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2. Características de crecimiento

Gracias a la herencia transmitida por sus predecesores y el curso de la evolución en los recientes milenios, los eucaliptos han desarrollado características de crecimiento que han hecho de ellos un factor fundamental para la perpetuación de un recurso forestal sometido a las difíciles condiciones ambientales de su tierra nativa. Poseen también características de crecimiento en vigor y agresividad que les permiten participar en el rápido establecimiento de un importante recurso forestal en muchos países del mundo, en latitudes medias o más bajas. Entre la primera Conferencia mundial del eucalipto, celebrada en Roma en 1956, y la segunda, celebrada en São Paulo en 1961, el volumen anual de madera comercial de Eucalyptus producida en los países fuera de Australia sobrepasó al de la producida dentro de Australia (Fairbairn, 1967), a pesar de que el 95% del volumen de los bosques naturales de Australia consiste en varias especies de eucaliptos. Entre 1961 y 1975, el volumen de madera de Eucalyptus producido anualmente en plantaciones establecidas fuera de Australia ha sido nueve veces mayor, aproximadamente, que el cosechado anualmente en los bosques naturales de Australia (Forwood Conference, 1974). Este resultado notable de crecimiento justifica el tema y título El eucalipto en la repoblación forestal para este libro. En los países donde han sido plantados en mayor escala, se ha dado la oportunidad a los eucaliptos de sacar ventaja de los mecanismos de crecimiento que han desarrollado. Por lo tanto, es de desear la explicación de algunos de estos mecanismos, para identificar aquellos que han tenido vital importancia en la conservación del género, y subrayar los que generan esta valiosa fuente de materia prima una vez plantados sobre buenos suelos en climas templados.

El continente australiano e islas vecinas, inclusive Nueva Guinea, han sido separados durante mucho tiempo de otras importantes masas terrestres del mundo. La evolución en un aislamiento relativo, tanto en las plantas como en los animales, ha tenido lugar durante este período. La evolución en el aislamiento ha salvado, sin lugar a dudas, muchas formas de vida animal, especialmente los marsupiales, que podrían haber sido fáciles víctimas de los carnívoros mamíferos notablemente eficientes, que se han desarrollado en otras masas terrestres. Muchas plantas en Australia han desarrollado mecanismos de supervivencia con muy buenos resultados cuando se han introducido en otros países con condiciones climáticas comparables.

Australia es un continente seco. La mayor parte del tiempo una gran extensión tiene aspecto marrón y árido. Es posible que en cada uno de los últimos siglos, durante la parte calurosa de cada día, los fuegos forestales se hayan extendido activamente en algunas partes del continente. A pesar de su aridez, el continente tiene una cobertura abundante de una gran variedad de árboles, y más del 90% de esta cobertura leñosa se compone de varias especies de eucaliptos.

Los eucaliptos deben su predominancia en Australia a su habilidad de sobrevivir, como individuos o como especies, en localidades donde los períodos de extremo peligro de incendios se presentan con seguridad a frecuentes intervalos. El peligro de serios daños por graves incendios se presenta durante los períodos secos o con sequías. Durante estos períodos pueden tener lugar tormentas con rayos, con los consiguientes innumberables, pequeños y periódicos incendios catastróficos registrados en recientes épocas geológicas. Los incendios mayores pueden dañar seriamente o destruir las partes aéreas de los árboles, aun en los tipos de bosques húmedos. Las especies de buen éxito requieren mecanismos defensivos de crecimiento, que les permitan sobrevivir frente a este peligro. Los eucaliptos poseen estos mecanismos. Hay que señalar que la mayor parte de las regiones de Australia han estado sometidas a incendios durante mucho tiempo, independientemente de las actividades humanas.

