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Introducción

En la era de la liberalización de los mercados, la globalización y el desarrollo de la agroindustria, existe el riesgo de que los agricultores en pequeña escala tengan dificultades para participar completamente en la economía de mercado. En muchos países, estos agricultores podrían llegar a verse marginados a medida que se haga más y más necesaria la agricultura en gran escala para poder tener una operación rentable. Como resultado, continuará el movimiento de masas de población hacia los centros urbanos que se vive hoy en casi todas partes.

Los intentos que los gobiernos y las agencias de desarrollo han hecho para frenar estos movimientos han tendido a hacer énfasis en la identificación de actividades "de generación de ingresos" para los habitantes de las áreas rurales. Infortunadamente, existe poca evidencia de que tales intentos hayan fructificado. Esto se debe principalmente a que no es frecuente que los necesarios enlaces del mercado hacia adelante y hacia atrás funcionen adecuadamente. En otras palabras, los agricultores y los empresarios en pequeña escala carecen tanto de insumos confiables y convenientes en cuanto a costos, tales como servicios de extensión, servicios de mecanización, semillas, fertilizantes, crédito, como de mercados rentables y garantizados para su producción. Sin embargo, la agricultura por contrato bien organizada proporciona tales enlaces y aparecería como una forma importante para que los pequeños productores puedan cultivar comercialmente. En forma similar, da a los inversionistas garantía de fuentes confiables de abastecimiento, desde la perspectiva doble de cantidad y calidad.

La contratación de cultivos ha existido desde tiempos inmemoriales. En la antigua Grecia se la practicó ampliamente, con el establecimiento de determinados porcentajes de algunos cultivos como medios de pago de diezmos, arrendamientos y deudas.1 En el siglo I en China también se registraron varias formas de acuerdos de participación en cultivos. En los Estados Unidos en época muy reciente, el final del siglo diecinueve, los acuerdos de participación en cultivos permitían que entre un tercio y la mitad del valor del cultivo estuviera exenta del pago de impuesto de renta que correspondía al propietario de la tierra. Por supuesto, estas prácticas constituían una forma de servidumbre y generalmente fomentaban el permanente endeudamiento del agricultor. En las primeras décadas del siglo veinte se establecieron acuerdos formales agricultor-empresa en colonias controladas por las potencias europeas. Por ejemplo, en Gezira en el centro de Sudán, se contrataba a los agricultores para que cultivaran algodón como parte de acuerdos más amplios de tenencia de la tierra. Este proyecto sirvió como un modelo del cual posteriormente evolucionaron muchos proyectos de agricultura por contrato con pequeños propietarios.

La agricultura por contrato puede ser definirse como un acuerdo entre agricultores y empresas de elaboración y/o comercialización para la producción y abastecimiento de productos agrícolas para entrega futura, frecuentemente a precios predeterminados. Invariablemente, los arreglos también comprometen al comprador a proporcionar un cierto grado de apoyo representado, por ejemplo, en el suministro de insumos y la provisión de asistencia técnica. La base de tales arreglos radica en un compromiso por parte del agricultor de entregar un determinado producto en cantidades y estándares de calidad determinados por el comprador y en un compromiso por parte de la empresa de apoyar la producción del agricultor y de comprar sus productos.

La intensidad del arreglo contractual varía de acuerdo con la profundidad y complejidad de las disposiciones que se hagan en cada una de las tres áreas siguientes:

Con una administración efectiva la agricultura por contrato puede ser un medio para desarrollar los mercados y para poner en marcha programas de transferencia de tecnología en forma tal que esta sea rentable tanto para el

como para el agricultor. El enfoque es ampliamente empleado no solo para cultivos permanentes y temporales sino, cada vez con más fuerza, para frutas y hortalizas, cría de aves, cerdos, para producción de lácteos y, aún, de camarones y pescados. Por cierto, la agricultura por contrato se caracteriza por su "enorme diversidad"2 no solo en lo que respecta a los productos objeto del contrato sino también en relación con las muy diversas formas en que puede adelantarse.

