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PARTE II
ESTUDIOS MONOGRAFICOS

Introducción

Los principios ecológicos en que se basan los planteamientos de la ordenación sostenible de los bosques naturales, analizados brevemente en la Parte I, han sido ampliamente admitidos. Los mismos elementos, en particular la manipulación de la cubierta forestal en relación con la regeneración y el crecimiento, son componentes de una amplia variedad de sistemas de ordenación y de silvicultura, desde las operaciones de corta de aclareo sucesivo uniforme en fajas hasta la ordenación policíclica mediante entresacas altamente selectivas. Los factores que han determinado el grado de éxito, particularmente en el intento de pasar de la investigación en pequeña escala en operaciones experimentales a la ordenación de bosques enteros, han sido fundamentalmente las fuerzas económicas, sociales y políticas, que son las que deciden el nivel de capacidad de ordenación, en particular la idoneidad de la base de información y la libertad de acción para interpretar y aplicar los principios ecológicos.

De igual manera, han quedado suficientemente establecidas las funciones que desempeñan los sistemas genéticos y la estructura genética en la conservación de la variación intraespecífica, aun cuando existe una carencia casi total de conocimientos detallados de su expresión en cada especie. Una actividad primordial en cualquier estrategia para la conservación de los recursos genéticos debe ser el acopio de esa información, tanto respecto a los modelos de variación en toda la gama de especies como del sistema efectivo de fecundación, los mecanismos de dispersión de semillas, etc., que operan dentro de las poblaciones. Al ser el número y variedad de investigaciones necesarias para abarcar todas las especies de importancia económica efectiva o potencial casi incalculables, se impone la necesidad de un riguroso planteamiento de los objetivos y prioridades para cada área de bosque o unidad de ordenación y en concordancia con la estrategia nacional para la conservación de los recursos genéticos.

Tanto en lo que se refiere a la ordenación como a la conservación, cada nación y hasta cierto punto cada bosque, son únicos. La elección de una estrategia dependerá de las fuerzas socioeconómicas que se desarrollan en torno al bosque y de las políticas nacionales para el aprovechamiento de la tierra y para el desarrollo dentro del sector forestal y de otros sectores, así como de los principios científicos básicos para la ordenación y la conservación. Los factores clave serán entre otros la importancia relativa de los bosques respecto a la exportación de madera y las necesidades de las comunidades locales; su actual extensión y distribución en relación con la densidad de población y las demandas de tierra; la importancia de su influencia en el medio ambiente local y regional; el valor nacional y mundial de sus recursos genéticos, en cuanto a las principales especies de interés económico y la diversidad biológica en general; y la naturaleza y grado de amenaza que pende sobre los ecosistemas valiosos, las especies, las poblaciones genéticamente diferenciadas y los genes.

Los tres estudios monográficos que se presentan a continuación se han elegido para ilustrar los principios expuestos en la Parte I de esta publicación en tres situaciones diferentes, y las formas en que la ordenación forestal sostenible y, más recientemente, la conservación genética, se plantean en cada país. Se observa que el punto de partida en los tres lo constituyen las consideraciones sobre política nacional y aprovechamiento de la tierra, pero la naturaleza y situación de las actividades emprendidas y su repercusión en las labores e investigaciones futuras varían en gran medida entre ellos. La base teórica para el desarrollo de una estrategia nacional de conservación de los recursos genéticos forestales es el estudio del sector forestal encuadrado en un contexto más amplio junto con otros sectores, y la preparación de un plan de acción forestal nacional. En efecto, éste ha sido el caso de Ghana, que fue uno de los primeros países en comprometerse en el desarrollo de un plan nacional, en el marco del Programa de Acción Forestal en los Trópicos (ver, p.ej., FAO 1985b).

El caso de Ghana ilustra muchos aspectos del problema común de armonizar la conservación de los recursos genéticos con la utilización de los recursos disponibles para el desarrollo. La madera es importante en la economía ghanesa y el papel medioambiental de los bosques es importante para sostener la producción agrícola. Al mismo tiempo, la presión demográfica sigue creciendo y aumenta la demanda de las comunidades locales en el entorno de los bosques, en relación con la disminución de los recursos. Las existencias de las principales especies maderables económicas se han deteriorado hasta un nivel crítico en algunos casos. Las iniciativas de respuesta del Gobierno han contribuido a recabar la información de base para las políticas y estrategias revisadas que ahora se están introduciendo y ejecutando. Dentro de estas, se procura que la conservación de los recursos genéticos forestales dependa en alto grado de las iniciativas nacionales para aumentar la diversidad en la ordenación, tanto en los bosques como en los sectores de las industrias forestales, y que estas iniciativas dependan a su vez de las condiciones del comercio internacional. En vista de su gran aplicabilidad, se ha analizado extensamente este estudio para ilustrar la amplitud e interdependencia de las medidas aplicadas.

Por el contrario, el estudio del Brasil se centra en una única y extensa región del país, en la cual el bioma forestal y sus recursos genéticos permanecen todavía intactos en gran medida. Como consecuencia de ello, existen posibilidades de aplicar programas integrados de conservación y desarrollo, incluyendo la coordinación planificada de las actuaciones en áreas protegidas y bosques de producción y la ordenación forestal para uso múltiple con participación de la población local. Los principales problemas y retos están relacionados con la escala de actuación necesaria y con la complejidad de los programas de coordinación que requieren muchas divisiones administrativas y, posiblemente, todavía más cuerpos técnicos y científicos, que permiten recabar grandes cantidades de datos, como contribución a lo que debería ser una única estrategia coherente para la región.

El ejemplo de la India se centra aún más en un área única de bosque natural. A diferencia de la mayor parte de los otros países tropicales, el bosque ha estado sometido a una protección y ordenación planificada durante más de 100 años, pero ahora, como consecuencia de las presiones del aumento de población, se ha estimado que la supervivencia del ecosistema natural y de las poblaciones de mejora viables de las especies fundamentales, dependen de un planteamiento nuevo y más activo para el desarrollo integrado de los recursos forestales, con participación de las comunidades dentro del bosque y a su alrededor. Tanto este planteamiento como los estudios científicos y la investigación necesaria para proporcionar la base de estrategias eficaces de conservación, son elementos esenciales en los tres estudios monográficos.

Los tres casos ilustran el principio común de que la conservación de la diversidad genética valiosa depende de una variedad mayor de planteamientos de ordenación forestal, adaptados específicamente a la diversidad existente de los ecosistemas, de las especies y de las demandas sobre el bosque. Demuestran también la necesidad universal de una recogida e interpretación eficientes de información esencial sobre la composición y la dinámica de los bosques como base de sistemas más exactos de ordenación forestal sostenible, compatible con los intereses de la conservación genética.

Como complemento de lo anterior, en la monografía sobre Cordia alliodora (Apéndice 1) se describen estudios detallados efectuados sobre la biología y el “funcionamiento” de una especie importante de valor económico actual, para ilustrar las necesidades de información a este respecto y la utilización de los datos recogidos en la elaboración o el perfeccionamiento de las estrategias de conservación genética.

6. GHANA

6.1 La economía

El sector forestal en Ghana es el tercero en importancia por ingresos de exportación, después del cacao y los minerales, y representa del 5 al 6 por ciento del Producto Nacional Bruto (PNB), y proporcionan empleo a cerca de 70 000 personas (Asabere 1987). Los ingresos de exportación en 1987 representaron el 11,4 por ciento del total, al cual el cacao contribuye con mucho en la proporción mayor (60 por ciento). Sin embargo, se ha visto que la madera juega un papel fundamental en la economía (Frimpong-Mensah 1989). Los bosques abarcan cerca de 11,3 millones de hectáreas, es decir, el 48 por ciento de la superficie total del país (Ghartey 1990) y, además de satisfacer todas las necesidades de madera, suministran el 75 por ciento aproximadamente de las necesidades de energía. Se estima, que la población de 14 millones de personas aumenta el 3 por ciento cada año y las densidades de población oscilan desde los 17 habitantes por kilómetro cuadrado hasta cerca de 150, con una media de 63 (WRI 1990). Con un PNB per cápita de 390 dólares EE.UU., el país tiene una economía de ingresos bajos, fuertemente dependiente del sector agrícola.

En la zona de bosques altos, un tercio del país aproximadamente, viven dos tercios de la población. El bosque mismo, que abarcaba prácticamente el total de los 8,2 millones de hectáreas de esta zona a principios de siglo, se ha reducido a cerca de 1,7 millones ha. La causa principal de la deforestación ha sido la demanda de tierras agrícolas. La afortunada conservación de un patrimonio nacional de reservas forestales se ha debido en gran parte a las acertadas políticas de aprovechamiento de la tierra ante esta conversión masiva. Sin embargo, ahora han quedado relativamente pocos bosques altos fuera de las reservas forestales oficiales y, con una población que se ha duplicado en 22 años y se prevé que alcance un total de 37 millones hacia el año 2025 (WRI 1990), la superficie de tierras destinadas a la agricultura continúa aumentando.

