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V. LA PROGRAMACION DE LAS ACTIVIDADES DE APRENDIZAJE

Una vez que han sido establecidos los objetivos que se desean lograr con los alumnos, es preciso programar las actividades de aprendizaje.

Una actividad de aprendizaje es un conjunto de acciones que ejecutan los niños con el propósito de lograr los objetivos programados o acercarse a ellos. Actividad no es la tarea del educador, por muy intenso que sea su trabajo: es lo que hacen los alumnos.

Pero el conjunto de actividades está claramente previsto por el profesor, quien las selecciona cuidadosamente con la debida anticipación. Para hacerlo se vale de ciertos procedimientos de programación, de los cuales nos ocuparemos a continuación.

PASOS PARA LA PROGRAMACION

La programación del trabajo escolar sigue casi siempre los mismos seis pasos. Un profesor hábil los ejecuta con cierta rapidez y, cuando acumula experiencia, lo que hace en un año lo ayuda para el siguiente. Estos pasos son los siguientes:

Cálculo del tiempo real

En este momento se hace un estudio del tiempo que se dispone para desarrollar el trabajo que se está programando. Consiste en determinar el número de días lectivos con que se cuenta (descontando los días en que se suspenden las labores) y, si es posible, el número de horas disponible.

Este cálculo depende de una decisión tomada previamente: para cuánto tiempo se hace la programación. El plazo suele estar fijado ya por las normas establecidas en el sistema educativo. En algunos casos se realiza un programa para todo un mes, en otros para unidades menores (quincena, semana).

Pero no basta con saber que se va a programar para un mes. Es preciso tener una idea clara de cuánto es, efectivamente, el tiempo de que se dispone, que llamaremos "el tiempo real".

El tiempo real es la suma de los días u horas con que se cuenta, sin considerar el tiempo que se pierde por suspensión de las labores: días festivos, labores administrativas, etc.

Ejemplo:

En el mes de junio se tienen 22 días de clase (no se cuentan los fines de semana). Pero el profesor sabe que, a mediados de mes, se suspenderán las labores para que los niños pasen un examen médico. También se celebrará una fiesta comunal, que supone una suspensión de dos días. Luego, a fin de mes, se ausentará por un día para cobrar sus haberes y tomará un día más para asistir a un cursillo convocado por las autoridades educativas. Entonces, dispondrá sólo de 17 días y no de 22. Esos 17 días constituyen el tiempo real.

Una mayor precisión se alcanza si se consideran las horas de trabajo. Puede ser, por ejemplo, que en la escuela se trabajen cinco horas diarias, descontando los recreos. Entonces, se puede programar para 85 horas (17x5). Pero podría suceder que, por razones climáticas, las labores comiencen una hora más tarde; en este caso habría que restar 17 horas,lo que finalmente arrojaría 68 horas.

Esto, como se comprende, ha de influir en la programación: programar para 85 horas es muy diferente que hacerlo para 110, que son las horas que se tendrían si no hubiera ninguna pérdida (22x5).

Disponiendo de la información referente al tiempo real, se pueden ajustar los objetivos y contenidos que podrán ser trabajados durante ese tiempo.

Ejemplo:

El profesor dedica los días miércoles a actividades laborales; pero en el mes de junio -que es el mes de nuestro ejemplo- la suspensión de clases por el examen médico y por ausencia del profesor coinciden, precisamente, con ese día de la semana. En consecuencia, se contará solamente con dos sesiones y no con cuatro para la actividad laboral. Esto obligará al profesor a reajustar lo que esperaba hacer, pues tendrá menos tiempo que el normal.

Análisis de objetivos y contenidos de la estructura curricular

Los objetivos y contenidos que se trabajarán deben ser analizados cuidadosamente. Es necesario comprender todos los supuestos que subyacen al objetivo.

Ejemplos:

1) El objetivo "Leer números naturales del 0 al 9" no se reduce a reconocer los dígitos correspondientes y decir oralmente su nombre. Es mucho más: identificar los dígitos; relacionar el dígito con el conjunto al que representa; determinar, frente a dos dígitos, cuál es mayor, cuál es menor o si son iguales; ordenar dígitos dados en forma creciente o decreciente, etc.

