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10. Utilización

Alrededor de 1974, había unos 4 millones de ha de plantaciones de eucaliptos produciendo anualmente un promedio de casi 60 millones de m3 de madera. La madera producida es principalmente de pequeñas dimensiones, de gran importancia para los países interesados y representa para ellos una inversión financiera considerable.

La producción de las plantaciones de eucaliptos está dividida, aproximadamente, en: leña o madera para pulpa, 85%; postes y productos de madera en rollo de mejor calidad, 10%; madera aserrada, 5%.

La mayor parte de la producción de los montes de eucaliptos de corta rotación es de madera para leña, el producto de menor valor de mercado por unidad de volumen, a pesar de que puede ser el producto de mayor valor social para las comunidades interesadas.

La mejor posibilidad que los países y los propietarios tienen para mejorar los valores de la madera de pequeñas dimensiones de las plantaciones de eucaliptos es convertirla en papel, que es el producto derivado de la madera con el mayor valor unitario. Sin embargo, las limitaciones sobre el tamaño mínimo de plantas industriales económicamente viables significarían que esto, con toda probabilidad, beneficiaría a los países que poseen grandes superficies plantadas con eucaliptos, como Brasil, España, India, Portugal, y Sudáfrica. En los países que tienen plantaciones modestas, pero con un sólido programa de plantación de eucaliptos, el mejor modo de mejorar el valor unitario de la materia prima de sus plantaciones de eucaliptos es invertir más y valorizar el valor unitario del 15% de madera que puede ser destinado a mejores rollizos y madera aserrada. Obviamente, sería de gran interés si pudieran instalarse fábricas elaboradoras de pasta y papel de pequeño tamaño.

Algunos países africanos ya hacen mucho uso de la madera de eucalipto, aumentando por lo tanto en forma considerable el valor agregado. En los Cuadros 10.5 y 10.6, que aparecen más adelante, en las páginas 297 y 298, figuran las especies más importantes utilizadas.

Este capítulo trata de la cosecha de eucaliptos, tratamiento y preservación de la madera con fines diversos, así como de las numerosas formas de utilización de las distintas especies.

Planificación de las operaciones de corta

Las operaciones de corta en las plantaciones de eucaliptos tienen mucho en común con las de otras plantaciones forestales, pero hay algunas diferencias importantes. Una de éstas es la ordenación del cultivo por tallar, que representa hoy la forma más común de ordenación en las plantaciones de eucaliptos. Deben ponerse en práctica adecuadas técnicas de corta para obtener una densidad óptima del tallar después de la tala rasa, sin incurrir en el costo adicional de una nueva plantación. Otras diferencias son las características de la corteza y el peso de la madera comparado con el de las especies de coníferas.

La mayoría de las operaciones no han introducido todavía un alto nivel de mecanización, y no hay datos disponibles sobre el rendimiento de las máquinas de extracción de uso múltiple.

Antes de describir las diferentes operaciones de cosecha, se analizarán brevemente algunas normas generales, que deben tenerse en cuenta durante la planificación de las operaciones de corta, ya que influyen en las operaciones individuales y de conjunto.

45. Plantación en el valle de Mangoro, en Madagascar, probablemente de la procedencia local 12ABL, de 15 años, con pilas de leña de los raleos
E. Maudoux
   45.

Condiciones de trabajo

Es necesario evaluar las condiciones de trabajo para elegir los métodos más apropiados. Esta evaluación debe tener en cuenta los siguientes aspectos: características del rodal, del árbol y de las trozas; topografía y condiciones del terreno; clima, distribución anual y cantidad de lluvias; accesibilidad.

Parámetros económicos

El costo del equipo y la disponibilidad de capital son importantes consideraciones en el caso de contemplar un cierto grado de mecanización. Deben hacerse cuidadosos cálculos de costos para apreciar las diferentes alternativas.

Problemas de empleo

En algunas zonas, el empleo en forestería puede ser la única fuente de ingreso. Debe considerarse muy cuidadosamente la situación local antes de hacer la elección entre métodos manuales o mecanizados. Si existe desempleo, debe preferirse frecuentemente la primera alternativa.

Deben ponerse rápidamente en práctica adecuados programas de capacitación, para permitir niveles de productividad y de ganancia más altos. Debe darse importancia a la seguridad e higiene en el trabajo, poniendo a disposición de los obreros ropa adecuada.

Calendario de los trabajos

Los equipos a adquirir deben encargarse con suficiente anticipación, ya que las entregas pueden demorarse mucho, con el riesgo de pasar el plazo previsto para iniciar las operaciones de corta. Debe completarse con anticipación la red de caminos, por lo menos para el primer año de operaciones. Puede ser también necesario planificar el tiempo necesario para cada operación. La fecha de corta puede afectar al rebrote por tallar si se presentan heladas intensas invernales y se afloja la corteza de las cepas. La facilidad del descortezado está también influida por el tiempo que pase después de la corta.

Operaciones de corta

Apeo

La madera del eucalipto es más dura que la del pino, por lo que para su corta y troceado se recomiendan sierras mecánicas más potentes. Los siguientes valores pueden servir de guía:

Diámetro a la altura del pecho (d.a.p.)
(cm)
Capacidad del motor
(cm3)
10–3050–70
30–7070–90
>70  90–125

46. Complejo industrial en São Paulo centro septentrional, Brasil, rodeado de plantaciones de E. grandis
L.D. Pryor
   46.

El apeo es el primer eslabón en la cadena de transporte, por lo que debe hacerse una corta dirigida para facilitar la extracción. Los métodos de extracción empleados aumentarán de eficacia si se hacinan las trozas. La tala dirigida representará también un menor esfuerzo cuando se ejecuta un arrastre manual o una carga frontal 1, con lo que los árboles se dejan más cerca de los puntos de descarga al borde del camino.

1 «Carga frontal» se emplea como el método de trasladar las trozas desde la cepa a la orilla del camino, lo que significa llevarlas sin tocar el suelo, contrariamente a «arrastre», donde por lo menos una punta de la troza toca el suelo. No se considera que incluya los sistemas de cable. «Botadores» son las máquinas especialmente diseñadas para ello y llevan incorporados mecanismos de autocarga.

La corta puede ser organizada asignando a cada cuadrilla fajas paralelas de 20 m. El apeo puede hacerse hacia el centro de la faja, donde se apilan las cimas y las ramas para ser quemadas o para evitar que dificulten las operaciones de extracción y desarrollo del tallar. Si la capacidad de carga del terreno es baja, el ramaje puede llevarse a los senderos de arrastre. En lo posible, las cuadrillas deben comenzar en los extremos opuestos de las fajas para reducir las molestias entre ellas.

En los rodales bien ordenados de eucaliptos, raramente hay sotobosque que impida circular, lo que permite una elevada productividad en las cortas.

Con d.a.p. del orden de 10–30 cm, un equipo de dos hombres con sierra mecánica de cadena puede cortar entre 500 y 300 árboles al día. Si los árboles o las trozas tienen que ser descortezados, puede ser ventajoso si la corteza puede ser aflojada en bandas mientras el árbol está aún en pie. Debe hacerse una incisión anular por encima del nivel de tala final, y entonces la corteza se arranca en tiras hacia arriba para no dañar la corteza de la cepa. Los aspectos silviculturales y de ordenación de las cortas se tratan en el Capítulo 5.

Podas y desmoche

Las podas no requieren mucho trabajo, ya que, por lo general, hay pocas ramas finas sobre el tronco comercial. Los datos obtenidos en Portugal indican que, en rodales con 1 100 árboles por ha, se presentan ramas sobre el 40–50% del tronco comercial. Con 2 300 árboles por ha, hay ramas en sólo un 10% de los troncos comerciales. El desmoche puede hacerse fácilmente con el hacha o con una sierra de cadena ligera. Puesto que para la poda se usa generalmente el hacha, ambas operaciones pueden combinarse.

Descortezado

La eliminación de la corteza dependerá del uso industrial final de la madera. Algunos tipos de elaboración rechazan la madera con la corteza aún adherida y, en este caso, el descortezado debe hacerse antes o después del troceado, dependiendo del tamaño de los árboles, y de la posibilidad de que la corteza sea separada en tiras. Los postes tienen que ser descortezados antes del tratamiento de preservación. Como se ha mencionado antes, el descortezado puede hacerse en algunos casos mientras el árbol está en pie, arrancando la corteza hacia arriba.

