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Comisión forestal británica, 1919-69

DENNIS HEALEY

DENNIS HEALEY se ha retirado recientemente de su cargo de Jefe de información de la Comisión Forestal Británica.

EN EL AÑO ACTUAL, la Comisión Forestal Británica celebra sus bodas de oro, y tal vez sea éste un momento adecuado para recordar el origen y la historia de este organismo forestal y examinar sus realizaciones.

En los 50 años transcurridos desde su fundación, la comisión ha conseguido constituir una propiedad de unos 1,12 millones de ha, que incluyen 660000 ha de bosques jóvenes. Muchos de ellos no han llegado aún a su madurez, pero se produce ya una cantidad importante y en continuo aumento de madera para atender a la demanda de los mercados tradicionales y de las nuevas e importantes industrias usuarias de la madera. Estas superficies son pequeñas si se comparan con las de la mayoría de los países europeos, pero están ayudando, sin embargo, a corregir una situación que hace del Reino Unido el mayor importador neto de madera y de productos de la madera de Europa, por no decir del mundo entero, que sólo produce un 10 por ciento escaso de su consumo total.

El éxito de la comisión debe valorarse teniendo en cuenta las dificultades evidentes que supone la realización de una empresa forestal de importancia en un pequeño país donde los títulos sobre la propiedad de tierras son sumamente numerosos y diversos. También debe recordarse que cuando la comisión inició su programa de repoblación forestal en gran escala, el país contaba con una tradición forestal escasa o nula en apoyo de sus objetivos y con muy pocos expertos forestales profesionales.

Creada en interés de la seguridad nacional

Para examinar detalladamente la historia de la comisión, es necesario remontarse a una época anterior a la fecha de su creación en 1919. Al estallar la primera guerra mundial el Reino Unido se hallaba en un estado de dependencia casi total con respecto a la madera importada y, cuando se desarrolló la guerra submarina sin restricciones, se decidió reducir los suministros procedentes de ultramar y concentrarse en el aumento de la producción de los bosques nacionales, que en su mayor parte eran de propiedad privada. El resultado fue que se hizo inevitable la explotación excesiva y unas 182 000 ha fueron taladas. Esta pérdida podría haber parecido pequeña en algunos países, pero representó un golpe de importancia para los recursos madereros del Reino Unido, los cuales (junto con los de Irlanda) se limitaban a una superficie probablemente inferior a 1 214 000 ha de bosques, no todos los cuales, ni mucho menos, estaban sujetos a ordenación.

A medida que la guerra avanzaba, se hizo evidente que el país tendría que examinar de nuevo su actitud con respecto a la silvicultura, que hasta entonces había sido la Cenicienta de las empresas rurales. Se creó un comité, que presentó un informe a fines de 1918, en que señalaba la urgente necesidad de un programa de repoblación forestal de 716 000 ha, en que tendrían que cooperar los sectores forestales estatal y privado, con objeto de lograr que el Reino Unido, que en aquella época incluía a Irlanda, se hiciera independiente de las importaciones de madera durante un período de tres años en caso de otra situación crítica. Poco después se creó una Administración Forestal Interina, la cual, aunque carecía, de autoridad para la tenencia de tierras, inició una activa labor de suministro de plantas, formación de personal técnico y estudios de tierras aptas para la repoblación forestal.

El 19 de agosto de 1919 adquirió fuerza de ley la Foresty Act, que disponía la formación de la Comisión Forestal. Con ello quedó todo dispuesto para iniciar con seriedad la aplicación de las propuestas del comité, encuadradas dentro de «los intereses de la seguridad nacional».

En noviembre de 1919 fueron nombrados los primeros comisionados y se destinó una suma de 3,5 millones de libras esterlinas para atender a su labor durante el primer decenio (cantidad sumamente pequeña con arreglo a los niveles actuales). La comisión, inspirada en gran parte por Roy Lister Robinson, australiano, técnico forestal acreditado, Inspector del Ministerio de Agricultura, y ante todo hombre de imaginación, emprendió su tarea con entusiasmo y decisión. Toda esta actividad, sin embargo, pudo muy bien haber sido inútil. Tres años después de la creación de la comisión, un Comité de Gastos Nacionales formuló recomendaciones para la realización de reducciones de gran alcance en los gastos nacionales. El comité llegó hasta el punto de recomendar la supresión de la comisión y de su labor. El gobierno no aprobó esta decisión pero, no obstante, se redujeron los fondos disponibles, el programa de plantaciones fue mutilado y, en su lugar, se pidió a la comisión que concentrara su labor en facilitar trabajo a los desempleados. Habían de pasar dos años antes de que se aprobara el retorno al programa primitivo.