Australia fue ocupada por primera vez por cazadores nómadas hace unos 40 000 años. Hubo más de una invasión, pero todo ocurrió en la edad de la piedra, cuando no había aparecido la civilización agrícola ni la urbana. Los cazadores nómadas ocuparon el continente, sin ser molestados, desde sus invasiones hasta la colonización europea de hace 200 años, y, aunque su cultura permaneció relativamente estática, durante este largo período vivían en armonía con su ambiente. Empleaban regularmente el fuego para ayudarse en la caza y en otras actividades, y este uso del fuego favoreció a los eucaliptos, que desarrollaron mecanismos eficaces para vivir con el fuego. Los cazadores no provocaron el desarrollo de los mecanismos defensivos de los eucaliptos, pero los árboles que los tenían fueron favorecidos por las costumbres de los cazadores.

Capacidad colonizadora

Su capacidad de colonizar la tierra desnuda, sin protección, es de fundamental importancia para permitir que los eucaliptos lleguen a ser tan predominantes en una difícil tierra de origen. La mayoría de las especies de este género tienen semillas muy pequeñas con poco material de reserva en cada una, pero producen semillas en grandes cantidades. Aun cuando caen sobre la tierra denudada por el fuego, inundaciones o acción volcánica, una pequeña cantidad, a veces tan baja como una en un millón, logra sobrevivir bajo la protección de algún objeto que la cobija, lo que es suficiente para asegurar la supervivencia de la especie y de la tierra forestal.

La pequeña semilla de los eucaliptos se ha convertido en parte de la dieta de hormigas y otros pequeños insectos (y algunos pájaros). La mayor parte de la semilla que cae al suelo en Australia es recogida por los insectos. La mayoría de las pequeñas plántulas que logran emerger de las restantes semillas son destruidas por desecación o por las heladas; pero algunas sobreviven.

Mecanismos defensivos de crecimiento

Organos subterráneos protectores

Muchas plantas de diferentes familias han elaborado órganos protectores subterráneos. Estos órganos permiten al individuo emitir nuevos brotes si la parte aérea de la planta ha sido destruida por el ramoneo, por el fuego u otros accidentes. La gran mayoría de los eucaliptos ha desarrollado un órgano subterráneo protector muy eficiente, conocido como « lignotubérculo », ilustrado en la Figura 3.

El lignotubérculo de los eucaliptos se desarrolla en una edad temprana de la plántula en forma de pequeñas protuberancias en las axilas de los cotiledones y, a veces, en los primeros pocos pares de hojas. Estas protuberancias se funden alrededor del tallo, doblándose luego hacia abajo en la unión del tallo con la raíz, y se entierran, completamente o en parte, en la superficie del suelo (Jacobs, 1955). Tienen la capacidad de producir brotes con hojas en abundancia, si se destruye la parte aérea de la planta, y, por tanto, se consideran como estructuras del tallo geotrópicamente positivas; además, son órganos de reserva y acumulan sustancias alimenticias.

Cuando la parte aérea de una plántula joven de eucalipto ha sido accidentalmente destruida, las reservas alimenticias en el lignotubérculo permiten el desarrollo de nuevos brotes, que son, por lo general, más fuertes que los iniciales. Crecen más altos y proporcionan al lignotubérculo reservas adicionales. En los bosques naturales de Australia, el proceso de la destrucción de las partes aéreas de las plantas jóvenes y su reemplazo por brotes más fuertes puede continuar por décadas hasta que la suerte, quizá la muerte de un árbol vecino, permite a un brote fuerte del lignotubérculo ocupar su lugar como ciudadano anciano del bosque.

El tipo de vegetación descrito en este libro como «mallee» se caracteriza por un lignotubérculo muy grande, que puede quedar parcial o totalmente debajo de la superficie del suelo, y ser de mayor tamaño que el cuerpo humano. Sin embargo, es una estructura del tallo y puede dar una docena o más de brotes que pueden vivir muchos años antes que el fuego u otros accidentes los destruyan. Aun los fuegos más catastróficos no matarán al lignotubérculo subterráneo. En el curso de pocos meses, dará origen a nuevos brotes vigorosos y recuperará la tierra forestal. Las «raíces de mallee», como se denomina en Australia a estos grandes lignotubérculos, pueden vivir 200 años o más.

