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CAPÍTULO 5 CUESTIONES AMBIENTALES Y SOCIALES


5.1 Introducción

En este capítulo se examinan las principales cuestiones ambientales y sociales en la producción y el comercio de banano y se presentan los programas de certificación surgidos en respuesta al aumento de la preocupación entre los consumidores y la sociedad en general. Seguidamente, se analizan los mercados de dos tipos de productos certificados: los bananos orgánicos y los bananos de comercio justo.

5.2 Cuestiones ambientales

El crecimiento e intensificación de la producción en las grandes plantaciones durante los años ochenta y a comienzos de los noventa generó una serie de problemas ambientales. La expansión del cultivo de banano se realizaba tradicionalmente a expensas de los bosques y otra vegetación natural. Por ejemplo, en Costa Rica la superficie de cultivo aumentó de 20 000 a 50 000 hectáreas en sólo cinco años. Lo que es más importante, la producción de banano para exportar es en general intensiva, con niveles elevados de insumos externos, y a menudo se realiza en plantaciones de monocultivo organizadas a lo largo de líneas agroindustriales. La mayoría de las explotaciones se valen del uso frecuente de agroquímicos para mantener la fertilidad y reducir las pérdidas causadas por las plagas. Ya que los grandes monocultivos están expuestos al aumento de los ataques de plagas y enfermedades, es necesario, en términos generales, aumentar el uso de plaguicidas. A su vez, la utilización extensiva de sustancias agroquímicas ha provocado la aparición de cepas de plagas resistentes a los plaguicidas. La incorrecta eliminación de residuos, como por ejemplo bolsas de plástico impregnadas con plaguicidas o fruta rechazada, también ha generado contaminación. Las prácticas de producción inadecuadas han llevado en muchos casos a la contaminación de las tierras y los cursos de agua y acuíferos, y a una reducción de la diversidad biológica.

En los años ochenta y noventa se observó un aumento de la sensibilización de la opinión pública ante los problemas ambientales. Éstos se reflejaron en la Conferencia de las Naciones Unidas sobre el Medio Ambiente y el Desarrollo, celebrada en Río de Janeiro en 1992, en la que los gobiernos reconocieron la importancia de la buena gestión de los recursos naturales para conseguir un desarrollo sostenible. Ya que los consumidores están cada vez más sensibilizados respecto a las cuestiones ambientales, la producción agrícola intensiva ha atraído una atención cada vez mayor. Debido a que la producción y el comercio del banano se concentran en las grandes empresas transnacionales, el sector bananero fue sometido a un minucioso análisis en los años noventa (véase Capítulo 6). La fuerte presión ejercida por las ONG, una cobertura informativa negativa y un cambio en las preferencias de los consumidores hacia productos «respetuosos con el medio ambiente» hizo que algunas empresas tomasen medidas para reducir los efectos adversos del cultivo de banano sobre el medio ambiente. La eliminación de residuos ha mejorado considerablemente durante los últimos diez años. La recogida de plásticos, el compostaje de desechos orgánicos y el tratamiento de aguas residuales se han convertido en prácticas habituales en muchas plantaciones.

Mientras tanto, el mercado mundial del banano se ha sobresaturado y los precios han disminuido, reduciéndose así los incentivos para incrementar la producción de banano. La superficie cultivada de banano se ha estabilizado en los principales países productores y se prevén futuros incrementos de la producción derivados de los aumentos del rendimiento en las explotaciones actuales, más que la expansión a nuevas tierras. En consecuencia, la producción de banano ya no es actualmente una amenaza para los bosques primarios.

Sin embargo, la contaminación causada por la utilización intensiva de sustancias químicas en la producción de monocultivos sigue siendo un desafío para el productor, ya que los cambios en la utilización de insumos afectan a la productividad. El monocultivo de banano atrae una amplia gama de plagas y enfermedades, sobre todo enfermedades por hongos difíciles de combatir en climas tropicales. La principal enfermedad por hongo, la sigatoka negra, puede mutar y desarrollar resistencia a los fungicidas, generando un problema para los administradores de las plantaciones que intentan reducir el uso de sustancias agroquímicas. Las técnicas biológicas para combatir este hongo han demostrado hasta el momento no ser terminantes y es necesario seguir investigando en este ámbito.

Parte de la solución podría encontrarse en los métodos de manejo integrado de plagas (MIP) y de manejo integrado de plagas y producción. Estos métodos luchan contra las plagas mediante medios mecánicos y biológicos, utilizando plaguicidas químicos sólo como último recurso. Cuando es necesario el uso de plaguicidas, se da preferencia a aquéllos menos tóxicos y persistentes. La idea central del manejo integrado otorga menos importancia a la erradicación de plagas y más a limitar su población hasta un nivel en que el daño que cause sea económicamente aceptable para el agricultor. También hacen un uso cauteloso de la fertilización para evitar la contaminación de las aguas superficiales y subterráneas.

