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2. LOS GRANDES RIOS DE AMERICA LATINA

2.1 Los Peces y las Pesquerías

De los cuatro mayores sistemas de ríos con llanura de inundación de América Latina, considerados según su caudal en la desembocadura, tres tienen un régimen climático tropical: Amazonas, Orinoco y Magdalena. El sistema del Plata, que tiene como componente principal al río Paraná, tiene sus tramos superiores bajo un régimen climático tropical y su desembocadura bajo un régimen climático templado.

Los respectivos regímenes de inundación llevan a que en todos ellos se puedan diferenciar cuatro fases hidrológicas (Bayley y Petrere, 1986; Novoa, 1986; Quirós y Cuch, 1986; Valderrama y Zárate, 1986): una fase de aguas bajas, cuando el río está contenido en su canal principal, canales secundarios y cuerpos de agua permanentes de la llanura de inundación; otra fase de aguas en ascenso, desde el momento en el que el nivel del agua excede el nivel de inundación (“bankfull”), y otras dos fases, de aguas altas y de aguas en descenso respectivamente (Welcomme, 1985). Sin embargo, la severidad (intensidad y duración) de las fases de inundación son variables entre ellos. El flujo de energía que sustenta la producción biológica del sistema acuático en general y de las comunidades de peces en particular, tiene su principal origen en la producción primaria de las plantas superiores. Al igual que en los grandes ríos tropicales de Africa (Welcomme, 1986), la producción primaria del fitoplancton en el sistema como un todo, es baja en comparación con la de las plantas superiores en la llanura de inundación (Bayley y Petrere, 1986; Quirós y Cuch, 1986).

Para los ríos tropicales africanos con llanura de inundación los factores edáficos parecerían ser sólo factores muy secundarios en determinar la producción básica del sistema y en particular su rendimiento pesquero (Welcomme, 1986). Esto parecería ser también vá ido a escala global para ríos tropicales, con excepción de los sistemas de “aguas negras” con niveles de sólidos disueltos muy bajos (Welcomme, 1985). Para los ríos con llanura de inundación, al igual que para otros sistemas acuáticos, la entrada de nutrientes al sistema ocurriría a partir de la roca madre y los suelos de la cuenca de drenaje. Sus características y el régimen climático determinarían los niveles de nutrientes en el sistema acuático (Ryder, 1982). En aquellas regiones donde la roca está empobrecida y los suelos excesivamente lavados, la principal entrada de nutrientes provendría de las lluvias (Welcomme, 1986). Otras entradas de nutrientes y de carbono reducido provendrían, al igual que en otros ríos con llanura de inundación, de las actividades agrícolas y de cría de ganado en la llanura durante la estación de seca (Welcomme, 1986). En sistemas con extensas cuencas de drenaje, los principales ríos componentes comúnmente presentan apreciables diferencias en sus niveles de nutrientes disueltos y ligados al sedimento en suspensión, que dependen a su vez de sus respectivas subcuencas de drenaje. Los niveles de nutrientes totales aumentarán o disminuirán hacia los tramos medios e inferiores del río según sea el régimen climático de las zonas que atraviese, las características edáficas y climáticas de las subcuencas de los tributarios principales. Por ejemplo, para el Amazonas los mayores niveles de sólidos disueltos ocurren en la cercanía de la Cordillera de los Andes y disminuyen hacia aguas abajo debido a los efectos de los ríos tributarios con menores niveles de sólidos disueltos (Bayley y Petrere, 1986). En el sistema del Magdelena, sus dos principales tributarios, los ríos Cauca y San Jorge, tienen conductividades y alcalinidades totales mayores que los del cauce principal del río Magdalena (recopilado en Welcomme, 1985; Valderrama y Zárate, 1986). Los niveles de sólidos disueltos del río Magdalena, aguas abajo de las desembocaduras de esos tributarios, posiblemente sean superiores a los que tiene aguas arriba de las mismas. En la cuenca del Plata, el río Paraná, luego de su confluencia con el río Paraguay, aumenta considerablemente su conductividad y los niveles de fósforo total ligados a las finas arcillas en suspensión (Maglianesi, 1973; Bonetto, comunicación personal). A su vez, el bajo río Paraguay debe esas características al río Bermejo; antes de su desembocadura los niveles de nutrientes disueltos y en suspensión del río Paraguay son apreciablemente menores (Bonetto, Bonetto y Zalocar, 1981).

