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Impresiones de un viajero en Siberia

EERO KALKKINEN

EERO KALKKINEN es Director de la División de la Madera CEPE/FAO, Comisión Económica para Europa, Ginebra.

LA IMPRESIÓN general del viajero en Siberia es, ante todo, la de la inmensidad de la región. Recorriendo una distancia igual a la que supone atravesar toda Europa, en cualquier dirección, el viajero puede llegar desde Moscú tan sólo a las puertas de Siberia y, de ordinario, el tráfico aéreo local en torno a los principales centros de la región abarca extensiones mayores que las de cualquier país europeo.

El panorama que se desenvuelve ante los ojos del viajero, una vez atravesadas las montañas y los cerros de los Urales, es el de una gran alfombra verde sin fin, cruzada a veces por ríos caudalosos o jaspeada de grandes y pequeñas manchas de poblaciones o centros industriales. Aunque la población de Siberia ha ido aumentando rápidamente desde 1945, es posible que siga siendo una de las zonas menos pobladas del mundo; por ello, el panorama monótono de bosques y cerros interminables se ve interrumpido sólo ocasionalmente por algo creado por el hombre.

El viajero que aterrice en lugares como Omsk o Irkutsk se encuentra de pronto en un mundo totalmente distinto. Las ciudades dinámicas y en rápida expansión de Siberia son testimonio propio del espíritu precursor de la región, análogo al que predominaba en el siglo pasado cuando se conquistó el oeste de Norteamérica. Esas ciudades, muchas de ellas fundadas por Pedro el Grande, poseen ciertamente tradiciones, pero éstas van cambiando rápidamente para ajustarse al mundo moderno de la industria. Diríase que se sienten por doquier los latidos del desarrollo y el progreso, en las ciudades, en los aeropuertos, en el ferrocarril transiberiano - con un tráfico probablemente sin igual en todo el mundo - e incluso en la propia naturaleza, que de alguna manera parece haber cobrado conciencia del nuevo papel que tiene que desempeñar. En el día de hoy la propia palabra «Siberia» significa desarrollo y los siberianos se sienten orgullosos de serlo, y dispuestos a demostrarlo a todos los forasteros.

En realidad, los siberianos forman un sector muy favorecido y privilegiado de la población soviética. Sus salarios son más altos que en otros lugares de la U.R.S.S. Los períodos de vacaciones oficiales son más prolongados. Sin embargo, a medida que progresa la región y que las condiciones de vida mejoran en toda Siberia, es posible que, a la postre, pierdan toda justificación las prestaciones por «vida difícil» y sea preciso suspender las subvenciones a la inmigración procedente de otras partes de la U.R.S.S. que han sido concedidas para atraer más mano de obra a esta dinámica y creciente región.

Riqueza oculta

La riqueza de la región es fabulosa y hasta la fecha sólo se ha reconocido cabalmente una pequeña parte. Siberia posee de todo, desde metales raros hasta bosques, desde petróleo hasta potencial agrícola. Es más, se descubrió hace relativamente poco que la agricultura en Siberia puede ser lucrativa y que se podría producir casi todo lo que se produce en otros lugares del mundo en las mismas latitudes, pese a los rigores del invierno siberiano.

Sigue siendo un enigma la magnitud real de los recursos forestales de Siberia y la pregunta que surge en la mente del forastero, de ordinario, es la siguiente: ¿cuán vasta es la zona forestal y cuál su volumen real? La parte asiática de la U.R.S.S. dispone de más de 500 millones de ha de bosque; casi todas éstas se hallan en Siberia (Siberia occidental, Siberia oriental y zonas del lejano oriente), estimándose en más de 55 000 millones de m³ el total de las existencias en crecimiento, en comparación con 166 millones de ha de bosques y una estimación de existencias en crecimiento de 12 000 millones de m³ en toda Europa. De los bosques al este de los Urales más de 400 millones de ha y unos 53 000 millones de m³ de las existencias en crecimiento se consideran ya maduros e incluso decadentes. Esas cifras dan al menos alguna idea del potencial enorme e inexplotado de esta vasta región del mundo. En la actualidad, la corta anual de toda la Siberia y zonas del lejano oriente asciende quizás al orden de 120 millones de m³, o sea menos de la quinta parte del crecimiento anual. Además, las pérdidas naturales experimentadas en el monte maduro y decadente posiblemente se acerquen a tres veces la cantidad extraída actualmente. En este caso se tropieza con uno de los principales problemas de la explotación forestal en Siberia: ¿cómo ponerse al alcance de las pérdidas naturales y establecer un equilibrio más natural entre recursos, crecimiento y extracción? Los ambiciosos proyectos de industrias forestales en gran escala que se están llevando a cabo en esta parte del mundo representan, pese a su insólita magnitud, sólo una gota en el inmenso océano de las oportunidades que existen, por lo cual es posible que hayan de pasar aún muchas generaciones para que llegue a comprenderse todo el potencial de la riqueza forestal de Siberia.

