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Mesa 3. Crédito y Aseguramiento

Moderador: Dr. Luis Eduardo Chalita Tovar
Relator: Ing. Francisco Enríquez Lizaola

LA UNIÓN DE CRÉDITO MIXTA PLAN PUEBLA:
UNA EXPERIENCIA DE FINANCIAMIENTO ALTERNATIVO PARA EL DESARROLLO RURAL

Dr. Gildardo Espinosa Sánchez
Director General de la Unión de Crédito Mixta Plan Puebla
Profesor Investigador del Colegio de Postgraduados

RESUMEN

La Unión de Crédito Mixta Plan Puebla surge como respuesta a una necesidad planteada por los campesinos, retomada, orientada y asesorada por profesores, investigadores y técnicos del Colegio de Postgraduados, para probar estrategias de desarrollo rural.

Las raíces de esta Unión se remontan a la puesta en marcha del Plan Puebla como un proyecto piloto de desarrollo agrícola regional en 1967. Después de 25 años de operación ininterrumpida, en 1992 se inicia la promoción y se consolida la constitución formal de esta organización campesina. En mayo de 1993, la Unión inicia oficialmente sus operaciones crediticias, autorizada como intermediario financiero por la Comisión Nacional Bancaria.

Actualmente la conforman 10,000 socios, que en su gran mayoría son campesinos de escasos recursos dedicados a la producción de granos básicos, hortalizas y frutales.

El capital social pagado por los socios es de 8.5 millones de pesos. Durante el período 1993–1998 se han otorgado alrededor de 30,000 créditos con un monto total de 220 millones de pesos, para proyectos agrícolas, pecuarios, forestales, comerciales, industriales y de servicios.

La crisis financiera de 1994 provocó aumentos significativos en la cartera vencida, que la Unión trata de resolver mediante el esquema de Dación en Pago para saldar su cartera con las fuentes y otorgar a sus socios facilidades de pago acordes con sus capacidades reales, tal ha sido el PESCAR (Programa Especial de Saneamiento de Cartera) a través del cual la Unión ofreció facilidades de pago con reestructuraciones a tasas del 0,6 y 12% anual fijas, dependiendo de la aportación del socio a su saldo, en proporción de 30, 20 y 10%; respectivamente.

Los resultados obtenidos durante el período de operación 1993–1998, indican que la Unión de Crédito ha sido una alternativa viable a productores de bajos ingresos. Se han generado 15 mil empleos permanentes y 4 millones de jornales agropecuarios, que constituyen una derrama económica muy importante con su impacto en la tranquilidad y paz social de numerosas familias campesinas.

La fortaleza de la Unión se ha basado en su estrategia y en la conformación de un grupo financiero empresarial con empresas filiales y proyectos especiales que le dan perspectivas de continuar su misión de propiciar procesos de desarrollo rural integral sustentable.

INTRODUCCIÓN

El presente resumen se elaboró para el Taller “Las Organizaciones de los Productores de Tercer Piso ante el Cambio”, auspiciado por la FAO, la SAGAR, y el C.P.; para compartir experiencias derivadas de la promoción, constitución y operación de la UCREM, S.A. de C.V., durante 1992–1998.

En la crisis financiera más aguda por la que ha atravesado el país, adquiere mayor relevancia analizar los factores que han permitido a esta organización campesina sobrevivir y crecer, cuando algunos de los bancos más poderosos, privados y oficiales, han cerrado sucursales, reducido operación y recortado personal. Otras interrogantes que han surgido durante la vida de la UCREM son:

¿Qué vitalidad o fortaleza tiene la UCREM, que se mantiene en pie de lucha, apoyando a campesinos de escasos recursos que no tienen otras alternativas de financiamiento?

¿Qué caracteriza a su Consejo de Administración, a su Dirección Técnica y a los Socios; para seguir en la operación?

¿Qué dificultades ha afrontado la Unión con las fuentes de financiamiento y con la Comisión Nacional Bancaria para no ser intervenida o revocada?

¿Cuáles son los principales resultados y perspectivas de la Unión?

¿En qué estrategia se ha basado la Unión para impulsar el desarrollo rural?

¿Qué lecciones hemos aprendido y que recomendaciones se derivan de la experiencia de la UCREM?

Daremos respuestas a las anteriores interrogantes, con la mayor objetividad posible y con la intención de que pueda ser de utilidad para campesinos, técnicos, académicos, investigadores y funcionarios; vinculados al financiamiento y al desarrollo rural.

ANTECEDENTES

La idea de promover y constituir la UCREM, surge de los campesinos en 1992, cuando en el 25o aniversario del Plan Puebla, señalaron que éste debería entrar en una nueva fase de desarrollo. Al consultarles sobre qué elemento de la estrategia del Plan era el más determinante, los campesinos señalaron que era el crédito; pues no veían ninguna opción de obtenerlo ni en la Banca de Desarrollo ni mucho menos en la Banca Comercial. El Plan Puebla es un proyecto de desarrollo agrícola regional que inició operaciones en 1967, cuando en los ámbitos nacionales e internacionales se manejaba la tesis de que los campesinos del tercer mundo eran los condenados de la tierra, sin ninguna posibilidad de subsistencia. El Plan Puebla surge para probar y demostrar la tesis contraria, de que aun aquellos campesinos de temporal, minifundio y subsistencia; tenían posibilidades de desarrollo si se les apoyaba con una estrategia adecuada a sus condiciones, que incluyera aspectos como generación de tecnología, divulgación o asistencia técnica, organización, crédito, comercialización, infraestructura, evaluación y coordinación institucional.