La comisión siguió adelante en condiciones un tanto más estables. Se adquirieron o arrendaron tierras y, al imponerse la tendencia al uso de maderas de coníferas en la industria, se utilizaron en amplia escala esas especies (aunque también con algunas maderas de frondosas) en los años siguientes. En 1939 se habían adquirido ya 261000 ha de tierras aptas para la plantación y se habían plantado 150000 ha; estas dos cifras se aproximaban bastante a las proyectadas en un principio.

No es de extrañar que el decisivo año de 1939 trajera consigo un importante retroceso en la labor de la comisión. La historia se repetía al cabo de 25 años y de nuevo los submarinos hacían sufrir duras pérdidas a los buques británicos y aliados y a sus cargamentos. De nuevo también, para remediar los obstáculos con que tropezaba el suministro de madera de ultramar, hubo que sacrificar los viejos bosques de propiedad privada para obtener un material de guerra de importancia vital. Se creó un Departamento de Producción de Madera Nacional y quedaron prácticamente en suspenso todas las actividades importantes de plantación y otras de la comisión, si bien hubo que seguir atendiendo a la ordenación de las plantaciones jóvenes, entonces improductivas en su mayor parte. La acumulación estratégica de una reserva adecuada de madera de producción nacional había quedado detenida, pero sólo de momento.

Planificación los años de la posguerra

En 1943 apareció otro documento, tan importante o más que el informe del comité primitivo. Se trataba de un documento parlamentario titulado Política forestal de la posyuerra. Si se tiene en cuenta que, en aquel año, la guerra no estaba en modo alguno concluida y que su resultado era del todo imprevisible, representaba una publicación audaz e imaginativa. Procedía de los comisionados forestales de aquella fecha, pero, en realidad, era principalmente obra de Roy Lister Robinson, que había de llegar a ser Sir Roy Robinson y, a su debido tiempo, Lord Robinson de Kielder Forest y Adelaide, quien de hecho fue Comisionado Técnico en 1919-32 y posteriormente Presidente de la comisión durante 20 años, hasta su muerte repentina en el Canadá durante una Conferencia Forestal de la Commonwealth. En ese documento se analizaban todas las consideraciones básicas para la promoción de una industria forestal eficiente en el Reino Unido, no sólo desde el punto de vista de los montes del Estado, sino también de los sectores privados, cuya importancia e intereses no podían en forma alguna desdeñarse dada su notable contribución al esfuerzo de guerra en 1914-18 y en la actualidad. Algunas de las propuestas que contenía para el futuro de la silvicultura eran ambiciosas, pero tenían el realismo y la autoridad resultantes de más de 20 años de experiencia práctica en el fomento de la silvicultura de base nacional. Una de sus recomendaciones principales, si bien a título provisional, era la de que el objetivo final se fijara en 2 millones de ha de bosques efectivos (en otros términos, de montes productivos y bien ordenados) para fines del siglo actual. Se creía que podrían obtenerse 800 000 ha mediante la rehabilitación de los montes existentes y 1 200 000 ha con la repoblación de tierras no cultivadas. Ese total de 2 millones de ha, según se alegaba, podría producir en su momento el equivalente del 35 por ciento de las necesidades del país en madera, así como crear una reserva para cualquier emergencia importante. La propuesta de que 800 000 ha de bosques productivos debían proceder de los ya existentes suponía evidentemente la reconstitución de la densidad de los bosques de propiedad privada. Con este fin, se trazó un plan, probablemente único en su género, al que se dio el nombre de Plan de Dedicación de Montes, título no falto de inspiración para los interesados en procurar que sus bosques siguieran sirviendo a la nación tanto en tiempo de paz como en guerra. En virtud de este plan, se pedía a los propietarios participantes que utilizaran su tierra en forma tal que la producción de madera constituyera su primer objetivo; que trabajaran de acuerdo con un plan aprobado por la comisión, en que se fijarían las principales operaciones a realizar; que emplearan los servicios de supervisores competentes y que llevaran la necesaria contabilidad. A cambio de todo ello, el Estado accedería a facilitar ayuda financiera. A su debido tiempo, cuando se empezó a aplicar el plan, esa ayuda pudo obtenerse conforme a dos modalidades distintas, a elegir: una cantidad fija para plantación o el pago del 25 por ciento de los gastos anuales netos del propietario en sus operaciones forestales, se facilitaban préstamos en determinadas circunstancias y, además, los expertos sobre el terreno de la comisión prestaban asesoramiento técnico gratuito.

