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Capítulo 1
Aspectos metodológicos y conceptuales


El nuevo contexto de globalización y liberalización de mercados ofrece nuevas oportunidades pero también nuevos desafíos mundiales a los agricultores. Se requiere más competitividad y eficiencia. Se requiere calidad, consistencia y estándares de seguridad, los cuales deben ser satisfechos por los pequeños productores que desean beneficiarse de nuevos mercados. Las ventajas comparativas, derivadas de abundantes recursos naturales necesitan ser complementadas con ventajas que surgen de un mejor desempeño empresarial y eslabonamientos hacia etapas de procesamiento. Las nuevas aproximaciones a la agricultura deben promoverse, lo cual incluye todo tipo de vínculos en las cadenas, desde la producción hasta el consumo.

Muchas preguntas surgen acerca de hacia donde se deberían dirigir las bases para formular una estrategia y un programa de desarrollo al respecto:

Para responder a estas preguntas se ha realizado el presente estudio, en el cual se analizan distintas experiencias en Argentina, Colombia, Costa Rica, Chile, Ecuador, El Salvador y Guatemala.

Objetivos

Los objetivos del estudio son:

Metodología

Países y criterios de selección

Los criterios utilizados para escoger casos de Argentina, Colombia, Costa Rica, Chile, Ecuador, El Salvador y Guatemala fueron los siguientes:

Representatividad de distinto grado de desarrollo socioeconómico en América Latina

Los países de América Latina se agrupan en varios bloques, por su nivel de desarrollo socioeconómico y por su orientación comercial. El bloque del Cono Sur, del que hacen parte Argentina, Brasil, Paraguay y Uruguay y de manera más independiente, Chile, se caracteriza por un mayor nivel de industrialización y de intercambio. Como representantes de este grupo se seleccionaron a y Argentina y Chile.

El bloque Andino, conformado por Bolivia, Colombia, Ecuador, Perú y Venezuela, cuenta con la mayor proporción de población rural en América del Sur; el sector agropecuario es una fuente importante de divisas para estos países, si bien en Perú y Venezuela hay una mayor participación del sector minero. De este bloque se seleccionaron Colombia y Ecuador como países representativos para el tema de agronegocios.

Por último, se encuentra el bloque de países centroamericanos, los cuales se caracterizan por la importancia de la población indígena, por tener economías pequeñas, con un sector agropecuario importante y por vínculos de intercambio más intensos con Estados Unidos de América. Como países representativos se escogieron a Costa Rica, El Salvador y Guatemala.

Especificidades socioeconómicas que inciden en el ámbito de agronegocios

Los antecedentes históricos influyen sobre el marco normativo e institucional de cada país y simultáneamente sobre el ambiente de agronegocios. En el conjunto de países seleccionados, Costa Rica y Chile se destacan por la estabilidad de sus instituciones que han facilitado a su vez el desarrollo de una economía de mercado y de la inversión foránea.

Además de los aspectos comentados, recientemente algunos de estos países han superado situaciones de intensos conflictos y guerra civil, como El Salvador y Guatemala. Otra característica de los países centroamericanos es una alta proporción de población indígena. Colombia también ha debido sufrir las consecuencias de conflictos armados, con distintos grados de intensidad.

Guatemala, y en particular el Salvador, presentan casos interesantes por los procesos de paz que han emprendido recientemente, así como por la incorporación de la población rural marginada a proyectos de desarrollo en el tema de agronegocios. Por el contrario, Colombia continúa afrontando el efecto del conflicto de manera generalizada, aunque con mayor impacto en el sector rural, con su efecto negativo en todos los aspectos contractuales públicos y privados.

Criterios de selección de los casos

Los casos seleccionados en cada país corresponden a pequeños productores, que participan preferentemente en la producción agrícola y que han tenido éxito en el desarrollo de vínculos con empresas comerciales de procesamiento y/o comercialización interna o externa.