5.3 Cuestiones sociales

Además de las repercusiones negativas sobre el medio ambiente, los plaguicidas podrían también tener efectos perjudiciales en la salud de los trabajadores de las plantaciones y las comunidades vecinas. Aunque debido a prácticas del pasado, los problemas de salud causados por el nemagon (un nematicida) persisten hoy en día para muchos trabajadores. Algunas víctimas han demandado a empresas bananeras y de sustancias agroquímicas y han obtenido indemnizaciones, mientras que otros se encuentran aún involucrados en procesos judiciales.

Incluso los plaguicidas autorizados podrían ocasionar problemas de salud si las medidas de seguridad recomendadas no se siguieran estrictamente. Entre las medidas de seguridad figuraría la utilización de mascarillas faciales, botas, guantes o ropa impermeable. No obstante, algunos son extremadamente incómodos en las condiciones de calor y humedad presentes en los cultivos de banano. Por este motivo, en el Artículo 3 del Código internacional de conducta para la distribución y utilización de plaguicidas de la FAO se indica: «Deberían evitarse los plaguicidas cuya manipulación y aplicación exijan el empleo de equipo de protección personal incómodo, costoso o difícil de conseguir, especialmente cuando los plaguicidas han de utilizarse en climas tropicales y por usuarios en pequeña escala» (FAO 2002).

Además, en el ramo bananero suelen producirse conflictos relacionados con los derechos de los trabajadores. En varios casos, no se hicieron cumplir los convenios de la Organización Internacional del Trabajo (OIT) o incluso las leyes laborales nacionales, lo que llevó a abusos como el trabajo infantil, el exceso de horas de trabajo, la discriminación, el hostigamiento sexual, y la falta de respeto a las normas sanitarias y de seguridad. Otra cuestión social frecuentemente discutida en la producción de banano es el derecho a la libertad de asociación y a la negociación colectiva, conforme se formula en las convenciones Nº 87 (1948) y Nº 98 (1949) de la OIT. En muchos casos la dirección de la plantación mostraba su oposición ante sindicatos independientes, mientras que en otros las demandas de aumento de los salarios y otras prestaciones se consideraban no realistas. En general, la relación entre sindicatos y empresas bananeras es sumamente polémica (véase Capítulo 6).

Algunos conflictos y casos de abuso de los derechos de los trabajadores se llevaron ante la OIT y se divulgaron en los principales países importadores de banano. Estos casos ayudaron a aumentar la sensibilización del consumidor hacia la «ética» de la producción y el comercio de alimentos, y se incluyeron en campañas lanzadas por diversas ONG que trabajan en ámbitos como los derechos humanos, el desarrollo social y el «comercio justo». Las condiciones de trabajo o la remuneración «justa» de los trabajadores de las explotaciones y de los pequeños productores en los países en desarrollo atrajo la atención de la opinión pública en los países desarrollados. Las ONG ejercieron presión sobre las empresas para garantizar que la salud de sus empleados no se pusiese en peligro por la falta de medidas de seguridad adecuadas en la explotación o por el uso de plaguicidas reconocidos como peligrosos. Se han involucrado cada vez más en cuestiones relacionadas con los derechos del trabajo, incluida la libertad de asociación o el derecho a formar un sindicato independiente.

Ante la presión de las ONG, las demandas de los minoristas y el aumento de la sensibilización de los consumidores de los países importadores respecto al comercio ético, las empresas emprendieron trámites para mejorar la situación de sus plantillas. Esta tendencia se observó inicialmente en las tiendas de venta de productos artesanales importados que garantizaban a sus clientes que sus alfombras no estaban elaboradas por niños o con trabajo forzado. Más recientemente, el movimiento llegó a fabricantes mayores de bienes de consumo, y se demandó una vigilancia más estrecha de las condiciones laborales en sus filiales en todo el mundo (por ejemplo ropa y zapatos de deporte). La preocupación social llegó también al sector agrícola en general y al sector bananero en particular.

En los últimos años se han observado algunos progresos, ya que las relaciones con los sindicatos han mejorado de forma gradual en muchos países. Por ejemplo, Chiquita firmó un acuerdo en 2001 con la Unión Internacional de Trabajadores de la Alimentación y Agrícolas (UITA, una federación internacional de sindicatos) y Colsiba (Coordinadora Latinoamericana de Sindicatos Bananeros) en presencia del Director General de la OIT (UITA 2001). No obstante, quedan todavía muchas tensiones, tal y como se ejemplifica en un informe reciente de Human Rights Watch sobre Ecuador (2002).

