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Capítulo 2 Reproducción y manejo de la producción


Capítulo 2 Reproducción y manejo de la producción

El éxito de cualquier explotación pecuaria se basa en el buen manejo dado en las diferentes etapas productivas. En cualquiera de los sistemas de crianza de cuyes, el empadre, destete, cría y recría son las fases más importantes en donde deben aplicarse las alternativas tecnológicas adecuadas tomando en cuenta los conocimientos fisiológicos y el medio ambiente.

Manejo de reproductores

Para manejar con eficiencia a las reproductoras y mejorar su fertilidad, prolificidad y la sobrevivencia de las crías, es necesario conocer el comportamiento de los animales antes y durante su etapa reproductiva. El primer celo en la cuy hembra se presenta, generalmente, después de los 30 días de edad. Bajo condiciones normales de manejo, puede presentarse entre los 55 y los 70 días dependiendo de la alimentación recibida, el peso corporal es un parámetro más constante que la edad. La duración del ciclo astral es de 16,4 días con un promedio de ovulación de 3,14 óvulos por ciclo (Vigil, 1971). En machos, los primeros espermatozoides aparecen a los 50 días de edad; a los 84 días se encuentran espermatozoides en la totalidad de los machos. Igual que en las hembras el peso corporal está correlacionado más estrechamente con la primera aparición de los espermatozoides que con la edad.

En el manejo del cuy, como productor de carne, se debe aprovechar su precocidad, la presentación de las gestaciones postpartum y su prolificidad.

Empadre

Edad de empadre

La precocidad es una característica que permite disminuir los intervalos generacionales. Al evaluar la producción de hembras apareadas a las 8,10 y 12 semanas de edad no se encontró diferencias estadísticas al comparar sus índices de fertilidad y prolificidad (Chauca et al., 1983b).

Las hembras apareadas entre las 8 y 10 semanas de edad tienden a quedar preñadas en el primer celo inmediatamente después del empadre. Las variaciones de peso del empadre al parto y del empadre al destete tienden a ser positivas en las hembras apareadas antes de los 75 días de edad. El mayor tamaña y peso de la camada se obtuvo con hembras que en promedio tuvieron mayor peso al empadre y con 12 semanas de edad (Zaldívar, 1986).

El peso de la madre es una variable más importante que la edad para iniciar el empadre. Influye en los pesos que alcanzaran las madres al parto y al destete, lográndose un mejor tamaño de la camada y peso de las crías al nacimiento y destete. Las hembras pueden iniciar su apareamiento cuando alcanzan un peso de 542 g, pero no menores de 2 meses (Zaldívar, 1986). El peso que alcanzan las cuyes hembras a una determinada edad, depende del genotipo de los cuyes en estudio, en la costa están distribuidos cuyes mestizos mientras que en la sierra hay predominancia de criollos. La edad recomendada varía entre 10 semanas en la costa y 13 semanas en la sierra, el peso mínimo recomendado es de 500 g (Guevara, 1989).

En machos el primer empadre debe iniciarse a los 4 meses, a esta edad el reproductor ha desarrollado no sólo en tamaño sino en madurez sexual. Su peso es superior a 1,1 kg. tiene más peso que las hembras (34 por ciento), lo que le permite tener dominio sobre el grupo y así mantener una relación de empadre de 1:7. Al mes del empadre alcanza pesos superiores a 1,4 kg y aún sigue desenrollando hasta cumplir I año de edad.

Los cuyes machos de 5 meses de edad pueden soportar empadres con 7 (área/animal: 1 875 cm), 8 (área/animal: 1 667) y 9 (área/animal: 1 500) hembras con comportamiento similar en cuanto a intervalos entre empadre-parto, número de crías nacidas y destetadas, mortalidad de lactantes e incrementos de peso de las madres del empadre al destete (Gamarra et al., 1990).

El inicio del empadre se debe hacer siempre con machos probados, de esta manera se evita mermas en la producción por no haberse detectado la infertilidad del macho. Los reproductores seleccionados a los 3 meses deben ubicarse individualmente en pozas de 0,5 x 1,0 x 0,45 m y empadrerlos con dos o tres hembras durante un mes y chequear preñeces al cabo de este tiempo, así como el crecimiento del reproductor. Con este control, se realiza los empadres con machos de 4 meses de edad. El reproductor se lo ubica en la poza donde se haya agrupado a siete hembras, evitar que introducciones posteriores produzcan peleas, efecto que tiene incidencia sobre la fertilidad. Trabajar con líneas mejoradas permite utilizar mayor densidad de empadre (1:10), por tratarse de animales más mansos.

El sistema de crianza en pozas ha permitido mejorar la producción del sistema familiar y familiar-comercial. Las hembras han producido y logrado más crías. Esta mejora representa el 300 por ciento de mayor producción de crías al compararlo con el sistema tradicional (Higaonna et al., 1989a). El mejor manejo reproductivo, menor mortalidad de lactantes y mayor racionalidad en el manejo de la alimentación son las ventajas que ofrece el sistema de crianza con núcleos de empadre de 1:7 en pozas de 1,5 x 1,0 x 0,5 m.

El crecimiento entre el empadre-parto es estimulado por la actividad reproductiva. El crecimiento de la madre más la producción en crías hace económica la crianza intensiva de cuyes, basada en una alimentación suplementada (Chauca et al., 1986). Por costumbre, a los cuyes no se les ha suministrado agua de bebida por haber recibido siempre forraje en su alimentación con lo que satisfacían sus necesidades hídricas. Las condiciones ambientales y otros factores a los que se adapta el animal son las que determinan el consumo de agua.

El suministro de agua produce mayor fertilidad, mayor número de crías nacidas, menor mortalidad durante la lactancia, mayor peso de las crías al nacimiento (P<0,05) y al destete (P<0,01), mayor peso de las madres al parto (125,1 g más), y un menor decremento de peso al destete. Esta mejor respuesta la lograron las hembras con un mayor consumo de alimento balanceado, estimulado por el consumo de agua ad libitum. Estos resultados fueron registrados en otoño, en los meses de primavera-verano cuando las temperaturas ambientales son más altas la respuesta al suministro de agua es más evidente (Chauca et al., 1992c).

