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Para que los agricultores aumenten la producción de alimentos y la seguridad alimentaria, es preciso mejorar su acceso a los sistemas de apoyo, tales como el crédito, la tecnología, la extensión y la educación agrícolas. Los pequeños agricultores y aquellos de escasos recursos, tanto hombres como mujeres, a menudo se ven aislados de estos sistemas esenciales de apoyo. A pesar de su enorme potencial y del papel crucial que tienen en el sector agrícola, las mujeres en particular no tienen acceso como deberían a los insumos de producción y a los servicios básicos.

Esta tendencia confirma la urgencia de tomar medidas para reforzar el acceso de los pequeños agricultores, principalmente de las mujeres, a los factores de producción, sobre todo considerando que, en todo el mundo, el entorno laboral de las organizaciones de desarrollo está cambiando como consecuencia de la liberalización de la economía y de la reducción del papel del Estado. Los sistemas nacionales de extensión también se están modificando y a menudo deben efectuar ajustes internos y/o externos. Por consiguiente, resulta importante prestar especial atención para que estos ajustes no se hagan en detrimento de los pequeños agricultores y agricultoras. Por ejemplo, la experiencia concreta de campo de la FAO durante el último decenio ha demostrado la necesidad de mejorar la planificación estratégica de los programas de extensión, orientándolos según las necesidades de los hombres y las mujeres y con un enfoque participativo.

El acceso de las mujeres a los sistemas de apoyo también se ve fuertemente limitado por la poca disponibilidad de tiempo y energía que tienen a causa de la enorme carga de trabajo que realizan en la esfera productiva -el trabajo en los campos-, reproductiva -la crianza de los niños, la cocina y los quehaceres domésticos- y comunitaria.

Servicios financieros y comerciales rurales

Para mejorar la producción, los agricultores necesitan tener acceso al capital financiero. La compra de insumos agrícolas a menudo requiere préstamos a corto plazo que podrán ser reembolsados después de la cosecha. Asimismo, la incorporación de mejoras sustanciales o la compra de nueva tecnología necesaria para aumentar los rendimientos resultan imposibles si no se tiene acceso a créditos a largo plazo.

Con frecuencia los pequeños agricultores, en particular las mujeres, encuentran dificultades para obtener créditos como consecuencia directa de la falta de derechos sobre la tierra y de los obstáculos que enfrentan para participar en los proyectos de desarrollo y los programas de extensión y para afiliarse a las organizaciones campesinas, las cuales sirven para obtener préstamos o información sobre el crédito. Se estima que en distintos países de África subsahariana, región en donde el número de mujeres y de hombres agricultores es aproximadamente igual, las agricultoras reciben apenas el 10 por ciento de los préstamos ofrecidos a los pequeños agricultores y menos del uno por ciento de la totalidad de los créditos asignados al sector agrícola.

La concesión de créditos puede mejorar mediante la creación de instituciones de microfinanzas en las áreas rurales y la reorientación del sistema bancario, con el fin de satisfacer las necesidades de los pequeños agricultores, especialmente de las mujeres. El Banco Grameen, en Bangladesh, pionero en sistemas de microcrédito, actualmente brinda servicios a más de dos millones de personas. El Banco pone el énfasis en la concesión de préstamos a las mujeres y la experiencia demuestra que ellas suelen ser más confiables y puntuales que los hombres.

«Un programa que asoció el crédito y la educación nutricional para las mujeres logró aumentar significativamente los ingresos de las participantes y el nivel de nutrición de sus hijos.»

El acceso limitado de los pequeños productores a los servicios de comercialización, o la inexistencia de éstos, complica la venta de los productos. Aquí también las mujeres se enfrentan con particulares problemas, porque las infraestructuras y organizaciones de comercialización raramente están preparadas para ocuparse de la producción en pequeña escala o para los tipos de cultivos de los cuales se encargan las mujeres. En todo el mundo, las mujeres rurales trabajan activamente como vendedoras ambulantes y comerciantes. A pesar de ello, han sido pocas las iniciativas encaminadas a apoyar este sector económico vital. Incluso en los países donde las mujeres tienen un papel preponderante en el comercio, rara vez se les da la posibilidad de participar plenamente en las instituciones que ofrecen servicios de comercialización, en virtud de su analfabetismo o por tener un estatus jurídico inferior.