Este plan ha ido realmente adquiriendo cada vez más fuerza y, aunque ha sufrido varias enmiendas, su estructura se mantiene relativamente igual a la esbozada hace 25 años. En 1967 se administraban 350 000 ha en 3 000 planes de dedicación diferentes, y la mayoría de los proprietaros habían optado por recibir la donación fija para plantación (y, además, como novedad relativamente reciente, otras donaciones para administración). Existe ahora otro plan para montes aprobados, que no formaba parte de la primera propuesta y en el que se ofrece tan sólo una donación para plantación. Este plan cuenta con un fuerte apoyo de los propietarios privados que, por un motivo u otro, no quieren «dedicar» sus bosques.

FIGURA 1. - El más grande de todos los bosques de la Comisión Forestal Británica es el situado en Kielder Northumberland, que comprende 19 000 hectáreas de árboles. Tal vez con razón, ha sido calificado del mayor bosque artificial de Europa.

Situación actual de los programas de plantación

Por diversas razones de peso, no se han cumplido los programas de plantación, fijados por decenios, de la política forestal de la posguerra para la comisión y el sector privado. Sin embargo, en los 23 años últimos se ha acelerado grandemente el progreso por ambas partes. La comisión ha llevado a cabo unas tres quintas partes de su total planificado de plantaciones desde 1945. La extensión de las plantaciones ha fluctuado a veces debido a la dificultad de adquirir tierras en algunas partes del país, pero en los años últimos se ha mantenido a un ritmo anual bastante superior a 20 000 ha. Entre las tierras propiedad de la comisión, en 1967 se incluían, además de los bosques, unas 320 000 ha, no aptas para la repoblación forestal, en su mayor parte cumbres montañosas de Escocia y Gales, que hubieron de adquirirse conjuntamente con las tierras mejores cuando se realizaron adquisiciones de importancia. También contaba con 124 000 ha de tierras aptas para la plantación, pero aún no repobladas; esta zona constituía una reserva esencial para la continuidad de las operaciones y se va aumentando su extensión a medida que se planta cada una de las cuotas anuales.

Una gran parte de la plantación de árboles realizada por la comisión se ha efectuado en zonas altas de la parte septentrional de Inglaterra, en los Highlands de Escocia y en las montañas de Gales - en otros términos, en tierra de valor mínimo para el pastoreo. Aunque no son aptas para cultivos agrícolas, esas tierras están sustentando en la actualidad diversas especies coníferas prósperas. Por ello, ha de hacerse de nuevo referencia a Roy Lister Robinson y a su ingenio y previsión. A él se debe que, después de emplearse el drenaje a mano y la plantación sobre tepes de césped, se iniciara el proceso de la aradura en profundidad y del avenamiento de las laderas como requisito previo para las plantaciones. En realidad, él fue quien diseñó el primer arado utilizado para este objeto. En la actual era de la maquinaria moderna, ese arado podría considerarse como una frágil caricatura de los que hoy se utilizan. Pero quienquiera se hubiese encontrado durante los primeros años de la comisión en aquellas laderas azotadas por el viento habría comprendido que se estaba haciendo historia a medida que aquel artefacto, arrastrado por caballos, se abría camino. Cumplió su cometido con la eficacia suficiente para demostrar sin ningún género de dudas que el arado era la solución al problema de establecer con éxito árboles en tierras antes estériles o casi estériles.