CUADRO 2 Resultados productivos logrados con diferentes densidades de empadre

 

Relación empadre

Edad macho

Area (cm2)

Crías nacidas

Crías destetadas

Mortalidad (%)

Peso nacimiento

Perú

Sierra norte

1:7

5

1 875

ns

-

ns

-

(Gamarra et al., 1990)

1:8

5

1 667

ns

-

ns

-

 

1:9

5

1 500

ns

-

ns

-

Costa norte

1:4

-

2 000

1,88

1,88

-

100,0

(Coyotupa, 1986)

1:6

-

1 429

2,09

2,08

-

103,3

 

1:8

-

1 111

1,80

1,56

15,6

97.5

 

1:10

-

1 000

2,05

1,30

39,2

76,7

Costa central

1:7

-

1 875

2,52

2,10

16,5

120,0

(Chauca el al, 1994b)

1:6

-

2 143

2,97

2,58

13,4

124,0

Ecuador

(Esquivel, 1994)

1:10

-

1 364

 

-

-

-

(Moncayo, 1992)

1:12

-

1 429

3,16

2,65

16,0

-

Nota: ns = sin diferencia significativa.

Densidad de empadre

La densidad de empadre y la capacidad de carga en machos deben manejarse conjuntamente para tomar la decisión del manejo que debe tenerse en una explotación de cuyes. Inicialmente se recomendó una relación de empadre de 1:10 por m2 esto en función a las recomendaciones dadas en el manejo de cuyes en bioterios. El desarrollo de la crianza de cuyes, como productores de carne, buscaba el crecimiento de los animales que, por tanto, debían disponer de un área mayor por animal. Un concepto válido es empadrar de acuerdo al tamaño. Así, para la crianza comercial, Moncayo (1992) recomienda áreas que van entre 5 y 8 cuyes reproductoras por m2, dependiendo del peso de las mismas.

Otra variable a considerarse es la capacidad de carga que deben tener los cuyes machos. Un cuy macho adulto, sobre los 6 meses, puede mantener en empadre hasta 14 hembras, las mismas que pueden manejarse en dos pozas consecutivas, alternando el empadre cada mes. Es una buena alternativa para disminuir el mantenimiento de los machos reproductores, pero requiere de un manejo más intensivo al ir reagrupando a las hembras para parto. No siempre el problema es la capacidad de carga, sino el área requerida por hembra más sus crías También los pesos bajos y la alta mortalidad de lactantes son consecuencia de la mala distribución del alimento.

Un manejo práctico que se viene realizando es el inicio del empadre con 1: 10 con áreas por animal de 1 364 cm2 y dejando para parición 1:7 ( 1 875 cm2).

La mortalidad de lactantes debe corregirse con un mejor manejo; se debe utilizar implementos como un comedero tolva para tener disponibilidad permanente de alimento, suministrar forraje de acuerdo al número de animales presentes en la poza y utilizar gazaperas para la protección de crías Además de darse un área adecuada por madre, de lo contrario las pozas se tornan húmedas.

Sistemas de empadre

Los sistemas de empadre se basan en el aprovechamiento o no del celo postpartum. Debe considerarse que el cuy es una especie poliéstrica y que, dependiendo de las líneas genéticas, entre el 55 y el 80 por ciento de las hembras tienen la capacidad de presentar un celo postpartum (Chauca et al., 1992d). El celo postpartum es de corta duración (3,5 horas), siempre asociado con ovulación. Al aprovechar la fecundación de esta ovulación, el intervalo entre partos es igual al tiempo de una gestación. De no aprovechar este celo el intervalo entre partos tiene la duración de la gestación más el tiempo que transcurre para lograr la ovulación fertilizada (Asdell, 1964).

El manejo de los machos reproductores es un factor determinante para tomar una decisión sobre el sistema de empadre que debe proponerse en una granja sea familiar, familiar-comercial o comercial. En todos los casos debe buscarse maximizar los ingresos del productor de cuyes.

A los cuyes machos después del empadre no se los puede juntar por mostrar mucha agresividad entre ellos. Sacarlos de empadre implica tener pozas pequeñas para ubicarlos o de lo contrario mantenerlos alternadamente con dos grupos de hembras en empadre. Esta modalidad si bien permite incrementar la carga en los machos, exige un mayor manejo además del riesgo de disminuir la opción de preñez de algunas hembras.

CUADRO 3 Número de crías nacidas por hembra y año, promedio de crías por camada y parto logrado en cuyes con diferente sistema de empadre

 

Empadre continuo

Empadre controlado

   

Con «flushing»

Sin «flushing»

Peso hembra empadrada (g)

741

761

731

Peso final empadre (g)

1631

1618

1574

Crías nacidas por año

15,85

11,40

9,24

Tamaño de camada

3,48

3,66

3,29

Partos por año

5

4

4

Crías destetadas por año

10,00

10

7,87

Mortalidad nacimiento destete (%)

40

17

23

Fuente Aliaga, 1984b

Los sistemas de empadre utilizados en la crianza de cuyes son los que aprovechan el empadre postpartum o empadre continuo, y el empadre post-destete; los otros sistemas descritos son ligeras variaciones de estos dos sistemas principales.

Empadre continuo o postpartum. Los resultados de este sistema de empadre depende mucho del medio ambiente al cual se encuentran expuestas las hembras reproductoras. Cuando reciben una buena al imantación las hembras desarrollan todo su potencial productivo. Se incrementa la fertilidad, la fecundidad, la prolificidad, la sobrevivencia de crías y el peso de las mismas al nacimiento.

Este sistema facilita el manejo porque iniciada la etapa reproductiva se mantiene el plantel en empadre durante la vida productiva de las reproductoras. El único movimiento que se realiza es el retiro de los gazapos al destete.

Bajo buenas condiciones de manejo se mantienen a los cuyes en empadre permanente, habiéndose logrado un índice productivo al destete (IPd) de 0,63 (máx. 1,11-min. 0,44). Valores menores se obtienen cuando no se hace un buen manejo de los machos reproductores, que deben cambiarse o rotarse para mejorar la fertilidad en las hembras. La rotación permite estimular la libido de los machos y el descarte de los que tienen defectos que impidan la monta. El IPd se mejora al alimentar a las reproductoras con balanceado de un nivel medio de proteína (17 por ciento) y alta energía (3 000 kcal/kg), bajo estas condiciones se ha obtenido un IPd de 0,89. Estas evaluaciones fueron realizadas en 1995-1996 en la Estación Experimental Agropecuaria La Molina del Instituto Nacional de Investigación Agraria (INIA) del Perú.

Empadre post-destete. Se deja que las hembras reproductoras paran en sus pozas de empadre sin macho, por lo que se tiene que agrupar a las hembras con preñez avanzada y ubicarlas en pozas para parición individual o colectiva. Genera un manejo intensivo de hembras preñadas, con el riesgo de provocar abortos por manipulación. Otra alternativa es movilizar a las hembras paridas para ubicarlas en pozas de lactancia colectiva. Puede utilizarse en crianza familiar y familiar-comercial.

