Página precedente Indice Página siguiente


8 EXAMEN DE LA BIBLIOGRAFÍA


8.1 INTRODUCCIÓN

Este examen abarca un gran número de cuestiones relativas al tabaco en nueve temas: la demanda, la oferta y el comercio de hojas de tabaco, la demanda de cigarrillos, la publicidad de cigarrillos, los impuestos sobre los cigarrillos, los costos sociales de fumar, la importancia económica de la industria tabacalera y los problemas agrícolas relacionados con el control del tabaco. A fin de seleccionar la bibliografía más destacada para el examen, se utilizaron primeramente palabras clave para buscar artículos relativos a los diez temas extraídos de tres grandes bases de datos: Arcola, creada por la biblioteca agrícola nacional del Departamento de Agricultura de los Estados Unidos; la Base de datos nacional sobre el fumar, que mantiene la Oficina sobre el Fumar y la Salud de los Centros para el Control y la Prevención de Enfermedades en los Estados Unidos; y Ecolit (bibliografía económica) disponible en la biblioteca de la Universidad del Estado de Kansas. Posteriormente se examinó la sinopsis y el texto completo de cada estudio identificado y se hizo un resumen de los resultados obtenidos a raíz del estudio examinado. El período de estudio cubierto por este examen comprende de 1985 a 2000, pero se incluyen también algunos estudios importantes realizados antes de 1985.

8.2 LA DEMANDA DE HOJAS DE TABACO

La mayoría del tabaco producido en el mundo no se consume como producto final de consumo, sino que se utiliza para elaborar productos del tabaco. La mayor parte de la utilización del tabaco en el mundo corresponde a la producción de cigarrillos. En los Estados Unidos, por ejemplo, la producción de cigarrillos utilizó el 90 por ciento del total del tabaco consumido en 1996 (USDA, 1996). Entre otros productos figuran el tabaco sin humo y los cigarros.

La demanda de tabaco se deriva fundamentalmente de la demanda de consumo de cigarrillos. Por consiguiente, los factores que influyen en la demanda de cigarrillos afectan también a la demanda de tabaco. Estos factores se analizarán en la sección posterior sobre la demanda de cigarrillos.

Los fabricantes de cigarrillos utilizan tabaco y otros insumos para producir cigarrillos. Una cuestión importante a la hora de identificar los factores que afectan a la demanda de tabaco es si existe una relación sustituible entre el tabaco crudo y otros insumos de producción. Sumner y Alston (1987) estudiaron este tema utilizando una función generalizada de costo de Leontief con datos extraídos de la producción estadounidense de cigarrillos. Sus resultados indicaron que la utilización del tabaco cultivado en los Estados Unidos no era una proporción fija de la producción de cigarrillos. Tanto el tabaco importado como otros insumos fueron sustitutos del tabaco producido en los Estados Unidos. La estimación de la elasticidad de la demanda de tabaco de los Estados Unidos con respecto al precio de la constante de producción fue de -2,3. La elasticidad-precio cruzada de la demanda de tabaco importado en relación con el precio del tabaco de los Estados Unidos fue de 2,0. Según su estudio, la sustitución del tabaco por otros insumos de producción tenía lugar de dos formas distintas: aumentando la proporción de los aditivos a los cigarrillos y reduciendo el desaprovechamiento de tabaco. Estos procesos de sustitución se realizaban a través de nuevas tecnologías de producción en desarrollo. La tecnología de conservación de las hojas había aumentado la capacidad de llenado del tabaco. Otra tecnología permitía también utilizar la hoja entera. Debido a esta sustitución, la cantidad de tabaco utilizada para producir 1 000 cigarrillos había disminuido de 2,70 libras en 1950-54 a 1,70 libras en 1987 (Sumner y Alston, 1987).

El tabaco cultivado en los distintos países o en las distintas regiones de un país varía en el tipo y la calidad. No es un producto homogéneo. La sustitución entre los diferentes tipos de tabaco como el tabaco curado al humo, el burley o el oriental fue investigada por Beghin y Chang (1992). Calcularon una ecuación de participación de cuatro tipos de tabaco derivada de una función de costos trascendental logarítmica que utiliza datos de series cronológicas de la industria manufacturera de cigarrillos en los Estados Unidos. La escasa elasticidad de sustitución calculada a raíz de su estudio supone una capacidad limitada de sustitución entre los cuatro tipos de tabaco utilizados en la producción de cigarrillos en los Estados Unidos. Al igual que en los resultados del estudio de Sumner y Alston, determinaron también que los tabacos nacionales y extranjeros eran sustitutivos, pero el nivel de sustitución en este último estudio fue mucho menor.

Rezitis, Brown y Foster (1998) utilizaron un modelo dinámico para mejorar la elasticidad de la demanda de tabaco de los Estados Unidos por parte de los fabricantes de cigarrillos estadounidenses durante los dos estudios anteriores. Su resultado indicó que la demanda de tabaco estadounidense era más inelástica. Por ejemplo, estimaron que la elasticidad total de precio para el tabaco de Estados Unidos era de -1,46, frente al valor de -2,5 estimado por Sumner y Alston. La elasticidad-precio de la constante de producción para el tabaco curado al humo de los Estados Unidos se estimó cercana al -1,0 por parte de Beghin y Change y de -2,0 por parte de Sumner y Alston, y de sólo el -0,4 por parte de Rezitis, Brown y Foster.

8.3 LA OFERTA DE HOJAS DE TABACO

El tabaco se cultiva en más de 100 países, entre los que figuran unos 80 países en desarrollo. Dada su dureza, el tabaco puede cultivarse en distintas condiciones climáticas y topográficas. El tabaco crece bien en suelos arenosos con baja capacidad de retención de agua. Es tolerante a condiciones de climatología extrema (Jacobs et al., 2000). La producción mundial de tabaco está concentrada geográficamente. Los cuatro países principales, China, los Estados Unidos, la India y Brasil, produjeron casi dos terceras partes, y los veinte países más importantes produjeron más del 90 por ciento de la producción mundial en 1997 (Jacobs et al., 2000).

La producción mundial de tabaco ha aumentado casi un 60 por ciento entre 1975 y 1998. Sin embargo, este incremento no se distribuye uniformemente entre los países productores. Casi todo el crecimiento de la producción procede de los países en desarrollo. Entre 1975 y 1998, la producción en los países desarrollados disminuyó un 31 por ciento, mientras que la producción en los países en desarrollo aumentó un 128 por ciento (Jacobs et al., 2000). El aumento en la producción de tabaco en los países en desarrollo puede atribuirse a varios factores, como por ejemplo el aumento de la demanda de cigarrillos, un mayor rendimiento del tabaco y un incremento de la eficacia y la calidad agrícola del tabaco producido.

8.3.1 Factores que afectan a la oferta de hojas de tabaco

En un mercado competitivo, el suministro de tabaco viene determinado por el precio y los costos de producción del tabaco en relación con sus cultivos competidores. Los precios reales del tabaco han disminuido en la mayoría de países, pero a un ritmo mucho menor que los precios de otros cultivos agrícolas y productos básicos. El tabaco es uno de los cultivos más rentables en muchos países. Por ejemplo, en Zimbabwe, el tabaco es casi siete veces más rentable que el siguiente mejor cultivo (Marvanyika, 1997). En los Estados Unidos, el rendimiento neto de casi 2000 dólares por acre derivado del cultivo de tabaco supera con creces el rendimiento neto de la mayoría del resto de cultivos. El tabaco es un cultivo comercial para muchos agricultores en los países en desarrollo. Así pues, el tabaco ha sido un cultivo que los agricultores de casi todos los países productores prefieren cultivar.

El mercado del tabaco no parece un mercado libre (Coady, Pompelli y Grise, 1991). La intervención gubernamental influye en la producción y el comercio de tabaco en la mayoría de los países productores. En el Cuadro 8.1 se resumen los tipos de programas comerciales y de ayuda interna de los países. En el Cuadro 8.2 se presentan más detalles sobre las políticas de la intervención de ocho de las principales naciones de comercio del tabaco y de la Comunidad Europea para el período 1982-87.

Cuadro 8.1 - Tipos de programas nacionales y comerciales en los países productores y consumidores

PROGRAMAS DE AYUDA

PROGRAMAS COMERCIALES

Sostenimiento de los precios:
Estados Unidos
Comunidad Europea
Japón
Taiwan Provincia de China
Corea, República de
Brasil
Zimbabwe
Argentina
México

Obstáculos arancelarios:
Estados Unidos
Comunidad Europea
Brasil
Corea, República de
Zimbabwe
Canadá
Australia
Bulgaria
China
Checoslovaquia
República Dominicana
Egipto
Guatemala
Honduras
Hungría
India
Indonesia
Jordania
Malasia
México
Nueva Zelandia
Pakistán
Filipinas
Sudáfrica
Taiwan, Provincia de China
Tailandia
Turquía
Uruguay
Zona de la ex URSS
Venezuela
Yugoslavia

Normativas sobre mezclas o contingentes de importación:
Australia
Brasil
China
Checoslovaquia
Finlandia
Honduras
India
Kenya
Malawi
Filipinas
Polonia
Rumania
Senegal
Sudáfrica
República Árabe Siria
Tanzanía
Zimbabwe

Restauración de la comercialización:
Estados Unidos
Comunidad Europea
Japón
Canadá
Australia

Subvenciones a la exportación:
Comunidad Europea
Canadá
Turquía
Corea del Sur

Licencias:
Argentina
Ecuador
Etiopía
Comunidad Europea
Guatemala
Honduras
India
Indonesia
Kenya
México
Pakistán
Paraguay
Sudáfrica
Sudán
Tailandia

Subvenciones a insumos:
Brasil
India
República de Corea
Canadá
Indonesia

Restricción de residuos de plaguicidas:
Comunidad Europea
Estados Unidos

Fuente: Grise, V. N. 1990.

Cuadro 8.2 - Políticas que afectan a la producción y el comercio de tabaco, 1982-87

Instrumentos normativos

Argentina

Brasil

CE-10

India

Japón

Corea, Rep.

Turquía

Estados Unidos

Zimbabwe

Apoyo a los ingresos:


Pago directo

x









Seguro de cosechas


x



x



x


Intervención en los precios:


Impuestos a la exportación

x

x





x



Contingente de mercado








x


Comercio estatal




x

x

x

x



Aranceles

x

x

x





x


Barreras no arancelarias

x

x


x

x

x

x


x

Ayuda a precios internos



x

x



x

x


Ayuda a insumos:


Subvención fertilizantes


x


x



x



Subvención al crédito


x


x



x

x


Subvención combustible


x






x


Subvención riego




x






Mecanización agrícola






x




Infraestructura:


Investigación y extensión


x


x

x


x

x

x

Construcción riego




x






Mejora de tierras





x



x


Control plagas y enferm.






x


x


Mecanización explotación



x







Desarrollo del mercado



x







Toda la economía:


Tipo de cambio

x

x


x



x


x

Electrificación rural




x

x



x


Política fiscal nacional








x


Política regional:


Apoyo a zonas menos favorecidas



x







Promoción estatal, investigación, etc.



x





x


Fuente: Coady, Pompelli y Grise, 1991.

El grado de intervención gubernamental varía considerablemente de un país a otro. En algunos, la intervención del gobierno es generalizada e influye de manera importante en la mayoría de las decisiones sobre producción y comercio. Un nivel elevado de intervención implica en muchas ocasiones subvención interna, barreras al comercio, restricciones legales o impuestos sobre la exportación y la producción agrícolas. En otros países, la intervención gubernamental es mínima y tiene poca o ninguna influencia en la producción y el comercio del tabaco. Sin embargo, resulta difícil evaluar los programas generales de intervención debido a la diversidad y complejidad de estas políticas (Coady, Pompelli, y Grise, 1991).

