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3. Situación actual y tendencias del sector forestal

En las últimas dos décadas (1980 y 2000) se han presentado una serie de eventos y procesos que han creado un ambiente más o menos alentador a la condición del sector forestal guatemalteco, especialmente con el fortalecimiento del marco institucional y de políticas vinculadas al sector, donde sobresalen la aplicación de algunos instrumentos de política como el otorgamiento de concesiones forestales de Petén, la creación de incentivos de tipo económico para actividades de reforestación y manejo del bosque natural; el desarrollo de cluster forestal, el fortalecimiento de los procesos de descentralización y la organización y participación de nuevos actores en el sector.

3.1 Importancia del sector forestal de Guatemala

El sector forestal de Guatemala ha sido definido como “un subsistema del sistema económico nacional, que sobre la base de motivaciones y decisiones socioeconómicas y ambientales desarrolladas en torno de ecosistemas con distintos grados de intervención, cuyo componente dominante son los árboles, genera múltiples bienes maderables y no maderables y servicios ambientales, producto del desarrollo de un conjunto de actividades que se aplican de acuerdo a un régimen de ordenación con objetivos bien definidos que pueden incluir la extracción y aprovechamiento, la protección absoluta o la restauración de tierras forestales degradadas. Estas acciones descansan sobre una plataforma institucional publica y privada que incluye los ámbitos legal, financiero, académico y empresarial y que en conjunto determinan un desempeño que se refleja en las cuentas nacionales“ (MAGA/PAFG, 2002).

Bajo ese concepto el sector forestal comprende un conjunto de actores (sector publico, sector privado empresarial, ONGs, pequeños, medianos y grandes propietarios individuales, comunidades y grupos de campesinos propietarios colectivos de bosques, comunidades beneficiarias de concesiones forestales otorgadas por el Estado; municipalidades que tienen bajo su dominio tierras y bosques municipales) que se relacionan entre si por intermedio de las actividades de aprovechamiento, protección, comercialización, industrialización, entre otras); recibe insumos (servicios primarios y secundarios como el transporte, financiamiento, seguros, capacitación, publicidad, comunicaciones, entre otros) y genera productos para otros sectores en el contexto del sistema económico nacional y global (bienes y servicios forestales).

La importancia económica de los bosques de Guatemala, reside por un lado en el abastecimiento de bienes maderables con lo cual se cubre la mayor parte de la demanda del mercado interno de la industria forestal estimado alrededor de los 800 000 m³/año, y la demanda de leña como material combustible estimado en un metro cúbico per cápita por año. Por otro lado esta la provisión de bienes no maderables (flora, proteína animal) y los servicios ambientales vinculados a los bosques.

En las cuentas nacionales no se tiene cuantificados los aportes en términos económicos de todos los bienes no maderables y servicios ambientales generados por el sector forestal en benéfico de la sociedad guatemalteca; sin embargo, partiendo del estudio sobre la determinación del valor económico del Sistema Guatemalteco de Áreas Protegidas –SIGAP- (CATIE-CONAP, 2000), dentro del cual esta contenido más del 55 por ciento de la cobertura forestal del país, se ha estimado el valor anual de los bienes no maderables y servicios ambientales del SIGAP, estimado en 252 millones US$ anuales, de los cuales los bienes no maderables (flora, cacería) representan 250 millones US$ anuales; y la función de sumideros de carbono76 millones US$ anuales.

En el plano social, más del 60 por ciento de la población depende de los recursos forestales, especialmente de la leña, utilizada como fuente energética para la cocción de alimentos principalmente en áreas rurales. Situación que ha sido corroborada con datos del inventario forestal nacional (FAO-INAB 2004) donde se encontró que para el 65 por ciento de los pobladores, uno de los principales usos de los productos y servicios del bosque, es para leña. El consumo de leña se estimaba para 1,996 en 11 millones de m³/año, que significaba un valor de US$300 millones de dólares, si esta tuviera que sustituirse por un derivado de petróleo. (MAGA/PAFG, 2000c)

Otro de los aspectos importantes del sector es la condición de generador de empleos directos e indirectos ligados a la producción y transformación de productos forestales.

3.2. Tendencia en los recursos forestales naturales y plantaciones

3.2.1. Cobertura forestal

La cobertura forestal del país al año 2002, ha sido estimada en 4 286 650 hectáreas, que representan el 39,4 por ciento del territorio nacional; y de las cuales el 55.6 por ciento (2 383 460 ha) se encuentra dentro de áreas protegidas y el 44.4 por ciento (1 903 190 ha) se ubican fuera de áreas protegidas. (INAB, CONAP; MAGA; UVG, 2004).

El Inventario Forestal Nacional refleja cifras similares de cobertura forestal, con una superficie de 4 046 016 hectáreas (INAB-FAO, 2004). Según esta última fuente; la cobertura forestal por tipos de bosques es de 3 336 435 hectáreas de bosques latifoliados, que representan el 30.6 por ciento de la cobertura total; 396 938 hectáreas de bosques de coníferas equivalentes al 3.7 por ciento de la cobertura y 312 641 hectáreas de bosques mixtos para un 2.9 por ciento del total de bosques.

La posesión o propiedad de los bosques esta definido básicamente por tres tipos de regímenes: bosques de propiedad nacional 1 367 133 hectáreas equivalente al 37.8 por ciento; bosques privados 1 531 133 hectáreas equivalente a 37.8 por ciento; bosques municipales y/o comunales 934 630 hectáreas, equivalente al 23.1 por ciento (INAB-FAO, 2004).