6.2 El medio ambiente

Se reconoció desde el principio la función protectora de los bosques y, particularmente, su influencia en el clima local y en la hidrología; y también que las principales producciones agrícolas, especialmente el cacao, dependían de la cubierta forestal (Gent 1929, en FAO 1985a). Aunque la principal preocupación han sido las actividades agrícolas en la zona de bosque alto, se tienen ahora conocimientos más profundos de la influencia mayor de los bosques húmedos en las zonas de sabana del norte, que abarcan el 66 por ciento del país. Estas zonas incluyen cuatro tipos de vegetación, progresivamente más áridos, desde la sabana transformada y las zonas de sabana de Guinea Meridional, hasta la sabana de Guinea del Norte y Sudán. Las precipitaciones varían entre los 800 y los 1 200 mm/año pero han mostrado una tendencia a decrecer durante los últimos 30 años. De máxima importancia son la duración y el rigor de la estación seca y la incertidumbre y carácter irregular de las lluvias. Debido a que los principales vientos portadores de lluvias provienen del sudoeste, para desplazar los vientos fuertemente secos del nordeste, la precipitación en las zonas de sabanas está influida por el estado de la vegetación en el sur del país y, particularmente, de la cubierta forestal que a través de la transpiración recicla prácticamente la precipitación hacia el norte. A pesar de que los datos del Africa Occidental son menos completos, parece que la situación es similar a la de la Amazonia brasileña respecto de las relaciones entre los bosques y el ciclo hidrológico (Salati 1987). La creciente deforestación en la parte norte del país, con incendios anuales, ha causado ya una degradación ecológica considerable y la creciente presión demográfica parece que agravará ciertamente los problemas. La posibilidad de un calentamiento mundial del clima es una razón más para mantener al máximo posible el efecto estabilizador de la cubierta forestal que permanece.

6.3 Diversidad

La flora del bosque pluvial, hierbas y árboles, cambia según cotas, de oeste a este a través del país, a lo largo de una distancia de 300 km con un clima cada vez más seco y con cambios en el tipo de suelo (Whitmore 1990).

Las afinidades biogeográficas de Ghana son la zona Congoleño-Guineana en el sudoeste y la Sudanesa en el norte, con la importante división de la zona de bosques altos marcada por el “Raso de Dahomey” en el este que separa hasta un cierto punto los bosques de la Alta Guinea de los de la Baja Guinea. Aunque los bosques no son ricos en diversidad biológica o endemismos en comparación, por ejemplo, con los de Camerún, se han registrado en ellos cerca de 2 100 especies vegetales (Hall y Swaine 1981), incluidas cerca de 680 especies arbóreas (Hawthorn 1990a).

6.4 Ordenación para la producción de madera

Como resultado de un estudio inicial del sector en 1908, siguiendo la promulgación de una Ordenanza para la Protección de la Madera el año anterior, se propuso la reserva de áreas selectas de bosque, pero esta medida encontró la oposición de los jefes locales (FAO 1985a; Asabere 1987). Sin embargo, para 1939 en virtud de la Ordenanza Forestal, se habían reservado unos 1,6 millones/ha en la zona de bosques altos, siendo objeto de estudio, delimitación y constitución. Cerca del 70 por ciento se compone de reservas de producción que son la fuente de futuros suministros de madera, mientras los bosques que todavía no se han declarado como reserva se espera que no sobrevivan como áreas de producción de madera más allá del final del siglo. Lo que queda del patrimonio forestal permanente se ha reservado con objeto de protegerlo, aunque una proporción de esa superficie está constituida por plantaciones. Hay 13 reservas de fauna y flora silvestre que cubren un total de 1,2 millones ha, de las que cuatro están en la zona de bosque alto y nueve en la sabana. Dentro de la zona de bosque alto las áreas estrictamente reservadas con fines de protección son las más inaccesibles y que no pueden ser aprovechadas fácilmente o de manera segura (Tufuor 1990a) y, por tanto, no son necesariamente representativas del conjunto de las comunidades vegetales de la zona.

La zona de bosque alto tropical, que es la principal fuente de madera, muestra un amplio espectro de variación en las comunidades vegetales, las cuales han sido agrupadas de forma general en cuatro tipos ecológicos: el bosque húmedo perennifolio (la asociación Cynometra-Lophira-Tarrietia), el bosque húmedo perennifolio, el bosque húmedo semicaducifolio y el bosque seco semicaducifolio (Hall y Swaine 1981).

Los tres principales sistemas de ordenación de los bosques se emprendieron en los pasados 40 ó 50 años pasados, principalmente el sistema de aclareo sucesivo, método tropical (SCS), las plantaciones complementarias y el sistema modificado por entresacas (SME) que fue introducido en 1956 y ha sido el principal sistema empleado en la mayor parte de la zona, particularmente en los bosques húmedos semicaducifolios, hasta 1970. Las principales características del SME eran, la cartografía de existencias de todos los árboles “económicos” mayores de 7 pies (2,1 m) de circunferencia y las cortas por entresaca con un ciclo de 25 años. La producción se regulaba por superficie, con unos límites mínimos de circunferencia establecidos de acuerdo con la clase de especie. Las cortas se basaban en los mapas de existencias, comenzando por los árboles mayores y descendiendo hasta que se hubiera conseguido el rendimiento establecido. Sin embargo, nunca se permitió que fueran cortados árboles por debajo de los límites mínimos de circunferencia, incluso si se probaba que los árboles por encima de los límites eran insuficientes para completar la producción prescrita. Más aún, se había estipulado que las existencias remanentes se dejarían bien distribuidas en el tramo, de manera que, en algunos casos, un árbol bastante por encima del límite podría quedar como único en esa parte del área (Asabere 1987). Este sistema de control relativamente sencillo, a pesar de estar basado en datos incompletos sobre la dinámica del bosque, era razonablemente sólido y ecológicamente sostenible.

En los últimos años sesenta los ciclos de corta de 25 años eran cada vez más criticados por los concesionarios de madera por ser demasiado largos y tener como resultado la acumulación de árboles extramaduros sujetos a deterioro. Como consecuencia, se decidió en 1970 permitir la corta de todos los árboles “económicos” por encima de 3,4 m de circunferencia o (dependiendo de la clase de especie) por encima de los 2,1 m de circunferencia y reducir el ciclo de corta a 15 años. La hipótesis de que todos los árboles por encima de esas dimensiones eran extramaduros no estaba basada en estudios sistemáticos y una investigación a este respecto, más tarde, reveló que los árboles de las clases superiores con circunferencias de 3,4 a 4,0 m estaban lejos de ser extramaduros. Más que reducir el desperdicio de madera, parece que la aplicación generalizada de la corta indiscriminada en los bosques de producción, sin tener en cuenta las existencias, favoreció la aplicación de prácticas más derrochadoras y menos eficaces, con un mayor número de fustes abandonados a la podredumbre en el bosque (Asabere 1987).

La mayor intensidad y frecuencia de las cortas, concentradas en unas pocas especies preferentes, con la extracción de todos los árboles mayores (mientras antes se había dejado que quedaran algunos) se aplicó durante un tiempo suficiente para que tuviera un efecto creciente de degradación genética en las poblaciones. Al mismo tiempo, la tendencia a aumentar el tamaño de los claros en la cubierta de las copas, como resultado de la extracción de todos los grandes árboles “económicos”, sin tener en cuenta su proximidad o ubicación, conducía a mayores cambios estructurales y a una desviación más fuerte en la composición específica hacia las especies pioneras, con gran peligro de desarrollo de densas marañas de trepadoras. Por tanto, cuando se aplicaran las normas en el bosque, se observarían efectos perjudiciales previsibles sobre los recursos genéticos de las especies explotadas y en términos de diversidad general.

Desde mediados de los años setenta hasta los primeros ochenta, el sector forestal registró una marcada disminución de producción de madera en rollo y de valor total de las exportaciones de madera. Todo ello, acompañado por problemas económicos generales relacionados con la sobrevaloración de la moneda (cedi) y asociado al mal estado de los equipos de corta, transporte y aserrío, la falta de repuestos, inversiones suficientes en pistas e infraestructura general y la financiación insuficiente del Departamento Forestal. A partir de 1983, una serie de reformas macroeconómicas y sectoriales, seguida por renovadas inversiones en equipos e infraestructura y ayudada por financiación multilateral y bilateral, condujo a una recuperación progresiva de la producción de madera en rollo y de los ingresos por exportación que hacia el final de 1987 se había cumplido en gran parte (Frimpong-Mensah 1989).

Con la restauración de los aprovechamientos y operaciones de aserrado orientados a la exportación hubo el peligro de que la explotación descuidara el interés por la ordenación sostenible centrada sobre la producción sostenida de madera. La iniciación del Plan de Acción Forestal en los Trópicos (PAFT) en 1985 promovió el concepto de estudios conjuntos del sector, con la ayuda de varias agencias donantes, y en mayo de 1986 se comenzó en Ghana un estudio sobre el PAFT dirigido por el Banco Mundial, con asistencia y colaboración directa de la FAO, CIDA (Canadá) y ODA (Reino Unido). Tras los estudios, la preparación del proyecto, las evaluaciones y negociaciones, en marzo de 1989 se inició el Proyecto de Ordenación de los Recursos Forestales, financiado por el Banco Mundial, Dinamarca y el Reino Unido. Esto proporcionó al Gobierno de Ghana la oportunidad de emprender un amplio estudio del sector forestal, asociando los objetivos de conservación y producción, y las consideraciones políticas relacionadas con él.