En el día de hoy, arados gigantes arrastrados por tractores poderosos han sustituido al mísero ejemplar de ayer. Los árboles jóvenes se plantan en los camellones levantados por los arados al hacer sus profundos surcos en los marjales. Como resultado de ello, los árboles no sólo ocupan lugares bien ventilados, sino que sus raíces, al crecer, se beneficean del nuevo humus formado por la vegetación que va pereciendo en el centro del «emparedado». Se aplican casi siempre fertilizantes fosfatados para ayudar en los primeros tiempos del crecimiento.

Se ha afirmado que el Reino Unido está a la cabeza del mundo en esta técnica de plantación intensiva de montaña, si bien este proceso se inició con los ensayos del método belga de drenaje combinado con las plantaciones sobre tepes de césped realizados en el decenio 1930-39.:

Los nuevos bosques

Los 400 bosques que posee aproximadamente la comisión están bien repartidos entre Inglaterra, Escocia y Gales. Existen uno o más bosques en cada uno de los condados rurales, pero los bosques o grupos de bosques más grandes se encuentran en las regiones montañosas donde: se han obtenido grandes extensiones de tierras por medio de una sola compra, o de varias compras en la misma localidad. En el norte de Inglaterra se ecuentra el Kielder Forest, de unas 29 000 ha de extensión si se tienen en cuenta las tierras agrícolas y las no cultivables que comprende. La zona dedicada a plantaciones abarca 19 000 ha. Este es el mayor de las bosques de la comisión, y lo conocen bien muchos técnicos forestales extranjeros que lo visitan Se cree que se trata del mayor bosque creado por el hombre en Europa, aunque esta afirmación puede prestarse a discusión.

FIGURA 2. - La comisión ha plantado con éxito divereas zonas arenosas de la costa, especialmente en las dunas de Culbin, en el Mora y Firth, conocidas durante largo tiempo con el nombre de desierto escocés. La principal especie utilizada es el pino de Córcega (Pinus nigra var. marítima Melville).

FIGURA 3 - La única conífera indígena productora de madera plantada por la comisión es el pino silvestre (Pinus sylvestris L.). Este bello ejemplar se encuentra en el Bosque Negro, de Rannoch, Pertshire.

En el este de Inglaterra se encuentra el moderno bosque Sherwood, conocido por las hazañas del famoso y quijotesco rebelde Robin Hood. También está en esta región Thetford Chase, con sus casi 19 0(10 ha plantadas en este caso en el bajo Breckland, nombre que se da a las tierras arenosas de esta zona. También se han formado grandes bosques en Gales: uno de ellos, que en galés se llama Coed Morgannwg, es lo bastante grande para que se le haya considerado digno de perpetuar el título del condado de Glamorgan, donde se encuentra.

En Escocia, la mayor concentración de bosques de la comisión se encuentra en los Highlands, a lo largo de la Great Glen, región que se extiende desde Inverness hasta Fort William. Así, los turistas procedentes de muchos países realizan el viaje a través de Glen en dirección a la costa occidental, se detienen a admirar los grandes bosques nuevos que adornan el paisaje, además de otros lugares célebres como el Lago Ness - guarida del legendario monstruo del Lago Ness.

Es bien sabido que, de no utilizar coníferas exóticas, el Reino Unido carecería casi por completo de madera de coníferas de producción nacional. Por ello debe hacerse alguna referencia a las especies principales plantadas por la comisión empezando, de modo paradójico, por la única conífera indígena productora de madera que es el pino silvestre o albar (Pinus sylvestris L.). Esta especie está muy difundida porque tiene una considerable tolerancia en cuanto a la tierra y emplazamiento y se adapta mejor que la mayoría de las otras coníferas a las tierras menos fértiles de páramos y brezales. Su tasa de crecimiento no pasa de ser reducida, pero los productos de las claras de todos los tamaños son comercializables.

Entre aquellos otros árboles que entraron en el Reino Unido en una u otra época de la historia, el pino de Córcega (Pinus nigra var. marítima Melville) prospera en el clima seco y cálido que predomina en la zona oriental del país. Asimismo se adapta bien a las tierras bajas con un reducido índice de pluviosidad y un verano cálido, y produce más madera por hectárea que el pino silvestre natural de las islas. Ha demonstrando ser especialmente valioso en la repoblación forestal de las dunas y, en efecto, es el componente casi exclusivo de la Culbin Forest, situada en el Moray Firth de Escocia, que se ha creado con éxito sobre suelo puramente arenoso. La iniciativa de la comisión de plantar esa zona ha suscitado interés por parte de los países que tropiezan con problemas especiales para el traslado y la estabilización de suelos arenosos.