El Plan Puebla tuvo avances significativos que lo ubicaron como una alternativa viable. Sus mejores años se dan en el período 1967–1974; en que el Centro Internacional para el Mejoramiento del Maíz y el Trigo (CIMMYT) apoyó financieramente la operación del Plan, que estuvo bajo la responsabilidad técnica del Colegio de Postgraduados. Pero el Plan Puebla tampoco escapó a la crisis general de la economía nacional, que se manifestó más intensamente a partir de 1982. Por ello en 1992 se decidió rescatar lo que quedaba de una organización campesina, fortalecerla, darle una figura legal y constituirla en organización auxiliar del crédito como intermediario financiero no bancario.

¿Por qué proponer este tipo de organización?

En primer lugar, porque teníamos una experiencia previa al constituir una Unión de Crédito en lguala, Gro. en 1979; para financiar dos complejos agroindustriales mediante convenio de los gobiernos mexicanos y búlgaro.

En segundo lugar, porque en 1992 fungía yo como Comisario de una Unión de Crédito (en proceso de constitución) en Texcoco, Mex., que me mantenía actualizado con respecto al potencial de las Uniones de Crédito.

En tercer lugar, porque durante 1972 y como parte de los estudios de maestría en Divulgación Agrícola del Colegio de Postgraduados, habíamos fundado una Caja de Ahorros en la comunidad de San Rafael Ixtapalucan, Pue., que es aquí precisamente donde surge la idea de la UCREM.

En cuarto lugar, porque la filosofía que dio origen a este tipo de organizaciones en Europa el siglo pasado, fue la de atender las necesidades de los pobres, logrando gran éxito, primero allí y después en Canadá y en Estados Unidos.

Finalmente, porque en el inicio del sexenio salinista (1988–1994) se le dio un gran impulso a las uniones de crédito del sector social.

PROMOCIÓN

Durante los meses de febrero, marzo, abril y mayo de 1992 se realizaron una serie de reuniones con académicos del Colegio de Postgraduados, técnicos del Plan Puebla y campesinos de la zona, para plantear la idea de la creación de la Unión.

Hubo gran receptividad y el 3 de junio de 1992 en reunión realizada en el auditorio del Campus Puebla; se eligió al Comité Promotor, constituido por 7 miembros. A esta reunión asistieron alrededor de 150 campesinos, quienes salieron convencidos y con el compromiso de promover entre familiares y amigos la idea de la Unión de Crédito.

La coordinación técnica del Comité Promotor quedó en manos del que esto escribe, quien con el apoyó de 4 técnicos del Plan Puebla y los 7 miembros del Comité Promotor, realizamos una intensa labor en las comunidades del Valle de Puebla, invitando a los campesinos y amas de casa a sumarse a esta naciente organización.

Para los primeros gastos de promoción, 4 académicos y 2 campesinos aportamos $1000 cada uno; para las primeras acciones de la Unión. Enseguida el “Grupo San Gabriel” compró 13 acciones más y con este dinero se aperturó una cuenta en BITAL, que se le dio a conocer a los futuros socios para que ahí hicieran sus depósitos y tuvieran la confianza y la seguridad de que el proceso de la Unión iba en serio y con toda la formalidad y legalidad del caso.

Se dio aviso a la Comisión Nacional Bancaria de la intención de constituir la Unión. Se solicitó a la Secretaría de Relaciones Exteriores la autorización para la denominación o razón social de la futura Unión, coincidiendo todos los campesinos en que debería llevar el nombre de “Plan Puebla”, por haber sido este programa el origen y raíz de la organización campesina.

En el mes de agosto de 1992 se realizó un taller de formulación de proyectos productivos, con la asistencia de los campesinos que ya habían depositado en el Banco para la compra de sus acciones. La condición para que tomaran el curso era que mostraran su ficha de depósito. El primer día acudieron 150 campesinos, el segundo 300 y el tercero 450; todos ellos con aportación parcial o total de sus acciones. Este fue un paso decisivo que influyó definitivamente en la consolidación de esta etapa de promoción. En la clausura del curso de capacitación se presentaron algunos de los proyectos elaborados y la presencia de funcionarios de las dependencias del sector agropecuario fue motivante para los futuros socios de la Unión, incluso FONAES financió uno de estos proyectos.

CONSTITUCIÓN Y AUTORIZACIÓN

El 21 de Octubre de 1992 con la presencia de 1000 socios y sus familias, se constituyó formalmente la Unión de Crédito Mixta Plan Puebla. En el Acto se eligió el primer Consejo de Administración, el Comisario y el Director General de la Unión, consolidando así una organización campesina que 25 años atrás, justo en 1967, había iniciado un largo proceso para cambiar el perfil de la gente de campo, para pasar de campesino a agricultor, de agricultor a empresario y de empresario a banquero; todos estos cambios sin perder los valores de la cultura campesina que le dan raíz, dignidad, vida y sustento a los sembradores y cultivadores de la tierra.

