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Los espacios forestales recreativos tienen un precio

R. Leslie

Rod Leslie es gestor del medio ambiente en la Forest Enterprise England (agencia ejecutiva gubernamental que administra los bosques propiedad del Estado), Bristol, Reino Unido.

En Inglaterra, la Comisión Forestal ha establecido con éxito tasas para generar ingresos destinados a mantener recursos recreativos.

En el decenio 1990-99, la Comisión Forestal, departamento guberna-mental de Gran Bretaña dedicado a los bosques, revisó la infraestructura forestal recreativa de Inglaterra y comprobó que no podría mantener los recursos recreativos y satisfacer las necesidades de los visitantes a menos que generara nuevas rentas. Decidió pues generar ingresos suplementarios mediante el desarrollo de los servicios deseados por los visitantes. El objetivo no era simplemente obtener beneficios, sino también ofrecer un servicio mejor a los visitantes de los bosques; y cubrir en mayor proporción los costos y reinvertir en mejores servicios e instalaciones.

Entre 1992 y 2000 la proporción de los costos de servicios recreativos de la Comisión Forestal cubiertos por los ingresos subió del 34 al 50 por ciento. Se cubrieron todos los costos ordinarios (no los de capital) excepto los salarios del personal y algunos costos fijos. Los centros de visitantes cubren todos sus gastos de efectivo.

Centros forestales de visitantes basados en negocios viables como comercios, restaurantes y alquiler de bicicletas cubren sus costos y generan puestos de trabajo e ingresos para la economía rural

R. LESLIE


ANTECEDENTES HISTÓRICOS Y DEMOGRÁFICOS

En Europa occidental, Inglaterra solo es superada por los Países Bajos en densidad de población. Las extensas y pobladas tierras agrícolas de Inglaterra central, meridional y oriental están limitadas por las montañas del norte de Inglaterra, Gales y Escocia. Escocia y Gales tienen mucha menor densidad de población.

El Reino Unido fue una de las primeras naciones industriales del mundo, lo que se refleja en la actual demografía: más del 90 por ciento de la población se gana la vida en ciudades y poblaciones grandes, y menos del 1,5 por ciento trabaja en la agricultura y la silvicultura. En el siglo XIX el país era la mayor economía manufacturera del mundo. Hoy día, no obstante, el sector servicios abarca el 80 por ciento de la economía.

Es cada vez más difícil vivir de la producción primaria de alimentos o madera. En consecuencia, Inglaterra ha reorientado su gestión forestal pasando de la finalidad única de producción maderera que había prevalecido durante la era industrial a la gestión con fines múltiples. Esta reorientación, confirmada por la Estrategia Forestal de Inglaterra 1999, se ha reforzado con el descenso de los precios de la madera y el desarrollo de nuevos tipos de actividad como la regeneración de las tierras dañadas por la industria.

Al crecer el capital disponible, el gasto en actividades de tiempo libre crece notablemente. Sin embargo, la elección de un gobierno conservador en el Reino Unido en 1979 puso fin a las fuertes inversiones del sector público realizadas en los veinte años anteriores para actividades recreativas en el campo. Este cambio coincidió con un amplio movimiento mundial hacia economías de mercado, y tuvo su réplica en muchos otros países desarrollados.

Estas tendencias han influido notablemente en el desarrollo por la Comisión Forestal de servicios recreativos en los últimos diez años.


SERVICIO PÚBLICO RECREATIVO

La Comisión Forestal, establecida en 1919, es actualmente la mayor gestora de tierras de Gran Bretaña, con más de un millón de hectáreas, 260 000 de ellas en Inglaterra. Esta superficie equivale al 19 por ciento de los bosques de Inglaterra y al 2 por ciento de su superficie total.

Históricamente, la Comisión Forestal ha sido pionera en el sector recreativo rural en Gran Bretaña. En 1936 estableció en Argyll el primer parque forestal de la nación. Los parques forestales son grandes bosques de propiedad estatal en zonas recreativas populares. Los parques nacionales –mezcla de tierras privadas y estatales y de hábitats seminaturales y cultivados o boscosos– se desarrollaron más tarde, tras la Segunda Guerra Mundial. Unos y otros son paisajes culturales más bien que nacionales.

La política de “libertad de vagabundeo” de la Comisión Forestal es única en el campo británico; su señal distintiva se ha hecho sinónima de acceso público abierto.