A comienzos del siglo XVII, esa parte de la costa del Moray Firth era una rica tierra agrícola, que mantenía unas 16 explotaciones agrícolas. Pero en una sola noche, según dicen los historiadores, toda la localidad quedó sumergida por grandes cantidades de arena lanzadas tierra adentro durante una violenta tormenta. Parece más bien que ello fue resultado del persistente hábito de los cultivadores a' través de los años de extraer las hierbas de playa, que servían para consolidar la arena, y que utilizaban para las bardas de sus casas. Cualquiera que fuera la causa fundamental, desde aquella noche fatal nadie volvió a ver las casas ni la tierra en que se asentaban. En 1926, la comisión adquirió las dunas conocidas entonces popularmente con el nombre de «desierto escocés» - e inició la labor de repoblación después de a bardar» la arena con grandes cantidades de maleza traída de los campos vecinos y sujeta al suelo con alambres. Protegios de los fuertes vientos por la maleza entre la cual se plantaron, los árboles jóvenes prosperaron y hoy en día el rendimiento de madera de Culbin Forest constituye una fuente útil de suministro de madera para puntales en algunas minas de carbón escocesas.

El crecimiento del pino torcido (Pinus contorta glas) ha sido objeto de ensayos intensivos por parte de la Sección de Investigación de la comisión y hoy se utiliza en mucha mayor proporción que en los primeros tiempos de la repoblación; todos los años se plantan unas 6 000 ha. Las variedades costeras han demostrado una tolerancia sorprendente a las duras condiciones de intemperie y gran pluviosidad en los terrenos turbosos del norte y oeste del país donde no puede prosperar ningún otro árbol. Existen indicios de que su madera podrá ser de una calidad análoga a la del pino silvestre.

Las principales especies de abetos son el abeto rojo (Picea abies Karsten) y el abeto de Menzies (Picea sitehensis Carr). El primero no prospera en las tierras ácidas de puro brezo ni en las de turbas muy ácidas y no puede resistir una fuerte intemperie. En otras tierras, no obstante, es un productor rápido de madera valiosa y sus claras son muy adecuadas para la fabricación de pasta de papel y tableros de partículas. La comisión efectúa actualmente plantaciones de este árbol al ritmo de 2 000 ha al año, y también se plantan grandes cantidades en propiedades privadas. El abeto de Menzies, sin embargo, se emplea mucho más y la comisión planta actualmente unas 10 000 ha al año. Es más resistente a las intemperies en altitudes elevadas o cerca del mar; tiene una tolerancia considerablemente mayor para las tierras turbosas o los brezales, y produce madera con mayor rapidez que el abeto rojo, si bien se destina principalmente a los mismos fines. Es frecuente su rápido crecimiento en altura, y muchos árboles de sólo 30 años de edad alcanzan una altura superior a los 30 m.

La experiencia en cuanto al alerce de Europa (Larix decidua Miller), aunque se plantaba mucho más en el pasado que en la actualidad, muestra que sólo ha tenido éxito en tierras escogidas, fértiles y bien irrigadas, apartadas de las rigurosas intemperies. En cambio, el alerce del Japón (Larix leptolepis Gord) ha dado resultados mucho mejores. Crece con mayor rapidez en su primera edad y resiste mejor la intemperie, a la vez que tolera suelos menos fértiles que la especie europea. Ha demostrado ser de gran utilidad para las plantaciones en las laderas montañosas cubiertas de helechos. El alerce híbrido (Larix eurolepis Henry) merece especial atención. Constituye un cruce natural entre el alerce de Europa y el del Japón, y fue descubierto en Dunkel, Escocia, en 1904. Actualmente su plantación está limitada por la escasez de semillas, pero ello se remediará en breve, ya que la comisión ha formado huertos de semillas para asegurar suministros suficientes de semilla híbrida de la primera generación.

