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RESUMEN DEL ESTADO ACTUAL DEL MANEJO Y ORDENACIÓN FORESTAL EN URUGUAY

Marco legal e institucional

La ejecución de la política forestal del Uruguay es competencia de la División Forestal del Ministerio de Agricultura y Pesca. El país se ha zonificado de acuerdo con el potencial productivo de su recurso tierra. De la superficie total del territorio nacional (casi 18.000.000 ha.), unos tres millones y medio de hectáreas son suelos de vocación forestal.

En 1899, se aprueba la Ley de Desarrollo Forestal Nº 15.939, que prohíbe la tala del bosque nativo y bosques protectores de otros recursos naturales, poniendo al Uruguay a la vanguardia en materia forestal y ambiental, lo cual estimula a los inversionistas de otros sectores de la economía nacional o a empresas del exterior, con el objetivo de desarrollar plantaciones para la exportación (no tradicional) de productos forestales.

Historia de la ordenación forestal

La superficie ocupada por los bosques naturales en Uruguay corresponde a la terminación de la gran floresta tropical amazónica, que encuentra en estas latitudes su límite termo – pluvial. Los bosques naturales ocupan las márgenes de arroyos y ríos o, en menor proporción, parques serranos, y cumplen una función protectora del suelo, la flora y la fauna, de vital importancia para la sociedad.

El sector maderero no es nuevo en el Uruguay, y la forestación comienza a fines del siglo pasado, con la plantación de los primeros eucaliptos y la creación del Arboreto de Punta Ballena; el proceso forestal aún está en franca expansión.

Para quitar presión sobre estos bosques nativos y cumplir con la premisa de la sustitución de importaciones, en la década de los 70 se intentaron políticas forestales como la Ley Nº 13.723, que pretendió incentivar, en un país agrícola ganadero, la forestación con especies exóticas de rápido crecimiento, y así abastecer de madera al mercado interno.

El éxito de la Ley de Desarrollo Forestal de 1989 se visualiza rápidamente en el aumento de la superficie plantada, llegando en los últimos años, a niveles que superan las 60.000 hectáreas anuales y al desarrollo de proyectos de varias decenas de miles de hectáreas.

Los objetivos de los legisladores que impulsaron la ley se vieron ampliamente superados y, en diez años, Uruguay incrementó sus exportaciones madereras en una relación superior al 2.000%, sobrepasando los 100 millones de dólares americanos al inicio de la presente década, con una inversión acumulada en el sector del orden de los 800 millones de dólares.

El crecimiento de la demanda de tierras de aptitud forestal, la caída de los precios internacionales y la mayor disponibilidad de tecnologías han generado en las empresas y los productores forestales la necesidad de replantear los objetivos iniciales y hoy en día buscan maximizar beneficios con el manejo más intenso de sus plantaciones, apuntando al aumento de la productividad y a la calidad de los productos del bosque.

Todos los proyectos se diseñan para llegar en la menor cantidad de años posible al equilibrio, a partir del cual se obtenga un rendimiento sostenido en el tiempo. Por otra parte, para acceder a mercados atractivos desde el punto de vista de la seguridad del cliente y la continuidad de la demanda, hay que ir a la certificación ambiental de los procesos productivos y de los productos.

Muchas empresas invierten en desarrollo tecnológico propio y esto también es fuente de variabilidad en los distintos manejos aplicados ante situaciones similares. Al ser defendidos los bosques nativos por ley, el manejo se reduce a los bosques creados a partir de plantaciones, que son bosques coetáneos, con un número reducido de especies.

De acuerdo a la distribución de estos suelos y las masas forestales generadas se puede dividir al país en cuatro Regiones que se diferencian por sus cualidades productivas y forestales: Región Forestal Norte, Centro Este, Litoral Oeste y Sur Sur-Este.

La Zona Norte tiene la precipitación más alta del Uruguay, con topografía acentuada y suelos arenosos profundos de alta productividad forestal. Su distancia media al puerto de Montevideo es de 500 Km. y de 400 Km. al puerto fluvial más cercano que trabaja con madera en la actualidad (Fray Bentos).

La Región Litoral Oeste tiene una precipitación media anual de ±1.200 mm., y está conformada por suelos arenosos de profundidad media a alta con una historia agrícola de importancia, causante del alto grado de erosión.

