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Los árboles fuera del bosque: El caso de la India

Devendra Pandey
Antiguo Director de Forest Survey of India
Consultor en el Centro para la investigación forestal internacional,
Bogor, Indonesia.


Foto 51. Utilización agroforestal de los suelos en las Montañas Medias del Himalaya indio: las terrazas se pueden regar. (© Hofer/FAO)

Contexto

La India es el séptimo país mayor del mundo y uno de los más poblados; su superficie es de 328.720.000 hectáreas. Su población, con el 74 por ciento rural, se estimaba en 1997 en 995 millones de habitantes, o sea una densidad de 290 habitantes por kilómetro cuadrado. Las tierras agrícolas, los bosques y las sabanas ocupan respectivamente el 43, el 19,4 y el 1,6 por ciento del territorio, la arboricultura y las superficies arboladas el 1 por ciento, los pastizales el 3,7 por ciento y los establecimientos humanos el 6,7 por ciento (FSI, 2000 a). De 1951 a 1999, en el marco de los planes de desarrollo, se ha plantado el 9,8 por ciento de la superficie del país, principalmente con árboles fuera del bosque.

Con una tasa de crecimiento demográfico del 1,58 por ciento anual (World Factbook, 2000), la demanda alimentaria está en constante aumento. La agricultura extiende su influencia sobre los bosques, y el ganado, que aumenta sin cesar, invade las zonas forestales. A partir de 1980, año en el que se implantó la silvicultura social, se han plantado muchos árboles, de los que el 35 al 40 por ciento lo han sido en tierras no forestales, privadas, comunales o de los pueblos. Gracias a los esfuerzos estatales, las carreteras, las vías de ferrocarril, los canales y los estanques, han sido bordeados de árboles. Más del 70 por ciento de las plantaciones son árboles fuera del bosque (FSI, 2000b).

Las estructuras encargadas de las cuestiones de utilización de las tierras y de plantaciones leñosas han olvidado durante mucho tiempo los árboles fuera del bosque. Poco a poco se han ido interesando por el papel de los árboles fuera del bosque, crucial para las poblaciones rurales. En 1991, la encuesta forestal de la India (Forest Survey of India: FSI), responsable de los inventarios de la cubierta forestal, ha emprendido un proceso de evaluación de los árboles fuera del bosque y ha comenzado su actuación por los Estados de Kerala y Haryana.

Concepto

En la India, el término árbol fuera del bosque, que tiene una fuerte connotación de silvicultura social, no es una denominación corrientemente utilizada. El Instituto de investigación forestal de Kerala (KFRI: Kerala Forest Research Institute) ha utilizado dos denominaciones para su encuesta sobre los árboles fuera del bosque: los árboles de explotaciones agrícolas (homesteads) y los árboles de haciendas (estates). La primera incluye los árboles sobre tierras y espacios habitados, y la segunda, las plantaciones de caucho, cardamomo, café y té (Krishnakutty, 1990).

El FSI, dependiente del Ministerio de Medio Ambiente y Bosques, ha creado el término "zonas no forestales (rurales)" para designar a los árboles fuera del bosque. Esta denominación incluye todas las zonas que no son los bosques protegidos o reservados, a título oficial o tradicional, y excluye las zonas habitadas. Estas zonas no forestales se clasifican en ocho categorías, a saber: i) árboles a lo largo de los límites de los campos agrícolas y en parcelas que no sobrepasan 0,1 hectárea (silvicultura social); ii) árboles naturales o plantados en tierras comunitarias o privadas (lotes arbolados de aldeas); iii) árboles en plantaciones compactas de más de 0,1 hectárea; iv) árboles plantados en estanques o alrededor de ellos; v) árboles plantados a lo largo de las carreteras; vi) árboles plantados a lo largo de las vías de ferrocarril; vii) árboles plantados a lo largo de los canales; y viii) otros árboles (que no entran en ninguna de las clases anteriores, incluidos los campos agrícolas).

Los Estados que han realizado balances de situación de los recursos leñosos (estudio de la producción y consumo de madera: bosques más árboles fuera del bosque) han recurrido a términos tales como árboles sobre tierras no forestales o árboles sobre tierras privadas.

Evolución e importancia

La conservación y la protección de los bosques naturales son objeto de una atención cada vez mayor. Durante los años 70, se extraían de los bosques 12 a 14 millones de metros cúbicos de madera (anónimo, 1976); hoy se extraen solamente 4 millones de metros cúbicos (ICFRE, 1999). Las zonas no forestales privadas proporcionan aproximadamente el 80 por ciento de la producción total de madera, y las zonas forestales producen el 49 por ciento de la madera para energía. Esta última cifra se estima a veces al alza (Natarajan, 1996; Saxena, 1997; Agarwal, 1998).

