirigidos se lleva a cabo en algunos lugares de América, Africa y Australia, donde es imposible la protección completa de ciertas partes del bosque, ya que la experiencia ha demostrado que, cuando se trata de hacer la acumulación de combustible en el piso forestal, se originan fuegos catastróficos.

Los bosques de eucaliptos de Australia, que se ordenan para la producción de trozas para aserrío, son generalmente rodales bastante viejos y que han conocido el fuego en el pasado. En muchos casos, los fuegos controlados han parecido el mejor modo de prevenir fuegos violentos en la actualidad.

Las plantaciones de eucaliptos ordenadas para ciclos de corta por tallar con destino a madera para pulpa no son rodales aptos a los cuales pueda aplicarse la práctica de los fuegos controlados. No obstante la dificultad del problema que se presenta, tienen que ser protegidos completamente contra los fuegos. Se necesitan más investigaciones sobre las posibilidades de las quemas dirigidas en plantaciones más viejas para trozas de aserrío, sobre todo de especies con corteza áspera.


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