5.4 Afrontar los desafíos

La comunidad internacional ha sugerido una gran variedad de conceptos, medios y mecanismos para afrontar estos desafíos ambientales y sociales en la producción y el comercio. Algunos son obligatorios y se basan en acuerdos nacionales o multilaterales, mientras que otros son voluntarios. Algunos países han tomado medidas unilaterales para prohibir la importación de bienes que se piensa que están elaborados de forma perjudicial para el medio ambiente, como por ejemplo la pesca de atún con redes que pueden matar a los delfines. Sin embargo, en la mayoría de los casos estas medidas se consideran incoherentes con las normas de la OMC, sobre todo porque establecen discriminaciones según los métodos y el proceso de producción (véase FAO 2003 sobre la OMC y el eco-etiquetado).

Algunas ONG y gobiernos de países desarrollados han sugerido la inserción de cláusulas sociales y ambientales en los acuerdos internacionales comerciales. La idea es ofrecer acceso al mercado a los países exportadores a condición de que cumplan las normas ambientales y sociales previamente acordadas. Estas normas estarían basadas en acuerdos intergubernamentales alcanzados en foros multilaterales, como por ejemplo las Convenciones de la Organización Internacional del Trabajo para las normas laborales. Sin embargo, muchos países y empresas se oponen a la inclusión de cláusulas sociales y ambientales en el acuerdo internacional sobre el comercio.

Algunos gobiernos han definido directrices ambientales voluntarias para sectores específicos de la economía, que cada empresa es libre de adoptar o no. No obstante, las empresas podrían tener pocos incentivos para aplicar las directrices si éstas resultasen tener costos más elevados y careciesen de recompensas comerciales o económicas.

La sociedad civil también formuló propuestas, algunas de las cuales estuvieron encabezadas por ONG y otras por el sector empresarial. Las ONG fueron las primeras en promover formas más sostenibles de producción y comercio agrícola tales como la agricultura orgánica y el comercio alternativo (véase infra). Más recientemente, las empresas han sentido también la necesidad de responder a la creciente preocupación de los consumidores en materia de sostenibilidad social y ambiental. El concepto de responsabilidad social colectiva ha ganado ímpetu desde los años noventa. Algunas empresas trataron de proteger el medio ambiente o introducir directrices sociales en sus actividades. La reacción más común en el sector empresarial ha sido la introducción de códigos de práctica voluntarios dentro de las empresas. En lo que respecta a su funcionamiento interno, muchas grandes empresas elaboraron directrices éticas y designaron «encargados de ética» o «encargados de la responsabilidad social colectiva». En algunos casos, se tuvieron en consideración los códigos de todo el sector. En el Reino Unido, la asociación de importadores de banano ha adoptado un código de conducta para el intercambio comercial ético. En Colombia, el sector bananero ha establecido un programa de mejora de su comportamiento ambiental y social. Además, algunos de los principales minoristas de países europeos, como por ejemplo el Reino Unido y Suiza, han establecido normas para el abastecimiento ético dirigidas a garantizar que su proveedores cumplen los requisitos en materia ambiental y social. En el Reino Unido, la Iniciativa de Comercio Ético reúne a partes interesadas de una amplia variedad de sectores (industria, minoristas, ONG, gobiernos) y tiene por objeto fomentar la utilización de códigos de conducta empresariales para mejorar las condiciones laborales.

Aunque los códigos de conducta empresariales son un primer trámite necesario, éstos podrían tener un efecto real limitado. Quienes escriben, aplican y supervisan los códigos son las propias empresas, que a su vez pueden verse acusadas de ser juez y parte. Los códigos escritos y verificados por los minoristas para sus proveedores pueden ser de fiar, pero existen aún conflictos de interés potenciales, ya que los códigos son escritos por una parte de la cadena de productos. Así, muchas de las empresas bananeras más importantes han cambiado gradualmente a la certificación por terceros. En este sistema, un órgano independiente de certificación supervisa la aplicación de la norma.

5.5 Programas de certificación ambiental y social

Varias ONG han elaborado normas internacionales voluntarias y mecanismos de certificación para la agricultura sostenible. También existen programas nacionales de certificación promovidos por los gobiernos o por asociaciones nacionales de comercio, como por ejemplo la Bandera Ecológica en Costa Rica que no se incluyen en esta publicación.

