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El camino por recorrer

La lucha contra el hambre contribuye al logro de otros Objetivos de desarrollo del Milenio

Las últimas cifras y análisis presentados en este informe ponen de manifiesto que el progreso en la reducción del hambre durante el decenio de 1990 fue rápido sólo en un reducido número de países, penosamente lento en otros e inexistente o negativo en gran parte del mundo en desarrollo. Si continúa este ritmo desigual e indeciso, el número de personas hambrientas en el mundo en desarrollo en 2015 será incluso superior a los 750 millones, muy por encima del objetivo de unos 400 millones establecido en la Cumbre Mundial sobre la Alimentación en 1996.

Por otro lado, en el resto del informe se observa con la misma claridad que la falta de progreso no se debe a que no sepamos lo que debemos hacer. El problema no es que hayamos perdido el camino sino que no lo hemos seguido. En el informe del año pasado sobre El estado de la inseguridad alimentaria en el mundo se resumía el camino por recorrer en términos sencillos pero elocuentes: «compromiso, seguido de recursos y acción». Esa receta continúa siendo hoy igualmente válida.

Un progreso lento con algunas señales alentadoras

Si bien las pruebas de progreso continúan siendo escasas, el año 2002 ha ofrecido algunas señales alentadoras de mayor compromiso, aumento de los recursos y determinación más firme. Hemos visto una señal de renovado compromiso en el impulso cada vez mayor en favor de los Objetivos de desarrollo del Milenio (ODM) y de las manifestaciones de apoyo en favor de la implantación progresiva del derecho a la alimentación en la Cumbre Mundial sobre la Alimentación: cinco años después. Somos testigos de las promesas de aumento de los recursos en la Conferencia sobre Financiamiento para el Desarrollo, celebrada en Monterrey. Y hemos visto cómo el proyecto de un programa de acción práctico y asequible ha adquirido forma en el planteamiento de doble componente contra la pobreza presentado por la FAO, el Programa mundial de alimentos y el Fondo Internacional de Desarrollo Agrícola, en la Conferencia de Monterrey. Ese planteamiento fue transformado posteriormente por la Secretaría de la FAO en un borrador de propuesta para el Programa de Lucha contra el Hambre. Éste es totalmente compatible con el Plan de Acción de la Cumbre Mundial sobre la Alimentación. De la misma manera, la reducción a la mitad de la pobreza y el hambre representará una contribución decisiva para alcanzar los demás ODM. El Programa de Lucha contra el Hambre propone medidas prioritarias y los recursos necesarios para acelerar la ejecución y ampliar los efectos del Plan de Acción de la CMA.

Un avance más rápido

En numerosos lugares del presente informe se presentan pruebas convincentes de que el objetivo de la Cumbre Mundial sobre la Alimentación y los ODM son interdependientes y se refuerzan mutuamente. Pocos de los ODM pueden conseguirse sin una reducción considerable del hambre. Por lo mismo, los progresos en el logro de otros ODM acelerarán los avances hacia la reducción del hambre y de la pobreza.

Por citar sólo un ejemplo, en el tercero de los ODM se piden esfuerzos para promover la igualdad entre sexos y potenciar el papel de la mujer. En muchas zonas rurales empobrecidas, la inseguridad alimentaria y la pobreza reducen fuertemente la asistencia escolar de las niñas. De la misma manera, el hambre y la pobreza obliga con frecuencia a las mujeres a dedicar sus energías a la agricultura de subsistencia para alimentar a sus familias, mientras que los hombres suelen migrar hacia las ciudades para buscar trabajo. La reducción del hambre abriría la puerta a nuevas posibilidades tanto para las mujeres como para los hombres de las zonas rurales.

Al mismo tiempo, numerosos estudios han confirmado que la reducción de la desigualdad entre sexos y el potenciamiento de la mujer conseguirían importantes reducciones del hambre y la pobreza. En un estudio del Banco Mundial se comprobó que una mayor escolarización de las mujeres podría impulsar la producción agrícola un 24 por ciento. Otros estudios han revelado que el aumento de las oportunidades para la mujer repercute de forma especialmente eficaz en la lucha contra el hambre, ya que las mujeres dedican a alimentar a sus familias una parte de sus ingresos mucho mayor que los hombres.

Lo mismo podría decirse sobre la relación positiva entre lucha contra el hambre y logro de los demás ODM. Hay pruebas evidentes de que el hambre puede dar lugar a la utilización insostenible de los recursos y de que la degradación ambiental contribuye al hambre; de que el hambre es una causa importante de muertes maternas y de que los problemas de nutrición y salud de las madres perpetúan el hambre, ya que hacen que aumente el número de niños con peso insuficiente al nacer, que luego sufren trastornos en el desarrollo cognitivo y físico; de que el hambre contribuye a la difusión de los efectos nocivos del VIH/SIDA, el paludismo y otras enfermedades, al mismo tiempo que la pandemia del SIDA ha contribuido a aumentar el hambre, ya que ha diezmado la mano de obra agrícola y ha condenado a muchos hogares rurales a sobrevivir gracias al trabajo de los niños huérfanos y los familiares ancianos.

Iniciar un círculo virtuoso

Todas estas vinculaciones hacen pensar que es preciso avanzar en numerosos frentes. Para acelerar los progresos, debemos conceder prioridad urgente a la lucha contra el hambre, en cuanto medida fundamental para el progreso en las otras esferas. Y debemos también redoblar nuestros esfuerzos por conseguir los demás ODM, convencidos de que ello representará una valiosa ayuda para reducir el hambre y la pobreza.

Si respondemos a los llamamientos en favor de una alianza internacional contra el hambre y de una asociación mundial en pro del desarrollo, podremos escapar del círculo vicioso de hambre y pobreza que se perpetúan mutuamente, debido en parte a sus efectos destructivos en la vida humana y los recursos naturales. Podríamos incluso iniciar un círculo virtuoso, en que todas las inversiones por alcanzar uno de nuestros objetivos de desarrollo aceleren el progreso hacia el logro de todos ellos.


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