2) Igualmente, un contenido como "Acentuación de palabras polisílabas" es un subtítulo que anuncia más: reconocimiento de palabras monosílabas y polisílabas, noción de acento, identificación de la sílaba acentuada, clasificación de las palabras, etc.

Cuando se analiza debidamente un objetivo o un contenido se puede apreciar su dimensión y sus alcances, lo que permite tener una idea bastante aproximada de los pasos metodológicos que se han de dar y del tiempo que se debe dedicar. Este análisis será de gran ayuda para identificar las actividades de aprendizaje.

Identificación de los criterios de logro

Al analizar los objetivos se encontrará que todos tienen indicado el nivel de calidad que se espera conseguir.

En algunos casos, los objetivos de una estructura pueden ser muy precisos en cuanto a la indicación de la calidad.

Ejemplo:

"Mecanografiar sin errores documentos de correspondencia comercial, utilizando una máquina manual a una velocidad de 30 palabras por minuto".

Pero no es frecuente que en una estructura curricular escolar los objetivos estén definidos con tanta exactitud. Lo que sucede en este caso es que el objetivo, dado que tiene mayor amplitud, es menos preciso. Por eso es necesario indicar -al momento de planificar las actividades- lo que se espera lograr. Para ello, hay que identificar la situación en la que se pueda apreciar, claramente, que el alumno ha conseguido el objetivo.

Una manera conveniente de realizarlo es enunciar la situación identificada, y luego, en frases sucesivas, exponer los indicadores de calidad.

Ejemplo:

Frente al objetivo "Expresarse oralmente con espontaneidad, claridad y coherencia" podemos hacer lo siguiente:

El esfuerzo realizado para clarificar los objetivos se ve compensado por el hecho de que esa claridad ayuda a definir la metodología a usar.

Identificación de las actividades

Hecho el examen de los objetivos, se procede a identificar las actividades que permiten el logro de los mismos. Las actividades son un conjunto de acciones que realizan los alumnos para acercarse al objetivo.

Entre las múltiples actividades que pueden ser útiles se debe escoger las que tengan las siguientes condiciones: ser pertinentes, económicas y motivadoras.

Una actividad es pertinente cuando conduce directamente al objetivo previsto.

Ejemplo:

Si se espera que los niños aprendan a construir una almaciguera, lo mejor es que construyan una (ésta sería una actividad pertinente); pero, si en vez de construirla, siembran semillas en una maceta, esta actividad no conducirá al aprendizaje buscado. Sembrar en una almaciguera es una acción que requiere una técnica y unos conocimientos distintos que los utilizados para hacerlo en una maceta. Tiene alguna relación con el objetivo pero no conduce a su logro: no es, entonces, una actividad pertinente.

Pero es preciso, además, que las actividades sean económicas; es decir, que conduzcan al objetivo con poco gasto de tiempo, energía y materiales. Si se pretende que los niños recuerden la ubicación de los países vecinos, puede bastar con que dibujen un mapa. Esta actividad será más económica que si arman un mapa en relieve con plastilina o arcilla. Al hacer esto último obtendrán el mismo conocimiento, pero habrán usado más tiempo y materiales.

Como es natural, las actividades deben ser motivadoras. Esto quiere decir que deben despertar el interés de los niños por lograr el objetivo, incluso por ir más allá del mismo. Si los niños participan en la actividad simplemente por obediencia pero sin llegar a interesarse por el trabajo, su actitud será pasiva y el aprendizaje poco provechoso.

En ocasiones el elemento motivador se encuentra en el objeto o en la actividad, pero esto no siempre sucede. Entonces, la motivación debe proveerla el profesor. El debe encontrar la manera de entusiasmar a los alumnos. Por ejemplo, puede ser que la tarea de abrir hoyos para plantar no sea muy atractiva para los niños. El profesor pondrá en juego el arte pedagógico para interesarlos, mostrándoles que lo que hacen ahora será valioso después.

No debe confundirse lo motivador con lo meramente atrayente.

Ejemplo:

Un concurso de ortografía puede despertar el entusiasmo de los niños, pero no necesariamente es motivador. Los niños se esforzarán, harán ejercicios, se prepararán con esmero, pero su meta será ganar el concurso, y se olvidarán del propósito que era conseguir que mejoraran su escritura. Finalizada la competición, habrán logrado perfeccionarse en este campo, pero de modo indirecto. Y el interés por la buena ortografía decaerá rápidamente.

