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6. PROPUESTAS DE COLABORACIÓN REGIONAL E INTERNACIONAL

Fuentes: FAO, 2002; Hernández, 1995

6.1. Proyectos de cooperación regional

La subregión centroamericana está compuesta por ocho países que poseen más de 240 millones de hectáreas de superficie, de la cual el 30% está cubierta de bosques, destacándose entre sus principales características el ser considerada como un corredor biológico entre América del Norte y del Sur, contener el 7% de la diversidad biológica del mundo, presentar en sus bosques el mayor nivel de biomasa por unidad del mundo y poseer una de las tasas negativas más altas del mundo en cuanto al cambio de la cubierta forestal.

Por su parte, la subregión del Caribe está formada por 22 países que poseen 23 millones de hectáreas de tierra, de la cual el 25% está cubierta de bosques, estando entre las áreas que encierran la mayor concentración de diversidad biológica de la cuenca del Océano Atlántico, en especial en Cuba, que posee la mayor diversidad de especies y el más alto grado de endemismo de las Antillas. Los manglares son uno de los ecosistemas costeros que más contribuyen a su biodiversidad y aunque la cubierta forestal total representa únicamente un 0,1% con respecto al total mundial, el alto endemismo, las peculiares características de sus humedales y la importancia de la cubierta verde en las economías locales hacen que los bosques sean fundamentales para la subregión.

Si estas breves caracterizaciones se unifican, la subregión centroamericana y caribeña comprende 30 países con 263 millones de hectáreas de tierra que tienen más de 77 millones de hectáreas de bosques (30% de cobertura), cuyos elementos resaltantes son su gran importancia para la biodiversidad mundial, a pesar de la relativamente pequeña superficie del área, su importante impacto en las economías locales y una sostenida tasa negativa de conversión de la cubierta forestal que atenta tanto contra la diversidad, como contra el manejo sostenible de estos recursos.

Entre las alternativas para conservar la biodiversidad y los recursos genéticos forestales existentes en la subregión se encuentran el establecimiento de áreas protegidas de diversa categoría en la mayoría de sus países, así como el registro de fuentes semilleras, particularmente bajo el auspicio de proyectos regionales como el Proyecto de Semillas Forestales (PROSEFOR) en la región de Centro América y el Caribe y de proyectos nacionales por país.

Sin embargo, a pesar del reconocido valor de la biodiversidad y los recursos genéticos forestales de la subregión centroamericana y caribeña y de los serios riesgos que estos enfrentan, en ella sólo existen algunos bancos de semillas forestales de carácter nacional como el Centro de Mejoramiento Genético y Banco de Semillas Forestales de Nicaragua o el Banco de Semillas Forestales de Honduras y no se cuenta con un banco regional de semillas forestales con capacidad para que, en base a las prioridades que se identifiquen en acciones como este Taller, realice prospecciones en toda el área, conserve germoplasma a largo plazo, cree capacidades técnicas, distribuya material propagativo y organice programas de investigación genética de alcance y beneficios regionales, acciones que en su conjunto coadyuvarían, además, al proceso de integración socioeconómico y cultural regional por el que tanto se ha abogado en muy diferentes foros, razones por las cuales se considera que una iniciativa de este tipo pudiera constituir un interesante proyecto de cooperación regional.

6.2. Cooperación internacional

En sintonía con la proposición antes presentada, una importante contribución internacional para facilitar el alcance de tal objetivo estaría constituida por el apoyo que en materias técnicas, organizativas, de creación de capacidades y de asesoría pudieran ofrecer entidades de propósito semejante y de reconocido prestigio internacional, tales como el Centro de Semillas Forestales de DANIDA o el Centro Australiano de Semillas Arbóreas de CSIRO. Igualmente, dado el mandato de alcance regional que respalda al CATIE (Centro Agronómico Tropical de Investigación y Enseñanza), esta institución pudiera desempeñar también un importante papel en la creación de capacidades para alcanzar este objetivo, lo cual se vería reforzado por la acción conjunta de otras instituciones de enseñanza e investigación forestal existentes en la subregión, así como por el apoyo que otras organizaciones internacionales (tales como la propia FAO, el IPGRI e IUFRO) fuesen capaces de ofrecer.

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