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Políticas públicas que afectan a los incendios forestales en la región africana - Abdoulaye Kane[16]

1. RESUMEN

Para algunas personas los incendios forestales constituyen un fenómeno destructivo que debería ser completamente evitado, mientras que otros los consideran como un instrumento útil de ordenación. Sin embargo, la experiencia ha demostrado que en ecosistemas frágiles los incendios pueden ocasionar un daño profundo al suelo, a la vegetación y, a la larga, a las poblaciones humanas. Por otro lado, se ha comprobado que en otros ecosistemas, principalmente en las sabanas secas y húmedas sudanesas, la quema controlada anticipada es indispensable para impedir que incendios perjudiciales se verifiquen en una fase tardía de la estación seca.

Tras revisar las causas y consecuencias principales de los incendios forestales en la región africana, este documento analiza las opciones de políticas, llama la atención sobre las enseñanzas extraídas de la experiencia y recomienda que el manejo del fuego con respecto a los aspectos sociales y requisitos ecológicos esté a la base de las recientes políticas.

2. INTRODUCCIÓN

Los incendios forestales han desempeñando una función importante en la transformación de los tipos originales de vegetación en todo el mundo y constituyen uno de los factores más graves de degradación forestal en África.

La utilización del fuego para el desbroce de las tierras y la caza es una práctica muy antigua en África. Hace 2 500 años Hanon, rey de Cartago, mientras se hallaba en viaje hacia el Golfo de Guinea, describió los incendios que vio a lo largo de la costa de la siguiente manera: “estábamos navegando al lado de un país abrasador lleno de olores, donde arroyos de llamas se derramaban en el océano”.

Puesto que los animales salvajes abundaban en aquel entonces, la descripción hace pensar que los incendios forestales se provocaban más para el desbroce de los terrenos que para la caza. En los sistemas agrícolas y pastorales tradicionales el fuego era, y aún es, comúnmente utilizado.

Mientras que el clima se mantuvo “normal”, en general el índice de degradación se mantuvo bajo. Sin embargo las sequías y la disminución de las precipitaciones han acelerado este proceso.

Aunque los incendios forestales son considerados como uno de los más importantes, si no el principal factor de degradación de los bosques y de las tierras, el modo de resolver el problema sigue siendo discutible, incluso dentro de un mismo país.

La eficacia de las políticas en materia de incendios forestales depende básicamente de cómo éstos afectan la vida cotidiana de las poblaciones rurales y, luego, de cómo se perciben esos efectos.

Causas y consecuencias de los incendios forestales

Ya sea que los incendios se verifiquen en las zonas secas como en las húmedas, en la región africana éstos raramente se deben a causas naturales. Los casos debidos a rayos o fermentación de la biomasa, documentados respectivamente por Lebrun (1947) y Sillans (1958), son bastante excepcionales. Las causas más comunes son las accidentales (Schmitz et al. registraron el 75% en Burkina Faso) y las intencionales.

Un incendio puede ser originado accidentalmente por los campesinos, al desbrozar matorrales o preparar su tierra para el cultivo, pastores o personas descuidadas. También pueden ser provocados intencionalmente para la caza, regeneración de pastos, seguridad o motivos religiosos.

Cualquiera sea la causa las poblaciones locales generalmente no están dispuestas a extinguir un incendio en curso a menos que sus vidas y pertenencias no se hallen amenazadas. M. Terrible (1984) llegó a la conclusión que este comportamiento es una consecuencia de las siguientes percepciones y creencias referentes a los bosques:

Los estudios realizados en Nigeria (J. Ramsey y R. Rose Innes, 1963) y en Côte d’Ivoire (A. Aubréville, 1936), entre otros, han demostrado que los incendios son menos perjudiciales para la vegetación leñosa y el suelo al comienzo de la estación seca, cuando el pasto aún no está totalmente seco. Los incendios provocados por las poblaciones locales generalmente pertenecen a dicha categoría, mientras que los incendios accidentales se verifican cuando el pasto está completamente seco. Las zonas sahelianas y sudanesas se caracterizan por una capa herbácea que puede ser continua y muy espesa al final de una buena temporada de lluvias. En estas condiciones los incendios son muy intensos, especialmente cuando son alimentados por el Harmattan (un viento caliente, muy seco).