Empadre controlado. Se maneja los empadres por trimestres, dejando expuestas al empadre a las hembras durante 34 días. Se espera 4 pariciones al año. El empadre controlado se realiza para disminuir el suministro de concentrado a la mitad ya que se suministra sólo durante el empadre y 15 días antes del mismo. Se aprovecha el efecto de «flushing».

La mortalidad durante la lactancia no necesariamente es por efecto del empadre, sino como consecuencia del manejo de las madres y los lactantes. La hembra en lactancia es más susceptible a una deficiencia alimentaria que inclusive durante la misma gestación.

El periodo de empadre es determinante para asegurar las preñeces. Los períodos evaluados 35 (Moncayo, 1992), 34 (Aliaga et al., 1984b), 30. 20 y 10 días (González, 1991) no muestran diferencias en los intervalos de empadre y parto en hembras primerizas y con más de un parto. Siendo los ciclos estruales cada 16 días, podría considerarse que para períodos menores la presencia del cuy macho sincroniza los celos. Evaluando este efecto se ubicaron machos en pozas contiguas de malla para que sean percibidos por las hembras y así evaluar el efecto sobre el periodo empadre-parto, se ha registrado que con la presencia del macho se puede acortar hasta en 5,76 días (Aliaga et al., 1 984a).

CUADRO 4 Frecuencia de gestaciones postpartum y post-destete en cuyes de diferentes líneas genéticas

Línea genética

Gestaciones postpartum (porcentaje)

Gestaciones post-destete (porcentaje)

Perú

54,55

45,45

Andina

74,70

25,30

Inti

57,89

42,11

Control

80,23

19,77

Promedio

68,33

31,67

Evaluación de gestaciones postpartum y post-destete

Para evaluar el efecto del sistema de empadre, se evaluaron los dos primeros partos de 300 cuyes procedentes de dos generaciones de tres líneas genéticas. Del total de hembras evaluadas, el 68,3 por ciento presentó gestaciones postpartum y el 31,7 por ciento inició su gestación después del destete. Otra de las variables evaluadas es la línea de selección de las madres, correspondiendo el 18,3 por ciento a la línea Perú, el 27,7 por ciento a la línea Andina, el 25,3 por ciento a la línea Inti y el 28,7 por ciento a la línea Control. Al evaluar las camadas del primer parto en ambos tratamientos no se encontró diferencias estadísticas para el intervalo entre empadre-parto, tamaño, peso de la camada al nacimiento y al destete (4a semana) (Chauca et al., 1992d).

La frecuencia de gestaciones postpartum varía con la línea genética. La frecuencia es menor en las líneas en que una de las características seleccionadas es la velocidad de crecimiento (Perú 54,6 por ciento e Inti 57,9 por ciento). La línea seleccionada exclusivamente por su prolificidad presentó una frecuencia de gestaciones postpartum de 74.7 por ciento (Andina) y la línea Control de 80.2 por ciento.

El intervalo entre partos para las hembras apareadas después del parto fue de 68 ± 0,16 días y para las empedradas después del destete de 112 ± 1,67 días, diferencia altamente significativa.

El efecto del postpartum, evaluado en el segundo parto, no mostró diferencias para el tamaño de la camada. Los pesos individuales al nacimiento, en el empadre continuo, fueron de 121 ± 2,43 g, inferior (P<0,01) a los alcanzados con las hembras apareadas después del destete (135 ± 3,62 g). Al comparar los pesos al destete, se encontró la misma tendencia con diferencias estadísticas para P<0,05. El efecto del tratamiento no es significativo para el tamaño de la camada al nacimiento y destete.

CUADRO 5 Intervalos entre partos en cuyes de diferentes líneas con empadres postpartum y post-destete

 

Empadre-parto (días)

Parto-parto (días)

Sistema de empadre

   

Postpartum

91,1 + 1,93 ns

67,9 ± 0,161

Post-destete

88,8 ± 3,33 ns

112,0 ± 1,671

Línea genética

   

Perú

108,2 ± 6,58a

91,7 ± 3,90A

Andina

81,6 ± 1,89 b

78,7 ± 2,35 B

Inti

94,3 ± 3,57 b

84,8 ± 2,32 B

Control

83,9 ± 2,10 b

76,0 ± 1,99 B

CUADRO 6 Parámetros productivos de cuyes al nacimiento y destete procedentes de empadres postpartum y post-destete

 

Nacimiento

Destete

Tamaño de camada

Postpartum

2,95 ± 0,08 ns

2,18 ± 0,07 ns

Post-destete

2,92 ± 0,10 ns

2,30 ± 0,10 ns

Peso individual (g)

Postpartum

121 ± 2,431

310 ± 6,532

Post-destete

135 ± 3,621

332 ± 8,842

Peso de camada (g)

Postpartum

356,9 ± 6,841

675,8 ± 20,231

Post-destete

394,2 ± 10,831

763,6 ± 33,161

1 Diferencia estadística para P<0.01.

2 Diferencia estadística para P<0.05.

Nota: ns = sin diferencia significativa.

Los pesos individuales al nacimiento y destete no presentaron diferencias dentro de las líneas, pero sí entre las líneas, siendo superiores las líneas Perú e Inti. Los intervalos entre partos para las cuatro líneas estudiadas presentaron diferencias estadísticas dentro de los tratamientos.

El tamaño de la camada al nacimiento, en las hembras que gestaron inmediatamente después del parto, fue de 2,95 ± 0,08, similar al logrado en las hembras que gestaron después del destete (2,92 ± 0,10). La mortalidad de las crías durante la lactancia fue del 26,1 por ciento en el primer caso y del 21,2 por ciento en el segundo caso; mortalidades ocasionadas por diferentes factores ajenos al efecto del tratamiento.

En la interacción sistema de empadre con línea genética para los intervalos parto-parto puede apreciarse que el período de gestación varía ligeramente entre líneas, existiendo una correlación positiva entre la duración de la gestación y el tamaño de las crías y una relación inversa entre el número de fetos y el período de gestación. Estos resultados son similares a los proporcionados por Lane (1963) y Goy et al. (1957). El período de gestación de las hembras de la línea Perú, seleccionada por su velocidad de crecimiento, fue de 68,4 ± 0,43 días. En la línea Inti, seleccionada por su velocidad de crecimiento ajustada por su prolificidad, la gestación duró en promedio, 68,7 ± 0,26 días. La línea Andina tuvo un período de gestación de 67,2 ± 0,29 y la línea Control de 67,6 ± 0,29 días.