6.5 Objetivo político: asociar producción con conservación

La política forestal de 1948, interpretada en este sentido, proporcionó una amplia base a los objetivos de producción y conservación. En ella se hacía referencia específica al mantenimiento del patrimonio forestal permanente, a la protección de los valores medioambientales, a la ordenación para un rendimiento sostenido, investigaciones centradas en la ecología y la silvicultura, enseñanza pública, capacitación del personal y óptimo uso de las tierras (Kese 1989). La legislación vigente (principalmente la Ordenanza Forestal (1927) y los reglamentos correspondientes sobre reservas forestales; el Acta de Concesiones (1962); el Decreto sobre Operaciones Madereras (1972); el Decreto de Protección Forestal (1974); el Decreto sobre Arboles y Madera y el Decreto de Enmienda sobre la Industria Maderera y la Cámara de Comercio de la Madera de Ghana (1977) con algunas disposiciones del Decreto de Política de Inversiones) proporcionaron una base adecuada para la aplicación de las políticas. El éxito de la política original de reservas forestales fue puesto en evidencia de manera sorprendente por las imágenes del Landsat que mostraron los bordes claramente definidos de las reservas que habían sido generalmente respetadas, en contraste con la deforestación reinante alrededor (Hawthorn 1989). La revisión de la política forestal nacional, que se completó a principios de 1992, reforzó aún más las disposiciones medioambientales relativas al suelo y a los recursos hídricos, con referencias específicas a la conservación de la flora, fauna y diversidad biológica y del rendimiento sostenido de los recursos no madereros, así como los madereros. Todo ello implicaba la necesaria atención a la conservación in situ de los recursos genéticos.

Al mismo tiempo que se ha reforzado el interés por el medio ambiente y la diversidad biológica, crecen las necesidades económicas y de recursos de tierras de la población en expansión. Las políticas intersectoriales revisadas y reforzadas, con estrategias sectoriales apropiadas, son esenciales para asegurar la adecuada reconciliación del conflicto entre las exigencias de producción y de conservación. Grut (1989) a partir de un estudio sobre el sector forestal en Ghana y en Guinea, ha demostrado que sobre la base únicamente de un análisis de producción de madera, la opción más beneficiosa sería extraer toda la madera comercializable (p.ej., hasta un diámetro mínimo normal bastante por debajo de los límites establecidos por la ordenación) en una sola corta. Los cálculos utilizados para llegar a esta conclusión no tienen en cuenta los valores, sustanciales, pero generalmente no comerciales, de los productos forestales no maderables y las graves repercusiones sobre la estructura, la ecología y la composición específica del bosque que podrían derivar.

6.6 Productos Forestales No Madereros (PFNM)

El papel de los productos forestales no madereros (PFNM) tiene una importancia crítica en la conservación a largo plazo de los recursos forestales y de su diversidad genética. Un estudio detallado llevado a cabo en el contexto del Proyecto de Ordenación de los Recursos Forestales de Ghana (Falconer 1991) demuestra que los PFNM son el principal eslabón entre los bosques reservados y las comunidades que viven inmediatamente a su alrededor. El estudio reveló la importancia de una amplia variedad de productos basados en los PFNM, para la nutrición humana, para medicinas, materiales de construcción, utensilios para el hogar y la agricultura, para leña, forraje y actividades de comercio y transformación. Las cualidades más importantes apreciadas, por lo que respecta a los materiales de construcción eran su duración y resistencia a los insectos, en particular para los postes principales de las construcciones. Estas cualidades están asociadas comúnmente con las maderas más densas y duras que se encuentran frecuentemente en las especies de crecimiento lento (generalmente especies no pioneras). Era evidente que muchos jefes y ancianos de las comunidades asociaban intensamente el valor del bosque a la recolección tradicional de materiales para la construcción. También se observó que los bosques estaban muy valorados como fuentes de medicinas. Todas las personas entrevistadas utilizaban medicinas procedentes de plantas y el 80 por ciento confiaba exclusivamente en ellas. Muchas de las utilizadas comúnmente se recogían alrededor de la aldea y en áreas no aprovechadas de bosque secundario, más que en la reserva forestal. No obstante, el mismo bosque era contemplado como una importante fuente de medicinas por la mayoría de los entrevistados.

Para muchos hogares, la recogida, elaboración y comercio de los productos forestales proporcionaba una fuente importante de ingresos suplementarios, especialmente en los períodos de menor actividad agrícola o cuando exitía una clara necesidad de fondos. Para algunos de ellos los PFNM constituían la principal fuente de ingresos, directamente o como suministro de materiales utilizados para aperos de labranza y materias primas empleadas en las actividades de elaboración no agrarias.

Los bosques eran el principal recurso de PFNM comercializados en la región, a pesar de que en algunas zonas y para algunos productos las tierras en barbecho eran una importante fuente de suministro. En muchas comunidades la gente se quejaba de que el aumento de tierras desboscadas para la agricultura, el aumento de los fuegos de matorral y la degradación medioambiental de las tierras sin utilizar (bosques secundarios) habían debilitado los recursos de PFNM hasta tal punto que los recolectores y transformadores habían tenido que depender más de las reservas de bosque. Respecto de muchos productos, incluida la carne de animales salvajes, el estudio reveló la importancia de las áreas incultas como fuentes de suministro. La degradación del bosque secundario se presenta como un gran problema para muchas comunidades y, cada vez más, los bosques que permanecen como reservas se convertirán probablemente en importantes recursos de PFNM.

Los sistemas flexibles de ordenación forestal que pueden satisfacer las necesidades locales, a la vez que las de la industria maderera, ofrecen la mejor perspectiva para la seguridad a largo plazo de un amplio conjunto de especies arbóreas y vegetales. Hay también posibilidades para la multiplicación y el cultivo de algunas especies en las zonas tampón alrededor del bosque y siempre que la fuente de semillas o material clonal selecto se encuentra en las poblaciones locales, en el bosque esto podría representar un aspecto aceptable de conservación in situ para las especies en cuestión.

6.7 Sistemas de ingresos económicos forestales

Uno de los principales problemas de la conservación y la ordenación sostenible en muchos países ha sido la proporción aparentemente baja de los ingresos económicos procedentes del bosque tropical natural (Mergen y Vincent 1987), a pesar del evidente valor real del recurso (Leslie 1987). Esto se debe con frecuencia al fracaso de captar los niveles apropiados de ingresos procedentes de la madera (Repetto y Gillis 1988). Grut (1989) demuestra esto claramente con respecto a Ghana: tanto los niveles de los cánones establecidos como la eficacia en cuanto al cobro de los derechos vencidos, hasta ahora han sido extremadamente bajos. Incluso con el valor bajo de madera en pie pedido, los ingresos obtenidos efectivamente fueron sólo un sexto del total previsto (Grut 1989). Se ha reconocido ya al principio el bajísimo nivel de los cánones sobre la madera en Ghana y la necesidad de aumentos sustanciales, particularmente para las especies más valiosas y comercializables (FAO 1985a). Actualmente se han aplicado aumentos considerables y se espera que sean seguidos por otros. suponiendo que estos aumentos se han puesto en práctica también para elevar el promedio de los derechos de la madera en pie hasta el 10 por ciento aproximadamente de la media ponderada del valor de la exportación de madera FOB para 1994, con una eficacia mayor en la tasa de cobro de ingresos hasta un 50 por ciento para la misma fecha, estos deberían ser suficientes para cubrir la totalidad de los costes del Departamento Forestal y no sólo los costes de ordenación de los bosques de producción (Grut 1989).

El tamaño y la longitud de los terrenos de las concesiones madereras son factores clave para determinar el interés y la capacidad del concesionario en la ordenación sostenible. En los primeros momentos, la fragmentación de las concesiones en Ghana fue objeto de crítica y las autoridades del Gobierno están considerando sugerencias, realizadas en el contexto del proyecto de Ordenación de los Recursos Forestales, para que se establezca un tamaño mínimo de 10 000 ha y una duración de 50 años. Relacionadas con estas sugerencias están las consideraciones de que las condiciones del mercado influyan más intensamente en la asignación de las concesiones, para asegurar el mejor valor posible y un nivel de rentas de la concesión más significativo. Esto último podría influir particularmente en asegurar el logro de los objetivos de conservación, incluso la conservación in situ de los recursos genéticos. Se ha sugerido, por ejemplo, que unas rentas sustanciales de la concesión, según una fórmula derivada de los valores FOB ponderados, podría abaratar los coste de la corta de madera y originar un nivel de beneficio adecuado. Por cosiguiente, el concesionario podría reclamar una proporción de los derechos pagados relacionada con los costes soportados en concepto de ordenación sostenible y las actividades de conservación. El concesionario podría contemplar esta solución como una oportunidad de aumentar sus ganancias (Grut 1990). Tales reformas en los niveles de los beneficios y la recaudación pueden también mejorar potencialmente la recuperación y reducir el nivel de desperdicio de madera, tanto en el bosque como en los procesos industriales (Asabere 1987; Chachu 1989). El Gobierno de Ghana ha creado un comité especial para evaluar las medidas de mejora de la ordenación forestal y la productividad de la industria maderera y se espera que el comité estudie el tamaño y otros aspectos relacionados con las concesiones madereras.