Respecto al uso de la tierra ha habido un incremento de áreas agrícolas dedicadas a nuevos productos que no son ni los típicos productos de mercado interno en Centroamérica (maíz, frijol, y arroz) ni los cultivos tradicionales de exportación (café, banano , caña de azúcar), los llamados cultivos no tradicionales que han pasado de 72 000 hectáreas cultivadas en 1979 a 202 000 hectáreas cultivadas en 1999 (PNUD, 2002).

3.2.2. Áreas protegidas y biodiversidad

El 27,6 por ciento del territorio guatemalteco está cubierto por áreas protegidas legalmente declaradas. El cuadro 4, presenta la distribución de las áreas protegidas en Guatemala en las seis categoría de manejo reconocidas internacionalmente. La categoría con mayor extensión es la de uso múltiples que incluye a la Reservas de la biosfera Maya y la Reserva de la biosfera Sierra de las Minas como las más representativas.

Cuadro 1. Categorías de las áreas protegidas de Guatemala por cantidad y superficie

Categorías

Número

Superficie

(ha)

%

Categoría I: Reserva biológica o ecológica, Biotopos

21

709,082

33.0

Categoría II: Parques nacionales (terrestre o marino), Parque Regional

42

161,633

7.4

Categoría III: Monumento Natural, Monumento Cultural, Parque histórico, Monumento natural y cultural

7

102,353

4.8

Categoría IV: Reserva forestales, Zonas de Veda, Refugios de vida silvestre, Manantiales protegidos, Reservas Naturales privadas

34

39,205.6

1.3

Categoría V: Vías escénicas, Areas recreativas naturales

12

6,210

0.3

Categoría VI: Reserva de biosferas, Area de uso múltiple

7

1 145,534

53.3

Zona de Amortiguamiento

 

948,896

 

TOTAL

123

3,112,913.6

100.0

Fuente: FIPA/USAID 2002

En relación a la diversidad de especies en Guatemala se tienen registradas un total de 7,754 especies de flora nativa. Son las divisiones Magnoliophyta y Pinophyta las que agrupan las mayores cantidades de plantas. Además, se tienen registros de al menos 1651 especies vertebradas de las cuales 688 son aves, 435 son peces, 213 son mamíferos, 209 son reptiles y 106 anfibios. Por otra parte es importante señalar que Guatemala registra 1 171 especies endémicas. (FIPA/USAID, 2002b)

3.2.3. Cambios en la cobertura forestal

La dinámica de la cobertura forestal se analiza, en este documento, desde el punto de vista del cambio en el uso de la tierra, manejo de bosques y tala ilegal.

En relación al cambio de uso de la tierra, existen diferentes estimaciones sobre la pérdida de cobertura forestal en diferentes períodos; las cifras varían entre 54 000 a 90 000 hectáreas anuales. Una estimación precisa resulta difícil debido a que los métodos utilizados en los estudios más recientes de cobertura forestal, difieren considerablemente.

Las últimas estimaciones realizadas por FAO en el 2001, señalan una pérdida anual de cobertura de 53 700 ha. Se considera como realista una cifra entre 50 000 a 60 000 hectáreas por año. Sin embargo, resulta difícil deducir en que dirección han sido los cambios en la tasa anual de deforestación; aunque comparando las diferentes categorías de bosques entre el mapa de cobertura de 1992 y el de 1999; se visualiza que proporcionalmente la categoría que se está perdiendo más rápidamente es la de coníferas.

Loening, L; Markussen, (2003) generaron un modelo econométrico para explicar el incremento en la deforestación per cápita en Guatemala en el cual relacionan el área total de las microfincas1, la pobreza extrema rural, el rendimiento del maíz como una variable para la productividad agrícola, el empleo rural no agrícola y la educación, partiendo de una relación lineal entre variables; y encontraron que existe una relación significativa entre el consumo per cápita de recursos forestales y la pobreza rural, señalan que con una proporción creciente de la población rural en condiciones de extrema pobreza, se da un incremento de la deforestación per cápita a nivel departamental.

El manejo de bosques naturales tomo auge a partir de 1,999 con la implementación de la política de otorgamiento de concesiones forestales de Petén y últimamente con el otorgamiento de incentivos económicos a la actividad, a través del Programa de Incentivos Forestales, y del Programa de Apoyos Forestales Directos. Situación que ha contribuido a mantener la cobertura forestal, lo cual es más evidente en las áreas concesionadas en Petén. Los bosques naturales que se encuentran sometidos bajo algún sistema de manejo representan más de 500 000 hectáreas. Detalles del manejo de los bosques bajo manejo se presentan en secciones posteriores de este documento.

La tala ilegal sigue siendo una de las causas de perdida de cobertura en Guatemala; y a criterio de la Red de Manejo de Bosque Latifoliado de Honduras, este fenómeno representan un grave problema para el sector forestal de Centro América, pues tiene implicaciones sobre los siguientes aspectos: “causa pérdidas económicas a los países de la región; erosiona los mecanismos formales de gobierno; impacta negativamente sobre los pobres rurales; desincentiva las actividades de manejo forestal sostenible; y deteriora el recurso forestal de la región” (Del Gatto, 2002)

En Guatemala no se tienen cifras precisas de lo que representa la tala ilegal; estimaciones realizadas por Arjona en el año 2003 (Arjona 2003), señalan que la tala ilegal con fines de producción maderable representa del 30 al 50 por ciento del volumen de madera comercial cosechado por año. Cabe señalar que en algunos departamentos como Petén la tala ilegal se ha reducido, producto de la aplicación de uno de los instrumentos de la política forestal como lo es el otorgamiento de Concesiones Forestales a grupo comunitarios; de igual manera la implementación de la política de descentralización con apoyo a los gobiernos locales para fortalecer su capacidad de gestión de los recursos forestales a través de las Oficinas de Administración Forestal Municipal; sin embargo, aún se tienen evidencias de contrabando de madera principalmente de Petén hacia la república de México y Belice.