En terrenos escogidos rinde satisfactoriamente la conífera del oeste de Norteamérica llamada abeto Douglas (P. menziesii Franco). Se adapta mejor a las laderas fértiles, de preferencia en tierras donde antes hubo bosques, pero es susceptible de derribo por el viento en todas las tierras, menos las más firmes. No obstante, su ritmo de producción de madera es rápido.

El aprecio por las frondosas indígenas, especialmente el roble y, en menor proporción, el haya, alcanza aún extremos de idolatría en algunas partes del público británico. Sin embargo, se está empezando a reconocer que las frondosas sólo tienen un valor reducido en lo que se refiere a las necesidades industriales del país en madera, si bien la aceptación de las grandes plantaciones de coníferas ha representado un proceso largo y gradual. En ciertas épocas no era raro oír hablar de los bosques de nueva plantación calificándoles de «filas regimentadas de coníferas», que no eran naturales dentro del paisaje rural británico. Pero debe reconocerse que el silvicultor británico sabe hoy mucho más que en los días en que todo se subordinaba a aumentar la producción de madera, principalmente como reserva contra una situación de urgencia. Se reconoce que siente ahora un aprecio inherente por la estética, y la comisión ha demostrado recientemente su buena fe al respecto al proceder al nombramiento de un arquitecto paisajista, que es una de las personas más eminentes del mundo entero en esta esfera. La señora que desempeña ese cargo ha realizado numerosas y detenidas visitas a los bosques y ha publicado una obra titulada Forestry and the landscape, en la que, además de formular muchas propuestas y observaciones valiosas, dice haber visto pruebas de que el silvicultor ha ido evolucionando en el sentido de procurar que sus árboles sigan las curvas de nivel de los montes; de que se empleen, donde sea económicamente posible, especies diversas, con objeto de asegurar una agradable gradación de colores y matices, y de que, en algunos casos, se puedan situar estratégicamente plantaciones de frondosas que rodeen o bordeen las plantaciones de coníferas y presten así una valiosa contribución al aspecto estético. No hay duda de que en los años venideros se mostrará aún más consideración al aspecto externo del campo.

FIGURA 4. - La nueva fábrica de pasta de papel construida por la Scotlish Pulp and Paper Milis Ltd. en Corpach cerca de Fort William, Inverness. La fábrica está situada en el lugar donde se encuentran el Loch Eil y el Loch Linnhe. El el fondo se alza la cumbre del Ben Nevis.

FIGURA 5. Pruebas de germinación en el laboratorio de semillas de Alice Hope Lodge, la estación de investigación de la comisión.

En cuanto a las nuevas plantaciones, el objetivo presente es el de repoblar 200 000 ha más en el decenio 1967-76. Se seguirá concentrando la actividad en la compra de tierras a repoblar en zonas altas, en que la población ha ido disminuyendo, y en que la expansión de los montes puede producir un nivel considerable de empleo y de beneficios sociales. El volumen de la madera producida por los bosques de la comisión en 1967 aumentó en más del 8 por ciento con relación al año anterior, hasta alcanzar una cifra bastante superior al millón de toneladas. Para 1980 se espera que el volumen de rollizas de coníferas alcance los 2,5 millones de toneladas, y la producción de la comisión llegará de hecho en dicha fecha a ser casi doble que la de los bosques privados. Tres años después, contando a la vez los pequeños rollizos y las trozas de aserrío procedentes de los bosques de la comisión, la producción podrá llegar a 3,5 millones de toneladas.

No hay ningún elemento de azar en el hecho de que, a medida que ha ido aumentando la producción de madera de los bosques de la comisión y de las propiedades privadas, hayan ido apareciendo también nuevas industrias usuarias de la madera en diversas partes del país para consumir el producto. Hace más de 10 años, la comisión contrató la ayuda de asesores canadienses, a los que se pidió que examinaran las perspectivas de establecer fábricas de pasta en el Reino Unido y, aunque se preveían algunos problemas, la comisión ha mantenido la cooperación más estrecha posible con los intereses comerciales, gracias a lo cual la demanda de madera de producción nacional coincide poco más o menos con la producción. Entre las nuevas empresas se cuenta una gran fábrica de pasta y de papel en Fort William, en la parte occidental de los Highlands de Escocia, zona que en el pasado padecía de despoblación. Esta fábrica, que se ha construido con ayuda del Estado y que representa una inversión total de unos 20 millones de libras, utiliza cada año casi 270 000 toneladas de madera para pasta procedente de los bosques de Escocia, y recibe suministros tanto de los bosques estatales como de los privados. La madera de producción nacional es adquirida también por fábricas que producen diversas clases de tableros de partículas y de fibra y, en menor proporción, de lana de madera. También hay que servir a diversos mercados tradicionales; aunque los puntales de madera se han sustituido en gran parte con puntales de acero, las minas de carbón del país siguen siendo en conjunto el mayor cliente de la madera de producción nacional.

