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Tendencias actuales en el manejo de malezas - Ricardo Labrada


INTRODUCCIÓN

Manejo de malezas para países en desarrollo fue publicado por la FAO en el año 1994 y desde entonces ha habido una sensible evolución en los métodos de manejo de las malezas, sobre todo por medio de la aplicación de nuevos enfoques y métodos en lugar de la introducción de nuevos herbicidas.

Las malezas aún representan una importante limitación a la producción agrícola en todo el mundo. La práctica agrícola ha demostrado que la misma filosofía del manejo integrado utilizada para el control de insectos también debe ser adoptada para el control de malezas. Dado el gran número de importantes problemas de malezas encontrados en todas las regiones del mundo, un solo método puede no ser suficiente.

Más aún, la agricultura ha promovido nuevos métodos que también, directa o indirectamente afectan el control de las malezas. Estos métodos son originales per se y requieren un nuevo enfoque para su control. Por ejemplo, la agricultura orgánica no permite el uso de herbicidas químicos, por lo tanto, es posible aplicar solamente controles biológicos y culturales como único medio posible para enfrentar las malezas.

En este capítulo, el autor desea presentar una revisión de la situación actual en el manejo de las malezas en general, identificando las principales tendencias y los problemas que aún deben ser resueltos.

PRINCIPALES MALEZAS EN VARIOS CULTIVOS

Varias especies de malezas son aún difíciles de controlar. Cultivos como arroz, trigo, maíz, sorgo, hortalizas, girasol y varios más son seria y persistentemente afectados por una o más especies de malezas. Algunos de los problemas existentes en esos cultivos surgen de la incidencia de las malezas resistentes a los herbicidas. A continuación se presenta un resumen de la situación en algunos cultivos seleccionados tales como arroz y trigo.

Arroz

El arroz es el principal alimento básico en los países en desarrollo y es fundamental para la economía de muchos países de escasos recursos. Para algunos de ellos, el control químico de las malezas se ha convertido en una práctica normal y los herbicidas como propanil, thiobencarb, butachlor y oxadiazon entre otros, son corrientemente usados en aplicaciones de pre o postemergencia. Si bien esos tratamientos han incrementado la productividad de los agricultores también han traído consigo la proliferación de algunas especies de difícil control para las cuales los agroquímicos no parecen ser una solución a largo plazo.

El problema más importante que causan las malezas en el arroz está originado por el complejo de las especies del género Echinochloa que incluye varias especies anuales y perennes, entre las cuales las más importantes son E. crus-galli difundida en prácticamente todo el mundo y E. colona en los países cálidos. Estas especies además han desarrollado formas de resistencia a los herbicidas más usados (propanil, butachlor y varios inhibidores ALS y ACCase). En este momento es necesario implementar métodos de control para reducir la incidencia de estas especies. Los métodos propuestos por la Reunión Técnica de la FAO sobre «Manejo de Echinochloa» (Beijing, 2000) fueron los siguientes:

a) Medidas preventivas tales como fortalecimiento de leyes y normas cuarentenarias e higiene de los campos de producción que pueden ayudar a detener la difusión de las semillas y propágulos de Echinochloa de las fuentes de infestación a las áreas libres de la misma.

b) Dado que el agua de riego y la maquinaria agrícola son dos fuentes primarias de infestación de Echinochloa se debería educar a los agricultores sobre la importancia de mantener los equipos libres de semillas y propágulos de esa especie.

c) Exceso de confianza en los herbicidas para el control de Echinochloa, p. ej., propanil, fenoaprop-ethyl y otros que pueden conducir a una incidencia de los biotipos resistentes a los herbicidas.

d) La rotación de cultivos es el método fundamental para agotar las reservas de los bancos de semilllas de Echinochloa.

e) La supervisión de las poblaciones de Echinochloa resistentes a los herbicidas debería ser estimulada entre los investigadores sobre malezas y los extensionistas para ayudar al desarrollo de bases de datos sobre esas poblaciones.

Echinochloa spp. no son el único problema de malezas en el arroz. Las áreas de siembra directa se han incrementado en los últimos 10 años en muchos países asiáticos debido a la escasez de mano de obra; esto ha llevado al uso de más herbicidas y actualmente en esas áreas el mayor problema es el arroz rojo o arroz-maleza.