Acciones planificadas

Los compromisos de las distintas direcciones de la FAO relativos al Plan de acción se orientan a mejorar la igualdad de acceso a los sistemas de apoyo a la agricultura, en particular en lo concerniente a los mercados, el crédito, la tecnología, la extensión y la capacitación.

Servicios financieros y comerciales rurales

  • Establecer las metas de la producción, elaboración y comercialización de los animales de ciclo breve (de los cuales a menudo son responsables las mujeres) en el programa Contribución del ganado a la mitigación de la pobreza, para incrementar las posibilidades de mejorar los ingresos de las agricultoras.
  • Elaborar directrices y material de capacitación sensibles a las cuestiones de género para mejorar las capacidades de gestión comercial de los agricultores, tanto mujeres como hombres.
  • Recopilar datos desglosados por sexo sobre la clientela a la que prestan servicio las instituciones financieras en las áreas rurales y registrar la información en la base de datos de AgriBank-Stat.
  • Producir y difundir material de información para promover la participación equitativa de las mujeres y los hombres en nuevas empresas, así como el acceso igualitario a los servicios de apoyo.

Organizaciones rurales

  • Desarollar un mecanismo de transferencia de tecnología involucrando a asociaciones profesionales de agricultoras y redes nacionales de investigación y extensión agrícolas, con el fin de mejorar los sistemas de cultivo para que la producción aumente y sea sostenible.
  • Promover una mayor participación de las mujeres como miembros, inversionistas, encargadas de la toma de decisiones y usuarias de los servicios de las instituciones rurales.
  • Preparar materiales de capacitación que tengan en cuenta el género sobre un amplio conjunto de temas relacionados con el fortalecimiento de la capacidad institucional, pequeñas empresas y cooperativas, reestructuración de los servicios de desarrollo, descentralización y modificación de las plantillas, etc., así como promover la participación de las mujeres en las actividades de capacitación.

Investigación y tecnología agrícola

  • Centrar la transferencia de tecnología en actividades generadoras de ingresos encuadradas en el área de la horticultura y de la producción lechera de los pequeños productores, sectores por lo general dominados por las mujeres.
  • Tener en cuenta las limitaciones y oportunidades específicas de las mujeres y los hombres, al promover la aplicación de tecnología eficiente para diversificar las actividades agrícolas, introduciendo la acuicultura.
  • Promover el diseño y la implementación de sistemas dendroenergéticos sostenibles, así como el uso sostenible de productos forestales no madereros y el aumento de los conocimientos sobre la gestión de la bioenergía.
  • Orientar las iniciativas de transferencia de tecnología hacia las agricultoras mujeres y los jóvenes agricultores.

Educación y extensión agrícola

  • Orientar los sistemas de extensión para que tengan en cuenta la disponibilidad de recursos y de tiempo de las mujeres rurales y se concentren específicamente en sus necesidades.
  • Desarrollar programas de extensión y capacitación para asegurar, en el marco del Programa especial para la seguridad alimentaria, una distribución equitativa en los beneficios y la participación de las agricultoras y los agricultores.
  • Utilizar la tecnología de la información y la comunicación para mejorar el acceso de las mujeres y las jóvenes rurales a la educación y a la capacitación relativas al uso y la gestión sostenible de los recursos naturales.


Microcrédito y educación nutricional

Un estudio analizó el impacto de un programa de crédito y educación llevado a cabo por la ONG Freedom for Hunger, de los Estados Unidos de América.En varias aldeas de Ghana, las mujeres que participaron en el programa utilizaron el microcrédito para emprender actividades generadoras de ingresos, tales como la preparación y venta de aceite de palma, pescado y alimentos cocinados. Ellas lograron aumentar sus ingresos extra agrícolas en 36 dólares EE.UU. mensuales, el doble de las mujeres que no habían participado en el programa. A través del componente educacional del programa, las mujeres también adquirieron valiosos conocimientos sobre nutrición y las necesidades sanitarias de sus hijos.