Cronogramación de las actividades

Identificadas las actividades, es más sencillo acomodarlas en el tiempo, buscando que tengan una secuencia conveniente.

No se trata de ubicar una actividad detrás de otra, sino, en lo posible, que una actividad se desprenda de la anterior. Lo ideal es que dos actividades sucesivas se apoyen mutuamente.

Ejemplo:

Si se ha visitado una granja para conocer el proceso de ordeño de las vacas (actividad de Ciencias Naturales), los niños pueden escribir a continuación un texto sobre el tema (esta vez como actividad de Lenguaje). Así, la actividad de Ciencias provee de un tema a la actividad de Lenguaje (apoyo en un sentido); y la ejecución de la redacción permite el recuerdo y la sistematización de la visita (apoyo en el sentido inverso). Se ha construido, una buena secuencia, lo cual, técnicamente, recibe el nombre de correlación.

Implementación de lo programado

Este es el paso final de la programación. Consiste en prever los materiales y equipo que será necesario para ejecutar lo programado: mapas, fotografías, herramientas, etc. No siempre es necesario tener todo al momento de iniciar el trabajo; basta con saber dónde se puede obtener lo que se va a necesitar y conseguirlo en el momento oportuno.

La previsión de los materiales es importante como parte de la programación. Muchas veces la posibilidad de realizar o no una actividad depende del espacio y los materiales disponibles. Se puede pensar, por ejemplo, en elaborar una maqueta de la comunidad, porque así lo aconseja una guía metodológica, pero no se dispone de espacio en el aula. En consecuencia, esta actividad no puede ser ejecutada, a menos que se utilice otro lugar.

LA MATRIZ DE PLANIFICACION

Cada sistema educativo aplica su propio esquema de planificación; sin embargo, se puede considerar que, con algunas variantes, todos siguen una matriz común que es la siguiente:

Este esquema quiere decir varias cosas:

Naturalmente, las variantes existentes son, en su mayoría, variantes de forma.

LA CORRELACION DE LAS ACTIVIDADES DE APRENDIZAJE

Los textos clásicos de pedagogía dicen que la enseñanza de contenidos diversos, correspondientes a dos o más asignaturas, puede hacerse empleando tres formas: la globalización, la correlación y la departamentalización. Veamos algunos ejemplos de cada caso:

Ejemplos:

1) GLOBALIZACION: Un maestro de primer grado hace entonar a los niños una canción cuya letra habla de "Los cinco deditos". A medida que cantan, los niños hacen gestos con sus manos, señalando sus dedos, y repitiendo varias veces la serie de los cinco primeros números. De este modo ejecutan una actividad polivalente que fusiona elementos de matemática (contar del uno al cinco) con experiencias de música (cantar) y de aprestamiento sicomotriz (mover los dedos, señalarlos, sentirlos). Si se observa bien, en una misma actividad se están ejercitando, simultáneamente, habilidades correspondientes a tres asignaturas: Matemática, Arte y Lenguaje. Por eso se puede decir que se está empleando una forma globalizada para la enseñanza.

2) CORRELACION: Los niños de quinto grado visitan al comienzo de la mañana un taller de carpintería; una hora después, y ya en el aula, redactan un informe sobre la visita. Como se ve, ellos están ejecutando dos actividades, una de Ciencias Sociales (la visita) y otra de Lenguaje (la redacción). Estas actividades se llevan a cabo sucesivamente, una después de la otra, pero mantienen una conexión notoria. En ese caso se está trabajando en forma correlacionada.

3) PRESENTACION DEPARTAMENTALIZADA: Un profesor de sexto grado termina una clase sobre la dilatación de los cuerpos. Hace que los niños salgan un momento al recreo y después inicia una sesión sobre clasificación de las palabras según el acento. Una clase es de Ciencias Naturales y la otra de Lenguaje. Esta vez ambas clases se producen sin guardar ninguna relación. Ahora se está trabajando en forma departamentalizada.