Ghana introdujo al principio tasas diferenciales en los cánones correspondientes a 50 maderas. La nueva estructura de tarifas de los cánones implica aumentos bastante más altos para las especies objeto de mayor demanda y, por tanto, en peligro de agotamiento, que para aquellas que actualmente no están solicitadas. Esto tiene consecuencias muy importantes en la conservación de los recursos genéticos de las principales especies de interés económico. Sin embargo, tal acción aislada no puede ser eficaz, pues muchas especies menos conocidas tienen una duración natural menor y, por tanto, requieren un cuidado especial para asegurar que los troncos no permanezcan tumbados en el bosque y para que se apliquen tratamientos de conservación en forma y época adecuadas. Otras, que pueden tener una madera más duradera pero más dura y, posiblemente, silícea requieren un equipo especial de elaboración. Un proceso de elaboración local puede ayudar a asegurar un beneficio comercial para estas especies menos conocidas (Asabere 1987; Ofosu-Asiedu y Ampong 1990; Parant 1990), para lo cual pueden necesitarse inversiones en equipo, infraestructura y capacitación. Ghana está promocionando más la elaboración de la madera y más exportación de madera en rollo, pues una proporción del total del volumen exportado ha ido descendiendo del 63 por ciento en 1988 al 53 por ciento en 1989 y al 42 por ciento en 1990. Sin embargo, en 1989, menos del 6 por ciento del valor de los productos forestales de Ghana sufrían un proceso de elaboración más allá del secado al aire de la madera (ITTO 1990).

Existen también importantes consideraciones sobre ordenación forestal y silvicultura, así como preocupaciones ecológicas, relacionadas con la promoción del aprovechamiento de especies menos conocidas que se van a examinar a continuación. Sin embargo, las repercusiones de los resultados del inventario forestal realizado indican claramente la necesidad de hacer el máximo uso de las especies no solicitadas, mientras que se reducen las presiones sobre las existencias y los recursos genéticos de las principales especies de interés económico. Esto está en línea con el reconocimiento actual de que no debe permitirse que las conveniencias de los aprovechamientos y las demandas de la industria de la madera determinen por sí solas la ordenación forestal (Chachu 1989), sino que las tasas de los cánones, los límites de las circunferencias y otros objetivos y controles de intensidad deben reflejar las diferencias ecológicas entre especies en su regeneración y crecimiento, así como en los valores últimos de su madera (Hawthorn 1990b). Existen ya abundantes datos de la temporalidad de las clasificaciones basadas únicamente en la aceptación en el mercado y la valoración de la madera.

6.8 Inventario forestal

El primer estudio sobre los recursos forestales de Ghana se hizo en 1908 y el primer Inventario Forestal Nacional en 1947, abarcando 1 290 millas cuadradas de bosque (Logan 1947). El primer objeto de este y de los siguientes inventarios durante el período de 1952 a 1973 fueron las especies que entonces eran comercializables, de las cuales sólo 26 especies “económicas” se contabilizaron comparadas con las 334 “maderas secundarias” (FAO 1985a). En 1985 se comenzó un nuevo Inventario Forestal Nacional, en principio para proporcionar también una estimación del volumen total comercial de madera en rollo, en vista de la preocupación por que la demanda de la rehabilitada industria maderera pudiera exceder a la oferta sostenible que podía dar el bosque. Sin embargo, se incluyeron objetivos más amplios, para proporcionar la información más amplia que se necesitaba para la ordenación sostenible y para evaluar la productividad biológica y el estado ecológico del bosque, incluyendo la obtención de datos sobre productos forestales no madereros y sobre plantas no leñosas y fauna (Adlard 1990).

Para lograr el primer objetivo se hizo un muestreo estratificado al azar sobre 546 000 ha en 43 reservas forestales. La estratificación se basó en un estudio ecológico y la clasificación realizada por Hall y Swaine (1981). Además de las medidas de tres diámetros para efectuar las estimaciones volumétricas, se hicieron evaluaciones de la forma y calidad junto con una clasificación de las copas, observaciones sobre la corta de madera, las quemas, etc. Se registraron cerca de 420 especies arbóreas y se las agrupó en tres categorías de acuerdo con su aceptación en el mercado actual, su tamaño y frecuencia de presencia:

Categoría I:Las especies que Ghana había exportado al menos una vez durante el período 1973–1988, incluidas todas las principales especies de interés económico más algunas menos conocidas que se están promocionando activamente para la exportación (66 especies en total).
Categoría II:Las especies que alcanzan un diámetro de 70 cm (tamaño comercializable) y se presentan con una frecuencia de al menos 1 árbol por km2, aunque no hayan sido exportadas previamente (58 especies en total).
Categoría III:Todas las especies restantes para las que no se considera que poseen potencial para la producción de madera.

Todos los datos se almacenaron en ordenador y constituyen una importante base de datos sobre la presencia y distribución de las especies (Wong 1989).

El volumen nacional bruto presente de madera de tamaño explotable se estimó en 102 millones de m3, concentrado principalmente en las especies de Categoría I. Sin embargo, se observó que el grueso de este volumen estaba formado por las especies menos deseables, mientras que el volumen de las especies de interés económico tradicionales era muy limitado y dependía en gran medida de un pilar principal, Triplochiton scleroxylon, que a pesar de ser objeto de una demanda constante no posee intrínsecamente un alto valor. Parece que la actual explotación de la mayoría de las especies “económicas” es insostenible y que tienen un recurso de vida muy limitado (p. ej., el período durante el cual se agotarán las existencias actuales de árboles de tamaño explotable). Las valiosas meliaceas (Entandrophragma angolense, E. cylindricum, E. utile, Khaya grandifoliola, K. ivorensis, K. anthotheca), y también Milicia (sin. Chlorephora) excelsa, se agotarán probablemente dentro de 2 ó 3 décadas a los actuales niveles de corta. Entre las especies más valiosas, Pericopsis (sin. Afrormosia) elata se estima que tiene una duración de los recursos de 3 años o menos (Alder 1989). El cálculo de la duración de los recursos de las especies solamente puede ser aproximado, basado en la división del recurso existente por la tasa de extracción y, si con un recurso en disminución se permitiera aumentar la tasa de extracción, la duración de los recursos sería todavía menor.

Las consecuencias son claras: el futuro de una industria maderera viable en Ghana depende de un desplazamiento sustancial y rápido en el mercado de las especies actualmente subutilizadas hacia la Categoría I. Esto se podría conseguir con la promoción del 10 al 15 por ciento, quizás, de las 50 especies sobrantes registradas que actualmente están subutilizadas, apoyándose al máximo en aquéllas que están bien representadas en el bosque, paralelamente a los aprovechamientos sostenidos de Terminalia excelsa. Si esto se hiciera con un seguimiento eficaz y con controles para limitar las cortas de las principales especies de interés económico a niveles sostenibles, con objeto de permitir a sus poblaciones recuperarse entre los ciclos de corta, no habría a largo plazo ningún peligro para los recursos genéticos de estas especies. Sin embargo, su existencia futura depende claramente de una acción positiva a este respecto.

Los datos de crecimiento para la estimación de las tasas de aumento en volumen, se basaron en la medición de cerca de 11 000 árboles en 256 parcelas permanentes de muestreo. Se está elaborando un modelo de simulación de crecimiento forestal (GHAFOSIM) para los bosques de Ghana (Alder 1989; 1990) que podrá beneficiarse de la acumulación progresiva de datos de un número considerablemente mayor de parcelas permanentes de muestreo, en las que se miden todos los árboles de todas las especies por encima de los 10 cm de diámetro normal. Esto proporcionará un conocimiento mucho más completo de la dinámica del bosque. Es evidente que ninguna estrategia de ordenación única podrá adaptarse suficientemente a todos los bosques, pero que, para relacionar de manera eficaz la producción con la conservación deberá decidirse por separado, la ordenación de las distintas reservas o concesiones dentro de una representación global de la diversidad genética de los bosques en general.

6.9 Asignación de prioridades

Está claro que la conservación de las principales especies arbóreas de interés económico entraña una alta prioridad, y se ha visto que depende de que se desarrollen mercados para las especies menos aprovechadas actualmente. Sin embargo, la conservación de la variación intraespecífica en estas especies es también del mayor interés, incluyendo el mantenimiento de poblaciones viables de procedencias genéticamente distintas. Es probable que, en ausencia de estas pruebas directas de las diferencias de procedencias a partir de ensayos de campo y/o estudios con isozimas, la mejor guía sean las pautas de variación medioambiental. Estas se pueden observar directamente a partir de variables medioambientales o indirectamente de los modelos de vegetación. Resulta claro muchas veces la forma en que la variación de una especie concreta a nivel de población refleja unas pautas en toda la comunidad, es en muchos casos aparente (Okafor 1975; Hall y Swaine 1981). La hipótesis de que esto ocurre así se reconoce en el estudio botánico que se está llevando a cabo en relación con el Inventario Forestal Nacional en curso (Hawthorn 1991).

El objeto de este estudio botánico es elaborar una base de datos informatizada de la distribución de las plantas vasculares en los bosques de Ghana, y con ello, asegurar una definición más clara de las variaciones florísticas sustanciales dentro de cada una de las zonas forestales reconocidas por Hall y Swaine (1981). Esto pondrá de relieve modelos de variación intraespecífica a nivel local y también nacional, y las relaciones entre ellos, ayudando, por tanto, a diseñar estrategias para la conservación de las especies vegetales de interés económico.

El estudio concede particular atención a los modelos de distribución de las plantas y árboles raros como ayuda directa para su conservación. En el estudio se reconoce la importancia de combinar información taxonómica, ecológica y corológica para establecer prioridades en la conservación de determinadas superficies. En un análisis preliminar (Hawthorn 1991) se han determinado tres conjuntos de condiciones bajo las que las plantas raras se pueden encontrar con gran probabilidad. Una de ellas es entre las especies de los bosques secos en la costa o en los llanos de Afram o cerca de ambos. Este tipo de bosque seco de Africa occidental tiene actualmente una distribución muy limitada y algunas especies son desconocidas en otras partes excepto algunas presencias en Africa oriental, mientras que otras son endémicas en Ghana.

