Página precedente Indice Página siguiente


La ordenación de los bosques tropicales húmedos

(UN/FAO)

René G. Fontaine

R.G. Fontaine, ex Director de Recursos
Forestales de la FAO, fue miembro de la
Organización desde 1946 hasta 1973.

Este articulo inicia una serie en Unasylva sobre la ordenación de los bosques tropicales húmedos. Algunos lectores quizás se pregunten por qué Unasylva se concentra en este asunto, que ya ha sido debatido en tantas ocasiones sin progresos significativos. En efecto, la deforestación, la degradación y la mala ordenación de los bosques tropicales continúan, mientras los modelos satisfactorios de desarrollo y conservación sostenibles integrados de los bosques tropicales húmedos siguen escaseando.

Huelga decir que la FAO, que se ha comprometido a prestar asistencia a los países tropicales en la institución de prácticas correctas de ordenación forestal, está muy preocupada por esta situación. De aquí esta serie de artículos.

Desde un principio hay que superar dos actitudes diversas. Una es la de quienes sostienen que no existe ningún motivo para esforzarse en la ordenación de los montes tropicales cuando es tan poco lo que se sabe de su funcionamiento y de las consecuencias de su manejo. Aquí vale la pena recordar que la ordenación forestal se inició hace ya largos años en los países templados, en una época en que eran poquísimas o nulas las pruebas científicas que existían acerca de cómo utilizar los bosques y cómo regenerarlos. Los gobiernos y los grandes terratenientes se dieron cuenta de que ese era el único modo de invertir la tendencia decreciente del abastecimiento de los tan necesarios productos forestales (combustible para las industrias, madera para la industria naval) y de los servicios (conservación del suelo y del agua). En la actualidad prevalece una situación análoga en muchas zonas tropicales. Tampoco en este caso los gobiernos y las comunidades afectados pueden simplemente esperar decenios de investigación teórica y práctica antes de iniciar la ordenación forestal. En ninguna circunstancia debe servir de pretexto hoy día la falta de conocimientos científicos para no emprender actividades de ordenación.

EXPLOTACION FORESTAL EN UN BOSQUE HIGROFITICO DE SRI LANKA deben formularse objetivos a largo plazo

La otra actitud es la de quienes afirman que los bosques tropicales no son un recurso renovable y que, por lo tanto, no se los puede ordenar como tales. Es cierto que es imposible utilizar un bosque primario y mantener a lo largo del tiempo la misma mezcla de especies y clases de edad o de tamaño. Sin embargo, pueden desarrollarse prácticas silvícolas y otras prácticas de ordenación de manera conservadora para mantener una cantidad aproximadamente igual de bienes y servicios, incluida la diversidad genética.

Aparte la publicación de esta serie de artículos, la FAO prosigue un programa activo acerca de la ordenación de los bosques tropicales. Ya ha publicado en 1985 el documento titulado Ordenación forestal de los trópicos para uso múltiple e intensivo basado en cuatro monografías relativas a Ghana, Honduras, Kerala (India) y Trinidad y Tabago (la monografía referente a Kerala se publicó en un documento aparte cuyo titulo es Ordenación intensiva de montes para uso múltiple en Kerala). Tres síntesis sobre la situación y las tendencias actuales de la ordenación forestal en las principales regiones tropicales se publicarán para Asia (finales de 1986) y para Africa tropical y América tropical (ambas en 1986). Además de esto, muchos países tropicales solicitan asistencia de la FAO para formular y ejecutar proyectos de ordenación forestal para lo cual la Organización moviliza a los mejores expertos de que dispone.

El primer articulo de esta serie se debe al Sr. R.G. Fontaine, ex Director de Recursos Forestales de la FAO, que examina las principales limitaciones de índole biológica y socioeconómica con que tropieza la ordenación de los bosques tropicales húmedos. Unasylva invita a sus lectores a que participen en este intercambio de información mediante el envío de observaciones e incluso de artículos acerca de esta importante cuestión.

· El concepto de ordenación descansa esencialmente sobre la percepción del bosque como un recurso renovable que, cuidadosamente manejado y habida cuenta de las limitaciones que imponen la vegetación, el suelo y el clima, puede proporcionar de manera continua los bienes y servicios que exige la sociedad.