Jacobs et al. (2000) resumieron las diferencias de las políticas empleadas en los países en desarrollo y en los países desarrollados. Descubrieron que los países en desarrollo tendían a gravar la producción del tabaco, ya que éste era una fuente importante de ingresos de divisas y fiscales. Unos pocos países del África subsahariana dependen especialmente del tabaco y otros productos básicos primarios para la obtención de divisas. Muchos países de ingresos bajos dependen de la recaudación de los impuestos indirectos gravados a las industrias de exportación, ya que en los países menos desarrollados resulta difícil administrar los impuestos sobre los ingresos (Beghin, Foster y Kherallah, 1996, Pena y Norton, 1993). Argentina, Brasil, Turquía y Zimbabwe tienen impuestos a la exportación de productos del tabaco. En algunos países, las juntas centralizadas de comercialización o los monopolios del tabaco compran el tabaco a precios más bajos, lo que de forma implícita grava a los productores de tabaco (Beghin, Foster, y Kherallah, 1996). Los gobiernos de algunos países en desarrollo subvencionan asimismo a los agricultores de tabaco con créditos, electricidad, etc., lo que contrarresta la aplicación de impuestos. Sin embargo, en los últimos años se ha reducido la imposición de contribuciones debido a la reducción de las compras de los monopolios centralizados como consecuencia de las exigencias del GATT/OMC, la transición económica de los antiguos países del bloque del Este y los mandatos del FMI en varios países del Asia oriental (Jacobs et al., 2000). A pesar de la tributación, en la mayoría de los países en desarrollo el tabaco sigue siendo más rentable que las alternativas.

Los gobiernos de los países desarrollados tienden a subvencionar a los agricultores de tabaco. La ordenación de la oferta es un medio normativo de uso muy extendido para la producción de tabaco. Sin embargo, la actividad de ordenación de la oferta es distinta según los países. En los Estados Unidos y Australia, los componentes básicos de la ordenación de la oferta son el sostenimiento de los precios, la restricción de la producción a través de una cuota de producción y la restricción a la importación a través de medidas arancelarias y no arancelarias (Zhang y Husten, 1998). En la Unión Europea, los aspectos principales del tabaco en rama son los precios garantizados a los productores, la prima a los compradores, las subvenciones a la exportación y las salvaguardias para proteger el mercado europeo. El control de la producción también se aplica en caso necesario (Grise, 1990). La política del tabaco en los países desarrollados se ha traducido en precios del tabaco más altos y estables, excepto en la medida en que la producción esté restringida mediante cuotas. La cuota de producción ha reducido de forma efectiva la producción de tabaco en esos países. Eliminar las cuotas de producción llevaría a un incremento de la oferta de tabaco en esos países.

Calcular la elasticidad de la oferta de tabaco resulta complicado debido a las intervenciones gubernamentales en la producción y el comercio de tabaco. En virtud del sistema de cuotas de producción en los Estados Unidos, se estimó una elasticidad de la producción de tabaco con respecto al costo marginal de 0,25 (Goodwin y Sumner, 1992). La elasticidad de la oferta de tabaco sin cuotas de producción se estimó en 7,0 (Fulginiti y Perrin, 1993). La elasticidad de la oferta de tabaco debería ser bastante amplia, sobre todo a largo plazo, puesto que el tabaco emplea una pequeña proporción de las tierras arables del mundo, así como de un país, y el rendimiento neto del cultivo de tabaco es varias veces mayor que el del cultivo de los siguientes mejores cultivos alternativos en muchos países.

8.4 EL COMERCIO DE LA HOJA DE TABACO

El tabaco se comercializa en el mercado mundial por tres motivos principales: (1) algunos países no producen tabaco, producen muy poco, o no producen un determinado tipo de tabaco; (2) algunos países no producen tabaco de calidad suficientemente alta o tabaco suficiente para satisfacer la demanda interna; y (3) los precios varían para determinados tipos y calidades con diferentes combinaciones de la demanda de productos (Grise, 1990).

En 1997 casi una quinta parte de la producción mundial de tabaco se comercializó en el mercado mundial. La proporción de la exportación en relación con la producción para cada país varía de cero a tres cuartos (Jacobs et al., 2000). Un país puede ser tanto exportador como importador de tabaco en ramas, ya que los tabacos producidos en los distintos países no son homogéneos. Por ejemplo, en 1997 España exportó casi la mitad de su producción de tabaco e importó a su vez 1,3 veces lo que produjo.

8.4.1 Las barreras comerciales

El comercio mundial de tabaco se ha visto entorpecido por barreras arancelarias y no arancelarias. Muchos países, entre los que figuran países desarrollados como los Estados Unidos y la Comunidad Europea, y países en desarrollo como China, la India y Zimbabwe, aplican aranceles altos a los productos del tabaco y al tabaco crudo importados (Cuadro 8.1 y Cuadro 8.2). Entre las barreras no arancelarias empleadas para limitar las importaciones figuran requisitos de licencia, listas restringidas de productos, control de cambios, normativas sobre mezclas (que regulan el porcentaje de tabaco cultivado en el país exigido en los productos manufacturados) y restricciones de cuotas. El modelo de comercio también está distorsionado por las promociones de las exportaciones a través de acuerdos bilaterales, el comercio en condiciones de concesión, las subvenciones a la exportación y otras intervenciones gubernamentales en la producción interna (Grise, 1990).

8.4.2 La repercusión de la liberalización del comercio

La liberalización del comercio, definida como la eliminación de las barreras arancelarias y no arancelarias y de los programas nacionales como el control de la oferta, los programas de sostenimiento de los precios y otros programas que modifican las decisiones de producción, afectaría a la producción, el consumo y el comercio mundial de tabaco. Grise (1990) analizó la repercusión de la liberalización del tabaco sobre los precios, la producción, el consumo y el comercio de este producto.

Las comparaciones de precios entre los distintos países de tabaco del mismo tipo señalan que los precios se han visto alterados de forma considerable por las restricciones comerciales y la política interna sobre el tabaco en los principales países productores y consumidores. Así pues, la liberalización del comercio supondría un cambio del precio del tabaco en el mercado mundial. Los Estados Unidos han proporcionado un marco de precios en el mercado mundial debido a su cuota relativamente amplia en ese mercado. El precio del tabaco cultivado en los Estados Unidos es considerablemente mayor que el de otros exportadores importantes del mercado mundial. La eliminación del programa sobre el tabaco reduciría el precio en los Estados Unidos en un 20-30 por ciento (Zhang, Husten y Giovino, 2000). Por consiguiente, el precio del tabaco tanto en los Estados Unidos como en los mercados mundiales disminuiría si se liberalizase el comercio. No obstante, resultaría difícil calcular cuánto se reduciría el precio mundial. Si bien un análisis de las diferencias de precios entre los países podría ofrecernos algunas pistas, éste no tiene en cuenta el hecho de que el tabaco cultivado en los distintos países no es un producto homogéneo y que el costo del transporte desde los distintos países a su destino también variaría. Sin embargo, las grandes diferencias en los precios, derivadas de las diferentes demandas de los distintos tipos y calidades de tabaco, seguirían existiendo.

¿Cuánto aumentaría o disminuiría el consumo mundial en un entorno político liberalizado? Los precios más altos que se mantienen en virtud de las políticas actuales, junto con la elaboración de programas de sostenimiento y restricciones a la importación, limitan los tipos y calidades de tabaco disponibles y frenan el consumo. Así pues, la liberalización del comercio incrementaría el consumo de tabaco. Sin embargo, este efecto sería de poca envergadura por dos razones principales. En primer lugar, la reducción del precio del tabaco tendría una repercusión mínima sobre el precio de los cigarrillos, ya que el tabaco sólo representa un pequeño porcentaje del valor al por menor de los cigarrillos. Si tenemos en cuenta la estructura monopolista u oligopolística de la industria tabacalera en muchos países, la bajada del precio de la hoja de tabaco podría no tener consecuencias importantes en el precio al por menor de los cigarrillos y, puesto que la demanda de productos de tabaco es inelástica, cualquier repercusión sobre el consumo de cigarrillos podría ser en realidad muy pequeña.

Sería probable que la liberalización del comercio tuviese un efecto importante en las modalidades de comercialización. Se reducirían los precios del tabaco y aumentaría el consumo. Los precios internos al productor en los países importadores y exportadores con un sostenimiento de los precios se reducirían al eliminar esas políticas. La producción en los países importadores descendería, mientras que su demanda aumentaría en respuesta al descenso de los precios. Las corrientes comerciales se expandirían, con el incremento de la producción en los países con bajos costos de producción en sustitución de la pérdida de producción en los países con altos costos de producción. Probablemente los Estados Unidos, Brasil y Zimbabwe aumentarían sus exportaciones de forma notable, mientras que los países de la CE, Australia y Canadá importarían más tabaco. Además, los países de Asia oriental que ya han estado liberalizando sus programas comerciales, por ejemplo, registrarían un incremento ulterior de las importaciones. Sería previsible un aumento del volumen de comercio. Con las diferencias actuales en los costos de producción entre un país y otro, la liberalización total del comercio supondría un aumento del comercio rebasando en un 50 por ciento la producción mundial (Grise, 1990). Los consumidores obtendrían medidas tradicionales de bienestar. Sin embargo, el aumento del consumo de tabaco aumentaría también las enfermedades y muertes relacionadas con fumar. Los colectivos de salud pública han expresado su preocupación ante los posibles efectos de la liberalización del comercio en la salud mundial, sobre todo el efecto en los países en desarrollo (Yach y Mackay, 1996), presentando así un dilema para los responsables de la formulación de políticas. En los Estados Unidos, por ejemplo, se ha planteado la cuestión de si existe un conflicto político entre el objetivo comercial de promoción de las exportaciones de cigarrillos y el objetivo sanitario de reducción del consumo interno de tabaco y la participación en el movimiento internacional destinado a combatir el hábito de fumar (GAO, 1992).

Ningún estudio calcula de forma cuantitativa la repercusión de la liberalización del comercio en la producción, el consumo y el comercio mundial. Los estudios disponibles sobre el efecto de la liberalización del comercio se han centrado en una política específica, como la reducción de los aranceles a la importación o la imposición de un requisito de contenido nacional en un país como los Estados Unidos (Beghin y Chang, 1992; Beghin y Hu, 1995). Los modelos relativos a varios países y a varios productos que se utilizan para calcular la repercusión de la liberalización del comercio en las corrientes comerciales en los Estados Unidos han incluido el tabaco, pero estos modelos asumen de forma implícita que el tabaco producido en los distintos países es un producto homogéneo (Roningen y Dixit, 1989). Estos modelos pasan por alto la política de ordenación de la oferta en la producción de tabaco de los Estados Unidos, las corrientes del comercio de tabaco en ambos sentidos y el vínculo progresivo del tabaco y la producción de cigarrillos (Beghin y Chang, 1992). Se necesitan estudios cuantitativos que evalúen los efectos de la liberalización del comercio en la producción, el consumo y el comercio mundial de tabaco.

El dictamen del consejo del GATT en el conflicto entre los Estados Unidos y Tailandia sobre el comercio de cigarrillos ha presentado un nuevo ejemplo del desacuerdo entre las políticas sanitarias y comerciales en el contexto internacional. Para proteger su situación de monopolio, el gobierno tailandés prohibió las importaciones de cigarrillos casi en su totalidad. Además, desde 1989 el monopolio del gobierno interrumpió completamente su propia promoción y publicidad de cigarrillos. En respuesta a la petición de la Asociación de Exportación de los Estados Unidos, el representante comercial de este país presentó una denuncia ante el GATT sobre la prohibición a la importación de cigarrillos estadounidenses. El consejo del GATT resolvió que una prohibición de las importaciones era una violación del tratado internacional del comercio. Sin embargo, el consejo defendió el derecho del gobierno tailandés a restringir el suministro global de cigarrillos mediante la utilización de diversas políticas que incluyen impuestos elevados sobre los cigarrillos y prohibiciones de publicidad. El Consejo del GATT señaló que las naciones miembros podían utilizar distintas políticas de protección de la salud siempre y cuando se aplicasen uniformemente a los productos nacionales y extranjeros. Asimismo, el consejo concluyó que las políticas como la prohibición de la publicidad, que dificultaba a nuevas empresas extranjeras competir con las empresas nacionales existentes, estaban justificadas conforme al GATT, ya que la publicidad podía incrementar la demanda de cigarrillos, en especial entre los jóvenes (Chaloupka y Laixuthai, 1996).

8.5 LA DEMANDA DE CIGARRILLOS

La configuración de modelos de la demanda de cigarrillos ha sido desde hace tiempo una cuestión de interés para los economistas. Muchos economistas consideraron en una ocasión que fumar cigarrillos y otros comportamientos aditivos eran irracionales y, por lo tanto, no eran aptos para el análisis económico convencional (Winston, 1980; Schelling, 1984). Creen que la demanda de cigarrillos no sigue la ley básica de la economía, como por ejemplo la curva de la demanda de inclinación descendente. Sin embargo, este punto de vista ha cambiado, ya que un importante órgano de investigación económica demuestra que la demanda de cigarrillos responde con claridad a los cambios de los precios y otros factores. La demanda de cigarrillos se ha estudiado ampliamente desde 1985.

