La agricultura por contrato bien administrada es una forma efectiva de coordinar y promover la producción y la comercialización en la agricultura. No obstante, es esencialmente un acuerdo entre partes desiguales: empresas, agencias gubernamentales o empresarios individuales por una parte y agricultores económicamente más débiles por otra. Sin embargo, es un enfoque que puede contribuir a aumentar los ingresos de los agricultores y a generar mayor rentabilidad para los patrocinadores.3 Cuando los proyectos se administran en forma organizada y eficiente se reducen los riesgos y la incertidumbre para ambas partes, en comparación con lo que ocurre con la compra y venta de la producción en el mercado abierto.
Quienes critican la agricultura por contrato tienden a hacer énfasis en la desigualdad en la relación y en la posición más fuerte de los patrocinadores frente a la de los agricultores. Este tipo de contrato es considerado esencialmente como en favor de los patrocinadores al permitirles conseguir mano de obra barata y transferir los riesgos a los cultivadores.4 Sin embargo, esta opinión contrasta con la creciente atención que la agricultura por contrato está recibiendo en muchos países, ya que la evidencia indica que ella constituye una forma de reducir la incertidumbre para ambas partes. Aún más, inevitablemente habrá dificultades para sostener una relación si los beneficios se distribuyen sin justicia entre los patrocinadores y los agricultores.
Las ventajas, desventajas y problemas que surgen de la agricultura por contrato variarán de acuerdo con los ambientes físicos, sociales y de mercado. Más precisamente, la distribución de los riesgos dependerá de factores tales como la clase de mercados para las materias primas y para los productos elaborados, la disponibilidad de oportunidades alternativas de ingresos para los agricultores, y de hasta qué punto es apropiada la información técnica que se suministre al agricultor bajo contrato.5 Es probable que estos factores cambien con el tiempo, al igual que la distribución de riesgos.
La ventaja principal de un acuerdo contractual para los agricultores radica en que el patrocinador se comprometerá a adquirir toda la producción bajo unos parámetros de cantidad y calidad determinados. Los contratos también pueden dar a los agricultores acceso a una amplia variedad de servicios de extensión, técnicos y de administración que de otra forma no estarían a su alcance. Los agricultores pueden hacer uso de los acuerdos contractuales como garantía para concertar créditos con los bancos comerciales que les permitan obtener recursos para la adquisición de insumos. De esta forma, las principales ventajas para los agricultores son:
Muchos arreglos contractuales incluyen un apoyo significativo a la producción además del abastecimiento de insumos básicos tales como semillas y fertilizantes. Los patrocinadores pueden contribuir también con la preparación de la tierra, labranza del campo y cosecha, así como entrenamiento gratuito y servicios de extensión. Esto se hace, principalmente, para asegurar que se observen las prácticas agrícolas apropiadas para el cultivo con el fin de lograr los rendimientos proyectados y las calidades requeridas. Existe, sin embargo, el peligro de que tales arreglos puedan llevar al agricultor a convertirse en solo un poco más que un trabajador en su propia tierra.
Los pequeños agricultores que no trabajan bajo el contexto de la agricultura por contrato tienen con frecuencia dificultad para conseguir los insumos. En Africa, en particular, los convenios sobre distribución de fertilizantes han sido desbaratados por medidas de ajuste estructural, lo que ha obligado al sector privado a tener que llenar el vacío creado por las agencias paraestatales. En muchos países se ha creado un círculo vicioso porque la baja demanda de insumos ha desincentivado el desarrollo de las cadenas de distribución de los mismos y esto, a su vez, trae efectos negativos sobre el uso y la disponibilidad de los insumos. La agricultura por contrato puede ayudar a superar muchos de estos problemas gracias a la capacidad de la administración de hacer pedidos en grandes volúmenes.
La mayor parte de los pequeños propietarios agrícolas experimentan dificultades para obtener crédito para la adquisición de insumos de la producción. Con el desplome o reestructuración de muchos bancos de desarrollo agrícola y el cierre de muchas Juntas de Mercadeo para la exportación de productos agrícolas (especialmente en Africa) que en el pasado abastecían a los agricultores con insumos a crédito, las dificultades han aumentado más bien que disminuir.