El rendimiento del trabajo de descortezado a mano depende principalmente de la estación de tala; especies; edad de los árboles; tiempo que pasa entre la corta y el descortezado. Las épocas de circulación de la savia facilitan el arranque de la corteza, las características de la corteza varían con las especies, el espesor de la corteza y las dificultades del descortezado aumentan con la edad, mientras que el mayor lapso de tiempo entre la corta y el descortezado hace que la corteza se adhiera a la madera y el arranque se hace más difícil.

Las descortezadoras mecánicas anulares son difíciles de usar por las características fibrosas de la corteza, lo que retrasa la operación, ya que la corteza tiene que sacarse a mano cuando la máquina se obstruye. Aparte del hacha, pueden usarse otras herramientas manuales más especializadas, como la hoz descortezadora y herramientas similares que pueden ser fabricadas localmente. Si se emplea el hacha, el descortezado se combina con la poda. El rendimiento por día/hombre en la poda y descortezado con hacha varía de 20–50 árboles con un d.a.p. de 20 cm, a 60–100 árboles con un d.a.p. de 10 cm.

Troceado

Antes del troceado, debe marcarse la posición de los cortes para obtener la mejor utilización del largo del árbol para la producción de los diferentes productos, tales como postes, diferentes largos de trozas para aserrío y madera para pasta. Si se pide sólo un tipo de producto, el marcado se hará a largos constantes, según especifique la industria. El troceado puede hacerse antes o después del arrastre, según se desee la madera cortada o la troza entera. Se emplean sierras de cadena, de arco o la troceadora.

La productividad depende en parte del grado de estacionamiento de la madera. Cuando los rollos se trocean inmediatamente después del apeo, puede ser de un 40% mayor que cuando se han secado. Los valores de producción con sierra de cadena para rollos de 2,4 m de madera para pasta con un d.a.p. de 10 a 20 cm, varían entre 450 y 200 árboles por día/hombre.

Arrastre o empuje hasta el borde del camino

El transporte desde el tocón al borde del camino puede hacerse por diferentes métodos, dependiendo de las dimensiones de la madera, situación del empleo, tamaño de las operaciones, disponibilidad de capital para adquirir equipos caros, condiciones del terreno y distancia al borde del camino. Todas estas condiciones deben ser estudiadas para elegir la mejor solución posible. Los diferentes medios de transporte son:

Manual. Es un trabajo pesado y solamente puede hacerse en el caso de pequeñas dimensiones y distancias cortas. Sobre pendientes, la gravedad ayuda a deslizar los rollos cuesta abajo. En este caso, la habilidad es más importante que el esfuerzo. Las trozas descortezadas recientemente se deslizan hacia abajo más fácilmente. Herramientas manuales, como garfios, ganchos para pulpa y los garfios articulados elevadores son muy útiles para el arrastre cuesta abajo.

El rendimiento en el empuje de trozas a mano, de un peso medio de 25 kg, varía entre 0,7-0,3 m3 por hora efectiva de trabajo para distancias de 30 a 90 m.

Tracción animal. Bueyes, caballos y mulas pueden arrastrar los rollos hasta el borde del camino empleando cadenas, garfios o pequeños remolques. El rendimiento decrece al subir pendientes, y si éstas superan el 10%, el rendimiento es muy bajo. El uso de animales depende en gran parte de la experiencia local. Es posible introducir muchas mejoras y puede ser un método ventajoso desde el punto de vista de los costos y de la ocupación de mano de obra.

Mecánico. En el caso de maderas de pequeñas dimensiones, pueden usarse con buenos resultados los tractores agrícolas equipados con cabrestantes montados, o con un pequeño remolque. Los tractores pueden moverse entre las hileras de cepas si el espaciamiento es superior a 2,50 m, o sobre las cepas, si las limpias son suficientes para evitar daños a los tocones. La distancia recomendable para los senderos de arrastre es de 20 m sobre terrenos planos. El traslado de las trozas hacia estos senderos con trabajo manual o tracción animal aumentará el rendimiento de la carga y reducirá el tiempo global. La carga de los remolques puede hacerse a mano. Sobre una distancia de 900 m, el rendimiento puede alcanzar los 3,5 m3 por hora efectiva de trabajo.

Cuando el volumen total, o la dimensión de las trozas, son demasiado grandes para la labor manual o para pequeños equipos, deben emplearse deslizadores o botadores.

El arrastre de trozas o de árboles enteros puede perjudicar a las cepas e impedir su rebrote. El empuje es menos dañoso y debería preferirse. Hay muchos tipos de botadores, con pesos desde pocas toneladas hasta de 15 t. La solución más económica es un tractor y un remolque con un cargador hidráulico, si las condiciones del terreno no son difíciles.

La carga mecánica aumenta el rendimiento, ya que esta operación absorbe la mayor parte del tiempo con una distancia de arrastre normal. Los modelos más recientes pueden trabajar sobre terrenos muy difíciles, pero no son aconsejables sobre pendientes superiores al 20% cuando están cargados.

La producción depende del tamaño de los botadores, pero puede variar entre 10 a 16 m3 por hora efectiva de máquina, a distancias de 500 m en terrenos fáciles.

Sistemas de cables. Cuando la pendiente es superior al 50%, los cables aéreos y los cabrestantes son métodos excelentes para conducir la madera a lo largo del camino, desde distancias que varían de 100 hasta 1 000 m. Los malacates para tracción de cargas pueden ser independientes o estar montados sobre tractores o camiones para trabajar sobre distancias cortas.

Transporte por carretera

Sobre terreno muy plano y uniforme esta operación puede ser combinada con el transporte hasta el borde del camino, ya que los camiones más pequeños pueden circular entre las hileras de cepas. En condiciones difíciles del terreno y cuando se emplean camiones más grandes con remolques, debe planearse y construirse una red caminera. En el caso de cortas rotaciones y de raleos periódicos, la red caminera debe conservarse regularmente. La densidad de caminos depende de sus costos de construcción, de los costos de arrastre y de los costos de transporte. Deben combinarse estos factores para llegar a un costo global mínimo.

El sistema de carga depende del tamaño de los árboles, condiciones de empleo obrero y del volumen de madera a manipular. La carga a mano de un camión de 12 t puede durar 1½ horas para una cuadrilla de cuatro hombres. La carga mecánica puede llegar a ser de hasta siete veces más rápida.

El peso de la madera disminuye rápidamente a partir del momento de la corta, lo que reduce los costos de transporte. Por lo tanto, puede ser una ventaja secar las trozas en el bosque, siempre que la industria no exija madera fresca y siempre que no haya serios peligros de ataques por insectos o por hongos. La reducción de peso mencionada en el Handbook on eucalypt growing (Wattle Research Institute, 1972) figura en el Cuadro 10.1.

47. Preparación para la tala, Australia
FAO
   47.

Secado

Principios de secado y estacionamiento

Las personas que elaboran o usan la madera de eucalipto deben comprender los principios del secado o estacionamiento para poder obtener un beneficio de su empresa. Para información adicional, los lectores pueden referirse a textos publicados (por ejemplo, Henderson, 1946; Boas, 1947; TRADA, 1962; Desch, 1973) y a los boletines técnicos publicados por los principales laboratorios de productos forestales. Sin embargo, deben incluirse aquí algunos datos básicos.

Los postes de eucaliptos de corta reciente que se descortezan en una plantación, o la madera aserrada de eucaliptos verdes a la salida del banco del aserradero, tienen por lo general tanta agua como contenido de materia leñosa; o sea, tienen alrededor del 100% de contenido de agua por peso, relativo a su peso secado al horno. La madera es un material higroscópico y pierde o adquiere humedad hasta alcanzar un « equilibrio del contenido de humedad » relativo a la humedad y temperatura del aire que la circunda. El equilibrio del contenido de humedad se conserva luego, siempre que la humedad y la temperatura del aire se mantengan constantes. El equilibrio del contenido de humedad de la madera al aire libre (« madera secada al aire ») puede variar desde el 12% en un clima relativamente seco, al 15 o al 18% en un clima húmedo. Para la madera utilizada dentro de edificios con aire acondicionado este equilibrio puede ser entre el 5 y el 9%.