En la actividad que hemos tomado como ejemplo de globalización, el profesor dispone de tres programas curriculares con exigencias diferentes. El programa de Matemática propone un ejercicio de numeración, el de Educación Artística sugiere entonar canciones en forma coral y el de Lenguaje, en la parte de Aprestamiento, plantea la necesidad de que los niños tomen conciencia de su esquema corporal a través de actividades motrices. A partir de esos asuntos, propuestos por separado, se ha programado una actividad que permite cumplir al mismo tiempo con las tres exigencias: la canción "Los cinco deditos" le sirve de pretexto.

Algo similar ocurre en el caso descrito como ejemplo de correlación: el programa de Ciencias Sociales pide que los alumnos conozcan actividades productivas de la comunidad, y el de Lenguaje propone que desarrollen habilidades de redacción a partir de experiencias vividas. Ambos objetivos tienen, en apariencia, poco que ver entre sí, pero el profesor los ha relacionado hábilmente: ha hecho que la experiencia en el taller sirva como tema para ejercitar la redacción y ha establecido con ello una adecuada correlación.

A través de los ejemplos se aprecia que la globalización, la correlación y la departamentalización son formas de trabajo diferentes, y que su empleo depende de la decisión del profesor. El es quien decide vincular o no los elementos que se le presentan por separado en los programas.

Algo más sobre la correlación

La globalización es una forma de trabajo muy empleada en la educación inicial y en los primeros grados de la primaria o básica; la departamentalización, en cambio, se utiliza más en la educación secundaria y en la universitaria. No es que una sea mejor que la otra sino que cada una tiene su lugar. Por ahora nos interesa particularmente la correlación, que es una forma adecuada a cualquier grado de educación.

Como se dijo antes, la correlación establece un nexo entre dos o más actividades de aprendizaje. Gracias a este nexo, las actividades se suceden de modo natural, como si una se desprendiese de la otra. Así, la experiencia del niño se va enriqueciendo y reforzando durante el trabajo, puesto que las actividades que entran en correlación se alimentan mutuamente y llegan al niño con más facilidad. Esto ayuda mucho al alumno, que no tiene que cambiar drásticamente de un asunto a otro.

Veamos estas ventajas examinando las siguientes situaciones. Se trata de dos momentos de trabajo en dos secciones del mismo grado, que trabajan de distinto modo:

1) Sección A (que está trabajando en forma correlacionada)

Ejemplo:

Clase de Educación Física: Se lleva a cabo un juego motriz. A la orden del profesor, los niños forman grupos de dos, de cinco, de tres. Aquellos que no logran entrar en el grupo quedan fuera. El juego se repite varias veces porque es divertido. Los niños corren, respiran bien, se ejercitan físicamente, pero también afianzan la noción de conjunto, de número, de igualdad de conjuntos. Los alumnos no lo saben, pero el profesor es consciente de ello. El quiere que usen muchas veces el concepto de grupo y por eso insiste en el juego, con el cual está logrando un objetivo de Educación Física y preparando para un aprendizaje de Matemática.

Descanso: A manera de descanso, los niños recogen semillas con una indicación precisa: deben ser de sólo dos especies, que el profesor indica y muestra previamente. Trata aquí de reforzar la percepción visual y táctil y sobre todo la habilidad de comparar y la de clasificar. Como se aprecia, la recolección de semillas tiene una finalidad pedagógica muy concreta.

Clase de Matemática: De vuelta al aula, los alumnos forman grupos con sus semillas: de tres, de dos, de seis, según ordene el profesor. Con esta actividad, se ejercita la noción de conjuntos según el número y, en cierto modo, también se hace comparación de conjuntos. Esto lleva a percibir la noción de número como una propiedad de los conjuntos. Luego, representan en sus cuadernos conjuntos de diverso número de elementos, lo cual es ya entrar en la simbolización matemática.