Las zonas subhúmedas y húmedas se caracterizan por condiciones ecológicas que no son favorables para los incendios.

Comparación de parcelas de 28 años en Olokomeji (Nigeria)


Quema tardía

Quema anticipada

Protegida

Número

%

Número

%

Número

%

Número de troncos

98

-

163

-

433

-

Especies tolerantes al fuego

14

87,5

21

63,6

17

39,5

Especies sensibles al fuego

-

-

8

24,2

20

46,5

Especies exóticas

2

12,5

4

12,1

6

14,0

Número total de especies

16

100,0

33

99,9

43

100,0


2.1. Causas accidentales

Por lo general, los incendios provocados por los campesinos mientras desbrozan la tierra para el cultivo tienen lugar hacia finales de la estación seca, por esto no queman zonas muy vastas. En ese momento la capa herbácea es discontinua. Sin embargo, el efecto en la vegetación leñosa es muy dañino puesto que los árboles se hallan en el período más crítico de su ciclo anual.

2.2. Incendios provocados intencionadamente

Además de los incendios provocados para inducir nuevos brotes de pasto y para la caza, en Senegal, Malí y el Chad se ha documentado que cuando existen conflictos entre pastores, los campesinos pueden provocar incendios de matorrales para obligarlos a trasladarse a otras zonas.

Otros casos registrados por los forestales dignos de destacar son los incendios provocados:

2.3. Consecuencias

Los incendios forestales constituyen un medio importante de deforestación. Se ha calculado que durante los últimos 30 años las prácticas de corta y quema para el cultivo y los incendios forestales han destruido más de 120 millones de hectáreas del bosque tropical africano. Se ha documentado que en África occidental, especialmente en la zona de las sabanas, cada estación seca se quema más del 60% de la superficie forestal.

En las zonas semiáridas los frecuentes incendios de matorrales que ocurren a finales del período seco provocan cambios graduales en la composición de las especies de gramíneas, favoreciendo especies menos convenientes como Cenchrus biflorus.

Por lo general, en las zonas subhúmedas no hay una acumulación significativa de combustibles que favorezca intensos incendios. La vegetación leñosa y las gramíneas se hallan muy dispersas para poder secarse. Sin embargo, una serie de sequías, que se han verificado desde los años setenta, combinada con la corta excesiva han resultado en una mayor frecuencia de los incendios forestales en estas zonas.

Con el correr de los años los incendios queman la corteza de los árboles y afectan el tronco de modo que los árboles o se mueren o se caen. A menudo también la regeneración natural se contrarresta.

Este fenómeno acelera el proceso de deforestación y acaba destruyendo los hábitats de la vida silvestre.

Hay muchos documentos que atribuyen la pérdida del bosque tropical y las sabanas a los incendios. Como consecuencia, la fauna y flora silvestres, cuyos hábitats son destruidos periódicamente por los incendios forestales, y las especies intolerantes al fuego desaparecen afectando desfavorablemente a la diversidad biológica de las áreas quemadas.

Generalmente en las zonas semiáridas los ecosistemas son más tolerantes al fuego. Sin embargo, los incendios que se verifican a finales de la estación seca son destructivos para los árboles y los matorrales, excepto para las especies más resistentes al fuego, y pueden llevar progresivamente a cambios en la composición de las especies. En cambio, cuando los incendios tienen lugar a principios del período seco los efectos degradantes son limitados. El fuego puede estimular el crecimiento de nuevos pastos, la floración de algunas especies, la producción de goma, etc. En general, los arbustos con una baja capacidad de brotar son más tolerantes a los incendios que aquellos que poseen una elevada capacidad de retoño.

