Indice Página siguiente


Capítulo 1 INTRODUCCION

Finalidad y contenido de la presente Guía

Durante el pasado decenio se ha incrementado afortunadamente el número de publicaciones dedicadas a las semillas forestales. Algunas de ellas se referían a determinados géneros importantes, como por ejemplo Eucalyptus (Boland y otros 1980), Acacia (Doran y otros 1983) o Prosopis (Ffolliot y Thames 1983). Otras se ocupaban de una determinada operación, como por ejemplo la recolección de la semilla (Yeatman y Nieman 1978, Mittak 1978, Robbins y otros 1981). Otras se ocupaban de una manera más amplia de toda la gama de operaciones de manipulación de semillas en un determinado país, como por ejemplo los Estados Unidos (Schopmeyer 1974), Francia, (CEMAGREF 1982), el Reino Unido (Gordon y Rowe 1982) o Colombia (Trujillo Navarrete). Las notas de clase preparadas para el Curso FAO/DANIDA de Capacitación en Recogida y Manipulación de Semillas Forestales (FAO 1975b) abarcan todos los aspectos de la recolección de semillas y comprenden ejemplos de varias especies tropicales, y diversos autores que trabajan en los trópicos han presentado valiosas ponencias a varias reuniones del Grupo de Trabajo S2.01.06 de la Unión Internacional de Organizaciones de Investigación Forestal (IUFRO) sobre problemas de las semillas, especialmente al Curso práctico IUFRO/ISTA/INIF sobre problemas de las semillas tropicales que se celebró en México en octubre de 1980 y al Simposio de la IUFRO sobre calidad de las semillas de especies arbóreas forestales tropicales y subtropicales, celebrado en Bangkok en mayo de 1984.

No obstante, seguía siendo necesaria una visión sistemática y actualizada de los principios de la manipulación de semillas de árboles forestales y su aplicación a los problemas específicos de las semillas forestales tropicales. La presente Guía es un intento de llenar ese vacío. Está dirigida a ingenieros forestales, recolectores de semillas, investigadores y proveedores, viveristas, horticultores y a todos los interesados en la manipulación y utilización de semillas forestales, tanto aficionados como profesionales.

Los manuales más completos sobre manipulación de semillas constan de una primera parte en la que se describe el principio de la manipulación de semillas en general y una segunda en la que se resumen las características específicas de cada especie y los métodos de manipulación que se recomiendan para ella (véanse por ejemplo Schopmeyer 1974, Gordon y Rowe 1982). La presente Guía se refiere únicamente a los principios generales. El Centro de Semillas Forestales de DANIDA tiene previsto complementarla publicando: a) una serie de folletos sobre semillas de distintas especies, con información pormenorizada y prescripciones para ellas, y b) una serie de notas técnicas, con descripciones de determinadas técnicas y componentes del equipo de manipulación de semillas. Cabe aducir que, si se dispone de una guía práctica clara, no hay apenas necesidad de describir los principios. Sin embargo, para el manipulador de semillas curiosos e inquisitivo son evidentes las ventajas de saber no solamente qué debe hacer, sino también el por qué, de seguir una explicación racional en vez de un rígido “recetario”. Por otra parte, en el caso de muchas especies tropicales siguen faltando los conocimientos necesarios para formular unas prescripciones de manipulación normalizadas; en esos casos, es posible que el manipulador de semillas tenga que efectuar su propia investigación para determinar cuáles son los mejores métodos en las condiciones locales, y se beneficiará del acceso a una bibliografía en la que podrá encontrar una amplia gama de experiencias con otras especies. Se espera por consiguiente que esta Guía proporcione un marco útil para una información más específica sobre especies y técnicas determinadas. Aunque siempre que ha sido posible se han utilizado ejemplos referidos a especies tropicales, cuando no se disponía de experiencia específica de las zonas tropicales se ha citado también la experiencia de zonas templadas.

Tras el presente capítulo (Capítulo 1) figura en esta Guía una visión simplificada y concisa de la biología de la semilla (Capítulo 2). Los capítulos siguientes describen la planificación y realización de la recolección de semillas (Capítulos 3 y 4), la manipulación de las semillas entre la recolección y el procesamiento (Capítulo 5), el procesamiento de las semillas (Capítulo 6), el almacenamiento (Capítulo 7), el tratamiento previo (Capítulo 8) y el ensayo (Capítulo 9). Los apéndices comprenden ejemplos de documentación de semillas y diseño de instalaciones para el almacenamiento de largo plazo, una bibliografía y ejemplos de la logística y el equipo que intervienen en la recolección de semillas. Como Apéndice 7 figura un glosario que puede resultar de utilidad, especialmente para entender los términos botánicos que se emplean en el Capítulo 2.