Cuadro 10.1 Disminución de peso con el secado (E. grandis)

Semanas después del apeo y descortezadoPeso de la madera
 kg/m3
  0925
  1833
  2783
  3748
  4724
  6692
  8675
10666
12656
Secado al horno460

La madera verde, tanto en rollo como aserrada, debe por lo tanto eliminar humedad pasándola a la atmósfera que la circunda, se tomen o no medidas especiales para controlar el proceso del secado. A medida que las maderas pierden agua, pierden también peso, pero, en las fases iniciales del secado, no hay contracción o cambio de forma. En el « punto de saturación de la fibra » (25–30% de contenido de humedad) toda el agua libre y el vapor de agua se han ido de los lúmenes celulares, pero queda el agua íntimamente ligada con las fibrilas de las paredes celulares. Una vez que el secado supera el punto de saturación de la fibra, las maderas comienzan a contraerse. Se contraen muy poco a lo largo del eje longitudinal, y más a lo largo del eje radial de la sección transversal, y aún más en la dirección tangencial a los anillos de crecimiento. La magnitud de la contracción en volumen puede ser notable; por ejemplo, un 22,5% para E. globulus en California cuando se seca a partir del estado verde (79% de contenido de humedad) a secado al horno (Henderson, 1946). El proceso de secado continúa, acompañado de pérdida de peso y contracción, hasta que la madera alcanza el equilibrio del contenido de humedad.

El objetivo de secar la madera, con el menor costo y degradación posibles, es conseguir un contenido de humedad que quede en equilibrio con la atmósfera en la cual será empleada. El proceso de secado puede ser lento, como en el caso de un cuidadoso curado al aire, o puede acelerarse con la aplicación de calor en un horno.

Secado al aire

El propietario de una plantación que produce cantidades masivas de postes largos y cortos empleará normalmente métodos simples y seguros para secar estos productos al aire. En los lugares donde los comejenes y la podredumbre no son un problema serio, los postes pueden dejarse descortezados y sobre el suelo entre las hileras de tocones. Puede dejarse en pie, de vez en cuando, hileras ocasionales de árboles para dar sombra a los postes, y colocar sobre ellos ramas para evitar un secado demasiado rápido por los rayos del sol directos. En un mes habrán perdido gran parte del agua libre en sus células y serán mucho más ligeros para su transporte a canchas de clasificación, donde pueden ser sistemáticamente apilados. A este punto, deben recubrirse las extremidades de los postes con un producto a base de petróleo o alquitrán, que demorará el secado de las puntas y reducirá las rajaduras. Pueden aplicarse también, para reducir las rajaduras, clavos ganchos, torniquetes, alambre o taladros de las puntas. Es esencial que las pilas estén adecuadamente ventiladas, bien levantadas del suelo. El secado bajo techo asegura menos rajaduras que al abierto, y debe ser estimulado. A menudo se necesita aplicar pulverizaciones profilácticas para impedir los ataques de insectos durante el secado, lo que puede ser necesario repetidas veces en el caso de serios ataques.

Los palos cortos y los postes pueden secarse al aire en pilas estratificadas, cada capa en ángulo recto con la siguiente, lo que permite la libre circulación del aire. En las regiones con mucha precipitación, se acelera el secado y se evita la podredumbre de la albura cubriendo las pilas o colocándolas bajo un cobertizo secadero con los lados abiertos.

Si la madera aserrada de eucalipto debe ser secada al aire, deberá disponerse de una cancha bien proyectada, libre de malezas que obstaculicen la circulación del aire. Deben hacerse cimientos para las pilas de secado, y en las pilas las piezas aserradas deben ser encastilladas capa por capa, separando cada una de la siguiente por listones distanciados alrededor de 50 a 100 cm en una cuidadosa alineación vertical, protegiendo la parte superior de la pila contra la lluvia y los rayos directos del sol. Será necesario un período de 4–6 meses, para tablas de 25 mm de espesor, para el secado al aire de madera de E. grandis y E. saligna (Storr, 1977).

Debe prestarse especial atención al secado, que es particularmente importante si hay que aplicar un tratamiento preservador. El mal secado es frecuentemente la causa de malos resultados en la preservación.

Secado al horno

La aplicación de calor en un horno puede acortar el proceso del secado, desde meses, que se necesitan para el secado al aire, a cuestión de días. La rapidez del secado reduce los peligros de ataques de hongos y de insectos durante el proceso de secado. El secado puede continuarse hasta que la madera alcanza un contenido bajo de humedad (5–9%), que es adecuado para su empleo en el interior de edificios, pero que no se podría nunca obtener con el secado al aire (normalmente, contenido mínimo de humedad del 12% o más). La aceleración del proceso del secado con la aplicación de calor requiere un equipo caro, habilidad y supervisión. El agua que se elimina de la madera tiene que ser evaporada de su superficie y luego esta humedad superficial debe ser reemplazada por la humedad más profunda de la madera. Si se elimina demasiado rápidamente la humedad de la superficie, la estructura de la madera cerca de la superficie se altera y el agua interna no puede llegar a la superficie. Se produce en la superficie un fenómeno llamado endurecimiento superficial (« case-hardening ») y se interrumpe de forma seria el secado de las capas internas de la madera. Es esencial el eficiente control de la temperatura, la humedad y la circulación del aire, para garantizar una mínima degradación durante el secado al horno, y el equipo necesario para este control es costoso.

Se han hecho muchos progresos con los hornos de secado, de los que existen muchos tipos, y se han perfeccionado numerosos « programas » de secado para adaptarlos a diferentes maderas. Tanto el propietario como el elaborador tendrán que considerar atentamente la alternativa entre el secado de los eucaliptos al aire o en hornos, o combinar ambos métodos. Si se decide por el secado al aire, habrá que preparar una cancha de almacenamiento más grande, que debe mantenerse limpia para que sea eficaz, y poder contener un volumen de existencias considerablemente mayor. Si se opta por el secado al horno, habrá que tener una actividad comercial suficientemente grande para mantener una constante cantidad de vapor en los hornos, potencia constante y, por supuesto, una continua supervisión capacitada. Debe tenerse también en cuenta la eventualidad del reacondicionamiento del eucalipto, de que se tratará más adelante, en el momento de decidir sobre la mejor combinación de métodos a seguir en el proceso de secado.

Problemas especiales

Muchos eucaliptos plantean problemas en el secado, habiendo notables diferencias entre las especies. E. deglupta es uno de los eucaliptos más fáciles de secar; E. grandis y E. saligna son también bastante fáciles de secar mientras que E. globulus y E. fastigata están entre las especies más difíciles. Para una misma especie, la procedencia, las condiciones climáticas y edáficas, el ritmo de crecimiento, edad y posición dentro del mismo árbol, así como otras propiedades de la madera, pueden afectar al secado. Los árboles viejos son, por lo general, más difíciles de secar que los jóvenes. Para limitar al mínimo los defectos que se pueden presentar en el secado, se recomienda una rotación que no supere los 30 años en plantaciones de E. grandis en Sudáfrica, y los 25 años para E. saligna, que es algo más difícil de secar (Storr, 1977). El espesor de la madera aserrada tiene también una influencia importante. Es necesario hacer investigaciones para encontrar los métodos de secado más adecuados a las condiciones locales.

Por lo general, la madera aserrada de eucalipto de muchas especies requiere una atención considerable durante el secado para evitar un exceso de deterioro. Hay que prestar particular atención al fenómeno del « colapso » y a los métodos para reducirlo, que se analizan más adelante.

Colapso y reacondicionamiento

Muchos eucaliptos, y la mayoría de los que se cultivan en plantaciones, son susceptibles a una forma excesiva o irregular de contracción durante el secado, que se conoce con el nombre de colapso. Este fenómeno se presenta alrededor del punto de saturación de la fibra cuando se elimina, por el secado, el líquido de las células de la madera y antes que se presente la contracción normal por el secado. El colapso afecta a la madera aserrada, especialmente en los espesores menores de 7,5 a 8 cm. La madera en rollo y la madera aserrada gruesa raramente son afectadas. Las caras radiales y tangenciales de la madera aserrada son afectadas en forma diversa. Sobre la cara radial o de aserrío al cuarteo, el colapso se presenta como una « tabla de lavar », o con una superficie acanalada que puede notarse fácilmente al tacto. Sobre la cara tangencial o de corte paralelo, se muestra con fuertes hendiduras abiertas y también con deformación de la superficie. Dado que el efecto de tabla de lavar sobre las caras de aserrío al cuarteo puede ser superado aserrando más grueso con un cepillado posterior, y no se presentan rajaduras, esta forma de aserrado puede preferirse cuando el colapso es un problema. Sin embargo, como se ha mencionado al tratar del aserrado, no es normalmente una opción práctica con rollos de plantación de pequeño diámetro. Afortunadamente, no se presentan con el colapso serias rajaduras de cara, en caras de corte paralelo, con tablas de 2,5 cm o menos de espesor, si se estacionan cuidadosamente. La parte superior de las castillas debe ser cubierta para evitar el sol directo y las tablas deben mantenerse a la sombra antes del encastillado, puesto que las rajaduras de cara son muy rápidas cuando se hallan expuestas a los rayos del sol.

