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SESION II. INFORMES DE PAISES (continuo)

NICARAGUA

Introducción

En Nicaragua, una de las causas más importantes de la degradación y extinción del recurso forestal na sido el uso creciente de la leña.

De acuerdo al Balance Energético Nacional de 1990, la leña representó el 56% del consumo neto de energía final, el carbón vegetal 1%, los residuos orgánicos vegetales (bagazo, cascarilla de algodón, café) el 9%, los derivados del petróleo el 27% y la energía eléctrica el 7% del consumo total (Cuadro 1).

Cuadro 1. Consumo final energético por formas de energía en Nicaragua

Formas de energíaKilo-BepPorcentaje
Leña6 096,055,37
Carbón vegetal130,41,18
Derivados de petróleo3 025,627,48
Residuos vegetales1 037,09,42
Energía eléctrica719,66,54
Total11 008,6100,00

Fuente: Instituto Nicaragüense de Energía, 1991.

En ese año el consumo de leña se estimaba en 3,3 millones de metros cúbicos de madera, equivalente entre 1 500 000 a 1 800 000 t. En los últimos años el consumo de leña en el país se ha incrementado, y su tendencia es de aumentar en el corto plazo, debido principalmente a la demanda creciente de energía y al incremento del precio del petróleo.

La cuantificación del consumo de leña es bastante compleja, principalmente en el sector residencial, por la ausencia de datos censales de población, por el porcentaje de ésta que consume leña o bien por el consumo per cápita por día. Sin embargo, en base a estimaciones se puede decir que los principales usuarios de leña y carbón vegetal son el sector residencial para la cocción de alimentos, el industrial y la industria artesanal. De acuerdo a la distribución sectorial, el sector residencial consumió el 97% del total de leña considerada en el balance energético nacional de 1990 (Cuadro 2).

Cuadro 2. Consumo de leña y carbón vegetal por sectores de consumo en Nicaragua

Sector de consumoKilo-bepPorcentaje
Residencial6 040,8097,02
Comercio, público y servicio94,901,52
Industria72,001,16
Transporte--
Agropecuario18,600,30
Total6 226,30100,00

Fuente: Instituto Nicaragüense de Energía, 1991.

Según su densidad y actividad, la población nicaragüense ejerce una fuerte influencia sobre los bosques y otras fuentes primarias de energía. El tipo de aprovechamiento de estos bosques en la extracción de leña y el cambio de uso de la tierra, a la que son sometidos luego, no asegura una producción forestal sostenida. El resultado de esto es la crítica situación leñera que presenta la región del Pacífico, desde Chinandega hasta Rivas y especialmente los alrededores de Managua, donde gran parte de la leña consumida proviene de los bosques naturales secundarios, los que están cada vez más distantes y degradados, provocando un desequilibrio entre la oferta y demanda.

En consideración a esto, el Programa de Acción Forestal de Nicaragua PAF-NIC establece en su Programa de Leña y Energía un conjunto de proyectos destinados a atacar el problema desde el punto de vista de un incremento de la oferta y un mejor uso del recurso. Los proyectos están enmarcados en manejo forestal, plantaciones forestales energéticas, instalación de plantas dendroenergéticas, y el incremento de la eficiencia en el uso doméstico de la leña.

El presente documento permite conocer la caracterización y la dinámica de los bosques secos que están siendo extraídos como leña, con el fin de inducir el manejo forestal.

Caracterización del bosque seco utilizado como leña

Los tipos de bosques que son motivo de extracción de leña se pueden clasificar en 4 categorías principales:

  1. Bosques secos primarios intervenidos en varias ocasiones bajo diversos grados o intensidad, pero que conservan todavía la vegetación inicial, manteniendo su estructura original donde se pueden identificar al menos dos doseles con predominancia de árboles con diámetros mayores de 10 cm y abundante regeneración de diversas especies: en el estrato superior, se pueden reconocer Pochote, Madero negro, Roble, Laurel, Cortéz, Ceibo y Genízaro, entre otras y en el dosel inferior otras especies como Jiñocuabo y Guacimo, entre otras.

  2. Bosques secos primarios degradados, que han perdido su estructura, en donde ya no se pueden distinguir los doseles debido al grado de intervención para sacar las especies más valiosas y las otras para leña. En estos bosques se pueden encontrar algunas especies características del bosque seco, como Genízaro, Ceibo, Nanciguiste, Escobillo, Talalate y Melero, acompañados de arbustos.

  3. Bosques secos secundarios jóvenes, que están en desarrollo. Anteriormente pastizales abandonados, ahora constituyen bosques bajos, de hasta 10 m de altura. En estos bosques se identifica un solo dosel compuesto de árboles y arbustos, donde se pueden distinguir algunas especies características del bosque seco y que son las pioneras, como Cortez, Laurel, Quebracho y chaperno, acompañado con regeneración de Cornizuelo y cachito.

  4. Bosque de sabanas con predominancia de arbustos y chaparrales, donde se pueden encontrar Aguijote, Nacascolo, Cornizuelo y Jicaro. Este tipo de bosque es bastante apetecido para la leña en la región del pacífico.

Además de estos tipos de bosques existen áreas de cultivo permanente (cafetales) que están siendo afectadas por la extracción de leña de Guanacaste, Chaperno, Acetuno, Tempisque, Cedro real, Níspero, bajo el pretexto de disminuir la sombra al café (renovación de cafetales).