La Guía se ha compilado a partir de un estudio de la literatura sobre temas forestales y se ha apoyado considerablemente en la experiencia que se recoge en las referencias citadas en la página 1, y también en publicaciones anteriores como las de Baldwin (1955), Holmes y Buszewicz (1958) y Morandini y Magini (1962). Se hace poca referencia a la citología y bioquímica básicas de las semillas; los conocimientos actuales se basan principalmente en investigaciones efectuadas sobre semillas agrícolas, y siguen siendo incompletos. Los lectores que deseen obtener más información en los estudios fundamentales dedicados a estos aspectos deben acudir a textos como los de Kozlowski (1972), Roberts (1972), Heydecker (1973), Mayer-Poljakoff-Mayber (1975) y Bewley y Black (1983). Entre las publicaciones periódicas que recogen información nueva figuran “Seed Science and Technology” (la revista de la ISTA), “Advances in Research and Technology of Seeds” (Wageningen, Países Bajos), “Seed Abstracts” (Commonwealth Agricultural Bureaux, Reino Unido) y “Journal of Seed Technology” (la revista de AOSA).

La importancia de las semillas en la silvicultura actual

En muchos países del mundo aumenta cada año el número de árboles que se plantan. En un estudio reciente (Lanly 1982) se ha estimado que la superficie de plantaciones forestales en los países tropicales pasará de 11,5 millones de hectáreas en 1980 a 17,0 millones en 1985, lo que supone un incremento del 48 por ciento en cinco años. De los 11,5 millones de hectáreas a finales de 1980, el 40 por ciento se había plantado en los cinco años anteriores. Se espera que la tasa media anual de plantación pase de 0,92 millones de hectáreas en el período 1976–1980 a 1,10 millones en el período 1981–1985, lo que supondría un incremento del 20 por ciento. En muchos países templados están también en curso amplios programas de plantación. Además de las nuevas plantaciones, cada año debe llevarse a cabo, a una escala considerable, la replantación de plantaciones cosechadas de especies que no forman monte bajo.

Por grandes que puedan parecer esas superficies, equivalen a sólo una décima parte aproximadamente de la superficie de bosque natural que se destruye en los trópicos en ese mismo período. No hay duda de que a partir de 1985 será preciso incrementar aún más las tasas de plantación.

Las plantaciones forestales son un poderoso instrumento del que disponen los ingenieros forestales en sus permanentes esfuerzos por elevar la productividad por unidad de superficie -la única manera de conciliar la creciente demanda de productos y servicios forestales, por un lado, con el descenso de la superficie de tierra dedicada a la silvicultura por otro. La combinación de una preparación intensiva del terreno con la utilización de material de vivero uniforme y bien desarrollado, plantado con un espaciamiento uniforme, incrementa el crecimiento y el rendimiento, reduce la duración de la rotación, facilita los cuidados y la cosecha y mejora la calidad y uniformidad de la madera en comparación con el bosque natural. Las plantaciones ofrecen también la posibilidad de utilizar a gran escala el material genéticamente mejorado que obtienen los fitogenetistas. Aunque no se trata de sustituir indiscriminadamente todo el bosque natural por plantaciones, la utilización sensata de éstas puede reducir por sí misma, al ofrecer otra posible fuente de productos forestales, la presión que se ejerce sobre el bosque natural que aún existe y de esa manera contribuir a conservarlo como hábitat y fuente de diversidad genética.

Las plantaciones no sólo desempeñan un importante papel como productoras de madera para construcción y para pulpa y paneles a base de madera para las industrias forestales; también en muchos países son importantes localmente las plantaciones para obtener leña y postes y los bosques de granja. La plantación de árboles no se limita a las plantaciones en bloque. La plantación de cortinas cortavientos y la plantación dispersa para estabilizar el suelo, mejorar el hábitat, construir lugares de ocio urbanos y rurales o como parte de un sistema agrosilvícola son otros tantos tipos de plantación que redundan en beneficio del medio ambiente del ser humano. Con esa variedad de fines, no es de extrañar que en muchos países sigan creciendo la escala de la plantación de árboles y la diversidad de especies plantadas. El actual interés por la agrosilvicultura, muy superior al del pasado, ofrece la posibilidad de ensayar toda una nueva serie de especies. La característica esencial será la capacidad para crecer en relación simbiótica con cultivos agrícolas, y en ello intervendrán criterios como el hábito radical, la capacidad de fijar el nitrógeno y usos de fines múltiples (alimento, madera o cobijo). La escasa estatura puede ser una ventaja, y los arbustos pueden llegar a ser tan importantes como los árboles. Esta nueva situación comportará, en el ámbito de la recolección y manipulación de semillas, nuevas oportunidades y nuevos problemas.

