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Presentación especial

Comercio y seguridad alimentaria: la agricultura y el comercio agrícola en los países en desarrollo

EL COMERCIO INTERNACIONAL puede contribuir de forma importante a reducir el hambre y la pobreza en los países en desarrollo. La participación en el comercio permite el acceso a mercados mayores y brinda oportunidades de especialización para la producción y las economías de escala.

Este hecho puede revestir especial importancia para los países en desarrollo, particularmente para los más pequeños, en los que el tamaño limitado de los mercados internos dificulta la utilización plena del potencial de producción.

Al mismo tiempo, el comercio facilita el acceso a suministros mejores y más baratos (incluidas las importaciones de alimentos) y puede estimular los flujos de tecnología e inversión. En la medida en que el comercio internacional estimula un crecimiento económico de base amplia, la mayor participación en los mercados mundiales puede contribuir a mejorar la seguridad alimentaria en los hogares.

No obstante, la mayor apertura al comercio internacional tiene sus costos. Puede redistribuir paulatinamente la producción mundial en función de la ventaja comparativa de los países. Inevitablemente, esto significa que en algunos países determinadas industrias pueden reducirse, en términos absolutos o en relación con otras, ya que surge la posibilidad de acceder a importaciones más baratas.

Los cambios resultantes en la estructura de producción y la reasignación de recursos pueden tener consecuencias negativas en la seguridad alimentaria, al menos a corto plazo. El desempleo puede aumentar, algunos sectores productivos de la agricultura pueden experimentar un retroceso, y el sistema alimentario puede volverse cada vez más concentrado, dejando fuera a los pequeños agricultores y empresas.

En general, los países con mayor participación en el comercio suelen tener índices más elevados de crecimiento económico. Pero esos índices difieren ampliamente para los países con niveles comparables de actividad comercial, lo que pone de relieve la importancia de otros factores para determinar el rendimiento económico. Entre esos factores cabe citar: la dotación de recursos naturales y el número de componentes de la fuerza de trabajo, sus competencias y formación, así como las políticas e instituciones.

Si bien existe un consenso con respecto a que la apertura al comercio internacional es un componente fundamental de una mezcla política que pueda potenciar el crecimiento económico, también se reconoce que es poco probable que, por sí misma, la apertura al comercio propicie grandes mejoras en el rendimiento económico de un país. Y tampoco puede ser un sustituto de las políticas de desarrollo destinadas específicamente a reducir la pobreza y el hambre.

Función decisiva de la agricultura

La agricultura y el comercio agrícola desempeñan un papel especialmente importante tanto en la economía nacional como en la seguridad alimentaria de los países en desarrollo.

En todo el mundo en desarrollo, la agricultura representa alrededor del 9 por ciento del PIB y más de la mitad del empleo total. Pero su importancia relativa es mucho mayor en los países donde el hambre está más extendida. En los países donde más del 34 por ciento de la población está subnutrida, la agricultura representa el 30 por ciento del PIB, y casi el 70 por ciento de la gente depende de la agricultura para su subsistencia (véanse los gráficos).

Hoy en día, el 75 por ciento de las personas pobres vive en las zonas rurales y el aumento de la pobreza urbana suele verse exacerbado por las personas que emigran a las ciudades para escapar de la pobreza rural. No se puede lograr una reducción sostenible de la pobreza sin mejorar los medios de subsistencia de las zonas rurales.

El crecimiento económico derivado de la agricultura puede contribuir de forma especialmente importante a reducir la pobreza y el hambre. El incremento del empleo y de los ingresos en la agricultura estimula la demanda de productos y servicios no agrícolas, lo que impulsa también los ingresos rurales no agrícolas. Un reciente estudio efectuado en cinco países del África subsahariana reveló que si se añade 1 dólar EE.UU. a los ingresos agrícolas aumentan potencialmente los ingresos totales -más allá del dólar inicial- entre 0,96 y 1,88 dólares EE.UU.

Función del comercio agrícola

La agricultura representa gran parte de la actividad comercial de los países en desarrollo, especialmente de aquellos con mayor inseguridad alimentaria. Para los países en desarrollo en general, los productos agrícolas representan alrededor del 8 por ciento de las exportaciones y del comercio total de mercancías. Pero, para los países donde tiene mayor prevalencia el hambre, la proporción sube a más del 20 por ciento (véase el gráfico). Por otra parte, mientras la dependencia del comercio agrícola ha ido en declive en todo el mundo en desarrollo, se ha mantenido alta y relativamente estable en los países con mayor inseguridad alimentaria.

En el período comprendido entre 1996 y 2000 la proporción de la agricultura en las exportaciones totales de los países donde más del 34 por ciento de la población está subnutrido ascendió al 22 por ciento (véase el gráfico), sólo ligeramente por debajo del 24-25 por ciento registrado en el período comprendido entre 1981 y 1985.

El hecho de que el comercio agrícola represente una proporción tan grande de la actividad comercial de los países donde el hambre está generalizada no implica que ese comercio contribuya a la inseguridad alimentaria. Estos países comercian abundantemente en productos agropecuarios porque la agricultura es el soporte principal de sus economías y necesitan importar alimentos. No obstante, es en los países que padecen menos hambre donde el comercio agrícola ocupa el lugar preponderante en relación con la escala de su economía agraria (véase el gráfico).

Esto refleja el hecho de que la agricultura en esos países es más productiva, más competitiva y está más integrada en los mercados mundiales. Y de ello se desprende que un crecimiento agrícola más sólido puede contribuir a reducir el hambre y a aumentar la integración en el comercio internacional.

La maldición de la especialización excesiva: dependencia de los productos básicos

Muchos países en desarrollo dependen de las exportaciones de un pequeño número de productos básicos agrícolas para una gran parte de sus ingresos de exportación. En muchos casos, dependen incluso de un solo producto básico.

Hasta 43 países en desarrollo dependen de un solo producto básico agrícola para más del 20 por ciento de sus ingresos totales de exportación y más de la mitad de sus ingresos procedentes de las exportaciones agrícolas. La mayoría de estos países se encuentran en el África subsahariana o en América Latina y el Caribe, y dependen de las exportaciones de café, banano, fibra de algodón o cacao en grano. La enorme dependencia de uno o algunos productos básicos de exportación vuelve a estos países extremadamente vulnerables a las cambiantes condiciones del mercado.

En los últimos 20 años los precios reales de estos productos básicos han sido sumamente volátiles y en general han caído de forma significativa. Los efectos de las reducciones y fluctuaciones de los ingresos de exportación se han dejado sentir en los ingresos, la inversión, el empleo y el crecimiento. Los resultados de las exportaciones de los 43 países dependientes de productos básicos han sido considerablemente inferiores a los del resto de los países en desarrollo, tanto en lo que se refiere a los productos básicos agrícolas como al comercio total de mercancías.

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