CUADRO 7 Intervalos entre partos en cuyes de diferentes líneas genéticas empedradas postpartum y post-destete

Sistemas de empadre

Línea genética

Intervalo parto-parto (días)

Postpartum

Perú

68,4 ± 0,43 a

 

Andina

67,2 ± 0,29 a

 

Inti

68,7 ± 0,26 a

 

Control

67,6 ± 0,29 a

Post-destete

Perú

119,8 ± 3,87 c

 

Andina

112,4 ± 3,60 b

 

Inti

106,8 ± 1,89 b

 

Control

109,6 ± 4,08 b

Nota: a, b... = las letras muestran la prueba de significación de Duncan 0,05.

CUADRO 8 Relación entre el periodo de gestación y el tamaño de la camada

Crías al nacimiento

Camadas

Gestación1

(N°)

(N°)

(días)

1

37

70,5 ± 1,1

2

216

69,5 ± 1,4

3

427

68,8 ± 1,6

4

276

68,2 ± 1,6

5

63

67,4 ± 1,7

6

8

66,8 ± 1,5

1 Valores promedios ± desviación standard.

Fuente: Goy et al., 1957.

En las cuyes hembras que presentaron gestaciones después del destete, el intervalo entre parto y parto, en promedio, varió entre 106,8 ± 1,89 días en la línea Inti y 119,8 ± 3,87 días en la línea Perú. A la prueba de significación de Duncan, se encontró que el intervalo entre parto-parto de las hembras con gestaciones post-destete correspondientes a las líneas Andina, Inti y Control, eran estadísticamente similares y diferentes a la línea Perú, que mostró el mayor intervalo entre parto y parto.

Gestación

Debe considerarse que el cuy es una especie poliéstrica y las hembras tienen capacidad de presentar un celo postpartum, siempre asociado con una ovulación. El período de gestación promedio proporcionado por diferentes autores es de 67 días. Aunque este varia de acuerdo a diferentes factores entre ellos el número de fetos portados, quienes determinan una relación inversa. Goy et al. (1957) registran períodos de gestación que van desde los 58 a los 72 días; Labhsetwar y Diamond (1970) proporcionan resultados similares, de 59 ± 2 a 72 días. El intervalo entre partos para las hembras apareadas después del parto fue de 67,9 ± 0,16 días. período de gestación varía ligeramente entre líneas, existiendo una correlación positiva entre la duración de la gestación y el tamaño de las crías (Lane, 1963). La frecuencia de gestaciones postpartum varía con la línea genética. La frecuencia es menor en las líneas cuya característica seleccionada es la velocidad de crecimiento (Perú 54,6 por ciento e Inti 57,9 por ciento). La línea seleccionada exclusivamente por su prolificidad, presentó una frecuencia de gestaciones postpartum de 74,7 por ciento (Andina). La interacción sistema de empadre con línea genética para los intervalos parto-parto varia ligeramente entre líneas, existiendo una correlación positiva entre la duración de la gestación y el tamaño de las crías y una relación inversa entre el número de fetos y el periodo de gestación.

El periodo de gestación en las líneas precoces, Perú e Inti, es de 68,4 ± 0,43 y 68,7 ± 0,26 días, respectivamente. La línea prolífica Andina tiene un período de gestación más corto, 67,2 ± 0,29 días. En relación con el sexo de los animales gestados, el tiempo de gestación de aquellas camadas con un mayor número de machos se prolonga alrededor de medio día más que aquellas que tienen un mayor número de hembras (McKeown y McMahon, 1956).

El tamaño de la camada varía con las líneas genéticas y las prácticas de manejo. igualmente depende del número de folículos, porcentajes de implantación, porcentajes de supervivencia y reabsorción fetal. Todo esto es influenciado por factores genéticos de la madre y del feto y las condiciones de la madre por efecto de factores ambientales. Las condiciones climáticas de cada año afectan marcadamente la fertilidad, viabilidad y crecimiento. El tamaño de la madre tiene gran influencia en el tamaño de la camada (Wagner y Manning, 1976).

La capacidad que tienen las madres para soportar gestaciones de múltiples crías es una excelente característica de esta especie. El peso total de la camada al nacimiento representa entre el 23.6 y 49,2 por ciento del poso de la madre, registrándose el menor porcentaje para camadas de 1 cría y el mayor porcentaje cuando nacen camadas de 5 crías (Chauca et al., 1995c). Partos con mayor tamaño de la camada registran porcentajes mayores.

Parto

Concluida la gestación se presenta el parto, por lo general en la noche. y demora entre 10 y 30 minutos con intervalos de 7 minutos entre las crías (fluctuación de 1 a 16 minutos). La edad al primer parto está influenciada directamente por la edad del empadre. Las hembras empedradas entre la 8a y 10a semana de edad quedan preñadas más fácilmente en el primer celo después de ser expuestas al reproductor.

Las crías nacen maduras debido al largo período de gestación de las madres. Nacen con los ojos y oídos funcionales, provistos de incisivos y cubierto de pelos. Pueden desplazarse al poco tiempo de nacidas. La madre limpia y lame a sus crías favoreciendo la circulación y proporcionándoles su calor. Las crías inician su lactancia al poco tiempo de nacidas.

CUADRO 9 Tamaño promedio de la camada al nacimiento en las diferentes estaciones del año en la costa central del Perú 1

Meses

Estación

Total de crías nacidas

Enero-marzo

verano

2,90

Abril-junio

otoño

2,44

Julio septiembre

invierno

2,83

Octubre-diciembre

primavera

3,06

1 En base a la evaluación de 15 000 crías nacidas en la Estación Experimental Agropecuaria La Molina del INIA, 1966-1982.

CUADRO 10 Tamaño promedio de la camada al nacimiento en las diferentes estaciones del año en la costa central del Perú 1

 

Primavera

Verano

Otoño

Invierno

Número de nacidos

4 718

3 061

2 170

4 546

Número de partos

1 705

1 106

878

1 771

Promedio crías por parto

2,77

2,77

2,47

2,57

1 En base a los registros de 10 años de 14 495 crías nacidas en la Estación Experimental Agropecuaria La Molina del INIA, 1983 1992.

CUADRO 11 Frecuencia porcentual del tamaño de la camada en la costa central del Perú

Crías por camada

Primavera

Verano

Otoño

Invierno

(N°)

(%)

(%)

(%) )

(%)

1

12,90

13,65

18,91

16,66

2

29,79

28,03

34,51

32,64

3

33,78

33,36

30,41

32,07

4

17,07

18,99

12,23

14,57

5

4,52

4,97

2,39

3,11

6

1,58

0,81

0,46

0,28

7

0,29

0,18

-

0,34

8

0,06

-

-

-

El número y el tamaño de crías nacidas varía de acuerdo con las líneas genéticas y el nivel nutricional al cual ha estado sometida la madre. Con el parto se puede evaluar la prolificidad de las madres que, por lo general, tienen de 4 a S camadas por año. El número de crías por parto puede ser de I a 6 crías, presentándose excepcionalmente hasta 8 por camada.