La certificación voluntaria es un mecanismo proactivo orientado al mercado, que fue concebido por las organizaciones que siguen la evolución de las demandas del mercado (en este caso las demandas relativas a cuestiones en materia ambiental y/o social). Los programas de certificación voluntaria contribuyen a los marcos reglamentarios tradicionales utilizando incentivos de mercado que promueven mejoras por encima de los niveles mínimos exigidos por la ley. La certificación podría ayudar a mejorar la eficacia de las operaciones y a reducir los costos, por ejemplo mediante la utilización de cantidades menores de plaguicidas, añadiendo así valor al producto al favorecer la imagen de la empresa frente al consumidor, socios empresariales, reguladores y un público más amplio.

En la actualidad, las empresas bananeras utilizan distintos sistemas de certificación ambiental y social. Cabría señalar que estos programas se aplican a otros productos agrícolas además del banano. Los más importantes son:

Los programas de certificación indicados emplean enfoques y criterios diferentes. Algunos dan prioridad a las cuestiones ambientales, mientras que otros a la equidad social y a los derechos del trabajo. En el análisis que figura a continuación se incluye otro tipo de certificación, EUREPGAP, pues aunque centra su atención en la inocuidad de los alimentos y la rastreabilidad, presenta sin embargo requisitos en relación con la seguridad de los trabajadores y la protección del medio ambiente.

Normas orgánicas y certificación

«La agricultura orgánica es un sistema holístico de gestión de la producción que fomenta y mejora la salud del agroecosistema, y en particular la biodiversidad, los ciclos biológicos y la actividad biológica del suelo... Los sistemas de producción orgánica se basan en normas de producción específicas y precisas cuya finalidad es lograr agroecosistemas óptimos, que sean sostenibles desde el punto de vista social, ecológico y económico. En el intento de describir más claramente el sistema orgánico se usan también términos como «biológico» y «ecológico». Los requisitos para los alimentos producidos orgánicamente difieren de los relativos a otros productos agrícolas en el hecho de que los procedimientos de producción son parte intrínseca de la identificación y etiquetado de tales productos, así como de las declaraciones de propiedades atribuidas a los mismos».

FAO/OMS Comisión del Codex. Directrices para la producción, elaboración, etiquetado y comercialización de alimentos producidos orgánicamente, 1999.

Existen muchas normas privadas relativas a la agricultura orgánica, como por ejemplo las Normas Básicas de la Federación Internacional de los Movimientos de Agricultura Biológica (IFOAM)[35]. Además, muchos países han elaborado normas y reglamentos orgánicos nacionales para evitar el fraude y facilitar el comercio. Las normas orgánicas para la producción vegetal incluyen, por regla general, criterios para los períodos de conversión, la utilización de fertilizantes orgánicos y plaguicidas naturales, el tipo de semillas y la propagación del material empleado, medidas para la conservación de los suelos y aguas, el reciclaje de materiales orgánicos, y la lucha contra plagas, enfermedades y malas hierbas.

Comercio justo[36]

Las iniciativas de comercio justo pretenden facilitar un mejor acceso al mercado y mejorar las condiciones de comercio de los pequeños agricultores. Entre las mejores condiciones comerciales figura el pago de un sobreprecio (prima) a los agricultores para la inversión en mejoras sociales y ambientales. Las ONG de etiquetado de comercio justo verifican que los productores y comerciantes cumplen las normas de comercio justo, pero no comercian para mantenerse independientes. Las ONG fundaron en 1997 la Organización Internacional de Etiquetado de Comercio Justo (FLO International) como un órgano de certificación legalmente independiente que emplea auditores locales para supervisar el cumplimiento de las normas específicas. Estas normas son establecidas por FLO International e incluyen criterios para: la participación de asociaciones y cooperativas de agricultores, la libertad de asociación de los trabajadores en plantaciones y fábricas, salarios y alojamiento, seguridad e higiene en el trabajo, prohibición del trabajo infantil o trabajos forzados. Entre los criterios ambientales para el banano figuran la utilización de zonas de amortiguación y la prohibición de herbicidas. Las normas estipulan también los precios mínimos fijados por la FLO International y la prima de comercio justo, y el pago por adelantado de los comerciantes a los agricultores de hasta el 60 por ciento del valor de la mercancía.

ISO 14001

La Organización Internacional de Normalización (ISO) establece normas voluntarias para la industria armonizadas internacionalmente. El ISO-14001 se formuló para apoyar la implantación de sistemas de gestión ambiental. Requiere que las empresas elaboren una política en materia de medio ambiente, incluido un plan de implantación y comunicación, la definición de responsabilidades, actividades de capacitación del personal, documentación y seguimiento. La norma no establece objetivos específicos de cumplimiento, lo que significa que su efecto real en el medio ambiente depende de los objetivos fijados por la empresa certificada.