Con frecuencia, la agricultura por contrato permite a los agricultores tener acceso a alguna forma de crédito para financiar los insumos de producción. En la mayoría de los casos es el patrocinador el que hace anticipos de crédito por intermedio de sus administradores. Sin embargo, los acuerdos pueden hacerse con bancos comerciales o con agencias estatales a través de prendas sobre cultivos avaladas por el patrocinador, es decir, que el contrato sirve de garantía. Cuando se requiere que el agricultor realice inversiones sustanciales, tales como cobertizos para hacer el empaque o la clasificación, enramadas para secar tabaco, maquinaria pesada, es poco probable que los bancos hagan desembolsos de crédito sin disponer de garantías concedidas por el patrocinador.
La tendencia de ciertos agricultores a abusar de los acuerdos de crédito vendiendo sus producciones a compradores distintos del patrocinador (comercialización extra contractual), o destinando los insumos entregados por la administración a otros propósitos, ha llevado a los patrocinadores a reconsiderar el abastecimiento de la mayoría de los insumos, y a optar por entregar únicamente semillas y agroquímicos esenciales. Las políticas y condiciones sobre control de anticipos se describen normalmente en anexos a los contratos (Anexo 1).
Frecuentemente se requieren nuevas técnicas para mejorar los bienes agrícolas destinados a mercados que exigen altos estándares de calidad. Generalmente se necesita de nuevas técnicas de producción para aumentar la productividad y para asegurar que el bien cumple con las demandas del mercado. Sin embargo, es usual que los pequeños agricultores sean reacios a adoptar nuevas tecnologías por temor a los posibles riesgos y costos que ellas conllevan. Existe mayor probabilidad de que ellos acepten nuevas prácticas cuando cuentan con recursos externos para los insumos materiales y tecnológicos. No obstante, la introducción de una nueva tecnología no tendrá éxito a menos que se comience dentro de una operación agrícola bien estructurada y bien administrada. Comúnmente, los agrinegocios privados ofrecen la tecnología en forma más cuidadosa que los servicios de extensión del estado porque tienen interés económico directo en mejorar la producción de los agricultores.6 La mayoría de los grandes patrocinadores prefieren suministrar sus propios servicios de extensión antes que fiarse de los servicios gubernamentales.
Entre las habilidades y destrezas que el agricultor adquiere con la agricultura por contrato pueden estar las que tienen que ver con manejo de registros, el uso eficiente de los recursos de la finca, métodos mejorados de aplicación de productos químicos y fertilizantes, el conocimiento de la importancia de la calidad y de las características y exigencias de los mercados de exportación. Los agricultores pueden ganar experiencia realizando actividades de campo que siguen una programación estricta impuesta por el servicio de extensión. Además, los efectos derivados de las actividades de la agricultura por contrato pueden conducir a la inversión en infraestructura de mercados y en capital humano, mejorando así la productividad de otras actividades de la finca. Es frecuente que los agricultores apliquen en otros cultivos de subsistencia las técnicas que han sido introducidas por la administración (construcción de camellones, fertilización, transplantes, control de plagas y enfermedades, etc.).
El producido que los agricultores reciben por sus cultivos en el mercado abierto depende de los precios que predominan en el mercado y de la habilidad que tengan los agricultores para negociar con los compradores. Esto puede crear una considerable incertidumbre que, hasta cierto punto, puede ser superada por la agricultura por contrato. Con frecuencia, los patrocinadores indican con anticipación el precio o los precios que van a ser pagados y estos se especifican en el acuerdo o contrato. Por otra parte, algunos contratos no se basan en precios fijos sino que tienen relación con los precios de mercado del momento de entrega. En estos casos, el agricultor contratado depende claramente de la volatilidad del mercado.
Con frecuencia, los agricultores que trabajan en pequeña escala se ven restringidos en lo que pueden producir por las limitadas oportunidades de comercialización que tienen, lo que hace que la diversificación hacia nuevos cultivos se haga muy difícil. Los agricultores no sembrarán a menos que crean que pueden vender su producción, y los comerciantes o elaboradores no invertirán en proyectos a menos que tengan seguridad de que los bienes demandados pueden ser producidos de conformidad. La agricultura por contrato ofrece una solución potencial para esta situación dando garantías de mercado a los agricultores y asegurando la oferta para los compradores.