Deberá prestarse también particular atención a las reservas propensas al fuego en la zona de bosques secos semi-caducifolios, donde las plantas forestales corren especial riesgo. La amenaza del fuego para los recursos genéticos es particularmente aguda donde la población de individuos maduros portadores de semilla se ha reducido fuertemente, los años de producción de semilla pueden ser infrecuentes y un fuego subsiguiente a la caída de la semilla o al establecimiento de brinzales puede ser catastrófico. Este puede ser el caso de Pericopsis elata, particularmente en los bordes del dominio de la especie.

El estudio botánico está elaborando también un sistema objetivo de valoración para la clasificación de especies vegetales en términos de prioridad para su conservación. Este sistema se utilizará para seleccionar áreas, por ejemplo, dentro de las reservas de los bosques de producción donde la ordenación forestal deberá tener particularmente en cuenta la importancia y la naturaleza de los objetivos de conservación. La clasificación que se está elaborando se basará esencialmente en la información sobre la distribución derivada de los primeros estudios de Hall y Swaine (1981) junto con las observaciones más generales de la flora del Africa tropical occidental para obtener un panorama más amplio, las abundantes colecciones de herbarios en Legon y Kew (Jardines Botánicos Reales) y los nuevos datos obtenidos por el estudio botánico. Esto proporcionará una base para señalar los “puntos genéticos críticos” en los bosques de Ghana, en lo que concierne a ecosistemas, especies y recursos genéticos de las especies elegidas para su conservación.

La mayor parte de las categorías en el sistema de clasificación están relacionadas con los grados de rareza, dentro de Ghana y en los contextos más amplios de Guinea Superior (la región dentro de la que es probable que la contribución de la flora de Ghana sea más significativa), Africa occidental y Africa en general. Sin embargo, para la conservación in situ de los recursos genéticos de las especies de reconocida importancia económica se ha destinado una categoría distinta. Esto incluye especies que pueden ser poco comunes o extendidas pero están explotadas intensivamente y requieren una atención y un control especiales, particularmente con respecto a la conservación de la variación intraespecífica. Esta categoría incluye todas las especies madereras utilizadas intensivamente, cañas (juncos) y otras especies de reconocido valor económico (p.ej., Thaumatococcus daniellii, una fuente de agentes edulcorantes y otros compuestos orgánicos potencialmente comerciales). En esta clasificación algunas especies se colocan con una calificación de “estrella roja” si, como es el caso de algunos árboles maderables muy buscados, una proporción significativa de individuos maduros está afectada por presiones de explotación (p.ej., especies con una breve duración de los recursos, como ya se ennumeraron anteriormente); o si es aconsejable “señalar” las presencias de una especie en el bosque para la conservación de procedencias específicas.

Un resultado adicional, práctico e inmediato del estudio botánico será un informe del estado actual de las areas protegidas existentes y del grado de protección proporcionado dentro de las reservas de producción, con recomendaciones referentes a la ordenación forestal en estas últimas, particularmente en las áreas más sensibles y en las de valor biológico excepcional. Esto ayudará al desarrollo de planteamientos completos para reconciliar los objetivos de producción y conservación dentro de las unidades de ordenación forestal (UOF) que se están estableciendo actualmente.

6.10 Ordenación y explotación

El Sistema Modificado por Entresaca, descrito brevemente con anterioridad, ha tenido un claro éxito manteniendo niveles satisfactorios de producciones de madera, pero a expensas de las existencias de las principales especies de interés económico. Los datos del inventario actualmente en marcha y la red intensificada de parcelas permanentes de muestreo permitirán el futuro desarrollo de planes de ordenación detallados y flexibles por separado para cada unidad de ordenación (reserva única o gran área de concesión) utilizando modelos de simulación que se derivarán de la continuación del trabajo iniciado en el Modelo Forestal de Simulación de Ghana (GHAFOSIM). Tal planteamiento, capaz de incorporar información procedente del estudio botánico y de los estudios ecológicos sobre la regeneración en relación con la intensidad de los aprovechamientos madereros, modelos y métodos, ofrece la mejor perspectiva para combinar la conservación genética con la producción, a nivel local y nacional. Las posibilidades que tiene la integración eficaz de los objetivos de conservación y producción en los planes de ordenación forestal, se ha reforzado con la introducción de las unidades de ordenación forestal (UOF), que agrupan las reservas existentes de producción en unidades de cerca de 50 000 hectáreas. Cada UOF estará sujeta a un plan de ordenación que incorpora las recomendaciones que surgen del estudio botánico sobre conservación de la diversidad biológica y los recursos genéticos.

Como una medida provisional se ha impuesto un ciclo de corta de cuarenta años y se estan realizando estudios y cartografía de existencias para todos los tramos con objeto de determinar la producción permisible. Esto se calcula para cada especie en cada tramo por una simple fórmula que tiene en cuenta el número de árboles por encima del límite mínimo de corta y aquellos que se encuentran en la clase diamétrica inmediatamente inferior que formarán la próxima masa cortable. La fórmula permite también la retención de un 30% de la masa madura y el 20% de mortalidad en la población residual destinada a formar el próximo ciclo de corta (Ghartey 1990). Dado que los controles de los aprovechamientos de madera se han reforzado para prevenir daños innecesarios en el repoblado preexistente y en las condiciones de regeneración (ver más adelante) y que se han dejado suficientes árboles padre de las especies de importancia económica donde eran necesarios, este régimen provisional podría ser suficientemente prudente para prevenir una mayor degradación de los recursos genéticos del bosque. Sin embargo, esto depende en última instancia de las medidas para promover las especies menos aprovechadas con objeto de mantener niveles aceptables de explotación, mientras se conservan los recursos genéticos restantes en la mayor parte de las poblaciones valiosas y más agotadas.

En noviembre de 1990 las autoridades ghanesas impusieron Exacciones para la Mejora Forestal sobre seis especies exportadas en rollo, vedas complementarias a la exportación ya en vigor de otras 19 especies, incluyendo las valiosas meliáceas. Las exacciones intentan conservar las especies afectadas y proporcionar trozas para la elaboración interna (ITTO 1991). El éxito de estas medidas y de los planes para una mayor explotación de las especies menos aprovechadas tendrán una influencia importante en las posibilidades de la ordenación futura.

Será necesario también considerar los efectos del aumento de las extracciones madereras sobre los recursos genéticos de las especies menos aprovechadas actualmente, con respecto a cada reserva forestal y unidad de ordenación al preparar los planes de ordenación. Sin embargo, el inventario muestra que el 40 por ciento sobre el total de la explotación potencial de madera de las especies de la Categoría I (p.ej., las que han sido totalmente exportadas) está formado por cuatro especies que todavía proporcionan abundantes suministros en el bosque (Ghartey 1989). Una estrategia basada en su promoción hasta los límites de las cortas anuales permisibles, junto con menores contribuciones procedentes de algunas otras especies ignoradas en el presente, deberá ser coherente con una ordenación más equilibrada del total de los recursos genéticos del bosque, en el supuesto de que se mantengan las condiciones satisfactorias para la regeneración.

6.11 Regeneración y silvicultura

En el sistema de cortas de aclareo sucesivo (método tropical) que se introdujo en 1946, se intentaba influir en la regeneración de las relativamente pocas especies deseables mediante la manipulación de la espesura y operaciones de limpieza, pero se estimó que no se había alcanzado el éxito esperado y se abandonó a mediados de los años 60. Desde entonces, a parte de algunos ensayos de regeneración artificial mediante plantaciones complementarias, los intentos de influir en la producción de la masa a través de operaciones silvícolas según el sistema de entresaca modificado, estuvieron orientados a favorecer la población de árboles jóvenes, dentro de la clase de circunferencia de 1 a 5 ft (de 0,3 a 1,5 m) mediante aclareos de mejora (Asabere 1987). No obstante, desde el punto de vista de una ordenación sostenible a largo plazo y de la conservación de los recursos genéticos de las principales especies de interés económico, es esencial un conocimiento del efecto de las cortas sobre la composición de las especies que forman la regeneración.

Junto con con el Inventario Forestal Nacional, se llevaron a cabo estudios sobre la regeneración en bosques explotados y en otros no explotados adyacentes dentro de la reserva de Bia del Sur (Hawthorn 1990b), para evaluar los diferentes efectos de las operaciones de explotación maderera en las pautas de regeneración de las tres especies. Un objetivo secundario fue describir el estado de la vegetación en general después de las cortas, como una información de base sobre el medio ambiente biótico de los árboles en desarrollo. En algunos tramos la intensidad de las cortas fue muy alta, ya que el bosque no había sido explotado anteriormente y el único control ejercido lo fue mediante el establecimiento de un límite mínimo de circunferencia, sacando todos los árboles por encima de ese límite deseable. Sin embargo, este efecto se redujo principalmente a las especies más deseables tales como Khaya ivorensis y Entandrophragma utile. Se dejaron grandes árboles de las especies menos deseables. Las cortas se habían hecho en los tres años inmediatamente antes del estudio.