3.2.4. Bosques naturales bajo manejo

En Guatemala se han realizado en la última década, importantes esfuerzos por apoyar el manejo de los bosques naturales21, orientados principalmente a la generación de instrumentos de apoyo, entre estos: el desarrollo de modelos simplificados para el manejo de coníferas (modelo Centroamericano para el manejo de bosques de coníferas desarrollado e impulsado por PROCAFOR); además del modelo simplificado para bosques latifoliados, elaborado e impulsado por CATIE-CONAP con la elaboración de tablas, curvas y guías de apoyo a la planificación del manejo, capacitación de recurso humano, así como la creación de incentivos de tipo económico (PINFOR, Concesiones forestales, Apoyos Forestales Directos) para el manejo de bosques naturales.

El Programa de incentivos forestales-PINFOR- que entró en vigencia en 1997, incluye dos modalidades para apoyar el manejo de bosques naturales: el manejo de bosques con fines de protección y manejo de bosques con fines de producción. Este Programa ha permitido incrementar el área bajo manejo forestal en los últimos tres años. El 51 por ciento de los bosques naturales incentivados con PINFOR hasta el año 2001, tienen como objetivos inmediatos la protección de la masa boscosa (garantizar la provisión de servicios ambientales) y el 49 por ciento tiene objetivos de producción de bienes maderables.

Las Concesiones Forestales de Petén otorgadas por el Estado a las comunidades y la industria forestal de la región, han contribuido significativamente a incrementar el área bajo manejo forestal en el país

Figura 5. Bosques Naturales bajo manejo forestal durante el periodo de 1999-2003

En la figura 5 el área que se muestra bajo manejo con Licencias corresponde solamente a bosques sometidos a planes de manejo con una duración mayor o igual a tres años.

Es importante señalar que en Guatemala ha habido avances significativos tendientes al buen manejo de los bosques latifoliados y que el proceso de certificación forestal ha contribuido sustancialmente en este proceso. El 78 por ciento del total de área concesionada al año 2002 cuenta con certificación forestal avalada por el Forest Sterwardship Council (FSC), y el resto esta en proceso de obtener la certificación. Esta situación coloca a Guatemala a la vanguardia de los bosques certificados en Centro América (Anexo 1).

A finales del 2002 entró en operaciones de campo el Programa Piloto de Apoyos Forestales Directos -PPAFD-, como parte del Programa de Apoyo a la Reconversión Productiva Alimentaria, impulsada por el Ministerio de Agricultura Ganadería y Alimentación, a través del cual el Estado otorga incentivo económicos (US$55/ha durante 5 años) al manejo de bosques con fines de protección. En el marco del PPAFD se incorporaron en el año 2002, un total de 10 000 hectáreas de bosques naturales.

Las estadísticas tanto del INAB como del CONAP no muestran con claridad una tendencia definida en torno a los bosques que se someten anualmente a un régimen de manejo forestal “sostenible”. El área bajo manejo se incrementó significativamente a partir de 1999 con el otorgamiento de las concesiones forestales de Petén , las cuales hoy representan la mayor superficie de los bosques naturales bajo algún tipo de manejo y concentran la mayor cantidad de bosque latifoliado. En el caso de los bosques de coníferas y mixtos el manejo se concentra principalmente en las regiones I (Guatemala), II (Las Verapáces) y IV (Sur-oriente) y en conjunto representan el 80 por ciento de los bosques manejados bajo la administración de INAB.

El Estado a través del Programa de Incentivos Forestales ha incorporado al manejo forestal sostenible de 1998 al 2002 un total de 29 256 hectáreas (Base de datos del PINFOR 2003), lo que representa una tasa de 7 314 ha por año. De mantener esa tendencia se estima que al año 2017 a través del PINFOR se habrán incorporado al manejo forestal sostenible por lo menos 150 000 hectáreas de bosque natural, que vendrán a sumarse a las 500 000 hectáreas de concesiones forestales de Petén que ya están bajo manejo y las 50 000 hectáreas que tienen como meta para los próximos cinco años el Programa de Apoyos Forestales Directos.

3.2.5 Plantaciones forestales

En Guatemala las plantaciones se han venido fomentando desde 1976 a través de diferentes programas y/o proyectos y como producto de esos programas diseñados e implementados por las distintas instituciones, INAFOR (1,974-1,988), DIGEBOS (1,988-1997) y a partir de 1997 por INAB, en un periodo de 25 años se estima que se han plantado aproximadamente 71 mil hectáreas; sin considerar las plantaciones de hule (Hevea brasilensis) que sobrepasan las 50 mil hectáreas. Los alcances que han tenido los diferentes programas de reforestación se muestran en la figura 6.

El Programa de Incentivos Fiscales, ha sido el de mayor permanencia con más de 20 años; sin embargo, con éste Programa solamente se logró plantar alrededor de 20,000 hectáreas, lo cual contrasta con lo alcanzado por el actual Programa de Incentivos Forestales –PINFOR-, que en sus primeros cinco años ha rebasado lo logrado por los otros programas, lo cual muestra la efectividad de este instrumento de política.