El sistema de agricultura por contrato debería visualizarse como una alianza entre agrinegocios y agricultores. Para tener éxito se requiere que ambas partes hagan un compromiso a largo plazo. Los arreglos no equitativos hechos por los administradores tienen la tendencia a durar poco debido a que pueden poner en peligro las inversiones en agrinegocios. De igual forma, los agricultores tienen que tener en cuenta que respetar los acuerdos contractuales les puede producir beneficios a largo plazo.

La agricultura por contrato se está convirtiendo en un aspecto cada vez más importante de los agrinegocios, bien sea que los productos sean adquiridos por multinacionales, pequeñas compañías, agencias estatales, cooperativas de agricultores, o empresarios individuales. Tal como se indicó antes, este enfoque parece tener considerable potencial en países donde la agricultura en pequeña escala sigue siendo importante, pues los pequeños agricultores no pueden ser competitivos sin el acceso a los servicios que prestan las compañías de agricultura por contrato. Sin embargo, debe hacerse énfasis en que la decisión de hacer uso de la modalidad de agricultura por contrato debe ser comercial. Este no es un modelo de desarrollo para ser ensayado por donantes de ayuda, gobiernos, u organizaciones no gubernamentales (ONG) cuando otros enfoques rurales hayan fallado. Los proyectos que son motivados principalmente por intereses políticos y sociales, antes que por la realidad técnica y económica, inevitablemente llegarán al fracaso.

La Figura 1 muestra en forma de diagrama un marco hipotético de la agricultura por contrato. Señala aquellos aspectos que deben ser tenidos en cuenta cuando se planea y pone en funcionamiento un proyecto. Ellos se discuten en detalle en los capítulos siguientes. El Capítulo I revisa tanto las principales ventajas de la agricultura por contrato como los problemas asociados con ella. Desde el punto de vista de los agricultores, los arreglos contractuales pueden permitirles el acceso a los servicios de producción y crédito, así como al conocimiento de nueva tecnología. Los acuerdos relacionados con los precios pueden reducir el riesgo y la incertidumbre. Algunos proyectos de agricultura por contrato dan a los agricultores la oportunidad de diversificar con nuevos cultivos, lo que no sería posible sin disponer de las instalaciones para elaboración y/o mercadeo que proporciona la empresa inversionista. Sin embargo, estos beneficios pueden ser neutralizados por los riesgos asociados con el cultivo de nuevos productos, por el hecho de que la empresa puede no cumplir sus compromisos, y por el peligro de endeudamiento cuando surgen dificultades. Desde el punto de vista de las compañías patrocinadoras, la agricultura por contrato puede, en muchos casos, ser más eficiente que la producción en hacienda o plantación, y, con certeza, será más aceptable políticamente. Puede permitirles acceso a tierra que de otra forma no tendrían disponible, y la oportunidad de organizar una oferta confiable de productos con la calidad deseada, lo que probablemente podría no ser conseguido en un mercado abierto. Por otra parte, desde la perspectiva de las empresas la agricultura por contrato no está exenta de dificultades. En algunas ocasiones los agricultores pueden vender su producción a extraños, no obstante que hayan producido con el uso de insumos provistos por la empresa. También pueden surgir conflictos porque a menudo la rigidez del calendario agrícola interfiere con compromisos sociales y culturales.

Figura 1

Estructura de la agricultura por contrato

Fuente: basado en Eaton, C.S., 1998b: 274.