Los grandes ríos tropicales y templados de América Latina presentan una serie de similitudes con respecto a la composición de sus comunidades de peces. La más importante es la alta abundancia de los detritívoros Prochilodontidae, Curimatidae y Loricariidae, y la presencia de los grandes Pimelodidae del género Pseudoplatystoma. Los peces del género Prochilodus están ampliamente distribuidos y constituyen una alta proporción de la biomasa de peces en los ambientes de llanura de inundación (recopilado en Welcomme, 1985), así como en el sistema como un todo. Lo anterior se ve reflejado en las capturas de sus pesquerías (Cuadro 1). A despecho de que las capturas de la pesquería no dan un fiel reflejo de la composición de la comunidad para las clases de tamaño tomadas por la pesquería, y que la composición de la captura de los distintos tipos de pesquería es bastante diferente (Bayley y Petrere, 1986; Quirós y Cuch, 1986) parece existir una tendencia general a que la abundancia de los elementos detritívoros (Prochilodus, Semaprochilodus) aumente relativamente hacia la desembocadura del río (Novoa, 1986; Quirós y Cuch, 1986) en paralelo a un mayor desarrollo de la llanura de inundación con respecto al cauce principal. Otros géneros, par ejemplo Colossoma, parecen tener mayor importancia en los tramos medios y superiores (Cuadro 1). Algo similar ocurriría con el género Pseudoplatystoma, aunque en este caso es mucho más evidente el efecto del tipo de pesquería. Su mayor abundancia en tramos en los cuales la llanura de inundación es relativamente mucho menos importante (Novoa, 1986; Quirós y Cuch, 1986), posiblemente se deba tanto a la selectividad de las artes utilizadas por la pesquería como a una característica del sistema. Diferencias socio-culturales explicarían las bajas capturas de los grandes silúridos en el Amazonas medio e inferior.

Cuadro 1

Abundancia relativa de los principales géneros explotados por las pesquerías de los grandes ríos de América Latina

 Prochilodontidae CurimatidaePseudoplatystomaColossoma
Orinoco medio
(1979–85)
  48a15?
Bajo Orinoco>40a  ?baja?
Alto Orinoco
(delta interno)
   ?  ?Domina las capturas
Magdalena
(cuenca)
  43a14 
Amazonas medio
(Manaos 1978)
   
< 500 km
  35b  ?24
> 500 km
  57b  ?18
Alto Amazonas
(Iquitos 1980)
  67c  ?  ?
Alto Paraná  25a3017
Paraná medio 2044 7
Paraná medio
(Paraná-Santa Fe 1945–81)
 242311
Bajo Paraná 3911>1
Río de la Plata 77>1-

a Prochilodus
b Semaprochilodus
c Prochilodus y Curimatidae

Según: Bayley y Petrere, 1986; Novoa, 1986; Quirós y Cuch, 1986; Valderrama y Zárate, 1986)

Hacia la desembocadura del río aumentaría también la abundancia total de peces, paralelamente a un aumento de la importancia relativa de la llanura de inundación. En la baja cuenca del Plata, la captura por unidad de esfuerzo (cpue) aumenta hacia la desembocadura en el Río de la Plata (Quirós y Cuch, 1986). Ello coincide con una tendencia general al aumento de las zonas de deposición hacia aguas abajo, a medida que la llanura de inundación se ensancha y la velocidad media del agua disminuye. Las zonas de deposición son regiones de alta productividad biológica (Sedell y Richey, 1986), de mayores niveles de materia orgánica y nutrientes y mayores abundancias de peces (Quirós y Baigún, 1985; Quirós y Cuch, 1986). Este patrón general puede verse modificado por la presencia de ensanchamientos interiores de la llanura de inundación y la formación de deltas internos; los procesos de deposición que ocurren en esas zonas tendrían una relación similar al arriba mencionado, con la abundancia de peces y la composición de la comunidad.