Las principales subdivisiones de las especies “gremiales” reconocidas se hicieron entre las especies verdaderamente pioneras y las pioneras del piso inferior (pequeños árboles y arbustos) por un lado, y entre las no pioneras de luz y las tolerantes a la sombra por otro, a pesar de que se reconocía que estas divisiones podían ser separaciones arbitrarias en lo que resultaba una variación de preferencias sin solución de continuidad. El informe del estudio (Hawthorn 1990b) es detallado y revela una situación compleja. No obstante, se establecieron algunas conclusiones claras con respecto a los efectos de la regeneración temprana por brinzales:

  1. no es probable que la diversidad específica global se vea afectada de forma perjudicial por cortas bien controladas, a pesar de que se espera que cambie el equilibrio entre especies a menos que se den pasos especiales para prevenir esto. La tendencia será de niveles decrecientes de regeneración para algunas especies madereras valiosas (no pioneras) (p.ej., Entandrophragma spp, Kaya spp) y una abundancia relativa mayor de otros (p.ej., Triplochiton scleroxylon y Terminalia spp);

  2. hay grandes claros entre las copas que muestran una regeneración muy pobre de las especies preferentes y una diversidad específica baja;

  3. la regeneración de la mayoría de las especies madereras, particularmente de las no pioneras, requiere la reserva de árboles padre uniformemente distribuidos por el bosque, por ejemplo en pequeños rodales sin explotar dentro de tramos explotados;

  4. los pequeños calveros y las roderas de los trineos de arrastre ayudan a aumentar la diversidad específica general.

Por tanto, se puede dar una orientación general clara con respecto a los estrictos controles sobre las cortas, para mantener al mínimo la anchura de las pistas y el área de las plataformas de carga, para evitar la creación de grandes calveros en la espesura y para asegurar la reserva de árboles padre distribuidos uniformemente por el bosque. Para evitar los daños en la regeneración, las cortas deben restringirse a un período único y corto. Con tales previsiones parece que es pequeño el peligro de una repentina pérdida de recursos genéticos de las especies principales de interés económico y hay buenas posibilidades de mantener un alto nivel de diversidad específica, al menos en un amplio conjunto de las especies madereras de la Categoría I.

La amenaza más seria para los recursos genéticos es sin duda el fuego y los estudios dedicados a los daños por fuego sugieren que las cortas, especialmente en los tipos más secos de bosque, pueden dejar al bosque más predispuesto a los incendios (Hawthorn 1898). Las recomendaciones para controlar la intensidad de las cortas son, por tanto, aún más importantes en las áreas con predisposición a los incendios.

A pesar de que los resultados de estos estudios son valiosos y estimulantes, se necesitará obtener datos más completos y amplios de las series ampliadas de parcelas permanentes de muestreo, las cuales podrían ser también el escenario de estudios más detallados sobre la dinámica de la población, sistemas y agentes de polinización y dispersión de semillas y otros procesos ecológicos (Adlard 1990). Esto podría proporcionar una base científica para una posible acción silvícola futura que influya sobre la regeneración y el desarrollo de poblaciones selectas, manteniendo altos niveles de diversidad genética.

6.12 Biología reproductiva

Si bien de las observaciones fenológicas bien documentadas se puede conseguir mucha información valiosa sobre los sistemas genéticos, es muy recomendable hacer estudios más detallados y sistemáticos sobre especies fundamentales de interés económico (p.ej., Entandrophfragma spp., Khaya spp., Milicia excelsa, Pericopsis elata) que requieren urgentemente medidas para conservar las poblaciones que constituyen. Los datos sobre la biología de la reproducción, utilizados juntamente con información sobre la distribución específica y las pautas de variación en las especies individuales, pueden ayudar a determinar la asignación de las áreas de conservación in situ y las estrategias de muestreo para la conservación complementaria ex situ. Los principios en que se basan se resumen en, p.ej., Bawa y Krugman (1991). Su aplicación se ilustra también en el estudio sobre biología de la reproducción y genética de Cordia alliodora en el Apéndice 1.

6.13 Integración y seguridad

La elaboración de bases de datos asociadas con el inventario forestal y el estudio botánico, proporcionan un marco para planificar la ordenación integrada de los recursos genéticos dentro de las areas totalmente protegidas y las reservas de producción. También ofrecen una base para el seguimiento de los futuros cambios en el bosque sometido a la influencia de los regímenes de aprovechamientos controlados y de ordenación. Sin embargo, será necesario adoptar decisiones a alto nivel sobre el equilibrio que se ha de lograr entre la explotación maderera y la conservación de la diversidad biológica, para asegurar un equilibrio entre los costes financieros a corto plazo de la conservación (incluyendo ingresos y beneficios de los que habrá que privarse) y los beneficios a largo plazo sociales, económicos y medioambientales en interés nacional y, donde sea apropiado, con ayuda internacional. Es probable que ello sea necesario particularmente al adoptar los cambios esenciales en el comercio maderero para reemplazar ampliamente la actual dependencia de las pocas especies principales de interés económico, con una duración de los recursos muy limitado, por la promoción de especies menos explotadas, con un mayor apoyo a la elaboración local y la exportación de componentes y productos acabados. La intervención en estos sectores del comercio internacional, junto con las inversiones para el suministro local de capacidad física y desarrollo de recursos humanos, determinará la viabilidad de los sistemas forestales de ordenación que asocien la producción sostenible con la conservación de los recursos genéticos.

7. BRASIL: LOS BOSQUES AMAZONICOS

La cuenca del Amazonas en general contiene la extensión más grande del mundo de bosques tropicales, de la cual, aproximadamente el 60 por ciento (unos 300 millones de ha) se encuentra dentro del Brasil (Dubois 1991). Cerca de 280 millones de ha son bosques densos productores potenciales de madera industrial (FAO 1981). Al mismo tiempo, estos bosques son, casi con certeza, los más ricos del mundo en términos de diversidad biológica total y abarcan un amplio conjunto de tipos. La posible contribución de los bosques potencialmente productivos a la conservación de esta diversidad y a la de los recursos genéticos forestales es, por tanto, muy alta.

De acuerdo con Cochrane y Sánchez (1982), cerca del 93 por ciento de los suelos de la cuenca amazónica adolece de importantes carencias de fertilidad y, a pesar de que quizás la mitad de esta superficie está ocupada por suelos con buenas propiedades físicas y que podría soportar una agricultura sostenible o ser utilizada para pastos, suponiendo que se le proporcionen sustanciales aportes de nutrientes y aplicando una gestión cuidadosa, están expuestos a una rápida degradación después de la eliminación del bosque existente. Además, algunos estudios han indicado la interdependencia que existe entre el ciclo hidrológico local y la cubierta forestal (Salati 1987) y se ha sugerido que para salvaguardar el clima local y regional, mientras no se alcance un conocimiento más pleno de esta relación, cerca del 80 por ciento del área deberá mantenerse bajo cubierta forestal (Prance 1990).

A pesar de que ha habido alguna inmigración reciente en la región amazónica desde otras partes del Brasil, la población humana es todavía baja en relación con la superficie total, con cerca del 40 por ciento de la población brasileña concentrada en un 10 por ciento del territorio nacional, en la región sudoriental. No obstante, las presiones sobre la tierra actualmente forestal en la Amazonia aumentarán inevitablemente y es esencial desarrollar sistemas sostenibles de usos de la tierra que sean compatibles con la necesidad de conservar una cubierta forestal sobre importantes superficies por sus influencias medioambientales. Todavía se está a tiempo para elaborar modelos de aprovechamiento de las tierras que logren la ordenación sostenible óptima del bosque natural, con la conservación simultánea de la rica diversidad biológica de la región. Esto requiere la planificación integrada y el desarrollo de sistemas de areas totalmente protegidas y reservas de bosques de producción, con sistemas que contribuyan apropiadamente a los objetivos de conservación y desarrollo.

7.1 Marco jurídico

La Ley Forestal (1965) prevé la creación de reservas con objetivos de protección y producción. En el Artículo 5 se dispone la creación de:

  1. Parques nacionales, estatales y municipales y reservas biológicas, para proteger excepcionales condiciones naturales, flora, fauna y valores paisajísticos y reconciliar esta protección con objetivos educativos, recreativos y científicos.

  2. bosques nacionales, estatales y municipales, con objetivos económicos, técnicos o sociales, que incluyen su posible forestación.

En una referencia específica a los bosques amazónicos, la Ley Forestal exige que la utilización de los bosques se someta a limitaciones técnicas y planes de ordenación.

Además de esto, la Ley de Protección de la Fauna de 1967 prevé reservas biológicas nacionales, estatales y municipales, y la Ley para una Política Medioambiental Nacional de 1981 contiene el establecimiento de estaciones ecológicas y áreas de protección medioambiental. La Constitución Federal de 1988, con referencia a los derechos de las personas y a un medio ambiente estable desde el punto de vista ecológico presta a la administración pública que asegure la gestión ecológica correcta de los ecosistemas y la salvaguardia de la diversidad e integridad de la herencia genética del país. Además declara patrimonio nacionalel bosque amazónico brasileño, el bosque atlántico y el de otras tres regiones, estableciendo limitaciones a su utilización para garantizar la defensa del medio ambiente (Schubart 1990).