El periodo entre dos partos continuos influye sobre el peso de las crías al nacimiento; así, se encuentra diferencia estadística a favor de la crías concebidas después de un ciclo astral posterior al parto, comparadas con las concebidas aprovechando el celo postpartum. Estos resultados difieren de los obtenidos por Tomilson, citado por Aliaga ( 1974), quien observa pesos semejantes en animales concebidos tanto en copulación postpartum como en copulación post-destete. Además encuentra intervalos entre partos de 74 días, utilizando el celo postpartum y de 118 días, utilizando los celos post-destete. El empadre postpartum logra un promedio de 4,9 camadas por año y con post-destete 3,1 camadas para el mismo período.

CUADRO 12 Número de crías por camada producidas por cuyes hembras en diferentes partos 1

Partos

Madres

Promedio crías por parto

(N°)

   

Primero

530

2,51

Segundo

351

2,83

Tercero

241

2,94

Cuarto

160

2,88

Quinto

86

2,68

Sexto

42

2,80

Séptimo

16

3,13

1 En base a 1 426 reproductoras evaluadas en la Estación Experimental Agropecuaria La Molina del INIA, 1970-1973.

CUADRO 13 Promedio de crías por parto en diferentes años 1

Año

Partos

Crías nacidas

Crías por parto

1

518

1 376

2,66

2

539

1 352

2,51

3

465

1 329

2,86

4

519

1 572

3,03

5

360

999

2,78

1 En base a 2 401 partos evaluados en la Estación Experimental Agropecuaria La Molina del INIA, 1968 1972.

El promedio de tamaño de la camada en una población grande de individuos fue de 2,58 ± 0,06, con una fluctuación de 1 a 8 crías, una desviación estándar de 1,02 y una modal de 2 a 3 crías. El tamaño de la camada es mayor en primavera y verano que en otoño e invierno. De la evaluación de I S 000 crías nacidas en la costa central del Perú, en la Estación Experimental Agropecuaria La Molina del INIA, las estaciones del año en que se registra un mayor número de crías nacidas son, por igual, primavera y verano.

Al evaluar 1 426 partos producidos en la Estación Experimental Agropecuaria La Molina del INIA se puede apreciar que el número de crías nacidas se incrementa progresivamente hasta el tercer parto.

CUADRO 14 Distribución porcentual del tamaño de la camada de cuyes al nacimiento

 

Número de coas por parto

 

1

2

3

4

5

6

7

8

Crías

Parto

Cuyes de carne

Chauca y Zaldívar, 19851

19,8

54,1

20,3

5,8

-

-

-

-

439

Chauca et al, 19951

5,8

31,9

34,8

25,1

2,4

-

-

-

207

Mascan, 19941

12,90

29,79

33,78

17,07

4,52

1,58

0,29

0,06

1 705

 

Aliaga, 19742

1,8

12,4

31,1

26,8

17,2

5,0

4,8

0,9

437

 

Cuyes de bioterio

Bruce Parker, 19483

6

13

26

25

17

5

7

<1

324

 

Dunkil et al., 19303

4,5

23,1

45,5

22,4

4,0

0,5

-

-

404

 

Goy et al, 19573

3,6

21,0

41,5

26,8

6,1

<1

-

-

1 027

 

McKeown y MacMahon, 19583

5,2

8,7

18,2

31,5

22,5

11,7

2,2

276

   

1 Instituto Nacional de Investigación Agraria (INIA), Lima (Perú).

2 Uiversidad Nacional del Centro, Huancayo (Perú),

3 Wagner y Manning, 1976.

CUADRO 15 Frecuencia del tamaño de la camada lograda con raciones de alta densidad nutricional

Tamaño de camada

Promedio

Parto

 

(%)

1

2

3

1

2,26

5,00

12,5

2,73

2

12,71

18,75

22,5

17,80

3

38,14

43,75

35,0

39,72

4

31,64

27,50

22,5

26,02

5

11,30

5,00

6,25

9,58

6

2,26

-

1,25

1,36

7

-

-

-

-

8

1,70

-

-

2,73

Crías

708

     

Partos

240

80

80

80

En base a los datos evaluados en la Estación Experimental Agropecuaria La Molina del INIA, 1966

El efecto del medio ambiente, entre ellos el clima y el manejo de la alimentación puede apreciarse en la producción de las cuyes hembras a través de diferentes años.

De la evaluación del primer parto de 207 hembras de cuatro líneas seleccionadas por su precocidad y prolificidad en forma individual o combinada, se obtuvieron 439 crías. Del total de los partos evaluados el 19,8 por ciento fueron de camadas de 1, el 54,1 por ciento de 2, el 20,3 por ciento de 3, y el 5,8 por ciento de 4 (Chauca y Zaldívar, 1985). Los subsiguientes partos tienen un comportamiento diferente, por efecto del peso y la edad de la madre al momento del parto (Chauca et al., 1995b).

La línea seleccionada por su tamaño de camada es la que menor frecuencia de partos uníparos presenta, mientras que en los que provienen de cruzamientos al azar por generaciones, el 30 por ciento de los partos son de una sola cría por camada. La mortalidad se incrementa conforme aumenta el tamaño de la camada. El peso individual al nacimiento presenta diferencias estadísticas (P<0,01) entre líneas y tamaño de camada, siendo superior los de la línea precoz y los nacidos de camada de uno. Los pesos al destete son igualmente diferentes estadísticamente (P<0,01), siendo los animales de la línea precoz superiores a los de las otras líneas. El tamaño de la camada es determinante e influye estadísticamente en el peso al destete, que fue realizado a las cuatro semanas de edad (Chauca y Zaldívar, 1985).

Las camadas al nacimiento están conformadas por crías de ambos sexos, no existe una tendencia definida en lo referente a frecuencia de sexos dentro de una camada. Las coas pueden ser de un solo sexo o de ambos sexos, el porcentaje de machos y hembras en una población tiende a igualarse.

Lactancia

Las crías se desarrollan en el vientre materno durante la gestación y nacen en un estado avanzado de maduración por lo que no son tan dependientes de la leche materna como otros mamíferos. Durante el inicio de su lactancia dispone de calostro para darle inmunidad y resistencia a enfermedades.

La lactancia debe realizarse en la poza donde la madre está en empadre continuo. La lactancia individual no es una práctica fácil de aplicar, sólo en casos especiales, cuando el productor de cuyes decide de darle mejores condiciones a una determinada camada.