Además de sus efectos en los distintos ecosistemas, los incendios forestales originan una gran cantidad de daños a los sistemas de producción de las áreas rurales. Todos los años en África occidental se registran pérdidas de vidas, cultivos y viviendas. En las zonas pastorales las poblaciones están obligadas a trasladarse con su ganado a otras zonas después de que un incendio se propaga por sus pastos.

3. POLÍTICAS Y ACCIONES

Por lo general, las políticas acerca de los incendios forestales reflejan el impacto físico, las creencias sociales y los efectos económicos en las poblaciones locales.

Cuando el impacto físico es dramático y los efectos en los sistemas de producción rural (sobre todo en los pastizales) son destructivos, como en la zona saheliana-sudanesa, las políticas tienden a prevenir completamente los incendios. Cuando el impacto es menos dramático y los efectos generales se consideran positivos, las políticas aspiran al manejo del fuego más que a su prevención.

3.1. Políticas que aspiran a la prevención de incendios forestales

En África occidental las políticas que se proponen la prevención de los incendios forestales son una herencia que dejaron los forestales franceses. Estas políticas están dirigidas exclusivamente a las zonas saheliana y saheliana-sudanesa, y tienen como principal objetivo la salvaguarda de los pastizales. No obstante, a pesar de la legislación represiva que está la base de estas políticas, los incendios son siempre frecuentes y a finales de la estación seca sólo quedan pocas áreas sin quemar.

Puesto que al principio las costumbres y los conocimientos locales no fueron debidamente tomados en cuenta por el legislador, en general, la legislación forestal ha producido efectos negativos. Debido a la prohibición de la quema a principios de la estación seca ha habido un incremento en el número, intensidad y propagación de los incendios a finales de la misma. Es una creencia bastante general que el comportamiento actual de las poblaciones locales relativo a los incendios forestales es el resultado de esta legislación.

La experiencia obtenida en distintos campos ha demostrado que los incendios forestales no se pueden prevenir a largo plazo y que la prevención total puede acabar provocando más daños al bosque que el uso acertado del fuego como instrumento de ordenación.

Un experimento realizado cerca de Lubumbashi (República Democrática del Congo) ha mostrado que después de seis años de protección total de una parcela un incendio tardío destruyó el 72% de los fustes pertenecientes a la clase con circunferencia de 29 cm y el 25% de la clase con circunferencia de 90 cm.

En general, excepto en la zona saheliana, la quema anticipada ha sido autorizada y reglamentada posteriormente por la legislación.

Hasta mediados de los años ochenta el Senegal representaba un caso especial ya que casi toda la parte saheliana del país estaba cubierta por una red de cortafuegos. Entre los años cincuenta y principios de los setenta en la zona silvícola pastoral del norte se realizó esta red de unos 4 500 km. Al final de las estaciones de las lluvias se talaba la entera red con la utilización de perfiladoras niveladoras a motor. Esta red estaba bajo la protección de bomberos distribuidos por toda la zona y equipados con vehículos contraincendio y radios. Se organizaron comités locales compuestos por voluntarios para luchar contra los incendios en los territorios de todas las aldeas. Tal sistema de protección, a pesar de ser relativamente eficaz para excluir grandes incendios, en realidad no impidió que la zona quemara a cada estación seca. Otras partes sin cortafuegos, pero con bomberos equipados y comités locales bien distribuidos, tuvieron menos éxito en la extinción de los incendios que los obtenidos en la zona silvícola pastoral.

Además del sistema de protección arriba mencionado, las leyes acerca de los incendios de matorrales siempre han sido muy represivas.

La principal enseñanza extraída de la experiencia senegalesa es que la legislación, incluso cuando es sumamente represiva, no puede prevenir los incendios de matorrales.

En efecto, actualmente ya se sabe que en las zonas caracterizadas por una larga estación seca no se puede aplicar en modo eficaz una política que aspira a prevenir los incendios de matorrales. Por otro lado, en las regiones subhúmedas, estas medidas serían eficaces mientras que el pasto y los matorrales se mantienen poco densos.