El Taller Mundial de Trabajo sobre Arroz-maleza organizado por la FAO en 1999, en Varadero, Cuba, concluyó y recomendó que:

i) Solamente por medio de un enfoque de control integrado para la reducción de la infestación de arroz-maleza/arroz rojo, este puede ser efectivamente controlado.

ii) La principal fuente de infestación de arroz-maleza/arroz rojo son las semillas de arroz contaminadas con esas semillas y los bancos de semillas del suelo. Por lo tanto, cualquier medida de control debería estar dirigida a la reducción de las infestaciones de esas fuentes.

iii) La experiencia en el control de esta maleza en otros países que utilizan tecnologías avanzadas demuestran que no debería ser tolerada una sola semilla de arroz-maleza/arroz rojo en las semillas de arroz.

iv) La reproducción de semillas básicas y fundación debería ser llevada a cabo en áreas que estén completamente libres de infestaciones de arroz-maleza/arroz rojo. Las semillas certificadas de arroz deberían estar libres de semillas de estas malezas.

v) Las medidas de control de arroz-maleza/arroz rojo en el campo son variadas y su implementación dependerá de las condiciones específicas del lugar. Sin embargo, a mediano y largo plazo, cualquier medida de control deberá estar dirigida a la reducción de los bancos de semillas de arroz-maleza/arroz rojo en el suelo.

vi) Hasta el momento, las medidas de control más eficientes han sido aquellas basadas en la combinación de la preparación de suelos húmedos para provocar la emergencia de las semillas de arroz-maleza/arroz rojo, seguida por la aplicación de herbicida sobre la población de malezas antes de la siembra del arroz y el manejo del agua antes y después de la siembra.

vii) Bajo condiciones de secano y de riego es aconsejable practicar, siempre que sea posible, la labranza cero o la labranza mínima combinada con el uso de herbicidas no selectivos. Esta práctica es económica y sostenible para los productores de arroz.

viii) Dentro del contexto del manejo integrado es necesario llevar a cabo estudios regulares sobre el comportamiento de los cultivares de arroz disponibles, especialmente en lo que se refiere a su capacidad para competir con el arroz-maleza/arroz rojo, el ciclo biológico y la tolerancia a la sumersión durante la inundación.

Por lo tanto, tal como se ha discutido para ambos complejos de malezas, la solución yace en el manejo integrado de las malezas en el cual el uso de semillas limpias, adecuada rotación de cultivos y preparación de la tierra cumplen una función importante junto con el uso racional de los herbicidas, evitando de esa forma los problemas generados por la resistencia a los herbicidas.

Trigo

Los mayores problemas encontrados en los trigales están asociados con las malezas resistentes a los herbicidas. Uno de los problemas principales está asociado con la resistencia al isoproturon que presenta la gramínea Phalaris minor en el norte de India. En el valle del Indo-Ganges, un área de 10 millones de hectáreas de arroz-trigo está infestada por un biotipo resistente de P. minor; el problema es sumamente serio en un área de 5 millones de hectáreas (Malik, R. K., com. pers. 2002).

Para superar esta situación los especialistas hindúes han adoptado un enfoque integrado de cultivo de trigo en rotación con arroz de siembra directa. En la India hay en este momento más de 10 000 hectáreas de trigo sembradas con el sistema de labranza cero, lo cual ha producido varios beneficios tales como una mejor eficiencia en el uso del agua, la prevención de la erosión y la compactación del suelo, la reducción de la necesidad de aplicar herbicidas y el incremento de los rendimientos del trigo. Los estudios en ensayos a largo plazo sobre la labranza cero han mostrado que la población de Phalaris minor disminuyó en un período de tres años en razón del efecto combinado del herbicida clodinafop y la labranza cero (Rice-Wheat Consortium y CIMMYT, 2003).

El mayor sistema de producción conocido es el sistema arroz-trigo que cubre un área de 13,5 millones de hectáreas en el sur de Asia y 10 millones de hectáreas en China. Mientras que el cultivo del arroz es de diferente naturaleza -secano o bajo riego- y duración, dependiendo de las situaciones de cultivo, el trigo es generalmente regado. A causa de una disminución en el factor total de productividad, las ganancias del cultivo de ambos cereales son bajas o negativas, sobre todo en las zonas de alta productividad de China, India o Pakistán. En la parte este de India y en grandes partes de Nepal y Bangladesh la productividad de ambos cultivos es baja a causa de las siembras tardías y el uso de insumos en cantidades menores de las recomendadas. La intensificación de los sistemas de producción ha llevado a un estrés de los recursos naturales incluyendo los recursos de tierra y agua. La flora de las malezas es más simple con dominancia de malezas gramíneas anuales, tanto en el arroz como en el trigo. La dominancia de unas pocas gramíneas con muy altas poblaciones ha llevado al uso de herbicidas los cuales han demostrado no ser una propuesta sostenible a largo plazo. La resistencia a los herbicidas ha demostrado que los riesgos y los beneficios económicos derivados de su uso no se equilibran. Además, los agricultores de escasos recursos solo tienen capacidad de elección dentro de un número limitado de herbicidas a los que pueden acceder y a menudo su uso continuado puede también llevar a la contaminación de la cadena alimentaria. Por lo tanto, los agricultores en esos países no solo necesitan tecnologías que reduzcan su costo de producción sino que resuelvan problemas de sostenibilidad relacionados con los recursos naturales, riesgos asociados con los herbicidas y la protección ambiental. El problema de resistencia a los herbicidas merece una consideración especial. Phalaris minor ha desarrollado resistencia a isoproturon y el autor, en reciente visita a esa área, ha notado que clodanifop no es tan efectivo en varios lugares donde el compuesto ha sido usado durante los últimos tres o cuatro años. Más grave aún es el hecho que no existe ninguna supervisión de la resistencia del herbicida y que los agricultores no cuentan con asesoramiento técnico. Es necesario capacitar extensionistas y agricultores en los tópicos relacionados con resistencia de los herbicidas para permitirles que detecten las especies resistentes en forma oportuna y reemplazar el herbicida usado por otros métodos de control, si existen, o usando herbicidas alternativos con un diferente modo de acción.