El descubrimiento del método de la eliminación del colapso por medio del reacondicionamiento ha permitido el secado eficiente de la madera de eucalipto en cantidades comerciales. El reacondicionamiento consiste en aplicar vapor saturado a la presión atmosférica, durante 2 a 6 horas, a las tablas apiladas en los hornos secaderos, o preferiblemente en una pequeña cámara llamada reacondicionador. Debe evitarse la aplicación prolongada del vapor, puesto que tiende a aumentar las rajaduras, siendo mejor el período más corto de aplicación que permita la satisfactoria recuperación dimensional. No todos los colapsos pueden ser eliminados con el vapor, pero, en la práctica, se obtiene en el 90% de los casos. El proceso recomendado para el secado comercial de la madera aserrada de plantaciones de eucalipto de 2,5 a 8 cm de espesor, es el de secarla antes al aire, hasta tener un contenido de humedad del 22–26%, y luego reacondicionarla con el tratamiento al vapor, que elimina el colapso y mejora el secado sucesivo en el horno. Después del reacondicionamiento, se seca la madera al horno, adoptando un programa moderado durante 1–2 días. Es común el empleo de una combinación de secado al aire y al horno con reacondicionamiento, dado que el mismo vapor sirve para ambos, el horno y el reacondicionador.

La combinación del secado al aire y al horno es también beneficiosa cuando los eucaliptos son aserrados y secados al aire hasta un punto conveniente para su transporte, y luego vendidos y transportados a centros urbanos para su elaboración como muebles y parquet. En este caso, el reacondicionado y el secado al horno se pueden hacer convenientemente en la segunda planta elaboradora eliminado la necesidad de equipos complejos de secado en las plantaciones.

Si se reacondicionan antes del secado al horno maderas parcialmente o irregularmente secadas, entonces se presentará un ulterior colapso sobre algunas tablas durante el secado al horno. Este tipo de madera debe antes ser secada al horno y luego reacondicionada. De la misma manera, si las tablas verdes se secan al horno en un solo pase, deben ser luego reacondicionadas. Se requiere un control atento para secar eucaliptos con buenos resultados en el horno, sin el previo secado al aire; pero, si sigue el reacondicionamiento, desde el punto de vista industrial es bastante factible. Si el reacondicionamiento se hace después del secado final al horno, se elevará el contenido de humedad de los estratos externos de la madera hasta alrededor del 16%. La humedad excesiva se elimina normalmente si se espera algunos días antes de elaborar la madera. Una cámara de reacondicionamiento es de construcción y funcionamiento más económicos que un horno secador, puesto que no se necesita la costosa maquinaria para la circulación del aire y el control de la temperatura. En los casos en que las cantidades de madera de eucalipto a secar no justifiquen el uso de hornos, puede hacerse un atento secado al aire hasta el 12–15%, seguido por el reacondicionamiento. El proceso de tratamiento al vapor puede eliminar los efectos del endurecimiento superficial, así como el colapso.

Preservación

Introducción1

En Australia, los ensayos de postes tratados de eucalipto, establecidos en Victoria en 1934, indicaron que el tratamiento de la albura con una mezcla de creosota y alquitrán de carbón a baja temperatura, empleando el procedimiento bajo presión y el de baño caliente y frío, ha demostrado ser eficaz en prevenir el ataque de comejenes y la podredumbre, tanto en la albura como en el duramen no tratado. Dos tercios de los postes de ensayo estaban aún en buenas condiciones después de 40 años. Estos resultados fueron comparados con renovales de eucalipto tratados con creosota en Australia Occidental en 1929–30 y con otros ensayos de postes de eucalipto tratados en Nueva Gales del Sur (1936) y Victoria (1936). El tratamiento comercial a presión fue iniciado en 1957 en Victoria y en Nueva Gales del Sur y, a partir de entonces, más de 1 millón de postes eléctricos y de teléfono de muchas especies de eucalipto han sido tratados, sea con creosota, o con preservadores cobre-cromo-arsénico (CCA), desde las regiones tropicales de Queensland septentrional hasta Tasmania, de clima templado fresco.

1 La mayor parte de esta sección ha sido aportada por F.A. Dale, Grupo de Preservación, CSIRO, Highett, Australia.

En su conjunto, estos tratamientos están dando una protección muy satisfactoria. En Victoria, Tasmania y Nueva Gales del Sur los postes tratados con creosota se mantienen muy bien en pie, si bien se ha presentado un pequeño porcentaje de fallas prematuras en postes que tienen una baja durabilidad natural, tales como los de E. obliqua. A pesar de ello, parece que se materializará la vida mínima media prevista de 30 años para estos postes. En Queensland y en el norte de Nueva Gales del Sur esta duración es posible que no se obtenga debido a los ataques tempranos en la albura por podredumbre blanda (« soft rot ») de muchos postes tratados con CCA y de algunos tratados con creosota. Sin embargo, el duramen de la mayoría de estos postes es moderadamente durable, y podría obtenerse una vida media de 20 años, o más, sin tratamientos curativos in situ. Para los climas tropicales y subtropicales tal duración no es insatisfactoria, y es, por lo menos, tan buena como la de la mayoría de las maderas de gran durabilidad natural de estas zonas.

El duramen del eucalipto ha sido tratado a alta presión, hasta 6 900 kPa (kilo Pascal) = 70 kg/cm2 en pruebas de servicio de casi 5 000 durmientes de ferrocarril de maderas procedentes de muchas especies de eucaliptos establecidas en cinco Estados de Australia desde 1952 a 1961. Estos ensayos han demostrado que pueden esperarse vidas útiles de hasta 30 años con eucaliptos de baja durabilidad natural. Los tratamientos a alta presión y por el procedimiento Boulton con aceites preservadores se está aplicando ahora en escala comercial limitada.

La experiencia con árboles naturales de eucaliptos en Australia no es necesariamente aplicable a las plantaciones exóticas de eucaliptos de rápido crecimiento cultivados en rotaciones cortas en otros países. Las diferencias en la rapidez de crecimiento, con las consiguientes diferencias en el espesor de la albura y de su densidad, podrían influir en la aptitud del eucalipto en rollo al tratamiento preservador y en su comportamiento en el uso.

El proceso de la creosota en tanque abierto, en caliente y en frío, ha sido usado con buenos resultados en la impregnación de madera en rollo de eucalipto en diferentes países. Se ha mostrado eficiente en Zambia (Mostyn, 1966; Hardie y Wood, 1973), donde se prevé una vida útil de 25 años para E. grandis en contacto con el terreno. Todavía se emplea comúnmente en ese país para postes de cercas y palos de construcción, pero el tratamiento a presión es de aplicación corriente para los postes de transmisión. En Argentina, el baño de creosota caliente y frío ha sido empleado en las comunidades rurales, pero menos frecuentemente que la inmersión parcial en soluciones acuosas salinas (Tinto, 1961). En Brasil, se ha demostrado eficaz el baño caliente y frío de creosota para postes de E. saligna, siempre que el contenido de humedad no excediera del 16%. Postes que absorbieron alrededor de 100 kg/m3 de creosota, estaban todavía intactos después de 10 años (Ghilardi y Mainieri, 1961).

48.48. A, grietas internas causadas por colapso en E. regnans; B, sección extrema de E. camaldulensis torcida por colapso; C, sección adyacente semejante que muestra la recuperación después del reacondicionamiento; D, efecto de «tabla de lavar» causado por colapso en E. regnans
Forest Products Laboratory, CSIRO, Melbourne
48.

El tratamiento a presión de la madera en rollo del eucalipto ha sido aplicado también con buenos resultados en muchos países, más comúnmente con creosota. En Sudáfrica, la vida de los postes de teléfono tratados se esperaba que llegara a 20–30 años, siempre que la absorción de creosota no fuese inferior a 80–90 kg/m3 (Scott, 1946). En Argentina, E. globulus, E. camaldulensis, E. saligna, E. tereticornis y E. viminalis han sido tratados con creosota por el procedimiento Rueping (retención media 70–80 kg/m3), y con sales disueltas en agua por el procedimiento Bethell (retención media de 6–7 kg/m3 de sales secas). Los primeros postes tratados con creosota se hallaban en buenas condiciones después de 20 años (Tinto, 1961). Otros países que han mencionado tratamientos a presión de madera en rollo comprenden España, Portugal, Malawi y Zambia.

La experiencia común es que, mientras que la albura del eucalipto es comparativamente fácil de tratar, el duramen no puede ser impregnado a presiones normales. Es también susceptible a ataques, especialmente por parte de comejenes.