La infraestructura vial y ferroviaria es buena y dispone de puertos fluviales como el de Fray Bentos, actualmente en plena actividad maderera por su buen calado y por distar de los núcleos forestales unos 120 Km. como promedio. Con casi 165.000 hectáreas dedicadas a la producción forestal, es la región de mayor desarrollo hasta la fecha.

En la región Sur Sur-Este, el desarrollo de las plantaciones ha estado influenciado por la cercanía a los puertos existentes y a fábricas consumidoras como la Fábrica Nacional de Papel. La mayoría de las plantaciones se han orientado a la producción de trozas para celulosa con turnos de 10 a 12 años, sin mayor manejo.

Objetivos de la ordenación forestal

Debido a la baja representación de los bosques naturales en el Uruguay, los objetivos de la ordenación o manejo forestal sostenible se refieren, por lo general, a los objetivos de las empresas y propietarios de las plantaciones de eucaliptos y pinos a escala industrial.

La situación geográfica de las cuatro regiones en que se ha dividido el país y la proximidad a los puertos o a las industrias, determinan las especies a plantar y los objetivos de manejo. La infraestructura vial existente, su capacidad industrial actual y potencial, y la distancia a puertos de embarque y a mercados de consumo, son los principales factores que determinan los objetivos de la producción.

De las especies de prioridad forestal enmarcadas en la norma legal, el Eucalyptus globulus predomina en la zona Sur y Este, con un claro objetivo de producción de trozas para la industria de la pulpa de celulosa en turnos cortos. E. globulus subespecie maidenii es una de las especies plantadas para abastecer la industria de la celulosa a corto plazo.

En las Regiones Centro, Litoral Oeste y Norte predomina el género Pinus (Pinus taeda y Pinus elliottii), con turnos de 20 a 25 años, manejados para producción de trozas aserrables. Las Salicaceas abundan al Sur del río Negro, cubren zonas marginales para otras especies y el destino de la producción es la industria de la cajonería y el embalaje principalmente.

Una fuerte corriente exportadora de trozas para la industria de la celulosa generó a fines de la década de los 80, un gran impulso en la plantación de eucaliptos. Muchas plantaciones se planificaron para turnos cortos, altas densidades y especies de alto rendimiento para pulpa, que fueron plantados en proyectos para celulosa a gran escala en el Litoral Oeste.

Industrias como la vitivinícola y el aumento del área destinada a cultivos protegidos provocaron un incremento en la demanda interna de postes impregnados que alcanzaron valores de “madera en pie” muy superiores a los de los demás productos. Otro producto en crecimiento, son las tablas impregnadas de pino y eucalipto para la construcción.

Prácticas actuales de ordenación forestal

Una vez implantado el bosque, se siguen técnicas de ordenación o manejo que tienden a mejorar la estructura del suelo, a favorecer la dinámica de los nutrientes, al aprovechamiento del agua y a la producción de volúmenes de trozas maderables de alta calidad. Se pone el acento en lo que hace al producto “Troza”, como también a la materia prima “Madera”.

Desde el momento mismo de la instalación del cultivo forestal, se están aplicando técnicas que procuran la mejora de la calidad de los bosques con árboles de fustes rectos, lo más homogéneos posible y que están dirigidas, en suma, a obtener la máxima potencialidad genética de la semilla.

La optimización de la preparación del suelo, de las fechas y períodos de plantación, la aplicación de fertilizantes en la fase inicial y la eliminación de la competencia en los primeros días de transplante son herramientas que se están utilizando con excelentes resultados en la mayoría de los proyectos.

En el sur del país es frecuente el uso tradicional de animales ovinos o equinos para mantener reducido el dosel de las pasturas entre filas, pero se debe prestar atención a la compactación del suelo y el daño físico producido por el pisoteo con altas cargas ganaderas por hectárea.

En las regiones Litoral Oeste y Norte se han desarrollado pequeñas y medianas empresas de servicios y oferta de maquinaria para aplicación, terrestre y aérea, de herbicidas con efecto residual para lograr un área libre de vegetación en torno al árbol (50 cm. de radio) y asegurar el control de malezas los primeros cuatro meses de vida de la plantación. La aspersión de herbicidas entre filas es hoy el recurso tecnológico más económico para controlar malezas; sin embargo, se alterna con herramientas mecánicas para mayor flexibilidad en la intervención.

