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Cerescopio


Una colmena excepcional: El apicultor de la opera
Atún ecológico: La lucha mexicana a favor del delfín
El GATT y el arroz: Mucho ruido y pocas nueces
El PNUMA se suma al apoyo del GCIAI
Choque cultural en Uganda
Las barreras naturales duran más
Control ecológico: MIP en China
La FAO en acción

Una colmena excepcional: El apicultor de la opera

Es una colmena activísima, con una reina, 30000 atareadas obreras y los correspondientes zánganos. Tiene una vista original sobre el Sena, la torre Eiffel y la catedral de Nôtre Dame. Lo curioso es la dirección: viven y producen nada menos que en el techo de la Opera de París.

Una buena vista desde el techo de la Opera...

Foto de Adilson Felix

La idea pertenece a Jean Paucton, encargado del mobiliario, que trabaja más abajo, en Opéra-Bastille. Mientras otros parisinos se divierten degustando vinos o visitando exposiciones artísticas, él comenzó un curso de apicultura. ¿Qué importancia tenía el vivir en pleno centro de una de las principales ciudades del mundo? ¿En qué podía modificar su decisión el no tener ni siquiera un patio con algún cantero florido para que sus abejas pudieran llenar los panales?

"No tenía donde poner la colmena, de modo que la coloqué donde había un poco de aire fresco y donde le podía echar una ojeada", dice Paucton.

Sin pedirle permiso a nadie la instaló en el techo de la Opera. Temía, sin embargo, que las obreras (que son hembras no desarrolladas sexualmente) no pudiesen encontrar néctar ni polen en una ciudad tan densamente poblada. "Pero cuando volví una semana más tarde, la colmena rebosaba de miel", dice Paucton, al que ahora llaman el "apicultor de la Opera".

Adecuadamente vestido, con sombrero, velo y ahumador para calmar a las abejas, él trepa hasta el techo de la Opera tres veces por semana durante la hora del almuerzo. A primera vista, la ciudad de París no es el lugar ideal para colocar una buena colmena pero para las abejas es un verdadero pote de miel. Las obreras que parten de la Opera pueden recoger néctar y polen en una extensión de tres kilómetros, que incluye las 47 hectáreas del cementerio siempre verde del Père Lachaise.

Ellas recorren las avenidas arboladas y los balcones floridos en busca del néctar, una solución azucarada compuesta en un 80 por ciento de agua a la que convierten en miel (que tiene sólo el 17 por ciento de agua). También recogen el polen, que proporciona a las crías las proteínas que necesitan.

La Apis mellifera obtiene el néctar de una gran variedad de fuentes por lo que la miel de la Opera tiene un sabor mejor que la de girasol, aunque algunos encuentran que tiene un gusto demasiado fuerte: "hay quien la detesta y dice que sabe a goma de mascar", ríe Paucton, quien aprendió apicultura en el Jardín de Luxemburgo, el parque público que está junto al Senado, donde desde hace 137 años los parisinos estudian ese arte. Allí le dijeron que las abejas de la ciudad eran dos o tres veces más productivas que las del campo.

En las ciudades las abejas no temen a los depredadores más comunes como los zorrinos, los osos o los ratones y, a diferencia de las que viven en las zonas agrícolas, no sufren los efectos de los insecticidas. El factor más importante, sin embargo, es el clima: las grandes ciudades tienen dos o tres grados más que las zonas aledañas y en ellas todo florece antes. De modo que las abejas, que sólo trabajan cuando la temperatura exterior supera los ocho grados, están más tiempo fuera de la colmena. "Pueden salir a trabajar más temprano por la mañana y regresar más tarde por la noche", dice André Lemaire, que enseña apicultura en el Jardín de Luxemburgo.

Lemaire teme que un día los campesinos franceses puedan verse obligados a "importar" sus abejas de la ciudad, pues en algunas zonas rurales la modernización de la agricultura ha tenido ya efectos negativos sobre las abejas. El ganado, por ejemplo, se alimenta con hierba fermentada en vez de heno, que favorece el crecimiento de las flores silvestres. Además, en muchas zonas, los árboles de hojas caducas son reemplazados por coníferos, no todos los cuales pueden hospedar a los insectos chupadores que producen las melazas que las abejas convierten en miel.

"En Francia teníamos una miel blanca muy dulce llamada miel del Gâtinais que hoy hay que importar del Canadá", dice Lemaire, porque el trébol blanco prácticamente ha desaparecido en el Gâtinais, una zona agrícola en las afueras de París.

La miel de Paucton se vende en Fauchon, un famoso almacén de alimentos de calidad cuya clientela probablemente frecuenta la Opera y pasea bajo su colmena favorita durante los espectáculos para la élite cultural de Francia. Un frasco con 125 gramos de miel de la Opera de París cuesta 12 dólares, lo cual no es mucho si se considera que se está pagando el trabajo de miles de insectos que se rozan con grandes artistas y escuchan Madame Butterfly. El mismo Paucton no hace este trabajo por dinero. Lo que en realidad quiere es una excusa que le permita escapar de su lugar de trabajo en el cuarto piso para subir hasta el techo de la Opera en su momento de descanso y ver desde allí la gran colmena.

Michel Arsenault

Michel Arsenault es un periodista canadiense que reside en París.

Atún ecológico: La lucha mexicana a favor del delfín

Todavía no se sabe muy bien por qué, pero una de las especies de delfines (la llamada "tornillo oriental" o "panza blanca" - Sterenella longirostris) viaja con los atunes, por los mismos mares y realizando los mismos recorridos. Esta característica particular ha provocado que, sobre todo en el Pacífico oriental, muchos mamíferos quedasen atrapados incidentalmente durante la pesca atunera, sobre todo debido a las nuevas tecnologías pesqueras desarrolladas en las últimas décadas.

La llamada red de cerco hizo aumentar, en efecto, las capturas mundiales del atún hasta aproximadamente tres millones de toneladas anuales pero al mismo tiempo elevó mucho las tasas de mortalidad de los delfines.

Esta situación preocupó mucho al gobierno de México, dada la importancia de la industria atunera, y hace unos 15 años, en la Comisión Interamericana del Atún Tropical (CIAT), aquél propuso que se estudiase a fondo el problema de la asociación entre los atunes y los delfines, para proteger a estos mamíferos acuáticos. En 1990 el gobierno prohibió además la pesca nocturna y con explosivos e impuso la obligación de utilizar el llamado Paño Medina (una tela que cierra las mallas) para evitar que los delfines queden en la red. También hizo obligatoria la "maniobra de retroceso" que consiste en dar marcha atrás después de lanzar la red para formar un canal por el cual los pescadores, desde una lancha sin motor, hacen salir los delfines incidentalmente capturados.