La Comisión Forestal empezó a desarrollar su infraestructura recreativa en los años sesenta. Se inspiró en la labor pionera del Servicio Forestal del Departamento de Agricultura estadounidense, y estableció nuevas normas de diseño para el desarrollo de áreas recreativas acogedoras en el campo británico, recurriendo a paisajistas profesionales. En la infraestructura eran básicos los aparcamientos para automóviles unidos con pistas forestales marcadas, y en algunos lugares aseos y centros de visitantes. Con arreglo al espíritu de ese tiempo, su uso era generalmente gratuito; se veía el cobro como incompatible con la provisión de un servicio público.

La Comisión estableció también lugares de acampada y cabañas forestales –chalés de madera de alta calidad en zonas forestales apartadas– como empresa lucrativa. Estos servicios se han administrado siempre separadamente y figuran entre las actividades de más éxito de la Comisión Forestal, dando al capital un rendimiento de hasta el 15 por ciento. Sin embargo, la disponibilidad de capital ha limitado el número de cabañas. Se hacen gestiones con varias asociaciones públicas y privadas para desarrollar este servicio.

La Comisión Forestal ha prestado una atención creciente a sus visitantes y a las comunidades. Una ventaja de ofrecer la venta de servicios es que las ventas son una prueba palpable del atractivo del producto. No obstante, la Comisión recurre también a otros muchos métodos para sondear opiniones y atraer a la gente. Utiliza encuestas de opinión genéricas nacionales y sus propias encuestas y consultas de especialistas en los lugares para sus planes de diseños forestales polivalentes, dando al público la posibilidad de participar en la oferta de servicios recreativos y en la ordenación del entorno forestal. La amplitud de la consulta depende de la escala del cambio; cuando se proyecta un desarrollo importante, puede convocarse un foro que reúna a los principales interesados, seguido por una amplia participación de la comunidad mediante publicaciones, reuniones y días de visita en centros comunitarios.


Tasas introducidas en el decenio de 1990

Aparcamiento. Se cobra ahora el aparcamiento de vehículos en lugares que cuentan con servicios adicionales como centros de visitantes, aseos, pistas de juegos o pistas con esculturas y que atraen a gran número de visitantes, requieren la presencia de personal y cuyo mantenimiento es caro. Suele haber máquinas expendedoras de tiques, pero se recurre a la recaudación manual de las tasas en horas de afluencia en lugares concurridos. La cuantía de las tasas se decide localmente, en general en proporción a las tasas de aparcamiento en el centro de la ciudad.

Por razones prácticas no se cobran tasas de aparcamiento en lugares remotos más pequeños, donde no se justificarían por el costo de las máquinas expendedoras o por el número de visitantes. En lugares apartados con pocos visitantes hay un problema de seguridad, sobre todo en forma de vandalismo y robo.

Tasas de entrada. Se cobra una tasa de entrada a pie solo en dos lugares, la National Arboreta en Westonbirt y Bedgebury. Se trata de atracciones más formales, comparables a casas solariegas en las que el cobro de la entrada es una práctica normal. También aquí los precios se fijan por referencia a atracciones locales comparables.

Pequeño comercio. Las encuestas domésticas nacionales indicaban que los visitantes eran favorables a los puestos de venta de provisiones y pequeños objetos, pero no mostraban interés por las costosas exposiciones a modo de museo en medio de los centros tradicionales de visitantes. La comisión tenía dudas al principio respecto a la reacción de los visitantes ante un nuevo enfoque consumista, pero la respuesta ha sido muy positiva.

Los puestos de venta empezaron como puntos de información, distribuyendo o vendiendo libros y folletos relacionados con las exposiciones. Las encuestas hicieron ver que los visitantes preferían recibir información oralmente más bien que leer textos escritos o pantallas de ordenador, y el aumento de los ingresos por las ventas de artículos más variados ha sido esencial para mantener la presencia de personal en los lugares.

La tendencia a la venta al por menor es parte del fenómeno más amplio del consumo como actividad recreativa. Para muchos visitantes, comercios y cafés justifican por sí mismos una visita. Se venden regalos, entre ellos productos locales, artículos funcionales como prendas de vestir y recuerdos, desde tarjetas postales hasta calendarios, fotos enmarcadas y videos. La gama de productos se ha ampliado con una combinación de intuición y cálculo, utilizando métodos profesionales de venta para el almacenamiento y la adquisición de los productos.