8.5.1 Modelos y datos económicos utilizados para calcular la demanda de cigarrillos

Los estudios sobre la demanda de cigarrillos han aplicado varios tipos de modelos económicos a diferentes tipos de datos con distintas técnicas de estimación. En general, se utilizan dos tipos de modelos económicos: el modelo de demanda convencional y el modelo de demanda adictiva. Estos modelos se han aplicado a dos tipos de datos: los datos agregados, que incluyen datos de series cronológicas para una única unidad geográfica y datos de series cronológicas intersectoriales agrupados, y datos de encuestas de orden individual.

Los modelos de demanda convencional que utilizan datos agregados especifican normalmente la ecuación de la demanda de manera que la cantidad de cigarrillos demandada es una función de los precios de los cigarrillos, los ingresos, las políticas de control del tabaco y una serie de factores demográficos y socioeconómicos (Bishop y Yoo, 1985; Baltagi y Levit, 1986; Chaloupka y Saffer, 1992; Flewelling et al., 1992; Seldon y Doroodian, 1989; Seldon y Boyd, 1991; Showalter, 1991; Simonich, 1991; Tegene, 1991; Sung et al., 1994; Hu et al., 1994, 1995; Barnett et al., 1995; Tremblay y Tremblay, 1995; Yurekli y Zhang, 2000). Pero hay dos excepciones (Baltagi y Goel, 1987; Peterson et al., 1992), en las que se empleó un enfoque casi experimental para comparar las variaciones en el consumo de cigarrillos en estados de los Estados Unidos que han elevado los impuestos sobre los cigarrillos y el consumo en aquellos estados donde no han variado los impuestos. Pocos estudios, aunque cada vez hay más, han empleado datos sobre las personas obtenidos de encuestas a gran escala (Lewit et al., 1981; Lewit y Coate, 1982; Grossman et al., 1983; Jones, 1989; Wasserman et al., 1991; Blaylock y Blisard, 1992; Yen y Jones, 1996; Chaloupka y Grossman, 1996; Chaloupka y Wechsler, 1997; Chaloupka y Pacula, 1998a, 1998b; Farrelly et al., 1998). Estos estudios se diferencian de los que utilizan datos agregados en que normalmente estiman un modelo en dos partes, calculando primero la probabilidad de que un individuo fume y en segundo lugar el nivel de consumo entre los fumadores. El modelo de demanda convencional no representa el carácter adictivo de fumar cigarrillos.

Se han utilizado varias versiones del modelo adictivo para estudiar la demanda de cigarrillos: el modelo de adicción imperfectamente racional, el modelo de adicción miope y el modelo de adicción racional (Chaloupka y Warner, 1999). El modelo adictivo imperfectamente racional asume que los consumidores tienen unas preferencias estables, pero incoherentes, a corto y largo plazo. Una persona escoge una vía de consumo futura que potencie al máximo la utilidad actual, pero luego a lo largo de su vida cambia este plan (Schelling, 1978). Sin embargo, este modelo no se ha aplicado empíricamente al hábito de fumar cigarrillos. El modelo de adicción miope es similar en espíritu a los modelos de demanda irreversible o de formación de hábitos. La base de la aplicación empírica del modelo es que el consumo actual de cigarrillos depende, además de los factores incluidos en el modelo de demanda convencional, de un “conjunto de hábitos” que representan la suma depreciada de todo el consumo pasado (Mullahy, 1985; Baltagi y Levin, 1986). El modelo adictivo racional es el modelo más reciente utilizado para establecer modelos de la demanda de cigarrillos (Becker y Murphy, 1988; Becker et al., 1991; Pekurinen, 1991; Chaloupka, 1990, 1991, 1992; Keeler et al., 1993, Sung et al., 1994; Conniffe, 1995; Duffy, 1996; Cameron, 1997; Bardsley y Olekalns, 1998). La racionalidad aquí implica simplemente que los individuos incorporan la interdependencia entre el consumo pasado, actual y futuro en sus procesos de potenciación al máximo de la utilidad. Esto es contrario a la suposición, implícita en los modelos miopes de las conductas adictivas, de que las consecuencias futuras se ignoran al realizar la decisión actual. En otras palabras, las conductas miopes implican un descuento infinito del futuro, mientras que los comportamientos racionales conllevan la consideración de las repercusiones futuras. Empíricamente, la ecuación de la demanda se especifica como la cantidad de cigarrillos demandada en el período actual siendo una función del consumo tanto pasado como futuro, así como de aquéllos otros factores incluidos en el modelo de demanda convencional.

Becker y Murphy (1988) y Becker et al. (1991) desarrollaron varias hipótesis a partir del modelo básico de adicción racional. En primer lugar, las cantidades de producto adictivo consumidas en diferentes períodos de tiempo son complementarias. En consecuencia, el consumo actual de un producto adictivo es inversamente proporcional no sólo a los precios actuales del producto sino también a todos los precios pasados y futuros. Por consiguiente, el efecto a largo plazo de un cambio permanente en los precios será mayor que el efecto a corto plazo. Además, la relación entre el efecto de los precios a largo plazo y a corto plazo aumenta en la medida en que el grado de adicción crece. Además, el modelo predice que la repercusión de un cambio anticipado de los precios será mayor que la de un cambio comparable de precios no anticipado, si bien un cambio permanente de los precios tendrá un mayor efecto sobre la demanda que un cambio temporal en los precios. Por último, la reacción de los precios varía con la preferencia temporal: los adictos con tipos de descuento mayores serán más sensibles a los cambios de precios monetarios que los que tienen tipos de descuento más bajos.

Se han empleado datos de distintos países, entre los que figuran los Estados Unidos (Becker et al., 1991; Chaloupka, 1990, 1991, 1992, Keeler et al., 1993, y Sung et al., 1994), Finlandia (Pekurinen, 1991), Australia (Bardsley y Olekalns, 1998), el Reino Unido (Duffy, 1996), Grecia (Cameron, 1997) e Irlanda (Conniffe, 1995) para probar estas hipótesis derivadas del modelo adictivo racional. Los resultados de esos estudios son dispares. Los estudios que utilizan datos procedentes de los Estados Unidos, Finlandia y Australia, en general, apoyan la hipótesis derivada del modelo de adicción racional, pero los estudios con datos del Reino Unido, Grecia e Irlanda apenas encuentran fundamento para el modelo de adicción racional. No obstante, estos últimos estudios se ven en general limitados por el escaso número de observaciones disponibles para el análisis y por la utilización de varias variables explicativas sumamente corregidas.

La variables específicas incluidas en el modelo de demanda de cada estudio varían en función del modelo económico utilizado y de la disponibilidad y el tipo de datos. Entre los factores importantes que se han evaluado figuran los costos de fumar cigarrillos, los ingresos de los consumidores, la publicidad de los cigarrillos y otras actividades de promoción, y la información sanitaria. El costo de fumar cigarrillos debería definirse en términos generales, lo que incluye no sólo el precio de compra de los cigarrillos sino también el tiempo y otros costos relacionados con fumar. Las restricciones sobre fumar en lugares públicos y en zonas de trabajo privadas, por ejemplo, imponen un costo complementario para los fumadores al obligarles a salir a fumar, al aumentar el tiempo y la incomodidad relacionados con fumar, o al imponerse multas por fumar en zonas restringidas. De igual manera, los límites del acceso al tabaco para los jóvenes podrían incrementar los costos de tiempo y los posibles costos legales relativos al hábito de fumar. A continuación se resumen las conclusiones derivadas de esos estudios sobre la forma en que cada factor afecta a la demanda de cigarrillos.

8.5.2 El efecto de los precios de los cigarrillos en la demanda de cigarrillos

Se advierte que el consumo de cigarrillos está relacionado negativamente con el precio. La elasticidad-precio estimada a raíz de los estudios que emplean datos agregados oscila entre -0,14 y 1,23, pero la mayoría figuran en una escala más aproximada entre -0,3 y -0,5, incluido el resultado de los dos estudios casi experimentales (Baltagi y Goel, 1987; Peterson et al., 1992). Las elasticidades-precio estimadas que se derivan de los estudios que utilizan datos a nivel individual son, en general, comparables a las estimaciones de los estudios que utilizan datos agregados.

Casi todos los estudios de la relación precio-demanda se refieren especialmente a países desarrollados. Warner (1990) señaló que es probable que la reacción de los precios en los países menos desarrollados sea mayor que en los países más desarrollados, dados los ingresos relativamente bajos y el volumen relativamente inferior del consumo de cigarrillos por parte de los fumadores de los países pobres. Unos pocos estudios han evaluado la relación precio-consumo de los cigarrillos en los países en desarrollo. Los resultados de estudios que utilizaron datos de Papua Nueva Guinea (Chapman y Richardson, 1990), China (Mao, 1996; Xu, Hu y Keeler, 1998), Sudáfrica (van der Merwe, 1998), Zimbabwe (Maranvanyika, 1998), y la Provincia China de Taiwan (Hsieh and Hu, 1997) sostienen este argumento.

El interrogante de si los jóvenes tienen mayor o menor capacidad de respuesta a los precios que los adultos se ha examinado en una serie de estudios que utilizan datos a nivel individual (Lewit, et al., 1981; Lewit y Coate, 1982; Grossman et al., 1983; Wasserman et al., 1991; Chaloupka y Grossman, 1996; Farrelly, et al., 1998, y Tauras y Chaloupka, 1998). Los resultados de estos estudios son variados. Los primeros estudios sobre este tema (Lewit, et al., 1981; Lewit y Coate, 1982; y Grossman et al., 1983) consideraban que los jóvenes eran más sensibles a los precios que los adultos. Sin embargo, este resultado fue desafiado por el estudio realizado por Wasserman et al. (1991), que demostraba que la capacidad de respuesta a los precios de los jóvenes no era muy diferente a la de los adultos. Por lo general, estudios recientes sobre el hábito de fumar en jóvenes y adultos (Chaloupka y Grossman, 1996; Farrelly et al., 1998; Tauras y Chaloupka, 1998) sostenían los primeros resultados de que la sensibilidad a los precios de la demanda de cigarrillos era inversamente proporcional a la edad. Esos estudios recientes estimaban que la elasticidad-precio de la demanda de cigarrillos de los jóvenes era de entre -1,1 y -1,3, muy similar a la elasticidad de -1,44 estimada por Lewit et al. en 1981.

Una serie de investigadores (Townsend, 1987; Chaloupka, 1991; Townsend et al., 1994; Farrelly et al., 1998) han estudiado la capacidad de respuesta a los precios de los grupos de subpoblación según el nivel de ingresos. Los resultados de estos estudios señalan que la demanda de cigarrillos tiene menos elasticidad con respecto a los precios para las personas con más formación y mayores ingresos. Por ejemplo, Farrelly et al. estimó que las personas con ingresos familiares por debajo de la media muestral tenían un 70 por ciento más de capacidad de respuesta a los precios que las personas con ingresos familiares más elevados.

8.5.3 El efecto de los ingresos

Las conclusiones sobre cómo cambia la demanda de cigarrillos en la medida en que aumentan los ingresos de los consumidores son contradictorias. En la mayor parte de los estudios sobre la demanda de cigarrillos, el coeficiente estimado de la variable de ingresos es significativo y positivo, lo que significa que los cigarrillos son productos “normales” y que el aumento de los ingresos tendría un efecto positivo en la demanda de cigarrillos. Sin embargo, varios estudios (por ejemplo, Wasserman et al., 1991, Keeler et al., 1993, Yurekli y Zhang, 2000), concretamente los que utilizan datos de encuestas transversales, señalaban también que los ingresos tienen un efecto insignificante o negativo en la demanda de cigarrillos. Según un meta-análisis realizado por Andrews y Franke (1991), quienes utilizaron los resultados de 48 estudios, la elasticidad media ponderada relacionada con los ingresos es de 0,36, considerablemente mayor que cero. Andrews y Franke también observaron que la elasticidad en función de los ingresos para los cigarrillos disminuía con el tiempo.