Una cantidad de procesos de tratamiento diferentes de los métodos bien conocidos a presión y de los baños calientes y fríos, se describen aquí, debido a la necesidad de tratamientos sencillos, especialmente en los países en desarrollo. Estos procedimientos pueden no funcionar con todos los eucaliptos en cada situación, pero tienen que ser tenidos en cuenta en cada propuesta de tratamiento, especialmente en los lugares donde es difícil obtener mano de obra especializada o repuestos.

Riesgos

La finalidad principal de la preservación de la madera en rollo es prevenir los ataques biológicos, tanto en la albura como en el duramen, con tratamientos de la albura. Los ataques pueden ser divididos en las siguientes categorías:

La importancia relativa de estos ataques variará con la localidad y con el tipo de madera.

El tratamiento de la madera en rollo para superar estos peligros tiene que ser más eficaz, ya que el espesor de la albura se reduce por dos motivos: la resistencia de la madera en rollo depende de la salud de la albura tratada si el duramen no tratado llega a fallar; la albura tratada proporciona la única protección contra los ataques al duramen no tratado.

Los eucaliptos aserrados requieren generalmente protección contra la intemperie y las fallas mecánicas, así como contra ataques biológicos. Los durmientes de ferrocarril (traviesas) son un ejemplo importante, ya que, en su caso, las rajaduras terminales, el corte del riel y la pérdida de agarre de los bulones son, por lo general, las principales causas de las fallas, pero la podredumbre puede ser la causa fundamental sobre la base enterrada, especialmente en los trópicos húmedos. Aun los comejenes pueden ser un riesgo. Las maderas de menor sección transversal se secan, en su mayor parte, hasta llegar al equilibrio de contenido de humedad, antes de ser expuestas para su empleo, tales como carpintería exterior o revestimientos exteriores.

Manera de penetración

La albura de los eucaliptos puede penetrar solamente a lo largo de los vasos, desde una superficie de corte transversal, o por incisiones o rupturas físicas en los vasos. En los eucaliptos más ligeros, como E. regnans, puede presentarse una limitada penetración radial bajo presión desde la superficie cambial hasta una profundidad de quizás 3–5 mm, pero, de otra forma, toda penetración es a lo largo de los vasos. La cantidad de sustancia leñosa que se introduce alrededor y entre los vasos depende, por lo tanto, de muchos factores, tales como la densidad de la madera, el contenido de humedad, el tipo del líquido (aceite o agua), la viscosidad, temperatura y presión. En teoría, toda la sustancia leñosa entre los vasos debería estar impregnada, pero esto es generalmente posible sólo en los eucaliptos más ligeros, empleando líquidos de baja viscosidad y baja tensión superficial.

E. maculata, con una densidad al aire de 990 kg/m3, es un eucalipto comúnmente tratado para postes en Australia, y en esta especie es muy difícil obtener una retención de creosota en la albura de más de 192 kg/m3, puesto que es muy limitada la penetración más allá de las paredes de los vasos. Con preservadores disueltos en agua, la retención del líquido puede ser elevada hasta 350 kg/m3, pero una completa penetración de la sustancia leñosa de estas maderas con materiales tóxicos puede obtenerse solamente por difusión, cuyas limitaciones se examinarán más adelante.

La penetración del duramen del eucalipto aserrado es importante en relación con el tratamiento de las maderas estructurales, tales como durmientes de ferrocarril (traviesas). Aquí de nuevo, la penetración puede obtenerse solamente a través de los vasos, pero, por lo común, se requieren técnicas especiales, como el tratamiento a alta presión (presiones de 35–70 kg/cm2), debido a las obstrucciones que se acumulan en los vasos a medida que se forma el duramen. En las especies más ligeras puede obtenerse una buena penetración (de hasta 1 000 mm) a partir del grano terminal expuesto, pero en especies con densidades al aire seco de 800 kg/m3 o más, es virtualmente esencial hacer incisiones en las otras superficies para obtener una cobertura externa uniforme de madera tratada. En la actualidad, se está aplicando el procedimiento Boulton, o el recalentamiento del aceite preservador al vacío, para el tratamiento de durmientes verdes de eucalipto, incisos, con notables buenos resultados en Australia, pero queda todavía mucho que aprender sobre este procedimiento.

Preservadores aceptables

De los muchos preservadores que han sido empleados, solamente unos pocos son aptos para los tratamientos en gran escala de los eucaliptos. Preservadores aceptables son los siguientes:

Aceites preservadores y preservadores solubles en aceite

a) Aceite de creosota

Un destilado procedente del alquitrán de carbón, en la actualidad obtenido mayormente de alquitrán de coque, y llamado comúnmente creosota de alta temperatura. Tiene una reputación desde hace mucho tiempo de ofrecer una satisfactoria protección contra los ataques biológicos y los efectos de la intemperie. Es una sustancia viscosa a bajas temperaturas y, por lo general se recalienta, por lo menos, a 70°C para los tratamientos. La madera tratada con creosota es moderadamente repelente al agua, pero puede producir irritación a la piel. Puede ser empleada por sí sola, o combinada con aceites minerales, como aceite de fragua o diesel (para aumentar sus propiedades hidrófugas y reducir el costo), y puede ser fácilmente enriquecida con otros fungicidas o con insecticidas, como dieldrina, en las zonas de muy gran peligro de comejenes.

b) Pentaclorofenol

Se trata de un compuesto estable, altamente tóxico, que puede ser disuelto en una variedad de aceites minerales y solventes orgánicos. Se prefieren, para cuando debe haber permanencia en la tierra, aceites pesados como el de hornos, pero pueden usarse aceites de color más claro, menos viscosos o solventes volátiles donde se requieran tratamientos de la madera naturales o para ser pintada. El pentaclorofenol puede requerir ser enriquecido para una máxima protección contra algunos insectos, particularmente los comejenes.

La creosota y el pentaclorofenol en aceite son generalmente aceptados, ya que son igualmente eficaces, pero cada uno tiene ciertas ventajas específicas. La creosota es a menudo más barata, ha demostrado ser resistente al fuego y no requiere ningún equipo especial para ser mezclada. El pentaclorofenol, por otra parte, puede disolverse en diferentes aceites y ser más barato en un país productor de petróleo. Puede resultar también más eficaz contra la podredumbre blanda.

c) Insecticidas orgánicos clorados

Se utilizan a menudo estos compuestos, como aldrina, dieldrina, lindano y heptacloro, en pequeñas cantidades en aceites preservadores para reforzar su resistencia a los ataques de insectos, especialmente de termes (comejenes).

Preservadores en solución acuosa

Todos estos productos se emplean en solución acuosa, pero no se emplea deliberadamente la expresión « solubles en agua », puesto que algunos de ellos se « fijan », o se vuelven insolubles después de tratar la madera.

a) Preservadores por difusión

Se incluyen entre éstos el bórax (borato de sodio), fluoruro de sodio y compuestos arsenicales empleados, sea individualmente para prevenir ataques específicos de insectos como los taladradores Lyctus, o en combinación para la prevención de ataques de insectos y de podredumbre en madera para construcción.

b) Preservadores fijados en soluciones acuosas

Estos consisten en dos o más compuestos inorgánicos que forman una solución estable usada para impregnar la albura de la madera en rollo. Una vez que llegan a la madera, los componentes reaccionan formando compuestos insolubles que no pueden ser fácilmente extraídos. Los más conocidos son el cobre-cromo-arsénico, o preservadores CCA. El grado de fijación varía con la madera que se trata. En las coníferas, en las que hay penetración radial, hasta el 97% del preservador queda en la madera después de una exposición prolongada en el uso. En los eucaliptos, el preservador puede no moverse lejos de los vasos y la cantidad puede ser notablemente inferior.

CCA y otros preservadores fijados en soluciones acuosas no ofrecen protección contra los efectos mecánicos de la exposición a la intemperie, si bien mejoran la vida de las pinturas y terminaciones claras. Son productos limpios y no irritantes; la madera tratada con ellos no es tóxica y, cuando se seca después del tratamiento, se puede manipular con seguridad. Los preservadores para soluciones acuosas pueden ser producidos en forma de polvo seco o de pasta concentrada fácilmente soluble, de modo que se pueden transportar a largas distancias con un costo muy inferior al de los aceites preservadores. Pueden ser empleados con maderas cuyo contenido de humedad se aproxima a la saturación de las fibras (25–30%), o mayor, y pueden ser aplicados rápidamente, sin calentar, por métodos de simple presión o no presurizados.