Naturalmente, muchas veces la codicia lleva a ignorar los textos legales, sobre todo cuando el Estado no tiene los medios para controlar zonas de pesca tan vastas como las mexicanas, que se extienden sobre dos océanos. El incumplimiento de las reglamentaciones pesqueras y la persistencia de una elevada mortalidad incidental de delfines en la pesca del atún llevó al juez Henderson, de la Corte de Carolina del Norte, Estados Unidos, a decretar el 7 de setiembre de 1991 el embargo al atún mexicano y a todos los productos de cualquier otra procedencia que contuviesen atún pescado en México, porque la mortalidad incidental de delfines era, en la pesca atunera mexicana, superior al 15 por mil establecido por las leyes de su país.

Consumo per cápita de atún (en kilos)

Anuncio en Italia de una lata de atún en la que se afirma que no se ha dañado a los delfines

La necesidad de un cambio drástico

Naturalmente, la disputa jurídica sobre la validez de este acto y la discusión política consiguiente fueron muy intensas y la industria atunera mexicana insinuó incluso que esa medida judicial había sido pedida por sus competidores pero, independientemente de las opiniones al respecto, queda en pie el hecho de que México había perdido momentáneamente su principal mercado atunero.

Al país se le planteó, por lo tanto, el problema de modificar totalmente no solamente la pesca sino también la comercialización misma del atún.

Hasta el embargo, en efecto, el 80 por ciento de la producción se exportaba sobre todo hacia Estados Unidos donde el atún mexicano tenía gran aceptación por su precio y su calidad. Algunos países europeos, como Italia, eran igualmente grandes consumidores de atún mexicano - los italianos habían consumido en 1987 más de un tercio de las 140000 toneladas de atún pescado en ese año por México - pero todos aplicaron el embargo decidido por Estados Unidos, por temor a perder un importante mercado y las exportaciones atuneras mexicanas se derrumbaron.

El gobierno de México tuvo que tomar medidas urgentes para salvar el sector y en el mismo mes del embargo (setiembre de 1991) dio a conocer el Código de Ensenada, que sanciona con prisión a quien ignore las vedas y capture delfines por negligencia o de modo voluntario, fija límites a la mortalidad incidental de delfines durante la pesca atunera, apoya la investigación para encontrar métodos alternativos a la red de cerco e impone que a bordo de cada barco atunero viajen observadores para controlar las eventuales capturas involuntarias de delfines.

De este modo la mortalidad incidental de estos mamíferos se redujo al 0,3 por mil, según han comprobado los ecologistas mexicanos, la Academia de Ciencias de Estados Unidos y la Comisión para el atún tropical. Los barcos atuneros mexicanos cuentan hoy de modo permanente con un observador internacional y otro nacional, pagados por los industriales que deben someterse incluso a estudios psicométricos para comprobar que no tienen prejuicios, y las latas de atún envasado en México declaran terminante y orgullosamente que su contenido no tiene asociación con delfines.

Estas son buenas noticias para éstos pero también para los pescadores mexicanos porque se piensa que el embargo atunero estadounidense, que ya no tiene razón de ser, será levantado este año. Mientras tanto, México sigue intensificando las medidas de protección para alcanzar el objetivo de una captura del atún completamente libre de delfines.

Un mercado completamente diferente

En el intervalo, México pasó a ser miembro del Tratado de Libre Comercio (TLC) junto con Estados Unidos y Canadá, y se liberalizaron las importaciones y las exportaciones de dichos países, disminuyendo, si no la competencia, al menos la tensión en el sector pesquero.

Al mismo tiempo el consumo per cápita de pescado (sobre todo atún, sardinas, mojarras) llegó a 14,4 kg anuales y el gobierno y los empresarios están esforzándose por mejorar la presentación de los productos y la cantidad de especies ofrecidas de modo de ampliar el mercado de los productos pesqueros en todas las clases sociales y en todas las regiones del país.

Gracias a esa promoción el atún, por ejemplo, que hasta el embargo se destinaba en un 80 por ciento a la exportación, pasó a ser comercializado en un 80 por ciento en el mercado interno, invirtiendo las cifras de hace cuatro años, mientras que las capturas de túnidos se reducían sólo en un siete por ciento con respecto a las cifras del año anterior al embargo. México ha puesto en marcha también un programa de selectividad de los sistemas de pesca que corresponsabiliza a todos los que intervienen en esta actividad para revisar los métodos y artes de pesca en operación, a fin de adecuarlos a la protección de la diversidad biológica y de obtener el máximo rendimiento sostenible.

La nueva Ley de Pesca, publicada en 1992, da prioridad a la conservación de los recursos y dispone normas de conducta para una pesca responsable que preserve, a la vez, las especies comerciales y aquéllas amenazadas o capturadas incidentalmente. Eso da nuevas esperanzas a los delfines o a las tortugas marinas (que son capturadas incidentalmente al pescar el camarón) y, al mismo tiempo, da las bases para preservar la industria atunera y volver a ofrecer a los exigentes paladares europeos la ancha lonja del sabroso atún mexicano, que consideran superior a los trocitos que normalmente presenta la industria conservera del Viejo Continente, nadando, eso sí, en un fragante y dorado aceite de oliva.

Ana Teresa Cattaneo

La periodista mexicana Ana Teresa Cattaneo vive en Roma y es una experta en temas de desarrollo.

El GATT y el arroz: Mucho ruido y pocas nueces

Por Chan Ling Yap

Tras siete años de complejas negociaciones y duras polémicas, este año entrara en vigor el Acuerdo General sobre Aranceles Aduaneros y Comercio (GATT). Muchos esperan que con él se inicie una nueva era de libre comercio con la apertura de los mercados protegidos y la reducción de los subsidios a la exportación.

Pero estas expectativas pueden no ser realistas. De hecho, la cuestión sigue siendo si el acuerdo, que será gestionado por la nueva Organización Mundial del Comercio (OMC), es realmente una panacea a tos problemas que tiene por delante el comercio de productos alimenticios básicos.