Organizaciones rurales

Afiliarse a una cooperativa, una organización campesina, un sindicato u otra organización rural similar constituye una de las formas más efectivas mediante las cuales los hombres y las mujeres rurales pueden acceder a los recursos, tomar decisiones y contar con mayores oportunidades. Las cooperativas y las asociaciones de agricultores a menudo permiten a éstos compartir los costos y los beneficios de unos servicios a los que no podrían tener acceso por sí solos. Además, a través de estas organizaciones se puede obtener tecnología, información, capacitación y crédito. Igualmente, por lo general contribuyen a que la voz de los pequeños agricultores sea escuchada en los procesos locales y regionales de toma de decisiones. Por otro lado, la institucionalización de las actividades normales de elaboración, almacenamiento y comercialización de alimentos permite aumentar el intercambio y tener acceso a los mercados regionales y nacionales.

Formar parte de estas organizaciones puede resultar particularmente importante para los pequeños productores y los agricultores pobres, tanto hombres como mujeres. No obstante, con frecuencia las mujeres se ven excluidas de tales organizaciones pues el acceso a éstas por lo general está limitado a quienes poseen tierras y a los jefes de hogar reconocidos como tales. Incluso cuando las mujeres son las responsables de la gestión del hogar y las explotaciones, la mayoría de las veces sus maridos u otros parientes hombres son considerados oficialmente como «jefes de hogar».

En muchas regiones, las tradiciones culturales desestimulan la participación de las mujeres. Si bien logran asociarse a las organizaciones rurales, raras veces participan en pie de igualdad con los hombres en cuanto a lo que a la toma de decisiones u obtención de beneficios se refiere, sin contar el hecho de que a menudo se ven excluidas de las posiciones de liderazgo. Además sus múltiples tareas domésticas les impiden dedicar el tiempo necesario para una plena participación. Ampliar el tiempo libre de las mujeres requeriría inversiones en tecnología que permitiera aliviar la carga de trabajo en las actividades no remuneradas asociadas a las esferas productivas y reproductivas que llevan a cabo.

En los últimos años se ha logrado reducir algunos de los obstáculos que limitaban la participación de las mujeres en las organizaciones rurales. Al mismo tiempo, se ha evidenciado la utilización de grupos tradicionales de mujeres y la creación de otros nuevos orientados a promover la participación de las mujeres en el desarrollo rural. La experiencia ha demostrado que para fortalecer el poder de las mujeres y la capacidad de ejercerlo es a menudo conveniente proceder por etapas, eliminando las barreras que impiden la afiliación de las mujeres a las organizaciones tradicionalmente dominadas por los hombres. Además, resulta importante brindarles apoyo individual o colectivo para que adquieran los conocimientos y la confianza en sí mismas necesarios para efectuar elecciones y hacerse cargo de su propia vida.

En todas las regiones del mundo en desarrollo, las mujeres, por lo general, trabajan más horas que los hombres. Estudios llevados a cabo en Asia y África demostraron que las mujeres trabajan hasta 13 horas más por semana. No es extraño, por lo tanto, que ellas no cuenten con el tiempo suficiente para solicitar servicios de apoyo, además de tener prioridades diferentes en cuanto al tipo de apoyo requerido.

Investigación y tecnología agrícola

Por lo general, los programas de investigación agrícola han descuidado las necesidades de los pequeños agricultores, especialmente de las mujeres, y desaprovechado sus valiosos conocimientos sobre los métodos de cultivo tradicionales, las variedades animales y vegetales autóctonas y las técnicas de adaptación a las condiciones locales. Sin embargo, este conocimiento podría contener la clave para desarrollar enfoques de desarrollo sostenibles, combinando la ciencia moderna con el fruto de siglos de experimentación y adaptación por parte de los agricultores y agricultoras.