Comentario: Se ve con mucha claridad el mecanismo de la correlación. El profesor ha tomado como meta de su trabajo un contenido de Matemática: la formación de conjuntos y su representación gráfica. Y desde el primer momento comenzó a trabajar en función de dicha meta. Organizó el juego de Educación Física para lograr los objetivos de esta asignatura pero pensando en lo que iba a hacer horas después en Matemática. Luego, aprovechó el descanso. La recolección de semillas distraía a los niños, pero servía para conseguir el material necesario. Pero ¿por qué precisamente semillas? Porque el profesor quería que discriminaran objetos por tamaño y forma, y eso se podía hacer recogiendo el material necesario para el trabajo posterior. Finalmente, cuando llegó la actividad de Matemática, los niños estaban ya preparados, casi sin darse cuenta, para el ejercicio de clasificación y representación gráfica. Asimismo, la recolección de semillas tenía más objetivos: permitía conocer cuáles pertenecían a determinadas plantas y sembrarse, posteriormente, en el vivero escolar. Se logró así incorporar la ecología en una actividad realizada para una asignatura que a primera vista tiene poca tiene relación con ella: la asignatura de Matemática.

2) Sección B (que está trabajando en forma departamentalizada)

Ejemplo:

Clase de Educación Física: Juego motriz. Los niños realizan competencias de carrera. Todos corren en grupos de tres. Los ganadores compiten entre sí y se consigue un campeón. Se divierten mucho. Se ha ejercitado la carrera y los niños han hecho con gusto un ejercicio físico.

Clase de Arte: al regresar al salón, los niños cantan la canción "Arbolito de mi tierra" (ésta es una experiencia de canto coral, que además los ayuda a recuperar el equilibrio roto por el ejercicio físico).

Clase de Matemática: el profesor propone diversos números y los niños deben representar los conjuntos que les corresponden. Pueden hacerlo dibujando casitas, o simplemente, "redonditos". Con ello están trabajando lectura de números, formación de conjuntos, representación gráfica.

Comentario: en este caso, las actividades programadas por el profesor son buenas para los objetivos de cada asignatura, pero no tienen nexos entre sí. Después de efectuar competencias los niños pasan a cantar algo sobre árboles y de allí siguen con un ejercicio de números. No se logra el mutuo refuerzo entre las actividades, como se conseguía con el sistema correlacionado. Por el contrario, se obliga a los alumnos a hacer pasajes de una actividad a otra.
Y algo más importante aún: no se enriquece el conocimiento ecológico.

El producto de esta tarea es la programación del trabajo de todo un período (mes, quincena, semana). La forma en que se organiza la información depende de cada sistema. Se suelen usar distintos formatos que, con diagramación diferente, contienen casi los mismos datos.

Sea cual fuere el formato utilizado, lo programado debe ser concreto, coherente y factible. Y sobre todo, debe ser útil.

Una programación es concreta cuando se programa con claridad lo que efectivamente se va a realizar. Si alguien escribe que los niños harán "Lectura de fábulas, leyendas y poemas relacionados con su realidad" no está diciendo nada y está prometiendo demasiado. El enunciado debe ser más específico: lectura de la fábula "El zorro y las uvas". Eso es lo que se hará efectivamente.

Una programación es coherente cuando hay correspondencia entre los objetivos, contenidos, actividades y materiales. No debe suceder, por ejemplo, que, mientras el objetivo diga "Utilizar en forma apropiada herramientas hortícolas", la actividad correspondiente sea "Dibujo de una lámina representando herramientas". El dibujar, como se ve, no conduce al objetivo. Entre ambos no hay coherencia.

Finalmente, una programación es factible cuando allí se programa lo que se puede realizar. No debe suceder que la programación anuncie un conjunto de tareas y que, después, se haga otra cosa. Si el profesor, por razones diversas, va a aplicar una metodología centrada en la explicación, la copia y el dictado, eso debe quedar plasmado en la planificación.

EL DESARROLLO DE LO PLANIFICADO

Si la planificación fue bien hecha, su desarrollo no tendrá mayores problemas. Una buena planificación organiza y simplifica la tarea y evita caer en la improvisación. Con ella, el profesor sabe desde el comienzo qué es lo que va a hacer, en qué tiempo y hasta dónde debe llegar. No marcha a ciegas.

Pero no se trata de cumplir mecánicamente lo programado. Aquí opera con mucha fuerza la evaluación. La apreciación del avance de los niños y del propio trabajo docente obligan a hacer reajustes a la programación. Puede ser, por ejemplo, que un asunto no llegó a ser comprendido por los alumnos, que una destreza esperada no fue suficientemente conseguida. Entonces será preciso incluir alguna actividad complementaria o demorar el aprendizaje hasta un próximo período.

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