Todos estos tipos de vegetación, bosques y sabanas están siendo objeto de intervenciones para producción de leña, de manera que para el manejo le corresponden diferentes tratamientos, según se puedan identificar diferentes tipos de suelos y condiciones de logística y aprovisionamiento de agua.

Dinámica del bosque utilizado para la extracción de leña

En términos generales la dinámica de los diferentes ecosistemas observados en el campo corresponden al uso alternado de actividades agropecuarias y de aprovechamiento de leña. Los sucesivos cambios del uso de la tierra son efectuados sin ningún criterio técnico de uso potencial de la tierra, lo que conlleva finalmente a la degradación de los bosques y a la extinción de sabanas.

En el caso del bosque seco primario intervenido, la dinámica se inicia con el aprovechamiento de algunas especies de valor comercial (Pochote, Genízaro, Roble), simultáneamente este bosque es aprovechado para leña, para posteriormente dejarlo en barbecho. Aquí la vegetación se recupera fácilmente si no es obstaculizada por el fuego en la época seca.

En el caso del bosque primario degradado, la dinámica se inicia con el aprovechamiento de la leña con el fin de establecer parcelas agrícolas, para posteriormente darles un uso ganadero, luego de un corto período de barbecho. Finalmente, en el mejor de los casos la vegetación del barbecho se transforma en bosque secundario. Es en esta dinámica que se plantea intervenir la sucesión con el manejo forestal para recuperar el bosque.

En el caso de bosque tipo sabana, la dinámica actual se inicia con la extracción de leña, para luego realizar la quema, destinada al establecimiento de potreros. Luego del pastoreo se deja en barbecho largo para luego iniciar un nuevo ciclo. La producción de leña en estos bosques por lo general alcanza de 3 – 5 t/mz.

En el caso de los bosques secos secundarios, la dinámica actual se inicia con el aprovechamiento de la leña para luego destinarlos a potreros. Inicialmente, hace varios años el bosque seco primario fue talado para convertirlo en potreros, que luego de un barbecho de aproximadamente 10 a 15 años, resulta el bosque secundario actual. La producción de estos bosques alcanza entre 5–10 m/mz.

En el caso de las áreas de renovación de cafetales la vegetación primaria restante, que sirve como sombra, está siendo aprovechada para madera comercial y para leña. El cultivo de café continúa en la mayoría de los casos sin sombra o con menos sombra.

En los 4 primeros casos se trata de inducir el manejo forestal como una alternativa al cambio de uso de la tierra, aplicando un conjunto de tratamientos silviculturales, que deberán determinarse sobre el terreno. En el último caso se trata de un caso particular de manejo agroforestal.

Tratamientos silviculturales posibles de implementar

Los tratamientos silviculturales que corresponden al manejo de estos bosques, a excepción de los cafetales, pueden resumirse como sigue:

  1. Protección del bosque contra el fuego y el cambio de uso de la tierra, luego del aprovechamiento selectivo de especies comerciales y de leña. Aquí la leña es producto de los sucesivos raleos, podas, de carácter comercial y/o fitosanitario. Este tratamiento es de gran importancia para el manejo y deberá aplicarse en todos los tipos de bosques secos mencionados, a excepción de los de sabana.

  2. Tala rasa al estilo de bosque bajo simple. Bajo este tratamiento, el rendimiento sostenido de madera puede ser asegurado a través de un sistema de ordenación por superficie, el cual es posible aplicar cuando se dispone de especies arbóreas con capacidad de rebrote y cuando el objetivo es principalmente producir leña. Es decir, este tratamiento puede aplicarse en áreas de bosque seco secundario con especies de poco valor comercial y/o en plantaciones energéticas de Eucalipto.

  3. Aprovechamiento selectivo al estilo de bosque bajo entresacado. Consiste en un aprovechamiento selectivo de árboles de más edad o de mayores dimensiones, en el caso que existan especies de valor comercial y con una regeneración importante de las mismas. Esto se puede aplicar en bosques secos primarios intervenidos y en bosques secundarios con especies de alto valor comercial.

  4. Enriquecimiento forestal con especies de valor comercial exóticas o nativas, que completen fácilmente el objetivo de un aprovechamiento comercial para el rodal. El bosque será enriquecido con especies de valor comercial, tanto exóticas como nativas, según el área de estudio y los objetivos. Esto es aplicable cuando el número de árboles con valor comercial en el bosque original es insuficiente o degradado debido a la gran explotación que ha sufrido dicho bosque. Este tratamiento puede aplicarse en bosques secos secundarios y en bosques secos primarios degradados.

  5. Plantaciones forestales, con especies nativas o con especies exóticas. Se aplica cuando no se encuentra regeneración comercial o en áreas desforestadas. Esto es perfectamente aplicable en bosques de sabana y en algunos bosques secos secundarios..

En la práctica encontraremos una combinación de los tipos de bosque ya mencionados dentro de una sola finca; por lo tanto una combinación de los tratamientos será probablemente lo más adecuado. Esto, evidentemente, de acuerdo con los objetivos del dueño de la tierra.

Suqerencia de acciones inmediatas

El Servicio Forestal Nacional SFN/IRENA conformará un equipo permanente de trabajo sobre el tema leña y energía que, entre otras cosas, tendría como función:

Bibliografía consultada

CENTRE TECHNIQUE FORESTIER TROPICAL (CTFT), 1992. Memento Forestier. Tercera edición. Ministère de la Coopération, 1989.

DUNCAN POORE, 1989. No timber without trees, ITTO, Yokohama 1989

IRENA/INE/ECOTPAF, 1991. Programa Leña y Energía, documento base Plan de Acción Forestal de Nicaragua 1991.