Las malezas parásitas Striga en cereales y Orobanche en varios cultivos de dicotiledóneas

La situación respecto al control de las malezas parásitas no ha cambiado mayormente en los últimos 10 años. Han habido algunos intentos para diseñar un método de control basado en el recubrimiento de las semillas de los cultivos con un herbicida y un repelente. Este método es efectivo en el control de Striga en maíz (Kanampiu y Friessen, 2002). Lamentablemente existen algunas dificultades para difundir este método entre los agricultores porque es necesario tener algunos medios para tratar las semillas que a menudo los agricultores no poseen y además por el hecho de que los agricultores tienen que pagar por la operación y los compuestos químicos usados. En Kenya este método cuesta solamente $EE.UU. 4/ha. Cuando los agricultores pueden permitirse esta inversión esta puede ser una solución. Otro problema podría ser la resistencia a mediano plazo de Striga al herbicida propuesto -imazetapyr. Es posible indicar que las dosis son muy bajas y que la resistencia no ocurrirá pero la experiencia ha mostrado que si bien las dosis son importantes, también es importante la naturaleza del herbicida. Los inhibidores ALS y ACCase tienen una gran presión de selección y pueden desarrollar resistencia a los herbicidas en cuatro o cinco años. Evidentemente, no existe ningún método perfecto pero se deberían tener en cuenta los problemas que pudieran surgir en un plazo determinado. Los problemas de resistencia pueden ser rápidamente superados en la agricultura de los países de economías avanzadas pero no en los países en desarrollo, debido a la falta de recursos.

Es por estas razones que las malezas parásitas del género Striga deberían ser manejadas por medio de un enfoque integrado donde se busque la limitación y la reducción de los bancos de semillas (Ransom, 1996) manteniendo o aumentando la productividad de la finca. La limitación puede ser obtenida por medio del uso de semillas e implementos agrícolas limpios mientras que los bancos de semillas de Striga pueden ser reducidos previniendo su reproducción por medio del deshierbe manual y/o la aplicación de 2,4-D en los cultivos de cereales puros, incluyendo la germinación suicida con cultivos trampa efectivos y fortaleciendo la muerte natural de las semillas por medio de la actividad biológica del suelo. El mantenimiento de la productividad de la finca se obtiene por medio del uso de cultivares resistentes/tolerantes, por medio del uso estratégico de cultivos no hospedantes de la maleza, por medio de la demora de la vinculación de la maleza con la planta usando el revestimiento de las semillas con herbicidas o mejorando el nivel de fertilidad del suelo. En razón de los distintos sistemas agroecológicos y de producción donde se encuentra Striga, es necesaria la adaptación e integración localizada de esos componentes. Kroeschel y Elzein, en este mismo volumen, presentan una revisión de las malezas parásitas conteniendo interesante información sobre los varios métodos de control, incluyendo el control biológico por medio del uso de la mosca Phytomyza y/o aislaciones del hongo Fusarium oxysporium.

Tomando en consideración los problemas causados por Orobanche spp. en los países de África del Norte y Cercano Oriente también se presenta información resumida del Taller Regional de Trabajo organizado por FAO-ICARDA, llevado a cabo en Rabat, Marruecos (abril 2003) sobre la situación actual del control de las malezas parásitas. Los principales puntos son:

Argelia: O. crenata es el principal problema en habas, lentejas, garbanzos y guisantes. Esta especie parásita tiene una alta interespecificidad y bajo polimorfismo intraespecífico. Las principales medidas de control consisten en la siembra tardía de las leguminosas y el uso de glifosato de postemergencia, en dos aplicaciones. Hay algunos ensayos en ejecución para probar la eficacia de herbicidas derivados de imidazoline como imazapyr e imazethapyr. Se han hecho algunas investigaciones para estudiar el uso de insectos como Smicronix para el biocontrol de Orobanche.