Aún en los casos en donde se disponga de salidas de mercado para los mismos cultivos, la agricultura por contrato puede ofrecer significativas ventajas para los agricultores. Ellos no tienen que buscar ni negociar con compradores locales o internacionales, y los patrocinadores del proyecto generalmente se encargan de organizar el transporte para su producción, normalmente desde la puerta de la finca.
Los problemas potenciales para los agricultores asociados con la agricultura por contrato, incluyen:
Estos problemas potenciales generalmente pueden ser disminuidos con una administración eficiente que consulte frecuentemente con los agricultores y que realice un seguimiento de cerca de las operaciones de campo (ver Capítulos 5 y 6).
Los agricultores que se aventuran en nuevos proyectos de agricultura por contrato deben estar preparados para que la perspectiva de mayores rendimientos se compense con la posibilidad de un riesgo más alto. Tal riesgo es más probable cuando el proyecto de agrinegocios esté introduciendo un nuevo cultivo en la zona. Pueden existir riesgos de producción, especialmente cuando los estudios previos de campo son inapropiados, lo que genera para los agricultores rendimientos menores que los esperados. Los riesgos de mercados pueden presentarse cuando los pronósticos de la empresa sobre el tamaño del mercado o sobre los niveles de precios no son precisos. Pueden presentarse problemas de consideración si los agricultores perciben que la empresa no está dispuesta a compartir ninguno de los riesgos, aún si ella se hace parcialmente responsable de las pérdidas. En Tailandia, por ejemplo, una compañía que contrataba agricultores para el levante de pollos cobraba una tasa sobre los ingresos de los agricultores con el fin de compensar la posibilidad de una alta tasa de mortalidad de los pollos. Esta medida ofendió mucho a los agricultores quienes estaban convencidos de que una de las razones para el problema era la escasa calidad de los pollitos de un día de nacidos suministrados por la compañía.
La introducción de un nuevo producto que debe ser cultivado bajo condiciones rigurosamente controladas por el patrocinador puede desbaratar el sistema agrícola existente. Por ejemplo, los administradores pueden identificar tierra tradicionalmente reservada para el cultivo de alimentos como la más indicada para el cultivo objeto del contrato. La cosecha del cultivo contratado puede coincidir con la cosecha de alimentos y generar competencia por los escasos recursos de mano de obra disponible. Problemas más particulares pueden presentarse cuando la agricultura por contrato tiene relación con programas de reasentamientos. En Papua Nueva Guinea por ejemplo, gente de las montañas fue reasentada en zonas costeras para que cultivara palma de aceite y caucho. Esto exigió a los agricultores, tradicionalmente consumidores de papa dulce o camote, a aprender técnicas de cultivo para nuevos productos alimenticios y a involucrar en sus prácticas nutricionales el consumo de estos productos.
Dos factores deben ser tenidos en cuenta antes de introducir innovaciones en el entorno agrícola. El primero, es el posible efecto negativo sobre el ambiente social de la comunidad. Cuando los cultivadores de tabaco de Fiji fueron animados a curar ellos mismos el tabaco en vez de venderlo en fresco se encontró que eran incapaces de manejar con cierto grado de continuidad el proceso de curado, que demanda tecnología sofisticada. Esto se atribuyó a la existencia de compromisos sociales y costumbres que anulaban las responsabilidades contractuales y eventualmente conducían a la anulación de sus contratos.
El segundo factor son los aspectos prácticos de introducir innovaciones o adaptaciones. La introducción de máquinas sofisticadas (por ejemplo, para trasplantar) puede conducir a la disminución del empleo local y al exceso de capital instalado para el agricultor bajo contrato. Aún más, en actividades de campo tales como el trasplante y el control de malezas, los métodos mecánicos suelen producir resultados menos efectivos que los conseguidos con métodos tradicionales de cultivo. Los servicios de extensión agrícola deben asegurarse de que el cultivo contratado se ajuste al régimen de siembras del agricultor bajo contrato, especialmente en lo que toca con prácticas de control de plagas y rotación de cultivos.
