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Prefacio

La contaminación ambiental es un grave problema de alcance mundial. Cuando se especifican las mentes de contaminación del agua, la agricultura ocupa, cada vez con mayor frecuencia, un lugar destacado. En la medida en que las iniciativas se orientan a corregir los abusos cometidos contra sus recursos hídricos, se hace más necesario determinar las causas de la degradación de la calidad del agua y cuantificar la contribución de los numerosos factores de contaminación. Mientras que la investigación no permita disponer de información suficiente para determinar las causas y orígenes, continuarán multiplicándose las opiniones contradictorias, y los programas destinados a acabar con la contaminación o a reducirla serán menos eficaces y eficientes en el uso de unos recursos limitados.

Es conocido que las actividades agrícolas pueden contribuir al deterioro de la calidad del agua mediante la descarga de varios materiales: sedimentos, plaguicidas, abonos animales, fertilizantes y otras fuentes de materia orgánica e inorgánica. Muchos de estos contaminantes llegan a los recursos superficiales y subterráneos como consecuencia de fenómenos muy generalizados de escorrentía y percolación y, por lo tanto, se conocen con el nombre de fuentes "no localizadas". La identificación, cuantificación y supresión de la contaminación es más difícil en esos casos que cuando ésta procede de mentes "localizadas".

La FAO tiene como mandato mejorar la nutrición y elevar los niveles de vida, y, en la aplicación de este mandato, promueve el desarrollo agrícola y la seguridad alimentaria nacional. La FAO está igualmente comprometida con el desarrollo sostenible y, por ello, ha dado prioridad al desarrollo agrícola sostenible. En este contexto, la Organización reconoce el papel fundamental del agua en el desarrollo agrícola y ha adoptado un ambicioso Programa Ordinario de fomento y ordenación de los recursos hídricos. Una de las esferas de actividad de este programa es el control de la calidad del agua, que supone, entre otras cosas, la lucha contra la contaminación causada por las actividades agrícolas, con especial referencia a las fuentes de contaminación no localizadas.

Es precisamente en el marco de las actividades de ese Programa Ordinario donde se inicia la preparación de este documento de "directrices" sobre el control y gestión de la contaminación del agua como consecuencia de las actividades agrícolas. El objetivo es determinar la naturaleza y repercusiones de la influencia de la agricultura en la calidad del agua, y establecer un marco de referencia para las medidas prácticas que deberán adoptar los profesionales y autoridades competentes con el fin de combatir la contaminación del agua.

La Organización reconoce que la preparación de las directrices no es más que el comienzo de un largo proceso de ayuda a los Estados Miembros para que adquieran la capacidad nacional necesaria y puedan poner en práctica programas para combatir la contaminación del agua provocada por la agricultura. La presente publicación se difundirá ampliamente entre los Estados Miembros y organizaciones nacionales e internacionales pertinentes. Se espera que a raíz de ella se convoquen seminarios regionales y nacionales, con movilización de fondos extrapresupuestarios para este fin.

La Organización agradece la aportación del Canada Centre for Inland Waters, Ministerio del Medio Ambiente del Canadá, y la competente ayuda del Dr. E. Ongley en la preparación de este documento.


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