La principal categoría legal de reservas que ofrece las mejores posibilidades para combinar la ordenación para la producción de madera y otros productos forestales con la conservación de los recursos genéticos in situ, es la de Bosque Nacional. Esto corresponde aproximadamente a la Categoría VIII de la UICN (áreas de ordenación para uso múltiple/área de recursos ordenados) y entre sus objetivos primarios están el aprovechamiento sostenible y la ordenación del bosque, principalmente para maderas y otros productos forestales, junto con el mantenimiento de las funciones protectoras del bosque respecto de los recursos hídricos y la conservación de la diversidad biológica, flora y fauna hasta donde esto sea compatible con los principales objectivos de producción. Se tiene también previsto realizar investigaciones apropiadas científicas y tecnológicas y un seguimiento medioambiental. El criterio para la selección de un área como Bosque Nacional es su potencial para la producción sostenible de madera y/o otros productos forestales. Si hubiera especies raras, endémicas o amenazadas que pudieran verse afectadas de forma perjudicial por las operaciones de producción, se sugiere que podría ser más apropiada otra categoría de protección más restrictiva (Padua 1989). Durante los tres últimos años, ha habido un marcado aumento del número de Bosques Nacionales en el Brasil, particularmente en la región amazónica, donde Schubart (1990) ha registrado 24 de estos bosques hasta el final de 1990, que abarcan una superficie total de cerca de 12,6 millones de hectáreas.

Las Reservas Extractivas son otra de las principales categorías donde los usos del bosque se pueden combinar con la conservación de los recursos genéticos. De acuerdo con Padua (1989) estas reservas tienen por objeto satisfacer las necesidades de grupos sociales que dependen de la recolección de productos forestales para su supervivencia y que los aprovechan de manera sostenible de acuerdo con prácticas tradicionales y conforme a planes de ordenación preestablecidos. Los objetivos secundarios incluyen la conservación de la diversidad biológica y posibles contribuciones a la educación y el seguimiento científico y medioambiental. Según esta interpretación, se excluye específicamente el aprovechamiento de madera. Los productos tradicionales de la ordenación forestal extractiva, tal como este término se usa en el Brasil, han sido fundamentalmente caucho y nuez del Brasil, aunque pueden incluirse también una gran variedad de otros frutos, fibras, etc.

Para proporcionar una base jurídica a este concepto, el antiguo Instituto Nacional de Colonización y Reforma Agraria (INCRA), promulgó un Decreto en julio de 1987 que aportaba directrices para el establecimiento de Reservas Extractivas como modelo de reforma agraria en la región amazónica (Allegretti 1990). El Decreto utilizaba el concepto de concesiones de aprovechamiento de la tierra, cediendo el uso de las Reservas del Estado a los colonos durante un período mínimo de 30 años, con normas específicas sobre las prácticas de aprovechamiento de la tierra. Se estableció también un mecanismo por el que el Estado podría mediar entre los habitantes de la Reserva y los intereses económicos exteriores. La administración de las Reservas Extractivas, según este modelo se ejerce por un grupo elegido por los habitantes del lugar, tanto en forma de cooperativa como de asociación, evitando de este modo la subdivisión de la tierra en tenencias privadas separadas. De acuerdo con Schubart (1990) el estatuto jurídico de las Reservas Extractivas tiene aún que decidirse definitivamente, pero dentro de la Política Nacional Medioambiental (enero 1990) ya se han emprendido medidas para crear reservas de esta naturaleza. Según se van creando algunas Reservas Extractivas dentro de Bosques Nacionales, se puede prever una base jurídica que combine las prácticas tradicionales con algunos aprovechamientos por entresaca de madera.

Las categorías principales de reservas que forman el sistema de areas totalmente protegidas en el Brasil, son parques nacionales (Categoría II de la UICN), estaciones ecológicas, reservas ecológicas, reservas biológicas (todas ellas equivalentes a la Categoría I de la UICN), y areas de protección medioambiental (con objetivos similares a la Categoría V de la UICN, pero incluyendo una referencia específica a la diversidad biológica). Todas ellas tienen importancia en la conservación de ecosistemas, especies y recursos genéticos. Además los refugios de vida silvestre y las reservas de caza, pueden proporcionar ocasionalmente protección a los recursos genéticos vegetales.

7.2 Establecimiento de prioridades

El Primer Seminario Internacional sobre Ordenación Forestal Tropical celebrado en el Brasil, en 1985, al subrayar la “necesidad de mantener y salvaguardar la diversidad biológica en cualquier acción en el Amazonas”, concedió atención especial a la importancia de un mejor conocimiento de la dinámica del bosque y de las interacciones en procesos tales como dispersión de semillas, polinización, sistemas de regeneración, etc. (Siqueira 1989). También subrayó la importancia de una clasificación y zonificación tipológica de los bosques para objetivos de producción y conservación. Los principios fundamentales se habían examinado anteriormente y, en particular, la necesidad vital de recoger datos sobre la variación y los modelos de variación de especies y poblaciones, y sobre la autoecología y la biología de la reproducción como base para las medidas orientadas a la conservación in situ de los recursos genéticos de las especies prioritarias. Comparada con algunas otras regiones tropicales del Nuevo Mundo, la Amazonia brasileña posee un largo historial de estudios botánicos y participaciones importantes en varios herbarios (Daly y Prance 1989). No obstante, la magnitud misma del inventario que se necesita para establecer e interpretar los modelos de distribución de las comunidades, las principales especies arbóreas y su probable variación intraespecífica, en relación con las condiciones medioambientales actuales y pertenecientes a la historia pasada es vastísima.

La superficie total de bosque amazónico dentro del Brasil cubierta relativa a todas las categorías reservadas representa probablemente el 5 por ciento del total. Si bien la situación, tamaño y forma individuales de las areas protegidas son más importantes que las cifras de procentajes totales, hay sin duda todavía un margen de selección de un número importante de reservas adicionales, dadas las limitaciones de los suelos y el conocimiento de la importancia medioambiental de la cubierta forestal. Al mismo tiempo, para la seguridad a largo plazo y, frente a las presiones del aumento demográfico será necesario desarrollar áreas de ordenación para uso múltiple (fundamentalmente bosques nacionales y reservas extractivas) que puedan contribuir a la conservación de los recursos genéticos in situ y complementen las medidas aplicadas a las areas de protección total. Como la mayor parte del bioma forestal amazónico se mantiene todavía bastante intacto, existe la posibilidad de planificar la red de reservas de producción y areas de protección total de una forma integrada, para lograr el aprovechamiento más eficaz posible de las tierras y de los recursos dedicados a la ordenación y la protección. Este es un aspecto importante de la zonificación a que se refiere Padua (1989).

La cartografía de la vegetación del Brasil tiene una larga historia, pero se ha complicado por el uso de una gran variedad de sistemas de clasificación. El conocimiento del Amazonas avanzó de forma considerable con el uso de las imágenes por radar en el “Projeto RADAM” en los años setenta y, a pesar de que los mapas producidos eran puramente fisionómicos, resultaban extremadamente detallados. Esta información se utilizó para el mapa de vegetación más reciente del Amazonas (Prance y Brown 1987) que reconoce cuatro subtipos de bosque pluvial sobre “terra firma” (cerca del 53 por ciento de la región) así como varios tipos de bosques estacionales de transición, sabanas y sabanas arboladas, bosques sobre suelos de arena blanca, varios tipos de bosques inundados, etc.

Prance (1977; 1982) ha llamado la atención sobre focos de endemismos que se cree que han sido refugios aislados de la flora del bosque húmedo durante los períodos más fríos y secos, coincidentes con las glaciaciones del Pleistoceno. Si bien se puede poner en discusión el empleo de la teoría de los refugios para la exploración de las pautas actuales de diversidad y distribución específica, existe un acuerdo general sobre la localización de los centros de endemismos.

En 1982 se dio un primer paso importante hacia la preparación de un plan para la selección y conservación de zonas a lo largo del país con la publicación del Plan para un Sistema de Unidades de Conservación en el Brasil(IBDF 1982). Aunque este plan todavía no se ha puesto en práctica como un bloque coherente, la información que se incluyó que se incluyó en él aún es válida y útil. Respecto a la región amazónica, se ha dado un paso posterior más importante con el Simposio Internacional sobre Areas Prioritarias para la Conservación en la Cuenca del Amazonas - Seminario 90, celebrado en Manaos en enero de 1990 (Rylands 1990; Prance 1990). Resultado de esta reunión fue el proyecto inicial de un mapa que abarca la totalidad de la cuenca del Amazonas y muestra 94 áreas prioritarias propuestas en tres niveles de prioridad para la conservación. La selección final de las áreas fue el resultado del examen realizado por cerca de 100 científicos que trabajaron inicialmente en pequeños grupos especializados (sistemática vegetal; ecología vegetal; mamíferos; ornitología; herpetología; ictiología; entomología y clima; y unidades de conservación). Los botánicos y zoólogos reunieron luego los datos de los grupos especializados a que pertenecían para consolidar la primera propuesta de selección de áreas, mientras que los datos de geomorfología y climatología se emplearon para identificar suelos frágiles y los ecosistemas más necesitados de protección. Por último, se hizo una síntesis con las prioridades botánicas y zoológicas para producir el proyecto de mapa. Se requiere todavía mucho más trabajo de campo para seleccionar los emplazamientos efectivos de areas protegidas o de bosques de producción sometidos a ordenación para usos múltiples, en los que se reflejen totalmente los intereses de la conservación. Esto puede verse apoyado progresivamente por los datos dimanantes de un estudio ya en marcha sobre la Dinámica Biológica de los Fragmentos Forestales del Norte de Manaos.