La administración ineficiente puede conducir a la producción de excedentes sobre las metas originales. Por ejemplo, errores del personal de campo en la medición de las áreas después del trasplante pueden llevar a una excesiva capacidad instalada. Los patrocinadores pueden tener expectativas no realistas del mercado para su producto o el mercado puede derrumbarse inesperadamente debido a problemas de transporte, a conmoción civil, a cambios en las políticas gubernamentales o a la aparición de un competidor. Tales hechos pueden llevar a los administradores a reducir las participaciones o cuotas de los agricultores. Pocos contratos establecen sanciones para tales casos. En algunos, los administradores pueden sentirse tentados a manipular los estándares de calidad con el fin de reducir las compras al tiempo que aparentan estar respetando los contratos. Tales prácticas causarán enfrentamientos entre el patrocinador y el agricultor, especialmente cuando estos últimos no cuentan con medios para impugnar irregularidades en la clasificación. Todos los proyectos de agricultura por contrato deberían disponer de foros en donde los agricultores puedan manifestar sus quejas y preocupaciones sobre estos asuntos.
Se presentan problemas cuando el personal responsable de emitir los contratos o de comprar los cultivos saca partido de su posición. Tales prácticas generan una pérdida de confianza y comunicación entre las partes del contrato y pronto llegarán a socavar el mismo. La administración necesita asegurarse de que no se presente corrupción en ninguna de sus formas. En los negocios a gran escala puede suceder que los mismos patrocinadores sean deshonestos o corruptos. Algunas veces los gobiernos han sido víctimas de compañías dudosas o de "compañías golondrina" que han encontrado la oportunidad de obtener un beneficio rápido. Las técnicas pueden incluir la aplicación de derechos exagerados cuando se administra un proyecto de propiedad del estado, o la de persuadir al gobierno y a otros inversionistas a constituir nuevas empresas de agricultura por contrato, dotarlas con equipos de procesamiento de baja calidad y proceder después a venderlas a precios muy por encima de los reales. En tales casos, los agricultores que hacen la inversión en producción y en las instalaciones para las primeras etapas de procesamiento corren el riesgo de perderlo todo.
El monopolio en un cultivo por parte de un patrocinador puede tener un efecto negativo. Permitir que haya un solo comprador estimula las tendencias monopolísticas, especialmente cuando los agricultores se encuentran maniatados por una inversión bastante considerable, tal como sucede con cultivos permanentes, y no pueden cambiar con facilidad a otros cultivos. Por otra parte, las inversiones en gran escala, tales como las de las haciendas que sirven de núcleo, requieren con frecuencia de un monopolio para hacer viable el proyecto. Para proteger a los agricultores cuando haya solo un comprador de un producto, el gobierno debería jugar algún papel en la determinación de los precios pagados.
Drucker sugiere que los monopolios administrados con criterio privado que cumplen reglamentaciones públicas u oficiales son preferibles que los monopolios públicos o privados no reglamentados.7 El mayor abuso tiende a presentarse cuando existen monopolios oficiales, en los que los precios de compra son establecidos por el gobierno, o en los que los agricultores han hecho inversiones a largo plazo en cultivos perennes. En 1999 la Kenya Tea Development Authority experimentó descontento entre sus productores afiliados, debido, según se afirma, a la ineficiencia de los servicios de extensión de la Authority y a la pretendida "manipulación" de los agricultores. También hubo descontento en Kenia entre los productores de azúcar porque los precios fijados por el gobierno no variaron entre 1997 y 1999.
Una de los mayores atractivos que los productores encuentran en la agricultura por contrato es la disponibilidad de crédito proporcionado por la empresa en forma directa o por medio de terceros. Sin embargo, es posible que los agricultores enfrenten un endeudamiento considerable cuando enfrentan problemas de producción, cuando la empresa les da una asistencia técnica deficiente, cuando se soportan considerables cambios en las condiciones del mercado, o cuando la empresa no cumple con el contrato. Esto tiene particular importancia en las inversiones a largo plazo, para cultivos permanentes o para instalaciones en la finca destinadas a la elaboración. Si no se controlan los anticipos, el endeudamiento excesivo de los agricultores puede aumentar hasta llegar a niveles antieconómicos. Los anticipos con motivaciones sociales que se hicieron en un proyecto para pago de estudios, celebración de bodas, y aún, para atender necesidades de alimentos, llevaron a que muchos agricultores no recibieran pago alguno al terminar la temporada. Las tasas de deserción de agricultores en este caso particular fueron altas, ya que ellos consideraron que la agricultura por contrato no se justificaba.