8.5.4 Restricciones a fumar en lugares públicos o lugares privados de trabajo

Al generalizarse la información sobre las consecuencias para la salud de la exposición al humo de tabaco ambiental, los gobiernos de muchos países, en todos los niveles, han adoptado políticas para restringir el fumar en lugares públicos y en lugares privados de trabajo. En un estudio de la Organización Mundial de la Salud (1997) sobre las políticas de control del tabaco en 134 países se indicaba que la inmensa mayoría de países tenía alguna forma de restricción a fumar en lugares públicos. Aunque las restricciones están proyectadas fundamentalmente a reducir la exposición de los no fumadores al humo de tabaco ambiental, también pueden afectar a los fumadores, ya que las restricciones reducen sus oportunidades de fumar o aumentan, de otra manera, el “costo” de fumar. Las restricciones a fumar podrían también alterar las normas percibidas en relación con fumar cambiando las actitudes respecto a la aceptabilidad social de este hábito.

La repercusión que las restricciones a fumar tienen sobre la demanda de cigarrillos se ha evaluado en varios estudios (Wasserman et al., 1991; Chaloupka, 1992; Chaloupka y Saffer, 1992; Keeler et al., 1993; Chaloupka y Grossman, 1996; Evans et al., 1996; Chaloupka y Wechsler, 1997; Chaloupka y Pacula, 1998; Bardsley y Olekalns, 1998; Yurekli y Zhang, 2000). En general, se ha observado que las restricciones a fumar reducen tanto la prevalencia de fumar como el consumo medio diario de cigarrillos entre los fumadores. Por ejemplo, Yurekli y Zhang (2000) estimaron que en 1995 las restricciones a fumar redujeron el consumo de cigarrillos per cápita en un 4,5 por ciento en los Estados Unidos.

8.5.5 Resumen y debate

Se han realizado muchos estudios para estimar la demanda de cigarrillos en muchos países. Las estimaciones sobre la elasticidad-precio de la demanda de cigarrillos derivadas de esos estudios varían. Pero la mayoría de las estimaciones tienden a ser menores que 1, es decir, la demanda de cigarrillos es poco elástica al precio. Un meta-análisis de los factores determinantes del consumo de cigarrillos, que analizó los resultados de 48 estudios, ofreció una elasticidad media ponderada de la demanda de cigarrillos con respecto al precio de -0,4 (Andrews y Franke, 1991). La elasticidad-precio a corto plazo recomendada por un cuadro de expertos encargados del análisis de las políticas es -0,4 (Instituto Nacional sobre el Cáncer, 1993). La elasticidad a largo plazo es aproximadamente 1,5 veces la elasticidad-precio a corto plazo. Los jóvenes y pobres tienden a ser más sensibles a los cambios del precio de los cigarrillos. En general, los ingresos son directamente proporcionales a la demanda de cigarrillos. La elasticidad-ingreso estimada es de 0,36, pero disminuye con el tiempo. Las restricciones a fumar en lugares públicos y lugares privados de trabajo han reducido de forma notable la demanda de cigarrillos.

Los estudios sobre la demanda de cigarrillos han aplicado modelos económicos distintos para dos tipos diferentes de datos, agregados e individuales. Analizar cada uno de los dos tipos de datos tiene ventajas y desventajas. Los datos agregados son datos de series cronológicas o datos intersectoriales agrupados y de series cronológicas. La elevada correlación entre muchas de las variables independientes claves y los precios puede ser un problema con los datos de series cronológicas. Por consiguiente, las estimaciones de la repercusión que los precios y otros factores tienen en la demanda pueden mostrarse sensibles a la inclusión y exclusión de las demás variables. El problema de la utilización de datos agrupados es la medida del consumo de cigarrillos. Al utilizar estos datos, fumar se mide normalmente por las ventas anuales de cigarrillos que incluyen impuestos a nivel estatal. A raíz de las diferencias entre los impuestos sobre los cigarrillos, puede producirse un comercio transfronterizo entre estados vecinos o contrabando a larga distancia desde estados con impuestos bajos a estados con impuestos altos. No tener en cuenta esto dará lugar a estimaciones con tendencia alcista sobre los efectos de los precios en la demanda de cigarrillos. Por último, utilizando datos agregados la demanda y la oferta de cigarrillos necesitan modelarse simultáneamente, ya que el precio, la venta y el consumo de cigarrillos se determinan de forma simultánea. Por el contrario, la utilización de datos a nivel individual puede disminuir algunos de los problemas relacionados con los datos agregados, como por ejemplo las distorsiones simultáneas derivadas del precio y el consumo, y la colinearidad múltiple entre los precios de los cigarrillos y otros factores que afectan a la demanda. Además, la utilización de datos a nivel individual puede permitir a los investigadores estudiar la reacción de los distintos grupos de subpoblación ante los precios, como por ejemplo la reacción basada en los ingresos, la educación y la edad. El problema de los datos a nivel individual es la exactitud con la que se calcula el consumo de cigarrillos. El consumo notificado por uno mismo suele ser subestimado.

La utilización de un modelo de adicción racional para elaborar modelos de la demanda de cigarrillos ha sido discutida. Críticos del modelo declaran que nadie se asentaría en un período inicial, estudiaría los ingresos futuros, la tecnología de producción, la función inversión/adicción, y la preferencia de consumo durante una vida y aumentaría al máximo el valor descontado de su utilidad prevista y decidiría convertirse en alcohólico. La labor empírica para tratar de determinar los comportamientos adictivos racionales también ha arrojado resultados contradictorios.

A pesar del gran número de estudios sobre la demanda de cigarrillos, sólo se ha realizado un número reducido para los países en desarrollo, pese al aumento del consumo de cigarrillos.

8.6 LA PUBLICIDAD Y PROMOCIÓN DE CIGARRILLOS

Los cigarrillos son uno de los productos que más firmemente se anuncian y promueven en el mundo. No obstante, la publicidad y promoción de cigarrillos han sido controvertidas. Muchos países restringen la publicidad y promoción de cigarrillos, pero los niveles de restricción son muy diferentes. Mientras que algunos países tienen pocas restricciones, otros prohiben completamente la publicidad y promoción.

8.6.1 El efecto de la publicidad en el consumo de cigarrillos

Existen dos opiniones distintas sobre la repercusión de la publicidad de los cigarrillos en su consumo. La industria tabacalera señala que el tabaco es una industria bien desarrollada, y por eso la publicidad afecta sólo a la cuota de mercado de las marcas anunciadas y no tiene una repercusión en la demanda global de cigarrillos. En cambio, el colectivo de salud pública indica que la publicidad tiene un efecto positivo en la demanda de cigarrillos. La publicidad es particularmente eficaz a la hora de reclutar a fumadores jóvenes.

El efecto que la publicidad de los cigarrillos tiene en su consumo se ha estudiado de tres modos distintos: (1) estudiando la repercusión directamente, mediante la utilización del gasto global anual o trimestral del país en ocasiones sucesivas o con el uso de datos intersectoriales; (2) investigando la repercusión de una prohibición de la publicidad en la demanda de cigarrillos; y (3) estudiando el efecto de una contrapublicidad sobre el hábito de fumar (Saffer y Chaloupka, 1999). Los estudios que analizaron la repercusión que la publicidad tiene en el consumo de cigarrillos y los resultados de dichos estudios se resumen en el Cuadro 8.3. En general, los estudios que utilizaron datos agregados revelaban una leve repercusión, a lo sumo, de la publicidad en la demanda de cigarrillos. Los estudios que utilizaron datos intersectoriales indicaban que la publicidad tenía un importante efecto positivo en el consumo, aumentando tanto la cuota de mercado de la marca anunciada como el tamaño del mercado de los cigarrillos en general. Los estudios sobre el efecto de las prohibiciones de publicidad mostraban un resultado no concluyente y los estudios sobre la contrapublicidad revelaban que ésta reducía el consumo de cigarrillos. Saffer y Chaloupka (1999) evaluaron la repercusión de las prohibiciones de publicidad utilizando datos de 1970 a 1992 para 22 países de la OCDE y llegaron a la conclusión de que una serie de prohibiciones de gran alcance sobre la publicidad del tabaco puede reducir el consumo de cigarrillos y una serie limitada de publicidad de tabaco tendrá poco o ningún efecto. Estimaron que el consumo de cigarrillos descendería un 6,3 por ciento si todos los 22 países de la OCDE tuviesen prohibiciones de gran alcance.

Cuadro 8.3 - Estudios que evalúan los efectos de la publicidad en el consumo de cigarrillos

Estudios

Datos empleados

Conclusión del estudio

Repercusión de la publicidad en el consumo




Estudios que utilizan datos de series cronológicas




Hamilton (1972)

EE.UU. 1925-70

No hay efectos

Grabowski (1976)

EE.UU. 1956-72

No hay efectos

Schmalensee (1972)

EE.UU. 1955-67

No hay efectos

Baltagi y Levin (1986)

EE.UU. 1930-78

No hay efectos

Johnson (1986)

Australia 1961-86

No hay efectos

Porter (1986)

EE.UU. 1947-82

No hay efectos

Wilcox y Vacker (1992)

EE.UU. trimestral 1961-90

No hay efectos

Duffy (1995)

Reino Unido trimest. 1963-88

No hay efectos

Bishop y Yoo (1995)

EE.UU. 1954-80

Efecto positivo leve

Abernethy y Teel (1986)

EE.UU. 1949-81

Efecto positivo leve

Valdes (1993)

España 1964-88

Efecto positivo leve

Chetwynd et al.(1988)

Nueva Zelandia trimestral 1973-85

Efecto positivo leve

McGuiness y Cowling (1975)

Reino Unido trimest. 1957-68

Efecto positivo leve

Shedon y Doroodian (1989)

EE.UU. 1952-84

Efecto positivo leve

Estudios que usan datos intersectoriales




Lewit, Coate y Grossman (1981)

7000 jóvenes 1966-70

Efecto positivo leve

Goel y Corey (1995)

Estado de EE.UU. 1959-82

Efecto positivo leve

Roberts y Samuelson (1988)

1971-82 cinco empresas

Efecto positivo leve

Repercusión en el consumo de la prohibición de publicidad




Hamilton (1975)

11 países de OCDE

No hay efectos de unaprohibición

Laugesen and Meads (1991)

22 países de OCDE 1960-86

Efecto negativo de una prohibición

Stewart (1993)

22 países de OCDE 1964-90

No hay efectos de una prohibición en TV

Repercusión de la contrapublicidad en el consumo




Schneider, Klein y Murphy (1981)

EE.UU.

Efecto negativo

Lewit, Coate y Grossman (1981)

EE.UU.

Efecto negativo

Porter (1986)

EE.UU.

Efecto negativo

Hu, Sung, y Keeler (1995)

California

Efecto negativo

Pierce et al.(1990)

Australia

Efecto negativo

Abernethy y Teel (1986)

EE.UU.

Efecto negativo

Pekurinen(1989)

Finlandia

Efecto negativo

Flay (1987)

Examen internacional

Efecto negativo

Goldman y Glantz (1998)

California

Efecto negativo

Baltagi y Levin (1986)

EE.UU.

Efecto negativo

Fuente: Saffer y Chaloupka (1999).

8.7 LOS IMPUESTOS SOBRE LOS CIGARRILLOS

El tabaco y los productos del tabaco se han gravado con impuestos desde hace mucho tiempo, fundamentalmente porque la demanda relativamente inelástica de estos productos los convierte en una fuente fácil de ingresos. Sin embargo, en los últimos decenios se han aplicado impuestos a los cigarrillos y otros productos del tabaco con objeto de promover la salud, así como de incrementar los ingresos. Los cigarrillos y otros productos del tabaco son gravados de varias formas. Entre los métodos fiscales de uso más común figuran los impuestos específicos, el impuesto sobre el valor añadido y otros impuestos ad valorem, y los derechos de importación (Chaloupka et al., 2001). Los impuestos específicos (o impuestos especiales) añaden una cantidad fija al precio de los cigarrillos, mientras que los impuestos ad valorem son un porcentaje de los precios de base. Los impuestos sobre los cigarrillos en algunos países como los Estados Unidos han sido aplicados por los distintos niveles del gobierno, a nivel nacional, estatal y local. Los gobiernos de casi todos los países aplican impuestos a los cigarrillos y otros productos del tabaco. Los niveles de impuestos aplicados sobre los cigarrillos varían entre los distintos países. En los países con ingresos altos, el impuesto es dos tercios o más del precio al por menor de una cajetilla de cigarrillos. En los países de menores ingresos, los impuestos no ascienden por lo general a más de la mitad de los precios al por menor de los cigarrillos (Chaloupka, et al., 2001).