Ha habido también una tendencia hacia artículos más valiosos. Al principio pocos artículos costaban más de 20 q. Ahora los mejores productos artesanales de madera pueden venderse por 200 q. Inicialmente el mayor establecimiento comercial, en Westonbirt Arboretum, facturaba 125 000 q al año. Hoy la cifra es 500 000 q, y se ha agregado un vivero que genera otros 500 000 q en el mismo lugar.

La proporción de ingresos procedentes de tasas directas desciende al aumentar la venta in situ de bienes y servicios.

Comidas y bebidas. Las encuestas mostraron que los refrigerios son importantes para los visitantes de los bosques. Los restaurantes son ahora el corazón de los centros principales. Mientras que las exposiciones tradicionales pueden resultar reiterativas para los visitantes locales, un buen café puede ser una razón para repetir con frecuencia las visitas. Bares y restaurantes crean muchos puestos de trabajo, lo que es importante para economías rurales frágiles.

Espectáculos y servicios. Los programas de atracciones se han desarrollado por encima de toda expectativa. Van desde caminatas dirigidas para un puñado de entusiastas hasta un programa de conciertos de 1,4 millones de euros para un público de más de 40 000 personas. Grandes celebraciones como festivales de la madera, jardinería y fauna y flora compensan el esfuerzo necesario con los ingresos que producen, pero la mayor compensación es que los visitantes encuentren nuevas maneras de disfrutar de sus bosques nacionales. Se puede ver un águila quebrantahuesos en su nido mediante una cámara de televisión o seguir el paso de murciélagos por la noche con un guardabosque. Estos servicios están en auge en una sociedad opulenta en la que la gente paga con gusto una experiencia de calidad.

Educación. Los programas de “educación geográfica” son populares entre maestros y alumnos, y están diseñados en función de los planes de estudios escolares nacionales. Transmiten ideas medioambientales complejas mediante actividades lúdicas.

Los estudios de mercado mostraron que el costo mayor para las escuelas es el transporte hasta el bosque, y que una vez en él no es importante una pequeña tasa por el servicio. La calidad de la visita es lo que importa.

Aunque la subvención para el servicio de educación en áreas recreativas ha permanecido invariable, las tasas y la mejor gestión han permitido ampliar el servicio de educación por el mismo costo global, con lo que el número de niños beneficiados se ha duplicado ampliamente.


Nuevos productos

Los mayores éxitos son innovaciones: nuevas actividades que ilusionan a los visitantes y están fuera de sus experiencias normales. La Comisión Forestal trata de descubrir y captar nuevas tendencias. He aquí algunos ejemplos:

Escultura en el bosque. En Grizedale, Lake District, y en el Forest of Dean, pistas especiales con esculturas encargadas para cada lugar han tenido en el público una acogida que ha superado las expectativas.

Pistas de juego. A los niños (y a los adultos) les gustan las pistas con esculturas de madera fantásticas que les invitan a arrastrarse por el pozo de la serpiente, cruzar el pantano del cocodrilo, trepar por la tela de la araña Charlotte y balancearse y trepar por cuerdas y escalas. Las pistas ayudan a los niños a adquirir destreza física y confianza en un entorno seguro. Los padres aprecian el ambiente tranquilo y relajado del bosque.

Ciclismo. Desde alrededor de 1990 el deseo de estar en buena forma física se unió al interés por la naturaleza. Con el auge del ciclismo de montaña la Comisión Forestal se puso en vanguardia, desarrollando oportunidades desde el ciclismo en familia hasta las pistas de vía única para bicicletas de montaña y carreras con descensos accidentados. Siempre buscando lo mejor, la Comisión Forestal –en colaboración con agencias de desarrollo rural que reconocían la contribución de este turismo especializado– estableció servicios conformes a los criterios internacionales, aprovechando la experiencia de los Estados Unidos.

Recorridos de cuerda elevados. La idea de recorridos de cuerda montados en grandes árboles fue importada de Francia en 2002. Los recorridos consisten en puentes de cuerda y una serie de obstáculos que van de árbol en árbol, elevados hasta 15 metros sobre el nivel del terreno. Cables de deslizamiento devuelven a los participantes al terreno después de cada obstáculo. Los participantes llevan un correaje estudiado para ir siempre enganchados a un cable que garantiza una seguridad absoluta. La reacción del público ha sobrepasado las expectativas. Los participantes –asustados, divertidos o ambas cosas– viven una profunda experiencia para personas en cuyas vidas cotidianas no hay riesgos. Los recorridos son un gran éxito y han creado bastantes puestos de trabajo locales.