En una conferencia organizada por el Banco Mundial, celebrada esta primavera, se llegó a la conclusión de que la Ronda Uruguay conducirá a una pequeña - o nula - liberalización comercial de la mayoría de los productos agrícolas. Un informe preparado para el Comité de Problemas de Productos Básicos de la FAO, que se reunió en abril de 1995 en Roma, también llegó a la conclusión de que "el impacto de la Ronda Uruguay en la producción agrícola mundial es insignificante".

El comercio del arroz es uno de los ejemplos más significativos de cómo, a pesar de la retórica que hay en torno a la Ronda Uruguay, las principales naciones exportadoras de productos alimenticios continuaran empleando mecanismos comerciales para apoyar las exportaciones y limitar las importaciones.

Para conmemorar tan magno acontecimiento, el final de 1994 presenció cómo dos de los países exportadores principales, Tailandia y los Estados Unidos, aumentaban sus subsidios a la exportación arrocera. Los estadounidenses volvieron a activar, en septiembre de 1994, su Export Enhancement Program (Programa de Apoyo de las Exportaciones) respecto a la venta de arroz con subsidios que iban desde los 12 dólares hasta los 87,50 dólares por tonelada. Tailandia hizo lo propio en noviembre con subsidios equivalentes a los 10 dólares por tonelada de arroz exportado. El volumen de arroz exportado por ambos países aumentó en ese período.

Puertas abiertas

Esta oleada de subsidios a la exportación podría ser tan sólo una estrategia de última hora antes de que los países se sitúen en la línea de salida del camino que lleva a la reducción de los apoyos agrícolas y de la distorsión en el comercio. Después de todo, la puesta en marcha del Acuerdo de la Ronda Uruguay no entra en vigor hasta 1995. El tema más importante es el efecto que tendrá sobre la economía arrocera mundial a largo plazo.

El nuevo acuerdo ha conseguido abrir, al menos parcialmente, las puertas del mercado del arroz de Japón y de la República de Corea, países ambos en los que este cultivo posee una enorme importancia tanto alimentaria como política dentro del contexto cultural, y aprobar su importación ha sido una decisión muy dura.

Según el acuerdo, el cuatro por ciento de las necesidades arroceras del Japón se cubrirán en 1995 con las importaciones, una cantidad que aumentara hasta el ocho por ciento en el año 2000. Inicialmente la República de Corea importara un 1 por ciento de su consumo, que se incrementará hasta el cuatro por ciento en el año 2004.

Estos porcentajes han sido calculados en base a la cantidad de arroz consumido en el período de 1986 a 1988, pero la gente de esos países está ahora comiendo menos arroz y aumentando el consumo de otros alimentos: para ser exactos, cinco kilos menos por persona al año en Japón y 10 kilos menos en el caso de la República de Corea.

Con la gente perdiendo el apetito por el arroz y con las importaciones aumentando en los próximos cinco años, probablemente habrá presiones para reducir la producción interna de ambos países. Eso no será fácil, sin embargo, dada la importancia política y económica del producto y de sus agricultores así como de la inseguridad que sienten los países cuando se ven forzados a abandonar su autosuficiencia alimentaria.

Al mismo tiempo Japón ha aceptado los compromisos de la Ronda Uruguay y ha aprobado un programa de reformas agrícolas para ayudar a sus agricultores a afrontar la competencia extranjera. En este programa se incluye acelerar la mejora de la infraestructura de los comunidades rurales y la extensión de los préstamos sin intereses para los nuevos agricultores.

El GATT no ha cambiado realmente tos programas nacionales de protección al arroz debido, entre otras cosas, a la seguridad alimentaria

Foto FAO por F. Mattioli

Liberalizar por un lado y proteger por otro. Japón no es el único que lo hace. Este ano Tailandia permitirá que los comerciantes privados importen hasta 237863 toneladas de arroz pero, al mismo tiempo, les impondrá una tarifa de importación del 30 por ciento, desalentando de hecho la compra externa.

Uno de los objetivos principales de la Ronda Uruguay era convertir en tarifas a las barreras comerciales como las prohibiciones a la importación, las cuotas de importación y el monopolio gubernamental del comercio. Esto se ha conseguido... de forma algo difusa. Muchos países han decidido imponer tarifas a la importación mayores en el sector arrocero, en algunos casos alcanzando incluso los tres dígitos, que en la práctica la desalienta. Esto es así incluso permitiendo los compromisos de reducir las tarifas en los próximos años. Por lo tanto, el Acuerdo de la Ronda Uruguay ha producido algunos cambios importantes en el comercio internacional, en el sentido de que ha abierto algunos mercados arroceros tradicionales, pero su impacto general, especialmente en lo que a la producción se refiere, será probablemente pequeño.

Bonita teoría

En teoría la supresión de las restricciones y las distorsiones comerciales permitirá que los países se puedan ajustar libremente a la oferta y la demanda del mercado mundial y reaccionar ante los cambios de los precios. Por lo tanto, liberalizar el comercio alentara también que los países produzcan lo que les es ventajoso en términos de costo y eficacia.

Pero el uso continuado de mecanismos comerciales, como tarifas elevadas a la importación, es casi inevitable. Para muchos países la supresión de distorsiones en el comercio mundial del arroz no es tan importante como el asegurarse la autosuficiencia alimentaria: para ello los agricultores tienen que seguir trabajando en sus granjas.

Los agricultores están abandonando en masa el cultivo del arroz para dedicarse a otros más lucrativos y estables. En China, durante la última década, unos tres millones de hectáreas de arrozales han sido destinados a otros fines. En otras economías en gran expansión de Asia, como la India, Indonesia, Tailandia y Malasia, un fenómeno similar está teniendo lugar ya que se gana más con cultivos comerciales y con la industria que con los del arroz.

Para algunos de estos países una reducción substancial de las tarifas a la importación en el sector sería una invitación a la entrada de arroz más barato que reduciría los precios en la granja. La disminución del apoyo a la producción significaría un costo mayor para los agricultores. Ambas medidas provocarían una migración todavía mayor del campo a la ciudad y reducirían el cultivo.

Cultivar arroz es una inversión a largo plazo. La supuesta facilidad con que los agricultores y los países responden a las fuerzas cambiantes del mercado es un marco que, sencillamente, no existe. Además las fluctuaciones drásticas del precio internacional del arroz se deben a la climatología.

Los agricultores que han abandonado el arroz para dedicarse a otro trabajo no vuelven con facilidad a sus granjas. En muchos países dejar los arrozales supone la ruptura con una cultura que representa una fuente de alimento, trabajo, ingresos y una fuerza cohesiva de unión familiar.