8.7.1 La repercusión de los impuestos de los cigarrillos en su demanda

Varios estudios han examinado el efecto de los impuestos de los cigarrillos en los precios al por menor (Sumner, 1981; Sumner y Wohlgenant, 1985; Sung et al., 1994; Barnett et al., 1995; y Keeler et al, 1996). Si bien esos estudios determinan que las subidas de los impuestos sobre los cigarrillos y el tabaco se traducirían ciertamente en una subida del precio de estos productos, existen diferencias en la magnitud estimada del aumento de los precios al por menor para un nivel determinado de incremento de los impuestos. Estudios iniciales (Sumner, 1981; Sumner y Wohlgenant, 1985) llegaron a la conclusión de que el comportamiento de los precios de la industria tabacalera era igual al de las empresas de una industria competidora, a pesar de su estructura oligopolística, y por consiguiente los impuestos sobre los cigarrillos pasaban totalmente al precio de los cigarrillos a nivel de la venta al por menor. Sin embargo, estudios recientes (Sung et al., 1994; Barnett et al., 1995; y Keeler et al, 1996), que representaban la naturaleza dinámica de una industria oligopolística, o que establecían modelos de la demanda y oferta de cigarrillos de forma simultánea, determinaron que los precios de los cigarrillos se incrementaban más que la cantidad de aumento de los impuestos. Por ejemplo, Keeler et al. (1996) calcularon que una subida de un centavo en un impuesto estatal sobre los cigarrillos incrementaría los precios al por menor en ese estado en 1,1 centavos.

Los niveles de impuestos varían entre los distintos países, estados o provincias de un país. Aumentar el nivel de impuestos en un país o en un estado de un país con impuestos más elevados llevaría a una diferencia mayor entre los precios de los distintos países y estados y a un mayor incentivo para el comercio transfronterizo y el contrabando de cigarrillos. Por consiguiente, el efecto que la subida de los impuestos sobre los cigarrillos podría tener en el consumo en un determinado país o estado depende en parte de los cambios registrados en el comercio transfronterizo y el contrabando de cigarrillos que son consecuencia del aumento de impuestos (véase apartado 8.7.3 infra).

8.7.2 La subida de los impuestos de los cigarrillos y la recaudación tributaria

Los resultados de los estudios sobre la demanda de cigarrillos han señalado que la elasticidad-precio de la demanda de cigarrillos es menor que 1 (véase apartado 8.5 supra sobre la demanda de cigarrillos). En consecuencia, el aumento de los impuestos sobre los cigarrillos provocaría un incremento del total de la recaudación fiscal. Sin embargo, la cuestión es complicada debido a un efecto inesperado, el contrabando de cigarrillos, que se deriva del aumento de los impuestos sobre los cigarrillos. El aumento del contrabando que podría verse estimulado por una subida de los impuestos puede frenar de forma considerable el incremento de la recaudación que, de no ser así, estaría prevista. La industria tabacalera señala que el aumento del contrabando de cigarrillos y otros fraudes fiscales relacionado con la subida de los impuestos sobre los cigarrillos daría lugar a un descenso de la recaudación tributaria (British American Tobacco, 1994).

Los estudios sobre la repercusión del incremento de los impuestos sobre los cigarrillos en los Estados Unidos llegaron a la conclusión de que la evasión fiscal a raíz de la diferencia de precios entre los distintos estados podría ser considerable en cantidades absolutas de dólares, pero de escasa envergadura como proporción del total de la recaudación tributaria (ACIR, 1985 y Yurekli y Zhang, 2000). Por ejemplo, Yurekli y Zhang (2000) estimaron que la pérdida de ingresos tributarios a raíz de la evasión fiscal de los cigarrillos representaba menos del 6 por ciento del total de la recaudación tributaria entre 1985 y 1995. No hay datos empíricos de que la subida de los impuestos a los cigarrillos en un estado haya tenido como resultado el descenso del total de la recaudación de impuestos estatales sobre los cigarrillos en los Estados Unidos. Sin embargo, basándose en la experiencia canadiense, las pérdidas en los ingresos fiscales a raíz de la subida de impuestos eran mucho mayores. Galbraith y Kaiserman (1997) estimaron que cada subida del 1 por ciento en los impuestos de los cigarrillos en Canadá tendría como consecuencia un descenso de un 1 por ciento de las ventas gravadas. La preocupación sobre las pérdidas de ingresos fiscales procedentes de los cigarrillos contribuyó a la decisión de una reducción de los impuestos de los cigarrillos en 1994 en Canadá. Un estudio realizado en el Reino Unido estimó que la elasticidad-ingresos de los impuestos sobre los cigarrillos durante 1971 y 1993 estuvo entre el 0,6 y el 0,9 (Townsend, 1996).

8.7.3 La subida de los impuestos de los cigarrillos y el contrabando de cigarrillos

Las diferencias de precios de los cigarrillos entre los distintos países y las distintas jurisdicciones fiscales como consecuencia de los impuestos diferentes sobre los cigarrillos crean un incentivo para el contrabando de cigarrillos tanto casual como organizado, así como otras formas de evasión fiscal. Este problema de contrabando se ve exacerbado por una serie de factores, entre los que figuran el transporte relativamente fácil de productos del tabaco, los elevados beneficios potenciales de esta actividad ilegal, la presencia de una red informal de distribución en muchos países, la disponibilidad de cigarrillos libres de impuestos y derechos, y la inexistencia de políticas o políticas relativamente débiles en materia de contrabando de cigarrillos y la ausencia de cumplimiento (ACIR, 1985; Joosens y Raw, 1995, 1998; Joosens y van der Merwe, 1997).

Se han realizado relativamente pocos análisis econométricos de la repercusión que las diferencias de precios tienen en el contrabando organizado y casual. Casi todos los estudios publicados se basan en datos sobre la venta anual de cigarrillos a nivel estatal de los Estados Unidos (ACIR, 1985; Baltagi y Levin, 1986; Chaloupka y Saffer, 1992; Becker et al., 1994; Yurekli y Zhang, 2000). Esos estudios han llegado a la conclusión de que el contrabando casual y organizado de cigarrillos podría representar una parte importante de las ventas en esos estados, pero en una escala global, el contrabando representaba menos del 5 por ciento del consumo de cigarrillos. Un estudio reciente estimó que la cuantía del contrabando de cigarrillos a nivel mundial representa entre el 6 y el 8 por ciento del consumo mundial de cigarrillos (Merriman, Yurekli y Chaloupka, 2001).

8.8 COSTOS SOCIALES DEL CONSUMO DE TABACO

8.8.1 Los costos económicos de fumar

Se han realizado estimaciones sobre los costos económicos de fumar en muchos países, pero sobre todo en países industriales. La elevada prevalencia de fumar en los países desarrollados podría motivar un aumento de los costos económicos en el futuro, ya que la mayoría de enfermedades relacionadas con el hábito de fumar se generarían años después de fumar.

Se han utilizado dos enfoques generales en la estimación de los costos económicos de fumar. El enfoque de la prevalencia estima los costos presentes relacionados con los casos actuales de las enfermedades relacionadas con el hábito de fumar. Por el contrario, el enfoque de la incidencia valora todos los costos futuros relacionados con los nuevos casos de enfermedades atribuibles al hábito de fumar durante el año de referencia. El primero ofrece una estimación de la actual carga económica que supone fumar, mientras que el segundo es más útil a la hora de evaluar las intervenciones que podrían interrumpir el desarrollo de las enfermedades relacionadas con fumar. Un caso especial del enfoque de incidencia es estimar el costo social neto que un fumador impone a los no fumadores a lo largo de su vida. Esta estimación se utiliza para calcular el nivel de externalidad negativa de fumar, encontrando así el nivel óptimo de impuestos sobre el consumo para los cigarrillos.

El enfoque del costo de las enfermedades incluye tres componentes: (1) los costos médicos directos asociados con las enfermedades relacionadas con el hábito de fumar; (2) los costos indirectos de morbilidad asociados con los ingresos perdidos del trabajo atribuibles al fumar; y (3) los costos indirectos de mortalidad relacionados con la pérdida de ingresos futuros debido a las muertes prematuras relacionadas con el hábito de fumar. Se han utilizado diferentes métodos para calcular los distintos componentes de los costos, utilizando normalmente la metodología de riesgo atribuible al estimar los costos médicos y de incidencia de las enfermedades relativas al hábito de fumar, y empleando el enfoque de capital humano a la hora de colocar un valor a los años de vida perdidos. También se ha utilizado un enfoque de la voluntad de pagar para valorar las muertes prematuras relacionadas con el tabaco. Los costos económicos de fumar se han estimado para una serie de países, como por ejemplo los Estados Unidos (Bartlet et al., 1994; Departamento estadounidense de los Servicios Humanos y de Salud, 1989), Canadá (Collishaw and Myers, 1984) y China (Jin et al., 1995). El costo económico mundial asociado con el hábito de fumar podría ser importante. Por ejemplo, el costo económico anual estimado para los Estados Unidos es de aproximadamente 100 000 millones de dólares EE.UU. (Chaoluapka and Warner, 1999).

En los Estados Unidos y en Europa, una serie de investigadores han estudiado los costos netos que los fumadores imponen a los no fumadores (Leu y Schaub, 1983; Manning et al. 1989, 1991; Hodgson, 1992; Viscusi, 1995; Barendregt et al., 1997; Warner et al., 1998). Se han obtenido conclusiones diversas a raíz de esos estudios. Algunos datos sostienen la conclusión de que un fumador gasta habitualmente más que un no fumador en costos médicos, y de este modo impone un costo neto a los no fumadores. Al incluir el costo asociado con otras consecuencias de fumar, como por ejemplo la ausencia en el trabajo como consecuencia de enfermedades relacionadas con fumar, la reducción de ingresos del impuesto sobre la renta y los costos complementarios de seguridad social como consecuencia de enfermedades y muertes prematuras, los fumadores imponen costos positivos a los no fumadores, pero que son inferiores al nivel de impuestos sobre los cigarrillos. Un estudio, sin embargo, ha estimado que los costos que un fumador impone a los no fumadores puede ascender a 4,80 dólares por cajetilla de cigarrillos (Hay, 1991).

Las diferencias entre las estimaciones de los costos médicos relacionados con fumar pueden atribuirse en gran medida a la selección de enfermedades que se incluyen. El número de enfermedades que parecen estar relacionadas con fumar ha aumentado a medida que se prolonga la investigación sobre el consumo de tabaco. Las estimaciones previas de los costos médicos relacionados con fumar podrían haber subestimado el costo “verdadero”, ya que ningún estudio ha incluido toda la lista de enfermedades que actualmente podrían atribuirse a fumar. Además, casi todos los estudios excluían los costos médicos relacionados con el tratamiento de enfermedades que posiblemente estén relacionadas con el tabaquismo pasivo. Asimismo, el costo de fumar en los estudios anteriores no incluía los costos de tiempo y transporte relacionados con los fumadores que obtienen cuidados médicos por enfermedades relacionadas con fumar y los costos asociados con los incendios causados por fumar. Los costos intangibles relacionados con las enfermedades relativas a fumar, como por ejemplo el sufrimiento y el dolor, no se incluyen en las estimaciones.

Muchos investigadores también han desafiado la utilización de la pérdida de productividad para valorar los costos indirectos relacionados con fumar. Aplicar este método supone que el valor de una persona se refleje por sus ganancias, siendo el valor de la vida de esa persona igual a la corriente descontada de los ingresos futuros. Muchos investigadores creen que la pérdida de ingresos es una medida pobre para el valor que las personas dan en a salud y sus vidas. El enfoque de la disposición a pagar debería ser un enfoque teóricamente correcto para valorar la morbilidad y la mortalidad.