Elevado hasta 15 m sobre el nivel del terreno, el “camino de monos” incluye puentes de cuerdas y cables de deslizamiento, ofreciendo emoción con total seguridad

R. LESLIE


Las tasas cobradas a las visitas escolares contribuyen al programa de educación subvencionado por el gobierno; pero los grupos que no pueden pagar están exentos

R. LESLIE


¿ES JUSTO PAGAR POR EL USO DE UN BIEN PÚBLICO?

La Comisión reconoció desde el principio que hay problemas de justicia y equidad en el cobro por servicios en las propiedades forestales nacionales. Los contribuyentes han pagado ya para crear los servicios, ¿por qué habrían de pagar para usarlos?

La principal tasa directa es la de aparcamiento de automóviles. Se supone que los propietarios de vehículos aceptan en general la práctica de pagar por el aparcamiento y que el hecho de poseer un automóvil implica la capacidad para pagar esa tasa. Los espacios de aparcamiento de pago se han hecho en los últimos diez años una práctica casi universal en Inglaterra, lo que ha sido un factor importante para su aceptación. No se paga por entrar al bosque ni por el uso de servicios como aseos o centros de visitantes. El principio básico es la libertad de acceso a pie. Aunque a muchos bosques solo es fácil llegar en automóvil, generalmente hay un aparcamiento gratuito a 1 ó 2 km del de pago, de manera que los visitantes tienen realmente esa opción.

Ha habido muy poca resistencia al pago de los servicios. Los visitantes de días festivos están dispuestos a pagar para disfrutar, y dan el dinero por bien gastado. Algunas objeciones han venido de los habitantes locales; los visitantes locales frecuentes pueden estar disgustados por tener que empezar a pagar por algo que consideran (con razón) que ya era suyo. De ahí que siempre haya un tique anual muy barato para usuarios frecuentes. Su precio por un equivalente a 10 a 15 visitas se acepta casi universalmente como ventajoso.

El personal está autorizado a eximir del pago –por ejemplo, para visitas educativas– a ciertos grupos de usuarios que probablemente desistirían si tuvieran que pagar, tales como grupos económica o físicamente desfavorecidos.


CONSECUENCIAS DEL PAGO POR EL BOSQUE COMO ESPACIO RECREATIVO

Los ingresos reflejan un cambio en la conducta del visitante: con las actuales tarifas no se ve que el pago en sí mismo haga descender el número de visitantes. Ha habido, no obstante, un descenso gradual en las atracciones tradicionales visitadas en automóvil, por ejemplo la vista panorámica de Symonds Yat en el Forest of Dean, y en lugares que no han cambiado ni mejorado durante muchos años. En cambio, han aumentado espectacularmente las visitas a espacios propicios para una participación más activa, como ciclismo y pistas de juego. El parque de Moors Valley, donde se hizo la primera gran pista de juego, pasó de un modesto uso local a 800 000 visitas anuales tras introducirse esa atracción.

Nuevos productos pueden producir nuevos impactos medioambientales. Pero contra lo que se cree comúnmente, mayor rentabilidad monetaria no significa necesariamente más impactos. El objetivo en las zonas más intensamente utilizadas, tales como New Forest, debe ser aumentar el gasto por cabeza –por ejemplo, persuadiendo a los visitantes a pernoctar– beneficiando a la economía local sin aumentar el número de visitantes. Los centros donde hay más actividades, por ejemplo Grizedale en Lake District, pueden reducir el tráfico manteniendo ocupados a los visitantes todo el día. Atracciones especiales, como instalaciones esmeradas o espectáculos naturales (por ejemplo, el panorama de una cascada) o artificiales (por ejemplo, un sendero artístico), se utilizan como estímulo para dirigir los impactos hacia lugares resistentes o de menor valor como pinares fuertes, dejando a salvo bosques bajos seminaturales más frágiles.


RACIONALIZACIÓN DE LAS INSTALACIONES

Hace unos diez años la Comisión Forestal decidió racionalizar las infraestructuras recreativas, descartando la mediocridad y concentrando los recursos donde mayor sería el beneficio para los visitantes. No es que hubiera un sentimiento de fracaso; las actitudes y preferencias del público cambian, y es bueno que los gestores de servicios los revisen cada 10 a 20 años.

