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BELICE

Belice es un pequeño país localizado en la costa caribeña del norte de Centroamérica; colinda con México al norte y Guatemala al oeste y sur. La superficie total del país es de 22.963 km2, aunque si se considera el límite territorial de 20 km sobre la costa, el territorio total cubre aproximadamente 46.620 km2 (incluidas alrededor de 450 islas).

Con una población de 216.500 habitantes y una densidad de 10 habitantes por km2, Belice es la menos poblada de las repúblicas centroamericanas, y una de las que tiene menor densidad poblacional en el mundo. Este pequeño país posee fuentes de recursos naturales y culturales de mucha importancia, como los extensos bosques tropicales, bastante bien conservados, con una alta variedad de especies de flora y fauna. En su parte oeste, sudoeste y sur se ubica el macizo montañoso denominado Montañas Mayas; la costa entera y la parte norte del país corresponden a planicies bajas.

Tradicionalmente el territorio beliceño se ha dividido en nueve sistemas terrestres, cada uno comprendido por una composición de topografía, suelo, vegetación y paisaje. Como parte del planeamiento del Sistema de Áreas Protegidas de Belice, recientemente se empezó a trabajar en una clasificación, que ha permitido reconocer e identificar 49 tipos distintos de vegetación.

Cuadro 1. Uso de la tierra en Belice.

Tipo de vegetación

Área (ha)

Porcentaje

Bosque hoja latifoliado

1.372.500

63

Bosque hoja ancha abierto

46.900

2

Bosque de pino

36.000

2

Bosque de pino de sabana

63.700

3

Pinares de sabana

122.700

6

Bosque pantanoso/inundado

55.300

2

Bosque de manglar

52.300

12

Área sin cobertura boscosa

153.600

7

Tierras agrícolas/urbanas

232.300

11

Fuente: Hartshorn et al. 1984.

La actividad forestal fue la principal actividad económica en Belice por más de 300 años, pero su importancia ha disminuido en los últimos 40 años debido al crecimiento de la actividad agrícola, basada en productos para la exportación (caña de azúcar, cítricos, mango, papaya, banano, cacao). A pesar de la importancia de la actividad forestal en el pasado, la extracción maderera fue muy selectiva, es decir, se concentraba solamente en las especies con mejores precios en el mercado (a razón de dos a tres árboles por acre); por eso, aproximadamente un 80 por ciento del territorio beliceño permanece aún con cobertura boscosa. La composición del bosque es poco conocida debido a restricciones técnicas en el país, tales como información inadecuada y falta de definición para los distintos tipos de vegetación. La información disponible indica que un total de 734.300 ha corresponden a bosques nacionales, 829.300 ha a bosques en manos privadas y aproximadamente 637.900 ha a reservas forestales. Del total estimado de bosques clasificados, los bosques latifoliados representan el 63 por ciento (1.372.500 ha).

Los bosques de Belice poseen una alta riqueza en biodiversidad, con aproximadamente 121 especies de mamíferos, 504 especies de aves, 107 especies de reptiles y 26 especies de anfibios. A pesar de que la mayor contribución de los bosques a la economía ha sido la producción de madera, también proveen una cantidad sustantival de productos, muchos de ellos vendidos en los mercados nacionales y de exportación, con un importante efecto en la economía doméstica.

PRODUCTOS FORESTALES NO MADEREROS Y SU IMPORTANCIA

En Belice hay una gran variedad de PFNM provenientes de las diferentes áreas boscosas. A continuación se presenta una descripción de los usos, métodos de aprovechamiento, valor económico y aspectos legales relacionados con los productos PFNM más importantantes.

Látex o resina

Chicle

El producto forestal no maderero más importantes es el chicle proveniente del látex (savia) del árbol de chicle o sapodilla (Manilkara zapota). Esta industria tuvo un auge considerable hace unas décadas, luego decayó y parece que recientemente se está recobrando. El chicle se cosecha durante la época de lluvias, generalmente desde julio hasta enero o febrero. El producto obtenido del látex se exporta para la producción de goma de mascar; aunque se está tratando de que se procese y utilice localmente en la fabricación artesanal de chicle para el mercado del ecoturismo.

Cuadro 2. Cantidades de chicle exportadas por Belice y precios correspondientes

Año

Cantidad (kg)

$ EE.UU.

1990

43.636

n.d.