Egipto: las habas son el cultivo más afectado por O. crenata. En el país se han desarrollado cuatro cultivares resistentes. Se utiliza la siembra tardía solo en las áreas bajo riego con dos aplicaciones de glifosato a bajas dosis (64 g ia/ha). La mosca Phytomiza orobanchia se encuentra en el país pero no se han hecho trabajos para aumentar su población.

Etiopía: tres especies de Orobanche tienen importancia en el país: O. minor en especies ornamentales y girasol y O. ramosa y O. cernua en el tomate donde pueden causar pérdidas de hasta el 60 por ciento de los rendimientos. Estas especies también afectan las leguminosas alimenticias (919 000 ha de habas, garbanzos, lentejas y otras). En la actualidad los especialistas del país están tratando de identificar cultivares resistentes y la aplicación de métodos culturales, especialmente rotación de cultivos.

Irán: los especialistas en el país informaron sobre 36 especies de Orobanche, la más importante de las cuales es O. aegyptiaca que afecta lentejas, alfalfa y garbanzos. Otras especies presentes son O. nana en almendros (Prunus amygdalus), O. ramosa en cultivos de cucurbitáceas y O. cernua en girasol y tabaco. Se están realizando investigaciones sobre rotación de cultivos, uso de Fusarium y/o Phytomiza para el biocontrol así como rotación de cultivos con arroz y el uso de inundaciones.

Marruecos: predominan cuatro especies, a saber: Orobanche ramosa/O. aegyptiaca en cultivos de solanáceas, O. crenata en leguminosas alimenticias y O. foetida en trébol. El país ha participado en un progama de investigación con GTZ que ha producido resultados útiles y editado varias publicaciones sobre el uso de variedades resistentes de haba, siembra tardía en áreas regadas, uso de glifosato y medidas para el uso de la mosca Phytomiza.

República Árabe Siria: el tomate es seriamente afectado por O. ramosa/O. aegyptiaca; el principal medio de control es la remoción manual en cultivos de tomate que se siembran con o sin cobertura de la tierra de plástico negro.

Sudán: las principales especies son O. crenata y O. ramosa. La primera afecta varios cultivos de leguminosas alimenticias (habas, garbanzos, lentejas) y la segunda se encuentra sobre todo en cultivos de solanáceas como pimiento, tomate, papa, berenjena y tabaco. Las principales investigaciones se concentran en la obtención de cultivares resistentes, siembra tardía de las habas y uso de herbicidas de la familia de las imidazolines como imazethapyr (50-76-100 g ia/ha) en presiembra incorporados al suelo o en preemergencia. También se han realizado ensayos con glifosato en postemergencia.

Túnez: el país comparte con Marruecos los mismos problemas causados por Orobanche. O. foetida y O. crenata son las principales especies que afectan en primer lugar Vicia sp. y habas. El programa de investigación que se lleva a cabo en el país es también similar al de Marruecos. Han sido probados varios herbicidas tales como el glifosato o el sulfosato y las imidazolinonas. La siembra intercalada de habas con fenogreco parece dar buen resultado. El principal método de control es la eliminación manual.

Turquía: hay cuatro especies parásitas de Orobanche: O. ramosa/O. aegyptiaca en cultivos de solanáceas, leguminosas alimenticias y cucurbitáceas; O. cernua en girasol y O. crenata en garbanzos. La solarización está difundida así como el uso de la mosca Phytomiza. En algunas áreas de tabaco y girasol se ha utilizado imazapyr a bajas dosis (0,1 kg ia/ha).

PROBLEMAS DE MALEZAS ACUÁTICAS Y SU CONTROL

Malezas flotantes

Los problemas con las malezas acuáticas, en los últimos 10 años y especialmente con las especies flotantes, se han incrementado en gran medida en Asia, África e incluso en América Latina.

El principal problema de malezas acuáticas y probablemente el más importante a nivel mundial es la introducción e invasión del jacinto de agua (Eichhornia crassipes) en muchas regiones del mundo. En la actualidad importantes cuerpos de agua en África están severamente infestados con esta maleza, incluyendo el Lago Victoria en África Oriental, el Río Congo en África Central, el Río Níger y varios ríos en África Occidental. El Río Nilo continúa afectado por la infestación de esta maleza y enormes cantidades de esta planta son removidas anualmente del mismo en Egipto. En América Latina la planta se ha diseminado rápidamente en varios países como México, en América Central y en el Caribe. Si bien en esas áreas se encuentran algunos enemigos naturales de la planta, la fuerte contaminación del agua en las represas y los ríos permite que el jacinto de agua prolifere e infeste totalmente los cuerpos de agua. Asia tampoco escapa a este problema. Varias regiones de tierra firme de China están seriamente infestadas por la maleza mientras que casi todos los cuerpos de agua en Filipinas, India, Malasia, Sri Lanka, Tailandia, y Viet Nam presentan niveles de infestación medio a altos.