A partir de la constitución, se concentró el esfuerzo del equipo técnico en la elaboración del estudio de viabilidad de la Unión, que se presentó a mediados de diciembre de 1992 a la Comisión Nacional Bancaria para su revisión, análisis y en su caso aprobación. Las indicaciones de la CNB en su Delegación en Veracruz, eran preocupantes en el sentido de que había muchas otras solicitudes y que para revisar la nuestra pasaría más de un año. La presión de los socios que nos urgían con sus créditos ya era muy fuerte y buscamos el apoyo del Secretario de Agricultura y del Gobernador del Estado de Puebla. Esto molestó a los funcionarios de la CNB quienes dijeron que sólo del Presidente de la República o del Secretario de Hacienda recibían instrucciones para atender nuestro asunto.

En febrero de 1993 abordamos al Presidente de la República y le solicitamos su intervención para que se agilizaran los trámites. Esto surtió efecto y al mes siguiente (marzo 1992) la CNB autorizó en su Junta Directiva la incorporación de nuestra organización como intermediario financiero no bancario. En abril se nos comunica la autorización y de inmediato protocolizamos el acta constitutiva de la Unión y damos aviso a la CNB para iniciar oficialmente las operaciones de la Unión a partir del 1o de mayo de 1993.

Comparado con las experiencias de otras uniones de crédito, el tiempo transcurrido entre el surgimiento de la idea, la elección del Comité Promotor, la promoción, la obtención del capital social requerido, la constitución, la obtención de la autorización, la protocolización y el inicio de operaciones, fue alrededor de un año escaso, cuando normalmente este período era de 3 años, cuando se llegaba a consolidar una unión, si no es que antes abortaban.

En los estatutos de la Unión y en la conformación de su estructura de organización y operación, se incorporaron ideas, principios, experiencias y conocimientos que hacen de la UCREM una organización muy sui generis. La colaboración del Colegio de Postgraduados como Institución de Enseñanza Agrícola Superior, con los más altos niveles de maestría y doctorado, le dan un sustento teórico que muy pocas uniones tienen. La participación de una organización campesina con base social de un proyecto exitoso, como el Plan Puebla, es otra característica muy importante, con una experiencia de 25 años de liderazgo en afrontar los problemas del temporal, minifundio y subsistencia.

La delimitación clara y precisa de las funciones y responsabilidades del Consejo de Administración con relación a la Dirección General, hicieron posible la consolidación del binomio teoría-práctica; con la premisa respetuosa de: zapatero a tus zapatos. El Consejo dicta la política de la Unión y la Dirección la ejecuta, en una relación de armonía y coordinación. La elección del Director General por la Asamblea General de Accionistas, a diferencia de la designación de éste por el Consejo, como normalmente sucede en las organizaciones financieras de este tipo; es otra característica distintiva, producto del estudio y la investigación previa que habíamos realizado sobre los factores de éxito y fracaso de algunas uniones de crédito del país.

OPERACIÓN

En el Estado de Puebla, existían ya antes que la Plan Puebla, 7 uniones de crédito. Ninguna con experiencia en el sector agropecuario. Tampoco FIRA y BANRURAL en el Estado habían descontado operaciones con uniones de crédito. El que nadie de los Consejeros ni del equipo técnico tuviera experiencias en la operación de una unión de crédito dificultó el trabajo. La formalidad y normatividad casi bancaria de las Uniones de Crédito exige un amplio conocimiento de aspectos legales, financieros, fiscales, mercantiles, contables y administrativos, que como agrónomos por lo general nos son desconocidos, porque no forman parte de nuestra currícula o de nuestra formación profesional. No hay escuelas para Gerentes de Uniones, ni centros de capacitación donde se puedan aprender estos aspectos. Es la práctica, la habilidad, el sentido común, el ensayo y error; lo que va formando un especialista en este campo. El costo que esto implica es alto, si no se tiene el conocimiento, la experiencia o la asesoría necesaria. Aun en el caso de los contadores, la contabilidad que aprenden en la escuela o en la universidad tiene una fuerte orientación hacia la empresa privada o hacia la administración pública. El afán de hacer cuadrar los números o de apegarse estrictamente a las normas, hace que la mayoría de los contadores cuadren también sus mentes y sus procedimientos. En una Unión de Crédito tan especial como la Mixta Plan Puebla, que asume un fuerte compromiso social con un sólido carácter empresarial, conjugar estas dos facetas no ha sido cosa fácil. En un país como el nuestro donde las leyes y las normas se han hecho, no para servir a los intereses o las necesidades de la población marginada, sino para los poderosos, es un imperativo aguzar la inteligencia para no dejarse encerrar en un marco estrecho, que como camisa de fuerza, impida el dinamismo y la repuesta apropiada a las condiciones específicas de una sociedad en constante cambio.