Investigación

La Estación de Investigaciones de la comisión, Alice Holt Lodge, está situada a unos 65 km de Londres y ha conseguido en un plazo notablemente reducido adquirir una reputación internacional. Realiza experimentos y ensayos sobre el terreno en muchos bosques y viveros. La principal materia de su investigación es la silvicultura, pero otras secciones concentran su labor en los planes económicos y de trabajo, la genética, la patología, la entomología, el desarrollo de maquinaria forestal, la utilización de la madera, la medición de los arbolados de producción mista, los estudios sobre el crecimiento y el rendimiento, y los inventarios de montes. Hasta ahora, sus esferas principales de investigación han sido el cultivo de árboles jóvenes en viveros y su plantación y establecimiento en los bosques, labor que ha tenido una importancia esencial para el éxito de la repoblación forestal en gran escala. Tiene interés señalar que, como resultado de ello, se producen ahora plantas aptas para su uso en el bosque en dos años en lugar de tres o cuatro, como ocurría anteriormente. Ha sido objeto de continua atención la preparación del suelo mediante el arado) con el resultado de que ahora pueden repoblarse tierras que sólo hace 10 años se consideraban no aptas para la plantación. No es de extrañar que la investigación, sin embargo, se concentre en los problemas de ordenación y utilización, y la estación está equipada con ordenadoras que le permiten tratar estas materias en la forma mis rápida posible. Se cree que Alice Holt Lodge ha sido uno de los primeros establecimientos de su clase que cuenta con tales medios modernos de trabajo. Dado el éxito de los trabajos de investigación, interesa señalar que, cuando van a cumplirse los 50 primeros años de vida de la comisión, esta labor se ampliará a un nuevo centro de investigación de la región septentrional que se está construyendo cerca de Edimburgo, en Escocia.

Bosques para el pueblo

Una proporción elevada de los bosques de la comisión es vulnerable al fuego, cuyo riesgo puede llegar a ser sumamente elevado en los primeros meses del año, en que la vegetación del año anterior puede, en caso de viento, quedar seca como la yesca en cuestión de horas, incluso después de una lluvia bastante cuantiosa. Ha sido necesario tener en cuenta este hecho al examinar la cuestión del acceso público a los bosques. La política general, sin embargo, es la de que en la mayor parte de los bosques se desea recibir visitantes siempre que obedezcan a las normas del país. El público muestra hoy en día un gran interés por los bosques, tanto que existen síntomas del desarrollo de un sentido forestal que siempre se acoge con agrado, si bien no puede aún compararse enteramente con el que constituye una cualidad tan señalada en algunos otros países. En los últimos años, la comisión ha realizado un gran labor para facilitar medios al disfrute público, entre los que destaca la amplia distribución de emplazamientos para merenderos y estacionamiento de coches, ya que no está autorizada la circulación de vehículos privados en las carreteras forestales. Se han habilitado además muchos caminos forestales y senderos naturales.

La popularidad adquirida por estas medidas ha sido indicio de un interés cada vez mayor del público por el estudio de la flora y la fauna y, con objeto de estimular aún más este interés, la comisión ha iniciado la instalación en las copas de los árboles de cabinas de observación desde las cuales los naturalistas, tanto profesionales como aficionados, pueden en las primeras y las últimas horas del día observar a los corzos y otros animales salvajes bajar al lago vecino. Uno de estos puestos de observación se ha erigido en bosques situados a pocos kilómetros de distancia de una de las zonas de más densa población de la región industrial de los Midlands, y está siendo muy apreciado tanto por la gente de ciudad como por la del campo.