La mayor parte de la investigación se ha concentrado en aumentar el rendimiento de los productos comerciales y de los cereales básicos, utilizando numerosos insumos y variedades de alto rendimiento, que deben ser cultivadas en condiciones óptimas. Los pequeños agricultores raramente pueden tener acceso a estos «paquetes tecnológicos», a menudo inadecuados para las condiciones climáticas y los suelos de las áreas en donde viven. La investigación agrícola no ha tenido debidamente en cuenta las variedades de cultivos que utilizan los pequeños agricultores, ni las condiciones que tienen que afrontar. El sorgo y el millo, por ejemplo, han sido prácticamente ignorados por la investigación y su cultivo ha recibido muy poca financiación a pesar de su alto valor nutricional y su gran capacidad para tolerar condiciones difíciles. Además, la investigación se ha desinteresado de los cultivos secundarios de los que se ocupan las mujeres, cultivos que satisfacen la mayor parte de las necesidades nutricionales de los hogares.

Las herramientas e implementos agrícolas raramente se adaptan a las capacidades físicas de las mujeres o a su trabajo, o son poco adecuados a las necesidades de las mujeres. El impacto de las nuevas tecnologías no se calcula a menudo desde una perspectiva de género. La introducción de maquinaria para cosechar, trillar y moler trigo, por ejemplo, produce un efecto directo muy pequeño sobre el rendimiento, pero elimina miles de horas de trabajo remunerado. De acuerdo con un estudio, si todos los pequeños agricultores de Punjab (India) que cultivan más de cuatro hectáreas utilizaran cosechadoras, se perderían más de 40 millones de días-persona de trabajo, sin ningún tipo de aumento en la producción ni en el rendimiento agrícolas. Las mujeres serían las primeras víctimas de la pérdida del trabajo y de los ingresos.

«Escuelas donde agricultores y agricultoras aprenden a incrementar los rendimientos y a reducir el empleo de pesticidas aplicando el Manejo integrado de plagas.»

Sin embargo, el desarrollo de tecnologías orientado a las mujeres puede conducir a mejoras importantes en la producción de alimentos y la seguridad alimentaria. En Ghana, por ejemplo, la introducción de tecnología para mejorar el riego de los cultivos fuera de estación de las mujeres ha conducido a un aumento de la cosecha y la seguridad económica y alimentaria durante los períodos de transición entre las cosechas principales. En El Salvador, país en el que las mujeres tienen un papel extremadamente importante en la agricultura, se estima que en algunas áreas hasta el 60 por ciento de los hogares están dirigidos por una mujer. En el marco de la reforma agraria, uno de los principales objetivos consistió en mejorar las actividades de investigación y extensión, concentrándose en el papel de las pequeñas agricultoras. Para tener en cuenta las necesidades de estas mujeres y reorientar el programa de investigación, el proyecto promovió su participación en las explotaciones del Centro Nacional de Tecnología Agrícola.

Escuelas de campo para agricultores en Camboya

En Camboya, los agricultores -tanto hombres como mujeres- dejan los campos una vez por semana para ir a la escuela. Aproximadamente 30 000 agricultores, de los cuales más de un tercio son mujeres, participan en las escuelas de campo para agricultores apoyadas por la FAO. En estas escuelas estudian el desarrollo de los cultivos y el manejo de plagas durante la fase de crecimiento. Aprenden también cómo los predadores naturales, tales como las avispas y las arañas, contribuyen a controlar las plagas y que el uso excesivo de pesticidas a menudo los elimina, dejando los cultivos aún más vulnerables.

Estas escuelas hacen hincapié en la participación activa de los hombres y las mujeres y en el fortalecimiento de su poder. En por lo menos seis provincias de Camboya, los agricultores afiliados al Manejo integrado de plagas se agruparon después de haber terminado su capacitación para llevar a cabo ulteriores estudios y experimentos en el campo. Más de 300 agricultores recibieron una capacitación adicional y luego crearon escuelas de campo en sus propias áreas. «Siempre supe que los pesticidas eran malos para mi salud», dijo un alumno, «pero ahora estoy seguro de ello». Después de finalizar los estudios, los agricultores recurren con mayor frecuencia a las prácticas tradicionales y a los enemigos naturales para luchar contra las plagas y las enfermedades y se enfrentan con menos casos de envenenamiento.

Educación y extensión agrícola

Los programas de extensión agrícola brindan a los agricultores información básica sobre las nuevas tecnologías, las variedades de cultivos y las oportunidades del mercado. En casi todos los países, sin embargo, los sistemas de extensión agrícola no llegan de una manera efectiva a las mujeres. Un estudio de la FAO demostró que las agricultoras reciben sólo el 5 por ciento de todos los servicios de extensión agrícola en el mundo y que sólo el 15 por ciento de los extensionistas agrícolas son mujeres.