Otras importantes malezas flotantes son el helecho acuático (Salvinia molesta) y la lechuga acuática (Pistia stratiotes). Estas plantas se reproducen rápidamente en condiciones climáticas cálidas y pueden cubrir toda el área de los cuerpos de agua por cortos períodos. El helecho acuático es un serio problema en varios países y lugares, entre ellos Papua Nueva Guinea y más recientemente en el Río Senegal. La lechuga de agua se encuentra en todas las áreas tropicales y se reproduce rápidamente en aguas fuertemente contaminadas.

A causa de los problemas existentes se han implementado varios programas nacionales y regionales para el control de las malezas flotantes. Uno de los programas más importantes fue establecido en Uganda con el apoyo de la FAO para controlar el jacinto de agua en el Lago Victoria. El primer proyecto iniciado en el año 1991 originó otros dos proyectos y actualmente es un componente de un complejo programa de manejo de las tierras húmedas del Lago Victoria en el que participan Kenya, Tanzanía y Uganda. De la misma manera, otros países como Benin, Burkina Faso, Cote d’Ivoire, Ghana, Malí, Níger y Nigeria han ejecutado proyectos nacionales o regionales, también apoyados por la FAO y en colaboración con otras instituciones como CSIRO, IIBC e IITA. En estos casos el enfoque recomendado ha sido siempre el manejo integrado en el cual el componente principal es el control biológico clásico por medio de la introducción de insectos específicos tales como los gorgojos Neochetina eichhornae y N. bruchi. Para ello, se ha capacitado personal técnico en la cría y liberación de los insectos y se han instalado facilidades para su cría adecuada.

Si bien el control biológico contribuye a reducir la infestación del jacinto de agua, en muchas áreas es insuficiente, dada la gran población de malezas y el alto grado de contaminación de los cuerpos de agua. En esta situación, son necesarias otras medidas de control para integrar el control biológico. Estas medidas podrían incluir la remoción mecánica y un uso racional de herbicidas de baja toxicidad. En Ghana, ha sido aceptado y aprobado el uso de glifosato para controlar el jacinto de agua en áreas fuertemente infestadas, mientras que en Uganda actualmente se está realizando la cosecha mecánica. La remoción manual es muy frecuentemente usada en áreas cercanas a usinas eléctricas, por ejemplo en Sotuba, Malí y la estación de Owen Fall en Uganda, donde es necesario disponer de agua muy limpia.

Las experiencias recogidas con el jacinto de agua muestran claramente que son necesarios programas a largo plazo para reducir substancialmente los niveles de infestación de esta maleza. La liberación de insectos por si sola no soluciona el problema y es necesario establecer un programa para la cría y liberación de los insectos con la participación de las comunidades afectadas por la maleza. La supervisión es otra actividad importante que debe ser llevada a cabo en forma regular a fin de poder llegar a tomar decisiones adecuadas

Mejores resultados se han obtenido usando insectos como Neohydronomous affinis para el control de la lechuga acuática y Cyrtobagous salviniae para el control del helecho acuático; dichos insectos han controlado satisfactoriamente ambas especies en el Río Senegal (Labrada y Fornasari, 2003). En un período de 12-14 meses en ambos casos se ha obtenido un alto grado de control, después de una liberación masiva de insectos.

Malezas acuáticas con raíces

En algunos casos de aguas poco profundas varias especies de Typha pueden constituir un problema serio.

El Río Senegal ha tenido densas poblaciones de lechuga de agua (Pistia stratiotes) y helecho acuático (Salvinia molesta), ambos casos solucionados por medio del uso de agentes de biocontrol, pero actualmente se ha incrementado la infestación con Typha. Esta invasión de Pistia no permite obtener fácilmente y en forma segura agua del río y la Typha también proporciona refugio a las serpientes que son temidas por la población local.

Lamentablemente no existe un control biológico efectivo para el control de Typha de modo que en este momento el control debe estar basado en la remoción manual o mecánica. En México, y también en otros lugares, el corte repetido de la planta a nivel del agua durante un año ha resultado un buen método para reducir en forma importante su población. Este procedimiento agota las reservas nutritivas existentes en las partes subterráneas de la planta erradicando la mayor parte de las plantas.

Este método podrá ser aplicado por las comunidades locales en la medida que tengan acceso al equipo necesario así como a la adquisición de combustible para su operación.