IRENA/ECOTPAF, 1992. Plan de Acción Forestal de Nicaragua PAF-NIC, documento base, Managua, 1992

LAMPRECHT, HANS. 1990. Silvicultura en los trópicos. Cooperación Técnica de la República Federal de Alemania, Eschborn 1990.

NARENDRA, P. SHARMA, 1992. Managing the world's forests, World Bank, Kendall/Hunt publishing company USA.

VAN BUREN, 1984. El Comercio de la leña en Nicaragua. IIED/CATIE/IRENA, 1984

PANAMA

Información general

El territorio nacional cuenta con una superficie de 75 517 km2, con una población de 2 329 329 habitantes (censo 1990) y una tasa anual de crecimiento demográfico de 2,36%.

El recurso forestal y su estado actual

El proceso de deforestación de nuestros bosques se inicia en la época colonial, debido a la expansión de la frontera agrícola y al crecimiento de la población, facilitado inicialmente por la exportación maderera.

Cuadro 1. Superficie boscosa del país, con cifras para 1970, 1980 y 1987

AñoSuperficie km2Territorio Nacional %
197043 44958
198035 49747
199029 93043

Según el Cuadro 1 se registra una tasa de deforestación equivalente al 1,6% anual para el período 1979-1987.

Progreso y problemas en la formulación y ejecución de políticas dendroenergéticas optimizadas para el desarrollo rural y la protección ambiental

La escasez del recurso forestal con fines energéticos, en este caso la leña, se convierte en un problema, principalmente para las familias de escasos recursos de las áreas rurales.

Tradicionalmente en nuestro país la leña ha sido utilizada posteriormente, para cocinar alimentos y como combustible, en industrias rurales (ingenios azucareros, salinas y fabricación de objetos de arcilla). El censo de población y vivienda de 1990 estimó que del total de las viviendas ocupadas (525 236 viviendas) el 29% utiliza leña y carbón para cocinar. Ante esta situación, en 1980 se inician en Panamá los estudios de dendroenergía con el establecimiento de un Proyecto denominado Leña y Fuentes Alternas de Energía, ejecutado por el CATIE e INRENARE.

En este Proyecto se investigaron especies forestales (nativas y exóticas) y sistemas de plantación para la producción de leña.

Luego en 1986 se desarrolla una segunda fase de ese Proyecto pero se denomina, Madeleña, cuyo objetivo es incorporar las plantaciones forestales, como un componente más de producción en fincas rurales, considerando la leña como un producto forestal adicional.

En 1980 se crea la Comisión Nacional de Energía (CONADE), presidida por:

Existen diferentes instituciones que desarrollan programas de investigación y realizan proyectos energéticos de biomasa, como por ejemplo: el INRENARE y el CATIE desarrollan proyectos de selección de especies forestales y sistemas de plantación.

El MIDA, investiga la producción del alcohol a partir de la caña de azúcar.

La DIGEDECOM, apoyada por el ICAITI, desarrollan programas de estufas sin humo y biodigestores.

Podemos decir que las experiencias generadas por estas instituciones son el único avance en materias de dendroenergía en Panamá.

Si bien existe la CONADE, la actividad dendroenergética no es considerada importante dentro de sus planes de desarrollo, ya que no existen políticas definidas para el sector, por lo tanto no hay organización en la planificación y ejecución de programas de dendroenergéticos.

No existe coordinación entre las instituciones que ejecutan estos proyectos. Por ejemplo se dan casos de instituciones que desarrollaron programas de construcción de estufas y hornos cuya fuente de combustibles es la leña, pero que no consideran el establecimiento conjunto de programas de reforestación.

Impactos ambientales negativos por el uso de la leña

En Panamá, se mencionó que el 29,1% de las viviendas ocupadas consumen leña y carbón y que se están ejecutando proyectos (estufas) que incluyen la tecnología para optimizar el uso de la leña, pero que no incluyen el abastecimiento sostenido de la materia prima, lo que provoca una fuerte presión sobre los recursos forestales remanentes en las regiones pobladas del medio rural. (Cuadro 2).

Esto indica que el consumo de leña puede ser un factor más de la deforestación en el país. Las regiones más afectadas por el alto consumo de leña son: Coclé, Veraguas, Los Santos y Chiriquí, siendo éstas las provincias con mayor densidad de población rural, representando un 30% de la población del país, aproximadamente 700 000 personas.

Cuadro 2. Consumo de leña por viviendas en Panamá

AñoTotal de viviendasViviendas que usan leña%
1970285 551114 64840,1
1980364 325111 41030,6
1990525 236152 96529,1

Los efectos socioeconómicos y ambientales, producto de la deforestación provocada por la obtención de leña están relacionadas, ya que los sitios con el mayor índice de pobreza, presentan el grado más alto de deterioro de sus recursos.

El país ha planteado su política, tratando de revertir la situación de los recursos naturales renovables, a través de la implementación del PAFT-PAN, donde se plantean y gestionan recursos para la ejecución de proyectos de reforestación, manejo de bosques, conservación de suelos y algunas veces el establecimiento de plantaciones para leña.

A principios del año (1993) se aprobó la Ley de Incentivo a la Reforestación, y actualmente se aprobó en primer debate el Proyecto de Ley Forestal.

Metodologías aplicadas para la cuantificación del consumo de leña-carbón y otras fuentes de energía.