EL PINFOR desde sus inicios en 1997 ha generado una dinámica en torno al establecimiento de plantaciones forestales alcanzando a establecer al año 2002 un total de 33 900 hectáreas que representan una tasa promedio de 5 600 ha/año, duplicando la máxima tasa anual alcanzada por Programas de reforestación anteriores.

La tendencia también puede ser influenciada por algunos cambios en los factores sociales o ambientales que pueden generar modificaciones a corto plazo en las actividades inherentes al establecimiento de plantaciones forestales o pueden desplazar el ritmo de plantación hacia una línea de tendencia diferente. Así por ejemplo, si las plantaciones se convierten en una opción viable para los proyectos conexos con la retención de carbono, puede despertar mayor interés en otros sectores (caficultores, azucareros) por los beneficios adicionales por fijación de carbono. Otra opción puede ser el desarrollo de mercados nacionales de servicios ambientales por el vínculo hidrológico forestal.

Figura 6 Superficie reforestada, promedio quinquenal, con programas de INAFOR, DIGEBOS e INAB, desde 1976 al 2003.

Fuente: INAB (2,003).

3.3 Producción de bienes forestal y servicios ambientales

3.3.1 Productos forestales maderables

En Guatemala el principal producto extraído de los bosques sigue siendo la madera (con fines industriales o energéticos). Los registros de INAB y CONAP muestran que de la madera que se cosecha anualmente con autorización de éstas instituciones, prácticamente la mitad va para la industria y la otra mitad se destina para consumo energético (figura 7). El volumen promedio de la madera cosechada de 1999 al 2001 con destino a la industria forestal nacional, fue de 575 000 m3 (anexo 2); a esta cifra hay que sumarle los volúmenes cosechados en forma ilícita (tala ilegal), los cuales según estimaciones realizadas por Arjona (2003) son del 30 al 50 por ciento del volumen cosechado por año; lo que nos da un volumen entre 724 100 a 862 500 m3.

Figura 7 Producción maderable registrada de 1998-2002

Fuente : Registros de INAB y CONAP 1998-2001

En el caso de la leña, el volumen promedio autorizado de 1999 al 2001 fue de 404 837 m3; sin embargo, estimaciones realizadas por Sandoval (FAO, 2002a) señalan que el consumo de leña en 1999 fue de 13,8 millones de m3. Esta situación muestra por un lado que la leña sigue siendo la principal fuente energética para la cocción de alimentos en la gran mayoría de familias guatemaltecas, principalmente del área rural; y por otro lado muestra que existe poco control de las instituciones de la administración forestal pública sobre la madera destinada para leña en el país.

Del total de madera que se procesa en la industria, el 68 por ciento se destina a madera aserrada, 14 por ciento a madera elaborada, 8,6 por ciento a chapas terciadas y aglomeradas y un 9,4 por ciento a manufacturas varias. Se estima que cerca del 70 por ciento de la madera que se procesa proviene de bosques naturales de coníferas.

Los principales productos de exportación durante los últimos 3 años han sido: la madera aserrada, los muebles de madera, las piezas para construcciones, los asientos y la madera contrachapada, chapada y estratificada, madera densificada, tableros de partículas (INAB, boletín de estadísticas 1999, 2000, 2001).

La capacidad productiva de los bosques naturales varía en función de los tipos de bosques, es decir si se trata de bosques latifoliado o bien de coníferas o mixtos. Datos del inventario nacional (INAB-FAO 2004), muestran que el volumen promedio de madera para aserrío (diámetro > 20 cm) de los bosques naturales, varía de 28.72 a 47.4 en metros cúbicos por hectáreas (cuadro 2).

Según cifras del inventario forestal nacional, el volumen potencial comercial a nivel nacional para árboles mayores de 20 centímetros de diámetro a la altura del pecho (dap) para 31 especies latifoliadas, esta alrededor de 39 249 847 m3, y para las coníferas se ha estimado en 21 855 003 m3. Cabe señalar que las especies latifoliadas se distribuyen en un área mucho mayor y poseen un menor volumen por hectárea que las coníferas.

Cuadro 2 Potencial productivo de los bosques naturales.

Tipo de bosque

Volumen promedio para troza m3/ha

dap* > 20cm

Volumen promedio para subproductos leña y poste (m3/ha)

dap >20 cm

Volumen promedio leña y poste (m3/ha)

dap < 20 cm

Latifoliado (31 especies seleccionada)

28.72

54.4

48.3

Conífera

37.5

53

14.8

Mixto

47.4

43.2

16.1

dap=diámetro a la altura del pecho (1.3 m)

Fuente: datos del inventario nacional (INAB-FAO 2004)

3.3.2 Productos forestales no maderables

Entre los productos no maderables, los que presentan mayor relevancia en función de los ingresos que generan son: el chicle (Manilkara achras) ; el xate (Chamaedorea sp) y la pimienta gorda (Pimienta dioca). Se mantiene la tendencia histórica de ser éstos los principales productos no maderables; y si bien en los últimos diez años han surgido nuevos productos, éstos presentan valores poco significativos en relación a los anteriores.

Estimaciones realizadas por Ortiz (CATIE/CONAP, 2000) relacionadas con el comercio de productos no maderables provenientes de áreas protegidas de Peten, muestran que en el período de 1996 a 1998, el xate aportó en promedio 660 000 US$/año; el chicle 308 942 US$/año y la pimienta 11 518 US$/año.

En el cuadro 3, se presentan la producción obtenida de los principales bienes no maderables de 1998 a1 2001.