Las empresas y las agencias gubernamentales tienen muchas posibilidades de conseguir materias primas para sus actividades de elaboración y comercialización. Los beneficios de la agricultura por contrato pueden verse mejor a la luz de otras ventajas que ofrece, como las posibilidades de compras en el mercado y la explotación de fincas a gran escala. Las principales ventajas potenciales para los patrocinadores pueden ser vistas como:
Para un patrocinador puede ser políticamente más conveniente involucrar pequeños empresarios agrícolas en la producción que manejar directamente los cultivos. Muchos gobiernos son reacios a tener grandes plantaciones y algunos están activamente comprometidos con el cierre de las mismas y con la redistribución de sus tierras. Es menos probable que la agricultura por contrato sea sujeto de críticas políticas especialmente cuando el agricultor no es arrendatario del patrocinador. Como resultado de la reestructuración de sus economías, muchos gobiernos africanos han promovido la agricultura por contrato como alternativa a las plantaciones de propiedad privada, empresarial, o estatal. En Zimbabwe, por ejemplo, esta modalidad está siendo activamente estimulada, especialmente en el caso de las industrias de caña de azúcar, té y algodón.
En años recientes en muchos países se han experimentado cambios del sistema de producción pasando del sistema de plantación a un sistema en el que pequeños agricultores cultivan bajo contratos para comercializar y/o para elaboración. En América Central, por ejemplo, las empresas multinacionales han cambiado de manejar plantaciones para el cultivo de banano a comprar el mismo producto cultivado por agricultores bajo contrato, con la asistencia técnica y los servicios de mercadeo suministrados por la empresa. Esta tendencia se encuentra también en la industria internacional del tabaco; la producción de tabaco por parte de pequeñas unidades con la modalidad de agricultura por contrato ha reemplazado las grandes haciendas en algunos países. Cambios similares se han presentado con otros cultivos. En Kenia, la industria del té, originalmente basada en el modelo de plantación, proporciona hoy servicios de extensión e insumos a miles de agricultores bajo contrato.
La decisión de optar por la agricultura por contrato no hace que una empresa sea totalmente inmune a la crítica. Por ejemplo, la considerable oposición al papel de las empresas multinacionales en la India durante los últimos años de la década de los noventa tuvo un efecto negativo sobre la inversión en agricultura por contrato por parte de empresas extranjeras dedicadas a los agrinegocios
La mayoría de las plantaciones del mundo fueron establecidas en la época colonial cuando la tierra era relativamente abundante y las autoridades tenían pocos escrúpulos para simplemente tomarse la tierra o para pagar a los propietarios compensaciones mínimas por ella. Afortunadamente, esta situación ya no existe. La mayoría de las extensiones de tierras adecuadas están ahora en propiedad desde tiempos ancestrales, son muy costosas para ser adquiridas, o no están disponibles para desarrollo comercial. Más aún, si a las empresas les fuera posible comprar tierra a precios convenientes, difícilmente les sería posible adquirir parcelas suficientemente grandes que les permitieran obtener las economías de escala que se pueden alcanzar con la agricultura en haciendas. La agricultura por contrato, por tanto, permite el acceso a la producción de cultivos en tierras que de otra forma no estarían a disposición de una empresa, con la ventaja adicional de que la empresa no tiene que comprarlas.
Aunque puede considerarse que la agricultura de plantación en gran escala compensa en forma más efectiva los costos que la producción en pequeña escala, eso no siempre ocurre. La producción en finca propia involucra tanto los costos directos como los indirectos de mano de obra en términos de contratación, entrenamiento y supervisión. A menudo es necesario proporcionar alojamiento y alimentación a los trabajadores de la finca. Tal como se anotó antes, la tierra puede ser muy costosa y difícil de conseguir, punto hasta el cual, con frecuencia, la agricultura por contrato puede ser competitiva, especialmente cuando se trata de cultivos en los que las grandes economías de escala son difíciles de alcanzar. Tal como se mencionó, la experiencia en algunos países en desarrollo indica que el modelo de plantación en la producción de cultivos puede evolucionar exitosamente en pequeños proyectos de agricultura por contrato que compensen sus costos de manera efectiva.