Las plántulas de eucaliptos forman lignotubérculo en diversas fases del crecimiento. Cuando las condiciones son difíciles, las estructuras se desarrollan dentro de pocos meses a partir de la germinación; en condiciones favorables en viveros y plantaciones bien atendidas, los lignotubérculos pueden formarse más tarde. En algunos viveros grandes, que producen decenas de millares de plántulas de especies que normalmente producen lignotubérculo en condiciones naturales, se pueden encontrar muchas plántulas en que el lignotubérculo es rudimentario o incluso falta.

Unos cuantos eucaliptos nunca, o muy raramente, producen lignotubérculo: E. regnans, E. fastigata, E. delegatensis, E. sieberi, E. grandis, E. nitens, E. pilularis, E. diversicolor, E. gomphocephala, E. astringens, y la forma meridional australiana de E. camaldulensis. Estas especies desarrollan una zona gruesa, de forma parecida a la zanahoria, en la unión del tallo con la raíz, pudiendo formarse nuevos brotes en su parte superior, y sirviendo también como órgano de reserva. Los eucaliptos sin lignotubérculo comprenden algunas de las especies más valiosas para plantaciones. La mayoría de ellos crecen naturalmente en localidades muy favorables, donde constituirán, con la completa ausencia de fuegos, bosques cerrados o matorrales cerrados y no bosques puros de eucaliptos. Unas pocas especies sin lignotubérculo, como E. astringens, crecen en territorios bastante secos.

33. Lignotubérculos jóvenes en plántulas de E. globulus sembradas en bolsa negra de polietileno (izquierda), que demuestran la capacidad de producir nuevos brotes al mes de descabezar el tallo (abajo)
Centro di sperimentazione agricola e forestale, Roma

4. Primer plano de E. camaldulensis joven, que muestra brotes indefinidos y yemas desnudas
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45. a
a)
5. (a) y (b). Prolongación rápida de brote lateral de eucalipto en 1 mes
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5. b  b)

Es de interés el que los eucaliptos sin lignotubérculo no están confinados a ningún determinado grupo sistemático dentro del género. Especies de por lo menos cuatro de los siete subgéneros reconocidos por Pryor y Johnson no tienen lignotubérculo, si bien la gran mayoría de las especies en cada uno de estos subgéneros los producen.

E. camaldulensis tiene el área de distribución más amplia que cualquier eucalipto que crece en Australia continental. Las formas de Australia meridional generalmente no tienen lignotubérculo. En algunas localidades de Australia septentrional una notable proporción de las plántulas de esta especie pueden tener lignotubérculo.

Los lignotubérculos son, en realidad, estructuras del tallo y es común que éstas produzcan brotes foliares. Brotes de las raíces, sin embargo, son muy raros en casi todas las especies de eucaliptos, pero E. tetrodonta, del extremo norte de Australia, los desarrolla regularmente si se cortan las raíces, y lo mismo sucede con E. pachycalyx del norte de Queensland. En el sur se encuentran ocasionalmente sobre raíces de E. polyanthemos. E. jacobsiana y otras pocas especies tropicales producen rizomas subterráneos, a veces de varios metros de largo, de los que emergen brotes con hojas.

Mecanismos agresivos que permiten crecimiento muy rápido

Brotes indefinidos y yemas desnudas

Los hábitos de crecimiento más importantes, que dan fundamento al tema de El eucalipto en la repoblación forestal, son los « brotes indefinidos » y las « yemas desnudas », características de todas las especies de este género. Estas dos características permiten al brote del eucalipto crecer continuamente, en altura o en largo, y producir nuevos órdenes de ramas mientras persistan las condiciones favorables para el crecimiento.

