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4. Entrevistas con Profesionales Forestales y Ambientales Nacionales

El análisis sobre la evolución regresiva de los bosques, debe abordarse desde una perspectiva, que desarrolle una confrontación lógica entre las causas del deterioro de los recursos naturales, las interrelaciones que se establecen entre las mismas y las consecuencias de orden económico, social y ambiental que se derivan del propio proceso de la deforestación. Solo en este marco de análisis, es posible comprender la complejidad del proceso, caracterizar adecuadamente el problema e identificar posibles estrategias para contrarrestarlo.

El tema del cambio de uso de la tierra, generado principalmente por la deforestación, ha sido abordado bajo diferentes argumentos, donde en gran parte de los casos el enfoque con el que se ha considerado, pone de relieve el carácter parcial y limitado del planteamiento. Para caracterizar la deforestación, además de identificar las causas del problema y el vínculo entre éstas, es necesario articular mediante un detallado análisis, las relaciones entre las causas y los efectos hasta la propia transformación de los bosques. Incluso debe continuarse con el análisis hasta el deterioro de los suelos y las aguas, debido a que dicho deterioro tiene efectos significativos en términos socioeconómicos y ambientales.

 

El modelo de desarrollo

No es correcto analizar dicha problemática únicamente a la luz de los factores que ocasionan la directa destrucción de los bosques naturales, ya que éstos representan más bien los síntomas generados por múltiples causas interrelacionadas que inciden sobre la modalidad de desarrollo del país y sobre el estilo de uso de los recursos naturales. Cabe indicar, que la deforestación tiene características más bien propias de un proceso complejo, que de un problema simple, a pesar que la misma implica como elemento básico, la eliminación del bosque natural mediante la tala y quema principalmente, bajo métodos muy empíricos e insostenibles.

En el marco de lo antes planteado, es necesario efectuar un análisis integral, que contemple las variables políticas, económicas, sociales y tecnológicas, no solamente en el contexto nacional, sino también en el marco internacional, ya que en gran medida el comportamiento de nuestra economía y de los modelos de producción, resultan siendo modalidades exodeterminadas. En este orden de ideas, cabe manifestar que existen determinados mega procesos que inciden sobre el estilo de desarrollo del país, los cuales se vinculan principalmente a factores de orden financieros, tecnológicos y de mercado. Tales factores no solo actúan de manera interrelacionada con nuestra modalidad de desarrollo, sino que además la condicionan y como consecuencia se derivan actividades de baja productividad, insostenibles y por ende, lesivas a los recursos naturales. Cabe subrayar además, que tanto los países de la región Latinoamericana, así como el resto de los países con débiles economías no están exentos de los efectos y del carácter condicionante de las variables internacionales antes citadas.

 

La deuda externa el mercado mundial y la probreza

Como consecuencia de lo anterior, surge además de nuestra pesada deuda externa, el fenómeno de la pobreza, que se agudiza progresivamente como resultado del vínculo entre ésta, la deuda externa y el deterioro del medio ambiente. Sumado a ello, el país genera muy escasos ahorros internos, lo cual limita la posibilidad de la asignación de suficientes recursos financieros a programas de desarrollo y de protección al medio ambiente, incluyendo la gestión forestal sostenible.

Como puede observarse y muy vinculado a la escasa generación de ahorros internos, la deuda externa tiene efectos muy importantes en las finanzas públicas y en la economía nacional, por los altos montos que se pagan en concepto de intereses y amortización de capital. El país al tener que exportar grandes sumas de capital para atender el servicio la deuda, le quedan escasos ahorros disponibles para inversiones nacionales, las que resultan insuficientes como para destinar recursos a la gestión forestal, que aseguren su sostenibilidad.

La característica anterior, incapacita al país para responder satisfactoriamente a las ingentes necesidades de salud, educación, vivienda, infraestructuras, a las que se suman, el acelerado deterioro del medio ambiente, el desempleo y la pobreza. El carácter propio de la economía panameña y de la situación ambiental del país, solo puede ser comprendido, desde una perspectiva más global, donde Panamá, al igual que los países de América Latina, se inserta a un mercado mundial con desventajas, muy a pesar de las ventajas comparativas de su posición geográfica. Esta realidad puede apreciarse mediante la observación de algunos aspectos que resultan estratégicos para cualquier país que propenda al crecimiento económico, pero que cuando dichos factores se constituyen en barreras insuperables para los referidos países, sus posibilidades de alcanzar el desarrollo económico en armonía con el medio ambiente se tornan casi imposibles.