Aparte de su susceptibilidad a la podredumbre blanda en ciertas circunstancias, ya examinadas, los eucaliptos tratados con CCA han sido criticados, porque tienen la tendencia a continuar a arder después de incendiarse, y por su reconocida baja resistencia eléctrica y consiguiente peligro para los obreros que tienden las líneas en tiempo húmedo. En realidad, muy pocos postes tratados con CCA se han perdido por el fuego, puesto que es necesario un fuego muy violento para quemarlos. En Queensland, han demostrado también ser más seguros que los postes verdes no tratados, cuando se han usado immediatamente después del tratamiento, sin dejarlos secar un período razonable.

La elección entre preservadores en aceite y preservadores en solución acuosa es, por lo general, una decisión económica. Los preservadores en solución acuosa son generalmente más baratos y más fáciles de aplicar a una variedad más grande de maderas, pero la creosota y el pentaclorofenol en aceite tienen definidas ventajas, especialmente en la reducción de hendiduras y resistencia a la intemperie.

Procedimientos para los tratamientos

Los tratamientos indicados son todos aplicables a la albura del eucalipto para fines específicos, y son: difusión; reemplazo de la savia; desplazamiento de la savia; baño caliente y frío; tratamiento a baja presión; tratamiento normal a presión; tratamiento a presiones variables; procedimiento Boulton.

Para mayores detalles sobre los tratamientos se remite al lector a los textos clásicos como el de Hunt y Garrat, Wood preservation, de Nicholas, Wood deterioration and its prevention by preservative treatment, de Cartwright y Findlay, Decay of timber and its preservation, y los documentos técnicos de diferentes laboratorios de productos forestales.

La difusión se usa en Australia casi exclusivamente para la inmunización de los Lyctus, siendo susceptible la albura del eucalipto y las maderas de los bosques pluviales. El procedimiento básico consiste en el movimiento de las sales bajo forma de iones a través de la madera húmeda, generalmente las de boro y de flúor. Se emplean también comúnmente el tratamiento a presión o los baños calientes y fríos para la albura, que puede haber sido parcialmente secada, a fin de saturar la albura y acelerar el proceso. El recalentamiento en sí acelera el grado de difusión. Se ha utilizado en Argentina la difusión del bórax para tratar la albura E. globulus y E. viminalis (Santoro y Labate, 1961).

Otros elementos tóxicos, como el arsénico, se pueden emplear para hacer la madera resistente a los comejenes y otros insectos, y el proceso es ampliamente aplicado en su forma más sencilla, la difusión por sumersión, para tratar la madera aserrada, tanto el duramen como la albura, en Papua Nueva Guinea, empleando preservadores de boro-flúor-cromo-arsénico, preparado por la CSIRO para estructura de viviendas y madera de carpintería.

Dado que los productos químicos empleados permanecen solubles en el agua, estos tratamientos no son adecuados para maderas empleadas en el suelo o expuestas sin protección a la intemperie, ni pueden usarse los preservadores cobre-cromo-arsénico para tratamientos por difusión, puesto que se « fijan » demasiado rápidamente en la madera. Es de esperar que, para superar estos inconvenientes, se produzcan preservadores difusibles de fijación lenta.

Los diferentes procesos por difusión son interesantes por su sencillez, bajo costo, adaptabilidad de empleo y, sobre todo, por su capacidad de dar una protección limitada a una variedad de maderas muy amplia, empleando las mismas técnicas básicas.

Sustitución de la savia. Este proceso se funda en el movimiento hacia arriba del agua o «savia» que tiene lugar en la albura del árbol en crecimiento. Se corta el árbol, se quita la corteza y se coloca la extremidad inferior del poste o tronco en un recipiente que contiene una solución acuosa preservadora, antes de que se interrumpa la columna de agua en los capilares. La solución, generalmente de cobre-cromo-arsénico, es succionada hacia arriba, reemplazando la savia a medida que ésta se evapora a través de la superficie expuesta del tronco. El grado de circulación del líquido debería aumentar al dejar un largo mayor del tronco del que se requiere en definitiva. Se deja remojar la madera en el recipiente hasta que por lo menos tres cuartas partes de la solución necesaria para el tratamiento adecuado haya sido absorbida, y luego se remoja la otra extremidad en el recipiente, dejándola hasta que toda la solución se haya absorbido. Es posible este tratamiento de las dos extremidades, puesto que el flujo puede ser invertido en los vasos siempre que la columna líquida no se interrumpa. Es necesario colocar una cobertura plástica atada alrededor de la troza y del recipiente para evitar que la solución se evapore o se diluya con agua de lluvia. Para un buen resultado es esencial que haya una máxima evaporación de los lados del poste o del tronco. Solamente una hilera de postes debe ser expuesta, de preferencia en lugar con viento.

En los países donde la mano de obra es barata y escasean los recursos financieros para comprar equipo, este proceso puede convertir en forma eficaz la madera en rollo, que de otro modo no tendría valor, en palos para cercas y pequeños postes, pero exige una supervisión atenta y un control regular sobre la penetración que se obtiene.

El lugar donde se efectúa esta operación no debe estar al alcance de niños y animales para evitar envenenamientos accidentales. Es un tratamiento no tan seguro como el de la presión o baños calientes o fríos, por lo que sería inoportuno usarlo para tratar madera en rollo para la venta, a menos que los resultados sean regularmente tan buenos como los de los métodos más eficaces.

Desplazamiento de la savia. Este proceso fue inventado por Boucherie en Francia, en 1839. La aplicación de una solución preservadora acuosa bajo presión en la extremidad inferior de un poste verde, empujando así la savia contenida en la albura y reemplazándola con el preservador, es muy interesante y ha llevado a perfeccionar las tapas de presión, diseñadas para ajustarse a la extremidad del poste y transferir la solución sin pérdidas. Cuando se tratan las latifolidas por el desplazamiento de la savia, es fundamental que todos los vasos de la albura en la extremidad cortada sean expuestos a la solución bajo presión, y que la superficie externa no sea dañada por cortes de hacha, tornillos o torniquetes que lleguen a bloquear los vasos, provocando vetas sin tratamiento en la albura externa.

Si bien el proceso es sencillo, puede resultar difícil tratar adecuadamente cada poste sin un tratamiento excesivo. Especies y tamaños mezclados requerirán respectivamente diferentes concentraciones y cantidades de solución. Lo ideal sería tratar cada poste hasta que el efluente tenga la misma concentración (que se determina midiendo la gravedad específica más bien que el color) que la solución del tratamiento. Igualmente, cada poste de una determinada especie y largo puede ser tratado, como ensayo, con una concentración y tiempo determinados. Un razonable sistema práctico de control de calidad podría situarse entre estos dos extremos. Ni este método ni el anterior son adecuados para el empleo con aceites preservadores.

Baño caliente y frío. Este método, muy simple y eficaz, ha sido usado con creosota y otros aceites preservadores durante generaciones y merece una mayor consideración para los eucaliptos. La madera en rollo seca se somete al tratamiento en aceite, en vapor, o incluso en agua hirviendo antes de dejarla enfriar en el aceite, que reemplaza el aire expulsado de la albura. El calentamiento prolongado a 100°C ayudará a secar la albura parcialmente secada y a mejorar así la penetración y la retención.

Donde el combustible es barato y el costo de la creosota o de otro aceite no es demasiado alto, es un método de tratamiento interesante, especialmente porque el tratamiento completo puede limitarse a la zona de gran riesgo, que es la parte inferior del poste. La parte situada encima del suelo puede ser protegida, principalmente contra el ataque de insectos, con una sumersión en preservador caliente, seguida por un enfriamiento lento para que se obtenga una menor retención.

La principal objeción a este proceso es que las maderas ligeras y permeables pueden ser sometidas a un tratamiento excesivo. Tiende también a dejar una superficie alquitranada, especialmente si el aceite no se filtra de vez en cuando. Ambos defectos pueden ser parcialmente superados por un recalentamiento después del enfriado, hasta la temperatura original del tratamiento, o incluso superior, antes de sacar los postes del baño, lo que elimina el exceso de preservador y ayuda a obtener un tratamiento limpio.

