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Introducción


La pesca y las políticas pesqueras influyen enormemente en las condiciones de vida de la población de muchas partes del mundo.

La pesca es desde antiguo una fuente importante de alimentos, empleo y beneficios económicos y sociales, así como el fundamento de grandes culturas. A pesar de que hace siglos que se reconoce que los recursos naturales comunes se pueden agotar, los pesqueros se han tratado en la práctica hasta hace poco como inagotables, sin importar mucho las consecuencias para el medio ambiente. A la vista de la creciente demanda internacional de pescado y productos pesqueros, las pesquerías mundiales se convirtieron en un sector de la industria alimentaria «impulsado por el mercado» y con una evolución dinámica. Desde comienzos de los años 1970, y con la aprobación de la Convención de las Naciones Unidas sobre el Derecho del Mar en 1982, los Estados costeros han procurado aprovechar las nuevas oportunidades de desarrollo de sus zonas económicas exclusivas (ZEE) recién adquiridas realizando fuertes inversiones en flotas pesqueras y fábricas de elaboración modernas.

Sin embargo, durante este período se puso de manifiesto en todo el mundo que los recursos pesqueros no podían seguir manteniendo el ritmo rápido y a menudo incontrolado de explotación y desarrollo y que se necesitaban nuevos sistemas de conservación y enfoques en relación con la conservación y los aspectos ecológicos (FAO, 1993). La sensibilización aumentó con rapidez con la Conferencia de las Naciones Unidas sobre el Medio Ambiente y Desarrollo (CNUMAD) en 1992, la Asamblea del Milenio de las Naciones Unidas en 2000 y la Cumbre Mundial sobre el Desarrollo Sostenible en 2002.

Está ampliamente aceptada la necesidad de integrar consideraciones bioecológicas, socioculturales, jurídicas, institucionales y tecnoeconómicas en los debates sobre los recursos pesqueros. Ahora se están realizando esfuerzos para sistematizar las dimensiones éticas del desarrollo sostenible de la pesca como parte importante de esta sensibilización.

La medida en que la pesca actúa de manera responsable se debe juzgar en función de los principios y criterios de la utilización sostenible de los recursos naturales renovables, y en particular su contribución al bienestar humano y de los ecosistemas. Hay pruebas que indican que en muchas zonas la ordenación de la pesca está fracasando en ambos sentidos (Cochrane, 2000). En algunos casos, las poblaciones de peces han registrado una fuerte reducción y la mayoría están en el límite de su productividad biológica o están gravemente sobreexplotadas (Garcia y Newton, 1997; FAO, 2005a). Aunque la explotación agresiva ha producido en algunas zonas beneficios económicos, según estimaciones prudentes el sistema mundial ha estado funcionando con un déficit total de 14 500-20 000 millones de dólares EE.UU. al año (Milazzo, 1998). Por consiguiente, el sistema no está funcionando de manera sostenible y eficaz. Además, aunque está orientada en gran medida al empleo total y la paz social, la ordenación de la pesca no llega a proporcionar beneficios sociales en la medida en que podría y debería.

La política pesquera y la ordenación de la pesca se han considerado fundamentalmente desde los puntos de vista ecológico, tecnológico y socioeconómico. Algunas de las cuestiones fundamentales relativas a la ética humana, científica o ecológica se han abordado de manera implícita desde estos puntos de vista. Sin embargo, en muchos casos prácticamente se han ignorado, por ejemplo en el terreno en lenta evolución del bienestar de los animales. No hay ningún marco explícito para tratar las preocupaciones éticas, a pesar de su posible contribución significativa a la solución de los problemas que afrontan la pesca y las comunidades pesqueras.

Para abordar las cuestiones éticas planteadas en términos amplios por la FAO (2001a) en la alimentación y la agricultura en la esfera específica de la pesca, este estudio establecerá y propondrá mecanismos para aplicar principios éticos extraídos de instrumentos internacionales acordados en la ordenación de la pesca. El estudio comienza con una introducción general sobre la función y el ámbito de la ética, analizando temas pertenecientes a la ética de la pesca. Luego sigue un esbozo de las principales cuestiones éticas en la pesca y los imperativos morales a los que dan lugar. Después de recordar brevemente los fundamentos institucionales de las políticas pesqueras, presenta un enfoque ético global para abordar, con mayor detalle, las numerosas cuestiones éticas asociadas con la pesca, prestando especial atención a los efectos de las estrategias para su ordenación y desarrollo y la política social en las condiciones de vida de la población.


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