Una reflexión resumida y vinculada a los aspectos antes planteados y con el objeto de ampliar el marco del presente análisis, se abordan algunos factores que también tienen efectos sobre el cambio de cobertura forestal. En primer lugar, debido a la escasez de ahorros internos, el país se ve obligado a recurrir a fuentes de financiamiento externo, lo cual lejos de ofrecer las oportunidades para su desarrollo, incrementa su deuda externa, en virtud de que los créditos se otorgan en condiciones no concesionales y se constituyen en cargas económicas muy pesadas, con lo que se estrangula su capacidad económica para emprender la gestión forestal sostenible. En segundo lugar, Panamá requiere la importación de gran parte de los insumos de producción, situación que limita su capacidad competitiva en el mercado mundial al generar productos mas costosos, con lo que se debilita su capacidad de exportación y de generar divisas. En tercer lugar, la adopción de tecnologías, aun representa altos costos al igual que su validación y transferencia, por lo que en consecuencia la producción se desarrolla bajo tecnologías menos eficientes, al menos en términos económicos y ambientales, resultando en una producción de bienes de menor competitividad con respecto a países con tecnologías más desarrolladas.

En el marco de esta visión de análisis, se deduce que nuestra modalidad de desarrollo induce al uso insostenible del patrimonio natural. No cabe duda que el modelo económico panameño, resulta insostenible en términos ambientales, además de desigual en términos sociales. Esta realidad se confirma con las cifras de la deforestación que alcanza las 50,000 hectáreas anuales y con los datos de pobreza, donde alrededor de la mitad de la población se ubica en niveles de pobreza media y extrema. Gran parte de ésta, ni siquiera cuenta con los ingresos para satisfacer sus necesidades básicas e incluso, el desempleo refleja un comportamiento creciente. Resulta incuestionable el hecho de que la insatisfacción de las necesidades básicas, conlleva a una inevitable presión sobre los bosques y tierras, cuyos resultados se traducen en un progresivo deterioro de dichos recursos. Por otro lado, cabe señalar que alrededor del 50% de la población nacional vive en áreas rurales.



El crecimiento poblacional

Un aspecto que merece ser considerado, se refiere a que la población del país ha aumentado y sigue aumentando, lo que genera cada año mayor demanda de alimentos y otros bienes de la naturaleza. Dicha demanda tiene que ser satisfecha por el sector primario mediante la producción de alimentos y otros bienes provenientes de los recursos naturales. Lamentablemente, la satisfacción de la referida demanda y su correspondiente incremento, no se desarrolla en el marco de un ordenamiento territorial que considere la vocación agrológica y ecológica de las tierras, ni tampoco dentro de los principios de eficiencia y optimización. Esta mas bien se satisface a expensas de los recursos naturales, en particular los bosques y los suelos, por lo que inevitablemente se reduce progresivamente la capacidad de los mismos.

Como reflexión de lo anterior, puede argumentarse que de mantenerse esta situación, tarde o temprano, se cruzará la curva de la demanda de bienes y servicios de la naturaleza con la curva de la capacidad máxima que esta posee para generar tales bienes y servicios, en virtud del carácter limitado de los recursos naturales. El tiempo en que teóricamente este cruce pueda ocurrir, se está acortando por el crecimiento poblacional y por el uso insostenible de los recursos naturales. Las consecuencias socioeconómicas y ambientales que se generaría en tales circunstancias son impredecibles



Las condiciones socioeconómicas

La situación socioeconómica vinculada a la pobreza, constituye uno de los principales factores que en el medio rural están ligados a la degradación de los recursos naturales. La misma no solamente incide directamente sobre el deterioro de los bosques y la degradación de los suelos, sino que además, ésta se agudiza al deteriorarse la base de recursos naturales, de la cual depende la población para satisfacer sus necesidades esenciales. En consecuencia, las posibilidades de mejorar sus condiciones de vida se estrangulan progresivamente. Esta situación conduce a la población, en su lucha contra la pobreza y por alcanzar mejores niveles de vida, a colonizar las tierras con bosques naturales deforestándolas. Dichas tierras se convierten en el corto plazo en áreas degradadas e improductivas, situación que se desarrolla progresivamente, sin que la actividad genere ahorros o capitalización a nivel de productores. No cabe duda que esta realidad, mantiene las condiciones de marginalidad social y el "status quo" del uso insostenible de los recursos naturales. Lo más agravante aun, es el hecho de que de esta manera, se consume la base de recursos forestales del país, se deterioran significativas zonas de interés ecológico y se disminuyen las opciones de desarrollo a futuro.