Cuadro 3. Productos no maderables extraídos en el período 1998-2001

Tipo de producto

Unidades

1998

1999

2000

2001

Semillas Forestales*

Kilogramos

418

571

1213

1200

Resina de pino

Quintales

160

607

Sin datos

Sin datos

Xate (millones)

Libras

5.9

6.8

5.2

4.2

Chicle (miles)

Quintales

4.5

1.2

1.7

3.0

Pimienta

Quintales

730

Sin datos

5,092

8,085

Copal (miles)

Libras

Sin datos

Sin datos

1

68.6

Izote (miles)

Número de plantas

112

Sin datos

30

95

Fuente: elaboración propia con base a estadísticas de CONAP. *Estadísticas de INAB

3.3.3 Servicios ambientales

La producción forestal y los servicios ambientales en Guatemala, han seguido un curso distinto, toda vez que los servicios ambientales constituyen un tema de reciente inclusión en nuestro medio y que requiere en el caso de los servicios ambientales una discusión abierta y amplia con todos los sectores involucrados de la sociedad, a fin de que se constituya en un mecanismo del Estado para encontrar los aliados necesarios y reducir los niveles de conflictividad con respecto a la mejor utilización de los recursos naturales.

La gestión de los servicios ambientales vinculados al bosque, principalmente los relacionados con la provisión de agua, cobran cada vez mayor importancia por los conflictos generados entre las comunidades beneficiarias de los servicios y los propietarios o poseedores de los bosques, llegando a ser en muchos casos una fuente de conflictos sociales. Esta situación hace prever la necesidad de que el Estado desarrolle e implemente en el mediano plazo una política de pago por servicios ambientales.

El interés del Estado por reconocer y compensar económicamente a los poseedores de bosques por los servicios ambientales que éstos prestan a la sociedad, se ha incrementado en los últimos cinco años, y a través de diferentes programas y proyectos implementan instrumentos y mecanismos para compensar la producción de servicios ambientales provenientes de recursos naturales, entre estos: a) el Programa de Incentivos Forestales a través de sus dos componentes de manejo de bosques y de manera más directa a través del componente de manejo de bosques con fines de protección; b) el Programa de Apoyo a la Reconversión Productiva, Proyecto Piloto de Apoyos Forestales Directos -PPAFD- por medio del cual se hizo efectivo el pago en el 2002 por servicios ambientales generados en 10 000 hectáreas de bosques naturales en áreas estratégicas para la captación hídrica en altiplano del país.

Además están en proceso de implementación otros Proyectos como el de Manejo Integrado de los Recursos Naturales del Altiplano –MIRNA- que contemplan un componente de compensación por servicios ambientales.

Lo anterior hace suponer que habrá un creciente interés por incorporar bosques naturales a manejo con un enfoque de mantener y/o mejorar los servicios ambientales que éstos prestan. De hecho el 51 por ciento de los bosques naturales incentivados con PINFOR hasta el año 2001, tienen como objetivos inmediatos la protección de la masa boscosa (garantizar la provisión de servicios ambientales) y el 49 por ciento tiene objetivos de producción de bienes maderables.

Esto muestra la importancia que el tema ha cobrado; sin embargo es necesario revisar la forma en que están estructurados esos mecanismos de compensación (contemplan un pago directo por hectárea durante 5 años), porque queda en duda la sostenibilidad del mecanismo a partir del quinto año de compensación.

En Guatemala es aún escasa la información sobre valoración de los servicios ambientales vinculados a los bosques. Una primera aproximación del valor económico producido por el Sistema Guatemalteco de Áreas Protegidas (CATIE-CONAP, 2000), muestra que este valor para el año 1998 ascendió aproximadamente a 250 millones US$. Los rubros contabilizados incluyeron: bienes maderables y no maderables, producción agropecuaria, turismo, regulación de caudales, protección del suelo, sumideros de carbono, entre los más importantes.

3.4 Mercado y comercio de productos forestales

3.2.4. Mercado nacional

Cerca del 90 por ciento del total de madera que se cosecha cada año tiene como destino el mercado interno y solamente un diez por ciento se exporta; es conocido que la mayor parte de la madera cosechada, es utilizada para uso doméstico como leña principalmente (PAFG-IARNA. 2002), y el resto se destina esencialmente a la industria de primera transformación (aserrío).

En cuanto a la demanda nacional de productos forestales, ésta es poco exigente; el público no tiene un conocimiento adecuado acerca de los usos de madera, lo cual se refleja en la producción de baja calidad y la desarticulación con la industria de transformación secundaria.

Aunque existe poca información estadística del mercado interno, lo que limita realizar una análisis de su evolución; el mercado nacional de muebles, se abastece de los pequeños carpinteros y de la importación, los cuales se han incrementado considerablemente en los últimos años reportado un incremento de 20.3 por ciento de 1994 a 1999 (INAB-CATIE, 2000).

La falta de información sobre el mercado de productos forestales es general y resulta en falta de transparencia y coordinación en el mercado interno, falta de integración de información a nivel nacional para la planificación estratégica y falta de datos específicos a nivel de producto en el comercio exterior por las clasificaciones generales del Sistema Arancelario Centroamericano –SAC-.

Muchas empresas operan en mercados tradicionales o de baja calidad y bajo valor agregado (como el mercado interno y El Salvador), y no utiliza información estratégica para detectar oportunidades de aumentar ganancias con nuevos productos, en nuevos mercados o combinaciones de estos. Esto significa que la empresa no moderniza y produce poco valor agregado, logrando poca ganancia. (MAGA/PAFG, 2003b).

