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Prólogo

La búsqueda de la ordenación forestal sostenible ha sido objeto de atención considerable en las negociaciones internacionales. La Declaración de Río (CNUMAD), los convenios de las Naciones Unidas –la Convención Marco de las Naciones Unidas sobre el Cambio Climático, el Convenio sobre la Diversidad Biológica y la Convención de Lucha contra la Desertificación – el Foro de las Naciones Unidas sobre los Bosques y otros procesos internacionales, reuniones y publicaciones claves han reconocido el papel crucial que desempeña la práctica forestal para lograr el desarrollo sostenible.

Los bosques plantados, establecidos mediante la forestación o la reforestación, desempeñan un papel de particular importancia a la hora de proveer una amplia gama de bienes y servicios. Existe cada vez más conciencia pública de que los productos de madera tienen más ventajas respecto a aquellos productos hechos de otros materiales que compiten con ellos (el cemento, los plásticos y el metal) ya que la madera es renovable, eficiente desde el punto de vista energético y su produción es favorable al medio ambiente si se hace responsablemente.

En el pasado, el potencial de los bosques plantados no siempre fue aprovechado al máximo. La falta de conocimientos, de capacidad y habilidad para proveer políticas favorables, leyes, normas, planes y sistemas de apoyo técnico han dificultado la ordenación responsable de los bosques plantados. En consecuencia, el establecimiento de algunos bosques plantados ha generado conflictos de diversa indole, con efectos sociales y ambientales, o los bosques han tenido problemas sanitarios, o escaso vigor, comprometiendo la productividad y en consecuencia, la recuperación de las inversiones.

La FAO recibió la solicitud de coordinar un proceso para fortalecer la capacidad de los países en cuanto a equilibrar los aspectos social, cultural, ambiental y económico de la ordenación de los bosques plantados con el fin de incrementar su respectiva contribución a los medios de subsistencia sostenibles de la población y a la utilización sostenible de la tierra. El proceso duró dos años y contó con representantes de múltiples partes interesadas: expertos en bosques plantados, provenientes de los gobiernos, del sector privado (empresarial y pequeños propietarios), de organizaciones no gubernamentales (sociales y ambientales), así como de organizaciones intergubernamentales y de representantes académicos. El proceso identificó nichos cruciales para establecer un conjunto de directrices voluntarias, no vinculantes jurídicamente destinadas a los decisores claves en materia de bosques plantados, con el fin de vincular entre sí, a ambientes internacional, nacional y local favorables.

Versiones anteriores de las directrices estuvieron disponibles en Internet desde marzo de 2006 y una variada gama de actores ha suministrado sus comentarios al respecto. Un diálogo amplio ha tenido lugar a través de las invitaciones que la FAO ha hecho a las autoridades gubernamentales en materia forestal, a las asociaciones del sector privado, a las redes de organizaciones no gubernamentales y a los órganos estatutarios de la FAO. El borrador de las directrices ha sido debatido en el curso de reuniones de las Comisiones Forestales Regionales, del Diálogo forestal (Gland, 2005, China, 2006), del Grupo de Trabajo sobre Industrias Forestales Sostenibles del Consejo Empresarial Mundial de Desarrollo Sostenible (Beijing, 2006), del Consejo Internacional de Asociaciones Forestales y del Papel (Roma, 2006) y del Comité Asesor sobre el Papel y los Productos Madereros (Australia 2004, Roma 2005 y 2006). Por lo tanto, los numerosos actores que trabajaron estrechamente con la FAO y sus socios, comparten un fuerte sentido de pertenencia respecto a la preparación de las directrices voluntarias.

Espero que el proceso de colaboración con los socios y las múltiples partes interesadas en materia de las directrices pueda proseguir en el futuro. Asimismo espero que mantengamos una cooperación constante con los gobiernos, el sector privado, las organizaciones no gubernamentales y otros grupos de la sociedad civil para poner en práctica la ejecución las directrices.

Peter Holmgren
Jefe

Jim Carle
Oficial Forestal Principal

Servicio de Desarrollo de Recursos Forestales


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