El Capítulo 2 examina las precondiciones necesarias para lograr una agricultura por contrato exitosa. La esencial es que haya mercado para el producto de forma tal que garantice rentabilidad para el proyecto. Para que se justifiquen las inversiones debe existir claridad en que habrá lucro tanto a corto como a largo plazo. La rentabilidad potencial para el patrocinador debe calcularse con base en supuestos pagos a los agricultores, hechos de forma tal que les garanticen rendimientos financieros consistentes y atractivos. Existe una variedad de otros factores que afectan el éxito de los proyectos de agricultura por contrato. Estos incluyen los ambientes físicos, sociales, y culturales; la disponibilidad de servicios públicos y comunicaciones; la disponibilidad de tierras; y la de los insumos necesarios. Una precondición esencial es que la administración tenga la capacidad y estructura necesarias para manejar un proyecto que involucra a muchos agricultores pequeños. Sin el cumplimiento de esta condición no hay inversión que pueda tener éxito. Otra exigencia importante es que se cuente con apoyo del gobierno. Es preciso que los contratos estén respaldados por la ley y por un sistema legal que funcione. Es posible que sea necesario revisar las normas legales vigentes para tener la seguridad de que ellas no vayan a detener el desarrollo de la agroindustria y de la agricultura por contrato, y que se reduzcan al mínimo los trámites burocráticos.

La expresión "agricultura por contrato" comprende un amplio rango de estructuras de organización. La selección de la más indicada depende del producto, de los recursos de la empresa, de los ambientes sociales y físicos, de las necesidades de los agricultores, y del sistema agrícola local. El Capítulo 3 describe los cinco modelos básicos, que se definen como el modelo centralizado, el modelo de hacienda núcleo, el modelo multipartito, el modelo informal o de un individuo, y el modelo intermediario. Cualquier cultivo o producto pecuario puede, en teoría, ser contratado mediante el uso de cualquiera de los modelos anteriores, aunque, ciertamente, algunos productos se prestan más a determinados enfoques.

El Capítulo 4 considera el tema de cómo se conciben los contratos y qué aspectos particulares incluyen. Aunque es insólito que se adelante acción legal en el caso de rompimiento de contrato, suele ser, no obstante, importante que los términos del acuerdo se especifiquen por entero según el patrón de un contrato o de otro acuerdo legal. Las especificaciones de un contrato pueden variar desde lo relativamente simple en el que el patrocinador puede determinar únicamente los estándares de calidad aplicables, hasta el contrato detallado que dispone el abastecimiento de insumos y los preparativos del cultivo, los estándares de calidad, y los acuerdos sobre precios y pagos. Hasta el presente, muchas compañías han fallado tanto en dar la suficiente importancia a la preparación de contratos apropiados como en explicar estos en forma tal que puedan ser entendidos por los agricultores.

El Capítulo 5 hace énfasis en la importancia de una buena administración y describe las muchas actividades que se deben adelantar para administrar las operaciones de un contrato. Revisa los pasos necesarios para planear, organizar, coordinar, y administrar la producción, incluyendo la identificación de agricultores y tierras adecuadas, la organización de los agricultores en grupos de trabajo, el abastecimiento de insumos, la transferencia de tecnología, y el suministro de servicios de extensión. Hace hincapié en la importancia de desarrollar relaciones administración-agricultor armónicas, y sugiere las formas de lograrlo. Este capítulo destaca también el hecho de que la agricultura por contrato, si se administra equivocadamente, puede ser, con frecuencia, un acelerador del antagonismo que se presenta entre hombres y mujeres cuando los primeros reciben los beneficios y las mujeres tienen a su cargo la mayor parte del trabajo.

Los patrocinadores y los promotores tienen que dar particular importancia al seguimiento de la producción. Déficits en las cantidades, representadas por la incapacidad de los agricultores para cumplir con sus cuotas, pueden reducir la eficacia del sistema y poner en peligro los mercados. La producción en exceso puede conducir a indeseables reducciones de cuotas. Las técnicas para controlar rendimientos y calidad se discuten en el Capítulo 6. También, las empresas deben vigilar el desempeño de sus empleados, particularmente el de quienes permanecen en contacto directo con los agricultores. El Capítulo 6 termina haciendo hincapié en la obligación que tienen todos los involucrados en la agricultura por contrato de tener en cuenta el impacto de sus actividades sobre el ambiente físico.


1 Este sistema fue conocido como hektemoroil o "socios por sextas".

2 Jackson, J. C. y Cheater, A. P., 1994.

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