Se dio prelación a aquellos casos en los cuales los pequeños productores han participado en procesos de organización sostenible; en el curso de dichos procesos, se han incorporado dentro de la propia actividad de los pequeños productores o de su organización, distintas formas de agregación de valor a la producción primaria.

En general, en la mayor parte de los países, un caso corresponde a pequeños productores que venden principalmente a mercados de exportación y otro para los mercados internos a supermercados o cadenas y otros agentes.

Casos seleccionados en cada país

Los casos seleccionados en cada país fueron los siguientes:

Definición de agronegocios

Se consideró como Agronegocios la expansión de los negocios del sector agropecuario y rural y de sus cadenas, a partir de relaciones que involucran estructuras contractuales, alianzas o asociaciones ejecutadas principalmente por el sector privado a partir de los productores del sector agropecuario, sostenibles a largo plazo, que involucran, además de un conjunto asociado de agricultores, a diversos agentes exógenos o de las cadenas agroindustriales y que podrían contar o no, con el apoyo de las políticas públicas.

Estos acuerdos se realizan con el fin de garantizar condiciones básicas para el avance de una producción competitiva, así como el desarrollo de encadenamientos de los procesos productivos, principalmente post-cosecha, hacia el procesamiento, comercialización, oferta de servicios a la cadena, gestión y establecimiento de nexos con los consumidores finales.

Metodología para el desarrollo de la investigación

Para el desarrollo de la investigación se siguió el siguiente procedimiento:

Planeamiento del marco conceptual

En esta parte se realiza una presentación analítica en el tema de vínculos de agronegocios a partir de los estudios de caso realizados.

Varios problemas surgen alrededor del tema de agronegocios con relación a los pequeños productores: ¿participan en la creciente expansión de los agronegocios rurales?; ¿de qué manera?; ¿qué aspectos endógenos (al sector agropecuario y rural, a los productores) contribuyen a promover y a expandir este tipo de intervención?; ¿hacia donde se orienta la intervención de los pequeños productores en agronegocios?; ¿qué aspectos endógenos contribuyen a promover y a expandir los vínculos de agronegocios a partir de los pequeños productores?; ¿cuál ambiente es propicio o adverso para los vínculos de agronegocios que involucran a los pequeños productores en lo que concierne a las políticas públicas y privadas y al entorno macroeconómico?; ¿cómo se desarrollan los vínculos de agronegocios para pequeños productores rurales en un contexto de globalización? o, ¿qué impactos tienen dichos vínculos en el nivel de vida de los pequeños productores?

Antes de abordar estas interrogantes se proponen algunas definiciones importantes con relación al vínculo de agronegocios:

Se denomina vínculo de agronegocios a cualquier vínculo que además de contribuir a expandir los negocios, sea susceptible de convertirse en una relación contractual, aunque en el momento de hacer el estudio no lo sea. Por ejemplo, el servicio de capacitación técnica o empresarial que suministra, ya sea el Estado o la organización asociativa, son susceptibles de convertirse en un vínculo de carácter contractual, con un tercero.

Vínculo de agronegocios nodal es aquel que estructura o es base de la red de vínculos de agronegocios y genera una serie de vínculos de agronegocios múltiples. Por ejemplo, un vínculo de agronegocios nodal es el que se presenta entre una organización asociativa y el socio o beneficiario, ya que de este vínculo se desprenden múltiples vínculos para atender distintos frentes de la producción, del procesamiento y/o comercialización. Un vínculo de agronegocios secundario es el que no tiene una importancia semejante, debido a que no origina ningún otro tipo de vínculos.