La cuantificación del consumo de leña y carbón en Panamá es parte del balance energético nacional, que es elaborado por CONADE. La información se obtiene de encuestas realizadas por algunas instituciones, como la Contraloría General de la República e INRENARE, entre otras.

Podemos decir que la participación de la energía proveniente de la leña y carbón vegetal representa el 24% del balance energético nacional.

La producción y el consumo de leña son los siguientes:

AñoLeña 1 000 m3
ProducciónConsumo
1970803778
1975813800
1980854881
1985871892
1986877899
1987899883
1988924907

En consecuencia, globalmente la producción de leña aumenta en un 15,3% entre los años extremos de la serie 1970–1988, mientras que el consumo creció un 15%. A pesar que la producción y consumo de carbón vegetal y bagazo se realizan en nuestro medio, no se tienen cifras actualizadas, pero lo que sí se puede citar es el hecho de que el carbón vegetal se continúa produciendo con la tecnología tradicional con bajos rendimientos (hornos de tierra) utilizando el mangle como materia prima.

En los años 1970–1980 y 1990 el consumo de energía primaria de origen nacional e importada, ha tenido en términos porcentuales, el siguiente comportamiento:

Detalle1970
%
1980
%
1990
%
Fuentes nacionales29,134,3  11,41
Hidroenergía  0,9  6,714,5
Leña24,919,922,8
Bagazo  3,3  7,7 4,5
Fuentes importadas70,965,758,2
Petróleo70,865,756,7
Carbón Mineral  0,1-  1,5

Tal como se puede apreciar en el cuadro anterior, la participación de hidroenergía en el consumo total ha registrado un aumento significativo y por otro lado el petróleo disminuye su contribución en el mismo, en forma proporcional, si se compara globalmente el incremento en el uso de fuentes nacionales en relación a la disminución de las fuentes importadas, no obstante que se mantiene aproximadamente constante su contribución en términos de unidades energéticas.

En cuanto al consumo neto de energía total por sectores, la estructura para el período citado es la siguiente (unidad Tcal).

Sector1970
%
1980
%
1990
%
Residencial36,629,133,7
Comercial 2,6 4,4 6,1
Transporte23,226,730,6
Industrial agropecuario18,727,219,4
Otros18,912,510,2

La disminución de participación del sector residencial en 1980, es consecuencia principalmente de la penetración de la energía eléctrica en sustitución de otras fuentes.

En el sector industial-agropecuario la estructura del consumo neto de energía comercial excluye la leña, en razón de que su importancia como fuente de energía es muy inferior a la que tiene en el sector residencial y se estima que para el año 1970 fue de 72 600 t y para 1980 de 69 000 t, lo cual corrobora la anterior afirmación.

El consumo de energía total en el sector residencial en el año 1980, por usos, fue el siguiente:

Usos%
Cocción de alimentos88,1
Iluminación 2,2
Acondicionamiento de aire 1,0
Calentamiento de agua 0,9
Refrigeración 5,5
Equipos domésticos 2,3

La estructura descrita corresponde a la suma de energía comercial y no comercial. La leña, utilizada principalmente en el medio rural, constituyó aproximadamente el 80% del consumo.

Excluyendo esta fuente, el consumo de energía comercial en el sector residencial fue el siguiente:

Usos%
Cocción de alimentos 42,9
Iluminación 10,7
Acondicionamiento de aire   4,7
Calentamiento de agua   4,5
Refrigeración 26,5
Equipos domésticos 10,7
Total100,0

En general, cabe destacar que el gas licuado va desplazando los consumos de kerosene y de leña en la cocción de alimentos. La sustitución parcial de esta última es atribuida a la escasez de la fuente debido a la deforestación indiscriminada, las facilidades para obtener el gas licuado y la migración rural -urbana.

PERU

Progresos y problemas de los sistemas dendroenergéticos y la protección ambiental

El Instituto Nacional Forestal y de Fauna (INFOR), actualmente incorporado a la Dirección General Forestal y de Fauna, inició un programa de reforestación que se ha extendido prácticamente a todos los departamentos de la sierra. Para fortalecer dicho programa, en agosto de 1982 se inició el Proyecto FAO/HOLANDA/INFOR “Apoyo a las Plantaciones Forestales con Fines Energéticos y para el Desarrollo de las Comunidades Rurales de la Sierra Peruana”. Como ámbito prioritario del Proyecto se eligieron los departamentos de Ancash, Junín y Puno; posteriormente a estos departmentos se incorporaron Cuzco y Ayacucho.

Las actividades desarrolladas por el Proyecto permiten evaluar positivamente los resutados alcanzados. Actualmente, cerca de 250 comunidades campesinas desarrollan programas comunales de reforestación, de manera autogestionaria e integrada al desarrollo rural. Se han logrado cumplir muchas metas importantes: 1) realizar diagnósticos sociales y forestales en 172 comunidades; 2) establecer 153 comités forestales comunales; 3) aplicar 36 planes comunales de reforestación; 4) establecer 109 viveros comunales; 5) producir 3,9 millones de plantones en viveros estatales; 6) ayudar a producir 358 mil plantones en viveros comunales; 7) ayudar a 1,150 familias campesinas a plantar árboles en sus parcelas; 8) establecimiento de 3,563 ha de plantaciones comunales; 9) ayudar a 23 comunidades a iniciar obras de control de erosión; 10) capacitar a 393 promotores forestales miembros de los comités; 11) capacitar 4 200 comuneros en actividades forestales; 12) introducir educación forestal en 860 escuelas rurales; 13) instalar 168 cocinas mejoradas en casas de familias campesinas y 14) establecer siete industrias forestales comunales.