Medidas para el manejo de los incendios forestales

Cortafuegos: a excepción de los bosques, parques, plantaciones y haciendas bajo ordenación, los cortafuegos se utilizan en modo extenso sólo en el Senegal.

Los cortafuegos pueden detener los incendios de matorrales sólo si el pasto es corto y no está soplando viento. La mayoría de las veces se utilizan para realizar contrafuegos auxiliares o como un camino cómodo para que los vehículos contraincendio lleguen al frente del fuego.

Debido a las dificultades económicas experimentadas por el país a partir de los años setenta, el costo del mantenimiento de la infraestructura se convirtió en una carga financiera que el servicio forestal no podía más sostener y que ningún otro socio estaba interesado en asumir. En realidad, esta situación ha agravado el problema, ya que en los cortafuegos que se dejaron sin mantenimiento la capa herbácea y los matorrales se volvieron más espesos, proporcionando una gran cantidad de combustible para los incendios.

En conclusión, si los cortafuegos son un instrumento útil para combatir los incendios de matorrales, pero el fardo de su mantenimiento es muy pesado, entonces parece ser más lógico limitarlos a las zonas donde son absolutamente necesarios para la conservación de la vegetación (es decir, haciendas, ecosistemas frágiles, etc.).

El uso de equipo pesado: el equipo pesado incluye vehículos contraincendio, camiones equipados con cisternas de agua, perfiladoras niveladoras a motor, redes de radio, etc. El uso de dicho equipo es más eficaz cuando se combina con los cortafuegos.

En África, con excepción del Senegal, este tipo de equipo se limita sobre todo a las áreas que se hallan bajo ordenación (haciendas, parques nacionales, bosques).

Son necesarios puntos de recolección de agua y bases técnicas bien distribuidas. Probablemente el costo de adquirir, manejar adecuadamente y mantener este tipo de equipo no se halla al alcance de la mayoría de países africanos.

Comités locales de lucha contra incendios: estos comités están organizados en las aldeas bajo el patrocinio de los servicios forestales o de proyectos de conservación forestal. Cuando estos comités están bien formados y equipados con instrumentos ligeros y se les proporciona seguimiento son bastante eficaces en el combate de los incendios en su territorio. A fin de estimular a sus miembros y recompensarlos de algún modo, se extendió el programa de alimentos por trabajo en algunas áreas para compensar el trabajo de dichos comités. Sin embargo, se registraron casos en que los mismos comités provocaron los incendios a fin de llamar la atención de los funcionarios sobre sus acciones y, a la larga, obtener recompensas en forma de alimentos.

El considerable incremento de los casos anuales de incendios provocados por las poblaciones locales para conseguir mayores raciones alimentarias convenció a las autoridades a terminar con dicho esquema.

Educación: recientemente una mejor compresión del origen y de las razones que están a la base de las prácticas tradicionales ha resultado en actitudes más tolerantes en lo relativo a los incendios forestales. Es por esto que el diálogo ha reemplazado la represión.

La mayor parte de los estudios y observaciones ha llevado a la conclusión que en todas las zonas el fuego es considerado tradicionalmente más como un instrumento de ordenación y un hecho normal que una fuerza destructiva. Se valora como fenómeno destructivo sólo cuando supera los límites dentro de los cuales sus efectos son considerados positivos.

Este cambio de opinión ha llevado a la puesta en marcha de programas educativos. Muchos de éstos integran técnicas modernas, como la estrategia de “comunicación multimedial” que implica la utilización de medios audio, visuales y textuales. Un estudio realizado en 1996 en Conakry, Guinea, por el Centro de vigilancia ecológica de Dakar ha demostrado claramente el impacto de la educación a través de las radios.

3.2. Políticas de manejo del fuego

Desde hace tiempo se sabe que las actividades humanas combinadas con los incendios dieron como resultado tipos de vegetación estépica y de sabana. Además, el fuego es considerado tradicionalmente un instrumento para el desbroce de las tierras para el cultivo y la ordenación de los pastos. La mayoría de los grupos étnicos lo consideran un fenómeno natural inevitable. Por lo tanto, en casi todos los países que se hallan en las zonas semiáridas y subhúmedas las políticas adoptadas aspiran principalmente al manejo del fuego para aprovechar su efecto positivo cuando necesario y reducir su efecto negativo donde los ecosistemas son sensibles a la quema.