Las Uniones, como intermediarios financieros, tienen la posibilidad de descontar recursos de la Banca Comercial o de la Banca de Desarrollo. Esta Unión operó créditos con Nacional Financiera (NAFIN), con BANRURAL a través del FIRA y con el Fideicomiso de Fomento Minero (FIFOMIN). Otra parte importante de la operación se ha realizado con recursos propios, dándole revolvencia al capital social de la Unión y al recuperado por las fuentes, que ante la crisis y la cerrazón, nos vimos obligados a disponer de dichos recursos para seguir operando. De otra manera, consideramos que los socios se hubieran empezado a retirar de la Unión, sin posibilidades de recuperación. La medida fue acertada y esto se demuestra con el hecho de que la Unión no ha dejado de apoyar a sus socios, sobre todo a los cumplidores.

RESULTADOS

Socios.

La base sustantiva de la Unión la constituyen sin duda sus socios, que en su gran mayoría son campesinos de escasos recursos, dedicados a la producción de granos básicos, hortalizas y frutales. De 862 socios fundadores que se inscribieron en el año de 1992, han pasado a 2895 en 1998. Cabe destacar que de este total de socios, unos 300 son personas morales, representadas por ejidos, comunidades, sociedades de solidaridad social, sociedades de producción rural, cooperativas y otras figuras jurídicas, lo que significa que en realidad hay una membresía directa e indirecta de alrededor de 10,000 socios beneficiados.

En una caracterización de los socios de la Unión, encontramos que 59% son pequeños agricultores y ganaderos, 23% son microempresarios, 11% son empresarios medianos y 7% son socios en transición de pasar de agricultor a empresarios. Por cuanto a su distribución geográfica, los socios de la Unión se ubican en 14 entidades federativas, 271 municipios y 719 comunidades. En promedio tenemos 4 socios por comunidad, aunque las hay con 50 o más socios, lo que implica que hay un número muy importante de comunidades donde sólo tenemos un socio. Esto fue definido estratégicamente, pensando que dicho socio se convertiría en un líder natural, en torno al cual se podrían aglutinar muchos otros futuros socios de su comunidad. La falta de recursos financieros ha impedido este crecimiento masivo, pues aunque hay muchos candidatos o solicitantes, no hemos querido admitir más socios para no tener mayores presiones crediticias.

El vacío que existe en el campo de financiamientos alternativos nos indica, que si tuviéramos recursos económicos, el número de socios se incrementaría muchísimo, pues de alrededor de 5 millones de campesinos con tierra, tan sólo un 15% cuentan actualmente con posibilidad de acceso a la banca comercial o a la banca de desarrollo.

Acciones.

El capital social de la Unión está representado por las acciones de serie A y serie B que los socios han adquirido en número de 8200 con un valor nominal de $1000.00 cada una. En promedio hay 2.8 acciones por socio, aunque tenemos socios (empresas o grupos organizados) que llegan a tener hasta 600 acciones, como es el caso de Beneficiadora Zamarrilla; por lo que un número muy importante de socios cuentan con una sola acción.

Al igual que el número de socios, la cantidad de acciones ha tenido un importante movimiento de entradas y salidas, pero lo destacable es que la tendencia hacia arriba se ha mantenido en el periodo 1992–1998.

Créditos ejercidos.

En 1993 y 1994 se registró un incremento muy significativo en el monto de los créditos ejercidos, al pasar de 37.4 a 84.7 millones de pesos. A partir de 1995 se ha registrado un decremento en el monto de los créditos al pasar de 36.5 en 1995, 27.2 en 1996, 19.0 en 1997 y 12.4 en 1998. Esto se debe a que desde 1995 no hemos descontado con las fuentes financieras, y la operación se ha hecho con recursos propios. El monto acumulado de créditos ejercidos durante el período 1993–1998 es de 216.7 millones de pesos, de los cuales, el 46% son recursos de la Unión, 34% de Nacional Financiera, 13% de Banrural y 7% de Fifomin.

Cartera vencida.

Con la devaluación de diciembre de 1994, la crisis económica y financiera del país fue el factor determinante de que la mayoría de los socios entraran en cartera vencida. En 1993 y 1994 los créditos se habían contratado a tasas variables de interés que fluctuaron entre 12 y 18% anual. Cuando las tasas se dispararon a cifras de hasta 114% anual, se desquició la economía de los socios y ningún proyecto productivo soportó esa carga financiera.

Previendo que la crisis apenas había estallado en diciembre de 1994 y que vendrían fases de depresión y recesión que podrán tocar fondo, y al constatar que los programas de reestructuración propuestos por el gobierno no iban al meollo del problema y que sólo eran pastillas de arsénico de efecto retardado, buscamos otras alternativas de solución, encontrando la Dación en Pago como la más viable. Desde mayo de 1995 propusimos a NAFIN, BANRURAL y FIFOMIN pagar toda la deuda, incluyendo cartera vencida, cartera vigente e intereses vencidos; mediante terrenos que socios de la Unión nos habían ofrecido en diferentes regiones del país. En principio la propuesta de Dación en Pago fue aceptada, pero se ha llevado demasiado tiempo concluirla, fundamentalmente porque las fuentes financieras no han respetado los avalúos hechos por sus propios peritos y nos han querido pagar precios muy por debajo de dichos parámetros, lo que no ha sido aceptado por la Unión. Seguimos el trámite de la negociación de Dación en Pago con la expectativa de concretar la operación en el primer semestre de 1999.