De acuerdo con la experiencia ya lograda, es innegable que el sector forestal peruano ha aportado y puede seguir contribuyendo con soluciones efectivas para racionalizar el consumo de leña en el país, sobre todo en la sierra.

En cuanto a los problemas sobre los sistemas dendroenergéticos, ELECTROPERU desarrolló diversos modelos y tamaños de gasógenos a leña y a carbón vegetal, acoplados a generadores eléctricos con resultados diferentes. Algunas experiencias presentarón problemas, como la planta piloto dendrotérmica de Iberia (Madre de Dios), con una potencia instalada de 250 kw, utilizando la tecnología de gasificación de carbón vegetal y que fue donada por el Gobierno de Italia. Se presentaron dificultades a nivel de producción de carbón y en el gasificador, debido a un diseño inadecuado a las condiciones de la selva peruana; a ello se agrega la falta de capacitación de los operarios del equipo y de los encargados de su mantenimiento.

El proceso de incorporación de la dendroenergía al medio rural se ha desarrollado en forma desordenada y bajo criterios imitativos de modelos utilizados en países industrializados; asimismo algunos proyectos se dieron en un marco de descoordinación institucional y en forma de acciones generalmente aisladas.

Impactos ambientales negativos por el uso de la leña

Gran parte de la madera producida en el país se utiliza como combustible, particularmente en las áreas rurales, para la cocción de los alimentos de la población. El consumo de leña con fines energéticos genera un impacto negativo sobre el medio ambiente, en tanto contribuye a la deforestación y con el proceso de desertificación. Sin embargo no es la principal causa de la deforestación, más bien recae en la agricultura migratoria y la ganadería extensiva en la selva. El poblador de estas áreas utiliza las ramas, arbustos y restos de vegetales para satisfacer sus necesidades de energía. Además la deforestación se produce sobre todo en la selva y no en la sierra que es donde más se usa la biomasa como fuente de energía.

En zonas donde existe escasez de leña, los campesinos recurren al estiércol con fines energéticos afectando la fertilidad natural de los suelos, así como su productividad sostenida, dado que disminuye el potencial agrícola nacional. Otros problemas son los riesgos de salud, principalmente la de la mujer campesina, ya que por la combustión de la leña ella está expuesta a la emisión de sustancias como co2, que afecta a los sistemas cardiovascular, respiratorio y nervioso, produce irritación a los ojos y garganta, y ocasiona problemas pulmonares. Además ciertas sustancias son consideradas cancerígenas, pudiendo reducir la esperanza de vida.

Metodologías aplicadas para la cuantificación del consumo de leña y carbón vegetal en el país

El Ministerio de Energía y Minas para la cuantificación del consumo de leña, en la elaboración del Balance Nacional de Energía (BNE), partió del supuesto que tanto la FAO como la Dirección General Forestal y Fauna del Ministerio de Agricultura subestiman en sus estadísticas el consumo de este recurso. Por ello se optó por estimar el destino del producto primario a partir del consumo final, incluyendo un cálculo de la leña utilizada en la producción de carbón vegetal. El destino de la leña como energía secundaria se calculó en base a una encuesta realizada por integrantes del Proyecto BNE. El origen y el destino fueron considerados de igual magnitud tanto en la energía primaria como en la secundaria. El consumo de la leña se calculó desagregando: consumos domésticos, ladrilleras, chicherías y panaderías. El número de consumidores del sector doméstico se obtuvo en base a datos de los Censos de Población y Vivienda realizados en 1961 y 1972. El consumo específico resultó de la encuesta piloto de microconsumos. En cuanto al consumo doméstico de carbón vegetal, éste se estimó a partir de los datos del censo de 1961. El consumo comercial se obtuvo de un sondeo efectuado en 1977 en restaurantes y expendedores ambulantes de alimentos en Lima Metropolitana.

En cuanto a los consumos energéticos en las pequeñas industrias rurales, los sondeos y encuestas dieron los resultados siguientes: en chicherías arrojó un consumo específico de 0,526 kg de leña por litro de chicha, lo que equivale a 1 900 kcal/lt; en panaderías resulta un consumo promedio de 1,67 kg de leña por kg de harina, de donde se obtiene un consumo específico de 164 kcal/pan; en ladrilleras la encuesta permitió medir un consumo promedio de leña de 0,72 kg de leña por ladrillo, es decir 2 750 kcal/ladrillo.

Los resultados específicos sobre consumos residencial y de pequeña industria conjuntamente con las series de población consumidora calculada, permitieron elaborar las series nacionales de consumo de leña.

Consumo final de energía, por fuentes y sectores

En relación a la estructura de consumo de energía por fuentes en 1991, nos indica un mayor consumo para leña (32,11%), seguido del “diesel oil” (12,81%), gasolina (11,39%) y energía eléctrica (10,76%), estas participaciones reflejan la crisis por la que está atravesando el país, dado que los mayores consumos energéticos están orientados a la satisfacción de las necesidades del sector residencial y servicios, lo cual no sucede con los sectores netamente productivos.

En cuanto al consumo final de energía por sectores en 1991 es como sigue: el sector residencial y comercial consume un 42%, el sector transporte 22%, y el sector industrial 18%; lo que nos indica que el sector residencial y comercial es el principal usuario de energía y ello debido al proceso de urbanización que crece cada vez más, particularmente en Lima. Las fuentes energéticas de mayor consumo en este sector son: leña, kerosene y gas licuado.

