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Más allá del riego: los múltiples usos del agua para mejorar tanto la alimentación como los ingresos

EN LAS ZONAS RURALES de todo el mundo en desarrollo, el agua es con frecuencia el elemento esencial en los esfuerzos por disminuir el hambre. Los proyectos e investigaciones en cierto número de países han destacado los efectos que un acceso fiable al agua puede tener para mejorar la producción alimentaria, el ingreso rural y el estado nutricional.

Cuando es posible, el riego es la mejor opción para aumentar la producción agrícola. En África, donde sólo se riega el 4 por ciento de las tierras de cultivo, los proyectos de riego y captación del agua de lluvia en pequeña escala han demostrado tener un gran potencial para aumentar el rendimiento y reducir la vulnerabilidad a las precipitaciones irregulares (véase el gráfico).

La producción agrícola no es ni mucho menos la única fuente de alimentos e ingresos que depende del agua. Muchos hogares pobres se dedican a industrias domésticas para las que el agua es esencial. Y un número creciente de agricultores, especialmente en Asia, están descubriendo que, si utilizan el agua de sus arrozales para criar peces, pueden aumentar los rendimientos de arroz y añadir una fuente valiosa de proteínas e ingresos.

Los múltiples beneficios del riego y la ordenación de recursos hídricos en pequeña escala

En un estudio reciente de la FAO de tres proyectos en África se llegó a la conclusión de que introducir el riego en pequeña escala no sólo mejoraba el rendimiento de los cultivos sino que se traducía directamente en beneficios para la nutrición y la salud.

En Malí, los agricultores utilizaron el agua de una pequeña presa tanto para aumentar la producción alimentaria como para introducir nuevos cultivos, incluidos los de legumbres ricas en micronutrientes. En Burkina Faso, las familias invirtieron una parte de sus mayores ingresos agrícolas en atención de salud. Las visitas a dispensarios locales aumentaron en un 50 por ciento en la República Unida de Tanzanía, y las mujeres, que no tenían que dedicar ya horas a ir a por agua, establecieron huertos que mejoraron tanto sus ingresos como su alimentación. En los tres países, el riego aumentó la producción y los ingresos alimentarios lo suficiente para hacer una comida diaria adicional, incluso durante la «estación del hambre» anterior a la cosecha, en la que muchas familias comían antes sólo una vez al día.

Los agricultores pueden utilizar también diversas técnicas de ordenación sencilla y asequible de los recursos hídricos, para aumentar los rendimientos y disminuir su vulnerabilidad a la sequía (véase el cuadro). La captación del agua de lluvia requiere recoger toda el agua que se pueda y suministrarla cuando y donde se necesite más. Las técnicas incluyen captar el agua en una zona más amplia y llevarla a los campos en que se hacen los cultivos. Los estudios hechos en varios países africanos han mostrado que el agua captada en una zona puede triplicar o cuadriplicar la producción de otra zona de extensión comparable.

Otras formas de labranza -como revolver la tierra sólo siguiendo las hileras de plantas o arar profundamente para romper la corteza del suelo- pueden llevar también a una utilización mucho más eficiente de las escasas precipitaciones. Los estudios han mostrado que la captación del agua de lluvia y la labranza alternativa pueden aumentar los rendimientos dos o tres veces en comparación con la agricultura de secano tradicional (véase el gráfico). Y la captación del agua de lluvia tiene también otras ventajas. Además de proporcionar más agua para cultivos, ayuda asimismo a recargar las aguas subterráneas y reduce la erosión del suelo.

Asignación de agua a las actividades de producción domésticas

Estudios recientes han destacado la importancia del agua para muchas otras actividades que son esenciales para la subsistencia de hogares vulnerables de las zonas rurales.

En la zona de Bushbuckridge (Sudáfrica), por ejemplo, los investigadores encontraron que muchos hogares dependían del suministro de agua para una amplia diversidad de actividades industriales y agrícolas en pequeña escala, entre ellas la fabricación de cerveza, la construcción, la cría de cabras y ganado vacuno, y el cultivo de huertos familiares y de huertas. Los estudios confirmaron que esas actividades solían ser especialmente importantes para los miembros más pobres y vulnerables de la comunidad, entre ellos los hogares encabezados por mujeres.

A medida que los países introducen reformas para asignar agua a los diversos interesados, sobre la base de la evaluación de sus necesidades mínimas, es esencial aumentar la conciencia del papel que desempeña el agua para uso doméstico en los medios de vida de los hogares rurales pobres.

La piscicultura en los arrozales mejora la alimentación y los ingresos

Criar peces en los arrozales puede aumentar los rendimientos de arroz al mismo tiempo que constituye una fuente valiosa de proteínas e ingresos adicionales. Los agricultores de muchos países asiáticos han mostrado que una hectárea de arrozal puede proporcionar de 50 a 300 kilos de pescado todos los años. Las familias de los agricultores consumen normalmente la mayor parte del pescado de sus arrozales, pero pueden vender los excedentes para complementar sus ingresos.

Se ha visto también que los peces aumentan los rendimientos del arroz hasta en un 15 por ciento. Los peces comen malas hierbas y organismos infestantes, como insectos y moluscos, y reciclan los nutrientes al depositar sus heces en el suelo. Al devorar estos organismos, los peces contribuyen a la lucha integrada contra las plagas, que minimiza los costos económicos y ambientales de los plaguicidas. Estudios realizados en Indonesia han mostrado que la lucha integrada contra las plagas puede reducir el promedio de veces que se utilizan plaguicidas en los arrozales, del 4,5 al 0,5 anual, disminuyendo sustancialmente tantos los costos como los niveles de productos químicos tóxicos, que pueden hacer imposible la piscicultura.

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