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INTRODUCCIÓN DEL DIRECTOR GENERAL

Tengo el placer de presentar al Consejo el Resumen del Programa de Labores y Presupuesto (RPLP) para el bienio 2002-2003, por conducto de los Comités del Programa y de Finanzas. Se trata de una etapa consultiva especial que lleva a la preparación de las propuestas completas del Programa de Labores y Presupuesto que habrán de someterse a la decisión de la Conferencia a fines de este año.

Por definición, el presupuesto de una organización incluye una petición financiera a sus miembros solicitando los recursos necesarios para poder ejecutar un programa de trabajo acordado, que deberá colmar sus expectativas y necesidades expresadas. Mirando a largo plazo en el caso de la FAO, la formulación de este Programa de Labores y Presupuesto tiene la gran ventaja de basarse, en primer lugar, en el Marco Estratégico para el período 2000-2015, aprobado por la Conferencia en noviembre de 1999, y en segundo lugar, en el Plan a Plazo Medio (PPM) que abarca el período de seis años 2002-2007. El Consejo consideró que este último documento ofrece una presentación exacta de las prioridades fundamentales y del equilibrio necesario y concluyó que su contenido sustantivo debería ser el punto de partida para el RPLP.

La cuestión sobre la que el Consejo no pudo llegar a un consenso fue la cuantía de los recursos que deberían preverse para el próximo bienio, ya que las opiniones variaban desde una reducción en los recursos inherente a un presupuesto de "crecimiento nominal cero", hasta el apoyo a un crecimiento real del 15 por ciento. La visión más pesimista sobre la cuantía apropiada de los recursos puede contrastarse con la medida abrumadora de las necesidades inmediatas, en particular, la lentitud preocupante de los progresos en la consecución del objetivo de reducir el número de personas subnutridas, aprobado por Cumbre Mundial sobre la Alimentación. Esta evolución decepcionante me ha inducido a proponer que los Miembros de esta Organización renueven su compromiso al más alto nivel político, por medio de los debates en la Cumbre Mundial sobre la Alimentación: cinco años después, que se celebrará durante el próximo período de sesiones de la Conferencia.

En este contexto, cabe esperar demandas más acuciantes de los Miembros en una amplia gama de esferas, especialmente:

Lamentablemente, tampoco cabe prever que terminen de ocurrir continuamente emergencias en todas las regiones del mundo, que exigen la intervención oportuna y activa de la FAO para ayudar a los países afectados. Aunque las aportaciones de la Organización en situaciones de emergencia - hasta la fase de rehabilitación crítica - se realizan en general con la ayuda de generosas fuentes extrapresupuestarias, dependen de actividades fundamentales sufragadas por el Programa Ordinario (por ejemplo, SMIA y SICIAV).

Estas solicitudes de ayuda aumentan, a su vez, las exigencias sobre nuestros Representantes de la FAO, ya que los gobiernos se dirigen a ellos como su principal punto de entrada en la FAO, así como las peticiones al Programa de Cooperación Técnica, en cuanto que es la fuente más inmediata y receptiva para la financiación de gran parte de esta asistencia.

Más en general, por lo que respecta al aspecto normativo de la labor de la FAO, la lista de actividades a las que se nos insta a que dediquemos más recursos crece cada vez que un grupo de Miembros se reúne. En las últimas semanas, los Comités de Pesca y Montes han renovado su petición de una proporción mayor de los recursos totales de la FAO.

Sin embargo, las peticiones de una mayor prioridad y, por consiguiente, de más recursos se refieren a una gama mucho más amplia de la labor de la Organización, como lo demuestra la siguiente lista selectiva:

Vuelvo a subrayar que esta lista es parcial, pero ofrece una buena muestra de la variedad de asuntos en que los Miembros piden más actividad y, por lo tanto, más recursos, mientras que, en muchos casos, declaran al mismo tiempo que no debería haber ningún aumento general de la cuantía de los recursos puestos a disposición de esta Organización. ¿Cómo puede una Organización, que tiene que hacer frente a las necesidades de modernización, descentralización y las crecientes exigencias que derivan de los objetivos de la Cumbre Mundial sobre la Alimentación, soportar recortes presupuestarios y presupuestos con crecimiento nominal cero durante más de ocho años sin sufrir dañosas consecuencias?

Y los Miembros, ciertamente, tienden a dar por supuesto que la FAO debe tener los sistemas administrativos más adelantados y eficientes, aunque se muestran muy reacios a proporcionar más recursos para financiar los notables costos de inversión inicial que ello implica. Con demasiada frecuencia, esto hace que la aplicación de complejas y necesarias mejoras de calidad quede a merced de presupuestos muy reducidos, lo que lamentablemente conduce en muchos casos a retrasos, frustraciones y resultados insuficientes, debido a que en tales circunstancias no se pudo hacer una planificación anticipada de los recursos necesarios.