REPUBLICA DOMINICANA

Introducción

La República Dominicana tiene una superficie de 48 442 km2 con una población total estimada para el 1993 en poco más de 7 millones de habitantes y una densidad demográfica de 161 habitantes por km2. Más del 80% de la población urbana y rural del país utiliza la leña y el carbón para la cocción de sus alimentos, ambos energéticos provienen prácticamente en su totalidad de los bosques naturales y el tipo de aprovecnamiento hasta ahora aplicado, no asegura una producción forestal sostenida, debido a lo cual se registra un proceso de agotamiento de estos recursos.

La producción de leña y carbón no figuraba hasta hace poco en el cálculo de las cuentas nacionales. En base a los datos de producción disponibles valorados a precios de mercados, las ventas de carbón alcanzan los $EE.UU. 12,8 millones anualmente. La leña se comercializa en menor medida, alcanzando sus ventas SEE.UU. 3,1 millones, totalizando para ambos energéticos la suma de $EE.UU. 15,9 millones al año.

Un proceso amplio de sustitución de madera por petróleo y otros materiales importados agravaría aún más la situación de nuestras divisas lo que obligaría a unas 300 000 familias que residen en el área urbana y que cocinan con carbón vegetal, a sustituir este consumo por gas propano y otros derivados del petróleo. En el área rural es probable que la sustitución se realice en base a desechos agrícolas y estiércol animal y mediante deforestación de los pocos bosques existentes en la zona o sus alrededores.

Todo lo antes expuesto nos obliga a la búsqueda de soluciones más viables en el manejo y uso racional de nuestros recursos naturales, de forma tal que puedan ser utilizados por las presentes y futuras generaciones.

Limitantes y progresos en la formulación y ejecución de políticas dendroenergéticas optimizadas para el desarrollo rural y la protección ambiental

Entre las principales limitantes podemos citar:

Relaciones Interinstitucionales

Deberá inducirse en términos inmediatos la incorporación de mecanismos de coordinación interinstitucionales ágiles y oportunos, tanto intersectoriales como a nivel de toda la estructura oficial, que contribuyan a eliminar las contradicciones y cualquier otro tipo de trabas, para lograr el fortalecimiento del sector forestal.

Somos de opinión que si la Comisión Nacional Técnica Forestal (CONATEF), que por ley es el organismo rector del sector forestal y la Dirección General Forestal (DGF), organismo que debe conservar, desarrollar y aprovechar los bosques, trabajasen en estrecha y franca colaboración, todos los sectores relacionados se verían ampliamente favorecidos.

Tenencia de la tierra

Salvo muy pocas excepciones, los terrenos en que se realiza la explotación forestal para extraer leña y producir carbón, son de propiedad estatal. Comúnmente se sabe que estos productores no son dueños ni de los árboles ni de los terrenos, son más bien usuarios que aprovechan estas áreas al margen de la ley, y que a veces poseen permisos transitorios para realizar estas labores de depredación. Los productores invierten su mano de obra y son los menos favorecidos; los camioneros traficantes invierten el capital y el transporte y disfrutan de la mayor parte de los beneficios. Otra consecuencia de esta situación radica en el hecho de que el productor no es quien realiza la comercialización de sus productos y por ende, recibe muy pocos beneficios por este tipo de trabajo.

Utilización del bosque

La explotación del bosque seco para la producción de carbón y la extracción de leña se han realizado tradicionalmente sin tomar en cuenta ningún tipo de normas de manejo. Gran parte de la materia prima utilizada constituye el producto de la eliminación de la cubierta boscosa, convirtiéndose este tipo de explotación en la principal causa de la degradación en las especies que componen la flora y la fauna.

El alto nivel de consumo de ambos energéticos, que está concentrado en los consumidores pobres, tanto urbanos como rurales, y la dificultad de incorporar sustitutos en un plazo compatible con la aceleración de la escasez y la carestía de los productos a los niveles requeridos por los consumidores, hacen que esta crisis se vaya agudizando.

Es necesario ampliar la capacitación técnica en todo lo relacionado con manejo de bosques, carbonización, y utilización de equipos caseros mejorados para mejorar la eficiencia de la utilización de los energéticos del bosque.

Existe un financiamiento muy limitado para proyectos de investigación, transferencia tecnológica y de adopción de tecnologías nuevas.

Entre los principales progresos podemos citar:

El gran interés que ha producido entre los técnicos dominicanos del sector, todo lo relacionado con el manejo del bosque seco y la dendroenergía.

Impacto ambiental producido por el uso de leña y carbón y su contribución a la desertificación

El impacto ambiental producido por el uso de la leña y carbón arrastran dentro de sus efectos negativos la deforestación.

Este efecto negativo aumenta dadas las condiciones ecológicas y climáticas de las áreas en que se producen. Las zonas de bosque seco con su escasa pluviometría, tierras muy superficiales y de fácil erodabilidad y especies en su mayoría de lento crecimiento, hacen que estas zonas, al ser taladas sin criterios técnicos, contribuyan con el tiempo a acelerar el proceso de desertificación.

Cuanto más degradado se encuentra el bosque seco por sobreexplotación y sobrepastoreo, mayor es la frecuencia de cactáceas que progresivamente tienden a desplazar a las demás especies.