Malezas sumergidas

Las principales especies sumergidas son Elodea spp., Egeria spp., Hydrilla verticillata, varias especies de Potamogeton, Miriophyllum spicatum, Ceratophyllum demersum y algas macrofíticas y unicelulares. Grandes infestaciones de estas especies ocurren en aguas contaminadas y aguas con bajo contenido de oxígeno.

Hay varios herbicidas recomendados para el control de malezas sumergidas, entre ellos la forma granular de dichlobenil y Z-propenal, más conocidos como acroleína, terbutryne y diquat. Estos herbicidas son aplicados directamente al agua y son efectivos en aguas estancadas si bien el diquat es menos eficiente para el control de Potamogeton. En el caso del dichlobenil los mejores resultados se obtienen cuando las plantas son primeramente removidas mecánicamente y el herbicida granular se aplica inmediatamente después. Otra buena opción para el control de Potamogeton es el uso de la carpa herbívora (Ctenophararyngodon idella).

En los Estados Unidos de América, la especie exótica Hydrilla verticillata (nativa de partes de Asia, África y Australia) se ha convertido en un serio problema en varios cuerpos de agua en California y Florida (Anón., 2002). En este caso hay tres herbicidas aprobados para su control: el fluoridone, un herbicida sistémico de acción lenta que es un compuesto muy costoso; el herbicida de acción rápida endothall y los compuestos Copper que se usan solos o mezclados con endothall. Copper también es efectivo para controlar algas. Ninguno de esos herbicidas afecta las semillas, tubérculos y turiones de las malezas y son necesarias aplicaciones repetidas para controlar el rebrote de Hydrilla. El control mecánico no es adecuado porque la planta se difunde por medio de la fragmentación. El método más efectivo para combatir esta maleza es por medio de la carpa estéril triploide (Anón., 2003). Otros agentes de biocontrol han sido explorados en los Estados Unidos de América desde 1981, siendo uno de ellos el gorgojo Bagous affinis que ataca los tubérculos de Hydrilla. El adulto depone sus huevos en maderas en descomposición y otra materia orgánica y al nacer las larvas penetran en los sedimentos hasta que encuentran un tubérculo de Hydrilla (Bennet y Buckingham, 1991). El insecto se alimenta y destruye el tubérculo donde completa su ciclo. La mosca minadora de la hoja de Hydrilla, Hydrellia pakistanae, originaria de India y Pakistán, fue liberada en el sur de Florida en 1987 (Balcunias y Center, 1988). Existe evidencia de que ataca la planta pero su impacto es desconocido. Los resultados de la liberación de estos insectos todavía están siendo evaluados.

Incremento del uso del control biológico de las malezas

Varios programas de control biológico dirigidos a una serie de malezas acuáticas han sido llevados a cabo en todo el mundo. Algunas especies terrestres como Chromolaena odorata están bajo control usando el insecto Parechetes pseudoinsulata (Munniapan, 1994) en Guam. Este insecto fue liberado en Fumesua, en la región de Ashanti, en Ghana, en 1991 en un proyecto piloto y controló efectivamente la maleza. El establecimiento exitoso de P. pseudoinsulata fue el resultado de la liberación continua de un gran número de insectos sobre Chromolaena. Las actividades alimenticias del insecto han reducido las poblaciones de Chromolaena de un promedio de 85 por ciento en los campos infestados a 32,9 por ciento en los lugares en los que el control de la maleza ha sido exitoso. Las poblaciones de otras especies herbáceas en peligro de extinción se han incrementado de 13 a 38 por ciento así como las gramíneas, de 2 a 29,1 por ciento (Timbilla, 1996). La introducción de P. pseudoinsulata en Indonesia ha sido exitosa en el norte de Sumatra mientras que en Java no ha tenido el mismo éxito (Tjiytosemito, 1996).

Otro bioagente, la mosca tefrítida Procecidochares connexa que forma agallas en el tallo fue liberada en Indonesia para el control de Chromolaena odorata por primera vez cerca de Marihat, norte de Sumatra, en enero de 1995. Se estableció fácil y rápidamente y actualmente parece tener impacto sobre la maleza, especialmente donde ocurre conjuntamente con P. pseudoinsulata. Las liberaciones en el campo se hicieron con moscas adultas (Wison y Widantayo, 1996).

Se están haciendo algunos intentos para desarrollar el control biológico de Striga (Watson et al., 1998). Un equipo de investigadores apoyados por el Centro Internacional de Investigaciones para el Desarrollo encontró que en Malí, el hongo Fusarium oxysporum puede suprimir el crecimiento de la maleza. En un estudio piloto, el hongo fue cultivado sobre paja de sorgo y después difundido en campos de agricultores en el momento de la siembra. Los resultados obtenidos han indicado una supresión del crecimiento de Striga con un importante incremento del rendimiento del sorgo.

