Página precedenteIndicePágina siguiente

Mejora de la agricultura de secano

El aumento de la productividad de la agricultura de secano, que suministra globalmente alrededor del 60 por ciento de los alimentos, tendría un impacto significativo en la producción mundial de alimentos. Sin embargo, el potencial para mejorar la productividad depende mucho de la distribución de las lluvias. En áreas secas, la captación y almacenamiento de agua de lluvia puede reducir los riesgos y aumentar los rendimientos de los cultivos.

Formas de gestión en condiciones áridas

Existen varios métodos de captación y almacenamiento del agua, como muestra el diagrama inferior: en una parcela, mediante microestructuras que llevan el agua a plantas específicas o a líneas de plantas (conservación de agua in situ); captando el agua y conduciéndola desde la cuenca de captación a la parcela con cultivos (riego de inundación); y captando agua exterior desde la cuenca y almacenándola en embalses, lagunas y otras estructuras para su uso durante los períodos secos (regulación para riego suplementario).

Efectos de subsolado en experimentos en la República Unida de Tanzania

Los rendimientos del maíz aumentaron desde menos de una a más de 4,8 toneladas por hectárea por el subsolado con lluvias adecuadas y fertilizantes.

Trabajos realizados en Burkina Faso, Kenia, Niger, Sudán y la República Unida de Tanzania han mostrado que la captación de agua de lluvia puede incrementar los rendimientos de los cultivos de dos a tres veces respecto a la agricultura de secano convencional. Además, la captación de agua de lluvia tiene beneficios dobles o triples: no sólo suministra más agua al cultivo sino también recarga el agua subterránea y ayuda a reducir la erosión del suelo.

En la agricultura de secano es esencial el control de riesgos. Cuanto mayor es el riesgo de pérdida de cosecha debido a las sequías y a períodos secos de corta duración, menor es la posibilidad de que los agricultores inviertan en insumos tales como fertilizantes, variedades mejoradas y control fitosanitario. La conservación del agua y del suelo in situ contribuye relativamente poco a la reducción de los riesgos de la agricultura de secano. Para reducir significativamente los riesgos debe introducirse el riego por inundación, con la opción del riego suplementario. Desdichadamente, las tecnologías que reducen el riesgo generalmente son más caras y requieren mayores conocimientos.

Conservación de agua in situ

En las zonas secas, el mal manejo de las tierras puede reducir significativamente la productividad de los cultivos, incluso más de una tonelada por hectárea. Una de las razones es que la degradación de las tierras afecta a la superficie del suelo, dando lugar a la formación de costras y a otros fenómenos que impiden la infiltración del agua de lluvia. Entonces, la mayor parte de la lluvia escurre sobre la superficie del terreno, fluye en cursos que llevan agua cargada de limo y produce una erosión grave con la formación de cárcavas. Los cultivos se benefician muy poco.

Frecuentemente, una de las principales causas es el volteo del suelo, a mano, con tracción animal o con un tractor. El suelo queda expuesto y es susceptible tanto a la erosión hídrica como a la eólica. Las técnicas de labranza desarrolladas en las zonas templadas, con sus lluvias moderadas y vientos suaves, son suficientemente inofensivas, pero generalmente se adaptan muy mal a los climas y a los suelos tropicales.

La productividad de los cultivos puede mejorarse y la erosión reducirse mediante métodos de labranza alternativos, tales como voltear el suelo sólo a lo largo de las líneas de plantas, el laboreo profundo para romper las costras superficiales, la construcción de camellones altos adaptados a las curvas de nivel, la siembra de cultivos en pequeñas cubetas, y construyendo alcorques alrededor de árboles y arbustos. Todo ello permite aprovechar mucho más eficazmente la lluvia que es limitada. Por ejemplo, experiencias realizadas en la República Unida de Tanzania han mostrado que en un año con buenas lluvias y con aplicación de estiércol, la rotura de la suela de labor incrementó el rendimiento del maíz de 1,8 a 4,8 toneladas por hectárea. En Damergou, Niger, con arados especiales se construyeron en menos de un mes pequeños bancales y surcos según curvas de nivel en 310 hectáreas. El costo por hectárea fue de 90 dólares EE.UU. Con una precipitación anual de solamente 360 mm el rendimiento medio de sorgo fue 2 toneladas/hectárea.

Riego por inundación

En las regiones áridas y semiáridas se necesita hacer mucho más para superar los efectos de los períodos secos que anualmente ocurren. Aunque estos períodos de sequía a menudo duran menos de tres semanas, si ocurren durante los períodos críticos del cultivo -tales como la floración o el llenado del grano- ocasionan pérdidas importantes en los rendimientos de los cultivos.

La mejor manera de enfrentar este problema es captar el agua de lluvia de las áreas vecinas y conducirla al suelo cultivado. El agua puede ser almacenada en la zona radicular por períodos considerables, al menos para soportar un período de sequía de tres semanas, siempre y cuando se haya asegurado que la infiltración es adecuada. Los métodos para derivar agua desde el área de captación hacia los cultivos incluyen la construcción de acequias de derivación, inundar las parcelas con el agua de las ramblas en períodos de crecida, conducir la escorrentía mediante pequeños diques (un sistema usado con gran eficacia por los antiguos habitantes del desierto del Negev) e incluso captar la escorrentía de carreteras y caminos conduciéndola hacia los cultivos.

Almacenamiento para riego suplementario

Finalmente, existen métodos para almacenar la escorrentía de períodos lluviosos para utilizarla durante períodos secos; en China, India, el África subsahariana y en otras muchas zonas se usan estanques, balsas, cisternas y presas de tierra para el riego suplementario. Aunque estas obras son más costosas y los agricultores que las construyen necesitan ciertos conocimientos, tienen la ventaja de reducir significativamente las pérdidas de rendimiento, o incluso de toda la cosecha, que frecuentemente ocasionan las sequías.

El valle de Keita, Niger

Controlando la degradación de las tierras mediante la fijación de dunas en el valle de Keita, Niger

En cinco años, la gente del valle de Keita en Niger, con la ayuda de un proyecto integral de desarrollo financiado por Italia, transformó cerca de 5 000 kilómetros cuadrados de tierras estériles y no productivas en una zona floreciente para cultivos, ganado y árboles. La participación de la gente fue de suma importancia para el éxito del proyecto, que se benefició de más de 4 millones de horas de trabajo de hombres y mujeres, plantando árboles, excavando pozos, contruyendo vertederos y represando ríos, contruyendo terrazas y camellones, realizando laboreo profundo y levantando cercos para dunas.

El proyecto capacitó y ayudó a los pobladores a contruir escuelas nuevas, caminos, centros comunales, clínicas y molinos. Se han introducido nuevas habilidades en la comunidad, incluyendo cultivos comerciales, artesanías y procesamiento de productos agrícolas. Miles de personas participaron en grupos de trabajo y cientos han sido capacitadas para manejarlos.


En áreas marginales de secano la agricultura a pequeña escala puede ser productiva si se dispone de riego suplementario para superar sequías de corta duración, que son críticas al cultivo y reducen la productividad considerablemente. La producción agrícola puede aumentar considerablemente si existen métodos económicamente efectivos para almacenar agua antes de las etapas críticas del cultivo y aplicarla en estos períodos cuando las lluvias escasean.

Página precedenteIndicePágina siguiente