Con algunas excepciones, especialmente entre los álamos y sauces y en algunas especies tropicales de Casuarina, los árboles se propagan mediante semillas, y la idoneidad y calidad de éstas influyen de manera muy considerable en el éxito de las plantaciones que se efectúan a partir de ellas. Está ampliamente aceptado que la utilización de semillas viables procedentes de rodales de gran calidad intrínseca es la mejor manera de garantizar unas plantaciones de crecimiento rápido y sanas, capaces de rendir madera de gran calidad (Aldhous 1972). La calidad de la semilla comprende tanto la calidad genética como la calidad fisiológica. La presente Guía se refiere a la calidad fisiológica. A la calidad genética se hacen sólo breves referencias, por ejemplo, en el Capítulo 3 al tratar de la planificación de la recolección de las semillas, y para un análisis completo de la cuestión el lector puede acudir a estudios pormenorizados sobre mejora genética de árboles como los de Wright (1976), Faulkner (1975), Burley y Wood (1976), FAO (1974, 1980), Nienstaedt y Snyder (1974), Rudolf y otros (1974), Barber (1969), van Buijtenen y otros (1971) y Zobel y Talbert (1984).

1.11.2
1.1 Superficies totales estimadas de plantaciones forestales en el Africa tropical (37 países), la América tropical (23 países) y el Asia tropical (16 países), 1975–1985. (Fuente: Lanly 1982)1.2 Tasas anuales de plantación estimadas (plantaciones forestales industriales y no industriales). Tendencias recientes en tres importantes zonas de plantación tropicales: el Brasil, la India y el Africa tropical. (Fuente: Lanly 1981 a, 1981 b, 1981 c)

1.3
1.3

1.3 Efecto de la elección de especies sobre la cantidad de semillas necesaria por unidad de superficie. La superficie total del cuadrado correspondiente a cada especie es proporcional al peso de la semilla necesaria en g/ha; esta cifra aparece a continuación del nombre de la especie. Excepto en el único ejemplo de siembra aérea de E. delegatensis, el método de establecimiento es plantación de material desarrollado en viveros.

Hay que hacer hincapié en que la expresión “buena semilla” comporta tanto una semilla muy viable y vigorosa como una semilla genéticamente idónea para el lugar en que se planta y los fines con que se planta. Puede ocurrir que una semilla fisiológicamente buena tenga por resultado el establecimiento satisfactorio de una plantación, pero que ésta sea de escaso vigor debido a que crece con lentitud, no se adapta bien al lugar o no produce el tipo de madera adecuado porque no se eligió correctamente la procedencia o genotipo. Por otra parte, no tiene mucho sentido producir semilla genéticamente mejorada, a un costo superior, si esa semilla luego muere debido a unas técnicas de manipulación deficientes y ha de ser sustituida o suplementada por semilla de inferior calidad para conseguir los objetivos de plantación. La manipulación correcta de las semillas es un complemento esencial de la mejora genética.

Además de la calidad, la cantidad es importante en la producción de semillas. En los rodales naturales, la variación en la cantidad de semilla producida afecta a la decisión del ingeniero forestal respecto a los años en los que se ha de recolectar semilla y los árboles en los que ha de recolectarse, tal como se describe en el Capítulo 3. Una gestión más intensiva le ofrece la oportunidad de estimular una producción de semillas abundante en tipos genéticamente superiores mediante un tratamiento deliberado, por ejemplo aclareo de rodales semilleros o una combinación de espaciamiento inicial, riego, abono y aclareo en huertos semilleros, pero los programas de suministro de semillas deben comprender medidas encaminadas a mejorar cuantitativamente la producción, no sólo a mejorar la calidad genética de las semillas y la eficiencia de la recolección y manipulación.

Aunque abunda la información publicada sobre manipulación de semillas en las zonas templadas, la bibliografía sobre la experiencia tropical en materia de semillas forestales es incompleta y se encuentra dispersa. Al recapitular los principios de la manipulación de semillas derivados de la experiencia en zonas templadas, la presente Guía trata de ilustrar esos principios, en la medida de lo posible, con ejemplos relativos a especies tropicales. Al mismo tiempo, hay que subrayar que la variación biológica de las semillas es grande, y es posible que algunas técnicas que se practican habitualmente con buenos resultados en las zonas templadas, como por ejemplo la estratificación o el enfriamiento previo, no resulten de utilidad alguna en los trópicos. Es peligroso extrapolar la experiencia de las zonas templadas a las especies tropicales, la experiencia de los trópicos secos a las especies del bosque higrofítico o la experiencia de la agricultura tropical a las semillas de árboles forestales tropicales sin efectuar los ensayos correspondientes en cada caso.