Vínculo de agronegocios matricial es el que, aún sin tener una presencia tangible en la estructura organizativa, es, por su importancia, fuente de una red de vínculos de agronegocios derivada. En general, todo vínculo que signifique la creación y consolidación de fuentes de innovación aplicables tienen este carácter de matricial. Por ejemplo de vínculo de agronegocios matricial es el que se establece para realizar investigación básica y aplicada en la tecnología agroindustrial o productiva. También tienen este carácter los vínculos que significan innovaciones en la oferta de servicios a la producción, como el desarrollo técnico de una infraestructura de frío en cadena, o las innovaciones institucionales que permiten la creación de formas novedosas de financiamiento como un fondo de reservas, de inversiones o un fondo de estabilización de precios. El vínculo de agronegocios matricial da lugar a vínculos de agronegocios derivados, como por ejemplo, en el caso de la cadena de frío, en capacitación, mantenimiento, transporte especializado, servicio de almacenamiento, diseño de empaques y otros.

Vínculo de agronegocios endógeno es el que la organización asociativa define, especifica y torna tangible, de tal manera que causa un costo y un beneficio para la organización y/o sus beneficiarios. Este vínculo endógeno usualmente es asumido por la organización asociativa. Un vínculo de agronegocios exógeno es el que se suministra a través de terceros a la organización asociativa y/o a sus beneficiarios; este puede causar un costo explícito o no, dependiendo de los acuerdos a los que se llegue con terceros o con organizaciones gubernamentales.

Vínculo de agronegocios estabilizador con capacidad de fijar o de estabilizar la relación de agronegocios es aquel que tiene consecuencias duraderas, a largo plazo y positivas en la forma como se relacionan la organización asociativa y los productores para adelantar los procesos productivos. Un ejemplo de este tipo de vínculos es el que promueve el desarrollo de habilidades técnicas o empresariales que requieren, simultáneamente, hacer uso de mayores niveles de educación y de calificación. Es el caso del trabajo aplicado por ejemplo en uso y administración de riego, en control de calidad y en planificación de la oferta. Un vínculo inestable, sin capacidad de fijación, es por ejemplo el que se crea alrededor de un líder, sin una estructura organizativa que lo soporte.

Varias fuerzas con un gran impacto económico han incidido en el ambiente de agronegocios bajo un marco de globalización. De una parte, los avances técnicos que privilegian el desarrollo de servicios, de medios de transporte y de las comunicaciones. En segundo término, surge una competencia más aguda, ya no entre empresas individuales, sino entre conjuntos de empresas agrupadas como conglomerados o como estructuras corporativas, entre las cuales han venido ocurriendo simultáneamente procesos crecientes de concentración de la propiedad.

El cambio técnico

Los vínculos de agronegocios, pueden clasificarse como vínculos de carácter productivo o referidos a los procesos de transformación, y vínculos de servicios y gestión de la producción (los cuales corresponden en su casi totalidad a los procesos y costos de transacción).

Aunque los dos tipos de vínculos tienden a estar asociados y a condicionarse recíprocamente, es decir, a mayor variedad y número de vínculos de carácter productivo se requieren más y diversos vínculos de servicios para la transacción del producto y no es necesariamente es una relación determinante. En algunos de los casos analizados, se destacan los vínculos para la negociación como resultado de la fortaleza organizativa y de su capacidad para atraer el apoyo del sector público y privado o de los apoyos explícitos a nivel de las políticas.

Los vínculos de agronegocios se hacen endógenos a la organización en la medida en que hay una intervención explícita de fomento, ya sea del gobierno o de terceros. Ello puede significar que se transfiera a la organización asociativa la gestión directa de los servicios y se asigne un presupuesto necesario para ello, si las escalas de operación lo justifican y en tanto que los requerimientos del mercado y del entorno obligan a cumplir con nuevos requisitos de calidad y demás colaterales. Por el contrario, se mantienen exógenos a la organización o cuando hay un entorno regional propicio, con diversidad de encadenamientos horizontales, cuando se trata de un negocio lucrativo, de alcance limitado, o cuanto el Estado contrata con terceros.