«Un proyecto de extensión de la FAO centrado en la capacitación «de mujer a mujer» aumentó rápidamente tanto la producción de subsistencia como la seguridad alimentaria de los hogares.»

Esta situación refleja en buena parte la falta de información y comprensión sobre la importancia del papel que desempeñan las mujeres. Los servicios de extensión, por lo general, se concentran en los cultivos comerciales y no en los cultivos de subsistencia de los cuales se hacen cargo las mujeres y que, muchas veces, son la clave de la seguridad alimentaria del hogar. Los datos disponibles raramente reflejan el hecho de que las mujeres son las responsables de gran parte del trabajo diario en el hogar y de las decisiones relativas a las explotaciones. Tampoco se reconocen las variadas actividades que ellas desempeñan en el ámbito de la producción y la elaboración de alimentos, tales como las tareas asociadas a los huertos, a la producción animal o a la recolección del combustible y del agua.

Para que los programas de extensión puedan satisfacer las necesidades prioritarias de las pequeños productores, es absolutamente necesario escuchar a los hombres y a las mujeres de las aldeas, empleando métodos tales como el diagnóstico rural participativo. En los últimos años, varios países han emprendido esfuerzos específicos para que los servicios de extensión respondan más adecuadamente a las necesidades de las mujeres. En Gambia, por ejemplo, la proporción de extensionistas mujeres aumentó del cinco por ciento en 1989, a más del 60 por ciento en la actualidad. El incremento en el número de extensionistas fue simultáneo a la mayor atención puesta en la participación de las mujeres y en sus prioridades. Se realizaron esfuerzos particulares para promover la participación de las mujeres en los servicios de extensión orientados hacia la cría de aves de corral y de rumiantes.

En Nicaragua, una de las estrategias adoptadas para garantizar que los servicios de extensión satisficieran las necesidades de los usuarios consistió en prestar mayor atención a las diferentes necesidades de los hombres y las mujeres. El uso de los servicios de extensión aumentó en un 600 por ciento en el caso de las mujeres y en un 400 por ciento en el de los hombres.

Como consecuencia de la falta de atención a las necesidades de las mujeres en los programas de extensión agrícola, ellas no se benefician tampoco de las mejoras tecnológicas y metodológicas que podrían otorgarles ventajas sustantivas en términos de productividad e incremento de la seguridad alimentaria. Por otro lado, a menudo no pueden participar en los cursos de capacitación porque se organizan en horas y sitios incompatibles con sus actividades y/o las normas socioculturales imperantes.

Por lo tanto, se recomiendan nuevos enfoques, entre otros la metodología de Campaña de extensión estratégica, desarrollada por la FAO e introducida en África, Cercano Oriente, Asia y América Latina. Esta metodología enfatiza la importancia de la participación de los principales beneficiarios, tales como los agentes de extensión de campo y los pequeños productores, en la planificación estratégica, la gestión sistemática y en la implementación en el campo de los programas de extensión y capacitación agrícolas. Las estrategias y los mensajes de extensión se elaboran en función de parámetros específicos basados en un proceso participativo de identificación de los problemas y evaluación de las necesidades.

Capacitación «de mujer a mujer»

En Honduras se capacitó a varios centenares de agricultoras para que sirvieran como «agentes de enlace» de la producción de alimentos. Después de participar en la capacitación, las agentes trabajaron con los grupos de mujeres en el plano local. Se concentraron en las áreas rurales más pobres, en donde la malnutrición crónica estaba muy difundida y el 70 por ciento de las madres en lactancia sufría carencia de vitamina A. Las mujeres involucradas en el proyecto aumentaron la producción de subsistencia de alimentos nutritivos. Los créditos para el desarrollo de la producción de aves de corral demostraron ser efectivos para mejorar la motivación, los niveles nutricionales y los ingresos. Algunos de los grupos de mujeres buscaron créditos a través de agencias de extensión o del Fondo de crédito rotatorio para agricultoras para iniciar otros proyectos de carácter social y productivo.


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