La Comisión optó por cerrar los servicios que nunca habían atraído a gran número de visitantes. Se cerraron además aseos en lugares de uso local, ya que los visitantes fugaces de las cercanías realmente no los necesitan, y los aseos eran también un foco de conducta incívica. Redes de pistas de corto, medio y largo recorrido, rutinariamente establecidos en los años setenta, se redujeron a simples senderos. Las redes no correspondían a las necesidades de los visitantes, su señalización confundía, y el mantenimiento era caro. Además, la Comisión concluyó que señalizar pistas en bosques locales era un despilfarro, porque los habitantes locales tienen ya un buen conocimiento del bosque.

Apenas ha habido reacciones negativas, lo que muestra lo poco que se valoraban estos servicios. En dos casos en que las objeciones fueron patentes, se repusieron los servicios.

Al mismo tiempo se introdujeron varias mejoras. En lugar de servir como antes al visitante “medio” hipotético, la Comisión Forestal reconoce ahora la diversidad de usuarios y usos del bosque, distinguiendo por ejemplo entre visitantes que hacen breves escapadas a los bosques cercanos a sus hogares y visitantes en vacaciones que van a bosques más remotos como los del Lake District.

Desde 2002, en colaboración con agencias de desarrollo que han financiado la regeneración urbana, la Comisión Forestal ha establecido más de 40 km de nuevas pistas de fácil acceso en bosques cercanos a centros de población. Se trata de pistas de alta calidad con rampas y superficie lisa, aptas para sillas de ruedas, carritos de niños y personas con minusvalías motrices.

Recientemente se han establecido pistas de alta calidad para el ciclismo familiar, que son muy populares. Suelen ser una combinación de caminos forestales madereros, con mejor pavimentación si es necesario, y secciones construidas ex profeso.

Se han ampliado los grandes centros con muchos visitantes y potencial para que los ingresos compensen los gastos. Con más visitantes y más actividades, los centros son más viables. Aunque los espacios pequeños y de uso local tuvieran pocas posibilidades de ser rentables, en lugar de cerrarlos la Comisión Forestal encargó a gestores locales que buscaran medios innovadores para hacerlos viables.

Cuando se disponía de fondos, se ha ampliado la infraestructura básica, en particular los aparcamientos de automóviles y los aseos. Aunque estos servicios requieren la inversión de un capital considerable y su mantenimiento es costoso, son fundamentales para la generación de ingresos en tiendas, cafés y actividades diversas.


La calidad compensa

Siempre es tentador comprar más con menos dinero. Pero unos servicios extensivos de baja calidad requieren más gastos generales de mantenimiento que un desarrollo cualitativo deliberado. El buen diseño y el buen mantenimiento son cada vez más importantes, ya que la responsabilidad legal de la seguridad incumbe al propietario, y las reclamaciones y pleitos son en general más frecuentes.

El mobiliario exterior y la señalización han sido rediseñados por arquitectos paisajistas para darles un aire contemporáneo y reducir los gastos de mantenimiento. Construidos sólidamente con madera de los bosques de la Comisión Forestal certificada por el Forest Stewardship Council, estos elementos están en armonía con el entorno forestal y son resistentes al vandalismo.


Gestión pública y gestión privada

La Comisión Forestal ha adoptado una mayor flexibilidad en cuanto a las funciones respectivas de la gestión pública y la privada, y a menudo colabora con empresas privadas; se ha abierto paso una combinación de iniciativas públicas y privadas sin reglas fijas. En algunos lugares los servicios de restaurante y los puestos de venta dependen de la Comisión, mientras que en otros pueden darse una o más licencias. Negocios como alquiler de bicicletas o recorridos de cuerda suelen ser privados, mientras que los terrenos de juego dependen de la Comisión. Lo que importa sobre todo es mantener una reputación de alta calidad.

El bosque como espacio recreativo y la economía en general

De acuerdo con la política de la Comisión Forestal, los bosques y los espacios recreativos en zonas rurales han de beneficiar a la economía rural en general, y a las comunidades rurales (no a los visitantes) hay que pedir que aporten fondos públicos. Las comunidades rurales se benefician si los visitantes pernoctan en ellas y compran alimentos y artículos locales. Los servicios recreativos generan negocios sostenibles en zonas económicamente frágiles que de otro modo tendrían necesidad de apoyo del gobierno.