La certificación ISO-14001 se lleva a cabo por órganos de certificación gubernamentales o privados bajo su propia responsabilidad. El logo ISO no puede utilizarse con referencia a la certificación o en etiquetas de productos. Sin embargo, podría indicarse en el producto que el proceso está certificado por ISO 14001 bajo el control (y el logo) del órgano de certificación (ISO 1998).

ISO 14001 se está convirtiendo rápidamente en una certificación por defecto para las plantaciones. Podría resultar provechosa para las empresas a la hora de estructurar su documentación, realizar un seguimiento de los efectos ambientales, ofrecer medios de gestión ambiental y, en algunos casos, reducir costos.

Red de Agricultura Sostenible / Rainforest Alliance[37]

La Red de Agricultura Sostenible es una coalición de ONG conservacionistas en las Américas. Su secretaría está establecida en la Rainforest Alliance, una ONG internacional estadounidense cuya misión es proteger los ecosistemas y las poblaciones y la flora y fauna silvestres que viven en ellos. Las normas de la Red de Agricultura Sostenible prohiben el desbroce de bosques primarios, e incluyen requisitos para la gestión de suelos y aguas, zonas de conservación y amortiguación, el uso de sustancias agroquímicas, el manejo integrado de plagas y la gestión de residuos. Las empresas certificadas por la Red de Agricultura Sostenible deberían respetar las convenciones de la OIT ratificadas por el país en el que actúan. Además, entre los criterios figuran requisitos relativos a una política social y a la comunicación a los trabajadores, a contratos y salarios, a la prohibición de la discriminación, del trabajo de niños menores de 14 años y de trabajos forzados, a la libertad de expresión y del derecho a organizarse y a la negociación colectiva, a la seguridad e higiene en el trabajo, a las horas laborables, a la capacitación, al alojamiento y a las relaciones con las comunidades locales.

En 2003, los sellos del «Proyecto de Mejoramiento del Banano» y «ECO-OK» de la Red de Agricultura Sostenible se sustituyen por una nueva etiqueta «Certificado por Rainforest Alliance». Hasta ahora raras veces se habían utilizado etiquetas directamente en el producto. Tanto Chiquita como ReybanPac han certificado todas sus plantaciones conforme a la norma de la Red de Agricultura Sostenible.

SA8000[38]

La norma de responsabilidad social SA8000 fue elaborada en 1998 por la Social Accountability International (SAI), una ONG con sede en Nueva York. En la junta consultiva de SAI figuran expertos de sindicatos, empresas y ONG. La norma exige el cumplimiento de los convenios fundamentales de la OIT, que incluyen la prohibición del trabajo infantil y el trabajo forzado, la aplicación de un ambiente laboral seguro y sano, los derechos de libre asociación sindical y de negociación colectiva y criterios sobre las horas de trabajo, salarios, la no discriminación y la necesidad de un sistema de gestión social. La normas para el sector de la agricultura se aprobaron en el año 2000.

SAI acredita a órganos de certificación independientes para auditar instalaciones de producción. Cada auditor que realice inspecciones deberá estar también acreditado. La etiqueta SAI-SA8000 no se utiliza sobre los productos. Las empresas que realizan una importante cantidad de subcontratos con fuentes externas de suministro pueden afiliarse al programa de miembros signatarios, que requiere que la empresa realice un plan para la adaptación de las plantas de la propia empresa, así como las de los proveedores, a la certificación SA8000 dentro de un período determinado de tiempo e informar públicamente sobre su progreso. Dole es un miembro signatario. Hasta el momento, dos plantaciones de banano tienen la certificación SA-8000 (Dole y Chiquita).

EUREPGAP[39]

EUREPGAP es un sistema privado de certificación impulsado por 22 cadenas de minoristas en gran escala en Europa que conforman el grupo principal de la asociación de minoristas Euro-Retailer Produce Association (EUREP). Entre otros miembros figuran importantes productores y proveedores de productos frescos, así como miembros colaboradores de las industrias de servicio e insumos agrícolas. El objetivo declarado de EUREP/GAP es incrementar la confianza de los consumidores en la inocuidad de los alimentos, pero la norma incluye también algunos criterios ambientales (prácticas del MIP) y sociales (salud de los trabajadores).

No existe una etiqueta de producto relacionada con la certificación EUREP/GAP ni sobreprecios. El mercado para los productos certificados EUREP/GAP está constituido por 22 minoristas EUREP. La certificación no va a garantizar el ser «incluido en la lista» por esos supermercados, pero podría convertirse en un requisito previo (aunque EUREP no ha establecido ningún plazo claro).