El cambio técnico en el medio rural se manifiesta en el desarrollo de la agroindustria rural, a través de la generación, en el seno de la organización asociativa, de nuevos encadenamientos para agregación de valor en el producto primario. Ello ocurre mediante procesos de industrialización o por incorporación de trabajo calificado y de servicios, que agregan valor, aún a los procesos artesanales. Según sea el énfasis, en el primer caso se desarrollan economías de escala, con uso intensivo de maquinaria y/o infraestructura productiva, como estrategia competitiva. En el segundo caso se promueven nichos especiales de mercados, que enfatizan el servicio a los clientes. Se puede considerar que el desarrollo de encadenamientos crea un ambiente propicio para los agronegocios, en la medida en que requiere de agentes, servicios, empresas y nuevas habilidades laborales y empresariales. El principal problema que surge es, como inducir este desarrollo de nuevos encadenamientos en las sociedades rurales. Este tema se analizará más adelante, de acuerdo con las experiencias de los estudios de caso analizadas.

La competencia y las nuevas formas de integración

La competencia, por su parte, da lugar a que los conjuntos de empresas efectúen una revisión permanente de la forma como se organizan los negocios, así como el perfil de los productores que se sostienen o por el contrario, que pierdan terreno y perezcan en el mundo de los agronegocios. En esta forma, la competencia promueve nuevos procesos de coordinación organizativa, en los cuales el mercado de libre concurrencia se sustituye o complementa mediante contratos, acuerdos o por integración de las cadenas a nivel de la propiedad que pueden hacer mucho más eficientes las condiciones competitivas.

En este ambiente competitivo, la probabilidad de continuar, de manera exitosa, es prácticamente nula para los individuos que actúan al margen de una estructura organizativa. Esta estructura organizativa es la que tiene la capacidad de enfrentar una competencia creciente, mediante la adopción continua de innovaciones, ajustes y negociaciones en el entorno. En esta forma, la probabilidad de éxito se distribuye en una proporción cada vez mayor para la organización asociativa y el resto, de acuerdo con el desempeño del productor asociado.

En el nivel rural, la organización asociativa corresponde a varios tipos de estructuras. Se pueden encontrar organizaciones de cadena, con un alto grado de integración vertical, como es el caso de muchas cooperativas, las cuales diferencian espacialmente los procesos, y pueden intervenir a grandes escalas de operación con procesos industrializados. También hay conjuntos de productores, agrupados espacialmente, no solo a partir de procesos primarios, sino también de procesamiento artesanal o semiartesanal, en cuyo caso conforman conglomerados de agroindustria rural.

La estructura organizativa incluye una multitud de acuerdos que regulan las formas como el conjunto de empresas intercambian con el entorno, según sea la intervención del sector público o privado. La permanente renovación en las formas organizativas obliga al desarrollo de habilidades empresariales, tales como la capacidad de concertar, de negociar y de recurrir a un sistema de incentivos o de sanciones, según sea necesario.

A su vez, el tipo de arreglo institucional entre empresas y el sector público o privado incide en la órbita de intervención agroempresarial, la cual puede incorporar aspectos que antes eran del dominio del Estado (por ejemplo, el suministro de servicios como asistencia técnica, capacitación, crédito o cobertura de riesgos). También, la intervención del Estado o de acuerdos de cooperación intrabloques económicos pueden contribuir a moderar o a intensificar las presiones competitivas y, por lo tanto, el perfil de las agroempresas que permanecen o que desaparecen.

Se puede considerar que el surgimiento de nuevas formas de coordinación, distintas y complementarias a los mercados de concurrencia, favorecen el ambiente de agronegocios en la medida en que permiten la creación y la integración de nuevas actividades y servicios más complejos. Por el contrario, la «desinstitucionalización» de los agronegocios, o el marginamiento de una parte de los productores de las normas que regulan y que son acatadas por la mayoría puede incidir negativamente.

En este caso, la pregunta es, ¿cómo surgen estas nuevas formas de coordinación, así como el apoyo público y privado para que ellas se consoliden? Los estudios de caso permiten analizar algunas hipótesis al respecto.

