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Introducción

La madera es el material que, más que cualquier otro, proporciona la energía que necesita diariamente la mayor parte de la población mundial, y por ello debe ser considerada como uno de los combustibles más importantes. Por desgracia, hay al mismo tiempo una enorme escasez de madera, y teniendo en cuenta que unos dos mil millones de personas la siguen utilizando todavía para cocinar y para calentarse, la diferencia entre las necesidades y la disponibilidad es actualmente grande, y aumenta cada día.

La Organización de las Naciones Unidas para la Agricultura y la Alimentación (FAO) estudia con gran atención la forma de obtener energía de los bosques. Por primera vez en la historia de la silvicultura, el suministro de leña a la población de los países en desarrollo tiene que considerarse como un objetivo principal del trabajo de las instituciones forestales.

El interés por la madera con fines energéticos no debe ir en perjuicio de las otras funciones esenciales de los bosques. Los árboles cultivados para obtener energía pueden también ayudar a restablecer la estabilidad y la fertilidad de la tierra, a aumentar la producción agrícola, y a mejorar la calidad de la vida en el ámbito rural, contribuyendo así a reducir la migración a los centros urbanos. La explotación de los bosques con fines energéticos debe constituir una parte importante de cualquier programa de desarrollo rural.

La contribución de la madera a los esfuerzos por mitigar los problemas energéticos mundiales es mucho mayor de lo que generalmente se piensa; la leña y el carbón vegetal se han considerado, hasta hace poco tiempo, como simples combustibles de subsistencia, pero hoy no cabe duda de que son también los combustibles del futuro.

Comparados con los combustibles fósiles, la leña y el carbón vegetal son relativamente baratos, y se obtienen de una fuente renovable que existe en casi todos los países. Los árboles tienen una serie de ventajas ecológicas, agrícolas y sociales sin parangón con ninguna otra fuente de energía. No sorprende, pues, que muchos países desarrollados vuelvan hoy a investigar las posibilidades de explotar una mayor cantidad de sus biomasas forestales para obtener energía. En los países en desarrollo, las plantaciones que sirven como fuentes de energía podrían ser un nuevo y eficaz motor del desarrollo.

Este cuadernillo expone los problemas actuales y los que se prevén en cuanto a la obtención de energía de los bosques. La FAO tiene en curso más de treinta proyectos en este campo, y está preparando otros. En esta publicación se describe parte de lo logrado hasta la fecha, pero su principal finalidad es estimular todavía más el aprovechamiento de la experiencia de la FAO en el dominio forestal para la obtención de energía en el futuro.

Edouard Saouma
Director General
Organización de las Naciones Unidas para la Agricultura y la Alimentación


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