La estimación del costo neto que un fumador impone a los no fumadores ha sido una tarea difícil tanto conceptual como empíricamente. La determinación de los costos que se considerarán externos o internos, y de qué debería considerarse como transferencias, ha sido controvertida. Además, los datos empíricos de una serie de enfermedades y la medida en que cada enfermedad puede atribuirse al hábito de fumar varían según los distintos estudios epidemiológicos. Utilizar presunciones distintas puede llevar a conclusiones distintas. La estimación del costo neto también depende del sistema de cuidados sanitarios y de la seguridad social de un país. Por ejemplo, en los Estados Unidos, algunos estudios señalan que, al morir pronto, los fumadores subvencionan el pago de la seguridad social de los no fumadores. En el Reino Unidos, por el contrario, la investigación indica que las indemnizaciones por enfermedad pagadas a los fumadores y las pensiones pagadas a sus personas a cargo compensaba el descenso de las prestaciones de jubilación directas como consecuencia del promedio de edad más temprana de muerte. En los países en desarrollo en los que los gastos por vejez son en gran medida una cuestión privada, las prestaciones sociales de muerte prematura no existirían y por ello no compensaría las externalidades negativas de fumar.

8.9 LA IMPORTANCIA ECONÓMICA DEL TABACO

Los buenos resultados de la acciones llevadas a cabo para reducir el hábito de fumar supondrían una reducción de la industria tabacalera. Se ha alegado que la vitalidad económica de muchos países depende de una industria tabacalera fuerte y la adopción de políticas contra el tabaco causaría un perjuicio económico. Se ha estudiado de forma más pormenorizada la repercusión que una reducción del hábito de fumar tendría en el empleo en particular.

8.9.1 El nivel de empleo y el tabaco

La importancia económica de la industria del tabaco en un país o en una región de un país se ha evaluado en dos tipos distintos de estudios. Algunos estudios han señalado que la industria tabacalera ha generado millones de puestos de trabajo, lo que implica que una reducción del consumo de tabaco tendría como consecuencia la pérdida de muchos empleos. Otros estudios, que asumen una economía dinámica con un ajuste entre las industrias, han demostrado que habría una repercusión negativa de poca relevancia o incluso una ganancia de empleos si el tabaco se eliminase de la economía.

Los estudios que han calculado el empleo bruto relacionado con la industria tabacalera utilizando un modelo macroeconómico o técnicas contables han estimado el número de puestos de trabajo relacionados directa o indirectamente con la industria tabacalera. En el empleo directo figuraban aquellos empleos de los sectores básicos de la industria tabacalera: el cultivo de tabaco, la fabricación de cigarrillos, y la distribución y venta al por menor de cigarrillos. El empleo directo incluía los puestos de trabajo de dos fuentes: los empleos derivados de los sectores de suministro como fertilizantes y la industria papelera, y los empleos incentivados por el gasto de los empleados del sector básico y auxiliar y sus familias. El empleo inducido por el gasto es consecuencia del efecto residual de la industria del tabaco. El número estimado de empleos que se asocian indirectamente con la industria del tabaco se calculó, por lo general, como tantas veces el número de empleos directos. En general, en estos estudios el número de empleos que dependen de la industria del tabaco se sobrestima por dos motivos. En primer lugar, la estimación de puestos de trabajo que están relacionados indirectamente con la industria tabacalera no son los trabajos reales que dependen del gasto en tabaco. En segundo lugar, esos estudios presumen que la reducción del gasto en tabaco a raíz de una disminución de su utilización desaparecerá en la economía (o sea, costo de oportunidad cero para los recursos utilizados) y no generará nuevos empleos basándose en actividades de gasto alternativas. Los resultados de varios de estos estudios se resumen en el Cuadro 8.4.

Cuadro 8.4 - Estimaciones del nivel de empleo relacionado con el tabaco

Estudios

Modelo y supuestos

Estimación del nivel de empleo relacionado con el tabaco

Años

Total

Trabajos directos (sector básico)

Trabajos indirectos (sector auxiliar)

Puestos de trabajo inducidos por el gasto

Estados Unidos Tobacco Merchant Association (1995)

Modelo econométrico en Wharton Econometric Forecasting Associates

1994

3 000 000

730 000 (sector básico y sector auxiliar)

2 270 000

Estados Unidos Price Waterhouse (1992)

Técnicas contables

1990

2 282 507

426 407

254 994

1 601 156

Zimbabwe Maravanyika, (1998)

Técnicas contables

1993

153 404

11 971

8 120

25 567
(efecto multiplicador, 0,2 veces el número de empleos)

Malasia Frank Small and Associates (1983)

No está claro

1982

9 090 (ETC)

75 280
(ETC)

13 090
(ETC)

7 720
(ETC)

CE, Portugal y España PEIDA (1985)

No está claro

1982

694 200
(ETC)

107 450
(ETC)

801 650
(ETC)

No se incluye

ETC: equivalente a tiempo completo

Por el contrario, otros estudios, normalmente de instituciones académicas, han estimado la contribución neta de la industria tabacalera al empleo, es decir, el cambio en el empleo tras considerar la redistribución de los mismos recursos a usos alternativos. Los modelos económicos regionales y los modelos insumo-producto utilizados en estos estudios en la mayoría de casos determinaron que se producirían efectos leves o ningún efecto negativo a raíz de las políticas del control del tabaco en la producción económica y el empleo. Reducir el hábito de fumar produciría pérdidas de trabajos en aquellos sectores relacionados de forma inmediata con la producción de cigarrillos, como por ejemplo la fabricación y el cultivo de tabaco, o en las regiones que dependen del tabaco. Pero estas pérdidas son normalmente compensadas con creces por los incrementos en el empleo en otras industrias o en regiones que no dependen del tabaco. La estimación de la variación neta en el empleo depende también de los supuestos utilizados en cuanto a de qué manera los recursos o el gasto ahorrado de la actividad relacionada con el tabaco se reasignaría a otros sectores de la economía y cómo podrían reaccionar los gobiernos a la posible pérdida de ingresos procedentes de las ventas de tabaco. Los resultados de varios de estos estudios se resumen en el Cuadro 8.5.

Cuadro 8.5 - Estimación de las variaciones netas en el nivel de empleo a raíz de la pérdida de consumo de tabaco*

Estudios

Modelo y supuestos

Conclusiones

Escocia
McNicoll & Boyle (1991)

Modelo: Modelo estático insumo producto Supuestos:
(1) Eliminación de los gastos de consumo interno
(2) El gasto se asignó según el “modelo de gasto medio”
(3) Ningún cambio en el gasto público

Ganancia neta de 7 869 puestos de trabajo en 1989

Michigan (Estados Unidos)
Warner & Fulton (1994)

Modelo: Modelo económico dinámico regional Supuestos:
(1) Dos opciones: Eliminación de los gastos de consumo interno y duplicación de la tasa de disminución del consumo durante 1992-2005
(2) El gasto se asignó según el “modelo de gasto medio”
(3) Reducción del gasto público o mantenimiento del mismo nivel mediante la subida de otros impuestos

Ganancias netas de puestos de trabajo: 5 600 en 1992 y 1 500 para 2005; 300 en 1992 y 880 para 2005 con reducción del consumo

Estados Unidos
Warner et al. (1996)

Modelo: Modelo económico dinámico regional Supuestos:
(1) Dos opciones: Eliminación de los gastos de consumo interno y duplicación de la tasa de disminución del consumo durante 1993-2009
(2) El gasto se asignó según el “modelo de gasto medio”
(3) Reducción del gasto público o mantenimiento del mismo nivel mediante la subida de otros impuestos

Ganancias netas de puestos de trabajo: 47 en 1993 y 133 000 para 2000; 78 en 1992 y 19 719 para 2000 con reducción del consumo

Reino Unido
Buck et al. (1995)

Modelo: Modelo estático insumo producto Supuestos:
(1) Disminución del 40 por ciento en el gasto en cigarrillos
(2) El gasto se asignó según “ex-fumador reciente”, “no fumador,” “antiguos fumadores” y “modelo de gasto medio”
(3) Mantenimiento del mismo nivel de gasto público mediante la subida de otros impuestos o reducción del gasto público

Ganancias netas de 15 542 puestos de trabajo ó 115 688 trabajos equivalentes a tiempo completo en 1990 con gasto de “ex-fumadores recientes” y el mismo gasto público

Canadá
Irvine & Sims (1997)

Modelo: Modelo estático insumo producto Supuestos:
(1) Disminución del 20 por ciento del gasto en cigarrillos
(2) El gasto se asignó según el modelo de gasto medio
(3) Reducción del gasto gubernamental

Pérdida neta de 6 129 puestos de trabajo en 1995

Sudáfrica
Van der Merwe (1998)

Modelo: Modelo estático insumo producto Supuestos:
(1) Dos hipótesis: Eliminación de los gastos de consumo interno y duplicación de la tasa de descenso del consumo en 1995
(2) El gasto se asignó conforme a “ex-fumador reciente” y “modelo de gasto medio.”
(3) Mantenimiento del mismo nivel de gasto público mediante el aumento de otros impuestos o reducción del gasto público

Ganancia neta de 50 236 puestos de trabajo en 1995 con la eliminación del tabaco, el gasto de “ex-fumadores recientes” y el mismo gasto público

Zimbabwe
Van der Merwe (1998)

Modelo: Modelo estático insumo producto Supuestos:
(1) Eliminación del gasto en consumo interno y producción de tabaco en 1980.
(2) Modelo insumo-producto “medio” y toda la producción de tabaco cambiadas a alternativas en agricultura
(3) Mantener el mismo nivel de gasto gubernamental mediante el aumento de otros impuestos

Pérdida neta de 8 7798 puestos de trabajo en 1980 y 47 463 puestos de trabajo cuando toda la producción pase a la agricultura alternativa

Bangladesh
Van der Merwe (1998)

Modelo: Modelo estático insumo producto Supuestos:
(1) Eliminación de los gastos en consumo interno y toda la producción de tabaco de cigarrillos y bidis en 1994.
(2) Modelo insumo-producto “medio” y toda la producción de tabaco desplazada a alternativas en la agricultura
(3) Mantenimiento del mismo nivel de gasto público mediante la subida de otros impuestos.

Ganancia neta de 1 098 919 puestos de trabajo, en 1994

* Repercusión neta de la pérdida de puestos de trabajo en la industria tabacalera contrarrestada por el nuevo empleo creado en otras industrias.
Fuente: Jacobs et al, 2000.

Las cuestiones de investigación abordadas por los dos grupos son diferentes, aunque podrían parecer ser las mismas. El primer grupo de estudios ha estimado el número de puestos de trabajo relacionados con la industria tabacalera, tanto directa como indirectamente. Por el contrario, el segundo tipo de estudios ha abordado un supuesto de cómo la economía se ajustaría si el tabaco es eliminado de la economía. Las cuestiones de cuántos empleos están relacionados con la industria tabacalera y cuántas personas se quedarían sin empleo sin el tabaco son dos asuntos bastante distintos. Asumir que una economía no se ajustaría y que todos los empleos relacionados con el tabaco desaparecerían no es realista. Quizás un sistema económico se ajustaría a cualquier choque. Sin embargo, el ajuste podría realizarse lentamente y los recursos liberados de la eliminación de una actividad económica podrían no ser utilizados totalmente por otras actividades. El desempleo podría ser considerable durante el período de transición.

8.10 LA REPERCUSIÓN DEL CONTROL DEL TABACO SOBRE LOS AGRICULTORES

El objetivo del control del tabaco es reducir su consumo y, debido a ello, se reduciría la producción. Los agricultores de tabaco se verían afectados durante esta transición. Se han realizado estudios para analizar varias cuestiones económicas relacionadas con los productores de tabaco durante esta transición.

8.10.1 Las políticas de control del tabaco y los ingresos agrícolas

La repercusión que los impuestos federales sobre los cigarrillos tiene en los ingresos de los agricultores se ha analizado en varios estudios realizados en los Estados Unidos, como por ejemplo Chase Econometrics, 1985; Price Waterhouse, 1992; Sumner y Wohlgenant, 1985; Brown, 1995. Algunos estudios utilizan un modelo macroeconométrico o un método contable para calcular la repercusión de la subida de los impuestos de los cigarrillos en cada sector de la industria tabacalera, incluido el sector agrícola. Estos estudios han determinado que el aumento de los impuestos sobre los cigarrillos reduciría la demanda de tabaco, así como los ingresos de los productores de tabaco. Por ejemplo, el estudio Price Waterhouse (1992) estimó que el aumento del impuesto federal sobre los cigarrillos del 24 al 48 por ciento por cajetilla en los Estados Unidos originaría una pérdida de ingresos agrícolas de 50 millones de dólares y de 8 140 puestos de trabajo agrícolas. Por el contrario, Sumner y Wohlgenant (1985) y Brown (1995) afirmaron que la repercusión de las medidas del tabaco en los ingresos de los agricultores, como por ejemplo el incremento de los impuestos sobre éste, también dependería de la reacción por parte del gobierno federal ante la disminución de la demanda de tabaco debido a la intervención gubernamental en la producción de tabaco. Utilizaron un modelo de equilibrio parcial para simular los efectos que el aumento de los impuestos sobre los cigarrillos tendría en los ingresos de dos grupos de personas: los propietarios de cuota de tabaco y los productores de tabaco (quienes arriendan cuotas de tabaco). Llegaron a la conclusión de que adoptar una política para fijar la cuota para el tabaco y permitir que el precio de sostenimiento disminuya produciría una pérdida de ingresos para los propietarios de las cuotas y ningún cambio en los ingresos de los agricultores de tabaco que arriendan cuotas para cultivar tabaco. Sin embargo, adoptar la política inversa provocaría una ganancia de ingresos para el propietario de cuotas y una pérdida de ingresos para el arrendatario de cuotas.