Tratamiento a baja presión. En 1954, la División de productos Forestales de la CSIRO ideó una instalación móvil, para el tratamiento con preservadores fríos a baja presión, de hasta 345 kPa (3,5 kg/cm2), para el tratamiento de postes redondos de eucaliptos para cercas, con sales de cobre-cromo-arsénico o aceite de creosota adecuadamente diluido con aceite ligero de alquitrán para permitir su empleo con calentamiento. Mientras que el tratamiento con este último dio buenos resultados solamente con las especies más ligeras, el tratamiento con cobre-cromo-arsénico demostró ser bastante bueno. La única mejora que se consideró deseable para el tratamiento a baja presión fue la adaptación de una sencilla bomba al vacío del tipo empleado para las máquinas ordeñadoras, con objeto de evitar el excesivo «goteo» después del tratamiento y facilitar la carga del cilindro. Dado que las instalaciones tienen que soportar solamente una presión hidráulica de 3,5 kg/cm2, pueden ser fabricadas con una lámina delgada de acero y el dispositivo de la puerta hermética puede ser muy sencillo. Su gran ventaja es que pueden ser completamente móviles o cargarse sobre un camión ligero con un tanque de depósito dentro del cilindro.

La principal deventaja es que, como cualquier maquinaria, tiene que ser conservada cuidadosamente, protegiendo de la intemperie las partes móviles. Es también esencial que sean enviadas con todos los repuestos necesarios para su conservación normal, puesto que, de otro modo, corren el riesgo de quedar paralizadas durante meses en la espera de una junta o de una arandela.

Una de las partes más vulnerables y caras es el motor necesario para hacer funcionar las bombas. Si no se emplea el vacío, esta presión puede darse mediante una bomba accionada a mano con un acumulador hidráulico de contracarga.

La combinación más sencilla es tener un pequeño tanque elevado a 20–30 m por encima del cilindro y conectado a éste con una manguera resistente a la presión. Si se dispone de un lugar con pendiente pronunciada, este tanque elevado puede usarse como tanque mezclador. Requerirá solamente contener una solución «preparada», mientras que el preservador necesario para llenar el cilindro puede ser almacenado en un tanque de operación cerca del cilindro.

Tratamientos a presión normal

Tratamiento de célula completa. El procedimiento Bethell, o de «célula completa», se propone eliminar la mayor parte del aire libre de la albura seca por medio de un vacío inicial, antes de saturarlo con el líquido a presiones de hasta 1 380 kPa (14 kg/cm2). Se emplea para la gran mayoría de tratamientos con soluciones acuosas que aseguren la máxima penetración de la solución en tiempos mínimos. El vacío final elimina solamente una pequeña cantidad de la absorción total, de manera que la albura contiene tanta agua o más que en el árbol verde. Esta agua puede duplicar el peso de las maderas rollizas pequeñas, haciendo que el transporte sea caro. Es por lo tanto de desear un secado al aire parcial después del tratamiento, mientras que el secado total es esencial en muchas aplicaciones para la madera aserrada.

Es oportuno el tratamiento por célula completa empleando aceites preservadores cuando se tratan latifoliadas pesadas, como E. maculata, que, de otro modo, no absorbería suficiente preservador para adquirir bastante protección, cuando se requieren cargas muy pesadas para la protección contra los taladros marinos; o cuando se necesita la máxima protección para postes redondos en el suelo, por ejemplo, para soportes de viviendas o para postes eléctricos de alta tensión, donde las fallas prematuras serían demasiado costosas.

Es de desear un elevado vacío inicial en todo tratamiento a célula completa con preservadores de cobre-cromo-arsénico, para asegurar la máxima penetración y el mínimo goteo después del tratamiento. Un sistema ideado por Cokley y Smith (1965) utiliza un vacío inicial de cerca de 750 mm de mercurio (o sea, menos de 5 kPa de presión absoluta) durante una hora aproximadamente. Se mantiene este vacío mientras se sumerge la carga, y otra hora antes de aplicar la presión en la forma corriente. Se afirma que este método asegura una mejor penetración en la albura de los eucaliptos pesados y permite su tratamiento con contenidos de humedad de hasta el 40% dentro del mes de su apeo, antes que la albura sea dañada por los insectos o la podredumbre, que corrientemente pueden aparecer en los trópicos durante el secado al aire normal.

Tratamientos de célula vacía. Tienden a expurgar las células o vacíos de líquidos en la madera al final del tratamiento, pero dejando las paredes celulares de los tejidos fibrosos saturadas con preservadores. El principal motivo de su aplicación es la economía, puesto que las maderas más ligeras y permeables pueden ser tratadas en exceso con aceites preservadores si se emplea el tratamiento de la célula completa. Las presiones más bajas de tratamiento, los períodos de presión más cortos y temperaturas menores reducirán las retenciones finales de los preservadores, pero no asegurarán una penetración uniforme, ni una homogeneidad suficiente, en la retención del producto entre las diferentes piezas dentro de una carga del cilindro.

El tratamiento más simple de célula vacía es el procedimiento Lowry, en el cual se llena el cilindro con el líquido a presión atmosférica, haciendo que el aire libre se escape del cilindro a medida que se rellena, mientras que el aire de la madera queda aprisionado y comprimido a medida que el líquido se pone bajo presión. Durante el vacío final, este aire escapa y expurga las células. El tratamiento Lowry se aplica en latifoliadas ligeras y permeables tratadas con aceite preservador, y a veces para tratar maderas permeables con cobre-cromo-arsénico para reducir su peso final y acortar la duración del secado después del tratamiento.

En el procedimiento Rueping el aire comprimido hasta la mitad de la presión del tratamiento se emplea para llenar el cilindro antes de introducir el líquido por bombeo. Se usa para tratar maderas muy permeables con aceites, pero no con preservadores hidrosolubles. La instalación para el procedimiento Rueping es mucho más cara y el tratamiento más largo y costoso que los tratamientos de presión más sencillos.

La aplicación de presiones superiores a 1 380 kPa (14 kg/cm2) puede mejorar notablemente la penetración en el duramen de eucaliptos de densidad mediana a baja. Es muy posible que la penetración en la albura de eucaliptos refractarios, pesados, pueda ser significativamente mejorada con tratamientos a presiones de hasta 3 450 kPa (35 kg/cm2). El proyecto de una instalación que se adapte a estas presiones no es un problema importante y el costo adicional podría compensarse bien, con la posibilidad de tratar una variedad más amplia de eucaliptos en rollo y aserrados.

Procedimiento Boulton. Este procedimiento para el tratamiento de la madera verde consiste en calentarla hasta 24 horas en el aceite preservador, por lo común creosota, a 100°C o más, mientras se aplica el vacío. Debido a que el punto de ebullición del agua baja a medida que se hace descender la presión absoluta, el resultado es un rápido secado sin grave degradación. Se hace luego seguir al secado, inmediatamente, el tratamiento a presión normal. El procedimiento Boulton ha sido empleado con buenos resultados en los eucaliptos en rollo. Puede ofrecer posibilidades para el tratamiento de eucaliptos procedentes de plantaciones, donde el secado normal al aire se demora demasiado y exige una inversión excesiva, o donde pueden ser inevitables los ataques de podredumbre e insectos en el curso del secado. Ha sido también aplicado en el método Hager, donde los postes se tratan por el procedimiento Boulton en un aceite mineral o en creosota inmediatamente después del tratamiento a presión con cobre-cromo-arsénico. Este método puede ser útil cuando se requiera un doble tratamiento para protección adicional, por ejemplo, para pilotes marinos.

Preparativos para el tratamiento

Los mejores preservadores y los métodos más idóneos para el tratamiento tendrán una eficacia menor del 100% si la madera en rollo no se prepara adecuadamente para el tratamiento.

El descortezado debe ser completo La única excepción es la madera a tratar por el desplazamiento de la savia. Dejando la corteza, se estimulan los ataques de insectos y se demora el secado, de manera que el descortezado debe hacerse lo más pronto posible después del apeo.

Es de vital importancia el secado adecuado si se emplea el tratamiento al aceite. Posiblemente, los resultados más deficientes proceden de una albura imperfectamente secada más bien que de cualquier otra causa: en Sudáfrica los postes de eucaliptos son secados al aire hasta una media máxima de contenido de humedad del 25%, que se obtiene en los 75 mm externos del poste, para asegurar la formación completa de hendiduras superficiales, y una máxima retención de creosota por parte de la albura. Las hendiduras y rajas que se forman después del tratamiento pueden ofrecer acceso tanto a los ataques de hongos como a los comejenes en el duramen no tratado, durante el uso de las maderas. Los métodos para limitar las rajas terminales han sido descritos antes, bajo secado. Cuando no se puede controlar, deben preverse largos mayores para cortar las extremidades rajadas antes del tratamiento. El empleo de tapas adecuadamente ajustadas, de hierro galvanizado o de aluminio, en los postes después del tratamiento reducirá las sucesivas rajas de punta, así como el peligro de podredumbre interna.

El orden y la limpieza son el indicador de una eficiente instalación de tratamiento. El correcto drenaje, el etiquetado de las pilas de postes, la eliminación de malezas y un proyecto planificado son todas partes del método.