ESTRATEGIA

La concepción de la Unión de Crédito Mixta Plan Puebla toma como punto de partida la Estrategia del Plan Puebla como un proyecto piloto de desarrollo agrícola regional, que involucra a tres sectores: campesinos, técnicos e instituciones; en la implementación de una serie de acciones como son: 1) Generación de tecnología, 2) Divulgación, 3) Organización, 4) Crédito, 5) Seguro, 6) Comercialización, 7) Infraestructura, 8) Evaluación y 9) Coordinación. Las diferencias más importantes entre la concepción del Plan Puebla y la Unión de Crédito, es que esta última hace énfasis en el desarrollo rural integral sustentable y da una participación más activa y decisiva al sector campesino, en tanto que el motor de la Estrategia del Plan Puebla ha descansado más en la iniciativa de los otros dos sectores. De hecho, ha sido el Colegio de Postgraduados como institución y el equipo técnico del Plan Puebla, como parte del mismo Colegio, quienes han marcado la pauta. Los campesinos fueron perdiendo protagonismo en el Plan, quedando reducidos a una organización informal como fue el Consejo Campesino Consultivo, designado por las autoridades del Colegio y sin ninguna representatividad legítima de los que en un tiempo fueron campesinos participantes del Plan Puebla.

Otro aspecto distintivo de la Estrategia de la Unión de Crédito es que ésta funge como el eje de un Grupo Financiero Empresarial, con Empresas Filiales y Proyectos Especiales, constituyendo una Holding o un Corporativo, como es la tendencia actual de los Bancos y Empresas nacionales y transnacionales.

La gran dispersión geográfica de los socios de la Unión, el monto pequeño de sus operaciones crediticias, así como la necesidad de atender y dar seguimiento a proyectos tan diversos como los que apoyó la Unión, hace que los 3 ó 4 puntos de intermediación que cobra la Unión, sean insuficientes para cubrir los costos de operación, por lo que a partir de la devaluación de 1994, se determinó que la Unión tenía que buscar fuentes alternativas de recursos que le reportaran ingresos o utilidades para cumplir su misión de propiciar procesos de desarrollo rural integral sustentable. De ahí que haya proyectos especiales como el de Venados en la Región Izta-Popo, el de Abono Orgánico, el de la Explotación e Industrialización del Mármol en Zamarrilla y otros, que están en proceso de convertirse en el sustento que le permita a la Unión seguir apoyando a campesinos de muy escasos recursos.

CONCLUSIONES

La Unión de Crédito Mixta Plan Puebla constituye una totalidad múltiple, cuyos componentes inseparables son al mismo tiempo concurrentes y autónomos, formando un sistema organizado de interrelaciones entre elementos, acciones e individuos que produce y mantiene la unidad como un corporativo o grupo financiero empresarial, en el que la Unión de Crédito y más concretamente su oficina matriz, es el eje o el centro de una red interdependiente de Empresas Filiales, Proyectos Especiales y Sucursales de la Unión.

RECOMENDACIONES

LA EXPERIENCIA DEL FINANCIAMIENTO ALTERNATIVO

Lic. Isabel Cruz Hernández
Directora General de la Asociación Mexicana
de Uniones de Crédito del Sector Social. A.C. (AMUCSS)

INTRODUCCIÓN

En esta ocasión quisiera aprovechar la oportunidad para hablar, no tanto de las Uniones de Crédito sino de Financiamiento Alternativo, y lo que les voy a presentar ahora, es el resultado de 10 años de trabajo de nuestra organización. Ha sido no solamente la posibilidad de construir en el ámbito local instituciones de financiamiento, sino el análisis de la problemática y la misma acción nacional en red, la que nos ha permitido llegar a las conclusiones que vamos a presentar. Quisiera enfocar esta conversación para tratar de dejar claro cuál es el problema del financiamiento rural en México y dónde están los principales problemas, aun cuando por momentos se hará énfasis en la red que hemos organizado y el papel de nuestra organización en el financiamiento rural.

Es muy frecuente que se piense que el problema del financiamiento es un problema de montos de crédito o de montos de cartera vencida. Entonces de repente, los mismos agrónomos se convierten en malos economistas y dejan de ser agrónomos y dejan de entender la problemática de las Unidades Producción Rural.

Quisiera llamar la atención tanto de los practicantes de las organizaciones de productores de las instituciones públicas, como de los mismos investigadores, para que revisemos este problema, que no es de montos financieros, que tampoco es un problema solo de productividad. Es importante revalorar el papel del Sector Rural, que ya no depende sólo de la agricultura o de los aspectos agrícolas y pecuarios y que tiene una creciente interacción con el resto de la economía, que cada vez más productores viven exclusivamente de las actividades agropecuarias, y debemos tener en consideración la importancia relativa del problema de la seguridad alimentaria y la pobreza rural. Creo que justamente estas dos grandes líneas de análisis nos permiten hacer un análisis más congruente del problema del financiamiento rural.