Generalmente las especies de los bosques tropicales no son tolerantes al fuego. Un incendio que se propaga por todas las plantitas de vivero las destruye irremediablemente y la frecuencia anual del fenómeno acaba llevando a la destrucción del mismo bosque. Por otro lado, se ha observado que cambios importantes del medio ambiente originados por los incendios pueden resultar en una pérdida del aumento anual de los árboles.

Sobre la base de sus estudios en Côte d’Ivoire, J. Bertault (1985) afirma que en la masa forestal tropical casi un tercio de los troncos de pequeño diámetro se murió a causa de la propagación de incendios. Además, la estructura de la flora se modificó debido a las diferencias en la tolerancia al fuego que mostraron las especies inventariadas.

Entandrophragma cylindricum y Morus mesozygia, por ejemplo, eran más tolerantes al fuego que todas las demás especies. Por otro lado, la vida silvestre asociada con los hábitats del bosque tropical (Cephalophus sp, Philantomba sp) también está en peligro a causa de los incendios forestales.

Varios estudios (West, 1965) han comprobado que en los ecosistemas de los bosques tropicales y de las sabanas los incendios que se verifican a principios de la estación seca tienen un efecto limitado en la vegetación, mientras que los que ocurren más tarde implican efectos negativos para las gramíneas, los matorrales, los árboles y el suelo. Este dato ha hecho que los forestales y los guardabosques provoquen quemas controladas anticipadas para reducir los combustibles y prevenir los incendios tardíos perjudiciales.

Sin embargo, aunque en el pasado este método podía ser utilizado sin el gran peligro de que el fuego se escapara del control y causara daños en las áreas secas contiguas, actualmente los cambios en el clima y en la vegetación han originado una nueva realidad. Las precipitaciones irregulares crean más o menos grandes pedazos de zonas secas donde un incendio provocado en un área contigua puede producir los mismos efectos que un incendio tardío. Para hacer frente a esta situación, el período en el cual llevar a cabo la quema anticipada no debería ser establecido más por la legislación, sino que se debería decidir a nivel local.

Resultados de un experimento realizado por el Centro de vigilancia ecológica en Guinea

Este experimento ofrece grandes novedades debido a su carácter participativo y multidisciplinar. Se involucró a la población a través de reuniones en las aldeas dirigidas por profesionales de la comunicación. Durante estos encuentros se recogió la experiencia local sobre las técnicas de lucha contra los incendios, lo que permitió comprender las prácticas y los comportamientos relativos a los incendios forestales y adaptar el mensaje para divulgarlo a través de las radios locales.

Una de las principales ventajas de este enfoque es la posibilidad de reproducirlo en el contexto africano, donde las inversiones necesarias para poner en marcha una radio local son limitadas, gracias a los bajos costos de administración y a la participación espontánea de la población, muy distinto al enfoque administrativo clásico. Esta participación, favorecida por el enfoque sociológico adoptado, es una garantía de sostenibilidad puesto que es la misma población quien define y ejecuta las técnicas de combate contra los incendios.

En ciertas circunstancias, las estaciones de radio locales pueden ser un instrumento poderoso para encontrar una solución local contra la degradación de los recursos naturales. Por primera vez en África se adoptó un enfoque multidisciplinar para el manejo de los incendios forestales, y se llegó a una solución gracias a un intercambio directo y sincero entre las tres partes interesadas: la población, los ordenadores de los recursos nacionales y los profesionales de los medios de comunicación. Por último, se demostró la eficacia de una nueva tecnología, la telepercepción en la vigilancia y orientación de las medidas contra los incendios forestales, utilizada a nivel local.