Los efectos del desarrollo de los vínculos de agronegocios sobre los productores

Por último, se puede postular que no siempre una mayor complejidad en los vínculos de agronegocios, o nuevas formas de coordinación, favorecen necesariamente al productor primario o a las distintas formas de agroindustria rural. El desarrollo de contratos puede significar nuevos arreglos de aparcería en la medida en que los productores no participan en el diseño y negociación de dichos contratos. Por otra parte, en los encadenamientos distintos al sector primario se pueden generar mayores índices de valor agregado, cuyos beneficios no necesariamente se redistribuyen hasta los productores o a sus organizaciones asociativas.

El aspecto problemático es: ¿cómo se logra obtener simultáneamente, un ambiente de agronegocios favorable que tenga a la vez efectos positivos sobre el nivel de vida de los productores primarios? Esta pregunta también será abordada a partir de las experiencias de los estudios de caso.

El impacto del entorno macroeconómico, sectorial y regional en los vínculos de agronegocios

Las políticas sectoriales o macroeconómicas pueden significar un conjunto de estímulos o de limitantes explícitos al desarrollo de vínculos de agronegocios. Una promoción decidida a este tipo de vínculos puede surgir, en el nivel sectorial, de mecanismos de fomento al surgimiento y desarrollo de estos vínculos, a través de apoyo financiero, tecnológico, empresarial, comercial y normativo. Es el propósito de las políticas en varios de los países que hacen parte del presente estudio, y que giran alrededor del desarrollo de las cadenas productivas. Aunque no se planteó en los estudios de caso, también los procesos de descentralización y de fomento a las regiones pueden tener impactos indirectos en el desarrollo local de las cadenas productivas.

La política macroeconómica puede discriminar de manera positiva o negativa los esfuerzos realizados en el nivel sectorial o regional, en la medida en que estos se subordinen a otras prioridades del conjunto nacional. Entre los aspectos macroeconómicos más importantes que inciden en el ámbito de los agronegocios se encuentran las políticas cambiarias, las tasas de interés y el flujo de capitales y las políticas de inversión e intercambio comercial. El aspecto central en este tema es: ¿cuál es el ambiente macroeconómico y sectorial favorable al desarrollo del vínculo de agronegocios, cómo se genera y se promueve?.

El marco conceptual y el desarrollo de los vínculos de agronegocios

Revisión bibliográfica y planteamiento del problema

Se han realizado varios estudios de caso exitosos sobre productos del sector agropecuario, a nivel nacional e internacional. Todos los casos exitosos conocidos han tenido impacto directo, en lo que se ha denominado en el marco conceptual como vínculos matrices, es decir, aquellos vínculos con capacidad para generar innovaciones que tienen potencial de expresarse en redes derivadas de vínculos de agronegocios, que son importantes para soportar el éxito. De esta forma y de manera general, el éxito de un producto se explica por el desarrollo de procesos de innovación a nivel tecnológico, empresarial, comercial o institucional, que conduce a un mejor posicionamiento de un producto en el mercado nacional o internacional.

Algunos de los casos exitosos (Jaffe, 1992) más sobresalientes y conocidos tienen como protagonistas a las organizaciones que promueven un producto para la exportación. Estos casos exitosos cumplían con un mínimo de requisitos, como un medio ecológico adecuado y ventajas comparativas por menores costos de la mano de obra y de los insumos. También contaron con la presencia de organizaciones, capitales y tecnología extranjera de tal manera que permitiera el acceso a la tecnología más avanzada y a la permanente capacitación y calificación de la mano de obra.

En la experiencia chilena, por ejemplo, se identifican como elementos asociados al éxito los avances e innovaciones en el tipo y la calidad del producto, el conocimiento del mercado, los mecanismos de comercialización adecuados, la puntualidad en la entrega y la innovación tecnológica. En el caso del salmón chileno, por ejemplo, la participación de la Fundación Chile fue fundamental ya que introdujo la tecnología para el cultivo intensivo del salmón en balsas-jaulas. Para ello la Fundación recurrió a demostraciones prácticas de la explotación; asesoría a nuevas empresas y contacto con entidades extranjeras para adquirir el conocimiento necesario a nivel técnico y comercial.