El propósito de este articulo es presentar algunas ideas referentes a las posibilidades y limitaciones de la ordenación de los bosques tropicales húmedos teniendo presentes las características de este ecosistema y las nuevas condiciones económicas y sociales que surgen en las regiones afectadas. Recientes reuniones internacionales, principalmente las realizadas bajo el patrocinio de la Unesco, el PNUMA y la FAO, han examinado los problemas del desarrollo de los bosques tropicales húmedos, poniendo sobre todo el acento en las instituciones que hay que crear y en las investigaciones que deben efectuarse. Algunos autores han puesto en tela de juicio la validez de la ordenación de los bosques tropicales húmedos debido a su complejidad y a la escasa rentabilidad de la operación, y han propuesto que esos bosques sean reemplazados por plantaciones artificiales de especies de crecimiento rápido, al suponer - a veces con demasiada ligereza - que tales plantaciones serían factibles y renovables. El autor considera que la importancia de los bosques tropicales es incontestable dada su productividad, la diversidad y las calidades técnicas de sus maderas, y su función en el desarrollo de las comunidades locales y en el progreso socioeconómico de los países en desarrollo, por no mencionar su función potencial como fuente de energía y en el mantenimiento del equilibrio de la biosfera.

Los bosques tropicales húmedos, sempervirentes y semicaducifolios, cubren alrededor de 900 millones de hectáreas y la producción de trozas de aserrado y de trozas para chapas de maderas tropicales, que actualmente alcanza una cifra de unos 140 millones de m3 representa aproximadamente el 60% de la producción mundial de trozas de frondosas.

En este articulo se intentará precisar, principalmente sobre la base de los últimos trabajos científicos, las principales limitaciones ecológicas y socioeconómicas con que se enfrenta la ordenación de los bosques tropicales húmedos.

Limitaciones interiores al sistema

Cuando se maneja un ecosistema forestal tropical húmedo, se tropieza con dos tipos de limitaciones, unas interiores al sistema y otras exteriores y que dependen del marco socioeconómico.

La ordenación forestal tradicional se basa en la definición de parcelas y de series ecológicamente tan significativas como sea posible; en la referencia a un bosque «normal» (un bosque que se ajustase a las finalidades de la ordenación); en el conocimiento de la regeneración y la sucesión; en la necesidad de mantener la fertilidad del suelo y la diversidad genética; en el conocimiento de la productividad de las estaciones y de las especies. Se verá que estos elementos no son fáciles de definir y de llevar a la práctica en las zonas tropicales húmedas.

La heterogeneidad espacial de los bosques tropicales húmedos, en los cuales coexisten varias fases de la sucesión, ha sido destacada por muchos autores. Esta heterogeneidad es el resultado, a través de un largo periodo de tiempo, de las condiciones fisicoquímicas (suelo y clima) y de la evolución, la coevolución y la competencia entre las especies. Los primeros factores - suelo y clima - no son necesariamente predominantes. En efecto, al parecer existe un continuo: la estructura del bosque no cambia forzosamente de forma significativa al cambiar el suelo y el clima. Este simple recordatorio indica la dificultad de realizar una división significativa en parcelas para las cuales se pudiera programar anticipadamente un tratamiento silvícola.

Es lógico, después de la explotación, hacer un muestreo de diagnóstico para determinar si existen todavía semillas y plantines de especies valiosas bastantes y, si es necesario, proceder a las plantaciones de sustitución y de enriquecimiento precisas. No obstante, se ha observado frecuentemente que tal muestreo no es fiable y que resulta difícil repetir el bosque «normal» que, en la ordenación tradicional de los bosques templados, es el que corresponde a los objetivos de la ordenación indicada (aunque hay excepciones a esta regla, tales como los bosques de ocume en Africa central y los bosques de dipterocarpáceas del sudeste de Asia, que son ejemplos de fases de la sucesión particularmente estables, o de formaciones forestales edáficas). Por lo general, parece difícil actualmente en los bosques tropicales húmedos orientar las actividades hacia el logro de una masa que se ajuste a los fines de la ordenación propuesta.