El carácter del mercado interno es en parte formal, pero parte importante es también informal y no se registra en estadísticas. Esto incluye el comercio ilícito de madera, y el consumo de uso doméstico (consumo familiar) del cual se desconoce con exactitud su magnitud, aunque según los registros del INAB, el volumen de madera autorizado para consumo familiar en el año 2000 fue de 45 000 m3, pero esto solo refleja una parte de dicho consumo.

En el contexto del mercado interno se observa una creciente penetración de productos importados principalmente de Estados Unidos, México y del Cono Sur de América.

En relación a la oferta de productos forestales, se estima que al 2003 existe un potencial maderable total del orden de 2.1 millones de metros cúbicos, producto de la acumulación que se tiene en los distintos programas de reforestación existentes a esta fecha; de ese volumen, hay alrededor de 583 000 m3 de madera delgada que oscila entre 10 y 20 cm de diámetro (N+1 Internacional, 2002).

3.4.2. Mercado internacional

El mercado externo para Guatemala básicamente está definido por el tamaño de las importaciones y exportaciones, y las tendencias en las mismas (anexos 2 y 3 ).

El volumen de las exportaciones registradas en el 2000, excluyendo papel y cartón fue de 46,2 miles de TM por un monto de US $30 millones; mientras que la importación registrada para ese mismo año, excluyendo papel y cartón fue de 28,0 miles de TM (US$6.7 millones); en el año 2001 las exportaciones en éstos mismos rubros fueron de 69,8 miles de TM (US$31.9 millones) y las importaciones fueron de 35,5 TM que representó US$7,9 millones como se muestra en los anexo 3 y 4 (MAGA/PAFG, 2003b).

El principal mercado externo para los productos de la industria primaria lo constituyen El Salvador, Estados Unidos, Honduras y México. En el año 2001 el 39 por ciento de las exportaciones de productos forestales fueron a El Salvador; 27 por ciento a Estados Unidos de América; 10.7 por ciento hacia República Dominicana; siete por ciento a Honduras y seis por ciento a México (anexo 5); mientras que el mercado de la Unión Europea parece ser un mercado demasiado difícil de penetrar para la exportación nacional.

El principal producto de exportación sigue siendo la madera aserrada. El grupo de madera aserrada y elaborada3 experimentó en el 2001 un incremento de 78 por ciento en valor y 61 por ciento en volumen, (MAGA/PAFG, 2003b). A nivel internacional el país se enfrenta a la problemática de que muchos productos nacionales no pueden competir en calidad y eficiencia de costos, o no cumplen los requisitos en regulaciones.

Según Glaudemans, (MAGA/PAFG, 2003b), el comercio exterior de productos forestales es dominado por la re-exportación de los productos de papel y cartón importados; generalmente se exporta productos madereros de bajo valor agregado (productos de la transformación primaria), donde la madera representa el mayor aporte, (madera aserrada/elaborada), siendo la exportación de muebles la excepción más notable

Según el estudio realizado sobre el comercio exterior de Guatemala, (MAGA/PAFG, 2003b), durante el periodo de 1994 a 2001, el comercio exterior del sector forestal aportó un excedente importante, especialmente por el rubro de madera, con un porcentaje aproximado del 25 por ciento(solamente superado por la exportación de papel y cartón). El destino de dicha producción se ubica en alrededor de 33 países, alrededor del mundo, siendo El Salvador, México, Estados Unidos de Norteamérica y República Dominicana a donde se dirige la mayor cantidad de la producción nacional.

En relación a los productos forestales no maderables, los principales demandantes se encuentran en la región de la Unión Europea, Estados Unidos y Japón. Un estudio realizado en Colombia sobre mercados para productos naturales no maderables (Ottens, 1998), ha identificado grupos de productos asociados con a) aceites esenciales y oleoresinas; b) gomas y resinas; c) colorantes, pigmentos y tintes naturales; e) epecias y hierbas; d) pantas medicinales; e identifica el mercado de la Unión Europea, como el más importante para este tipo de productos.

3.5. Mercado de servicios ambientales

El mercado de servicios ambientales es por ahora muy débil debido a que no se tiene suficiente información sobre los costos por el pago del servicio. A pesar de esfuerzos realizados por el PAFG en el año 2,000, en la conformación de un grupo interinstitucional para abordar el tema se tuvieron algunos avances, pero el trabajo desarrollado hasta el momento se presenta de forma fragmentaria e individual. En consecuencia, se tienen algunos estudios sobre la forma de valor el servicio que presta el agua, en diversos ámbitos como las cuencas y algunas regiones como en el departamento de Alta Verapaz y una propuesta de Ley para valorar los Servicios Ambientales en Guatemala. El problema radica en la falta de propuestas como nación y se visualiza la falta de interés político en los gobiernos para impulsar acciones para valorar económicamente los servicios ambientales.

Si bien no hay un mercado definido para los servicios ambientales, existen instrumentos de política que de alguna manera reconocen el valor de los servicios ambientales y se han constituido en mecanismos de compensación; entre éstos cabe mencionar al Programa de Incentivos Forestales (PINFOR) que incluye entre sus justificaciones el reconocimiento de la generación de servicios ambientales y que tiene la modalidad del pago por manejo de bosques con fines de protección y mantenimiento de los servicios ambientales; otro instrumento es el Programa Piloto de Apoyos Forestales Directos a través del cual el Estado reconoce y compensa a los dueños de bosques de las partes altas de las cuencas del altiplano central por los servicios ambientales que los bosques prestan. Otras iniciativas de intervención más especificas, sobre el pago a la conservación de la cobertura forestal de zonas de captación y recarga hídrica se estudian en este momento, en base a la ubicación estratégica de estas zonas.