Los eucaliptos no producen yemas latentes. La punta delicada de crecimiento sigue produciendo pares de hojas con intervalos regulares, constituyendo un « brote indefinido ». En la axila de cada hoja hay una « yema desnuda », que es otra punta de crecimiento que puede producir inmediatamente otra rama de segundo orden o, si algún accidente destruye el ápice madre de crecimiento, asumir las funciones del brote principal en cuestión de días. Este carácter está ilustrado en la Figura 4.

En condiciones favorables, los eucaliptos como E. regnans o E. grandis, pueden crecer a partir de una pequeña plántula hasta árboles de 10 m o más en altura en 2 años. Cada año la parte superior de la corona crecerá en altura quizá 5 m y producirá cuatro o aun cinco órdenes de ramas. Estas se escalonan muy rápidamente en las partes inferiores del tronco, permitiendo la producción de un volumen muy grande de madera por hectárea y por año.

6. Izquierda, derecha y enfrente: producción rápida de nuevos brotes después de descabezar el tallo principal
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Yemas accesorias

Era inevitable que los brotes terminales tiernos y las yemas axilares desnudas de los eucaliptos se convirtieran en apetecido alimento para otras formas de vida. En el curso del tiempo, han llegado a ser la dieta normal de muchos insectos, algunos mamíferos y ciertos hongos, independientemente de si el árbol individual está en su fase de plántula, semimadura o madura. Los depredadores más notables son los insectos, unas veces en estado larval, y otras en estado maduro, o incluso en ambos. Es bastante extraño que la rica fauna de aves de Australia no ha hecho nacer especies que ataquen gravemente a los brotes foliares de los eucaliptos; los pájaros se alimentan a veces con el néctar de las flores, las flores mismas, los frutos y semillas en los frutos, pero raramente con las hojas.

Los eucaliptos tienen un mecanismo agresivo de reemplazo para contrarrestar los ataques a los tiernos brotes terminales y axilares. Aparte de la yema desnuda en la axila de cada hoja, hay un cojinete de tejido meristemático en la base de la yema desnuda que puede producir uno o aun varios nuevos brotes axilares en el caso en que la yema desnuda fuese destruida. Mientras la yema desnuda original, o el brote de encima de su axila, crece vigorosamente, se producen hormonas que inhiben el desarrollo de nuevos brotes desde el cojinete de tejido meristemático colocado en la base de la yema desnuda, pero, si se destruye la yema desnuda o el brote encima de ella, se elimina la inhibición y nuevos brotes crecen en la axila de la hoja, que se denominan « yemas accesorias ». Se trata de un mecanismo muy eficaz de reemplazo en Australia, donde los insectos filófagos tienen depredadores que han evolucionado con ellos y los mantienen bajo un cierto control. Los insectos que se alimentan del follaje evitan que, en Australia, los eucaliptos crezcan con su máxima intensidad, pero las yemas accesorias aseguran un crecimiento razonable, siempre que los predadores de los insectos filófagos jueguen también su parte. Si, quizás a causa de una estación anormal u otra razón, los depredadores no aparecen en cantidades normales, o si los insectos filófagos se multiplican en cantidades anormalmente grandes, ciertas especies de eucaliptos pueden ser gravemente defoliadas. Estas generalmente se recuperan después de 1 ó 2 años, gracias a las yemas accesorias y a las yemas epicórmicas, descritas en la sección que sigue.

Cuando se plantan los eucaliptos fuera de Australia en localidades que no tienen insectos que los defolian, pueden producirse los notables ritmos de crecimiento de los cuales son capaces. Sin embargo, si un insecto defoliador procedente de Australia se introduce sin sus enemigos naturales, las plantaciones pueden sufrir mucho más que los rodales naturales en Australia. Esto ha sucedido con diversos insectos en Africa, América del Sur y Nueva Zelandia. Es posible introducir desde Australia los depredadores de las plagas. Los éxitos y problemas en este campo se estudian en el Capítulo 9.