Las organizaciones exitosas se caracterizan por el suministro al productor de un mínimo de servicios necesarios, como control sanitario interno y externo, control y capacitación para el manejo adecuado de la calidad, empaque y presentación, además de la garantía en la compra del producto. De manera complementaria se promovieron relaciones públicas para el desarrollo internacional de mercados, se hicieron discusiones para conjurar amenazas de tipo jurídico, se promovió la incorporación de empresarios innovadores y se contrataron estudios para la defensa jurídica del producto al nivel internacional.

Los casos exitosos cuentan a nivel organizativo con al menos una división comercial (o una comercializadora), una de mercadeo y una división técnica, la cual efectúa el control de calidad y otorga los sellos de calidad a quienes cumplen con los requisitos. La comercializadora negocia con las empresas en los mercados internacionales.

En varios casos analizados (como la industria del vino y el sector forestal), algunas circunstancias particulares incidieron en la ocurrencia del éxito, como por ejemplo la tradición, la capacitación y presencia de una masa crítica de personal calificado así como universidades o centros tecnológicos que han desarrollado ventajas y tecnologías en esos productos. El Estado, en muchas oportunidades, aceleró los procesos de innovación, ya sea a partir de incentivos a largo plazo y de exenciones tributarias, de aportes iniciales de capital o de seguridad e incentivos a la inversión extranjera para el desarrollo de cierto tipo de actividades.

Las innovaciones que garantizan el éxito han incorporado, de manera importante, los servicios, ya sea de transporte, almacenamiento, frío o entrega contra pedidos. Las innovaciones que se comentan a nivel de la producción primaria se orientan a una mayor precisión y certeza en los resultados de los procesos. En el caso de las frutas, por ejemplo, las innovaciones se han orientado hacia la localización competitiva, el diseño y manejo de los huertos, así como al mejoramiento de los sistemas de riego, cosecha y material genético certificado.

En el caso de las frutas hubo momentos críticos de cambio (Meller y Saez, 1995) en los cuales la cartera diversificada de productos frutales entra a ser decisiva para tener éxito en los mercados. Aunque inicialmente los productores controlaban la mayor parte de las decisiones, estas circunstancias cambian y la eficiencia empresarial, que antes se medía por la capacidad de adaptación del productor o del exportador para incorporar nuevas tecnologías y reaccionar ante los cambios en el mercado, pasa a medirse en función de su capacidad para enfrentar la crisis, el riesgo y la complejidad del negocio. En esta forma se redefinen los contratos, la participación y las normas básicas de interacción entre productor y exportador. Ingresan otros agentes y la fuerza de ventas se convierte en un factor fundamental.

La revisión de estudios de caso exitosos (Jaffe, 1992) encuentra que estos están acordes con los cambios en las condiciones del entorno y de los ingresos, como alimentos procesados cuya demanda interna crece de manera importante. Las organizaciones que hacen la comercialización final requieren de cantidades de suministro estables, distribuidas en el tiempo. Necesitan además completar los requerimientos mínimos en calidad y cantidad, los cuales son mayores en la medida en que los mercados crecen.

Entre las condiciones del entorno importantes se encuentran: la estabilidad macroeconómica; la seguridad suministrada por el Estado; la infraestructura; aspectos normativos y bienes públicos otorgados por el Estado en investigación y tecnología. En la medida en que están presentes estas condiciones y que se generan integraciones verticales (usualmente con el control final del procesador final o de la empresa comercializadora, la cual actúa con grandes escalas de operación), se encuentran productos exitosos. Algunos autores que han analizado casos exitosos cuestionan los esfuerzos orientados a aumentar los rendimientos en productos de bajo valor.