Las estructuras gubernamentales han realizado muchas plantaciones forestales para estabilizar las dunas, luchar contra la erosión a lo largo de las costas marítimas y de los ríos, recuperar las zonas afectadas por los torrentes e instalar cortavientos. Igualmente, han hecho plantar árboles a lo largo de las calles, para dar sombra y servir de abrigo a los peatones, y en los parques con fines paisajísticos y estéticos.

Aunque los árboles fuera del bosque producen numerosos productos y servicios, su contribución a la economía local y nacional es con mucha frecuencia "invisible". Para las poblaciones rurales, este recurso arbóreo satisface las necesidades de madera de uso doméstico, madera de costrucción y leña, proporciona frutos, forrajes y sombra y es fuente de ingresos. Ciertos bosquetes son sagrados y son lugares de culto que pueden estar plantados, pero la mayoría de las veces son vestigios de bosques naturales. Su diversidad biológica es considerable.

La mayoría de los árboles frutales están instalados en pequeños huertos privados. Al final de su vida productiva, se utiliza la madera para construcción o como leña. Mangifera indica (mango), famoso por su fruto, ocupa alrededor de un millón de hectáreas (Ministry of Agriculture, 2000), y es la especie nativa más importante. Con superficies menores, se pueden citar como otros frutales nativos con usos múltiples: Artocarpus heterophylla (árbol del pan), Tamarindus indica (tamarindo) y Madhuca indica. Las plantaciones de anacardos, 0,53 millones de hectáreas, se encuentran principalmente en las zonas costeras. Como especies frutales domesticadas, se señalan especialmente los manzanos limitados a las tierras altas del país: con 187.200 hectáreas; los guayabos, con 102.500 hectáreas, y los cítricos, con 349.000 hectáreas (Ministry of Agriculture). A todas estas plantaciones se añaden las de heveas y cocoteros, con 0,55 millones y 1,8 millones de hectáreas respectivamente, y también las palmeras de aceite; la mayoría de estas plantaciones son privadas.

Aspectos institucionales y gestión

La legislación sobre los recursos leñosos difiere de un Estado a otro, dado que la gran mayoría de los bosques naturales pertenecen a los Estados. De modo general, la reglamentación sobre la tala y transporte de árboles de tierras privadas ha tenido en el pasado efectos negativos en las plantaciones arbóreas. En efecto, las normas sobre propiedad estipulaban que estaba prohibido el cambio de destino de las tierras, por lo que indirectamente, y como consecuencia de ello, se han limitado las plantaciones (Hedge, 1991). Actualmente, en varios Estados, se observa una simplificación de las normas sobre plantaciones privadas. Sin embargo, hay que lamentar que raramente se tratan las modalidades de comercialización de los productos leñosos de zonas no forestales (Saxena, 1991).

Las plantaciones de árboles fuera del bosque no son objeto de ninguna promoción especial. No obstante, la política forestal nacional (Ministry of Environment and Forests, 1998) insiste en que las industrias de la madera sólo dependan de sí mismas para obtener la materia prima leñosa necesaria para su actividad; estas industrias pueden aprovisionarse de los particulares que practican la agrosilvicultura, a condición de que no vaya en perjuicio de la producción alimentaria.


Foto 52. Setos dispersos en un paisaje de agricultura de montaña en la India. (© Hofer/FAO)

Los agricultores han aprovechado el saber tradicional para seleccionar, plantar y gestionar los árboles frutales y otras especies útiles, que en otro tiempo se plantaban con mesura en las explotaciones agrícolas y al borde de los campos. Con el desarrollo de la silvicultura social a principios de los años 80, la elección de las especies ha dependido de la disponibilidad de plantas en los viveros gubernamentales. Algunos agricultores sagaces han aprendido el arte de cultivar los árboles que tienen una buena rentabilidad económica.

Recientemente, se ha dado cierto interés, aunque limitado, a la plantación de materiales de calidad genética superior. Los centros de ciencias forestales (Van Vigyan Kendra), que funcionan con ayuda del gobierno y de organizaciones no gubernamentales, han desempeñado un importante papel para despertar este interés, y los institutos de investigación forestal han contribuido al desarrollo de tecnologías en este campo. En los años 1994 y 1995, algunos organismos privados han propuesto la producción de semillas clonadas para incrementar la productividad de las plantaciones. Actualmente, los viveros del departamento de bosques y los viveros rurales (Kisan/farmers nurseries) producen semillas clonadas de eucalipto, álamo y teca, ya que los agricultores están dispuestos a pagar cinco a seis veces más que por las semillas ordinarias. Cabe esperar que en el futuro la producción de semillas de alta calidad se mejore y se amplíe a un mayor número de especies.

