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Prefacio


Julio de 1979 marca un hito importante en la larga y difícil lucha contra la pobreza y el hambre: la adopción por la Conferencia Mundial sobre Reforma Agraria y Desarrollo Rural, en Roma, de una Declaración de Principios y Programa de Acción. Al mismo tiempo, los 145 gobiernos representados en la Conferencia Mundial han dado a la Organización de las Naciones Unidas para la Agricultura y la Alimentación el mandato de ayudar a los Estados Miembros en la ejecución de las disposiciones de este importante documento.

La Declaración de Principios y el Programa de Acción constituyen, de hecho, la carta de la población rural pobre. En la Declaración se señala que el desarrollo rural constituye un problema global, que debe abordarse simultáneamente en diversos frentes conexos entre si: mediante la acción de instituciones rurales, a nivel de aldeas; la reorientación de políticas nacionales de desarrollo, a nivel de países; la realización de un Nuevo Orden Económico Internacional en todo el mundo.

Los países desarrollados y en desarrollo, así como la comunidad internacional en su conjunto, deben contribuir al inmenso esfuerzo necesario para eliminar la pobreza rural: a la población rural pobre habrá de dársele acceso a los recursos de tierras y aguas, a los insumos y servicios agrícolas, a los medios de extensión e investigación; deberá permitírsele participar en la programación, ejecución y evaluación de programas de desarrollo rural; la estructura y pautas del comercio internacional y de las inversiones externas deberán adaptarse para favorecer la puesta en práctica de estrategias de desarrollo rural que miren a los pobres.

El crecimiento es necesario, pero no basta; debe reforzarse mediante la equidad y, ante todo, a través de la participación de la población en la formulación, ejecución y evaluación de programas y políticas de desarrollo rural

En último análisis, la responsabilidad de la reforma agraria y el desarrollo rural incumbe a los gobiernos y a sus pueblos - sobre la base de un compromiso político y de sus esfuerzos decididos. Pero para que participe, habrá de motivarse y alentarse a la gente a reconocer los problemas y a comprometerse firmemente cara al desarrollo rural, prestando especial atención a los más desamparados.

La presente publicación se dirige a intelectuales, pensadores y escritores, lo mismo que a dirigentes sociales y políticos; va destinada a todos aquellos que pueden ayudar a divulgar el mensaje de la Conferencia Mundial. La FAO espera que constituya un viraje decisivo en la historia de la lucha del hombre contra la pobreza.

EDOUARD SAOUMA
Director General
Organización de las Naciones Unidas
para la Agricultura y la Alimentación

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