Al tratar de atender a todas estas solicitudes dentro de las limitaciones de un presupuesto fijo, mis colegas de la Secretaría se sienten frecuentemente enfrentados a una tarea imposible. Los órganos rectores son ciertamente conscientes de la dura realidad de la reciente historia presupuestaria de la FAO. Quizás resulte aburrido para algunos ver y oír siempre las mismas cifras. Pero las consecuencias se hallan tan omnipresentes dentro de la Secretaría y nos enfrentamos a ellas durante tanto tiempo que yo faltaría a mis deberes como Jefe Ejecutivo si no las recordara.

El presupuesto aprobado para el bienio 1994-95 fue de 673,1 millones de dólares EE.UU. Después del pronunciado y especialmente doloroso descenso al nivel de 650 millones de dólares EE.UU. aprobado en 1995, la Conferencia ha mantenido desde entonces un límite algo arbitrario y ciertamente artificial sobre los recursos que han de facilitarse. Un límite que no guarda relación directa con lo que los Miembros necesitan y piden. En resumen, como señalé en el Plan a Plazo Medio, esto ha significado una reducción de 95 millones o del 15 por ciento cada año con respecto a lo que se habría facilitado para 2000-01 si hubiera habido simplemente un crecimiento real cero durante el período en cuestión.


La FAO ha afrontado, en parte, esta prolongada situación de reducción de los recursos aplicando un conjunto completo de reformas estructurales y medidas de eficiencia. La Organización puede demostrar, creo yo, la profundidad y oportunidad de tales cambios. De ellos ha surgido una institución más compacta y más eficaz.


Sin embargo, hay una pregunta legítima que se plantea a este respecto: ¿cuánto tiempo debe durar esta situación? Aunque es verdad que pueden comprenderse exigencias de restricciones presupuestarias a las organizaciones internacionales en épocas de déficit galopantes de las finanzas públicas, lo que se escucha durante estos días es hablar de déficit bajo control y de superávit cada vez más altos en algunos de los países más ricos. Al cambiar las circunstancias, ¿es exagerado esperar que las organizaciones internacionales se beneficien de aumentos suficientes de los recursos para ejercer sus mandatos con mayor eficacia?

En la introducción al Plan a Plazo Medio 2002-2007, publicado hace unos meses, expresé sentimientos semejantes. En un momento en que la tasa anual de reducción del número de personas subnutridas en el mundo es terriblemente insuficiente frente al objetivo ya modesto acordado en la Cumbre Mundial sobre la Alimentación; después de un período de casi ocho años sin crecimiento del presupuesto en valores nominales, no digamos nada en términos reales, creí que no podía haber razones mejores para reanudar el crecimiento real de esta Organización, y en efecto, invité a los Miembros a considerarlo. En el PPM se indicaba, como muy conveniente para el bienio 2002-2003, un aumento provisional neto del 9,6 por ciento con respecto al actual presupuesto aprobado, a los costos y tipo de cambio comparables.

Sin embargo, como he recordado ya, no hubo acuerdo sobre esta cifra en el último Consejo. De hecho, la falta de consenso indujo a algunos Miembros a proponer que se prepararan varios escenarios, proceso costoso en términos de tiempo del personal que, a mi juicio, no llevó a los Miembros más cerca del consenso. En lugar de ello, he tratado de encontrar una vía media que espero atraiga un amplio apoyo que pueda desembocar en un consenso real.

Las propuestas que se ofrecen en este documento se han elaborado para mantener en la mayor medida posible las principales actividades sustantivas indicadas para el próximo bienio en el PPM, limitando a la vez la petición de un crecimiento real de la Consignación al 5,4 por ciento, a un tipo de cambio y niveles de costos constantes.

Es de señalar que, al actual tipo de cambio, los dos factores excluidos (es decir, el tipo de cambio y los aumentos de costos) se compensan a cero aproximadamente. En el documento se expone el efecto de distintos tipos de cambio hipotéticos sobre las propuestas, en términos de la cuantía total del presupuesto.


También se dan en el documento explicaciones sobre cuáles serían los aumentos con respecto a las consignaciones presupuestarias de 2000-2001. Las características más salientes son: permitir aumentos selectivos en actividades técnicas de alta prioridad, como las que he señalado ya; elevar la parte de la Consignación del TCP como lo solicita la mayoría de los Miembros; y permitir una cobertura más satisfactoria de países con una gestión eficiente de las actividades de campo, lo que es fundamental en la distribución general de las responsabilidades.

Espero que los Comités y el Consejo examinen estos duros hechos y cifras, junto con las ventajas de cada propuesta, y lleguen a lo que yo considero la única conclusión lógica: para que nosotros podamos satisfacer sus demandas de servicios, ustedes, los Miembros, deberán asignar más recursos a esta Organización.

Jacques Diouf
Director General

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