La falta de cumplimiento de los contratos acordados podría amenazar seriamente las ventas futuras. Tanto la agricultura industrial como la agricultura por contrato ofrecen razonable confiabilidad en la oferta. Los patrocinadores de agricultura por contrato, aún con la mejor administración, siempre corren el riesgo de que los agricultores les vayan a fallar con el cumplimiento de los acuerdos. Por otra parte, la agricultura industrial siempre corre el riesgo de los pleitos laborales. En el caso de la producción hortícola algunas compañías prefieren la producción en fincas propias a la producción contratada. En Gambia y en Ghana, por ejemplo, una cantidad considerable de productos son cultivados bajo el modelo de finca propia, tal como sucede con las fresas y las flores en Kenia.
Trabajar con agricultores bajo contrato permite a los patrocinadores compartir el riesgo de las fallas en la producción debidas al mal tiempo, a enfermedades, etc. El agricultor asume el riesgo de pérdida de producción mientras que la empresa absorbe las pérdidas asociadas con la producción reducida o la falta de suministros a las instalaciones de elaboración. Cuando los problemas de producción son generalizados y no se deben a culpa de los agricultores, con frecuencia los patrocinadores apelarán a diferir los pagos correspondientes a los anticipos de producción para la temporada siguiente. El empleo del seguro de cultivos puede ser posible, tema que se analiza en el Capítulo 4.
Los métodos de obtención de materias primas tanto en el sistema de agricultura por contrato como en el de uso de finca propia son considerablemente más confiables que cuando se hacen las adquisiciones en el mercado abierto. Rara vez se considera el mercado abierto como una opción aceptable para las organizaciones que tienen activos de importancia vinculados a instalaciones de elaboración y necesitan tener la garantía de abastecimiento de considerables cantidades de materia prima para justificar su inversión. Por ejemplo, casi nunca es una opción bien vista por empresas que despachan regularmente hortalizas con destino a supermercados y al mercado de exportación. Las empresas deben asegurarse de que los cultivos sean cosechados y vendidos con una cuidadosa programación y en forma consistente, factor que normalmente se asegura en un esquema de agricultura por contrato bien concebido.
Los mercados de productos agrícolas frescos o procesados exigen estándares de calidad consistentes. Más aún, estos mercados están cambiando en forma acelerada hacia una situación en la que el abastecedor debe someterse a controles reglamentarios relacionados con técnicas de producción, especialmente con el uso de pesticidas. En el caso de los productos frescos hay una exigencia de "rastreabilidad" en el cultivo, es decir, que quienes abastecen los mercados principales necesitan cada vez más tener seguridad sobre la identificación de la fuente de producción cuando surgen problemas relacionados con la inocuidad de los alimentos. La producción en finca propia y la que se obtiene por medio de cultivos contratados exigen una supervisión muy estricta para controlar y mantener la calidad del producto, especialmente cuando los agricultores no están muy al tanto de los métodos modernos de cosecha y clasificación. Es frecuente que para poder obtener consistencia en el producto, gran cantidad de cultivos en un mismo proyecto tengan que ser trasplantados, cosechados y comprados uniformemente.
No es común que en el mercado abierto se disponga de distintas variedades de productos en cantidades suficientes y con la calidad deseada. Por ejemplo, una multinacional que invirtió en el Estado indio de Punjab se dio cuenta que las variedades locales de tomate no eran las adecuadas para ser elaboradas como pasta o salsa. Esta fue una de las razones que le hizo decidirse por la agricultura por contrato.
Los agrinegocios que producen para mercados que demandan altos estándares de calidad, tales como los de frutas y verduras para exportación, encuentran a menudo que los pequeños agricultores y sus familias son más dados a producir bienes de alta calidad que los agricultores que deben supervisar mano de obra contratada.8 De igual forma, la agricultura por contrato hace más manejables los controles de cuarentena. Es mucho más fácil para las autoridades sanitarias encargadas de la cuarentena inspeccionar una cantidad limitada de exportadores de un mismo producto, con estricta vigilancia de los agricultores, que hacerlo con cientos, y en algunos casos miles, de productores individuales que venden en los mercados abiertos. Gran parte de la producción de alimentos "orgánicos" se obtiene bajo contrato, ya que la operación integrada facilita una clara identidad de cultivo desde el agricultor hasta el minorista. En algunas operaciones altamente sofisticadas los contenedores se cargan desde la misma finca para ser entregados directamente a los supermercados.