El aprovechamiento forestal

Existen diferentes argumentos que plantean que una de las causas de la deforestación, está vinculada a las actividades madereras. Por otro lado, la información escrita en el país sobre el tema, identifica a la agricultura de subsistencia e itinerante y a la ganadería extensiva como los principales agentes deforestadores del país. Esta aparente contraposición de argumentos, merecen de una revisión y análisis con el propósito de determinar la relación de estas actividades con respecto a la destrucción de los bosques, desde sus causas hasta los efectos ambientales y su verdadera participación en la consunción de los referidos recursos. Sin embargo, un aspecto que resulta incuestionable se refiere al hecho de que la apertura de los caminos de penetración hacia las áreas concesionadas, estimulan la colonización y aceleran la deforestación sobre dichas zonas.



La visión económica tradicional

Como puede observarse, la pérdida de los bosques y la consecuente degradación de los suelos y demás recursos naturales, esta articulada a una realidad socioeconómica que determina su comportamiento y la relación de la sociedad con su entorno natural. Sin embargo, una revisión adicional sobre otros parámetros socioeconómicos de nuestra economía, también brinda elementos que corroboran el planteamiento anterior, permitiendo una visión de conjunto dentro de una realidad nacional. Dicha revisión permite reconocer la realidad no solo del complejo proceso de la pérdida del patrimonio natural, sino también de las diferentes interrelaciones que se desarrollan entre los múltiples factores que intervienen en el proceso.

Bajo esta perspectiva, es necesario abordar el tema de la participación de los diferentes sectores en la economía nacional. En el país, la economía está concentrada en el sector servicios, el cual aporta alrededor del 75% al Producto Interno Bruto (PIB), en comparación con el sector primario que contribuye con menos del 10%. Resulta manifiesto el hecho de que el sector primario genera poca contribución al PIB, e incluso, refleja mas bien un comportamiento decreciente. Por lo tanto, la contribución de este sector al PlB representa cada vez menor importancia en la economía nacional. Esta particularidad sumada a otros factores ya citados, se traduce en desventajas para los recursos forestales, debido a que se mantienen relegados dentro de las prioridades nacionales, quedando su suerte bajo la presión de actividades que los utiliza sin los principios básicos de eficiencia y optimización. Debido a la significativa diferencia en la participación de los referidos sectores en la economía, incuestionablemente la prioridad política se orienta hacia el sector terciario de la economía por razones obvias, lo que le asegura mayor atención e inversiones. Este hecho, pone de manifiesto las razones de la escasa atención que recibe el sector primario y de su propio comportamiento, en virtud de que recibe una baja prioridad política. Si embargo, estas cifras no deben tomarse como idóneas para aseverar que el sector primario (en el que se ubican los bosques), no es capaz de generar mayor contribución al desarrollo nacional.

Un argumento que se plantea en el discurso del desarrollo sostenible, se refiera a que un crecimiento económico, con suficientes ahorros internos, contribuiría a una mejor gestión ambiental. Si bien parece lógico el argumento, queda en cuestionamiento el hecho de que con mayor crecimiento económico generado por un determinado sector, éste sería sujeto de mayor inversión y atención, quedando relegados los que menos contribuyen. Ligado a este enfoque, se argumenta, además que el deterioro del medio ambiente no es el resultado inevitable del progreso y desarrollo humano, lo cual parece razonable, pero que a la luz de la realidad actual, las sociedades contemporáneas mantienen estilos de vida y de producción que reducen progresivamente la calidad ambiental, en las que se incluyen aquellas que generan grandes excedentes económicos.



La voluntad política

Un elemento vital en la gestión sostenible, se vincula incuestionablemente a la voluntad política, la cual resulta significativamente débil en el país y no cabe duda, que en el marco de este razonamiento, se requiere de una clara y decisiva voluntad política, que se traduzca no solo en el desarrollo de regulaciones legales razonables, como está ocurriendo en los últimos años en la mayoría de los países de América Latina, sino también en el diseño y aplicación de mecanismos e instrumentos eficaces y en la ejecución de suficientes inversiones, que dinamicen el desarrollo socioeconómico, dentro de una eficaz gestión ambiental y de los recursos naturales. Resulta un hecho indiscutible, que los verdaderos cambios positivos hacia la gestión sostenible, descansan sobre una clara plataforma política, asistida por una decidida voluntad política.

No es posible una gestión sostenible con significativos niveles de pobreza. Esta apreciación se fundamenta en el argumento de que la sostenibilidad solo es posible con crecimiento económico, equidad social y sustentabilidad ambiental. Dicha condición resulta inseparable y en principio explica las razones por las cuales, existiendo hoy día preocupación por el tema ambiental, las tasas de deterioro y degradación de los recursos naturales aun mantienen niveles de consideración.