Evaluación y planificación

Los organismos gubernamentales encargados del registro de utilización de tierras (Revenue Departments) tienen al día, en la medida de lo posible, la lista de las especies arbóreas en las zonas no forestales; ésta es a veces incompleta y está poco actualizada. El Departamento de horticultura facilita las informaciones sobre las especies arbóreas frutales, y el Consejo responsable del caucho (Rubber Board) las de las plantaciones de hevea, basándose en los registros de los plantadores privados. Todas estas informaciones tienen un carácter cuantitativo y son poco significativas en cuanto a la gestión de los árboles fuera del bosque.

La falta de percepción del alcance comercial de los árboles fuera del bosque ha frenado los estudios relativos a los aspectos productivos de este recurso. Hasta 1990 no se había realizado ninguna investigación sobre el desarrollo y producción de algunas especies (eucaliptos y álamos). Esta investigación ha demostrado que la tasa de crecimiento de los árboles de los sistemas agroforestales es más rápida que la de los árboles plantados en zonas forestales (Dwivedi et al., 1990).

En los años 80, numerosos Estados han iniciado proyectos de silvicultura comunitaria, habiéndose sentido entonces la necesidad de inventariar los árboles fuera del bosque. El balance de situación de los recursos leñosos se ha integrado en el FSI. La producción de madera de los árboles fuera del bosque se había estimado basándose en los conocimientos locales y utilizando fotografías aéreas, o bien se había ignorado porque se consideraba insignificante. Además, esta estadística de informaciones se hacía en poco tiempo y con una metodología bastante imprecisa.

En 1988-1989, los árboles fuera del bosque se evaluaron por primera vez de forma sistemática, siguiendo procedimientos de muestreo que tenían en cuenta las limitaciones de tiempo y presupuesto. El KFRI ha realizado este inventario en el Estado de Kerala. En 1991, el FSI, comprendiendo la importancia de los árboles fuera del bosque para madera de construcción y leña, efectuó una evaluación a escala nacional. A partir de 1999, se ha acelerado el ritmo de los inventarios. Actualmente, las cuatro oficinas regionales del FSI trabajan únicamente en el inventario de los árboles fuera del bosque. Se ha modificado la metodología con el fin de reducir la magnitud de los trabajos de campo. Sólo el FSI evalúa los árboles fuera del bosque.

Para realizar la investigación en las pequeñas explotaciones agrícolas (homesteads), el KFRI ha elaborado un muestreo en tres fases. En primer lugar, se ha estratificado el Estado en función de la utilización agrícola de las tierras y de la densidad de población. En cada estrato, los pueblos representaban el primer nivel del muestreo (unidades primarias). En un grupo de familias, que constituían las unidades secundarias, se seleccionaron al azar algunas de ellas (unidades terciarias) basándose en el criterio de propiedad (dry land holdings). En las explotaciones elegidas, se contaron y midieron todos los árboles. En las grandes fincas o haciendas (estates), se estimó el volumen en pie a partir de datos colaterales.

El FSI ha adoptado un muestreo aleatorio estratificado en el que el distrito, o el grupo de distritos de un Estado, se considera como estrato y los pueblos como unidades de sondeo. En los pueblos seleccionados, se han contado y medido todos los árboles en pie de más de 10 cm. de diámetro. En algunos Estados, este umbral se ha reducido a 5 cm. En el estado de Haryana, se han considerado 219 pueblos entre 7.000 y el inventario se ha realizado en cuatro años. Con el fin de acelerar el proceso, se han introducido modificaciones a partir de 1999. Actualmente, el porcentaje de árboles contados y medidos se establece en función del número total de árboles existentes; este porcentaje es el 50, 25 ó 10 por ciento calculado sobre un número de árboles que exceda respectivamente de 2.000, 5.000 ó 10.000.

Inventario de los árboles fuera del bosque de los Estados de Kerala y Haryana

La metodología del FSI, expuesta anteriormente, se ha utilizado en varios Estados, entre los cuales los de Kerala y Haryana, tienen un nivel económico superior a la mayoría. En cambio, son muy diferentes uno del otro desde el punto de vista social y climatológico. Kerala, el Estado más densamente poblado de todo el país, está situado al sur y abierto al mar, y su clima es húmedo. Haryana, localizado al norte de la India, tiene un clima seco.