Un ejemplo de un beneficio para los patrocinadores poco usual, aunque interesante, viene de las Filipinas. Una empresa propietaria de una planta de alimentos tuvo dificultades para comercializarlos ya que estos eran más caros que los de la competencia. Para solucionar este problema desarrolló modelos para cría de cerdos y pollos bajo contrato con el fin de dar a sus productos una salida al mercado y de demostrar su desempeño a los agricultores vecinos de los contratistas.
Las principales desventajas que enfrentan quienes desarrollan agricultura por contrato son:
Los agricultores deben disponer de tierra adecuada donde cultivar los productos contratados. Pueden surgir problemas cuando la seguridad sobre la propiedad de la tierra es mínima o ninguna, lo que, debido a las posibles disputas entre los agricultores y los propietarios, constituye un peligro para la inversión de los patrocinadores. También son frecuentes las dificultades cuando los patrocinadores alquilan tierra a los agricultores. Tales arreglos tienen, normalmente, cláusulas de desahucio que van incluidas como parte de las condiciones del contrato. En Gambia, por ejemplo, los derechos sobre la tierra son determinados no solamente por género sino también por la forma histórica del uso de la misma. Cuando una organización internacional donante insistió en conseguir un poseedor legal de títulos para contratar la producción de cultivos, encontró que los hombres cabeza de familia se resistían a dar a las mujeres títulos formales sobre la tierra. La objeción se basaba en el temor al traspaso permanente de dominio que podría presentarse como resultado de las disputas matrimoniales.9
En algunos proyectos de agricultura por contrato predominan los arreglos tradicionales de tenencia de la tierra negociados por agricultores sin tierra con terratenientes tradicionales. Si bien esta situación permite a los cultivadores más pobres participar en proyectos de agricultura por contrato, es necesario aplicar distintas medidas de administración para tener la seguridad de que los agricultores sin tierra no sean explotados por sus arrendadores. Antes de comprometerse con contratos, el patrocinador debe verificar que existe acceso seguro a la tierra, al menos por la duración del acuerdo.
Es posible que surjan problemas cuando la administración selecciona agricultores que no son capaces de cumplir las normas y la estricta programación debido a sus compromisos sociales. La promoción de la agricultura por medio de contratos es también un aspecto social. En comunidades en donde las costumbres y tradiciones juegan un papel importante, pueden surgir tropiezos cuando se introducen innovaciones en la agricultura. Antes de introducir nuevos programas de cultivos, los patrocinadores deben considerar las actitudes sociales y las prácticas agrícolas tradicionales de la comunidad y evaluar cómo puede hacerse. También son factores importantes las creencias tradicionales y los aspectos religiosos. Por ejemplo, para algunos cristianos la Pascua no es la época indicada para sembrar hortalizas. Las actividades de cosecha no deben programarse para ser realizadas en los días festivos, y los errores que se cometan en tener en cuenta tales costumbres producirán reacciones negativas por parte de los agricultores. Debe reconocerse también que los agricultores necesitan tiempo para acomodarse a las nuevas prácticas.