La ausencia de la contabilización de los recursos naturales en la economía nacional

Por otro lado, una realidad que está dentro del escenario de la definición y adopción de las políticas nacionales y sectoriales que determinan el norte con respecto al estilo de uso a que se someten los bosques y demás recursos naturales, se refiere a la percepción que la sociedad en su conjunto posee sobre la base de recursos naturales y de la valoración que ésta le asigna a los mismos. Dicha percepción se deriva en gran medida de problemas referidos a la contabilización de los recursos naturales con respecto a su participación en la economía y en el proceso de desarrollo.

Lamentablemente, la contribución de estos recursos al desarrollo nacional y al bienestar general, no se refleja en el Sistema de Cuentas Nacionales, debido a deficiencias en los sistemas con tables y de valoración en materia de recursos naturales, quedando invisible su verdadera contribución. En consecuencia se genera la condición básica para que el sector primario, en el que se ubican los recursos naturales, reciba muy baja prioridad y atención, manteniéndolo en un estado de estancamiento, con efectos muy negativos para los ecosistemas terrestres.



La expansión agrícola

Independientemente de las causas de la deforestación, de las interacciones que se procesan entre los diferentes sectores de la economía nacional y de cómo el modelo económico del país resulta exodeterminado, siguen las interrogantes sobre el nivel de participación y responsabilidad de la expansión de la frontera agropecuaria en el deterioro de los bosques y los suelos y sobre cómo el modelo económico nacional determina de manera específica el comportamiento de uso no sostenible de los recursos naturales. También es necesario comprender en su aspecto particular la articulación que se mantiene entre los procesos de producción con el entorno natural y caracterizar los cambios en el paisaje e incluso en las nuevas relaciones que se establecen a raíz de dichos cambios. El abordaje del problema desde esta perspectiva, ofrecería elementos más específicos sobre las razones por las que Panamá y tal vez los países en desarrollo, están destruyendo su patrimonio natural y las posibilidades de alcanzar el crecimiento económico con sustentabilidad ambiental, pese a que sin excepción alguna, todos muestran preocupación e interés por el tema de la pobreza.

En el contexto nacional, existen otros factores más específicos, que no han sido considerados hasta el momento, pero que también inducen al uso insostenible de los recursos naturales incluyendo el cambio de cobertura forestal. Sin embargo, tal como se ha señalado, estos factores no deben considerarse como causas propiamente, sino más bien como síntomas de una realidad exodeterminada. Bajo esta perspectiva, se abordan a continuación algunos factores específicos que también contribuyen al referidos proceso.



La tenencia de la tierra

La polarización de la tenencia de la tierra es un factor de consideración en lo que respecta al uso los recursos forestales y los suelos. En Panamá existe una gran concentración de tierras en manos de pocos (latifundios) y pocas tierras en manos de muchos (minifundios). Adicional a esta situación, en el país se manifiesta un acaparamiento de las mejores tierras agrícolas y de la calidad de la oferta ambiental por unas cuantas personas o empresas con relación al total de la población, tanto en el medio rural como urbano. Dicho acaparamiento se produce particularmente por aquellos de mayor poder adquisitivo. Un aspecto preocupante, se refiere a que una proporción de las tierras agrícolas se encuentra bien utilizada, pero con problemas de contaminación de las aguas y los suelos, mientras que la otra está subutilizada y sin cumplir con su función social. Esta particularidad acentúa la pobreza y el deterioro de los recursos naturales en especial los bosques y los suelos.

Debido al carácter preferentemente forestal de las tierras del país, existe muy escasa disponibilidad de tierras agrícolas y prácticamente la totalidad de la agricultura de subsistencia se desarrolla en suelos de aptitud forestal. Además, los ecosistemas forestales son muy sensibles a la destrucción, con lo cual se generan rápidas formaciones de sabanas antrópicas empobrecidas, pérdida de biodiversidad y la consecuente disminución de opciones para el futuro. Esta realidad produce además, mayor inestabilidad y alto costo social.

 

La realidad de la población rural

Gran parte de la población rural que se dedica a la producción tradicional sin tecnología apropiada, sufre de baja escolaridad y falta de acceso a información técnica, de mercado y a precios que incentiven su trabajo, tanto de los insumos como de los productos. Esta realidad mantiene la situación actual de uso insostenible de los bosques y las tierras y genera efectos contraproducentes en términos socioeconómicos como la pobreza.