5.6 Los mercados para los bananos orgánicos certificados y de comercio justo

Los datos del censo agrícola nacional y las estadísticas oficiales de importación no suelen diferenciar entre productos certificados y no certificados. Por ello, las cifras sobre los mercados de banano orgánico presentadas en esta sección son estimaciones. Las cifras relativas a los bananos de comercio justo que figuran en este documento se refieren a los bananos producidos en explotaciones certificadas por FLO International y comercializadas en condiciones de comercio justo bajo el control de FLO International. Los bananos certificados conforme a programas distintos a los de comercio justo y orgánicos no se tratan en esta sección, ya que se venden en el mercado convencional del banano sin ninguna etiqueta de certificación o sobreprecio.

Oferta

Se calcula que las exportaciones mundiales de banano orgánico certificado oscilaron entre 130 000 y 140 000 toneladas en 2002, lo que representa más del 1 por ciento del total del comercio bananero. El mayor abastecedor de banano orgánico del mundo es la República Dominicana. En 2002, sus exportaciones alcanzaron más de 60 000 toneladas, superando las exportaciones de banano convencional[40]. El segundo productor en importancia de banano orgánico es Ecuador, en donde la producción ha aumentado a un ritmo elevado. Perú exportó casi 19 000 toneladas en 2002, frente a las menos de 1 000 toneladas del año 2000. Otros abastecedores de banano orgánico son México, Colombia, Honduras, Guatemala y las Islas Canarias (España). Las islas de Barlovento, Colombia, Perú, Costa Rica y Ghana también exportan banano de comercio justo.

Situación del mercado

Orgánico

En el Cuadro 22 y en la Figura 34 se ofrece una visión general del crecimiento del mercado de banano orgánico en los últimos años. Si bien las tasas de crecimiento han sido altas en comparación con los bananos convencionales, las importaciones orgánicas representan sólo cerca del 2,5 por ciento del total del mercado de banano europeo y poco más del 1 por ciento del mercado norteamericano.

Cuadro 22 Estimaciones de las importaciones anuales de banano orgánico fresco por región o país

Región/país

Importaciones (miles de toneladas métricas)a

Crecimiento anual (%)


1998

1999

2000

2001

2002

99-00

00-01

01-02

EE.UU. y Canadá

13 b

16

22

39

48

37

78

23

Europa1

13

27,5

45,5

73

88

66

59

13

Japón

3

4,4

5,7

5

5,4

30

-12

7

Otros

-

-

-

0,5

0,4




Total

29

48

73

118

141

53

60

21

1 Comunidad Europea (15) + Suiza + Noruega
a Basado en estimaciones industriales, encuestas nacionales y estadísticas oficiales del país, a no ser que se indique otra cosa.
b Sauvé, E. (1998), The global market for organic bananas, INIBAP, Montpellier (Francia)

Figura 34 Exportaciones mundiales de banano orgánico desde 1998-2003 (estimado)

Comercio justo

Las importaciones de banano de comercio justo se iniciaron en 1996 y Europa occidental se ha mantenido como el principal mercado. El total de importaciones de banano de comercio justo aumentó de unas 12 500 toneladas en 1997 a unas 36 600 toneladas en 2002. De 1998 a 2001, este incremento se debió en parte a su entrada en un número mayor de países de la Unión Europea, y también a un aumento constante de las importaciones de comercio justo en Suiza (Cuadro 23). Se estima que cerca del 25 por ciento de los bananos de comercio justo son bananos orgánicos certificados, y este porcentaje va en aumento.

Cuadro 23 Importaciones europeas de bananos con etiqueta de comercio justo, 1998-2002

País

Importaciones (toneladas métricas)

Crecimiento anual (%)


1998

1999

2000

2001

2002

00-01

01-02

Suiza

7 500

10 778

11 403

13 170

15 090

15

15

Reino Unido

-

-

5 557

9 701

11 426

75

18

Finlandia

-

-

-

1 707

2 833


66

Países Bajos

5 200

4 180

3 603

2 303

1 996

-36

- 13

Austria

-

-

-

-

1 775



Bélgica

849

431

401

925

1 314

123

42

Francia

-

-

-

82

696


750

Suecia

50

301

570

568

586

0

18

Dinamarca

725

847

493

294

365

-40

24

Luxemburgo

-

74

179

168

178

-6

6

Noruega

-

-

-

33

154


367

Alemania

3 042

1 580

617

101

117

-84

16

Italia*

-

-

-

20

82


310

Total

17 366

18 191

22 823

29 065

36 612

27

26

Fuente: FLO International

* Las importaciones reales son mayores, ya que las ventas de CTM, el principal importador italiano de bananos de comercio justo, no se incluyen en las cifras de la FLO International.