1995

28.440

65.000

1996

59.106

11.000

1997

8.077

25.000

1998

14.543

62.500

Fuente. Estadísticas del Ministerio de Desarrollo Económico. 1998

Según los informes, la densidad de árboles de chicle en los bosques de Belice y el Petén (Guatemala) varía de 24 hasta 40 árboles/ha. No obstante, la producción está condicionada por la cantidad de árboles que se pueden cosechar, según las regulaciones del Acta del Chicle (1935)1 que determina que solamente se pueden cosechar árboles con un diámetro a la altura del pecho mayor a 30 cm. Esta proporción de árboles cosechables puede comprender entre 35 y 50 por ciento de la población adulta. La producción promedio de un árbol productivo es de aproximadamente 690 g en peso seco, pero puede llegar hasta más de 1 kg, con rotaciones de 5 a 7 años, para permitir la recuperación de los árboles productivos cosechados. Uno de los factores que causan la disminución de la productividad es que regularmente los ‘chicleros’ regresan a un área productiva a los 2-3 años, y cosechan de nuevo los árboles que aparentemente han retornado a la productividad, lo que no asegura su recuperación ecológica. Un chiclero experimentado puede cosechar hasta 115 árboles en un período de diez semanas, lo que representa una cosecha de 72 kg de chicle procesado.

Materiales de construcción

En Belice, como en muchos otros países, los bosque siguen siendo fuente de materiales de construcción. Las palmas Sabal mexicana y botán o ‘bayleaf’ (Sabal mauritiiformis) se cosechan ampliamente en todo el país, para hacer el techo de casas y ranchos. Las hojas de botán tienen un precio superior al de las otras especies por ser más durables y manejables; también el tallo de esta especie se utiliza como pilar de muelles y embarcaderos debido a su resistencia a los organismos marinos y al agua salada, y para la fabricación de barreras de protección en los ríos. El precio aproximado de cada tronco es de 35 $EE.UU. El meristemo apical de la planta se consume como ‘palmito’.

Para asegurar las futuras cosechas de hojas de esta palma se deben dejar por lo menos dos hojas en la planta. Se ha comunicado un corte promedio de cuatro hojas por año, pero no se han determinado el tamaño de la planta, la intensidad de cosecha y los períodos de rotación que favorezcan la continuidad de la actividad. La cosecha se puede realizar durante todo el año, uno o dos días después de la luna llena según el conocimiento popular; si se cortan en otro momento, las hojas tienden a degradarse significativamente más rápido. Un techo bien construido con botán puede durar hasta nueve años. Una persona puede cosechar hasta 500 hojas por día, que se venden a 0,15 $EE.UU. cada una. Un techo de 7,3 x 5,5 m requiere entre 3.500 y 3.800 hojas y cuesta aproximadamente 500 $EE.UU. En un estudio realizado con 11 comunidades (1.166 viviendas y 5.383 habitantes) adyacentes a la Reserva Forestal del Río Columbia (Campbell y Mitchel 1998), se estimó una demanda anual de hojas para techo de 33.500 $EE.UU. En las mismas comunidades, se colecta un bejuco llamado “ti-tie” (Philodendron sp.) utilizado para asegurar los techos de palma. En promedio, se requieren 6 días/hombre para colectar la cantidad suficiente de bejuco para una casa, lo que equivale a 11.000 $EE.UU. para la población total como costo de colecta anual, un 76 por ciento de la cual proviene del bosque.

En el sur de Belice se utiliza la palma de corozo ó cohune (Attalea cohune) para la construcción de techos de casas y ranchos, debido a que la sobreexplotación de botán en esa región parece haber agotado el recurso. Si bien últimamente la población parece preferir los techos de zinc, por su durabilidad y porque dispone de dinero para comprarlo, la creciente industria del ecoturismo sigue demandando este tipo de techos.

Artesanías

Entre las diferentes expresiones artesanales de Belice se destaca el trabajo de los artesanos con temas de la naturaleza. Una de las actividades más importantes es la talla de madera caída. El árbol de zericote (Cordia dodecandra) está protegido, por lo que no se puede utilizar como madera, pero sí para la producción de artesanías, forma en la cual parece tener un importante mercado. También se producen esculturas y platos con la madera de 'rosewood' (Dalbergia stevensonii), caoba (Swietenia macrophylla), y santamaría (Calophyllum brasiliense).

Otros artículos artesanales son los canastos de jippy-joppy (Carludovica palmata), hechos por grupos organizados de mujeres que reciben apoyo de distintas organizaciones no gubernamentales y del Ministerio de la Mujer. También se encuentran esculturas y joyería hecha con semillas de cohune, lo mismo que una variedad de aretes confeccionados con semillas de árboles del bosque.

Plantas medicinales

Belice fue centro de desarrollo de civilizaciones prehispánicas como la maya, grupo humano que desarrolló importantes centros de aprendizaje de la medicina, en los cuales se trabajaba con plantas medicinales para el cuidado de la salud. El uso tradicional de plantas medicinales sigue siendo de mucha importancia en el país, donde la diversidad étnica y cultural de sus pobladores (grupos mayas, de las Indias del Este, Jamaica, Cuba y otras islas del Caribe, grupos criollos descendientes de esclavos, británicos, españoles, menonitas) se reflejan en las prácticas de la medicina tradicional.