A pesar del relativamente escaso conocimiento que se posee sobre los desplazamientos de los peces en los grandes ríos de América Latina, y de la aparente complejidad de las mismas (Petrere, 1985 y Welcomme, 1985), las migraciones de peces de algunos de los géneros de mayor abundancia y de mayor interés comercial parecen tener algunas similitudes. El género Prochilodus realiza migraciones ascendentes en aguas bajas y aguas en ascenso en los ríos Orinoco (Novoa, 1986) y Magdalena (Valderrama y Zárate, 1986). En la cuenca del Plata, desplazamientos masivos ascendentes han sido reportados para los ríos Bermejo (Bonetto et al., 1971), Pilcomayo (Bayley, 1973) y Mogi Guassú (Godoy, 1975) durante las etapas de aguas bajas y en ascenso. El mismo patrón seguirían los desplazamientos de Prochilodus en el alto Paraná (Roa, comunicación personal). Los desplazamientos de este género en el Paraná medio parecen ser mucho más complejos (Bonetto, Canon Veron y Roldan, 1981), con una alta proporción de peces que sólo realizan desplazamientos localizados (recopilado en Quirós y Cuch, 1986). El Paraná medio es zona de reproducción y de cría para Prochilodus (Oldani, comunicación personal).

De las principales especies de peces explotados por las pesquerías, los prochilodóntidos parecen ser los más dependientes de la llanura de inundación (Quirós y Cuch, 1986). En sus desplazamientos laterales con respecto a la llanura de inundación, los peces del género Prochilodus entran a la misma con el aumento del nivel de las aguas y pasan al canal principal y cuerpos de agua permanentes de la llanura de inundación con el descenso de las mismas (Novoa, 1986; Quirós y Cuch, 1986; Valderrama y Zárate, 1986), pudiendo quedar ejemplares adultos encerrados en pequeños cuerpos de agua que disminuirán su tamaño o se secarán por completo durante la estación de seca (Bonetto, 1975; Quirós, observación personal).

Al igual que en otros ríos con llanura de inundación (Welcomme, 1979 y 1985), las capturas de peces dependen del régimen hidrológico del río en-el año en que los peces nacieron (Novoa, 1982, 1986; Quirós y Cuch, 1986). Para el género Prochilodus también tendría influencia el régimen hidrológico durante los primeros años de vida de los peces, posiblemente debido a su mayor dependencia de la llanura de inundación durante esa etapa de su ciclo de vida (Quirós y Cuch, 1986).

En América Latina, las pesquerías establecidas en sus grandes ríos con llanuras de inundación son relativamente mucho más importantes, tanto por sus capturas de peces como por la importancia socio-económica para las poblaciones humanas ribereñas, que las establecidas en sus lagos y embalses. Si bien esto es válido a escala continental, existen importantes excepciones a nivel nacional y regional; por ejemplo las pesquerías de embalse de Cuba, del nordeste brasileño y de México, las pesquerías del lago Titicaca en Perú y Bolivia y la de los embalses del Canal de Panamá.

Las pesquerías de los sistemas del Amazonas, del Plata, Orinoco y Magdalena son en su mayoría de carácter artesanal (Bayley y Petrere, 1986; Novóa, 1986; Quirós y Cuch, 1986; Valderrama y Zárate, 1986). Existen sin embargo otras pesquerías, basadas en una o unas pocas especies, que tienen como fin la industrialización o la exportación (Bayley y Petrere, 1986 y Quirós y Cuch, 1986).

La explotación del recurso sería de moderada a alta, con respecto a la norma de Welcomme de 40–60 kg/ha/año, para los sistemas del Magdalena y del Orinoco (Valderrama y Zárate, 1986; Novoa, 1986). Para el sistema del Amazonas (Bayley y Petrere, 1986) y la baja cuenca del Plata (Quirós y Cuch, 1986) el sistema como un todo estaría claramente subexplotado. La desigual distribución de la presión de pesca con respecto a la potencialidad de un dado tramo de río, conduce a que en ciertas regiones de un sistema subexplotado como un todo se lo pueda considerar como intensivamente pescado (Quirós y Cuch, 1986). Un corrimiento similar en un sistema intensivamente explotado como un todo llevaría a que ciertas zonas presentaran signos de sobrepesca (Novoa, 1986), para una dada política de manejo del recurso (Bayley y Petrere, 1986).