Chan Ling Yap es especialista superior en productos básicos.

El PNUMA se suma al apoyo del GCIAI

Con una decisión que indica que se quiere hacer aún mayor hincapié en la sostenibilidad y el ambiente en el desarrollo rural, el Programa de las Naciones Unidas para el Medio Ambiente (PNUMA) se ha convertido en el cuarto copatrocinador de una red internacional de centros de investigación agrícolas.

El Grupo Consultivo sobre Investigación Agrícola Internacional (GCIAI) es el mayor consorcio mundial en el campo de la investigación agrícola internacional con 16 centros en todo el mundo que investigan cómo promover los cultivos y la producción ganadera mediante plantas y animales de alto rendimiento junto con el estudio de nuevos modos de cultivo para los suelos y climas difíciles. Sin embargo, este Grupo ha sido acusado de tener un enfoque parcial y técnico que ignora a los pequeños campesinos, de promover cultivos que requieren altas dosis de fertilizantes y plaguicidas y de no hacer llegar los resultados de su investigación a los servicios de divulgación y a manos de los campesinos.

El PNUMA se convirtió en el cuarto patrocinador del sistema del Grupo en una reunión a nivel ministerial realizada en febrero último en Lucerna, Suiza, sumándose al Banco Mundial (que preside el GCIAI), a la FAO y al Programa de las Naciones Unidas para el Desarrollo (PNUD). Este sistema está financiado por 45 donantes, tanto públicos como privados.

Trabajando con secuencias del ADN en un instituto del GCIAI

Foto ILRI

En la reunión de Lucerna se acordó una "nueva orientación y cambios en la administración y financiación" a través de los cuales los países en desarrollo participarán más en la gestión del GCIAI. Antes de dicha reunión los países en desarrollo miembros del Grupo Consultivo eran ocho y ahora se han incorporado a ellos Côte d'Ivoire, Egipto, Irán y Kenya, de modo que llegan a 12, lo cual establece un equilibrio más equitativo entre el Norte y el Sur.

Esta medida establecerá lazos más estrechos entre las instituciones del Grupo y los programas agrícolas nacionales, e indican, en modo particular, que el GCIAI ha prestado atención a las críticas de las organizaciones no gubernamentales como la Fundación Internacional para el Progreso Rural (RAFI) y Acción Internacional en pro de los Recursos Genéticos (GRAIN).

Los delegados presentes en Lucerna pidieron a los científicos del Grupo que se refuerce en particular la investigación de problemas como la escasez de agua, el suelo y la gestión de sus nutrientes. "La reunión de Lucerna nos ha dado un marco para intensificar la colaboración internacional en la investigación agrícola a fin de promover una agricultura sostenible que haga posible la seguridad alimentaria", dijo el Presidente del GCIAI y Vicepresidente del Banco Mundial, Ismail Serageldin.

Las ONG que trabajan en el campo del desarrollo rural no están tan seguras de que así sea. Una semana después de la reunión, 20 ONG internacionales expresaron su preocupación por los resultados alcanzados en Lucerna. En una declaración conjunta, afirmaron que éstos "podrían no coincidir con los firmes propósitos de renovar realmente el sistema del GCIAI, al haberse satisfecho sólo generalidades superficiales.. No se han considerado problemas políticos fundamentales como el de los derechos de propiedad intelectual o el flujo hacia los países industrializados donantes de los beneficios de los resultados de las investigaciones del GCIAI". Por lo tanto, se ha creado un comité para mejorar las relaciones entre el GCIAI y las organizaciones no gubernamentales.

En un documento titulado "Declaración y Programa de Acción", los participantes en la reunión de Lucerna se comprometen a "mantener el valor real del nivel de apoyo y a aumentarlo, si fuese posible". En un futuro inmediato probablemente la financiación seguirá siendo de 270 millones de dólares anuales, de los cuales el Banco Mundial aporta 40 millones por año.

Varios miembros del GCIAI indicaron en la reunión que podrían aumentar su contribución para financiar investigaciones agrícolas concentradas en el alivio de la pobreza. También es probable que los donantes destinen en particular sus fondos a proyectos específicos, aunque les cueste algo más, pues han indicado que prefieren saber exactamente lo que están financiando.

John Madeley

John Madeley es un periodista británico especializado en agricultura y desarrollo.

Choque cultural en Uganda

Dos pueblos ugandeses enfrentados por el agua

Hace mucho calor. Y todo está seco. El viento polvoriento asalta a una anciana de piel reseca y escamosa que parpadea con dificultad.

"¡Mis hijos! ¡Agua, agua! ¿Qué puede hacer una mujer vieja como yo?" se lamenta mientras cae de rodillas mezclando en su actitud el llanto y el ruego. "Aquí morirán todos por la falta de agua", dice como quien comprueba un hecho y profetiza algo que espera que jamás se cumpla.

Los iteso, de la región nordoriental de Teso, situada a 400 km de la capital ugandesa, Kampala, se esfuerzan por cultivar sus tierras a pesar de que la sequía es cada vez más larga. Para colmo, la miseria trae aparejada una terrible competencia por el agua tan escasa y por los raros pastos que aún se mantienen verdes.

Junto a los agricultores iteso viven sus primos, los karimojong, que son pastores nómadas. Ambos pueblos hablan dialectos emparentados, pero no ven las cosas del mismo modo porque los iteso practican el cultivo sedentario mientras que sus vecinos erran en cambio con sus animales.

Las diferencias se convirtieron en abierta hostilidad en los años ochenta cuando los karimojong robaron ganado a los iteso y empeoraron cuando la sequía y la hambruna devastaron la región en 1993-94, matando a 6000 personas. La parte peor de este desastre les tocó a los de Karamoja y los pastores emigraron entonces a Teso y a los distritos limítrofes de Kitgum, Lira, Mbale y Kapchorwa.

Para los karimojong, los iteso se interponían en su camino y les disputaban el agua que los pastores utilizaban tradicionalmente para su ganado; para los iteso, en cambio, los karimojong eran criminales armados tan ignorantes de la civilización que a veces se les veía caminando desnudos entre sus animales.

Con las armas de Amin

En 1979, durante la invasión tanzaniana que provocó la caída de la dictadura de Idi Amin en Uganda, los soldados de éste abandonaron una guarnición que tenían en la región de los karimojong y las armas cayeron en manos de los pastores. Entre 1987 y 1989 el ganado de los iteso fue virtualmente eliminado por los ataques de los karimojong y por el conflicto armado entre las fuerzas del presidente Yoweri Museveni y sus opositores.