AGRICULTURA ORGÁNICA

En los últimos años la agricultura orgánica se ha difundido sensiblemente en muchas regiones del mundo y esta tendencia aún no ha cesado. El área total de cultivos orgánicos se estima en 8 162 717 hectáreas (Tabla 1). La agricultura orgánica debe ser considerada como un proceso que depende básicamente de procesos biológicos de ocurrencia natural. Por lo tanto, su objetivo es estimular esos procesos al máximo para obtener la supresión de los problemas causados por las plagas. Obviamente, el uso de pesticidas químicos es contrario al concepto y a la práctica de la agricultura orgánica y la intervención humana en este proceso debería, por lo tanto, ser llevada a cabo con sumas precauciones.

El manejo de las malezas en la agricultura orgánica no es una tarea simple, especialmente en áreas donde la mano de obra para la remoción manual de las malezas es escasa o antieconómica. Sin embargo, los principios son los mismos de cualquier sistema de cultivo convencional donde la competencia de las malezas debe ser evitada de modo de obtener el máximo rendimiento de los cultivos. En este caso, esto implica necesariamente eliminar las malezas por medio de materiales no químicos, lo cual debe ser hecho exactamente en el momento adecuado durante el período crítico de competencia de las malezas. Los sistemas orgánicos también requieren el uso de métodos preventivos antes del establecimiento del cultivo y un plan para una rotación razonable de cultivos. La preparación de falsas camas de semillas a fin de controlar mecánica o manualmente las malezas es una buena opción para demorar su competencia. El uso de abonos verdes y cultivos de cobertura, además de aumentar la fertilidad del suelo, puede ayudar a controlar algunas especies de malezas. En la agricultura orgánica los métodos más comunes usados para prevenir la competencia de las malezas son las altas densidades de siembra, la siembra cruzada o en surcos estrechos y los cultivos mezclados con leguminosas de grano pequeño. En las áreas templadas, el trébol dulce, varios Medicago y la alfalfa son los acompañantes más comunes. Deberían ser desarrolladas otras secuencias de rotación para cultivos en las zonas tropicales y subtropicales a fin de garantizar un crecimiento vigoroso de los cultivos y para limitar los problemas de las plagas, incluyendo las malezas.

Tabla 1

Áreas de agricultura orgánica en el mundo
(Datos procesados de Yussefi Minou y Willer Helga, 2002)

Región

Hectáreas



Asia

53 936

África

30 401

Oceanía

50 500

Europa

3 778 944

América Latina

2 923 936

América del Norte

1 325 000



TOTAL:

8 162 717

USO Y RESISTENCIA DE LOS HERBICIDAS

Por diferentes razones la industria agroquímica ha reducido su actividad de promoción de nuevas moléculas con efecto herbicida tal como hacía en el pasado. El desarrollo de nuevos compuestos y el costo de su registro (información toxicológica detallada con más requerimientos que antes) hacen que el proceso sea económicamente más costoso. Por lo tanto, el manejo de las malezas en los últimos años, especialmente en algunas economías desarrolladas, se ha basado en el uso de nuevos procedimientos integrados, además de la introducción de cultivos transgénicos resistentes a los herbicidas.

En los países en desarrollo se ha incrementado el uso de herbicidas en cultivos como arroz de siembra directa, maíz, algodón y soja, principalmente en países de América Latina y Asia, mientras que en África el uso de herbicidas es aún limitado.

Los problemas de la resistencia a los herbicidas están aumentando en varias áreas y regiones del mundo. Existe un sitio web (http://www.weedscience.org/in.asp) que proporciona información actualizada sobre los casos de resistencia en todo el mundo. El problema de la resistencia y su manejo también se discuten en esta publicación en el trabajo de Bernal Valverde.

La información disponible sobre casos de resistencia también permite a los investigadores desarrollar materiales para prevenir la resistencia a los herbicidas en algunos cultivos. La FAO también ha iniciado investigaciones para proporcionar asesoramiento a los servicios de extensión de los países en desarrollo.

EL USO DE CULTIVOS TRANSGÉNICOS RESISTENTES A LOS HERBICIDAS (CRH)

Durante los últimos ocho años, los cultivos genéticamente mejorados con resistencia a un amplio espectro de herbicidas de postememergencia tales como el glifosato han sido desarrollados por medio de la ingeniería genética. Esto ha permitido a los agricultores usar un herbicida no selectivo y aplicarlo en forma selectiva sobre el cultivo ya emergido y así fácilmente implementar la labranza cero con la consecuente protección del suelo. El uso de algunos herbicidas como el glifosato hace posible reducir el uso de herbicidas que actúan en el suelo y los problemas de persistencia asociados a los mismos.