Yemas epicórmicas

Los eucaliptos han evolucionado en un clima donde los incendios se han presentado a intervalos frecuentes en recientes épocas geológicas. A veces, estos incendios son catastróficos y destruyen algunas de las mejores especies. La mayoría de las especies, sin embargo, pueden dar nuevas hojas a sus copas después de una defoliación y de la destrucción de las ramas menores. Pueden hacerlo gracias al fenómeno de las «yemas epicórmicas», quizás más correctamente llamadas «yemas de rendimiento», que no están limitadas al género Eucalyptus, pero que son una característica muy notable del mismo. Se ilustran en la Figura 7.

Cuando la hoja cae, el tejido accesorio producido por las yemas en la axila no queda ocluido por el crecimiento en diámetro del tallo. En cambio, un pequeño eje de tejido, con propiedades generadoras de yemas, se forma radialmente hacia afuera, a medida que el tronco o la rama aumentan en tamaño. Pueden verse estos ejes sobre la superficie de la madera como pequeñas estructuras bajo forma de ojuelos de pocos milímetros de largo. Tienen todos la capacidad de producir nuevos brotes con hojas, pero, si la copa es sana, su potencial queda contenido por hormonas producidas en la copa o en las extremidades de las ramas más altas. Si el fuego u otro accidente destruye las hojas de la copa, el factor de inhibición cesa de operar y el tronco y las ramas se cubren con nuevos brotes de hojas. Hay una fuente potencial de nuevos brotes por cada hoja que se desarrolla a medida que el árbol crece en altura y las ramas se alargan — literalmente muchos millares de ellos sobre cada árbol. Es un maravilloso mecanismo vegetativo.

Los brotes de las yemas epicórmicas sirven también para reparar las ramas y las copas de todos los eucaliptos, aun cuando no hayan sido dañados por el fuego u otros accidentes.

Debido a la naturaleza de su crecimiento, todas las ramas de los eucaliptos deben crecer continuamente a lo largo mientras están sanas. Los extremos de las ramas muy largas se vuelven defectuosos y finalmente mueren. La rama puede luego regenerarse por brotes a partir de yemas epicórmicas situadas quizá varios metros detrás de su extremidad, en lugares donde la rama puede tener 10 cm o más de diámetro. Las extremidades de las ramas mueren, se secan y, finalmente, se rompen y caen al suelo, especialmente con las tormentas.

La muerte y ruptura de las extremidades de las ramas de los eucaliptos han tenido gran importancia para los cazadores nómadas que vivieron en armonía con el ambiente en Australia a lo largo de tantos millares de años. Las extremidades de las ramas muertas se secan muy arriba en las copas y, una vez secas, no llegan nunca a mojarse completamente aun con tormentas muy violentas. Los cazadores podían siempre contar con madera seca para sus fuegos, tanto para cocinar como para calentarse.

Estructura de una « unidad de copa »

Las copas de los árboles muy grandes de eucalipto están divididas en un cierto número de «unidades de copa» que dan a los árboles su aspecto característico. Cada unidad de copa es comparable a la corona de árboles de una plantación de tamaño de latizal (postes largos) de unos 12–15 cm de diámetro a la altura del pecho. Al analizar tales unidades de copa, se observa que consisten en un tallo principal y cuatro o cinco órdenes de ramas, raramente más. La estructura de las unidades de copa tiene un mecanismo de control muy estricto. Debido a la capacidad de las yemas desnudas de producir nuevos brotes, apenas los pares de hojas se abren sobre la extremidad en crecimiento, podría pensarse que se desarrollarían docenas de órdenes de ramas, lo que no ocurre. Los brotes excesivos se suprimen y caen, y la «unidad de copa» conserva una estructura bastante abierta con cuatro o cinco órdenes de ramas, aparte del tallo principal de la unidad misma.