Muchos iteso echan la culpa de la hambruna de 1994 a los karimojong que les robaron sus bueyes impidiéndoles así mantener su producción agrícola y formar reservas para las emergencias. Antes del robo de los bueyes un hogar típico de Teso tenía tres graneros donde se almacenaban mijo, sorgo, cacahuetes y patatas dulces secas. Hoy muchos no tienen ni siquiera un granero.

Pero las cosas tampoco son fáciles para los karimojong. El agua y la hierba son sinónimo de vida para quienes pastorean miles de vacunos y centenares de cabras y ovejas. Un grupo de pastores dijo a un reportero en febrero último que, desde julio de 1993, en la región no había caído ni una sola gota de lluvia. Un joven karimojong estableció un terrible paralelo: "Se está transformando en el desierto del Sahara".

Los karimojong se desplazaron a las tierras pantanosas de Teso donde existían pastos y aguas "resistentes a la sequía". Aunque los iteso creyeron que la mayor vecindad de los karimojong les aportaba algunas ventajas, sobre todo porque les permitía comprar leche y animales, el nerviosismo predominó sobre la hospitalidad. Les irritaban los grandes rebaños que pisoteaban las tierras poniendo en peligro su fertilidad y exponiendo la capa superior del suelo a la erosión.

"¿Por qué mantienen tanto ganado que no pueden sustentar con los pastos y el agua disponibles?" se quejó un agricultor. "No podemos hacer nada porque tienen fusiles", agregó Okello Faustino, un dirigente cívico local.

Los karimojong se armaron al principio para combatir contra Idi Amin en Uganda

Foto de Laura Mulenga

Por su parte, el líder karimojong Nicholas Lomilo defiende el tamaño de las manadas de su gente ya que "el ganado es comida, si hay sequía ¿qué es lo que se puede comer? Uno vende el ganado para conseguir alimentos".

A los karimojong no parece preocuparles el tipo de acogida que les dan los iteso. "Me gusta esta tierra, hay agua y es fértil", dijo uno. Varios otros agregaron que aunque vuelvan las lluvias a Karamoja se podrían quedar en las tierras de los agricultores. La sugerencia era muy discutible porque éstos les daban hospitalidad de mala gana. O, para ser más preciso, no podían hacer mucho para sacarse de encima a esos pastores bien armados.

"La gente no quiere que los karimojong se queden porque robaron nuestras vacas. Es como si uno se hubiese llevado vuestra mujer y después volviese para hacer el amor en vuestra propia casa", dijo Michael Erigu, presidente, del consejo local, expresando la creencia general de los iteso de que las vacas que los karimojong llevaban por todos lados eran las mismas que habían robado en Teso. Algunos jóvenes guerreros nómadas sostuvieron, por su parte, que uno de ellos había sido engañado por un agricultor amigo que le había robado y asesinado. Los cultivadores, mientras tanto, argumentaron que el pastor no había muerto sino que estaba en el hospital. En medio de estas recriminaciones mutuas, el Presidente envió a sus negociadores para enfriar los ánimos de ambas partes.

La situación, aunque difícil, no es insoluble. "Si los karimojong se desarmasen, podrían permanecer en Teso", declaró un cultivador.

Un anciano karimojong

Foto de Laura Mulenga

En febrero de 1994 el Presidente Museveni dio a los pastores dos semanas para desarmarse. No lo hicieron, pero llegaron las lluvias y los nómadas se retiraron lentamente a la zona fronteriza entre ambas regiones. La cosecha subsiguiente fue buena.

Pero la sequía volverá y con ella los pastores, con toda probabilidad. En sus esfuerzos por pacificar el país, Museveni ha prometido desarrollar algo la región de los karimojong, que todos los demás, salvo los misioneros, parecen ignorar. "No existen escuelas, hospitales ni carreteras", declaró uno de los pastores.

Largos años de promesas gubernamentales incumplidas de devolver el verdor a Karamoja han hecho escépticos a algunos karimojong. En marzo de 1994 el presidente Museveni envió una carta a los líderes locales y a los ancianos de Uganda septentrional en la que decía que "planeamos excavar 260 embalses, dos por cada parroquia". Este era un plan elaborado años atrás, antes de la llegada al poder en 1986 del Movimiento de Resistencia Nacional (MNR) de Museveni. Por mucho tiempo ha formado parte del Programa de Diez Puntos del MNR para desarrollar el país. Pero ese programa se cubrió de polvo mientras el país se hundía bajo el peso de lo que debía a los banqueros internacionales, que habían prestado sin problemas a Amin, Obote, Okello y otros ahora acusados de crímenes contra la sociedad ugandesa.

Museveni reconoció rápidamente las limitaciones de su plan. Los donantes pusieron demasiadas condiciones a los préstamos y éstos fueron aceptados "por nuestros débiles funcionarios. Los fondos para el desarrollo hídrico fueron desviados a otras cosas como la sensibilización de las comunidades y la plantación de árboles", declaró. Los funcionarios a los que se refería el presidente eran los de la Karamoja Development Agency (KDA - Organización para el Desarrollo de Karamoja), rama del MNR nacida en 1987 para dar a esa región un "trato de emergencia".

Pero los funcionarios de la KDA a menudo han sido acusados de operar por "control remoto" desde sus oficinas en Kampala marcadas por los tiroteos en vez de desafiar el sol, el polvo y las moscas junto a los pastores karimojong de carne y hueso.

Los funcionarios de la KDA, por su parte, consideran que sus "cargos" son un hueso duro de roer. Uno de ellos dice que los pastores son gente "difícil y xenófoba". Y agrega que tienen demasiado ganado, miles de cabezas, y cuando todos los animales van al abrevadero convierten en polvo los pastos vecinos. El embalse no puede entonces sostener al ganado sin pastos cercanos y de ese modo fracasa toda la iniciativa.

Los karimojong, sin embargo, replican que sus opiniones han sido ignoradas por quienes adoptan decisiones de modo vertical. Quieren pozos más diseminados para que sus animales abreven con mayor facilidad. También quieren que se excaven abrevaderos cerca de la frontera con Teso donde, según ellos, existe un fértil cinturón de recolección del agua.

Cualesquiera sean sus discusiones con los políticos y los burócratas, para los pastores el problema básico está claro. "Si el gobierno puede darnos agua, entonces podremos hacer cualquier clase de cosas. El gobierno no puede hacer que crezca la hierba; eso depende sólo del agua", dice Lomilo.