La principal plaga forestal es la hormiga cortadora (Acromyrmex spp., Atta spp. y Solenopsis saevissima), que los productores controlan en el momento de la preparación del sitio a plantar y durante la plantación misma. El manejo posterior consiste en controles durante los primeros meses de vida hasta que la cantidad de materia seca producida por cada árbol es tal que este insecto no produce pérdida de plantas ni merma del crecimiento.

Otras plagas son la liebre (Lepus europeus) y el tucu tucu (Lagostomus maximus), cuyos daños se evitan aplicando repelentes a las plantas, o controlando su población por caza directa. Hay casos puntuales de daños causados por la “Avispa” de los pinos (Sirex noctilio) o el “Talador” de los eucaliptos (Phoracanta semipunctata). En estos casos, se han practicado manejos sanitarios con la aplicación de raleo de los árboles atacados y mediante “árboles trampa” que se incineran antes de la emergencia de los insectos adultos (imagos) para bajar así en forma rápida la población de la plaga.

El manejo de plantaciones es bastante exigente en cuanto a la aplicación del raleo, que dependiendo de los objetivos y del mercado, puede ser de los siguientes tipos: Raleo Pre- Comercial, Raleo Comercial y Raleo Sanitario.

La fertilización con macro nutrientes es práctica común en el momento de la plantación; por la deficiencia de los suelos forestales del país se hace énfasis en la fertilización con fósforo. Las aplicaciones de nitrógeno son reducidas, apenas suficientes para cubrir la necesidad de las plantas en los primeros días después de plantadas. En muchos casos, también se aplican pequeñas dosis de potasio en el momento de la plantación. Ciertas empresas han comenzado a utilizar micro elementos como azufre y boro en pinos de zonas bajas).

Los turnos que se manejan en las industrias de la celulosa son de 8 años como promedio en las regiones Norte y Litoral Oeste, 10 años en la Región Centro Este y de 12 a 15 en la Región Sur de la República. Los raleos y podas se aplican únicamente en caso de existir prescripciones de tipo sanitario o para protección contra vientos fuertes.

En el caso de las industrias de transformación, están diseñadas principalmente para el procesamiento de troncos de diámetros pequeños, normalmente sin superar los cuarenta centímetros en “punta fina”.

El nivel de plantación con Pinos ha superado las 80.000 hectáreas efectivas en los últimos años debido al desarrollo de proyectos de empresas con una fuerte presencia en el mercado internacional de productos de madera sólida de coníferas.

Programas especiales e incentivos que facilitan la ordenación forestal

Los primeros esfuerzos de reforestación se inician en la década de los 70 cuando se intentaron políticas forestales para incentivar, en un país agrícola ganadero, la forestación con especies exóticas de rápido crecimiento, con el fin de abastecer de madera al mercado interno.

Las primeras herramientas utilizadas fueron la reinversión de impuestos a la producción y la exoneración impositiva, de donde surgieron proyectos que alcanzaron una tasa anual de plantación de unas 2.500 ha. Posteriormente, con la Ley de Desarrollo Forestal de 1989, se logran tasas de plantación de hasta 60.000 hectáreas anuales.

La ley forestal promueve eficazmente la generación de la masa forestal pero no prevé el incentivo a la producción de productos de calidad. La División Forestal no tiene registros oficiales de bosques según tipos de manejo, u oficinas que certifiquen intervenciones como la poda, que no es certificada ni registrada por ninguna institución estatal; además los productos se comercializan de igual forma, independientemente de que procedan de raleo o de cosecha final.

Tendencias de la ordenación forestal

Los esfuerzos del Gobierno para fomentar la creación de una masa crítica como arranque del desarrollo del sector han demostrado sus virtudes con la afectación de más de 530.000 hectáreas, previéndose que se mantendrá el ritmo de plantación, lo que asegura lograr con rapidez el millón de hectáreas dedicadas a la forestación en un plazo no mayor a 10 años.