Arvigo y Balick (1998) identifican 100 plantas arraigadas y utilizadas en la medicina tradicional de Belice, aunque indudablemente la lista de plantas medicinales utilizada es mucho mayor. De esas 100 plantas, 47 se encuentran en algún tipo de bosque (aunque a veces también en otros ecosistemas). Se han realizado muchas expediciones etnobotánicas en busca de plantas que provean productos eficaces contra el cáncer y el sida. Se han investigado más de 2.000 plantas recolectadas, y parece que al menos 12 de ellas ofrecen productos promisorios (a nivel de pruebas de laboratorio). Entre las plantas medicinales más populares se encuentran las siguientes: corteza de bálsamo (Balsamina peruviana), Billy webb (Sweetenia panamensis), colpachí (Crotton guatemalensis), contribo (Aristolochia trilobata), jackass bitters (Neurolaena lobata), sorosí (Momordica charantia), periwinkle (Catharantus roseus), gumbolimbo (Bursera simaruba), china root (Smilax spp.) y palo de hombre (Quassia amara).

De acuerdo con Campbell y Mitchel (1998), el 85 por ciento de los jefes de familia utilizan plantas medicinales (64 por ciento de ellos colectan sus propias plantas); un 56 por ciento de las plantas provienen de bosques o áreas de cultivo abandonadas hace tiempo (bosques secundarios). Se estima un valor aproximado de 52.000 $EE.UU. por mes en plantas medicinales para las once comunidades estudiadas.

Productos alimentarios

De la palma de corozo o cohune (A. cohune) se aprovechan los frutos y se extrae el meristemo apical para consumirlo como palmito. El aceite de las semillas de corozo es ampliamente utilizado en todo el país, aunque ha bajado su importancia debido a la introducción de aceites de otras plantas. También se comercializa vino producido del tallo de esta palma.

Frutos

Durante 1998, se exportaron 36.363 kg de frutos de zapote (Pouteria sapota), los que fueron extraídos de los bosques, dado que no existe ningún cultivo comercial de esta especie.

Según Campbell y Mitchel, el 93 por ciento de los hogares recogen y consumen frutas y plantas silvestres (31 por ciento de los bosques). Se estimó que estas frutas y plantas representan el tercio de una comida; el costo diario de una comida se calculó en 6,00 $EE.UU. Extrapolado a las 11 comunidades, el valor monetario de las frutas y plantas silvestres correspondería a 264. 000 $EE.UU. anuales aproximadamente.

Fauna

Muchas especies de animales son cazadas y su carne vendida en los mercados locales, tales como el venado cola blanca (Odocoileus virginianus), el venado red brocket “antílope” (Mazama americana), el paca ó “gibnut” (Agouti paca), el agouti (Dasyprocta punctata) (los dos últimos se comercializan como gibnut); el pecarí de labios blancos o “wari” (Tayassu pecari) el pecarí de collar (Tayassu tajacu) y el armadillo de nueve bandas (Dasypus novemcinctus). Aunque no se encuentran en los mercados, el coatí (Nasua narica), los mapaches (Procyon lotor) y las zarigüeyas (varias especies) se cazan para consumo familiar. Entre los grupos garífunas, la carne de tapir (Tapirus bairdii) es bastante popular.

Entre las especies de aves, el tinamous (Tinamus major) es el preferido, aunque también son muy populares la espátula rosada (Ajaia ajaja) justamente antes de emplumar. Otras aves cazadas para alimento incluyen garzas (Tigrisoma spp.), garcetas (Bubulcus ibis), ibis blanco (Eudocimus albus), patos (Dendrocygna sp.), águilas grandes del bosque (Spizastur sp. y Spizaetus sp.), chachalacas (Ortalis cinereiceps), pava crestada (Penelope purpuracens), pavón grande (Crax rubra), pavo ocelado (Meleagris ocellata), carrao (Aramus sp.), palomas grandes (Columbina sp.), guacamaya roja (Ara macao), tucanes (Ramphastos spp.), carpinteros de pico plata (Camphehilus guatemalensis) y carpintero lineado (Dryocopus lineatus). Los loros grandes son comidos únicamente por los indígenas. También se comercializa carne de tortugas de agua dulce; entre ellas, la hickety (Dermatermys mawii). Las hembras grávidas de iguanas (Iguana iguana) son muy apreciadas como alimento, lo mismo que la rana leopardo (Rana pipiens).

