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CAPÍTULO UNO. INTRODUCCIÓN


Para el desarrollo económico y social es condición una fuerza de trabajo bien nutrida, saludable y capacitada.

FAO/15510/E. Bonitatibus

Propósito de la elaboración de las Directrices

Las cuestiones relacionadas con la salud y la nutrición deberían considerarse elementos fundamentales de los programas de desarrollo económico y social. Una forma de asegurar que las Directrices produzcan las repercusiones pretendidas es incorporar esas cuestiones de salud y nutrición en los programas de investigación agrícola, porque ésta ofrece una comunicación directa con la totalidad del sector agrícola.

En muchos países en desarrollo el sector agrícola emplea hasta a un 70 por ciento de la población. Por eso, un sector agrícola en buen estado debe ser el punto de partida de toda estrategia de desarrollo económico bien cimentada de los países en desarrollo. Además, el desarrollo económico y social requiere una fuerza de trabajo adecuada y capacitada, para lo cual la población debe estar bien nutrida y saludable. Pero la falta de estructuras socioeconómicas y sistemas adecuados o la falta de estabilidad política a menudo impiden lograr una seguridad alimentaria sostenible y un buen estado de nutrición. Esta situación es particularmente decisiva en las zonas rurales.

En los últimos dos decenios la producción mundial de alimentos ha aumentado a una velocidad mayor que el crecimiento demográfico, en gran medida gracias a los adelantos de la tecnología de producción agrícola. Desgraciadamente no todas las regiones han podido aprovechar esta tecnología avanzada, que a menudo sólo está al alcance de los productores de cultivos de exportación y de algunos grandes agricultores comerciales, mientras que la mayoría de la población, que vive de la agricultura de subsistencia, sigue utilizando métodos rudimentarios para producir y elaborar sus alimentos. De ahí que la inseguridad alimentaria y la malnutrición repercutan sobre todo en las familias campesinas de subsistencia y en la población rural. Por este motivo los pequeños campesinos de escasos recursos, los trabajadores agrícolas y las personas que dependen de ellos son el objetivo principal de las presentes Directrices.

Un sector agrícola en buen estado debe ser el punto de partida de toda estrategia de desarrollo económico bien cimentada de los países en desarrollo.

FAO/19383/R. Jones

Se ha determinado la investigación agrícola como punto de partida clave para permitir que la población rural pobre participe con eficacia en el proceso de desarrollo y contribuya al mismo. Los países participantes en la Conferencia Internacional sobre Nutrición (CIN) de 1992, patrocinada por la FAO y la Organización Mundial de la Salud (OMS), pidieron la elaboración de estrategias para incorporar los elementos relacionados con la nutrición en la investigación agrícola. Reconociendo que ésta y la nutrición comparten los objetivos de reducir la pobreza y mejorar la seguridad alimentaria de las familias campesinas de subsistencia, la FAO puso en marcha la elaboración de las presentes Directrices, a fin de alentar y ayudar a los países miembros para que incorporen consideraciones de nutrición en sus programas de investigación agrícola. Esta aplicación de la nutrición en los programas de investigación agrícola puede dar a los programas existentes de investigación mayor pertinencia y utilidad en el proceso de desarrollo.

La FAO reconoce también que la aceptación y el compromiso de ejecutar estas directrices dependen en gran parte de la congruencia e índole práctica del documento y, de esta manera, ha hecho participar a los principales interesados en la elaboración del mismo.

A este respecto, se celebraron consultas con los centros internacionales de investigación agrícola, los sistemas nacionales de investigación agrícola (SNIA) y el personal técnico de investigación agrícola, extensión y nutrición. Además, se prepararon estudios de caso y documentos especializados de distintas experiencias para proporcionar información general a los encargados de redactar el proyecto de directrices, posteriormente sometido a examen por un grupo de interesados representantes de los sectores que abarca el documento, que incluyó a las organizaciones no gubernamentales (ONG), personal del gobierno y representantes del sector privado, en un taller realizado en 1997 en Accra, Ghana, con el fin de proseguir con la elaboración del proyecto de directrices para someterlo a aprobación y prepararlo para su posterior ejecución. En abril de 1999, cuatro países de la Comunidad para el Desarrollo del África Meridional (SADC): Mozambique, Namibia, Sudáfrica y Swazilandia, se reunieron en Pretoria, Sudáfrica, para debatir y elaborar estrategias para aplicar las Directrices y elaborar "planes de acción" para ejecutarlos en sus países. En algunos países, como Mozambique y Swazilandia, ya se inició el proceso de ejecución.


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