FIGURA 1. - Preparación para asar a la brasa el famoso omul del lago Baikal, especie similar al salmón.

FIGURA 2. - Utilización del tractor PSG-Z; para el aclareo de zonas de extracción.

Extracción y transporte

El autor de este artículo tuvo la oportunidad de viajar extensamente en los distritos de Irkutsk y Bratsk, así como en la R.S.S.A. de Buriat, y de observar diferentes tipos de operaciones de extracción y transporte, así como las industrias instaladas en esas regiones. Lo más impresionante fue la condición generalmente buena de los bosques recorridos u observados desde el aire. Contrariamente a lo que se cree en general, los bosques de Siberia son sanos y poseen volúmenes por ha de bastante importancia (de 150 a 200 m³ por término medio y, excepcionalmente, hasta de 500 m³ lo que en esas latitudes y condiciones de clima debe considerarse un factor insólito. La composición de los montes varía principalmente entre el pino, en torno a la zona de Bratsk, y una mezcla de pinos, alerce, álamo temblón, abedul y otras especies en la región al sur del lago Baikal.

Todos esos montes son satisfactorios, juzgándolos conforme a las normas corrientes, observándose aquí y allá testimonios de los daños ocasionados por los grandes incendios forestales. Con un territorio tan inmenso y a pesar de medidas de control de los incendios forestales altamente eficaces - durante los meses de verano se monta una vigilancia aérea permanente - es casi inevitable que se produzcan catástrofes ocasionales. Sin embargo, los incendios forestales de menor importancia registrados cada año se consideran casi una necesidad como protección potencial contra desastres mayores pues, por lo general, no queman más que el sotobosque, sumamente inflamable, y dejan intactos los árboles. La regeneración natural, sobre todo la de los pinos, es muy vigorosa y en muchos de los lugares visitados pudieron observarse zonas bien definidas cubiertas por rodales espesos, jóvenes y saludables.

El abedul en Siberia es capítulo aparte. Se le ve casi en todas partes y los blanquísimos fustes de abedul, absolutamente derechos, ofrecen un panorama curioso que sólo puede contemplarse en esta región del mundo. Con todo, las pérdidas naturales de abedules son muy importantes; gran proporción de abedules jóvenes es destruida por las grandes nieves y los vientos del invierno, que los quiebran. Por consiguiente, en zonas extensas se observan densas masas de abedules largos y rectos sin copas, como si hubiesen sido podadas por unas tijeras gigantescas.

Otra característica no menos impresionante es el programa dinámico de construcción de caminos de las empresas forestales. Los caminos principales, que en muchos aspectos casi se parecen a las grandes carreteras europeas, se internan por la zona forestal que va a explotarse y, a medida que adelantan los trabajos, se les van uniendo caminos auxiliares y senderos para la extracción de la madera. El costo de las obras de construcción de caminos es relativamente elevado, de 10-16000 rublos por km de carretera principal y casi 5 000 rublos por km de camino de bosque. Esos gastos se sufragan con las ventas de madera rolliza que se hacen a la industria y, como ejemplo, se señaló que el precio de costo de la madera rolliza, de 8 rublos por m³ comprende el impuesto de explotación, o sea el precio de la madera en pie, los gastos administrativos, los de construcción de caminos, etc., al paso que el precio de entrega, o sea, el de venta, es de 13 rublos por m³.

Las operaciones de extracción y transporte están altamente mecanizadas (la producción media anual por trabajador ha aumentado de 207 m³ en 1950 a más de 450 m³ en 1968) y el equipo básico de cinco trabajadores consta de un capataz, un apeador y su ayudante, un conductor de tractor y su ayudante. El grupo avanza: a lo largo de la zona que le ha sido asignada, colindante con un sendero para extracción de la madera. El apeador y su ayudante están equipados con sierras mecánicas y van cortando los árboles en la dirección de ese sendero. El tractor recoge luego las trozas y las coloca en el sendero, donde otro grupo las carga sobre grandes camiones. Las operaciones al parecer avanzan sin tropiezos, invirtiéndose el tiempo mínimo en cada una de sus fases.