En el estudio de Campbell y Mitchel (1998) se estimó que de una muestra de 72 hogares, el 100 por ciento comen carne silvestre, 89 por ciento de ellos compran carne silvestre, 57 por ciento van de cacería y 24 por ciento venden carne silvestre. La carne silvestre es consumida en promedio 4,4 veces al mes, y en promedio un animal capturado puede alimentar a 19,8 personas. Aproximadamente un 66% de los animales cazados proviene del bosque y el precio promedio por kilo es de $EE.UU. 8,67 por kg.

Cuadro 3. Número estimado de animales cazados por año por especie en las 11 comunidades adyacentes a la Reserva Forestal del río Columbia.

Especie

Porcentaje de captura

Número estimado de capturas por año

Gibnut (Agouti paca)

34

15.151

Pecari (Pecari tajacu)

25

10.973

Armadillo (Dassypus novemcinctus y Cabassous centralis)

20

8.809

Venado (Odocoileus virginianus)

10

4.379

Pavón grande (Crax rubra)

3

1.409

Warri (Tayassu pecari)

3

1.309

Antílope (Mazama americana)

2

906

Otros

3

1.359

Total

81

44.295

Fuente: Campbell y Mitchel (1998)

Dentro de la legislación de Belice existe el Acta para la Protección de la Fauna (1982), que determina ciertos lineamientos orientados hacia la protección de la fauna. Esta Ley provee herramientas para el control de la cacería, a saber, determina las especies que se pueden cazar, establece la obligatoriedad de obtener una licencia para cazar y prohibe la cacería de cualquier animal inmaduro o hembra acompañada de su cría. Los permisos de cacería cubren las especies de animales utilizadas por los beliceños. La Ley protege a las especies enumeradas en los acuerdos de la Convención sobre el comercio internacional de especies amenazadas de fauna y flora silvestres (CITES) y todas aquellas que por su condición necesitan protección local.

Cuadro 4. PFNM utilizados regularmente por los pobladores de las 11 comunidades adyacentes a la Reserva Forestal del Río

Columbia.

Categoría de PFNM

Valor anual estimado ($EE.UU.)

Leña

71.000

Plantas y frutos comestibles

264.000

Plantas medicinales

52.000

Carne silvestre

650.000

Construcción

180.000

Total

1.217.000

Fuente: Campbell y Mitchel 1998

Ecoturismo

El turismo se ha venido incrementando desde 1985. Se estima que es la actividad que más capital extranjero captura, y se espera que permanezca como el sector económico más viable, en términos de captación de divisas, empleo y oportunidades para los empresarios. El turismo en Belice se puede considerar como una actividad económica primaria, similar a la pesca, agricultura o extracción minera. Sin embargo, estas actividades extraen los recursos naturales, mientras que el ecoturismo involucra la utilización renovable de los mismos. La industria beliceña del turismo se basa en el buen estado de los recursos naturales, en la conservación de la cobertura boscosa en casi un 80 por ciento del país y en los atractivos culturales. Para 1994, el Consejo de Turismo de Belice estimó una entrada de 71,9 millones de $EE.UU. generados por el turismo, lo que significa la cuarta parte de cada dólar que el país percibe en capital extranjero por sus actividades. Las áreas protegidas constituyen actualmente más del 36 por ciento del territorio, e incluyen 38 reservas: 17 reservas forestales, 4 reservas privadas, y las demás son parques nacionales, monumentos culturales, santuarios para animales silvestres, reservas marinas y reservas arqueológicas.

BELICE

Producto

Recurso

Valor económico

 

PFNM

Importancia

Nombre comercial

Especies clave

Parte usada

Sistema de producción

Fuente

Utilización

Cantidad, valor (expresado en $EE.UU.)

Observaciones

Fuente

Plantas y productos de origen vegetal

Exudado

!

Chicle

Manilkara zapota

Látex

BN

B

N, I

14.543 kg/año; $.62.500 (1998); 8.077 kg/año, $25.000 (1997)

 

Ministerio de Desarrollo Económico

Productos alimentarios

!

Zapote (sapodilla)

Pouteria zapote

Fruto

BN

B

N, I

36.363 kg/año

1998

Comunicación personal Franz Smith

Importancia: - utilización no documentada; + utilización documentada; ! planta/especie muy importante a escala nacional

Sistema de producción: BN - bosque natural u otra área forestal; P - plantaciones; O - Otro (árboles fuera del bosque, SAF, huertos caseros,…)

Fuente: B - bosque; C - cultivado

Utilización: N - nacional; I – internacional


1 El Acta del Chicle es una ley que regula la industria del chicle, muy importante de 1930 hasta casi 1960. Cuando declinó la industria a finales de los años cincuenta fue revocada, pero dado el resurgimiento de la actividad ha vuelto a cobrar vigencia.

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