BOSQUE HIGROFITICO TROPICAL CERCA DE MANAUS las limitaciones que se oponen a su manejo son considerables (P.JOHNSON/FAO)

Es sabido que las relaciones entre suelo y vegetación son de naturaleza muy compleja. En el ecosistema forestal tropical húmedo, gran parte de las sustancias nutritivas disponibles (aproximadamente los cuatro quintos) están almacenadas en la biomasa y sobre todo en la que hay sobre la superficie del suelo, por lo que al nitrógeno, el fósforo y la mayoría de los cationes se refiere. Pero sólo recientemente han venido a conocerse los mecanismos del almacenamiento y la función desempeñada por las asociaciones simbióticas entre hongos y raíces de vegetales superiores. Estos mecanismos se hallan en la capa radical y en el humus sobre la superficie del terreno, en donde el rápido desarrollo de pequeñas raíces impide la desaparición por lixiviación de las sustancias nutritivas resultantes de la descomposición de la materia orgánica muerta; la acción de los hongos micorrízicos facilita la captura por las plantas de las sustancias nutritivas que se en cuentran en la hojarasca en descomposición, y las algas y los microorganismos absorben inmediatamente las sustancias nutritivas nitrogenadas y las retienen hasta su muerte y descomposición. Todas las intervenciones en la cubierta vegetal que impidan que las raíces capturen inmediatamente las sustancias nutritivas liberadas por los mecanismos de descomposición favorecen la lixiviación y son causa de empobrecimiento del suelo y de las masas durante largos períodos de tiempo.

La diversidad de especies es otra característica critica de los bosques tropicales húmedos que impone ciertas limitaciones a la ordenación de los mismos si se quieren conservar adecuadamente los recursos genéticos. Las estrategias de conservación resultan dificultadas debido a la falta de conocimientos de la variación intraespecífica en las especies forestales tropicales. Algunos autores han propuesto fórmulas para calcular la superficie que hay que proteger con el fin de asegurar la conservación de las especies que en su gran mayoría están representadas solamente por unos pocos individuos por ha o por km2, lo que ha dado origen a que se recomienden extensiones relativamente mayores para la constitución de reservas de bosques tropicales húmedos. Estas reservas pueden estar rodeadas por bosques ordenados que constituirían entonces una zona de amortiguación entre las zonas en que toda explotación estuviera prohibida y las zonas que pueden ser explotadas libremente, debiendo observarse que la explotación de las zonas ordenadas debe calcularse cuidadosamente.

Es poco lo que se sabe acerca de los mecanismos de reproducción de las especies de los bosques tropicales húmedos. Los procesos de dispersión de las semillas varían con las especies, y la germinación de las semillas y el establecimiento de las plantas se producen solamente en determinadas condiciones. Es por ello que las especies de los bosques secundarios, generalmente heliófilas, tienen semillas cuyo periodo de latencia y cuya vitalidad son largos, en tanto que las especies de los bosques primarios producen semillas de vida más corta y que necesitan una cubierta considerable. Por último, mientras algunos autores consideran que la regeneración no es un proceso aleatorio sino previsible, otros estiman que, aun cuando la distribución de las especies en la primera fase de la regeneración puede ser modificada por factores ambientales, se trata esencialmente de una cuestión de probabilidad.

Por consiguiente, quedan aún por hacer muchas investigaciones acerca de los mecanismos de la sucesión secundaria y de la formación de las masas definitivas después de la modificación del bosque primitivo, ya sea por causas naturales o por la acción del hombre.

Finalmente, hay dos últimas limitaciones, una que se refiere a la estabilidad relativa del ecosistema de los bosques tropicales húmedos, y la otra a la falta de datos sobre su crecimiento y rendimiento. Respecto de la primera, se ha pensado frecuentemente que la estabilidad de un ecosistema depende de su diversidad, por lo cual el ecosistema forestal tropical húmedo debiera ser estable. Sin embargo esto no siempre es cierto; de hecho, si por estabilidad se entiende la facultad de volver a un estado inicial después de una perturbación, el bosque tropical húmedo es estable en el caso de perturbaciones puntuales o lineales de corta duración o de amplitud limitada, pero no cuando la perturbación afecta una superficie mayor y pasa de un cierto umbral. Esto debe tenerse presente en el manejo y la explotación de estos bosques.

TRES MESES DESPUES DE LA EXPLOTACION este bosque de Uganda necesita una ordenación (D.E.EARL/FAO)

En lo que concierne a la segunda limitación, existe una grave escasez de información sobre la productividad primaria para las zonas tropicales húmedas, y la información de que se dispone se reduce a un número muy pequeño de estaciones. En cuanto a la estimación de los volúmenes de los bosques y de su crecimiento, existe un buen número de cuadros de cubicación y medidas, pero es mucho lo que queda todavía por realizar en este dominio.