LA SEGURIDAD ALIMENTARIA Y LOS SERVICIOS FINANCIEROS

En primer lugar, vamos a hablar de seguridad alimentaria y servicios financieros. Para empezar, habría que decir que la agricultura campesina y la agricultura empresarial, tienen dos lógicas completamente diferentes. En una exposición previa se nos presentaba una visión de una organización que agrupa a empresarios rurales, a empresarios agrícolas, y señalaba la inviabilidad de la pequeña agricultura. Nosotros diferimos completamente de esa visión, porque toma como punto de partida el asunto de la rentabilidad, basada en la explotación de los activos de capital; es decir, la agricultura empresarial y deja de lado cuál es la lógica de la agricultura campesina, que tiene una lógica completamente distinta de financiamiento y, por tanto, también un papel muy diferente en la economía, con relación a la agricultura empresarial.

Para empezar, habría que señalar que la lógica de estas dos agriculturas son totalmente distintas en términos de su composición de capital. Mientras la agricultura empresarial tiene una fuerte composición de capital fijo y de capital financiero, la agricultura campesina tiene la fuerza de trabajo como principal componente de inversión.

Valorizando lo rural más allá de lo agropecuario, habría que señalar que la agricultura campesina tiene una composición muy diversificada y multiactiva y si recuerdan la exposición de los cafeticultores de Oaxaca, se señalaban los distintos fondos de ingreso que tienen los cafetaleros, mostraba justamente cómo un importante porcentaje viene de la cafeticultura y otro porcentaje del jornaleo o migración, otro porcentaje de traspatio, otro porcentaje de los propios ingresos de los hijos que emigran y además de que son cafeticultores son productores de maíz y frijol, entonces hay una diversidad de actividades económicas que raramente se ven apreciados en las estrategias de desarrollo rural que habían sido focalizadas básicamente a desarrollar actividades económicas, agrícolas y pecuarias, pero no el resto de las actividades en que participan los pequeños productores rurales.

Es importante reconocer el carácter pluriactivo de las unidades de producción y básicamente estaríamos hablando de las unidades de producción campesina, que son la gran mayoría de las unidades de producción de México. Para las familias campesinas, la seguridad alimentaria está relacionada con la estabilización del ingreso, con el manejo de riesgos.

A veces, cuando hablamos de seguridad alimentaria se cree que producir granos, es la estrategia para lograr la seguridad alimentaria de todas las familias. Pues no. Lo que permite tener seguridad alimentaria, además de que exista la producción de granos, es que las familias tengan con qué comprar esos y otros alimentos. Esto es especialmente importante cuando hablamos de una agricultura que es estacional, que tiene sólo ciclos, periodos de ingreso monetario, por lo que debemos fomentar la estabilización del ingreso a lo largo de los ciclos y el manejo de riesgos a partir de servicios financieros de ahorro, crédito y seguro. Estos dos elementos son los que permiten garantizar la seguridad alimentaria. Es decir, este enfoque de ver seguridad alimentaria, más desde los ingresos, más que desde la producción, es fundamental, porque deben cambiar los sistemas del financiamiento rural. El acceso permanente a servicios financieros, es lo que permite asegurar la alimentación de la familia y aquí tenemos de nuevo un elemento muy importante.

Hasta ahora se ha pensado que el crédito al consumo es un crédito improductivo. Nada más lejos de la realidad que esto. Se ha hablado mucho en los sistemas de financiamiento rural, entre dar crédito productivo o dar crédito al consumo y se ha localizado, se ha entapizado y privilegiado el otorgar financiamientos para actividades económicas, para desarrollar proyectos productivos, pensando erróneamente que el crédito al consumo no es productivo.

Múltiples estudios que se han hecho en el ámbito mundial han mostrado que justamente en las agriculturas campesinas, el elemento de mayor productividad es la fuerza de trabajo y la fuerza de trabajo se reproduce con alimentos; por lo tanto, el crédito al consumo es un elemento productivo, altamente productivo en las agriculturas campesinas pobres y en esa línea, los servicios de ahorro, crédito y seguros, permiten a las familias campesinas, administrar los riesgos a lo largo de los ciclos agrícolas.

¿Qué pasa cuando estos campesinos pobres sólo tienen acceso a crédito productivo agrícola, por ejemplo, para cafeticultura, o para maíz, o para sorgo, o para trigo o sólo para ganadería?. Cuando se focaliza el crédito sólo a estas actividades económicas, realmente no se están atendiendo las necesidades integrales de la unidad de producción familiar y esto es lo que ha provocado lo que vamos a ver continuación y lo que ha pasado en México.

Dimensionando los retos. Primero, los servicios financieros son estratégicos para la seguridad alimentaria de las familias campesinas, pero no solamente el crédito, también el ahorro y también los seguros. Son tres elementos que permiten facilitar el manejo, los riesgos a los que se ve confrontada la agricultura campesina.

Ahora bien, ¿cuáles son los problemas que tenemos en México?