En Japón, Alter Trade Japan, que no es miembro de FLO International, ha importado cantidades pequeñas de bananas «balangon» de comercio justo procedentes de Filipinas desde 1989.

Figura 35 Ventas de banano de comercio justo 1997-2002 (toneladas)

Precios

Orgánicos

Se dispone de muy pocos datos sobre los precios del banano orgánico. En 2002, en Italia los precios al por mayor facilitados oscilaron entre 2,00 Euros por kg en febrero y 4,71 Euros por kg en septiembre, mientras que el precio medio durante el período de febrero a noviembre fue de 3,15 Euros por kg[41].

Según los comerciantes, los precios fob y cif en términos nominales han permanecido estables durante años, lo que supone unos precios cif en Europa de unos 17 Euros por caja. El Centro de Inteligencia sobre Mercados Sostenibles (CIMS) comunicó que los precios fob para el primer trimestre de 2003 oscilaron entre 5,4 dólares y 8,5 dólares por caja, dependiendo del origen, y percibió un sobreprecio orgánico de un dólar por caja en comparación con los bananos convencionales del mismo origen (CIMS 2003). Los precios fob facilitados desde Perú fueron de 5,5 dólares EE.UU./caja en 2001 y de 6 dólares EE.UU./caja en 2002. Los precios al productor de banano orgánico en Perú fueron tan bajos como 2,3 dólares EE.UU./caja en 2002[42].

Para que la producción de banano orgánico siga siendo rentable, algunas fuentes afirman que los precios al productor no pueden descender por debajo del nivel actual. La capacidad de producción de banano orgánico es mucho mayor de lo que se vende en el momento, sobre todo en Perú. Así, algunos productores tienen que vender bananos orgánicos en el mercado convencional. Además, están entrando nuevos proveedores en el mercado.

Comercio justo

Los precios de comercio justo se fijan conforme a los costos de producción. FLO International calcula el promedio de los costos de producción por país, teniendo en cuenta los costos «suplementarios» según se especifica durante la certificación de comercio justo, como el «salario vital» para los trabajadores. El precio mínimo de comercio justo que deben pagar los comerciantes con licencia es el costo de producción más el sobreprecio de comercio justo.

Perspectivas de mercado

Orgánico

Las importaciones mundiales crecieron más lentamente en 2002 que en 2001, y se prevé que la tendencia de desaceleración continúe en 2003. Si bien la cuota de mercado del banano orgánico en 2002 alcanzó el 1,2 por ciento en América del Norte, el potencial a corto plazo podría oscilar entre el 2 y 2,5 por ciento, que es la cuota actual de las hortalizas y frutas frescas orgánicas en los supermercados convencionales. Esto se traduciría en volúmenes de 85 000 a 110 000 toneladas para América del Norte en 2005-2006. A más largo plazo, y suponiendo que en 2010 se alcance una cuota del 5 por ciento, las importaciones podrían llegar a unas 230 000 toneladas. Esto requeriría una tasa de crecimiento continua de cerca del 22 por ciento anual, que es igual a la tasa de crecimiento registrada entre 2001 y 2002. Sin embargo, si la tendencia actual de desaceleración persiste para las importaciones de banano orgánico, la cantidad importada en 2010 será inferior. Si la tasa disminuyese de forma gradual al 15 por ciento anual a partir de 2005, las importaciones se mantendría en unas 170 000 toneladas en 2010. El banano orgánico representaría entonces el 3,7 por ciento de las importaciones.

En Europa occidental, el crecimiento del mercado del banano orgánico ha disminuido su ritmo, lo que no es extraño después del espectacular crecimiento registrado en 1999, 2000 y 2001. Las elevadas tasas de crecimiento se han traducido en una cuota de mercado actual del banano orgánico del 2,1 por ciento, en consonancia con la de otras frutas orgánicas. Se prevé que las ventas sigan aumentando sobre un 15 por ciento anual, lo que equivale también a la tasa registrada para otras frutas orgánicas durante los últimos años. A este ritmo, el banano orgánico alcanzaría una cuota de mercado del 3 por ciento en Europa occidental en 2005, lo que equivaldría a entre 130 000 y 140 000 toneladas. Si la tasa descendiese al 10 por ciento anual a partir de 2005, el consumo de banano orgánico oscilaría entre 210 000 y 220 000 toneladas en 2010, lo que representaría más del 4 por ciento del consumo de banano. En Japón, se pronostica una rápida expansión del mercado, ya que los productores y comerciantes orgánicos se adaptan al reciente reglamento de normas agrícolas japonesas (JAS) sobre etiquetado orgánico.