Muchas situaciones pueden conducir a la insatisfacción del agricultor. Las compras discriminatorias, los pagos tardíos, los servicios de extensión ineficientes, la deficiente asesoría agronómica, la incertidumbre en el servicio de transporte de la producción, un cambio de precios a mitad de temporada o la grosería de la administración con los agricultores también generarán, normalmente, la inconformidad de estos últimos. Si esto no se maneja rápidamente, estas circunstancias causarán hostilidad hacia los patrocinadores que puede llevar a que los agricultores se retiren de los proyectos. Esto destaca la importancia de una buena administración para el éxito de la agricultura por contrato. Las formas como la administración puede evitar tales problemas se indican en el Capítulo 5
La venta de la producción a terceros por parte de los agricultores, por fuera de las condiciones establecidas en un contrato, puede constituir un problema importante. Las ventas extracontractuales siempre son posibles y no son fácilmente controlables cuando existe un mercado alternativo. Por ejemplo, una cooperativa de agricultores en Croacia adquirió pepinos, pimientos rojos, y berenjenas bajo la modalidad de contrato. Los anticipos hechos por la cooperativa a los agricultores incluyeron todos los insumos necesarios para la producción. Desafortunadamente, con frecuencia los socios vendieron sus hortalizas a comerciantes a precios superiores a los que había contratado la cooperativa. Los compradores externos ofrecieron dinero en efectivo a los agricultores en oposición al prolongado y difícil proceso de recaudo de los pagos negociados a través de la cooperativa. Los patrocinadores mismos pueden en algunos casos convertirse en causa de prácticas extracontractuales. En Colombia, una empresa compró maracuyá (fruta de la pasión) a los cultivadores de un competidor cuando se presentó disminución en la producción. Una situación similar se experimentó también en Indonesia donde varios patrocinadores compitieron por tabaco de calidad con medios subrepticios, lo que condujo a una "guerra del tabaco" entre varios patrocinadores que eventualmente obligó al gobierno provincial local a intervenir.
En otro caso, un proyecto de tabaco fue convertido en uno de maíz por fuera de temporada para proporcionar ingresos adicionales a los agricultores. En la primera temporada algunos agricultores vendieron su producción de maíz a los comerciantes en dinero efectivo. Se estimó que más del 60 por ciento de la cosecha de la primera temporada fue vendida por fuera de los acuerdos. Como consecuencia, se incumplió el pago de los préstamos recibidos para la adquisición de insumos haciendo que el proyecto de diversificación resultara antieconómico para el patrocinador. Este impuso estrictas sanciones durante el año siguiente como parte de la fórmula de inventario del maíz. Si se encontraba que el agricultor estaba vendiendo el maíz por fuera de los acuerdos, se le cancelaba el contrato bastante rentable del tabaco.
Cuando varias empresas están trabajando con el mismo cultivo (dígase algodón en algunos países del Africa austral) ellas pueden colaborar para establecer un registro o censo de agricultores que trabajan bajo contrato.10 Los administradores deben estar al tanto de la producción que se esté vendiendo por fuera del proyecto y también de la producción externa que esté siendo canalizada a través del sistema de adquisiciones. Esto sucede cuando agricultores que no están contratados aprovechan los altos precios pagados por un patrocinador establecido. Los cultivos no contratados son filtrados en el sistema de adquisiciones por agricultores externos a través de amigos y familiares poseedores de contratos de cultivos. Tales prácticas dificultan al patrocinador el control de las metas de producción, de los residuos químicos y de otros asuntos de calidad.
Un problema frecuente es que los agricultores se sienten tentados a utilizar los insumos que les han sido entregados en virtud de los contratos para propósitos diferentes a aquellos para los que estaban destinados. Pueden decidir usar los insumos para otros cultivos de subsistencia y de fácil venta e incluso, venderlos. Es claro que esta práctica no es aceptable para los patrocinadores ya que los rendimientos de los cultivos contratados se verán reducidos y su calidad se afectará. Entre las acciones recomendables para superar tales problemas se incluyen el seguimiento de cerca por parte del personal de extensión, el entrenamiento a los agricultores y la entrega de insumos en cantidades que correspondan a las necesidades reales. Sin embargo, al saber que un contrato tiene las ventajas de contar con insumos técnicos, avances de dinero y un mercado garantizado la mayoría de los agricultores acatan los acuerdos. A menos que un proyecto sea muy pobremente administrado, la desviación de insumos es más bien una molestia y no un problema serio.
3 En esta publicación los términos "patrocinador" y "administrador" se usan, en términos generales, como sinónimos, a menos que claramente se diga lo contrario. Se prefiere usar "patrocinador" en vez de "empresa" porque muchos proyectos de agricultura por contrato son ejecutados por organizaciones controladas por el gobierno.
4 Little, P. D. y Watts, M. J., editors, 1994.
5 Poulton, C., Dorward, A y Kydd, J. 1997.
7 Drucker, P. , 1983:97, 153-154.
8 Glover, D. y Kusterer, K., 1990: 134.
9 Shipton, P. en Watts, M. J., 1994:57; Carney, J. A., 1994:173-176; Little, P. D., 1994: 236.
10 Shepherd, A. W. y Farolfi, S., 1999: 75.