Si hacemos un dimensionamiento muy rápido, vemos que 24 millones de mexicanos viven en localidades sin servicios bancarios. En 1991, 80.8% de las unidades de producción rurales en México no tenían acceso al crédito. Estamos hablando de 1991, cuando el Censo Agrícola registró a todos los productores que habían tenido acceso al “Crédito a la Palabra”. Es decir, era un momento de auge muy fuerte al “Crédito a la Palabra”, que después con los años, declinó. También declinó la presencia de la Banca de Desarrollo. Estas cifras que ya de por sí eran bastante graves en el 91, en este momento son verdaderamente impensables. Nadie sabe con certidumbre qué es lo que está pasando, pero lo que sí es seguro, y todos los indicadores operativos prácticos lo muestran así, que ha habido una caída muy fuerte en el porcentaje de unidades de producción que accedían al crédito, pero lo importante es ver aquí, quiénes tenían acceso al crédito y quiénes no lo tenían.

En las unidades de producción rural con 2 ha, solamente el 9.6% de ellas accedía al crédito y en las unidades de producción rural de entre 2 a 5 ha, 20.5% de ellas tenían acceso al crédito. Mientras que más grande es la superficie, mayor de 5 ha, el porcentaje de acceso crece. Por ejemplo, los que tienen más de 5 ha, eran 27% los que tenían acceso al crédito.

En la misma línea de dimensionar los retos, tenemos que 180 mil localidades de México, tienen menos de 500 habitantes; es decir, cómo hacer que los servicios financieros que son estratégicos para la seguridad alimentaria, puedan llegar a localidades que son tan dispersas y tan pequeñas, en donde la mayoría de los pobres está ubicados justamente en ese tipo de comunidades de 500 habitantes o menos.

En los 80s, la cobertura era entre un 30 y un 40% y para 1998, la cobertura de acceso al crédito era no más del 10%. O sea, tenemos en 15 años una declinación espantosa de acceso a servicios financieros para las unidades de producción rurales.

Para el Noroeste del país donde se concentra la agricultura empresarial, el 49% de las unidades de producción rurales sí tenían acceso al crédito; es decir, ¿quiénes son los que tienen acceso al crédito?. En el Sureste, en las partes más desarrolladas de agricultura empresarial, 33% de las unidades de producción también tenían acceso al crédito; es decir, son las zonas campesinas las que no tienen acceso al crédito; aquellas donde existen unidades de producción menores de 5 ha. En la zona Centro del país, 11.5% de unidades de producción rural, tenían acceso al crédito 49% de agricultores o de las unidades de producción rural en Sinaloa, tenían acceso al crédito, mientras que en Oaxaca, 18% tenían acceso al crédito; o sea, es una diferencia muy fuerte que lo que muestra es cómo nuestro sistema financiero rural ha privilegiado el desarrollo de la agricultura empresarial en detrimento de las familias campesinas y, por tanto, ha contribuido a concentrar el ingreso en las zonas de mayor desarrollo relativo.

Estamos hablando de tendencias. Si nos vamos a dos ejemplos concretos, tenemos una enorme concentración de acceso al crédito.

La SHCP nos dice que 60% del crédito se concentra en 10% de las transacciones. Eso lo que muestra es una enorme concentración de los recursos crediticios. Entre otras cosas, las mujeres y los indígenas pagan tasas de 35 y 25% más altas que los agricultores empresariales. Entonces, tomando un ejemplo de la ponencia de CEPCO en su área de influencia incluye 45 municipios de alta y muy alta marginalidad. En esos 45 municipios, solamente 1% de las unidades de producción rural, tienen acceso a créditos de bancos; 17% a créditos de INI Pronasol y eso en la época que existía el auge del “Crédito a la Palabra”, y 78% de las unidades de producción rural, de esos municipios, de esas zonas, no tenían acceso a ninguna opción formal de crédito.

CARACTERÍSTICAS DEL SISTEMA FINANCIERO

Tenemos un sistema financiero que está básicamente focalizado hacia el crédito agropecuario, mientras en el resto del mundo, hace 20 años, casi 30 años, se inició todo un viraje hacia lo que se entiende como crédito rural, que es financiar todo tipo de actividades, incluyendo crédito al consumo.

La segunda característica del sistema financiero es que tiene una orientación básicamente hacia el crédito. Casi todas las instituciones enfatizan el crédito y no se ha reconocido la necesidad y la importancia que tienen los servicios de ahorro, no solamente como un mecanismo de captación de recursos financieros, sino como un servicio importante para las familias campesinas. Los servicios de ahorro se han mostrado en todas partes, que son mucho más importantes que el crédito; es decir, que es mucho más la gente que necesita ahorrar, y es un lugar seguro para hacer sus depósitos, que una deuda en la que embarcarse.

En tercer lugar, el sistema financiero rural mexicano todavía depende del financiamiento público, es decir, del subsidio. El año pasado y este año, el gobierno va a destinar 11 mil millones de pesos para recapitalizar BANRURAL. Esto muestra que va a continuar la tendencia que el Estado financie a toda la banca de desarrollo tal como tal como se ha hecho durante 50 años.

No existe todavía una autonomía y una base acumulativa de ahorro movilizado que le permita al sistema financiero sostenerse sin el financiamiento público, mientras las tendencias internacionales muestran que la movilización de ahorro en los distintos sistemas de financiamiento rural, le han permitido lograr sostenibilidad a lo largo de los años a los sistemas de financiamiento rural.