Otras evidencias de estudios de caso (Jaffe, 1992) señalan que los sistemas de pequeña producción y de gran producción tienen algunos requisitos comunes para el desarrollo de vínculos de agronegocios, tales como la disponibilidad de un acervo de conocimientos manifiesto en niveles de educación, usos e innovaciones tecnológicas, así como una oferta de financiamiento acorde para ejecutar los cambios e innovaciones tecnológicas y empresariales requeridas.

Sin embargo, la pequeña producción tiene algunas particularidades que influyen sobre el tipo de conexión que establece con los vínculos de agronegocios, de manera distinta cuando los protagonistas son empresas multinacionales que operan principalmente a través de amplias escalas. Tales particularidades son: en primer lugar, el uso de mano de obra; después, un comportamiento de carácter eminentemente adaptativo, ante los cambios en el entorno y, por último, las decisiones productivas que dependen en buena parte de la estructura, necesidades y relaciones del grupo familiar y social al que se pertenece.

Las innovaciones empresariales, asociadas al cálculo racional que anticipa, usualmente implican procesos previos de investigación básica relativamente costosos, así como inversiones de riesgo que permiten abrir paso de manera práctica y rápida a los nuevos bienes o servicios que deberán comercializarse. Con frecuencia, involucran gestiones ante el sector público para el financiamiento de estas inversiones previas, y para el usufructo de los resultados.

En los sistemas de pequeña producción esta conducta de anticipación al futuro está prácticamente ausente. Por lo tanto, es necesaria una organización asociativa con capacidad de copiar o emular a las organizaciones empresariales que operan a gran escala. Pueden surgir innovaciones en la medida en que se combina conocimiento empírico/artesanal (habitualmente transmitido mediante herencia cultural) y conocimiento científico. Los casos exitosos conocidos que involucran cambios rápidos e intensos en el ambiente de agronegocios con la participación de pequeños productores surgen de organizaciones híbridas, esto es, de asociaciones que integran un trabajo intensivo de tipo familiar con estrategias empresariales de gran escala, ya sea en los segmentos de procesamiento, de comercialización o de provisión de servicios productivos a los agricultores (Suárez, 2001).

Una organización híbrida puede asumir una estructura formal, como sucede por ejemplo, con las cooperativas, en las cuales coexisten empresarios grandes y medianos con pequeños. O puede plantearse como un sistema complejo de interrelaciones, coordinado por un ente o agente con gran poder de negociación, como ocurrió, durante varias décadas, con la Federación Nacional de Cafeteros en Colombia.

Los recientes desarrollos institucionales sugieren que tales estructuras organizativas podrían ser sustituidas parcial o complementariamente mediante contratos. Sin embargo, no se conocen casos de estructuras híbridas que ocurren principalmente mediante instrumentos contractuales.

Las principales características de las estructuras híbridas exitosas, es que asocian los instrumentos propios de la racionalidad empresarial y del cálculo lucrativo con las características de la pequeña producción, como la adaptación. En esta forma, coexisten mecanismos de acumulación (fondos o capital para ahorro, inversión o riesgo), de conocimiento, investigación y capacitación (investigación, adaptación tecnológica, formación técnica y empresarial) y de comercialización (departamento comercial, políticas de ventas) junto con normas de incentivos, sanciones y de reciprocidad para apoyo de los procesos de cambio, modernización, emulación y aprendizaje.

El agente activo en estas estructuras simbióticas exitosas puede ser, tanto uno o varios agentes empresariales o con formas organizativas con tradición acumulativa (como las comunidades religiosas) o, en casos más bien excepcionales, el Estado o los gremios. En la medida en que se establece de parte del agente activo, no solo la conducta empresarial, sino el uso de los instrumentos que le son propios (el cálculo, la cuantificación, la anticipación) y de parte del agente pasivo la participación, la adaptación a sus normas culturales, la asimilación del régimen de incentivos y de sanciones, la redistribución equitativa de los beneficios y la adscripción de lealtad y adhesión a esta estructura organizativa, se está más cerca del éxito.