Zonas importantes se están pasando a la agricultura orgánica, sobre todo en Ecuador y Perú, y se pronostica que la oferta siga creciendo con rapidez. Es probable que la oferta supere la demanda y se prevé que los precios estén expuestos a una presión a la baja.

Comercio justo

Las perspectivas del mercado para el banano de comercio justo se presentan favorables. Se prevé un elevado crecimiento en Francia, donde la sensibilización del consumidor y el reconocimiento de la marca de comercio justo han aumentado de forma importante durante los últimos dos años y dos cadenas de supermercados comenzaron a vender productos de comercio justo. Otros países donde se prevé crecimiento son Austria, Finlandia, el Reino Unido e Italia. En cambio, es probable que el mercado holandés siga disminuyendo y se pronostica que las ventas en Alemania se mantengan en los bajos niveles actuales.

La implantación de un nuevo régimen de importación de banano en la CE en 2001 no afectó en extremo al mercado del comercio justo. Las organizaciones de comercio justo no están seguras de si se beneficiarán de la transición a un sistema de importación exclusivamente arancelario previsto para después de 2006.

Perspectivas y repercusiones para los productores de banano

Orgánico

Aunque parece que la oferta es suficiente para cubrir la demanda, quedan aún sin resolver algunos problemas técnicos y de gestión en cada etapa de la cadena. A nivel de la producción, fuentes industriales señalan que la lucha orgánica contra la sigatoka negra y las enfermedades de la agalla de la corona sigue suponiendo un importante obstáculo técnico para el crecimiento y el transporte de banano orgánico. Se recomienda aumentar la investigación sobre los métodos de lucha orgánicos contra estas dos enfermedades.

En el nivel de las importaciones, las estrictas normas fitosanitarias y las inspecciones plantean problemas para el sector del banano orgánico, sobre todo en Japón, Nueva Zelandia y los Estados Unidos. Los diferentes reglamentos orgánicos en los principales mercados, incluidas las distintas normas, y sobre todo los distintos requisitos de inspección y certificación acarrean costos de tiempo y dinero a productores y comerciantes.

Probablemente la competitividad con el banano convencional mejorará, ya que se prevé que las diferencias de los precios al por menor se recorten gracias a las mejoras en la eficacia de la cadena de comercialización. Además, el elevado número de productos rechazados en distintos puntos de la cadena de suministro debería disminuir, puesto que los comerciantes seleccionan una mejor calidad en las explotaciones y mejoran los métodos posteriores a la cosecha y de transporte.

Ante la situación de exceso de oferta, el principal riesgo comercial de conversión a la producción orgánica es que algunos productores podrían no ser capaces de encontrar un punto de salida y se verían forzados a vender los bananos orgánicos como convencionales, pese a acarrear costos más elevados de producción. Otro riesgo es que los precios en la explotación podrían disminuir.

Comercio justo

La capacidad de producción de banano de comercio justo supera en la actualidad su demanda del mercado. En consecuencia, el futuro crecimiento de la demanda será satisfecho fundamentalmente por los actuales productores, lo que va a dificultar que otros cultivadores ingresen al registro de proveedores de FLO International. Los nuevos grupos de productores que busquen registrarse deben demostrar que son capaces de vender en un nuevo mercado de comercio justo, de manera que no compitan con los actuales productores de este comercio. Por otro lado, el comercio justo podría necesitar ser regulado como un sistema de contingentes de importación.


[35] El grupo de comerciantes de IFOAM ha puesto en marcha también un Código de Práctica para el Comercio Orgánico, en febrero de 2003, que fomenta, por ejemplo, la “transparencia y responsabilidad en las negociaciones” y “la distribución justa de las ganancias”. IFOAM (2003) Código de conducta de IFOAM para el comercio orgánico: documento de orientación. www.ifoam.org (junio de 2003).
[36] FLO International; www.fairtrade.net (junio de 2003).
[37] www.rainforest-alliance.org (junio de 2003)
[38] www.sa-int.org (agosto de 2003)
[39] EUREPGAP; www.eurep.org (agosto de 2003)
[40] Esta cifra es una subestimación de su potencial real, ya que las exportaciones desde la República Dominicana descendieron en 2002 por primera vez debido a la sequía que mermó la producción a comienzos de año.
[41] Osservatorio Nazionale dei Prezzi dei Prodotti Biologici. Prezzi Bio; www.prezzibio.it (junio de 2003)
[42] Soldeville (2003); comunicación personal

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