Figura 3 Distribución porcentual del tamaño de la camada logrado en tres partos de cuyes hembras alimentadas con alta densidad nutricional

CUADRO 16 Pesos de crías al nacimiento y destete relacionados al tamaño de la camada 1

Tamaño de camada

Peso al nacimiento

Peso al destete

 

(g)

(R)

 

Machos

Hembras

Machos

Hembras

1

142,5 ± 44,8

159,8 ± 35,2

260,5 ± 51,0

307,0 ± 39,5

2

154,6 ± 23,9

158,9 ± 26,4

305,0 ± 35,9

306,2 ± 53,3

3

134,6 ± 23,2

122,5 ± 24,1

271,3 ± 47,7

243,1 ± 47,6

4

124,2 ± 20,4

120,5 ± 16,4

232,6 ± 20,8

214,1 ± 31,0

5

104,7 ± 10,2

112,0 ± 10,0

224,3 ± 9,6

222,5 ± 10,5

1 En base a los datos del peso al destete (14 días), evaluados en la Estación Experimental Agropecuaria La Molina del INIA, 1995.

CUADRO 17 Sexo de las crías al nacimiento en diferentes partos de una cuy hembra 1

Partos

Animales nacidos

 

Total

Machos

(%)

Hembras

(%)

Primero

1331

674

50,64

657

49,36

Segundo

995

491

49,35

504

50,65

Tercero

709

349

49,22

360

50,78

Cuarto

461

226

49,02

235

50,98

Quinto

231

116

50,22

115

49,78

Sexto

118

59

50,00

59

50,00

Séptimo

50

24

48,00

26

52,00

 

3 895

1 939

49,78

1 956

50,22

1 En base a los registros del Proyecto Cuyes de la Estación Experimental Agropecuaria La Molina del INIA,

Durante la lactancia se han encontrado muchas limitantes que han determinado que la crianza, en muchos casos, sea improductiva. La mortalidad registrada es alta pudiendo llegar a 38 por ciento en crianzas familiares, pudiendo ser aún mayores. Estos problemas encontrados en los diferentes sistemas de producción. indujo a iniciar una serie de ensayos con el fin de encontrar efectos parciales que puedan determinar las posibles causas de mortalidad en crías durante la lactancia. Los efectos a medirse han sido, evaluar el nivel nutricional, la densidad durante el empadre, utilizar implementos de protección (cercas gazaperas) y fuentes de calor en épocas frías durante la lactancia.

El desconocimiento del comportamiento de los recién nacidos durante la lactancia no permitía encontrar alternativas de solución a las limitantes existentes en esta etapa productiva. La caracterización de esta etapa, induce a observar el comportamiento del lactante desde que nace y compararlo con otras especies. Experimentando diferentes alternativas se ha podido lograr resultados que permitieron disminuir la mortalidad.

Si se realiza un destete brusco a las pocas horas de nacidas se registra un 54 por ciento de mortalidad. Su grado de desenrollo al nacimiento le hace dependiente sólo hasta el 7° dila, al 8° día el 100 por ciento de las crías comen alimentos sólidos. Un porcentaje mínimo inicia el consumo de concentrado al 4° día de nacidos (Chauca et al., 1995b).

En los lactantes la actividad de la pepsina, alfa-amilasa, maltasa y sacarosa es baja, mientras que la actividad de la lactosa a nivel estomacal es especialmente alta. La capacidad de digerir y asimilar la grasa es muy limitada y puede producir graves trastornos digestivos. En poligástricos y monogástricos herbívoros tanto el rumen como el ciego del lactante no están desarrollados plenamente y no son funcionales mientras el animal consuma leche (Morrison, 1977, citado por Ordoñez, 1997). Esta situación cambia con el tiempo, a medida que el animal crece y depende menos de la lactosa de la leche materna, empieza a consumir alimentos sólidos. Fisiológicamente hay una gran variación en el grado de madurez de las crías al nacer y en su dependencia exclusiva de los atributos nutricionales de la leche. El cuy nace en un estado avanzado de maduración por lo que se amamanta por un corto tiempo en comparación a otras especies y prácticamente toma alimentos desde que nace, preparando al ciego para su función digestiva de adulto (Smith, 1962, citado par Ordoñez. 1997).

CUADRO 18 Valores nutricionales de la leche de cuy al inicio y al final de la lactancia

Constituyente

 

Día 1°

Día 21°

Promedio

Agua

(%)

-

-

84,20

Proteína

(%)

6,23

11,74

8,89

Grasa

(%)

5,64

8,55

6,51

Lactosa

(%)

5,84

0,50

3,27

Cenizas

(%)

0,97

1,29

1,15

Calcio

(%)

-

-

0,17

Fósforo

(%)

-

-

0,13

Sólidos totales

(%)

18,67

22,04

19,75

Calorías

(cal/g)

939

1874

1270

Gravedad especifica

 

1,046

1,046

1,046

Vitaminas

Vitamina A

(UI/I)

-

-

1834

Vitamina C

(mg/l)

-

-

333

Tiamina

(mg/l)

-

-

0,59

Riboflavina

(mg/l)

-

-

2,60

Acido nicotinico

(mg/l)

-

-

11,10

Minerales

Zinc

(ppm)

5,54

2,61

4,18

Estroncio

(ppm)

0,82

1,66

1,12

Aluminio

(ppm)

0,20

1,50

0,81

Boro

(ppm)

-

-

0,90

Hierro

(ppm)

-.

-

0,71

Cobre

(ppm)

-

-

0,56

Bario

(ppm)

-

-

0,23

Manganeso

(ppm)

-

-

0,02

Fuente. Anderson y Chavis, 1986 y Anderson, 1990

Curva de lactancia en cuyes

Las cuyes hembras inician su producción láctea con 20 g en el primer día postpartum, incrementando el volumen producido rápidamente; el pico de producción se produce entre el 5° y 8° día con aproximadamente 65 g/día, luego la producción disminuye dejando de haber secreción láctea entre los 18° y 23° día (Mepham y Beck, 1973, citados por Sisk, 1976).

La composición de la leche de cuy varía significativamente durante los 21 días de lactancia. El contenido de proteína, grasa, sólidos totales y calorías aumenta progresivamente siguiendo una función cuadrática, siendo el incremento porcentual del inicio al final de la lactancia de 88,4 por ciento, 51,6 por ciento, 17,6 por ciento y 99,6 por ciento, respectivamente. El único constituyente que disminuye progresivamente es la lactosa, la cual decrece de 5,84 por ciento el primer día postpartum a 0.5 por ciento el día 21. En comparación con otras especies los cambios en la composición de la leche son más marcados en los cuyes porque el tiempo de lactancia es corto (Anderson y Chavis, 1986).