Retención del producto preservador

Cualquier propuesta para un tratamiento preservador de los eucaliptos, especialmente en rollo, debe cuidar atentamente la retención del preservador. La experiencia de más de 10 años en Australia ha demostrado que es de desear que el tratamiento para una mínima retención de carga de creosota sea de alrededor de 240 kg/m3 para asegurarse que pocos, o ninguno, de los postes tenga una retención inferior a 144 kg/m3. Esta protección adicional es un seguro poco costoso contra fallas prematuras de algunos postes cuando se toma en cuenta el costo total de un poste puesto en su sitio y su costo probable de reposición.

Cuadro 10.2 Retención en la albura de eucalipto tratada en kg/m3

PreservadorTipo de maderaRiesgo normalRiesgo serioRiesgo muy serio
(Clima tropical húmedo)
CreosotaPostes cortos128170225
 Postes largos192262290–320
PentaclorofenolPostes largos81114–16
Cobre-cromo-arsénicoPostes cortos121620
 Postes largos2025                  30 o más

Se admite actualmente, en general, que las tasas de retención que son apropiadas para las coníferas son inadecuadas para las latifoliadas, ya que aumentan los peligros de alteración. El Cuadro 10.2 da cifras indicativas que deberían proporcionar una seguridad satisfactoria.

Debido a las variaciones que pueden presentarse en la retención del producto en la albura en todo el largo y la circunferencia de un determinado poste, el control de calidad mediante el análisis de tarugos tomados de varios postes es muy inferior al método que consiste en pesar una cierta cantidad (por ejemplo, el 5%) de los postes de cada carga, antes y después del tratamiento, o pesar todos los postes cada 20a carga. El tratamiento bajo presión debe llevarse a cabo hasta el rechazo, es decir, hasta que la cantidad de preservador absorbido en los 15 minutos precedentes sea menor del 1% del total absorbido hasta ese momento. No deben ser tratadas en la misma carga maderas de tamaños, especies y contenido de humedad diferentes. Pueden de esa manera ser ajustadas las concentraciones de los preservadores al tipo de material que se está tratando, para facilitar una retención adecuada y uniforme después del tratamiento hasta el rechazo.

Cuadro 10.3 Aptitud al tratamiento de la madera en rollo de eucalipto basada en la experiencia australiana

CategoríaEspecies
Muy fácil de tratarE. regnans, E. delegatensis
Se pueden tratar hasta 240 kg/m3 de producto oleoso en la albura, o a veces másE. sieberi, E. obliqua, E. pilularis, E. grandis, E. marginata, E. diversicolor, E. patens, E. calophylla, E. cladocalyx, E. saligna, E. viminalis, E. eugenioides, E. muellerana
Se pueden tratar hasta 192 kg/m3 de producto oleoso en la alburaE. hemiphloia, E. cypellocarpa, E. sideroxylon, E. globulus, E. tereticornis, E. microcorys, E. gummifera, E. resinifera, E. propinqua
Se pueden tratar con dificultad hasta 160 kg/m3 de producto oleoso en la alburaE. maculata 1
E. macrorhyncha
E. paniculata

1 La albura de E. maculata debe estar completamente seca para el tratamiento con productos oleosos, pero puede ser tratada con soluciones de cobre-cromo-arsénico usando la técnica del vacío elevado, con 35–40% de contenido de humedad.

Estas recomendaciones pueden ser rápidamente aplicadas a los tratamientos a presión y a los baños calientes y fríos. Es más difícil el control de la retención y de la penetración en otros tipos, tales como el procedimiento de Boulton y el desplazamiento de la savia, y aún no se han determinado métodos simples y seguros. Ante todo, hay que tomar numerosas muestras para controlar la penetración del producto.

Aptitud al tratamiento de diversas especies

El Cuadro 10.3 fue compilado después de los debates con los responsables de las instalaciones de tratamiento en toda Australia.

La clasificación se basa en el tratamiento de postes redondos naturales con creosota, complementada con información de instalaciones que usan soluciones en agua de cobre-cromo-arsénico. En general, las clasificaciones para ambos tipos de preservadores concuerdan bastante bien, pero el tratamiento con soluciones en agua es menos dificultoso y las concentraciones de la solución pueden siempre ser aumentadas para las especies más refractarias. La aptitud al tratamiento se relaciona más o menos con la densidad de la madera secada al aire, con pocas excepciones, tales como E. sideroxylon. Dado que el espesor de la albura en los eucaliptos de plantación es generalmente mayor, y menor la densidad de la madera, que en los eucaliptos naturales de Australia, los eucaliptos de plantación deberían ser más fáciles de tratar.

La aptitud al tratamiento del duramen de eucalipto como madera aserrada sigue, por lo general, el mismo esquema que el de la albura, es decir, cuanto más pesada es la madera más difícil es impregnarla. Presiones de tratamiento superiores a las normales darán penetraciones aceptables en eucaliptos de densidad baja a mediana, pero excesivas presiones y temperaturas pueden producir el aplastado y colapso en las más ligeras.

Selección del tratamiento

A título de guía para el lector, el Cuadro 10.4 indica el tratamiento y el tipo de preservadores más aptos para cada uso final de la madera. Cuando se indican dos o más métodos, o preservadores, la selección debe hacerse según factores tales como la categoría de mano de obra disponible, duración de vida requerida, importancia del mercado y costo del preservador.

49. E. regnans en el sur de Kinangop, Kenya. Las grietas del volteo o el secado al aire pueden ser graves, pero los ensayos demuestran que la madera de esta parcela es excelente para ebanistería y madera terciada
W.G. Dyson
   49.

Cuadro 10.4 Selección del tratamiento de preservación

Método de tratamientoPreservadorProducto
Postes para cercasCimientos de casasPostes de transmisiónTraviesas de terrocarrilMadera estructural aserrada para construcciónRevestimientos y maderas para exterior
Maderas en rollo
Reemplazo de saviaCCA 1*LimitadoLimitado---
Desplazamiento de saviaCCA 1Limitado**---
DifusiónCompuestos de difusión----*Limitado
Baja presiónCCA 1*LimitadoLimitado---
Presión normalCCA 1***-*Limitado
Presión normalAceites***--Limitado
Presión normalCompuestos de difusión----**
Alta presiónAceites-LimitadoLimitado*-Limitado
Alta presiónCCA 1-Limitado*--Limitado
Procedimiento de BoultonAceites--**--
Baño caliente y fríoCompuestos de difusión----*Limitado
 Aceites***---

Nota: * Conveniente;
- desaconsejado.
1 CCA = cobre-cromo-arsénico.

Empleo para energía

Cambios de actitud

Durante los últimos 25 años, el mundo ha visto cambios radicales en cuanto a la actitud con respecto a la madera como combustible. Su empleo ha creado hostilidad por parte de grupos de ecólogos preocupados por la contaminación de las comunidades urbanas causada por el humo. Se aprobaron en varios países leyes sobre el aire puro, que han sido útiles para muchos objetivos. Sin embargo, la gente pobre, hambrienta, sin medios para calentarse y cocinar tiende a pasar por alto las leyes del aire puro, y pocos gobiernos las impondrían sobre este sector de su población. Se ha tratado de sustituir la madera como combustible con la electricidad o los productos derivados del petróleo. Estos últimos parecían ser muy prometedores en los años 60, ya que eran convenientes, eficaces, fáciles de transportar y prometían ser baratos. Llegó posteriormente un cambio repentino en cuanto a las perspectivas de los precios, y la madera volvió a ser de nuevo aceptable en muchos lugares. Las plantaciones de eucaliptos y otros recursos forestales pueden proporcionar una parte considerable del combustible doméstico necesario en las latitudes medianas y bajas, a través del esfuerzo de las mismas comunidades. Es curioso constatar que, en las regiones pobres de los países productores de petróleo, son mayores las necesidades de leña.

La crisis del petróleo de 1973 ha llevado a realizar muchos estudios sobre formas alternas de energía, y uno de éstos, denominado Beyond petroleum (Más allá del petróleo) fue publicado por la Universidad de Stanford en 1975. Entre otras fuentes de energía, se estudió el valor potencial de las plantaciones de eucaliptos para combustible y se llegó a la conclusión de que el valor potencial del empleo de la madera combustible del eucalipto para producir electricidad, o de otros combustibles industriales «entubados», era una posibilidad real en localidades adecuadas y libres de heladas. Los costos estimados eran superiores a los de las centrales térmicas alimentadas por carbón, pero inferiores a los costos previstos en las centrales nucleares.


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