Los cultivos resistentes a los herbicidas ofrecen el potencial para un control de malezas más simple, un manejo más efectivo de las malezas difíciles de combatir y más precisamente en el período crítico, una mayor aplicación de la labranza mínima o de la labranza cero y evitar las pérdidas de rendimiento causadas por los actuales herbicidas «selectivos» (FAO, 1998).

Si bien los beneficios son claros, los cultivos resistentes a los herbicidas también pueden plantear riesgos directos a la salud humana y pueden causar indirectamente riesgos ecológicos y evolucionarios que no han recibido aún la debida atención de las agencias normativas (Ford Denison, 1999).

Existen varias preocupaciones respecto a las consecuencias del desarrollo y consecuencias de los cultivos transgénicos resistentes a los herbicidas. Las objeciones al uso de esos cultivos transgénicos están relacionadas con varios puntos respecto a los riesgos asociados (FAO, 2001) tales como la potencial transferencia de genes de los cultivos resistentes a los herbicidas a formas parentales salvajes, con la posibilidad de crear super-malezas. En este momento se consideran, entre otros, los siguientes riesgos:

A fin de prevenir dichos problemas, un equipo técnico de la Real Universidad de Agricultura y Veterinaria de Dinamarca (KVL), apoyado por la FAO, preparó el primer borrador de procedimientos para evaluar el riesgo ecológico de los cultivos resistentes a los herbicidas, el cual fue posteriormente revisado por varios especialistas de todo el mundo, quienes ofrecieron sus comentarios y sugerencias; este borrador de procedimientos fue discutido y ampliado en un Taller de Trabajo organizado por la FAO y el Departamento de Ciencias Agrícolas (Ciencia de las Malezas) de la citada Real Universidad de Agricultura y Veterinaria, en septiembre 2000. El documento final está aún en etapa de preparación y establecerá los métodos para evaluar los CRH antes de su introducción en las prácticas agrícolas seguidas en todos los países.

Estos procedimientos identifican dos escenarios: aquellos en los que los CRH serán liberados en un sistema de producción agrícola en el que existen formas parentales salvajes o malezas compatibles y aquellos donde los CRH pueden ser liberados en otros sistemas de producción agrícola y hay un riesgo mínimo de flujo de genes a otras especies. Cinco elementos básicos fueron preparados para esta evaluación, cada uno de ellos compatible con una posibilidad específica.

Una revisión de este tema se encuentra en esta publicación en el artículo de Kathrine Madsen-Haugen y Jens Streibig.

AGRICULTURA DE CONSERVACIÓN

La agricultura de conservación está ganando un importante reconocimiento entre los agricultores de todo el mundo. Los cultivos de granos como trigo, cebada, arroz y soja se cultivan en varias partes del mundo bajo este sistema que consiste en el uso correcto de la rotación de cultivos con labranza mínima o labranza cero, incluyendo el uso de abonos verdes y cultivos de cobertura. Este enfoque es beneficioso para proteger efectivamente el suelo e incrementar su fertilidad. No es correcto identificar la agricultura de conservación con la labranza cero o la labranza mínima. De hecho, estos dos últimos procedimientos son parte del sistema pero si son aplicados en áreas de monocultivo no pueden ser considerados dentro de esta categoría. El uso de cultivos resistentes a los herbicidas combinados con la aplicación de herbicidas de amplio espectro hace que el proceso de la agricultura de conservación sea más simple pero también implica el riesgo de generar nuevos problemas de malezas, ya sea por el cambio de la población de las malezas o por la presencia de especies capaces de evolucionar a formas de resistencia a los herbicidas en uso. No siempre es necesario usar CRH y herbicidas, especialmente cuando el sistema ha sido practicado por 10 años o más.

Si bien este proceso es válido, varias malezas continúan siendo un serio problema para la producción de varios cultivos como el arroz, con la incidencia de arroz-maleza/arroz rojo y Echinochloa spp.; las malezas parásitas como Orobanche que se encuentran en girasol, habas y cultivos de solanáceas; la maleza parásita Striga en los cereales en África al sur del Sahara e Imperata cylindrica en muchas áreas de África.

El cambio a labranza cero o a las prácticas de siembra directa involucra a muchos productores cuando se trata de controlar las malezas. El abandono de la labranza como método de control de malezas significa que los productores deben, en compensación, ajustar sus rotaciones de cultivos, el uso de herbicidas y otras prácticas culturales. Las malezas perennes pueden convertirse en un problema serio y es necesario implementar métodos culturales adicionales tales como el uso de coberturas. Algunas malezas anuales como la avena salvaje y la colza espontánea también crecen bajo condiciones de labranza cero.

Información valiosa sobre prácticas culturales y preventivas para el control de malezas es presentada en esta publicación por Paolo Bàrberi.

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