Aunque la mayoría de los nutrientes de la leche aumentan su concentración significativamente durante el período de lactancia, a partir del 7° y 8° dila la producción láctea decae en forma rápida debido a que la lactosa que es el principal controlador del equilibrio osmótico y principal regulador del contenido de agua en la leche, disminuye su concentración. Esto explica entonces el descenso en el volumen de la leche y el aumento en grasa, proteína y sólidos. La rápida reducción en la síntesis de lactosa se debe probablemente a una limitación en la producción de alfa lactoalbumina. La razón de este cambio en el mecanismo del control de la síntesis de la lactosa debe ser hormonal, ya que la prolactina, insulina, glucocorticoides y la hormona de crecimiento están implicadas en parte del complejo mecanismo de regulación de la síntesis de la leche (Anderson y Chavis, 1986).

Con la finalidad de evaluar la producción láctea de cuyes productores de carne, se utilizó hembras adultas de más de un parto, seleccionadas por su temperamento tranquilo para manipularlas con facilidad. El manejo de las hembras se inició una semana antes del parto, con la finalidad de acostumbrarlas al manejo del personal que procedería al ordeño. La colección de leche se realizó al siguiente día del parto, hasta el momento en que la producción disminuyó a niveles cercanos a 0,1 ml. El ordeño se llevó a cabo una vez por dirá, por la mañana.

El valor máximo de producción de leche fue de 21,3 ml. alcanzado en una hembra a los 4 dirás posteriores al parto. En general, las hembras alcanzaron su mayor producción de leche entre el 3° y el 5° dirá. En la Figura 4 se muestra la curva promedio de lactancia obtenido con las hembras evaluadas. El pH, determinado inmediatamente después del ordeño, fue de 7,4 y la materia seca (MS) de 26,9 por ciento (Chauca et al., 1995a).

Caracterización de los lactantes

Durante la lactancia se presentan los más altos porcentajes de mortalidad, que pueden ir, en crianzas familiares, del 38 a 56 por ciento, disminuyendo la mortalidad en crianzas tecnificadas al 23 por ciento. Esta etapa requiere de mucho cuidado, el cuy como cualquier especie es exigente en protección, alimento y calor.

CUADRO 19 Pesos e incrementos de peso por sexos en lactación

 

Machos

Hembras

 

(g/cuy)

Peso al nacimiento

143,5

132,0

Peso a la 1a semana

196,2 a

180,1 b

Peso al destete

281,0 a

257,0 b

Incremento total

137,5 a

127,0 b

Incremento diario

10,58a

9,76 b

Nota: Las letras diferentes indican valores estadísticamente diferentes.

CUADRO 20 Pesos e incrementos de peso por tamaño de la camada en lactancia

Tamaño de camada

1

2

3

4

Peso al nacimiento

159,3

148,7

131,0

126,1

Peso a la 1a semana

234,4 a

203,5 b

180,0 c

167,5 c

Peso al destete

320,0 a

295,6 b

262,6 c

230,7 d

Incremento total

160,7a

146,9 ab

131,6 b

104,6 c

Incremento diario

12,36 a

11,30 ab

10,12 b

8,10 c

Nota: las letras diferentes indican valores estadísticamente diferentes. Fuente: Ordoñez. 1997

Para complementar los estudios tendentes a disminuir la mortalidad durante la lactancia, se ha estudiado el crecimiento de las crías en los 14 días que dura la lactancia, teniendo disponible raciones con diferentes densidades de nutrientes. Es importante determinar desde cuando se inicia el consumo, de manera que se pueda mejorar los incrementos diarios con el suministro de raciones adecuadas.

Las crías casi duplican su peso durante la lactancia, logran incrementos equivalentes al 95 por ciento de su peso al nacimiento (Ordoñez, 1997). Del 1° al 5° día los incrementos son mínimos, a partir del 6° día se logra incrementos promedios de 10,2 g de peso. Los incrementos diarios que alcanzan los cuyes de camadas de 1, 2,3 y 4 crías al parto son 12,59a, 11,47ab, 10,22b y 8,3c g, respectivamente.

Los cuyes pierden el 1,98 por ciento de su peso en los dos primeros días de vida. Esta baja no es un decremento real sino una deshidratación por efecto del cambio del medio ambiente uterino materno. El neonato pierde humedad por evaporación siendo esta una manera de termoregularse y adaptarse a las condiciones del nuevo ambiente (Arthur et al., 1991).

Al nacimiento los cuyes machos nacen con 11,5 g más que las hembras, esto equivale al 8,71 por ciento del peso de las hembras. Esta diferencia a la semana alcanza a 16 g, existiendo significancia estadística (P<0,05). Al final de la 2a semana la diferencia de peso entre sexos es de 24 g (P<0,05), peso superior equivalente al 9,34 por ciento más que el de las hembras (Ordoñez, 1997).

Figura 4 Consumo de alimento e incremento de peso durante la lactancia

Se puede afirmar que los cuyes duplican su peso del nacimiento a los 14 días y lo triplican a los 28 días.

Los diferentes tamaños de la camada generaron pesos e incrementos de peso estadísticamente diferentes (P<0,05) al nacimiento y durante toda la lactancia. A mayor tamaño de la camada menores son los pesos individuales.

En la etapa de lactancia no se ha podido determinar el consumo de forraje de las crías, el inicio del consumo de una ración balanceada no es al mismo tiempo. Al 4° día menos del 50 por ciento de las crías han comenzado a probar alimento. Recién al 8° día el 100 por ciento de las coas han empezado su consumo. El consumo de los lactantes se determina por promedio consumido por la camada, no es posible diferenciar el consumo individual.

Los lactantes inician el consumo de alimento de la siguiente forma:

CUADRO 21 Consumo de alimento por tratamientos en el período de lactancia 1

 

Ración 1

Densidad nutricional baja

Ración 2

Densidad nutricional alta

Consumo al 7° día

4,7 a

3,1 b

Consumo al 14° día

11,3 a

8,6 a

Consumo total

74,3a

53,1 b

Consumo diario promedio

5,3 a

3,8 b

1 Promedio en gramos por cuy.

Nota: Las letras diferentes indican valores estadísticamente diferentes.