Algunas de las zonas más grandes de bosques, o grupos de bosques, se conocen desde hace largo tiempo con el nombre de parques forestales, cada uno de los cuales está bien dotado de campamentos. En los tiempos actuales, en que se amplían los fines de semana y el éxodo de los días de fiesta de la ciudad al campo, estos parques y sus instalaciones son muy apreciados por parte de un número de gente cada vez mayor. Existen ocho de ellos que, junto con la New Forest, de nombre al parecer inadecuado (ya que fue creada en el año 1079 y ha sido calificada justificadamente de «supervivencia milagrosa de la Inglaterra prenormanda») facilitan 240 000 ha do tierras para el esparcimiento público en algunos de los lugares más pintorescos del país.

Festividades de las bodas de oro

Con lo anterior se ha dicho ya bastante para indicar que está plenamente justificada la celebración de alguna festividad especial por parte del joven organismo forestal de la Gran Bretaña en el año 1969, que es el de sus bodas de oro. En cada una de las conservadurías de la comisión en Inglaterra, Escocia y Gales habrá días o semanas de entrada pública, con excursiones organizadas para los visitantes, que podrán así sacar una impresión de la riqueza que poseen con las propiedades forestales nacionales. Algunas conservadurías organizarán exposiciones, entre las cuales se celebrará una en Gales, para señalar la gran contribución que los montes repoblados del principado han prestado al progreso global de la comisión.

El principal acontecimiento, no obstante, es una exposición que se celebrará los días 5, 6 y 7 de junio en un lugar de más de 40 ha de extensión, situado cerca de Edimburgo. Cuando se decidió celebrar esta exposición en Escocia, se tuvo en cuenta que en ese país la comisión posee 607 000 ha de tierras, la mitad de las cuales ha sido arbolada, y, conforme se ha dicho antes, Escocia contará además en el futuro con programas de plantación grandemente intensificados. En la organización de este acontecimiento jubilar, la comisión se enfrentará sin duda con algunos problemas, ya que, en la medida en que puede comprobarse, no ha habido en Escocia desde 1884 una exposición forestal verdaderamente importante. En aquel año, los silvicultores escoceses se unieron para organizar una exposición en terrenos al aire libre en la propia ciudad. Esta empresa fue patrocinada por la Reina Victoria y tuvo un notable éxito, ya que fue visitada por más de medio millón de personas durante los tres meses y medio en que estuvo abierta. Además de ejemplares procedentes de las propiedades escocesas, otros muchos vinieron de países del entonces Imperio Británico y de Escandinavia y se puede ver en los registros de la época que también estuvo representado el Japón. También Florida exhibió su «bandera» forestal con «hermosos ejemplares de pino resinoso rizado y de madera de cedro para lápices». Con medio siglo de anticipación se presentaba ya una muestra de la futura utilización de la madera, ya que algunos países europeos y algunos expositores británicos contribuyeron con «la más bella exhibición de material de madera para la fabricación de papel, y sus varios procesos de manufactura, que se había visto nunca.»

Se tiene la intención de que la nueva exposición de la comisión represente exclusivamente un escaparate de la silvicultura y de la madera británicas y sus usos, junto con otros intereses afines, y así como la exposición de hace casi 85 años era en su mayoría estática y presentaba cierto grado de uniformidad, ello no ocurrirá en el acontecimiento de 1969. Bajo el título de «La silvicultura y el campo», se atenderá a todos los aspectos de las industrias forestales y de la madera, incluidas las técnicas modernas y la utilización de la maquinaria más reciente. También se abarcarán los temas de los bosques, el esparcimiento público y la conservación de la vida silvestre y entre los expositores figurarán muchos órganos y organizaciones oficiales relacionados en diversas formas con la utilización y con la buena conservación del campo.

Es posible que la Comisión Forestal Británica apele en considerable medida al conocimiento y experiencia de países europeos y de otras partes del mundo que cuentan con una larga historia y tradición en materia forestal. Se espera que la comisión, a su vez, pese a la relativa brevedad de su existencia, haya conseguido prestar una contribución de cierto valor al acervo común de conocimientos sobre la silvicultura mundial.


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