8.10.2 La eficacia de las medidas de diversificación agrícola

Reducir el consumo de cigarrillos puede generar dificultades económicas para quienes su sustento depende del tabaco. Así pues, en los países en desarrollo, se han tomado medidas para diversificar las actividades económicas para los agricultores del tabaco y reducir su dependencia de este cultivo.

Se han hecho esfuerzos en unos pocos países para fomentar que los agricultores del tabaco planten cultivos alternativos. En los Estados Unidos, los esfuerzos han estado dispersados y no se ha ofrecido a los agricultores ningún incentivo financiero para cambiar los cultivos. La búsqueda de alternativas incluyó cultivos especializados de mano de obra intensiva como las hortalizas y actividades de valor añadido como la elaboración de alimentos. El alto rendimiento del cultivo de tabaco ha limitado, en general, los efectos de las medidas para fomentar la producción de cultivos alternativos.

En Canadá, el Plan de Diversificación del Tabaco proporcionó a los agricultores de tabaco incentivos para abandonar este cultivo y desarrollar alternativas en los años ochenta (OPS, 1992). Un número considerable de agricultores han dejado la producción de tabaco a través de este programa, pero muchos participantes reconocen que también habrían dejado el cultivo de tabaco sin el programa. El éxito aparente del programa se precisó ulteriormente ante los resultados de que el 24 por ciento de los participantes seguían trabajando en el cultivo de tabaco como empleados, más que como empresarios (OPS, 1992).

Varios estudios han evaluado los posibles cultivos alternativos de tabaco en los países en desarrollo. Entre estos cultivos figuran la yuca en Brasil, la caña de azúcar en Kenya, y chiles, soja, algodón y mostaza en la India (Jacobs et al., 2000). Un estudio sobre los posibles cultivos en Bangladesh ha demostrado que una serie de hortalizas y legumbres podrían resultar más rentables que el tabaco. Las rosas se han identificado como alternativa rentable al tabaco en Zimbabwe (Maravanyika, 1998). Yach (1996) señaló que se habían identificado más de cincuenta alternativas de cultivos y ordenación de las tierras.

Muchas familias que cultivan tabaco están ya bastante diversificadas, plantando varios cultivos diferentes y con miembros de la familia trabajando fuera de la explotación. Por ejemplo, en los Estados Unidos, algunas explotaciones de tabaco curado al humo cultivan también soja, maíz, algodón y trigo. En las explotaciones estadounidenses más pequeñas donde es típico el tabaco Burley, el ganado vacuno es común (Jacobs et al., 2000).

Valiéndose de los resultados obtenidos de los países desarrollados, cambiar el cultivo de tabaco a la producción de otros cultivos parece ser un instrumento irracional de política y tiene pocas posibilidades de éxito. Los productores de tabaco de países desarrollados han reaccionado ante la reducción de la demanda de tabaco y han diversificado sus actividades en cierta medida. No cabría esperar que los productores de tabaco redujesen su producción mientras el tabaco siga siendo más rentable que los demás cultivos. En la mayor parte de países, no hay cultivos que sustituyan al tabaco con el mismo nivel de rentabilidad. Por eso, otros cultivos sólo pueden actuar como complementarios al cultivo de tabaco.

8.11 REFERENCIAS

Advisory Commissions on Intergovernmental Relations (ACIR). 1985. Cigarette tax evasion: A second look. Washington DC.

Andrews, R.L., & Franke, G.R. 1991. The determinants of cigarette consumption. Journal of Public Policy and Marketing 10(1):81-100.

Baltagi, B.H., & Goel, R.K. 1987. Quasi-experimental price elasticities of cigarette demand and the bootlegging effect. American Journal of Agricultural Economics 69(4):750-754.

Baltagi, B.H. & Levin, D. 1986. Estimating dynamic demand for cigarettes using panel data: The effects of bootlegging, taxation, and advertising reconsidered. The Review of Economics and Statistics 68(1):148-155.

Bardsley, P. & Olekalns, N. 1998. Cigarette and tobacco consumption: Have anti-smoking policies made a difference? Working Paper, Departamento de Economía, Universidad de Melbourne.

Barendregt, J.J., Bonneux, L. & van der Maas, P.J. 1997. The health care costs of smoking. New England Journal of Medicine 337(15):1052-1057.

Barnett, P.G., Keeler, E. & Hu, T.-W. 1995. Oligopoly structure and the incidence of cigarette excise taxes. Journal of Public Economics 57(3):457-470.

Bartlett, J.C., Miller, L.S., Rice, D.P. & Max, W.B. 1994. Medical care expenditures attributable to cigarette smoking - Estados Unidos, 1993. MMWR 43:469-472.

Becker, G.S., Grossman, M. & Murphy, K.M. 1991. Rational addiction and the effect of price on consumption. American Economic Review 81:237-241.

Becker, G.S. & Murphy, K.M. 1998. A theory of rational addiction. Journal of Political Economy 96(4):675-700.

Beghin, J.C. & Chang, R.E. 1992. Differential products and supply controls in the analysis of agricultural policy reform: The case of tobacco. Agricultural Economics 7:301-315.

Beghin, J.C.,. Foster, W.E, & Kherallah, M. 1996. Institutions and market distortions: International evidence for tobacco. Journal of Agricultural Economics 47(3):355-365.

Beghin, J.C. & Hu, F. 1995. Declining U.S. tobacco exports to Australia: A derived demand approach to competitiveness. American Journal of Agricultural Economics 77(2):260-267.

Bishop, J.A. & Yoo, J.H. 1985. Health scare, excise taxes and advertising ban in the cigarette demand and supply. Southern Economic Journal 2:402-411.

Blaylock, J.R. & Blisard, W.N. 1992. U.S. Cigarette Consumption: The Case of Low-Income Women. American Journal of Agricultural Economics 74(3):668-705.

British American Tobacco. 1995. Tobacco taxation guide: A guide to alternative methods of taxing cigarettes and other tobacco products. Woking (Inglaterra): Optichrome The Printing Group 1994.

Brown, A.B. 1995. Federal cigarette taxes and smoking restriction: Impacts and policy implications. American Journal of Agricultural Economics 77(4):946-951.

Cameron, S. 1997. Are Greek smokers rational addicts? Applied Economics Letters 4(7):401-402.

Chaloupka, F.J. 1992. Clean indoor air laws, addiction, and cigarette smoking. Applied Economics 24(2):193-205.

Chaloupka, F.J. 1990. Men, women, and addiction: The case of cigarette smoking. National Bureau of Economic Research, Documento de trabajo número 3267.

Chaloupka, F.J. 1991. Rational addictive behavior and cigarette smoking. Journal of Political Economy 99(4):722-742.

Chaloupka, F.J., & Grossman, M. 1996. Price, tobacco control policies and youth smoking. National Bureau of Economic Research, Documento de trabajo n°. 5740.

Chaloupka, F.J., Hu, T-W., Warner, K.E. & van der Merwe, R. 2000. Taxation of tobacco products. In P. Jha & F.J. Chaloupka, eds. Tobacco Control Policies in Developing Countries, Oxford University Press, 2001.

Chaloupka, F.J., & Laixuthai, A. 1996. U.S. Trade policy and cigarette smoking in Asia. National Bureau of Economic Research, Documento de trabajo n°. 5543.

Chaloupka, F.J., & Pacula, R.L. 1998a. Limiting youth access to tobacco: The early impact of the Synar amendment on youth smoking. Documento de trabajo, Departamento de Economía, Universidad de Illinois, Chicago.

Chaloupka, F.J., & Pacula, R.L. 1998b. An examination of gender and race differences in youth smoking responsiveness to price and tobacco control policies. National Bureau of Economic Research, Documento de trabajo n°. 6541.

Chaloupka, F.J., & Saffer, H. 1992. Clean indoor air laws and the demand for cigarettes. Contemporary Policy Issues 10(2):72-83.

Chaloupka, F.J. and Warner K.E. 1998. The economics of smoking. In A. Culyer, & J.Newhouse, eds. The Handbook of Health Economics, 2000.

Chaloupka, F.J., & Wechsler, H. 1997. Price, tobacco control policies and smoking among young adults. Journal of Health Economics 16(3):359-373.

Chapman, S. & Richardson, J. 1990. Tobacco excise and declining tobacco consumption: The case of Papua, New Guinea. American Journal of Public Health 80(5):537-540.

Chase Econometrics. 1985. The economic impact of the tobacco industry on the United States economy in 1983. Chase Econometrics, Bala Cynwyd, PA.

Coady, S., Pompelli, G. & Grise, V.N. 1991. Government policies and programs affecting tobacco production and trade in major tobacco trading nations. Tobacco Situation and Outlook, Departamento de Agricultura de EE.UU., TS-216 (septiembre de 1991):33-37.

Collishaw, N.E. & Myers, G. 1984. Dollar Estimates of the Consequence of Tobacco Use in Canada, 1979. Canadian Journal of Public Health 75(3):192-9.

Conniffe, D. 1995. Models of Irish tobacco consumption. Economic and Social Review 26(4):331-347.

Duffy, M. 1996a. An econometric study of advertising and cigarette demand in the United Kingdom. International Journal of Advertising 15:262-284.

Duffy, M. 1996b. Econometric studies of advertising, advertising restrictions, and cigarette demand: A survey. International Journal of Advertising 15:1-23.

Evans, W.N., Farrelly, M.C. & Montgomery, E. 1996. Do workplace smoking bans reduce smoking? National Bureau of Economic Research, Documento de trabajo n°. 5567.

Farrelly, M.C., & Bray, J.W. 1998. Response to increase in cigarette prices by race/ethnicity, income, and age groups - United States, 1976-1993. Office on Smoking and Health, Morbidity and Mortality Weekly Report 47(29):605-609.

Flewelling, R.L., Kenney, E., Elder, J.P., Pierce, J., Johnson, M. & Bal, D.G. 1992. First-year impact of the 1989 California cigarette tax increase on cigarette consumption. American Journal of Public Health 82(6):867-869.

Fulginiti LE, & Perrin R.K. 1993. The theory and measurement of producer response under quotas. Review of Economics and Statistics 75:97-106.

GAO. 1990. Trade and Health Issues: Dichotomy between U.S. Tobacco Export Policy and Antismoking Initiatives. United States General Accounting Office. GAO/NSIAD-90-190. Washington, D.C., Amy, 1990.

Galbraith, J.W. & Kaiserman, M. 1997. Smuggling and Demand for Cigarettes in Canada: Evidence from Time-series Data. Journal of Health Economics 16(3):287-301.

Goodwin, B.K. & Sumner, D.A. 1992. Estimation of market supply parameters under mandatory production quotas. Documento no publicado, Department of Agricultural and Resource Economics, Universidad del Estado de Carolina del Norte, diciembre de 1992.

Grise, V.N. 1990. The world tobacco market - government intervention and multilateral policy reform. United States Department of Agriculture, Economic Research Service, Statistics Report N°. AGES 9014.

Grossman, M., Coate, D., Lewit, E.M. & Shakotko, R.A. 1983. Economic and other factors in youth smoking. Washington: National Science Foundation.

Hay, J.W. 1991. The harm they do to others: a primer on the external costs of drug abuse. In M.B Krauss & E.P. Lazear, eds. Searching for alternatives: drug-control policy in the United States. Stanford (CA): Hoover Institution Press, pp. 200-225.

Hodgson, T.A. 1992. Cigarette smoking and lifetime medical expenditures. The Milbank Quarterly 70(1):81-125.