Los conglomerados regionales o locales pueden emular, a escala espacial, esta estructura simbiótica en la medida en que en ellos se establecen vínculos pertinentes y apropiados entre organismos financieros, educativos, comerciales y de capacitación, con los pequeños productores. Los conglomerados en Brasil, India e Italia ilustran ampliamente este tipo de estructuras (Rabelloti, 1996).

Los vínculos de agronegocios que se generan en el seno de esta estructura simbiótica son más susceptibles de diversificación y de desarrollo acorde con los cambios y las nuevas circunstancias de la globalización. La capacidad de cálculo y anticipación del empresario (por el uso de instrumentos cuantitativos, de información, de evaluación y del conocimiento) se aplica a las particularidades de la pequeña producción para generar nuevos instrumentos de conexión con el entorno. Un ejemplo ilustrativo al respecto lo ofrece el diseño de incentivos por parte de las cadenas de supermercados para la promoción de una oferta de maquilas entre los pequeños productores procesadores. Otro ejemplo es la difusión, a partir de los agentes empresariales activos, de información novedosa y pertinente para mantener una línea de innovaciones que de otra manera no tendría lugar entre los pequeños productores.

La estructura simbiótica, liderada por su parte activa o empresarial, puede inducir los cambios organizativos necesarios para hacer frente a una competencia más aguda, resultado de los procesos de globalización. Puede adoptar estrategias más agresivas, en la medida en que incorpora e intensifica los ingredientes empresariales (nuevos agentes, nuevos instrumentos de acumulación o de innovación), o induce un comportamiento empresarial más marcado, por parte de los productores que participan en los vínculos de agronegocios. Es el sentido de las alianzas estratégicas, de los incentivos para hacer más eficiente la producción, o de las sanciones ante el incumplimiento de las mayores exigencias del mercado. En un caso extremo puede incluso efectuarse una filtración de los socios y agentes, de manera que se otorgue prelación solo a aquellos más eficientes de acuerdo con las condiciones del mercado.

Un aspecto problemático es como puede impactar una estructura organizativa simbiótica en el mejoramiento del nivel de vida de los productores primarios. Al respecto se postula que la condición para que la organización simbiótica, con una alta participación de productores pequeños se mantenga y permanezca cohesionada, es la legitimidad. Y ella surge en la medida en que se incorporan dos tipos de instrumentos: unos, propios de la visión empresarial, como es la participación democrática de los individuos en la organización y en las decisiones que se adoptan, así como en los beneficios que se generan. El otro involucra las reciprocidades y las formas de redistribución equitativas de los beneficios, entre los asociados y en sus redes sociales a las que pertenecen (Suárez, 2001).

Estas dos condiciones simultáneas, de participación democrática y equitativa, con frecuencia no son un resultado tangible. Por el contrario, son procesos de ajustes, a lo largo de los cuales se manifiestan pugnas entre grupos de interés, o demandas por parte de los socios o de las empresas, como resultado de la interacción entre productores y agentes heterogéneos (Olson, 1968).

Otro problema que plantea la investigación es el impacto del entorno macroeconómico, sectorial e incluso regional o local en el ambiente de agronegocios. Este entorno se puede definir como la situación de los mercados y su relación con el desarrollo de los agronegocios. Un mercado interno amplio, sólido y creciente, incluso regional, es una condición importante de avance en los vínculos de agronegocios. Esta condición permite un mínimo de especialización del trabajo, de las ocupaciones y actividades, a la par de un desarrollo tecnológico que proyecta hacia el futuro a mercados de mayor envergadura, como los mercados internacionales. Algunas políticas sectoriales favorables, tales como líneas de crédito pertinentes bajo condiciones de fomento, intervención estatal regulada según acuerdos de integración de cadena (en materia de aranceles, desarrollo tecnológico, capacitación) requieren coherencia en el ámbito macroeconómico, en materia cambiaria y de inversión pública.


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