Francis Onapito-Ekomoloit

Francis Onapito-Ekomoloit es subdirector del diario The Monitor de Kampala y ha hecho investigaciones sobre los karimojong para el Panos Institute de Londres.

Las barreras naturales duran más

Los cercos naturales - hileras de árboles o de arbustos plantados de modo que formen una barrera - pueden ser beneficiosos tanto para los cultivos como para los animales: marcan los lindes, separan los campos, impiden que se escapen y pierdan los animales, rompen los vientos y/o sostienen las viñas. Duran más que otros tipos de cercas y pueden formarse con materiales ya existentes en la explotación agrícola, disminuyendo así los costos. En vez de talar los árboles para hacer una valla, los cultivadores juiciosos plantan más árboles.

Un cerco natural beneficia al suelo: cuando caen, las hojas de los árboles se depositan sobre la tierra conservando la humedad del suelo y dificultando el crecimiento de las malas hierbas. Al podarlos se pueden utilizar las ramas más pequeñas como abono mientras que las raíces profundas pueden llevar a la superficie el nitrógeno y otros elementos nutrientes que aprovecharán las plantas que tienen raíces superficiales. Si el árbol es leguminoso, como diversas especies del género Prosopus, aportan más nitrógeno, aumentando así el rendimiento de los cultivos y ahorrando dinero que de otro modo se habría utilizado en la compra de fertilizantes nitrogenados inorgánicos.

El follaje de algunos árboles puede mezclarse como suplemento con el forraje para los animales y a éstos les gusta ramonear las hojas directamente del cerco. Sin embargo, hay que tener cuidado con algunas especies arbóreas, como la Gliricidia sepiumo la Leucaena leucocephala, cuyas hojas pueden ser tóxicas si el ganado come grandes cantidades de ellas. Algunas especies de árboles para cercos naturales tienen hojas, flores y brotes aptos para el consumo humano. Las flores, vainas y raíces de la moringa (Moringa oleifera), por ejemplo, pueden ser consumidas por los agricultores quienes, por supuesto, pueden también vender cualquier otro producto extra. Los cercos naturales son también una conveniente fuente de leña.

Naturalmente, los cercos naturales tienen asimismo desventajas: por ejemplo, los árboles pueden crecer demasiado y podarlos podría exigir mucho trabajo. Podrían dar demasiada sombra a los cultivos o competir con éstos por los nutrientes, el agua o el espacio para las raíces. Por estas razones dichos cercos deben ser cuidadosamente estudiados y controlados de modo regular.

Cómo hacer un cerco

Un modo de construir un cerco natural es plantar árboles alineados uniéndolos con alambre previamente forrado para que no les dañe la corteza. Plante esquejes de un diámetro de 5 a 20 cm donde habría puesto los postes para una cerca regular. Es mejor esperar a que se establezcan firmemente antes de unirlos con alambre y es preferible no hacerlo antes de que tengan por lo menos el diámetro de un poste común. Primero se puede erigir una cerca provisional con materiales locales, como cañas de bambú, mientras el cerco natural se desarrolla detrás de esa barrera transitoria que la protege de las cabras o de otros animales.

Plantación de plátanos en Senegal. Detrás, una "barrera natural"

Foto FAO por R. Faidutti

Si alguno de los árboles muere, reemplácelo. Ayude a los postes llenando los hoyos con buena tierra y manteniéndoles la humedad, si las lluvias fuesen irregulares.

Entre los árboles o arbustos que permiten hacer buenos deslindes del terreno y cercas para el ganado cuando se los planta juntos figuran la papaya, el banano, la leucaena (L. leucocephala), la moringa (Moringa oleifera) y la casuarina (Casuarina spp.)

Un leguminoso popular para la construcción de cercos naturales es el Gliricidia sepium, un árbol pequeño que es posible cultivar a partir de un esqueje o de semillas. Produce un cerco estrecho con una copa ancha. Las hojas tiernas, las flores y los brotes a menudo se cocinan como verdura.

El izote o yuca (Yucca elephantipes) tiene larga vida y puede cultivarse fácilmente partiendo de esquejes, aunque su crecimiento es lento. En América Central se plantan los esquejes muy cerca unos de los otros; las hojas espinosas cuando crecen forman un denso muro que es muy difícil atravesar y las flores son comestibles.

La leucaena es un árbol pequeño que fija el nitrógeno y se utiliza con eficacia para impedir que se extravíen las ovejas al pastar.

Las especies antes mencionadas son populares como cercos naturales pero muchas otras especies locales pueden ser igualmente útiles y adaptarse mejor a las condiciones ambientales locales.

Otras lecturas:

"El ABC de los MPT", en Ceres No. 133, págs. 38-43;

"Living fences help to protect gardens", en Letter No. 67, verano de 1992, publicado por Food Gardens Foundation, P.O. Box 41250, Craighall, Johannesburg 2024, Sudáfrica;

"Living fences: Somali farmers adopt an agroforestry technology", en Agroforestry Today, vol. 3, N° 1, enero-marzo de 1991, publicado por ICRAF, P.O. Box 30677, Nairobi, Kenya;

"Live fencing", in The Permaculture Activist, No. 23, publicado por Permaculture Activist, P.O. Box 3630, Kailua-Kona HI 96745, EE.UU.;

"Living fences", en Agroforestry Today, vol. 2, Nº 1, enero-marzo de 1990, publicado por ICRAF, P.O. Box 30677, Nairobi, Kenya;

"Live trees for fence posts", en South Pacific Agricultural News, vol. 3, N° 7, julio de 1985, del Institute for Research, Extension and Training in Agriculture (IRETA), USP/SOA, Private Bag, Apia, W. Samoa.

Adaptado de: "The living fence: its role on the small farm", a Technical Note publicada por ECHO (Educational Concerns for Hunger Organization). Para obtener mayor información o pedir semillas de algunos de los árboles mencionados (gliricidia, moringa y leucaena) se ruega contactar con: ECHO, 17430 Durrance Rd., North Fort Myers, FL 33917, U.S.A.

Control ecológico: MIP en China

En Asia se está realizando una Revolución Verde nueva y sostenible. En los próximos años, solamente en China, más de un millón de agricultores serán capacitados oficialmente en un enfoque integrado de manejo de plagas, respetuoso del ambiente, que es la clave de la estrategia agrícola de esta década.