ENRIQUECIMIENTO FORESTAL, DOS AÑOS Y MEDIO MAS TARDE el resultado de una ordenaciòn positiva (D.E.EARL/FAO)

Limitaciones exteriores al sistema

Es bien evidente que las limitaciones interiores van unidas a otras que son exteriores al sistema físico y biológico, y que se refieren al hombre, esto es, al marco socioeconómico. A continuación se presentan rápidamente las cinco limitaciones más importantes.

En primer lugar, están las limitaciones de carácter epidemiológico. A este propósito hay que considerar las consecuencias de la destrucción rápida e incontrolada de un bosque tropical húmedo. Los organismos vivientes que constituyen el ecosistema forestal tropical húmedo han establecido entre ellos ciertas relaciones complejas que presentan un determinado equilibrio. Durante las operaciones de desarrollo, las posibilidades de contacto entre el hombre y un medio extraño aumentan y las perturbaciones del equilibrio del sistema forestal húmedo pueden tener consecuencias dramáticas para la comunidad humana. En efecto, en los bosques tropicales húmedos, los parásitos y los virus están presentes a todos los niveles en la vegetación y en la fauna, especialmente entre los artrópodos. Por ello, el hombre puede estar expuesto a infecciones debilitantes o incluso fatales.

Los problemas que presentan la ergonomía y el equipo en las áreas tropicales han atraído igualmente la atención de muchos investigadores y las instituciones internacionales, particularmente la Organización Internacional del Trabajo (OIT) y la FAO, les han dedicado profundos estudios. Actualmente se sabe que en las regiones tropicales la productividad de un hombre puede ser hasta 50% inferior a la que se alcanza en los países templados, y que los trabajadores necesitan regímenes alimentarios, vestimenta y equipos especiales. En lo que se refiere al equipo hay que mencionar también el daño que se puede ocasionar al medio y a la estabilidad del suelo por el uso inconsiderado de maquinaria pesada.

Las comunicaciones y la cooperación entre varias empresas en el sector forestal constituyen igualmente un grupo de limitaciones que debe tenerse en cuenta. En las zonas templadas, particularmente en Europa, no existe una correlación muy estrecha entre los recursos y la localización de las industrias de elaboración, debido a la densidad de la red de vías de comunicación. Pero en los trópicos húmedos, en donde faltan carreteras, el problema llega a ser crucial. Toda empresa de explotación forestal tiene que construir su propia red de transporte. Además, la utilización del bosque sólo puede intensificarse si las especies que se explotan se agrupan según las perspectivas de utilización. Esto requiere de una o de otra manera la integración de las empresas forestales.

La ausencia de mercados interiores suficientemente grandes ha significado y significa aún la existencia de graves obstáculos al desarrollo forestal en las áreas tropicales. La mayoría de la producción es absorbida por los mercados exteriores y consiste en un número bastante limitado de especies tradicionalmente solicitadas en los países industrializados, y en madera industrial formada por una mezcla de especies destinadas a la fabricación de tableros de partículas o de pasta para papel. Por consiguiente, es importante en la actualidad que los países tropicales desarrollen un mercado interior -única garantía de un mejoramiento autogenerado de sus economias- a la vez que continúen exportando productos forestales a países industrializados para obtener las divisas indispensables. Para conseguir esto, es preciso no sólo utilizar especies de calidad, cuando existen cantidades suficientes de ella, sino también poder agrupar las especies según sus posibles usos finales, de manera que se puedan colocar cantidades mayores de las mismas en el mercado y reducir los costos por m3 de apeo, de transporte y de transformación. Este agrupamiento de las especies secundarias por usos finales que actualmente se realiza plantea ciertos problemas, pero es esencial para el desarrollo de los bosques.