7. Primeros planos del tallo (arriba) y recorte del tallo (abajo) de E. globulus, que muestran la formación de brotes epicórmicos desde la base de los nudos de las hojas
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Caída de las ramas

Los troncos limpios de los eucaliptos son estéticamente atractivos y la ausencia de ramas en la parte inferior del tronco es una ventaja considerable para su cosecha y elaboración. No son los mejores árboles del mundo en cuanto a su desrame natural, pero, con respecto a esta característica, están clasificados como muy sobresalientes. Cuando una rama de eucalipto está para morir, se forma una zona de madera quebradiza de una longitud de 2 a 4 cm a partir de la unión de la rama con el tronco, o de la rama con la rama del próximo orden inferior. La madera de esta zona quebradiza tiene una fractura yesosa, mientras que más arriba de la rama la madera se quiebra astillándose. Con los vientos, las ramas que están para morir o muertas se quiebran al nivel de esta zona de fractura.

El tronco

Los troncos limpios de muchos árboles de eucalipto llamaron la atención de los madereros desde el principio de su familiarización con el género. Se esforzaron en usar los troncos para muchos fines, tanto dentro como fuera de Australia, donde los mecanismos de crecimiento, ya analizados en este capítulo, habían puesto en evidencia los sobresalientes ritmos de crecimiento de los que este género es capaz. La popularidad de este género subió y bajó entre los cultivadores en función de sus objectivos principales de ordenación. Este género no ha perdido nunca popularidad cuando se ha cultivado para leña (inclusive carbón vegetal) o para madera para pasta. En la industria de postes largos, las reacciones han variado según las especies empleadas. En la industria del aserrado, ha habido desilusiones generalizadas. El motivo de estas diversas reacciones se debe a la estructura celular y orientación de la fibra de las diferentes especies, y a los gradientes de tensión que se originan en el tronco del eucalipto, tanto en sentido longitudinal como en su sección transversal. Estas características pueden estudiarse en los documentos de Dadswell, 1952; Jacobs, 1938, 1939b, 1945, 1955 y 1965; Boyd, 1950a, 1950b. 1950c, 1972 y 1973a, 1973b; Boyd y Schuster, 1972; Kubler, 1973, y Wilhemy y Kubler, 1973a y 1973b.

La madera de la parte periférica de un tronco de eucalipto verde se encuentra en un estado de tensión a lo largo de su eje longitudinal y la madera del interior en un estado de correspondiente compresión. La razón de este comportamiento parece deberse a que, a medida que crece el diámetro, los estratos externos se acortan ligeramente entre cualquiera de dos puntos del tronco, si se compara con los estratos internos. El acortamiento no es tanto en términos de largo, y disminuye por unidad de crecimiento diamétrico a medida que el árbol crece en diámetro, pero lleva a fuertes tensiones de compresión en el centro del tronco y a fuerzas de tensión en los estratos externos.

8. Rama caída de eucalipto.  La rama se quiebra dentro del tallo, en la base de la zona frágil
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9. Primer plano de rama quebrada que muestra la acumulación del quino secretado alrededor de la base de la rama
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Las fuerzas en juego son enormes. La fuerza de tensión media en los estratos más externos del eucalipto es, aproximadamente, de 84 kg/cm2 (Jacobs, 1938). Las capas internas del tronco resisten a esta fuerza de tensión externa con el resultado de un gradiente de esfuerzo longitudinal a lo largo del diámetro. Las capas internas se comprimen y las más cercanas al centro se aplastan más allá de la capacidad elástica de la madera de resistir la compresión longitudinal. Fuerzas de compresión superiores a 140 kg/cm2 pueden evidenciarse en el centro de postes largos de eucaliptos jóvenes, de 15 cm de diámetro. Bajo estas considerables fuerzas, las células de la madera interna ceden en el curso del tiempo y forman una gran cantidad de pequeñas fallas de compresión en las paredes celulares. El fenómeno es conocido en la industria australiana como «corazón quebradizo» («brittle heart»). Su tolerancia tradicional en las estimaciones de la madera en pie ha sido de 20 cm2 sobre la sección transversal. Esto significa que los árboles de eucalipto de los bosques australianos con destino a trozas para aserrado deben llegar a un diámetro de 20 cm antes de que comiencen a producir madera que signifique para el propietario forestal una estimación del valor de la madera en pie.