En Kerala, el número total de árboles de las explotaciones agrícolas (honesteads), exceptuadas las plantaciones de heveas y palmeras distintas de los cocoteros, se ha estimado en 442 millones, con una media de 113 árboles por hectárea. Para los cocoteros, esta cifra es un 21 por ciento más elevada. El material en pie se ha evaluado en 104 millones de metros cúbicos, con una media de 26,6 m3 por hectárea. Dentro de este volumen, los cocoteros, los árboles del pan, los mangos y los anacardos, que son las especies más numerosas, representan respectivamente el 33, 15, 11 y 12 por ciento. Además, aproximadamente el 50 por ciento del volumen provenía de árboles de 20 a 30 cm. de diámetro, incluidas corteza y ramas, teniendo en cuenta que el diámetro mínimo considerado era de 10 cm. El volumen comercial procedente de troncos de 20 cm. en adelante constituye sólo el 27,4 por ciento del volumen en pie (Krishnakutty, 1990).

La producción total anual de madera se ha estimado en 14,6 millones de metros cúbicos, de los cuales el 83 por ciento se genera en explotaciones agrícolas, el 10 por ciento en haciendas (estates) y solamente el 7 por ciento en los bosques; estos últimos cubren el 26 por ciento de la superficie de Kerala. En cuanto a especies, solamente 10 constituyen por sí solas el 85 por ciento del volumen (FSI, 2000). Los árboles fuera del bosque satisfacen un 90 por ciento de las necesidades de madera para energía, cuyo 70 por ciento corresponde a material leñoso y no leñoso de los cocoteros. Éstos, como muchos otros árboles de uso múltiple, son apreciados tanto por los beneficios relacionados con los ingresos que aporta este negocio agrícola, como por el recurso en sí mismo. Un cocotero, desde la edad de 6 años hasta más de 60 años, produce cocos sin intermitencia, así como una biomasa procedente de las hojas, fibras, cáscaras y otros elementos.

En el Estado de Haryana, el 80 por ciento de la superficie está ocupado por los cultivos, y sólo el 2,2 por ciento por bosques (FSI, 2000). El número total de árboles en las zonas no forestales (rurales) se ha estimado en 55 millones, con una media de 13 árboles por hectárea. Los de Acacia nilotica sos los más numerosos: 25 por ciento del total. El material leñoso en pie (diámetro de 10 cm. en adelante) de todas las zonas rurales se ha evaluado en 10,34 millones de metros cúbicos, con una media de 2,43 m3 por hectárea. Aunque el número de árboles de las clases diamétricas más bajas es elevado (62,7 por ciento del total), el volumen en cambio se distribuye equitativamente entre cada clase; 23,6 por ciento de 10 a 20 cm., 25 por ciento de 20 a 30 cm., 28,4 por ciento de 30 a 40 cm. y 23 por ciento de 40 cm. en adelante. El volumen en pie está constituido principalmente por Eucalyptus spp. (21,6 por ciento), Acacia nilotica (21,2 por ciento), Prosopis spp. (17,4 por ciento) y Dalbergia sissoo (12,5 por ciento).

La silvicultura social, cada vez más practicada, proporciona el 41,2 por ciento del volumen en pie, y las parcelas boscosas de los pueblos contribuyen con el 24 por ciento. Las alineaciones a lo largo de las carreteras y canales son frecuentes y representan respectivamente el 13 y el 9,6 por ciento del volumen total (FSI, 2000). El Estado de Haryana tiene excedentes de leña y pulpa, cuya mayor parte proviene de los árboles fuera del bosque (Anónimo, 1996).

Los resultados de estos dos Estados son buenos indicadores de la importancia en el país de los árboles fuera del bosque. Un amplio abanico de factores condiciona la distribución de las especies, los tipos de plantación y la superficie; no obstante, el clima, la asignación de las tierras y las condiciones socioeconómicas son los factores más destacados.

Conclusiones

La presión sobre los recursos naturales será cada vez más fuerte debido a la evolución demográfica. La silvicultura social ha sido adoptada muy rápidamente por las poblaciones y la importancia de los árboles fuera del bosque es cada vez mayor. Es indispensable, por tanto, el fomento de los árboles fuera del bosque, lo que dependerá de la existencia de una política agroforestal sólida que integre los sectores agrícola, forestal y rural, se ocupe de los mecanismos de mercado y simplifique las normas de la propiedad.

Esta política alcanzará su plena dimensión si se aumenta la productividad de los árboles fuera del bosque, preservando al mismo tiempo la producción agrícola, lo que supone encontrar las mejores asociaciones posibles entre las especies arbóreas y los cultivos. La normalización de las metodologías de evaluación de los árboles fuera del bosque, que combine la teledetección y los levantamientos de campo, es tan indispensable como la establecida para los inventarios forestales (Pandey, 2000). Hay que fomentar el intercambio de las experiencias adquiridas a nivel regional en cuanto a la evaluación de los árboles fuera del bosque, ya sea en Pakistán, Bangladesh o Sri Lanka.

Bibliografía

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