Finalmente las limitaciones institucionales son sin duda alguna las más importantes: esas limitaciones derivan sobre todo de cuestiones relativas a la propiedad y tenencia de los bosques. En los países en desarrollo, y como consecuencia de la colonización, los bosques pertenecen frecuentemente al Estado y surgen graves conflictos entre las necesidades de las poblaciones locales y los objetivos de una política forestal nacional. En muchos casos es conveniente «comunalizar» los bosques cerca de los poblados para asociar las comunidades locales a la gestión de los bosques y para conseguir que éstos produzcan los servicios que las comunidades necesitan. Por supuesto, esto no excluye el mantenimiento de una zona forestal propiedad del Estado como parte de la infraestructura nacional para asegurar la estabilidad ambiental y el abastecimiento de madera de las industrias nacionales. Los cambios institucionales que pudieran presumirse plantean muchas cuestiones: ¿deben separarse las tareas de gestión de las tareas del servicio público y, de ser así, a quién se les debe encomendar? ¿Deben comunalizarse determinados bosques del Estado por razones sociales o incluso por razones económicas, a la vez que se hace a la administración forestal estatal responsable de su ordenación técnica? ¿Cómo se puede desarrollar la labor de extensión para informar a los nuevos propietarios acerca de las posibilidades y los limites de la gestión forestal? ¿Cómo se puede combinar la investigación con el desarrollo dentro del marco de las operaciones de campo de ciertas empresas?

Consideraciones finales sobre la ordenación forestal

En ciertos sectores se puede crear, reorientar o incluso suprimir empresas con bastante facilidad. Este no es el caso en el sector forestal que, debido a su naturaleza y sus funciones, no se presta fácilmente a cambios rápidos. Además, ciertos cambios son irreversibles o puede que el bosque necesite largo tiempo para volver a su estado inicial; lo que se sabe acerca de las influencias de los bosques incita a la prudencia en las intervenciones. Por ello se debe tener una visión a largo plazo del bosque, la cual comprende:

· la definición y el establecimiento de un dominio forestal permanente para satisfacer las necesidades nacionales y locales y proteger el medio;

· la función de los bosques para las comunidades rurales;

· las relaciones entre las actividades forestales, la agricultura y la ganadería;

· las limitaciones impuestas por la ciudad a los bosques urbanos y periurbanos; y,

· las relaciones entre el dominio forestal permanente y los parques y las reservas.

Estas consideraciones pueden resumirse diciendo que plantean el problema del lugar que las actividades forestales ocupan en la planificación del uso de la tierra.

Puede parecer que la ordenación forestal es una actividad entre otras muchas; sin embargo, es ejemplar, pues integra muchas actividades diversas, desde el bosque hasta la elaboración de sus productos. Si se la limita al bosque y a su explotación, debe comprobarse atentamente su coherencia con otros proyectos, particularmente con los proyectos relativos a las industrias forestales. Además -y esto es lo que a menudo no se ha hecho suficientemente en el pasado- todas las diferentes posibilidades y los costos y beneficios correspondientes deberán someterse al análisis económico. Todas estas consideraciones son muy semejantes a las que llevan a los «combinados» en los países de economía de planificación centralizada, en donde los bosques y sus administradores, los equipos que los explotan y las industrias que utilizan sus productos constituyen una única empresa. No obstante, es preciso proporcionar la flexibilidad y los mecanismos que permitan que estos combinados se adapten mejor a una economía de mercado. Es importante subrayar aquí que la explotación forestal debe considerarse un instrumento en la regeneración y el enriquecimiento de una masa forestal, y que las industrias deben esforzarse por absorber la mayoría de las especies disponibles, agrupadas por usos finales.

Cualesquiera que sean las soluciones que se adopten, y teniendo en cuenta las condiciones ecológicas, económicas y sociales, la ordenación forestal debe concebirse como el conjunto de las actividades de gestión, explotación y transformación, y su desarrollo como el desenvolvimiento integrado de estas actividades. Estas son en efecto subsistemas de un sistema único, incluso aunque no se disponga todavía de modelos jerarquizados de estos subsistemas. Por consiguiente, hay que definir una política forestal que fije los objetivos de la gestión, la explotación y la transformación y las líneas principales de las acciones que hay que emprender para alcanzar dichos objetivos; materializar esta política en planes o programas de cinco o de diez años en el marco del plan nacional; y, por último, traducir cada plan en un cierto número de proyectos coherentes, definiendo para cada uno de ellos los objetivos que deben alcanzarse, los plazos de tiempo necesarios y los medios correspondientes para ello. entes para ello.

CURSO DE DENDROLOGIA EN ECUADOR una educación lo más amplia posible (NACIONES UNIDAS)


Página precedente Inicìo de página Página siguiente