En la Revolución Verde de los años sesenta los rendimientos se multiplicaron gracias a una amplia utilización de insecticidas y fertilizantes químicos costosos, pero esos aumentos del rendimiento se revelaron que eran insostenibles. El Manejo Integrado de Plagas (MIP) está actualmente difundiéndose a escala mundial como modo sensible de manejar las plagas y las enfermedades. El MIP implica numerosos enfoques, particularmente el recurso a los depredadores naturales de las plagas de los cultivos para reducirlas y una utilización más inteligente y económica de los productos químicos.

El MIP no es tan fácil como espolvorear los campos con los productos químicos, pero es menos costoso para el género humano y el ambiente. Además, los gobiernos, los agrónomos y los cultivadores tendrán que aceptar que los altos rendimientos que dependen de los insecticidas son cada vez menos sostenibles pues las plagas mutan genéticamente para superar los efectos de esos productos y vuelven a devastar las cosechas.

Los gobiernos de la India, Bangladesh. Indonesia, Filipinas y Viet Nam decretaron recientemente que el MIP es ahora su estrategia oficial de combate contra las plagas en la producción arrocera y redujeron o eliminaron las subvenciones a los plaguicidas. (Esta medida podría deberse tanto a la influencia de los programas de ajuste estructural que llevan a suprimir las subvenciones agrícolas como a la confianza en el MIP.)

Medio millón de personas capacitadas

Xiong Meiqiu forma parte del medio millón de agricultores asiáticos que durante la década de los noventa han sido ya capacitados con los métodos del MIP, en el marco del programa organizado por la FAO y los gobiernos nacionales de la región. Como muchas otras mujeres de la provincia oriental china de Jiangxi, Xiong explota un pequeño arrozal mientras su marido trabaja fuera de la granja. Ella hacía antes lo mismo que sus vecinos: pulverizaba insecticidas y aplicaba fertilizantes sin considerar la condición del campo. De este modo no; sólo desperdiciaba tiempo y dinero sino que también causaba daños a sus cultivos.

Ahora es, en cambio, una ardiente prosélita del MIP desde que fue capacitada en 1989. En las clases de capacitación de la FAO aprendió cuáles insectos eran dañinos y cuáles benéficos, cuándo y cómo aplicar insecticidas y la importancia de utilizar insecticidas poco tóxicos. El curso le enseñó igualmente el uso correcto del agua y de los fertilizantes para obtener un rendimiento óptimo. "Me gustaría participar en esas clases de capacitación aunque tuviese que pagarlas", dijo.

El arroz es el principal producto básico para más de 750 millones de chinos y en 1993 China produjo 188 millones de toneladas de ese grano, superando a todos los demás países. Sin embargo, las enfermedades del arroz y las plagas amenazan los rendimientos y, por consiguiente, el ingreso de los campesinos chinos. Se pierde hasta un 15 por ciento del cultivo arrocero debido a las plagas; y la utilización indiscriminada de insecticidas ha provocado la resistencia de los insectos a los mismos, la contaminación ambiental y pone en peligro la salud de los seres humanos y los animales. Era evidente que se necesitaba un nuevo enfoque.

A principios de los años ochenta, en nueve provincias productoras de arroz de China meridional, se organizaron experimentos sobre la prevención integrada y la lucha contra las enfermedades y las plagas del arroz. Sobre la base de las prácticas locales de cultivo se desarrollaron enteros paquetes de MIP haciendo hincapié en la prevención múltiple. De 1983 a 1987 la Comisión Estatal de Ciencias destinó unos 500000 yuanes (58823 dólares EE.UU.) a campañas de información sobre las nuevas tecnologías. Los esfuerzos chinos interesaron a los funcionarios de la FAO y ésta envió a China en 1988 un equipo de investigación.

Un técnico agrario en Fengcheng (China) explica a los agricultores cómo localizar insectos

Foto de Zhao Qinghua

En ese año se invitó a China a unirse a un proyecto de la Organización conocido como "Programas multinacionales para el desarrollo y la aplicación del MIP en el arroz en Asia meridional y sudoriental". El proyecto de la FAO había comenzado en 1980, con el apoyo financiero de los gobiernos australiano y holandés y del AGFUND (Programa de los Países Arabes del Golfo para las Organizaciones de Desarrollo de las Naciones Unidas). Cuando China aceptó participar, el gobierno australiano contribuyó con 250000 dólares estadounidenses para apoyar los esfuerzos de los cultivadores chinos de arroz por salvaguardar sus cultivos.

La Estación General de Protección Vegetal de China (EGPV) decidió dedicar ese dinero a la creación de un programa de capacitación para los agricultores en las aplicaciones del MIP a la producción arrocera. Los primeros programas se realizaron en diversas zonas de cinco provincias: Hunan, Hubei, Jiangxi, Anhui y Sichuan. En 1990 la capacitación se extendió a más de 14 distritos de dichas provincias y a las provincias de Jiangsu, Zhenjiang y Guangdon y la municipalidad de Shangai. Durante el período de 1989 a 1990, cerca de 160000 cultivadores provenientes de 2000 aldeas chinas fueron capacitados de este modo.

Cuando los campesinos se familiarizaron con el MIP pudieron reducir mucho la cantidad de plaguicidas, teniendo conciencia de los efectos perniciosos de los compuestos altamente tóxicos y aprendieron a explicar la diferencia que existe entre los "enemigos" y los "amigos" de sus cultivos. Por ejemplo, en la provincia de Hunan en 1990, en los arrozales de los campesinos capacitados en el MIP había de dos a cuatro veces más arañas que en los de los no capacitados. Las arañas ayudan a los campesinos pues se comen los insectos dañinos.

Los campesinos capacitados también obtienen ganancias superiores. En comparación con los agricultores no capacitados, un hogar de un campesino que ha realizado el curso produce un siete por ciento más de arroz y ahorra aproximadamente un tercio en plaguicidas al cultivar su cereal. Se estima que 50 000 cultivadores que participaron en el programa ganaron nueve millones de yuanes más (1,1 millones de dólares) de modo que la inversión de 250000 dólares en el proyecto de la FAO tuvo un 400 por ciento de beneficio.

Alentado por esos resultados, el Ministerio de Agricultura creó un comité directivo nacional para la prevención general y la lucha contra las enfermedades y los insectos para proteger los cultivos arroceros nacionales y aumentar los beneficios. Dicho comité dirige las pruebas del MIP, hace demostraciones y efectúa evaluaciones.