El cierre del campo británico durante varios meses con ocasión de la epidemia de glosopeda de 2001 hizo ver la importancia para el conjunto de la economía rural de los servicios recreativos en los bosques nacionales. Por ejemplo, el cierre del Forest of Dean –donde el turismo genera cada año 55 millones de euros en el conjunto de la economía, mientras que los ingresos de la madera son solo 1,5 millones– se tradujo en un descenso del 70 por ciento en el turismo local en las vacaciones de Pascua, aun cuando otras atracciones y alojamientos permanecieron abiertos.

En Gales, el centro de ciclismo de montaña de Coed y Brenin ha dado unos ingresos anuales estimados en 7 millones de euros a una zona rural apartada de frágil economía. El gobierno de Gales ha dado ahora a la Comisión Forestal 1,2 millones de euros para establecer nuevos centros. La Comisión espera atraer al campo galés 20 millones anuales de otros negocios.


CAPITAL PARA INVERSIONES

Los ingresos generados por las tasas han revolucionado las operaciones, permitiendo aumentar el personal, mejorar las infraestructuras y ampliar los servicios. No obstante, los ingresos raramente son suficientes para grandes gastos de capital, lo que es un problema ya que muchos de los centros son demasiado antiguos o pequeños para realizar su potencial y están necesitados de una revisión total.

Una de las claves del crecimiento actual es la financiación mediante asociación con otras agencias, a menudo en virtud de un planteamiento más amplio del desarrollo rural. La capacidad de la Comisión Forestal para mejorar la calidad de la vida en algunas de las zonas más pobres del país la convierte en socio atractivo para las agencias de financiación. Entre las fuentes públicas y semipúblicas están los ingresos de la Lotería Nacional del Reino Unido, los fondos del gobierno central para desarrollo regional y los fondos estructurales europeos destinados a desarrollo. De esta manera el centro Whinlatter, que en 2002 atrajo a 100 000 visitantes para ver por primera vez en Inglaterra crías de águila quebrantahuesos, se está reacondicionando y modernizando con subvenciones cercanas a 1,5 millones de euros. Se prevé que esta inversión reportará a la economía local un beneficio anual de 2 millones de euros.
El arte, el ciclismo, la educación y la facilidad de acceso atraen por su parte financiación de diversas fuentes.

Un parquímetro combinado con un punto de información, hecho con madera maciza para no desentonar con el bosque y darle resistencia

R. LESLIE


CONCLUSIÓN

El temor inicial de la Comisión Forestal de que un enfoque comercial redundara en perjuicio del medio ambiente resultó infundado. Para los visitantes del bosque, el nivel, la calidad y la diversidad de las actividades y servicios han aumentado mientras que los fondos básicos aportados por el gobierno han disminuido. Las instalaciones están en mejores condiciones que hace diez años, y el negocio supone una nueva cultura de innovación, calidad y atención al cliente. Los visitantes vuelven a los sitios conocidos, y se atrae a nuevos clientes.

Algunas oportunidades se han perdido. Durante mucho tiempo la Comisión Forestal pensó que cada lugar debía ser único, con lo que renunció a beneficiarse de las economías de escala. Algunos productos exitosos como pistas de juego no se desarrollaron con bastante rapidez. Algunas grandes iniciativas y algunos centros no tuvieron un éxito inmediato.

La mejor defensa contra el fracaso ha sido la flexibilidad. Los gestores locales tienen un amplio mandato, y la Comisión sopesa cuidadosamente en qué medida hay que persistir en ideas que no parecen dar resultado.

Gran parte de esta experiencia puede ser familiar para algunos, pero hay muchos servicios públicos recreativos en el Reino Unido, Europa y América del Norte que podrían aprovechar estas lecciones. Los contextos pueden variar: no se puede intentar cobrar por el aparcamiento si ello no es habitual en la región. Sin embargo, el obstáculo principal parece ser la incapacidad de las instituciones públicas, acostumbradas a esperar financiación oficial, para reaccionar ante la pérdida de dinero público. Para la Comisión Forestal fue una sorpresa la medida en que las tasas impuestas por necesidad han elevado la calidad del servicio y el disfrute de los visitantes además de ayudar a financiar los espacios recreativos.

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