Hsieh, C.-R. & Hu, T.-W. 1997. The demand for cigarettes in Taiwan: domestic versus Imported cigarettes. The Institute of Economics, Academic Sinica. Nankang, Taipei: Documento N°. 9701.

Hu, T.-W., Bai, J., Keeler, T.E., Barnett, P.G. & Sung, H.-Y. 1994. The impact of California Proposition 99, a major anti-cigarette law, on cigarette consumption. Journal of Public Health Policy 15(1):26-36.

Hu, T.-W., Qui-Fang, R., Keeler, T.E. & Bartlett, J. 1995a. The demand for cigarettes in California and behavioral risk factors. Health Economics 4(1):7-14.

Hu, T.-W., Sung, H.-Y. & Keeler, T.E. 1995b. Reducing cigarette consumption in California: tobacco taxes vs. an anti-smoking media campaign. American Journal of Public Health 85(9):1218-1222.

Hu, T.-W., Sung, H.-Y. & Keeler, T.E. 1995c. The state anti-smoking campaign and the industry response: the effects of advertising on cigarette consumption in California. American Economic Review 85(2):85-90.

Jacobs, R., Gale, F., Capehart, T., Zhang, P. & Jha, P. 2000. The supply-side effects of tobacco control policies. In P Jha &. F.J. Chaloupka, eds. Tobacco control policies in developing countries, Oxford University Press, 2000.

Jin, S.G., Lu, B.Y., Yan, D.Y. et al. 1995. An evaluation of smoking-induced health costs in China 1988-1989. Biomedical and Environmental Sciences 8:342-349.

Jones, A.M. 1989. A systems approach to the demand for alcohol and tobacco. Bulletin of Economic Research 41:85-105.

Joossens, L. & Raw, M. 1995. Smuggling and cross border shopping of tobacco in Europe. British Medical Journal 310:1393-1397.

Joossens, L. & Raw, M. 1998. Cigarette smuggling in Europe: Who really benefits? Tobacco Control 7:66-71

Joossens, L. & van der Merwe, R. 1997. Cigarette trade and smuggling. Project update #7, The Economics of Tobacco Control Project, El Cabo, Sudáfrica.

Keeler, T.E., Hu, T.-W., Barnett, P.G. & Manning, W.G. 1993. Taxation, regulation and addiction: A demand function for cigarettes based on time-series evidence. Journal of Health Economics 12(1):1-18.

Keeler, T.E., Hu, T.-W., Barnett, P.G, Manning, W.G., & Sung, H.Y. 1996. Do cigarette producers price-discriminate by state? An empirical analysis of local cigarette pricing and taxation. Journal of Health Economics 15:499-512.

Leu, R.E., & Schaub, T. 1983. Does smoking increase medical expenditures? Social Science & Medicine 17:1907-1914.

Lewit, E.M. & Coate, D. 1982. The potential for using excise taxes to reduce smoking. Journal of Health Economics 1(2):121-145.

Lewit, E.M., Coate, D. & Grossman, M. 1981. The effects of government regulation on teenage smoking. Journal of Law and Economics 24(3):545-569.

Manning, W.G., Keeler, E.B., Newhouse, J.P., Sloss, E.M., & Wasserman, J. 1989. The taxes of sin: Do smokers and drinkers pay their way? Journal of the American Medical Association 261(11):1604-1609.

Manning, W.G., Keeler, E.B., Newhouse, J.P., Sloss, E.M., & Wasserman, J. 1991. The costs of poor health habits. Cambridge (MA): Harvard University Press.

Mao, Z.Z. 1996. Demand for Cigarettes and price policy: a time-series analysis in Chinese. Working paper, School of Public Health: West China University of Medical Sciences.

Maravanyika, E. 1997. The economics of tobacco in Zimbabwe. Economics of Tobacco Control Project, Update No. 9: University of Cape Town.

Maravanyika, E. 1998. The search for an optimal tobacco control policy in Zimbabwe. In: I. Abedian, R. van der Merwe, N. Wilins & P. Jha, eds. The Economics of tobacco control: towards an optimal policy mix. El Cabo (Sudáfrica): Applied Fiscal Research Centre, Universidad del Cabo.

Maravanyika, E. 1998. Do financially viable alternatives to tobacco growing exist in Zimbabwe? Economics of tobacco control project, Actualización N°. 12: Universidad de Ciudad del Cabo.

Merriman, D., Yurekli, A. & Chaloupka, F.J. 2000. How big is the world-wide cigarette smuggling problem? In F.J., Chaloupka, & K.E. Warner, eds. Tobacco control policies in developing countries, Oxford University Press, 2000 pp. 365-392

Mullahy, J. 1985. Cigarette smoking: habits, health concerns, and heterogeneous unobservables in a micro-econometric analysis of consumer demand. Dissertation, Charlottesville VA: University of Virginia.

National Cancer Institute. 1993. The Impact of Cigarette Excise Taxes on Smoking Among Children and Adults. Summary Report of a National Cancer Institute Expert Panel. Bethesda, MD, National Cancer Institute, 1993.

OPS. 1992. Organización Panamericana de la Salud, Tobacco or Health: Status in the Americas. Scientific Publication number 536.

Organización Mundial de la Salud. 1997. Tobacco or health: A global status report. Ginebra: Organización mundial de la Salud.

Organización Mundial de la Salud. 1999. Making a difference, World health report 1999. Ginebra: Organización mundial de la Salud.

Pena, P.P. & Norton, G. 1993. The effects of sectorial and economic-wide policies on tobacco production in the Dominican Republic. Journal of Agricultural and Apllied Economics, 25:151-64.

Pekurinen, M. 1991. Economic aspects of smoking: is there a case for government intervention in Finland? Helsinki: Vapk-Publishing.

Peterson, D.E., Zeger, S.L., Remington, P.L. & Anderson, H.A. 1992. The effect of state cigarette tax increases on cigarette sales 1955-1988. American Journal of Public Health 82(1):94-96.

Price Waterhouse. 1992. The economic impact of the tobacco industry on the United States economy. Arlington VA: Price Waterhouse.

Rezitis, A.N., Brown, B.A. & Foster, W.E. 1998. Adjustment costs and dynamic factor demand for U.S. cigarette manufacturing. Agricultural Economics 18:217-231.

Roningen, V. & Dixit, P.M. 1989. Economic implications of agricultural policy reforms in industrial market economies. USDA-ERS Staff Rep. AGES 89-36.

Saffer, H. & Chaloupka, F.J. 1999. Tobacco Advertising: Economic Theory and International Evidence. National Bureau of Economic Research, Documento de trabajo n°. 6958.

Schelling, T.C. 1978. Egonomics, or the art of self-management. American Economic Review 68:290-294.

Schelling, T.C. 1984a. Choice and Consequence. Cambridge (MA): Harvard University Press.

Schelling, T.C. 1984b. Self-command in practice, in policy, and in a theory of rational choice. American Economic Review 74:1-11.

Seldon, B.J. & Boyd, R. 1991. The stability of cigarette demand. Applied Economics 23:319-326.

Seldon, B.J. & Doroodian, K. 1989. A simultaneous model of cigarette advertising: Effects on demand and industry response to public policy. Review of Economics and Statistics 71:673-677.

Showalter, M.H. 1991. Essays in applied econometrics. Essay III: Monopoly behavior with intertemporal demands. Dissertation, Cambridge (MA): Massachusetts Institute of Technology.

Simonich, W.L. 1991. Government anti-smoking policies. Nueva York: Peter Lang Publishing.

Sumner, D.A., & Alston, J.M. 1985. Removal of price supports and supply controls for U.S. tobacco: An economic analysis of the impact. Washington, DC: National Planning Association.

Sumner D.A. & Alston, J.M. 1987. Substitutability for farm commodities: The demand for U.S. tobacco in cigarette manufacturing. American Journal of Agricultural Economics 69:258-265.

Sumner, D.A. & Ward, R. 1981. Tax changes and cigarette prices. Journal of Political Economy 89(6):1261-1265.

Sumner, D.A., &. Wohlgenant, M.K. 1985. Effects of an increase in the federal excise tax on cigarettes. American Journal of Agricultural Economics 67(2):235-242.

Sung, H.-Y., Hu.,T.-W. & Keeler, T.E. 1994. Cigarette taxation and demand: An empirical analysis/model. Contemporary Economic Policy 12(3):91-100.

Tauras, J.A. & Chaloupka, F.J. 1998. Price, clean indoor air laws, and cigarette smoking: Evidence from longitudinal data for young adults. Working paper, Department of Health Management and Policy, University of Michigan.

Tegene, A. 1991. Kalman filter and the demand for cigarettes. Applied Economics 23(7):1175-1182.

Townsend, J.L. 1987. Cigarette tax, economic welfare, and social class patterns of smoking. Applied Economics 19:355-365.

Townsend, J.L. 1996. Price and Consumption of Tobacco. British Medical Bulletin 52(1):132-42.

Townsend, J.L., Roderick, P. & Cooper, J. 1994. Cigarette smoking by socioeconomic group, sex, and age: effects of price, income, and health publicity. British Medical Journal 309(6959):923-926.

Tremblay, C.H., & Tremblay, V.J. 1995. The impact of cigarette advertising on consumer surplus, profit, and social welfare. Contemporary Economic Policy 13(1):113-124.

United States Department of Agriculture. 1996. Tobacco situation and outlook report. Washington, D.C.: US. Dept of Agriculture, Economic Research Service, 1996, TBS-236.

United States Department of Health and Human Services. 1989. Reducing the Health Consequences of Smoking: 25 Years of Progress. A Report of the Surgeon General. Atlanta: U.S. Department of Health and Human Services, Public Health Service, Centers for Disease Control, National Center for Chronic Disease Prevention and Health Promotion, Office of Smoking and Health. DHHS Publication No. (CDC). 89-8411.

Van der Merwe, R. 1998a. The Economics of Tobacco Control in South Africa. In I. Abedian, R. van der Merwe, N. Willins & P. Jha, eds. The economics of tobacco control: towards an optimal policy mix, El Cabo, Sudáfrica: Applied Fiscal Research Centre, University of Cape Town.

Van der Merwe, R. 1998b. The implications of falling tobacco consumption for employment in South Africa. In: The economics of tobacco control in South Africa. Cape Town: School of Economics, University of Cape Town, junio de 1998:107-130.

Viscusi, W.K. 1995. Cigarette taxation and the social consequences of smoking. In: J.M. Poterba,, ed. Tax policy and the economy. Cambridge MA.: Massachusetts Institute of Technology Press, pp. 51-101.

Warner, K.E. 1990. Tobacco taxation as health policy in the Third World. American Journal of Public Health 80:529-531.

Warner, K.E., Hodgson, T.A. & Carroll, C.E. 1998. The medical costs of smoking in the United States: Estimates, their validity, and their implications. Ann Arbor MI.: Department of Health Management & Policy, University of Michigan.

Wasserman, J. Manning, W.G., Newhouse, J.P. & Winkler, J.D. 1991. The effects of excise taxes and regulations on cigarette smoking. Journal of Health Economics 10(1):43-64.

Winston, G.C. 1980. Addiction and backsliding: A theory of compulsive consumption. Journal of Economic Behavior and Organization 1(4):295-324.

Xu, X.,. Hu, T.-W., & Keeler, T.E. 1998. Optimal Cigarette Taxation: Theory and Estimation. Working paper, Department of Economics, University of California, Berkeley.

Yen, S.T. & Jones, A.A. 1996. Individual Cigarette consumption and addiction: a flexible limited dependent variable approach. Health Economics 5 (1):105-117.

Yurekli, A.A. & Zhang, P. 2000. The impact of clean indoor-air laws and cigarette smuggling on demand for cigarettes: An empirical model. Health Economics 9(2):159-170.

Yach, D. 1996. Tobacco in Africa. World Health Forum. 17, 29-36.

Yach, D. & Mackay, J. 1996. Tobacco control from a global and national perspective. South African Medical Journal 86(8):931-2.

Zhang, P. & Husten, C. 1998. The impact of the tobacco price support program on tobacco control in the United States. Tobacco Control: An International Journal 7:176-182.

Zhang, P., Husten, C. & Giovino, G. 2000. Effect of the tobacco price support program on cigarette consumption in the United States: An updated model. American Journal of Public Health. 90(5):746-750.


Página precedente Inicìo de página Página siguiente