Millones capacitados, millones ahorrados

Para la tercera fase del proyecto de la FAO (1993-1997), el gobierno australiano concedió a China otros 510 000 dólares de EE.UU. Parte de ese dinero se gastó en 1993 en la creación de una clase nacional de capacitación en el distrito Ningxiang de la provincia de Hunan para capacitar a 40 instructores, uno por cada estación de protección vegetal de las 10 provincias que participan actualmente en el proyecto y uno por cada uno de los 30 distritos. Los organizadores esperan capacitar a 1700 instructores, los cuales a su vez prepararán a más de un millón de campesinos con las técnicas del MIP en los próximos años. Se espera obtener 280 millones de yuanes (33 millones de dólares) como lucro de los cultivos y ahorro en plaguicidas.

Zhao Qinghua, con información de Ceres.

Zhao Qinghua es un periodista de China Features.

La FAO en acción

Roma
Julio-Agosto 95
No. 82

LAS ONG ASESORAN A LA FAO SOBRE SILVICULTURA...

La FAO tiene "la oportunidad para establecer contactos con todos los grupos de interés que tratan de influir en las orientaciones futuras del sector forestal y participar en la tarea de sentar nuevas bases para una silvicultura sostenible", señaló el Director General Jacques Diouf durante la Reunión de Ministros celebrada en ocasión del 12° período de sesiones del Comité de Montes de la FAO (COFO), celebrada en Roma el pasado mes de marzo. Para ampliar los puntos de vista fueron invitadas por primera vez las organizaciones no gubernamentales (ONG), junto con representantes del sector industrial, a una reunión con funcionarios de la FAO en Roma previa a la sesión del COFO. La información intercambiada fue útil tanto para los representantes permanentes ante la FAO como para los participantes a la posterior reunión ministerial sobre silvicultura.

La FAO es Gerente de Tareas para la silvicultura dentro del sistema de las Naciones Unidas tras la Conferencia de Río de 1992. El Director General añadió que "en los próximos decenios se destruirán zonas enteras de bosques, sobre todo en algunas regiones de Africa y América Latina, para extraer la madera, construir rutas o para la agricultura y la ganadería. En este proceso se perderá una parte importante de la biodiversidad ecológica y de la capacidad de los bosques para desempeñar una función ecológica y producir una amplia gama de productos forestales, y numerosas poblaciones autóctonas tendrán que abandonar su estilo tradicional de vida. Además, el rápido crecimiento demográfico y el agravamiento de la pobreza constituyen factores a tener en cuenta y para los cuales no existen soluciones inmediatas".

...Y SOBRE PESCA

De forma similar la FAO se reunió con las ONG que trabajan en el sector de la conservación de los recursos pesqueros antes de la 21a reunión del Comité de Pesca (COFI). La reunión coincidió con la dura polémica de la pasada primavera entre Canadá y España por la explotación de los recursos ícticos en aguas internacionales, un enfrentamiento que puso de relieve la urgencia de la acción internacional en este campo.

"A menos que la comunidad internacional afronte los problemas gemelos de la sobrepesca y del excesivo tamaño de la flota pesquera, el consumo mundial de pescado descenderá en los próximos 15 años", según la reciente publicación de la FAO El estado mundial de la pesca y la acuicultura. En 1993 la cosecha de peces y mariscos alcanzó la cifra récord de 101,42 millones de toneladas, tanto de las capturas como de la piscicultura, en contraste con la cantidad del año anterior que fue de 100,11 millones. Un tercio de esta cantidad sirve para elaborar alimento para peces que, irónicamente, se emplea como abono de otros peces de las granjas piscícolas y en ganadería. Otros 27 millones de toneladas se desperdician cada año al ser capturados "de forma accidental", mientras que más de dos tercios de las reservas pesqueras mundiales están calificadas como "totalmente explotadas, sobreexplotadas, agotadas o en recuperación", según el Departamento de Pesca de la FAO.

FRUTALES EN EL DESIERTO SAUDITA

No es un espejismo, los frutales están dando naranjas, mandarinas, pomelos, limones y limas en 2020 hectáreas del suroeste de Arabia Saudita, dando trabajo a 1500 beduinos en asentamientos permanentes y reduciendo la necesidad del país de importar estos productos esenciales. La región Najran de Arabia Saudita se ha beneficiado de un proyecto de la FAO, que consta de tres fases, para crear el Centro Nacional de Investigación y Desarrollo Hortícola. El proyecto empezó en 1981 y la última fase (UTFN/SAU/006) finalizará a mediados de 1996.

A principio de los años ochenta los campos de Najran albergaban trigo, verduras, forraje, palmeras y algunos frutales que se regaban por inundación, por lo que se desperdiciaba mucha agua al filtrarse en los terrenos arenosos. Tampoco las prácticas agrícolas eran las más idóneas, algo que el programa de extensión y capacitación ha podido mejorar además de servir para introducir la microirrigación. Se calcula que la producción de cítricos de Najran está ahora en tomo a las 14000 toneladas y se espera que alcance las 75000 toneladas para el año 2000 y en tomo a las 123000 para el 2005.

HEREDEROS DE LA REVOLUCION

Los increíbles avances de la investigación y de la transferencia tecnológica, que aumentaron de modo tan radical los rendimientos de los cultivos en muchas partes del mundo en los años sesenta y setenta, parecen haber completado un ciclo: la misión de la Revolución Verde ha pasado a otra generación, una que otorga prioridad a la seguridad alimentaria.

Como muchas de las nuevas generaciones, sin embargo, la de ahora está fraccionada. Algunos son respetuosos pero otros tienen prisa por arrinconar a la Vieja Guardia y tomar las riendas. Mientras portavoces del GCIAI, como Mike Collinson, equiparan a la Revolución Verde con la ciencia en sí, y la Fundación Sasakawa promueve una continuación de los métodos antiguos, otros están en pleno desacuerdo. Vandana Shiva ataca abiertamente a la Revolución Verde, mientras que Miguel Altieri aboga por un planteamiento "agroecológico" de la investigación. Otros expertos en bosques de la FAO, como J. B. Ball, S. Braatz y C. Chandrasekharan, tratan de que se tenga bien en cuenta a la silvicultura en la planificación de la seguridad alimentaria.

En otras palabras, los herederos no están de acuerdo. Veremos si el resultado es una nueva revolución, una contrarrevolución... o una combinación de ambas. Por nuestra parte, invitamos a los lectores de Ceres a que participen en el debate y expresen también sus opiniones.


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