Aunque esta asignación inicial de prioridades se basa en fuentes de información limitadas y distribuidas irregularmente, tiene la gran ventaja de su regionalidad en cuanto a cobertura y puede proporcionar un marco inicial para estudios más detallados. Aporta también una cierta orientación para la asignación de prioridades relativas a objetivos de conservación en las reservas de producción existentes.

7.3 Opciones de ordenación

Los primeros intentos de ordenación de un bosque natural para la producción sostenible de madera en la Amazonia brasileña son relativamente recientes. El trabajo silvícola experimental en el bosque húmedo tropical de Curua-Una, cerca de Santarém, Pará, comenzó en 1957. El trabajo consistió en algunas cortas experimentales de madera y estudios de regeneración en pequeña escala y los ensayos establecidos entonces son todavía objeto de seguimiento. En 1972 se comenzaron algunas actividades de ordenación en una segunda superficie llamada Bosque Nacional de Tapajos (600 000 ha). En 1974, como resultado de los estudios y la asistencia de la FAO, se preparó un plan de ordenación total que preveía un aprovechamiento por entresaca, con un turno de 70 años, basado en la regeneración natural, y una importante componente de plantaciones lineales que se deberían aprovechar a los 35 años (PNUD/FAO 1980). El objetivo era permitir la corta de 1 000 ha anuales, pero las condiciones del mercado, fuertemente afectadas por una depresión económica en los primeros años ochenta y por la disponibilidad de madera en rollo prácticamente gratis, procedente de cortas de aclareos en gran escala en otras áreas del bosque, impidieron la puesta en marcha del plan. Sin embargo, el bosque ha estado bien protegido y se han realizado estudios que, junto con el inventario intensivo y los estudios iniciales, sugieren la adopción de un sistema de aprovechamiento policíclico, con ciclos de corta de 30–35 años. En el plan de ordenación estaban previstas reservas biológicas y estudios fenelógicos, así como 48 parcelas de muestreo (Carvalho et al 1984), y se estudió la distribución espacial de 11 especies principales y la regeneración de 106 especies.

La regeneración en el Bosque de Tapajos es por lo general satisfactoria y con frecuencia abundante, compuesta en especial de valiosas especies de crecimiento rápido, invasoras de calveros, tales como Vochysia maxima, después de alguna apertura de la cubierta de copas (Viana 1990). La ITTO, en respuesta a una petición de las autoridades brasileñas para elaborar un modelo demostrativo de ordenación forestal en la región, está proporcionando asistencia para efectuar cortas controladas en el bosque nacional de Tapajos, que permitan estudios experimentales de sistemas de ordenación y silvicultura sobre una escala operativa, juntamente con una investigación constante de la ecología y la dinámica del bosque. Una propuesta de investigación asociada prevé, en colaboración con varias organizaciones, la identificación y protección de rodales de producción de semillas de las principales especies del bosque natural, que abarcan una amplia superficie de la Amazonia, como reservas para futuras plantaciones complementarias.

Paralelamente con el estudio de los sistemas de ordenación forestal vinculados a los objetivos de conservación genética en áreas específicas, será necesario emprender una investigación de la diversidad genética y los sistemas genéticos de las distintas especies. Esto es aplicable, por ejemplo, a Swietenia macrophylla, que está amenazada claramente por cortas de entresaca degenerativas, fuera de las reservas forestales. Otras especies a las que probablemente haya que otorgar una alta prioridad para estos fines es la Aniba rosaeodora que ha estado sujeta a una explotación intensiva por su contenido en aceites esenciales y parece mostrar algunas diferencias químicas según las procedencias. Respecto a la conservación in situ de los recursos genéticos forestales, el sistema de reservas genéticas en el bosque estatal Jari, con estudios de fenología, ecología, regeneración y mortalidad, proporcionará valiosos datos adicionales.

7.4 Bosques secundarios y productos forestales no madereros

Aunque el planteamiento científico en la ordenación del bosque natural para la producción de madera es relativamente reciente y de escala limitada, existen otros modelos de sistemas de ordenación tradicionales, en particular la utilización y ordenación de árboles maderables, que pueden incorporarse en un amplio sistema de conservación de recursos genéticos. Los bosques secundarios están ahora ampliamente extendidos en áreas de la Amazonia recientemente establecidas y, a pesar de que se contemplan frecuentemente como ejemplos del abandono de tierras que sigue a la agricultura migratoria o a la degradación de los pastos, de hecho, son explotados y administrados por una serie de comunidades rurales (Dubois 1990). Algunos de estos bosques contienen una gran proporción de especies de interés económico, no obstante las cortas por entresaca de áreas accesibles a lo largo de ríos y arroyos que han agotado gravemente las poblaciones, con posibles efectos de degradación genética. Dubois (1990) propone sistemas de plantaciones complementarias, combinados con la ordenación de la regeneración natural para intensificar la productividad de una serie de especies arbóreas, en asociación con otras masas, en sistemas agrosilvícolas dominados por la vegetación perenne. Dedicando la atención apropiada a las fuentes de semillas y a las prácticas de ordenación, estos sistemas podrían contribuir a la conservación in situ, así como al mantenimiento de la cubierta forestal y al sustento de la población local.

Indudablemente, la ordenación forestal con más raigambre histórica en la región Amazónica es la practicada por las comunidades indígenas, al aprovechar principalmente productos forestales no madereros (PFNM). Los grupos de indios y “caboclos” (habitantes de los llanos aluviales, de origen mestizo) tienen un conocimiento detallado de los recursos forestales de los que dependen para su supervivencia (Parker et al 1983; Anderson 1990). Las reservas indígenas pueden contribuir a la conservación in situ de algunas especies madereras pero, además, el conocimiento de las prácticas tradicionales locales de aprovechamiento de PFNM se podría incorporar a los sistemas de ordenación aplicados a los bosques nacionales y reservas extractivas, con la posibilidad de conservar una base más amplia de diversidad específica en los sistemas de producción.

7.5 Información, investigación y coordinación

La asignación de prioridades y la coordinación de las investigaciones son esenciales para concentrar los recursos donde sean más necesarios, en cuanto a las áreas que hayan de ser ordenadas de forma productiva y en los centros de diversidad y endemismos más amenazados. Por esta razón, la asociación de reservas biológicas y estaciones ecológicas con los nuevos bosques nacionales, junto con la investigación sobre aspectos de ecología, fenología y dinámica del bosque, importantes para los objetivos silvícolas y de conservación, que habrán de realizarse antes de preparar los planes de ordenación y la explotación efectiva, muy probablemente servirá de apoyo a los esfuerzos para la conservación in situ. Un ejemplo de esta estrategia es el reciente asentamiento de una reserva biológica para investigación científica llevada a cabo por el Museu Goeldi, Belem, asociado con el bosque nacional de Caxiuaná.

Igualmente, es importante el establecimiento de bancos de datos informatizados eficientes, para facilitar el almacenamiento y recuperación de información sobre la distribución de especies, con datos medioambientales y de otro tipo referentes a la naturaleza y uso futuro del material genético. Dentro del Brasil, aunque fuera de la región Amazónica, existe un buen ejemplo en el programa cooperativo para el “Projeto Nordeste” propuesto con objeto de realizar un inventario de especies botánicas, en nueve estados del nordeste del Brasil. Se espera que en esta labor colaboren en diez o más herbarios brasileños, centros de investigación y universidades, con la participación de los Jardines Botánicos Reales de Kew, Reino Unido, y que la base de datos sobre biodiversidad constituya un vínculo de coordinación. Este mismo principio deberá permitir la elaboración progresiva de los datos necesarios para la planificación de la conservación in situ de los recursos genéticos en la región del Amazonas. Tal como se ha recomendado, estos mecanismos de coordinación pueden facilitar la participación de los principales centros brasileños con capacidad científica de fuera de la región, como las Universidades de Sao Paulo y Rio de Janeiro (Daly y Prance 1989).

Los recursos humanos capacitados son la premisa más esencial para recoger e interpretar los datos necesarios para unos programas de conservación in situ eficientes y coordinados. Dado el interés científico intrínseco de la región Amazónica, es posible atraer importantes recursos técnicos y fondos para financiar expediciones e inventarios hacia esta región, que habrán de ser realizados en colaboración con científicos brasileños. Por ejemplo, la investigación que se realizó en 1987–88 en la Estación Ecológica de Maracá, Roraima, que comprendía bosques pluviales y sabanas, por invitación de la Secretaría Brasileña del Medio Ambiente, movilizó un equipo de 148 científicos y 55 técnicos que dio como resultado la recogida de datos referentes a muchas especies nuevas y la recopilación del estudio más exhaustivo que se hubiera realizado hasta la fecha en una zona forestal de la región Amazónica del Norte (Hemming 1989). Estos planes de colaboración ofrecen también oportunidades para una mayor capacitación de los científicos del país, mediante la asociación directa sobre el terreno con otros especialistas y mediante estudios de posgrado que se ofrecían dentro de los programas.

Para asegurar el uso más eficaz posible de los recursos disponibles, entraña suma importancia el concentrar el interés institucional en la selección de las áreas y los temas de investigación en colaboración. Esta coordinación central será asimismo de máxima importancia para el éxito de la estrategia general para la conservación in situ de los recursos genéticos forestales en la subregión, habida cuenta de la superficie geográfica tan extensa que abarca la región Amazónica brasileña, que comprende varios estados, y del número de instituciones de investigación y otras organizaciones que podrían participar provechosamente.


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