En el último decenio se han publicado valiosas listas de equipo y proveedores. La publicada por la ISTA (1982) comprende equipo utilizado en el ensayo de semillas. Otra lista anterior compilada por Bonner (1977) comprende todas las operaciones que van desde la recolección hasta el ensayo de las semillas, y figura en él nombres de usuarios y proveedores de equipo. Tanto el equipo como las técnicas deben adaptarse a las especies y condiciones locales. Por ejemplo, las semillas de cubierta dura y gran longevidad natural que se producen regularmente todos los años no precisan para su almacenamiento más que una habitación bien ventilada y dotada de protección contra plagas y enfermedades. Un refrigerador o “congelador” doméstico puede bastar perfectamente para el almacenamiento de largo plazo cuando cada año se van a utilizar solamente pequeñas cantidades. En algunos países puede ser esencial contar con grandes dependencias y equipo mecanizado, pero no se debe incurrir en fuertes gastos al respecto sin haber efectuado antes una evaluación completa de las posibles opciones.

La cadena de operaciones de manipulación de las semillas no es más fuerte que su eslabón más débil. Por consiguiente, para mantener la viabilidad de la semilla en todo el proceso, desde el árbol padre hasta el semillero del vivero, es preciso prestar gran atención a todas las fases. Cuando una semilla pierde su viabilidad en una de las fases iniciales del proceso, ni los mejores métodos de almacenamiento o tratamiento previo lograrán resucitarla. Una extracción y una limpieza perfectas de semilla son una pérdida de dinero si ésta muere después debido a unas condiciones de almacenamiento incorrectas o a una manipulación descuidada en el tránsito. Los mayores riesgos para la semilla se producen durante el almacenamiento temporal que sigue inmediatamente a la recolección, durante el transporte a la instalación de procesamiento y una vez más durante el transporte del almacén de semillas al vivero. Es en estos períodos en los que no se dispone de equipo complejo y todo depende del sentido común y de una atención meticulosa para garantizar una buena ventilación y evitar las temperaturas extremas.

“El intercambio internacional de semillas de árboles es una oportunidad de compartir la riqueza forestal del mundo” (Baldwin 1955). El éxito generalizado de especies como Pseudotsuga menziesii, Pinus radiata, Eucalyptus globulus y Tectona grandis es una convincente demostración de las ventajas que muchos países pueden obtener de la introducción de especies exóticas. En la actualidad muchos países practican la cooperación internacional en materia de obtención de semillas, cooperación que viene siendo apoyada desde hace mucho tiempo por organizaciones internacionales como la FAO y la IUFRO. Y debe incrementarse. Al mismo tiempo, la circulación entre países plantea sin duda algunos problemas adicionales desde el punto de vista del mantenimiento de la viabilidad y la identidad de las semillas. Deben observarse las normas fitosanitarias, comprendidas las relativas a inspección y tratamiento, a fin de reducir al mínimo el riesgo de importar enfermedades nuevas y peligrosas. No obstante, debe hacerse todo lo posible para eliminar todos los retrasos innecesarios en el tránsito, incluidos los que imponen las aduanas, las autoridades fitosanitarias y las líneas aéreas, así como para evitar los tratamientos mediante fumigación excesivos o duplicados, que matan las semillas. Tanto el expedidor como el receptor deben conocer perfectamente toda la normativa vigente en ese momento en el país exportador y en el país importador, y han de planificar la expedición de semillas con tiempo suficiente para asegurar el tránsito fluido y sin obstáculos del envío.

Salvo en algunas especies muy conocidas, como Tectona grandis, la investigación sobre semillas forestales tropicales ha sido insuficiente si atendemos tanto a la gravedad de los problemas como al gran número de especies que tienen un valor potencial para las plantaciones. Es aún mucho lo que queda por aprender. Un primer paso para ello es conocer bien la biología de la reproducción natural de cada especie. En el caso de las especies de los trópicos secos que sobreviven naturalmente debido a la latencia de la cubierta seminal, el almacenamiento no debe presentar grandes problemas, y un programa de investigación modesto debe indicar el tratamiento previo más adecuado para romper esa latencia e inducir una germinación uniforme en el vivero. Mucho más difícil de resolver es el problema de conservar la viabilidad de las semillas recalcitrantes de especies del bosque higrofítico tropical, especialmente de las que no son capaces de sobrevivir a temperaturas inferiores a unos 10° C. Se han sugerido diversas posibilidades (King y Roberts 1979), pero hasta el momento es poco lo que se ha avanzado hacia un método práctico de almacenamiento que fuera aplicable en proyectos de forestación en gran escala. Se precisa mucha más investigación para resolver este problema. Hasta que se encuentre una solución, las dipterocarpáceas y otras especies recalcitrantes de los bosques higrofíticos tropicales seguirán como en el pasado sin servir para iniciar una silvicultura de plantaciones extensas.


Inicěo de página Página siguiente