Si una troza de eucalipto se corta a lo largo, la liberación de la compresión interna hace que el borde interno de la pieza producida sea más largo fuera del árbol de lo que era en el árbol, y la madera externa se contrae, siendo más corta fuera del árbol que dentro de él. Una pieza longitudinal de madera, que estaba derecha dentro del árbol, se curva fuera del mismo, con su borde convexo enfrentando la médula, como puede verse en la Figura VI. El radio de curvatura de las piezas cortadas de la parte externa de los troncos de eucaliptos de diferentes diámetros aumenta a medida que es mayor el diámetro de la troza, como se ve a continuación (Jacobs, 1955):

Diámetro, cmRadio de curvatura, m
  7,5  18
15,0  37
30,0  76
61,0137

Cuando se sierran longitudinalmente trozas muy grandes de eucalipto, el gran radio de curvatura de las piezas así obtenidas es un inconveniente, pero no muy serio. Se producen desperdicios cuando es necesario obtener piezas largas y derechas, pero la industria del aserrado de Australia se ha acostumbrado a este defecto, y los servicios forestales han otorgado a los aserradores una tolerancia para compensarlo. La conversión de pequeñas trozas de eucalipto en tablas de aserrío presenta mayores problemas y debe limitarse a cortas longitudes.

Las fuerzas longitudinales antes mencionadas se presentan también en árboles con destino a la industria de postes largos. En este caso, sus efectos dependen de la estructura de la madera y de la disposición de las fibras, según las diferentes especies. Las especies que tienen fibras derechas tienden a rajarse en las extremidades de los postes largos, especialmente si son de rápido crecimiento, y ello puede representar una pérdida notable. Las especies con grano entrecruzado pueden rajarse con menos frecuencia y ser preferibles en la industria de postes largos, aun si su ritmo de crecimiento es inferior al de algunas otras especies.

 
VI. Efectos de los esfuerzos longitudinales de crecimiento. Las piezas exteriores aserradas se curvan (B). Si se enderezan artificialmente, la disminución de la tensión en las piezas exteriores hace disminuir el largo, pero la disminución de la compresión en las piezas interiores (C) hace aumentar el largo
M.R. Jacobs
VI
VI

Las rajaduras terminales, derivadas de las tensiones de crecimiento, no afectan en forma significativa a las industrias de madera para pasta o leña.

Además de las fuerzas longitudinales, hay en un tronco de eucalipto fuerzas laterales y tensiones que se manifiestan en el corte transversal. Los dos tipos de tensiones de crecimiento pueden o no estar interrelacionados. Los troncos verdes de todos los tamaños están comprimidos tangencialmente a su periferia, lo que significa que los anillos externos de las células se empujan unos contra otros, tendiendo a aumentar el diámetro del tronco. Esta compresión tangencial crea una tensión radial sobre la madera interna, lo que se manifiesta con sinuosidades del duramen en forma estrellada, que irradian de la médula y que constituyen una componente común de las trozas de eucalipto cortadas transversalmente.

Cuando el centro de un árbol de eucalipto se pudre, el tronco tiende a hincharse en diámetro a lo largo de la podredumbre, puesto que la tendencia de los estratos externos a expandirse no está ya controlada por la adhesión a la madera interna. Debido a esta tendencia, las mediciones sucesivas para hallar el crecimiento diamétrico a la altura del pecho dejan dudas en el caso de los eucaliptos grandes, ya que pueden no reflejar el crecimiento en volumen a lo largo del tronco. Este fenómeno no se limita, por supuesto, al género Eucalyptus, pero, en el caso de eucaliptos maduros, puede tener una gran influencia en el aserrado y en la industria de postes largos y pilotes.


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