FIGURA 3. - Un paisaje típico de bosque en Siberia, en los altiplanos al sur del lago Baikal.

La empresa explotadora del bosque de Kliuyevka, que el autor visitó, realiza sus operaciones al sur del lago Baikal en la R.S.S.A. de Buriat y tiene una producción anual de 120 000 m³ de madera rolliza para la industria, con planes para aumentarla a 250 000 m³ al año. Parte de la madera en rollo la elabora la misma empresa, convirtiéndola en durmientes para ferrocarriles y en madera aserrada, y otra parte se entrega a otras industrias que consumen madera. La R.S.S.A. de Buriat y el distrito de Irkutsk de la R.S.F.S.R. son, en realidad, los principales productores de durmientes para ferrovías en la U.R.S.S., produciendo más de 15 millones de traviesas al año.

Carácter especial de las operaciones forestales

Las operaciones forestales de Siberia suelen tener un carácter muy especial y se desarrollan en condiciones diversas de las que existen en otros lugares. El clima, sobre todo en el invierno, exige grandes esfuerzos de hombres y máquinas. También las condiciones del terreno en muchas zonas requieren tipos de equipo y maquinaria especiales. El Instituto de Irkutsk para la Mecanización de las Operaciones Forestales, perteneciente a la organización principal de Moscú (TSNIIME) dedica sus esfuerzos a resolver concretamente los problemas de Siberia. Así, por ejemplo, cuando se inundó el lago artificial de Bratsk, quedó mucha madera flotando en la zona, pese a que se había hecho una limpieza bastante detenida de la hoya antes de llenarla. Se calculó que el volumen de madera rolliza para la industria que había quedado flotando superaba los 2 millones de m³ y su recolección representaba un problema típico bastante especial. El Instituto de Irkutsk diseñó una balsa, dotada de sierras tronzadores circulares y de una instalación para el atado de los troncos, capaz de recoger la madera flotante en la superficie y formar con ella fardos, para su transformación en pasta. Otro problema el del transporte en camiones de la madera en rollo en tierras cenagosas, está tratando de resolverlo el Instituto mediante la introducción de neumáticos de gran anchura.

Otros muchos problemas se van abordando también de manera análoga.

Otra de las impresiones del viajero en Siberia es la sensación de hallarse dentro de un inmenso crisol de poblaciones y pueblos. Es extraordinaria la variedad de razas y tipos de pueblos que se observa en aeropuertos y estaciones de ferrocarril y en ciudades y aldeas. El movimiento de masas humanas, acompañado del trajín de llegadas y partidas en toda clase imaginable de vehículos de transporte, es en sí una manifestación impresionante del dinamismo y la vitalidad de Siberia. El transporte aéreo ha llegado de pronto a esta región remota, con más rapidez y de manera más impresionante que el tráfico suburbano de autobuses desarrollado en torno a muchas ciudades y centros europeos, por lo cual toda la región se halla en el proceso de despertar del largo letargo de muchos siglos. Aquí los aeroplanos son como los autobuses o los taxis del mundo occidental, por lo cual no es insólito ver a los pasajeros subirse a los aviones llevando pequeños animales domésticos al mercado o trayéndolos de los mercados, o bien cargados de frutos de sus huertos o granjas. Además, los pasajes para viajar en avión son sumamente baratos, si se tienen en cuenta las largas distancias que separan incluso a los centros poblados más pequeños.

La impresión definitiva del visitante que abandona Siberia es la del moderno país de las maravillas. Tierra pletórica de paisajes de belleza extraordinaria, ofrece también enormes posibilidades a la caza y a la pesca, que en otros lugares del mundo quizás se hallará tan sólo en las grandes reservas de los parques nacionales. Y, en medio de toda esa fronda salvaje, van surgiendo las grandes ciudades e industrias modernas que gradualmente estiran sus tentáculos hacia la naturaleza virgen e inexplorada. El visitante observa, quizás con cierta tristeza, la desaparición paulatina de las viejas ciudades y centros de población, con sus típicas casas de madera siberianas, que van dando paso a los edificios modernos de muchos pisos y a los grandes complejos industriales; pero ésta no es más que una de las necesidades que impone la nueva fisonomía que está cobrando esta inmensa región. Siberia está despertando poco a poco de su prolongado letargo para. convertirse en una tierra realmente despierta y viva.


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