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EDITORIAL

Rentabilizar los bosques

La gestión y el uso sostenibles de los bosques son esenciales no solo para la obtención de productos madereros y no madereros, sino también respecto a otros valores cuya importancia se reconoce cada vez más: protección de cuencas hidrográficas, conservación de la diversidad biológica, entorno favorable para la fauna y la flora, retención del carbono y mitigación del cambio climático, y disponibilidad de escenarios amenos para actividades recreativas. Sin embargo, los administradores forestales no conciben fácilmente estos beneficios no comerciales como rendimientos financieros de sus inversiones.

El hecho es que la gestión forestal a menudo no es rentable. Además, por su índole de gestión a largo plazo, las inversiones en los bosques pueden ser arriesgadas y menos atractivas para los inversores que otras empresas a más corto plazo.

En este número de Unasylva se examinan algunas de las formas en que puede hacerse rentable la silvicultura, y más específicamente la gestión forestal. No se trata de mejorar los rendimientos de las actividades forestales comerciales en sí mismas; no se consideran, por ejemplo, los adelantos técnicos para elevar los rendimientos y la productividad de la mano de obra. Se presentan más bien algunos de los métodos que se han probado para tender un puente entre la rentabilidad financiera de la actividad forestal y algunos de los beneficios más amplios de los bosques. Entran aquí incentivos, comercialización innovadora (en particular de bienes y servicios forestales anteriormente no comerciales) y redistribución de costos y beneficios. Estos planteamientos se resumen en el artículo recapitulador de A. Whiteman.

El segundo artículo considera la financiación de la silvicultura mediante el estímulo de inversiones o subvenciones. T. Enters, P.B. Durst y C. Brown tratan de los incentivos a las plantaciones forestales en países del Pacífico. Sintetizan los resultados de un estudio regional por países de los efectos de los incentivos sobre el establecimiento de plantaciones, con recomendaciones para promover la participación del sector privado.

Dos breves artículos ofrecen información sobre cómo y cuándo encontrar en Internet fondos para la gestión forestal sostenible: la Colección de fuentes de la Asociación de Colaboración en materia de Bosques (ACB) sobre financiación de la gestión forestal sostenible, un espacio accesible por Internet en el que se reúne información sobre fuentes, políticas y mecanismos de suministro de fondos (E. Kilawe) y una base de datos en la red sobre fuentes de financiación para la gestión forestal sostenible establecida por la FAO como parte de la colección de fuentes (L. Hall). Hall concluye que la información por vía electrónica sobre fondos para actividades de silvicultura sostenible es más limitada de lo que cabría esperar.

El siguiente grupo de artículos trata de métodos de financiación mediante la venta de servicios medioambientales. Algunos países, en particular desarrollados, han establecido tasas para las actividades recreativas forestales como medio para generar rentas para mantener los recursos forestales. R. Leslie describe la implantación de este sistema en Inglaterra después de 1990; la proporción de los costos para actividades recreativas de la Comisión Forestal cubiertos por estos ingresos aumentó en casi el 50 por ciento entre 1992 y 2000.

J.M. Rodríguez Zúñiga describe el Programa de pago por los servicios ambientales en Costa Rica, mecanismo innovador por el que los pequeños propietarios de bosques naturales y plantaciones forestales reciben pagos directos por los servicios medioambientales de los bosques. Estos servicios son retención del carbono, protección del agua, conservación de la biodiversidad y mantenimiento de la belleza paisajística natural, en particular para el turismo.

M.C. Trexler analiza la posibilidad de utilizar el mercado de gases de efecto invernadero para promover proyectos en el sector forestal, y P.G. Walsh, C.V.M. Barton y K.D. Montagu describen un proyecto piloto con un planteamiento mercantil para reducir la salinidad mediante la plantación de árboles en una cuenca de Nueva Gales del Sur, Australia.

Otro grupo de artículos se orienta a la financiación del sector forestal haciéndolo más beneficioso para los pobres, mediante nuevos mecanismos para el reparto de beneficios y rentas.

En Ghana, según el estudio de V.K. Agyeman et al., se diseñan nuevas modalidades del sistema taungya –cultivos alimentarios y plantaciones de árboles intercalados– para que todos los interesados tengan derecho a los beneficios de las plantaciones y pongan interés en mantener los árboles a largo plazo.

C. Holding Anyonge y J.M. Roshetko formulan recomendaciones para ayudar a los pequeños agricultores a comercializar la madera de sus explotaciones, a partir de las experiencias en África oriental y Asia sudoriental.

En China, permitir que el sector privado administre los bosques puede hacerlos más rentables, pero hay que dar al sector privado la libertad de administrarlos con fines lucrativos. El artículo de J.L. Liu revela que las reformas recientes permiten la gestión de los bosques por el sector privado, pero las elevadas tasas forestales y otras restricciones institucionales pueden desalentar la participación privada en la silvicultura.

Otras contribuciones más breves se refieren a la gestión comunal de la fauna y la flora silvestres en África como medio de proporcionar beneficios a la población rural (D. Williamson), y a la recolección y venta de setas comestibles de los bosques de la región pacífica noroccidental de América, ejemplo de producto forestal no maderero rentable (P. Vantomme).

Los artículos de este número muestran que los administradores y las autoridades forestales prueban en todo el mundo diversos métodos para hacer rentables los bosques. Aunque muchos de ellos están en sus comienzos, cabe esperar que los métodos innovadores crezcan en importancia a medida que aumente el interés por los aspectos no comerciales de la gestión forestal. Es de esperar que este número de Unasylva brinde pistas e ideas para que otros las consideren en cualquier parte del mundo.

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