En la República Dominicana las zonas de bosques secos están presentes en las áreas más pobres del país (16,68% del territorio nacional), mayormente en la región suroeste, desde el Lago Enriquillo hasta Puerto Viejo, Azua, por lo general a menos de 300 m.s.n.m. Otras pequeñas áreas se encuentran en el noroeste del país, extendiéndose desde Santiago hasta la frontera con Haití y un área menor en la región oriental del país.

La población urbana que ocupa el área de influencia del bosque seco alcanza 2,1 millones de personas (27% de la población total). El mayor grado de pobreza a nivel nacional lo sufren los campesinos de estas regiones, muchos de los cuales sólo se dedican a la quema de madera para producir carbón, existiendo entre ellos una tendencia un tanto generalizada de emigración de las áreas rurales más deprimidas, hacias las zonas urbanas.

Estadísticas anuales más recientes sobre consumo de leña y carbón

Consumo total de leña y carbón

SectorCarbón (t/año)Leña (t/año)
Domiciliar429 5661 247 125
Industrial/Comercial    5 537     21 625
Total435 1031 268 750

Conclusiones y recomendaciones

URUGUAY

Estructura y volumen del consumo de leña

El consumo de madera como combustible en el Uruguay se registra en tres sectores de la economía: el residencial (urbano y rural), servicios (restaurantes y pizzerías) y el industrial (incluidas panaderías y fabricación de ladrillos).

En las cifras del Balance Energético Nacional, el consumo final energético de leña se situaba en 1991 en 490,4 Ktep. De este total, el 62% correspondía al consumo residencial, el 37% al consumo industrial y el 1% al consumo del sector servicios. El agro, la pesca y el transporte, por su parte, no registraban consumos de significación. A su vez, la evolución del consumo de leña en el período 1981–1991 muestra un importante crecimiento por parte del sector industrial, que pasa de 114 Ktep. a 184 Ktep., experimentando un incremento de 60%.

El consumo de madera como combustible en distintos sectores de la economía constituye una singularidad del Uruguay. Normalmente, en la mayoría de los países, la leña no constituye actualmente una fuente comercial de energía de significación a nivel de ciudades o industrias.

Para estimar la significación de cada una de estos sectores y el tipo de madera que consumen, existen estimaciones más recientes elaboradas en el marco del Programa Interdisciplinario de Agroindustrias (PIA, 1990).

Resumiendo estas estimaciones del PIA, se ha elaborado la información que se presenta a continuación:

Volumen y evolución del consumo industrial de leña

El consumo energético de las industrias se satisface a partir de diversas fuentes de energía. Las cuatro principales son: la leña, el “fuel oil”, la electricidad y los residuos de biomasa. Entre las cuatro representan el 97% del consumo final de energía de las industrias.

En el consumo industrial, la leña pasó en el período 1982–1991 de 72,5 Ktep. a 184,3 lo que representa un 155% de incremento, superando en importancia al “fuel oil” (29%). Asimismo, se desarrollaron los consumos energéticos de residuos de biomasa, como las cáscaras de arroz y girasol.

Este importante crecimiento de la leña se hizo básicamente en base a la sustitución del “fuel oil” y no a partir de una ampliación de la capacidad instalada. En el período observado, el consumo de “fuel oil” descendió de 325,5 Ktep. a 165 Ktep., lo que significa una disminución del 50%.

Medida en unidades de volumen de leña, la industria, incluyendo panaderías y hornos de ladrillo y carbón, consumía en 1991 alrededor de 700 000 t de leña, casi toda ella de eucalipto.

Es interesante consignar que este proceso en que conincidieron intereses privados y públicos se dio sin ninguna participación estatal de relevancia, sea desarrollando y ofreciendo tecnología, sea promoviendo la adopción a través de diversos incentivos posibles. No se oculta, sin embargo, que si el Estado no hubiera estado omiso en su papel, el proceso se podría haber dado más rápidamente, con el consiguiente ahorro de muchos millones de dólares que se perdieron innecesariamente. Entre otras cosas, la situación revela la falta de una política energética global de la cual el país ha adolecido históricamente.

Tipos de leña utilizados según modalidades de quema

La leña, para sus diferente destinos, es utilizada como piezas de dos tipos principales: rolos y astillas. Rolo es la denominación de una pieza redonda, con diámetro entre 5 y 25 cm y largos entre 50 y 120 cm. Según dimensiones y contenido de humedad, el peso de cada rolo puede oscilar entre 4 y 10 kg. Astilla es la denominación de una pieza obtenida por rajado o hendimiento; el tamaño corriente de las astillas es de 30 a 40 cm de largo, un ancho (a veces diámetro, a veces cuerda) de 10 a 20 cm y un peso aproximado a 3 kg en estado verde y con corteza.

En los últimos años, el uso de astillas se ha restringido sobre todo en el sector residencial urbano, mientras que en el sector industrial se ha expandido el consumo de rolos. Los motivos de estos cambios pueden ser varios: un precio de venta mayor en la astilla que en el rolo, como consecuencia del mayor costo de preparación; la reducción generalizada en el diámetro de los bosques que son objeto de aprovechamiento, como consecuencia de una reducción en los turnos de corta y el destino hacia aserrado y debobinado de las trozas de mayores diámetros que anteriormente eran destinadas al rajado.

Las grandes industrias tienden a utilizar la leña desmenuzada con máquinas (“chips”) para regular el quemado en calderas u hornos de calentamiento

Comercialización de la leña

La madera proveniente de los bosques de pino, eucalipto y salicáceas implantados en Uruguay, puede destinarse a la industria de elaboración, semitransformación o transformación, al consumo energético o a la exportación de rollizos.