La intervención del Estado en el nivel local también debe partir del conocimiento técnico de los procesos de que se trate. Para ilustrar el punto, cualquier intervención del Estado en el arbitraje en la conflictividad del uso del agua debe partir del conocimiento especifico. Por ejemplo, se sabe que la eliminación de la cobertura forestal de la Sierra de las Minas incrementaría las crecidas en la época lluviosa hasta en un 60%, aumentando la vulnerabilidad a los desastres por deslizamientos e inundaciones; y reduciría los caudales entre un 10 a 20 por ciento en los meses secos, agudizando los problemas de sequía, ya propios de la zona del valle del Motagua (FIPA, 2002a).

3.6 Balanza comercial del sector forestal

El estudio sobre comercio exterior de productos forestales de Guatemala, realizado por (MAGA/PAFG, 2003b) para el período de 1994-2001, determinó que la balanza comercial es deficitaria en todos los años del período de análisis (figura 8). En ese sentido es necesario aclarar que el principal monto de las importaciones ocurre en el rubro de papel y cartón. Además, dentro del mismo rubro de papel y cartón, se incluye la importación de material de empaque para otros productos no forestales, como banano, que será reexportado después; no obstante, no se registra estas exportaciones en el rubro papel, sino en el rubro de los productos empacados.

Según las estadísticas del (INAB, 2001) y del BANGUAT, Guatemala en el año 2001 comercializó productos forestales (exportando o importando) con más de 83 países por un monto total de US$ 41 millones de exportación y US$ 364 en importación; lo que da una balanza comercial negativa por US$ -323 millones.

Figura 8 Balanza comercial de productos forestales de Guatemala, 1994-2000

Fuente: MAGA-PAFG 2,003 basado en estadísticas del BANGUAT

Según Glaudemans (MAGA/PAFG, 2003b), es posible que el déficit en la balanza comercial del sector forestal en Guatemala, se encuentre sobrestimado, puesto que el tamaño del rubro “papel” domina y a su vez esconde las cifras comerciales del conjunto de productos forestales. De esa manera, al analizar la balanza comercial de los rubros de madera, pulpa y muebles, sin la distorsión que provoca el rubro papel y cartón, se determinan que esta ha sido positiva para el período analizado (anexos 3 y 4). Se destaca el hecho que el valor de las exportaciones del subgrupo madera y muebles muestran una tendencia creciente de un 53 por ciento desde 1994 al año 2001.

3.7 PIB Silvícola

La participación de la silvicultura en el PIB nacional hasta ahora ha sido marginal, sin embargo, en los últimos años muestra una tendencia de crecimiento que hace diferencia de lo que se observa en el sector agropecuario y más aún en el sector agrícola que en el año 2001 presentó un crecimiento negativo (figura 9).

Figura 9. Tasa de crecimiento del PIB, agropecuario, agrícola y de silvicultura

Fuente: Elaboración propia con base a datos del BANGUAT

La dinámica que ha adquirido el sector forestal a raíz de la implementación del Programa de Incentivos Forestales y de iniciativas como el desarrollo de Clusters Forestales y las expectativas por una modernización de la industria primaria y secundaria, hacen suponer que se mantenga una tendencia de crecimiento positivo en el aporte de la silvicultura al PIB nacional, el que se incrementará en la medida que las plantaciones entren a la producción forestal y se logre que más bosques naturales se incorporen a la actividad productiva y una mayor penetración en los mercados internacionales con productos de alto valor agregado.

3.8 Aspectos sociales del sector forestal

3.8.1. Descentralización y participación

La etapa de construcción de la Paz está marcada por fuertes demandas para aumentar la participación ciudadana en la toma de decisiones sobre el desarrollo. Los grupos interesados en y afectados por la conservación de los recursos naturales no escapan a esta tendencia. Organizaciones no gubernamentales, organizaciones locales de usuarios, asociaciones gremiales, alcaldías exigen espacios y diseños institucionales para participar en la toma de decisiones y en la ejecución de las acciones de manejo y conservación (CONAP, 1999).

Existe un interés creciente de los actores del Sector forestal por una mayor participación activa, lo cual demanda ajustes de las instituciones del Estado responsables de la administración Forestal para proporcionar esos espacios de participación en foros temáticos, Mesas de Concertación, Oficinas Forestales municipales, o a nivel de la dirección de las instituciones. De hecho la estructura administrativa del INAB tiene en su más alto nivel (Junta Directiva) a organizaciones de la sociedad civil, Universidades, ONG´s ambientalistas, Gremial Forestal, municipalidades. Esta situación otorga una mayor participación a los actores del sector forestal, en la toma de decisiones en la implementación de las políticas forestales.

Algunos instrumentos de la Política Forestal como el PINFOR han permitido la participación de diferentes actores que históricamente han estado aislados de los incentivos en Programas desarrollados anteriormente, como en el caso de cooperativas y organizaciones comunitarias (figura 10). Esto también muestra que existe un interés creciente en diferentes actores por participar en actividades forestales.

Figura 10. Distribución de la inversión de incentivos según tipo de beneficiario

Uno de los instrumentos de Política Forestal que ha dado oportunidad de participación a comunidades locales ha sido el proceso de Concesiones Forestales de Petén; a través del cual el Estado otorgo al año 2002 un total de 380 682 hectáreas a doce grupos comunitarios organizados.