En los cuatro sistemas analizados existen normas para manejo de las pesquerías. En algunos casos son de aplicación para extensas regiones de una determinada cuenca. En la cuenca del río Orinoco (Novoa, 1986) y en la baja cuenca del Plata las normas de manejo son altamente restrictivas intentando la preservación de la máxima diversidad (Novoa, 1986) y aún la talla de ciertas especies preciadas por los pescadores deportivos, como en la baja cuenca del Plata. Frecuentemente, la falta de control en la aplicación de las normas conduce, en ciertas regiones, a que efectivamente se esté aplicando una política de “no manejo”.

2.2 El Desarrollo

En todos los trabajos presentados al LARS sobre grandes ríos de América Latina, se expresaron los temores con respecto al destino de los grandes ríos y de sus comunidades de peces a medida que avance el proceso de desarrollo de los mismos. Si bien actualmente el grado de modificación de los grandes ríos de América Latina puede considerarse como de regular a bajo, con la posible excepción de la alta y baja cuenca del río Paraná (Quirós, en preparación), es de esperar que el desarrollo de los mismos aumente en los próximos años con el consiguiente deterioro de la calidad del agua y del habitat, y su efecto negativo sobre las poblaciones de peces. A muchos de los grandes ríos de la cuenca del Plata está previsto regularlos casi por completo (Quirós, en preparación).

En la cuenca del río Magdalena está prevista la construcción de varias represas, incluso sobre el canal principal (Valderrama, 1986). Las cuatro mayores ciudades de Colombia se encuentran ubicadas en la cuenca. Se reportan problemas de contaminación provocados por la industria, los desechos humanos, la minería y la agricultura, y de modificaciones del sistema por obras de drenaje en la llanura de inundación, deforestación y por el uso de métodos inadecuados en la agricultura y la ganadería (Valderrama y Zárate, 1986).

En la baja cuenca del río Orinoco se asientan industrias ligadas a la explotación minera y al procesamiento de sus productos. Recientemente se ha incrementado la demanda de agua para uso urbano e industrial, y la descarga de aguas contaminadas sin tratamiento previo. En el futuro cercano se produciría un aumento del uso del río con fines de producción de energía eléctrica, explotación de minerales y el desarrollo de la navegación (Novoa, 1986).

En la cuenca del río Amazonas se están acelerando los procesos de deforestación, en particular en la selva alta de Perú y Bolivia. La deforestación de los biotopos de bosque inundado es variable, incrementándose hacia aguas arriba. En la actualidad hay pocas represas emplazadas en la cuenca; aparte de pequeñas represas para uso hidroeléctrico en los Andes, hay sólo dos grandes represas construidas en la cuenca baja. Otras seis están en construcción o en proyecto sobre los principales tributarios del río Amazonas (Bayley y Petrere, 1986).

La cuenca del Plata es la que presenta el mayor grado de desarrollo. Sobre la alta cuenca del río Paraná se encuentra ubicada la principal concentración humana e industrial del Brasil y el mayor grado de regulación del cauce principal y de los afluentes más importantes. Los niveles de contaminación por pesticidas de uso agrícola en la alta cuenca del río Uruguay son altos, así como los niveles de sólidos en suspensión debido al uso intensivo de la tierra por la agricultura (Quirós, observación personal). Ha comenzado un proceso de construcción de represas que llevará a la regulación prácticamente total del río (Quirós, en preparación). Sobre la baja cuenca del río Paraná (Paraná inferior y Río de la Plata) se encuentra más del 50 % de la población total de Argentina y gran parte de su desarrollo industrial. Ya se han identificado proyectos que prácticamente conducirían a la desaparición total del sistema río-llanura de inundación del Paraná medio.

Problemas derivados de la contaminación por desechos humanos e industriales han sido reportados para los cortos ríos que drenan hacia el Pacífico.

El grado de desarrollo de los grandes ríos de América Latina, aunque variable, sería intermedio entre el bajo grado de modificación de los ríos africanos (Welcomme, 1986) y el alto nivel de modificación de las cuencas de muchos de los grandes ríos ubicados en las regiones desarrolladas del planeta según indicado en varios de los trabajos presentados al LARS.


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