La mayor proporción de los predios rurales y suburbanos (alrededor del 70%), no poseen títulos de propiedad. En consecuencia, su uso adecuado se torna muy difícil, debido a que solo los propietarios más poderosos, tanto económicamente como por sus vinculaciones políticas acceden al crédito, creándose círculos viciosos de las oportunidades y de la riqueza. Ligado a esta particularidad, los bancos privados y estatales consideran que los ocupantes de tierras sin título son sujetos de alto riesgo y el servicio de atenderlos resulta muy costoso, debido al excesivo fraccionamiento de la tierra. A estos factores se suman la falta de organización y dificultad de acceso a mercados.



La valorización tradicional del recurso bosque

Tampoco existe suficiente información e incentivos para manejar los bosques naturales, la fauna y el ecoturismo de manera que permita crear nuevas oportunidades de desarrollo para una parte del exceso de mano de obra no calificada en el campo. Adicional a lo anterior, los bosques naturales son percibidos como obstáculos que deben desaparecer, en virtud de cual se deforestan a tasas muy elevadas. Por otro lado, la ganadería extensiva, que afecta grandes superficies, se realiza a expensas de los bosques naturales y de los suelos y solo genera ganancias efímeras produciendo todo tipo de desequilibrio. Tampoco es capaz de generar empleo rural suficiente y mucho menos sostenibilidad social ni ambiental.

La situación anterior, crea un grupo relativamente pequeño y dominante de privilegiados y un significativo grupo de desplazados que practican como única alternativa, métodos tradicionales y empíricos de tala y quema para subsistir, donde la mayor parte de las tierras sometidas a la conversión se transforman posteriormente a la ganadería. Vinculado a este proceso, se manifiesta también la especulación de la tierra, factor que promueve el cambio de uso de la misma. La referida situación da lugar a excesos de mano de obra no calificada, tanto en el medio rural como en el medio urbano, de escasa productividad y obligados al desempleo o al subempleo en el sector servicios.



La reforma agraria

Estos síntomas han sido parte de un proceso histórico desde la época colonial, cuyas características se han reforzado por las políticas de reforma agraria que se iniciaron en la década del 60 y del 70. Para no afectar el "status quo" vigente, los gobiernos se lanzaron a la promoción de campañas de ocupación de territorios geográficos vacíos (Conquista del Atlántico y del Darién), constituidos generalmente por tierras con bosques, en su mayoría, marginales tanto para la agricultura tecnificada como tradicional. El resultado de esta ocupación ha generado repercusiones ambientales claramente conocidas, unidas al fracaso de los proyectos agrícolas y ganaderos por su falta de sostenibilidad. Por lo anterior se deduce que dichas decisiones políticas no tomaron en cuenta la capacidad agrológica de los suelos ni la vocación ecológicas de las áreas con bosques. Pese a que actualmente no existen políticas dirigidas a la ocupación de áreas boscosas, este proceso de colonización aun persiste y lamentablemente se desarrolla en ausencia de un ordenamiento territorial. Además, tampoco considera criterios agrológicos ni ecológicos.



El presente y futuro

En los últimos 50 años se ha evidenciado el fracaso de la política de sustitución de importaciones, mediante el excesivo proteccionismo y una tendencia del estrato de la población de más altos ingresos a equiparar el consumismo de los países más desarrollados, sin generar nuevos ahorros e inversiones nacionales en los sectores productivos. Consecuentemente, por lo antes planteado, ninguno de los sectores productivos tiene la suficiente capacidad para absorber la mano de obra no calificada, manteniéndose la deforestación como una constante dentro del circulo vicioso de la pobreza y de la especulación con tierra, ya que la política impositiva vigente no va dirigida hacia el aumento de la productividad o de la producción con utilización de mano de obra no calificada. Ni siquiera el ritmo de la reforestación es lo suficientemente dinámica como para lograr un impacto social significativo en el empleo rural, e incluso, los incentivos dirigidos a la reforestación no inducen a la eficiencia y se orientan a cualquier tipo de suelos, incluyendo los agrícolas que de por sí son escasos.

Finalmente, cabe señalar que aún queda por conocer los efectos tanto socioeconómicos como ambientales que generarán las nuevas políticas de globalización y de libre mercado, las cuales se fundamentan en un enfoque de competencia, sin tomar en cuenta la vulnerabilidad de los países más atrasados tecnológica y económicamente. Esto crea la perspectiva de importar más y exportar menos, afectando los sectores más vulnerables de la economía, en particular la agricultura y la base de recursos naturales existente. Estas nuevas tendencias del neoliberalismo pueden agudizar aun más el síntoma de la deforestación y el aumento característico de un medio urbano difuso, constituido por los migrantes del medio rural y con poblaciones redundantes en el sector servicios.

 

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