Las principales enseñanzas extraídas esta experiencia se pueden resumir de la siguiente manera:

- la radio local representa un instrumento excelente para el manejo de los incendios forestales;

- la sinergia entre la población, los técnicos y los especialistas de los medios de comunicación es tanto necesaria como posible;

- la técnica de telepercepción puede utilizarse como instrumento para la vigilancia del medio ambiente y el control de los recursos.

Para que esta experiencia sea eficaz debería extenderse a otros países africanos. Los jóvenes y las mujeres son considerados los objetivos más receptivos.

El éxito de esta acción de investigación ofrece una perspectiva prometedora para un programa subregional.

Probablemente los incendios forestales son el problema más complejo que afrontan los comunicadores, las autoridades públicas y las personas encargadas del desarrollo. Algunos de los desafíos son: cómo explicar a los habitantes rurales la relación existente entre los incendios forestales y la larga distancia que ellos tienen que recorrer en búsqueda del agua; cómo convencerlos a reducir los fuegos rituales; cómo convertir a los cazadores, que no dudan en provocar un incendio de un centenar de hectáreas sólo para cazar un agouti, en amigos del medio ambiente.

Este experimento demostró que las radios locales pueden triunfar donde hasta la fecha políticos, forestales, agentes de extensión y policías han fracasado. Si bien con cierta dificultad, todos nosotros podemos aceptar que escuchar atentamente aquellos que conservan las tradiciones frecuentemente es la clave del éxito. En las tradiciones locales, cuando las personas están bien informadas, tienen la posibilidad de expresarse y escucharse recíprocamente (lo que la radio local puede ofrecer fácilmente), y raramente rechazan medidas innovadoras para su interés en el corto o largo plazo.


En las estepas de la zona saheliana, la capa herbácea está compuesta fundamentalmente de especies anuales que no se regeneran después de los incendios precoces. Puesto que la principal actividad rural es la ganadería, la meta de las políticas es prevenir también estos incendios que se verifican muy temprano. En el Senegal, para lograr este objetivo, se adoptaron medidas muy costosas y, por eso, muy difíciles de mantener. La gran red de cortafuegos de la zona silvícola pastoral no duró mucho tiempo después de que comenzaron las dificultades económicas del país. Todo el equipo para la extinción de los incendios no funciona y resulta obsoleto para poder eficaz.

Si las comunidades locales realmente aceptan este tipo de políticas, los medios para aplicarlas en modo eficaz se encuentran fuera de su alcance. Por lo tanto, se deberían buscar medidas alternativas.

4. ENSEÑANZAS EXTRAIDAS DE LA EXPERIENCIA

Puesto que los incendios son sumamente destructivos y afectan negativamente a la vida de los hombres y de los animales, incluso cuando se verifican a principios de la estación seca, deberían ser evitados totalmente en la zona saheliana.

Los incendios deberían suprimirse completamente también en los bosques tropicales, donde pueden originar una degradación irreversible de los ecosistemas.

En otras partes la quema anticipada, periódica y controlada, debería utilizarse en modo extenso como instrumento para combatir los incendios forestales.

Los programas educativos adecuados, que involucran a las comunidades locales y técnicos que utilizan estrategias de comunicación multimedia, pueden dar como resultado contribuciones interactivas más cooperativas de la población rural.

La legislación represiva no sirve a impedir que la población provoque incendios forestales.

5. CONCLUSIÓN

A pesar de la falta de estudios y estadísticas recientes acerca de la extensión de los incendios forestales en África, en general se reconoce que su contribución en la degradación forestal es mayor que nunca. Sin embargo, la consideración que actualmente se concede a los aspectos sociales y ecológicos de la conservación forestal ha influenciado las políticas que conciernen directa o indirectamente a los incendios forestales. En ese sentido, hoy las políticas deberían integrar los distintos aspectos considerados fundamentales para el desarrollo sostenible.

BIBLIOGRAFÍA

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West O. (1965) Fire in vegetation and its use in pasture management with special reference to tropical and subtropical Africa. Oficinas de Agricultura del Commonwealth, Bucks. 52 pp.


[16] Servicio Forestal, Dakar, Senegal.

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