Las plantaciones existentes y las planificadas para el futuro apuntan a la producción de grandes volúmenes de madera de alto rendimiento y calidad homogénea, lo que está motivando la realización de inversiones industriales para segunda y tercera transformación de la madera, esperándose además la instalación de una planta de producción de celulosa en los próximos años. Las condiciones del país son inmejorables desde estos puntos de vista y la mayoría de las empresas aplican sistemas de manejo acordes con estas premisas.

La tendencia es en favor de una buena implantación, con calidad genética y homogeneidad fenotípica. Bajas densidades originales y entresacas intensas, para no limitar el crecimiento individual y lograr así productos de diámetros importantes, madera libre de nudos, bolsas y defectos en general, de manera que la productividad se incremente al poner en el mercado productos de mayor valor.

Básicamente, el país está hoy en condiciones de ofrecer al mercado: madera de pinos para aserrado, también madera redonda de eucaliptos para aserrado y laminación, libre de nudos o de inferior calidad, madera para impregnación, biomasa para producción de energía y trozas para la producción de pulpa de celulosa o trituración.

Con las superficies plantadas hasta la fecha, suponiendo que no se ampliase el área plantada en los próximos años, se llegaría al equilibrio al completar un ciclo productivo, con volúmenes anuales de producción del orden de los 7.750.000 m3 sólidos redondos.

La Región Litoral Oeste se perfila como gran productora de madera aserrada y de trozas para celulosa. También se prevé plantas de “Chips” e industrias de primera y segunda transformación y es muy probable la inversión en pocos años en una planta de celulosa para la exportación de fibra en pasta.

Proyectando los Flujos de Madera que acudirán al mercado como producto de las plantaciones existentes, se aprecia un rápido incremento de los volúmenes de madera en un período de veinte años, llegando al punto de equilibrio a partir del octavo año. Los volúmenes de madera para impregnación y leña no crecen sustancialmente, pero se vislumbra una saturación del mercado interno.

Las trozas más abundantes son las destinadas a la celulosa y a la industria del aserrado y laminado. El volumen de madera de eucaliptos de alta calidad para aserrío es mínimo en los primeros años pero a partir de 2004 crece aceleradamente. La madera de pino será abundante y mayoritaria en la próxima década debido al incremento del área plantada a partir de 1999. De cumplirse lo anterior, en la próxima década, la superficie total dedicada al sector forestal en Uruguay superará el millón de hectáreas (6% de la superficie total).

Ante este escenario, se puede esperar una duplicación de los flujos madereros para la segunda década de este siglo con lo que se llegaría a sobrepasar el nivel de los 15.000.000 de metros cúbicos sólidos.

Actualmente, no se paga mayor precio por la madera redonda libre de nudos, pero sí se hace una diferenciación del producto a la hora de su colocación.

De no existir un incremento en la demanda por parte de los aserraderos, de las trozas aserrables de menor calidad, éstas se canalizarán a la exportación para celulosa, y disponer de madera para la obtención de tablas tipo “clear” o similares, constituirá una ventaja para el acceso al mercado y no para la obtención de un mejor ingreso.

Temas especiales de interés sobre ordenación forestal

Aunque existe una demanda insatisfecha de productos de celulosa en el mundo, la exportación de trozas descortezadas hacia el hemisferio norte no parece sostenible a medio plazo. Ya comienza a percibirse la desaceleración de la comercialización y hay una tendencia a la apertura de negocios alternativos como el del astillado o “chip” para dar mayor valor agregado a las maderas uruguayas.

Seguramente, este proceso desembocará en la instalación en el país de fábricas de celulosa, lo que dará una salida comercial principalmente a aquellas forestaciones más próximas a la industria. Debido a esto se aprecia una tendencia en los productores forestales, a manejar sus plantaciones para obtener trozas de mayor valor, lo que provoca la creciente oferta de madera de diámetro y libre de nudos, que aún el mercado no diferencia en cuanto a valor o demanda.

El mercado de la leña en Uruguay ha caído debido a la baja en los precios del petróleo y el reciente ingreso al país de gas natural. No obstante, las perspectivas ambientales hacen prever un incremento en el uso mundial de energías más limpias y la proveniente del bosque implantado parece estar dentro de las más atractivas.


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