La comercialización de la leña se realiza por varios canales que se detallan a continuación:

Abastecimiento a industrias

Abastecimiento a panaderías, pizzerías, restaurantes

Abastecimiento a consumo residencial urbano

Transporte

El transporte de la madera se realiza por vía terrestre, ya sea en camiones o en vagones de tren con una carga útil máxima de 30 t, pero esto último es menos del 2% del volumen total transportado. Para la distribución minorista se usa el camión de 5–8 t (MIE, 1985).

El transporte fluvial no se realiza por los costos de operación portuaria y por la obsolescencia de las instalaciones fluviales. Por otra parte, no hay una flota apropiada para el transporte de madera.

La distancia de transporte es variable. Las industrias prefieren adquirir madera de montes ubicados a menos de 100 km de la planta; algunas, principalmente de Montevideo, la han adquirido a más de 150 km.

El mercado consumidor se concentra por un lado, en Montevideo, Colonia, Canelones y Maldonado, y por otro, en la zona litoral que comprende los departamentos de Paysandú y Río Negro.

Algunas características que determinan los diferentes márgenes de comercialización son:

Estructura de precios de leña

La consideración de los precios de la leña para la industria debe partir del hecho de que la industria es uno de los segmentos de mercado para este producto, que también es demandado por el sector residencial y el de servicios.

Adicionalmente, en el mercado de la leña opera una diversidad de agentes intermediarios y los negocios se hacen sobre distintas bases (venta de montes en pie, venta puesto en planta, entre otros). A su vez también introducen diferencias las distancias de transporte, el tamaño de los trozos (astillas o rolos) y el contenido de humedad (verde, oreada o seca).

Por otra parte, la complejidad aumenta porque la leña es en realidad una de las alternativas de destino de la madera, la cual puede tener colocación en otros mercados (pulpa, aserrado, exportación) de modo que se establecen ciertas relaciones de competencia.

El análisis de los precios se ve dificultado por la debilidad de las bases de datos disponibles y por la inexistencia de series suficientemente largas. Con esta salvedad, se presentan a continuación algunas consideraciones sobre el tema.

Evolución histórica de los precios

Algunos estudios que han observado la evolución del precio de la leña para la industria, concluyen que el precio de la leña disminuyó en el período 1985–1991 en relación al “fuel oil”. Asimismo, se interpreta que esta tendencia descendente se debe a que cuando las industrias comenzaron a sustituir “fuel oil” existía incertidumbre en cuanto a la disponibilidad de leña y se pagaban mayores precios para asegurarse el abastecimiento y la formación de “stocks”. Una vez que se despejaron las dudas sobre la disponibilidad, el precio cayó.

Los estudios de TurboFlow ubican en torno a 5 el valor del cociente de diferencia “fuel oil”/leña (precio kilogramo fuel/precio kilogramo leña seca). Por debajo de ese valor, resultaría preferible para la industria usar “fuel oil” como fuente energética. Se establece así una suerte de “techo” para los precios de la leña, que han oscilado en los últimos años en el orden de 1/6 a 1/8 de los del “fuel-oil”.

En recientes encuestas se constató, asimismo, que la percepción de los industriales sobre la tendencia en los precios, era una evolución al alza. Por otra parte, 29% estimó que los precios de leña se han mantenido estables. En la explicación de las diferentes percepciones podrían influir factores de subjetividad y eventualmente de localización geográfica, relacionada a una mayor escasez relativa de bosques cercanos en el sur, con el consecuente incremento de la distancia media de transporte de la leña. Dado que el precio para la industria incluye flete, el incremento de los precios no necesariamente significa que los productores forestales reciban un mayor valor por sus montes.

Factores que influyen en el nivel de precios de leña en el mercado

Primero: El precio de la leña, como es obvio, se relaciona negativamente con el contenido de humedad. En términos generales, y aunque esta variable no se mide con precisión, la leña seca cuesta actualmente alrededor de un 50% más que la verde.

Segundo: La mayoría de las transacciones se hacen sobre entrega de leña verde, por lo tanto éstos son los precios más comunes a nivel de la industria.

Tercero: Los precios de la leña (incluído flete) varían significativamente entre distintos puntos del país. A similar contenido de humedad, la leña más cara es la que consume la industria radicada en Montevideo, que paga $EE.UU. 25/t de leña verde. El segundo lugar corresponde a la leña que utilizan las industrias de otros departamentos del sur (Canelones y San José) que pagan, en promedio, un 10% menos que las de Montevideo.

Por último, industrias de departamentos como Paysandú, Soriano o Tacuarembó logran abastecerse a precios sensiblemente menores, que se ubican 40 ó 60% por debajo de los pagados en el sur (10 a 15 $EE.UU./t leña verde).

Las importantes diferencias observadas en los precios pagados según región obedecen a dos factores principales. El primero es la distinta relación oferta-demanda: en el sur, como se vio, la demanda es alta y la oferta ecosistémica no alcanza a cubrirla, lo que valoriza más el recurso y en el resto de las regiones la demanda es baja y la disponibilidad es mucho mayor. El segundo factor, vinculado al anterior, es el mayor componente de flete que encierra el precio de la leña pagado en el sur frente al que pagan consumidores de otras regiones. En los casos de Montevideo y Canelones, la distancia media de abastecimiento es del orden de 150 km, mientras que es de 55 km en Paysandú y de sólo 30 km en Tacuarembó.

En el caso de Montevideo pesa, adicionalmente, el mayor costo de transporte de camiones que deben ingresar al área urbana.


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