Otro de los mecanismos de participación y descentralización que el Estado a fomentado en los últimos años y que son producto de los Acuerdos de Paz, es el proceso de administración forestal municipal. Al año 2002 se ha logrado el funcionamiento de 102 Oficinas Forestales Municipales que representan el 33 por ciento del total de municipalidades del país. Los Acuerdos de Paz en el acuerdo sobre aspectos socioeconómicos y situación agraria: establecen en el tema de la Participación Social; “Para fortalecer esta participación comunitaria, y en congruencia con los Acuerdos ya suscritos, el Gobierno reitera su compromiso de descentralización de la administración pública, cuyo objetivo es movilizar toda la capacidad del Estado en beneficio de la población y establecer con ésta un mejor nivel de relaciones, ello requiere entre otras medidas: Fortalecer los gobiernos municipales y asegurar el efectivo funcionamiento del Sistema de Consejos de Desarrollo”.

3.8.2 Empleo generado

Estimaciones realizadas para el año 1999 indican que la actividad de silvicultura e industria forestal generó un total de 36 878 empleos directos, que equivale al 1.05 por ciento de la población económicamente activa para ese año (MAGA/PAFG, 2000a). En el sector forestal la mayor generación de empleo lo representa la industria forestal.

El empleo generado por la actividad forestal depende fundamentalmente del grado de procesamiento que se le de a la madera.- Así para el caso de las concesiones forestales, el total de jornales generados por metro cúbico varía de 1.4 jornales /m3 para la madera en rollo hasta 9.2 jornales /m3 para la madera dimensionada y 13.4 jornales/m3 para el producto final (Imbach, A.; Gálvez J. 1999).

La ejecución del PINFOR ha generado de 1998 al 2001 aproximadamente 3.2 millones de jornales que equivalen a unos 12 000 empleos plenos directos (INAB 2001 hoja informativa PINFOR). Otras actividades como la recolección de semilla y la producción de planta en viveros también generan empleos pero las cifras son aún poco significativas (menos de 1000 empleos permanentes). Así también la hechura y recolección de leña se estima que generó en 1999 11 734 200 jornales (PAFG 2000); sin embargo por ser una actividad informal es más una ocupación que un empleo.

Se estima que en Guatemala alrededor de 4.1 millones de guatemaltecos cuentan con empleo y tomando en cuenta que el PIB asciende a los 37.9 mil millones de dólares constantes por año, resulta que en Guatemala hay un empleo por cada 9.2 mil dólares constantes en producción o en otras palabras la producción media en Guatemala es de 9.2 mil dólares constantes; lo que pone de manifiesto por un lado que nuestra productividad es muy baja pero por otro lado indica una alta capacidad en la generación de puestos de trabajo, siendo que un dado aumento en la producción responde con una mayor generación de empleos (Hernández F, 2002).

Otro efecto positivo es que los salarios promedio de la actividad silvícola e industria forestal, son mayores a los de otras áreas del sector agropecuario, lo cual representa mayores ingresos para los pobladores vinculados a la actividad forestal.

3.9 Conclusiones de la situación actual y tendencias del sector forestal.

La situación de los recursos forestales muestra que los avances que se han dado en el sector forestal en la última década, han estado entorno a la implementación de mecanismos para incentivar el establecimiento de plantaciones forestales y el manejo del bosque natural; donde sobresale el Programa de Incentivos Forestales, y el marco institucional generado con la actual Ley Forestal (Decreto 101-96); que ha creado mayores espacios de participación para los actores del sector forestal.

Existe una tendencia a una mayor participación social en el sector forestal, toda vez que se observa mayor interés en la administración forestal a nivel nacional y local, prueba de ello son los procesos de Concesiones Forestales en Petén y el surgimiento de un mayor número de organizaciones de productores forestales; así como la existencia de foros de discusión y análisis como la Mesa de Concertación y Política Forestal de las Verapaces; y el Consejo Nacional de Estándares de Manejo Forestal Sostenible para Guatemala.

La producción forestal mantiene como principales productos para la exportación la madera, muebles de madera y manufacturas varias; el sub rubro madera aserrada/elaborada, se ha constituido como el principal aportador al valor de la exportación a partir del 2001.

La mayor cantidad de la producción forestal maderable (más del 80 por ciento) se destina al mercado nacional, el cual es poco exigente en calidad.

Los principales mercados externos para los productos forestales siguen siendo El Salvador, México, E.E.U.U, República Dominicana y Honduras. Los productos forestales no maderables tienen como principales compradores a la Unión Europea, Estados Unidos y Japón. En cuanto a los servicios ambientales, el mercado es por ahora muy débil debido a que no se tiene suficiente información sobre los costos por el pago del servicio. El problema radica en la falta de propuestas como nación y se visualiza la falta de interés político en los gobiernos para impulsar acciones para valorarlos económicamente.

La balanza comercial sigue siendo deficitaria para el país; sin embargo, se observa desde 1994 una tendencia creciente en la exportación en el sub rubro de madera y muebles.

La leña se mantiene como el producto forestal de mayor demanda a nivel nacional, como fuente de energía calórica, para el 65 por ciento de la población, principalmente para la población del área rural y especialmente para usos domésticos.

1 Microfincas = unidades de producción agrícola no mayor de 0.7 hectáreas

2 2. Entiéndase por manejo de bosques naturales, aquellas áreas que cuentan con un plan de actividades de protección, uso, regeneración, mejoramiento de sus recursos forestales; bajo la “tutela” de un servicio forestal, INAB o CONAP.

3 Madera aserrada y elaborada incluye flejes, madera apuntada, aserrada, y madera para pisos (SAC 44.04+44.07+44.09).

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