Tenemos todavía sistemas centralizados, mientras las tendencias internacionales son hacia sistemas descentralizados de unidades, instituciones locales de ahorro-crédito. Tenemos todavía una predominancia de la banca de desarrollo y un incipiente desarrollo de lo local en México, mientras que en los lugares en que se han logrado encontrar alternativas más equitativas, ha estado muy presente el desarrollo de pequeñas instituciones que manejan ahorro, crédito y seguros en el ámbito local.

¿Se trata todo esto de un problema financiero?; es decir, ¿bastaría con que lográramos una mayor asignación de recursos presupuestales para los sistemas financieros rurales? ¿Con eso resolveríamos el problema?. Pues no. La respuesta es que no es principalmente un problema de montos de recursos financieros.

Los sistemas de crédito agropecuario, como los que tenemos todavía predominantemente en México, tienden a excluir a los pobres. El problema más importante del financiamiento rural en este momento, es la cobertura. No son los montos de financiamiento, ni siquiera los montos de cartera vencida. Simplemente, si sumáramos los 8 mil millones de PROCAMPO que se están distribuyendo, más los 7 mil millones que va a haber de PROGRESA, más los 4 mil millones de pesos de remesas que llegan de los inmigrantes que llegan a través de las distintas vías hacia el campo, es una cantidad inmensa de recursos financieros. El problema es que eso no crea alternativas, lo que crea alternativas es lograr que esos flujos monetarios pasen por instituciones locales de ahorro y crédito; es crear servicios adaptados de ahorro y crédito. Por eso, el factor crítico es el capital humano la creación de institucionalidad y una estrategia de desarrollo rural. Esto, más que financiero, es un problema de desarrollo rural, de desarrollo local.

¿Qué pasa con la construcción desde la sociedad civil? La creación de organismos locales de ahorro, crédito y seguro, como las uniones de crédito, las cajas de ahorro, los fondos de autoaseguramiento, las cooperativas de ahorro y crédito, todo esto, son instituciones que permiten solventar acciones de largo plazo, pero la construcción desde lo local, es difícil. No hay procesos ascendentes, lineales y exitosos siempre. Aquí podríamos retomar la experiencia de construcción de unidades de crédito campesinas y de fondos de autoaseguramiento que muestran cómo la autogestión se construye. No es cuestión de dinero, sino de la creación de capacidades locales. Por eso es tan importante la experiencia de uniones de crédito campesinas que son instituciones locales, reguladas, profesionalizadas, que nos ayudan a sacar a luz los principales elementos que obstruyen o facilitan la creación de estas instituciones locales.

Una de las grandes lecciones es que la articulación con el sistema financiero es estratégica. Es importante movilizar los recursos locales, pero no es suficiente para las necesidades de financiamiento local, para las instituciones locales de ahorro y crédito es muy importante su articulación con el sistema financiero. Por eso, hay que pensar la función del Estado especialmente la función de la Banca de Desarrollo como segundo piso cuya misión debe ser la creación de instituciones locales de ahorro y crédito.

Se deben crear organismos locales, pero hay que evitar su atomización y aislamiento. Es necesario construir sistemas descentralizados; es decir, hay muchas experiencias en México, pero están aisladas, están solas y no van a poder generar sinergias de creación de alternativas hacia otros lugares, si se mantienen aisladas. Es el caso de las uniones de crédito que es la experiencia más directa que tenemos nosotros. Hemos observado que a pesar de haber actuado en red, todavía hay aislamiento y atomización de estas instituciones, debido a un marco legal que no les permite asociarse en lo financiero y a una restricción normativa para la movilización de ahorro.

Las unidades de crédito campesinas son una experiencia de autogestión que muestran lo que sí se puede, pero también las limitaciones de la autogestión campesina.

En esta parte de construir desde la sociedad rural, el funcionamiento en red de las AMUCSS arroja varias lecciones importantes. AMUCSS es una red de uniones de crédito campesinas que no tiene una integración de tipo financiero, pero que a lo largo de los últimos 10 años ha logrado tener los siguientes resultados:

IMPORTANCIA DE LAS ORGANIZACIONES DE TERCER PISO

Lo que hemos estado haciendo es crear bienes de interés público, alternativas locales, interlocución, visibilidad y dar nuevas leyes. Todo eso son bienes públicos, son tecnologías que se pueden masificar, que son de acceso para cualquier otra organización y esto no lo ha financiado el Estado. Los apoyos han sido mínimos. No se reconoce suficientemente la importancia de las organizaciones económicas, la creación de sinergia, de intervención de la sociedad rural, reforzando la autonomía, que siempre es importante para una sociedad democrática.

Reforzar la autonomía de las iniciativas locales, es lo que hemos venido haciendo desde las organizaciones de tercer piso. Somos interlocutores con intereses sustentados en lo local, sin embargo todavía vivimos una dicotomía entre la membresía política de tipo corporativo por tradición y las otras, muy especializadas, pero que tienen un arraigo muy fuerte en las necesidades locales que los productores.

RECOMENDACIONES

Eso sería un resumen de las recomendaciones del nuevo entorno y de las posibilidades que tiene buscar estas estrategias de financiamiento alternativo.


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