CUADRO 22 Consumo de alimento por tamaños de camada en el periodo de lactancia 1

Tamaño de camada

1

2

3

4

Consumo al 7° día

2,9 a

4,2 a

4,1 a

3,3 a

Consumo al 14° día

8,9 a

10,4 a

10,5 a

8,6 a

Consumo total

60,6 a

65,2 a

62,6 a

61,9 a

Consumo diana

4,3 a

4,7 a

4,5 a

4,4 a

1 Promedio en gramos por cuy.

Nota: Las letras diferentes indican valores estadísticamente diferentes.

· A partir del 10° día el animal estabiliza su consumo en relación a su peso vivo. Se estabiliza en 3,4-3,5 por ciento hasta el final de la lactancia, de igual manera los incrementos se vuelven constantes y se podría decir que el animal ha logrado un equilibrio.

El porcentaje de mortalidad registrado durante la lactancia cuando se maneja en forma individual, con cerca gazapera y alimento especial, es del 1,78 por ciento, mucho menor al registrado en otros trabajos. Se puede indicar que la suplementación de raciones balanceadas durante la lactancia permite lograr una mayor sobrevivencia de lactantes.

El consumo de alimento esta influenciado por la densidad nutricional de las raciones, la palatabilidad y el peso de las coas por la procedencia del tamaño de la camada. Las que provienen de camadas numerosas tienden a consumir más para compensar la restricción de leche producida por la competencia entre hermanos.

Variación en el peso de la madre durante la lactancia

Es común que durante la lactancia toda hembra pierda peso por efecto de la producción láctea. Cuando la pérdida de peso es excesiva el animal arriesga su siguiente gestación y es probable que se presenten problemas, por lo que generalmente en todas las especies domésticas el criador decide dar un período de descanso antes de una nueva preñez. Para garantizar la siguiente gestación es conveniente que las hembras mantengan su peso durante la lactancia o la pérdida de peso sea mínima.

Al evaluar el peso de la madre al parto y al destete, cuando recibieron una ración con 14 por ciento de proteína y chala de maíz ad libitum, las hembras tuvieron un peso al parto de 1 094,1 g y a final de la lactancia de I 1 19,4 g, habiendo incrementado 25,2 g. Cuando las hembras llegan al parto con mayor peso, al final de la lactancia mantienen su peso. Los resultados demuestran que una alimentación con concentrado, forraje y agua sumininstrados ad libitum, garantiza una óptima condición de las madres al final de la lactancia pudiendo estar aptas para soportar un sistema de empadre continuo (Ordoñez, 1997).

CUADRO 23 Tamaño de la camada al nacimiento, mortalidad, pesos al nacimiento y al destete, y pesos de las madres al parto y al destete en cuyes bajo diferentes sistemas de manejo

 

Alimentación restringida

Alimentación ad libitum

 

Sin cerca

Sin cerca

Con cerca

Tamaño de camada

2,66

2,74

2,80

Mortalidad

22,94

14,13

7,14

Peso (g)

Nacimiento

101,7 ± 23,5

128,8 ± 27,3

126,1 ± 29,3

Destete

169,5 ± 57,2

189,7 ± 44,0

202,6 ± 61,0

Peso total de camada (g)

Nacimiento

270,5 ± 79,5

358,9 ± 100,3

343,4 ± 94,6

Destete

347,4 ± 202,0

454,2 ± 182,5

512,2 ± 171,5

Peso de las madres (g)

Parto

970,0 ± 172,0

1 072,1 ± 162,4

1 185,0 ± 154,5

 

(41)

(33)

(36)

Destete

851,6 ± 174,4

1 001,8 ± 203,1

1 053,6 ± 172,0

Fuente: Chauca et al., 1992

Investigaciones tendentes a lograr mayor sobrevivencia de lactantes. Los resultados que se obtienen en las reproductoras dependen de diferentes factores: el nivel nutricional recibido durante el empadre, la densidad de empadre y la protección que puedan recibir las coas durante la lactancia. Todos estos factores determinan una mayor sobrevivencia de las caras durante la lactancia.

Evaluación de raciones durante el empadre

Durante tres meses de producción, se registró un total de 424 coas nacidas de 168 cuyes hembras primerizas empedradas en relación 1:7. Los animales recibieron chala de maíz, y las raciones utilizadas fueron afrecho de trigo y una ración balanceada con 18,5 por ciento de proteína, ambas suministradas en comederos tolva. La producción ha sido evaluado en función del total de hembras empedradas. Los promedios de peso de las coas nacidas fueron para el afrecho 119 ± 27,5 y para la ración 122 ± 27,5, no encontrándose diferencias estadísticas. Los cuyes destetados alcanzaron pesos similares en los dos tratamientos (199 ± 48,0 con afrecho y 200 ± 57,8 con ración). El índice productivo al nacimiento (IPn) fue de 0,81 crías nacidas/hembra empadrada/mes y 0,87 para las hembras que recibieron afrecho y ración, respectivamente. El efecto de mejorar la alimentación puede medirse al evaluar los porcentajes de mortalidad registrados. Los animales mantenidos con un mejor nivel nutricional presentaron una mayor sobrevivencia 86,8 por ciento, valor superior en 6,5 por ciento al registrado en el tratamiento que recibió como suplemento el afrecho de trigo.

Evaluación de dos densidades de empadre

Evaluando un total de 288 cuyes hembras primerizas, se evaluaron dos densidades de empadre, 1:7 y 1:6. El área por animal, en el primer caso, fue de 0,188 m2 y, en el segundo, de 0,214 m2. Se evaluaron los tres primeros meses de producción, habiéndose registrado un total de 796 coas nacidas. Los animales recibieron chala de maíz y una ración balanceada con 14 por ciento de proteína suministrada en comederos tolva. La producción es referida en función del número de hembras expuestas al macho. Las crías fueron identificadas para realizar los controles de peso al nacimiento y destete. Los promedios de peso de las coas nacidas fueron para 120 ± 26,8 (1:7) y 124 ± 28,7 (1:6), no encontrándose diferencias estadísticas. Los cuyes destetados alcanzaron pesos de 199 ± 53,2 y 211 ± 54,0 cuando las densidades eran de 1:7 y 1:6, respectivamente, la diferencia no fue estadística (P>0,05). El efecto de la mayor densidad 1:7, se vio reflejado en la mayor tasa de mortalidad 16,5 por ciento, valor superior en 3,1 por ciento al obtenido con la densidad de empadre 1:6. La mayor densidad determina una menor unidad de área por animal, determinando mayor competencia por espacio. La mayor mortalidad se puede deber al aplastamiento de las crías por parte de los adultos. Existe asimismo mayor competencia por el forraje, el cual es distribuido en forma restringida.

Al evaluar la producción del lote de hembras empedradas se encontró que el IPn fue de 0,84 coas nacidas/hembra/mes y de 1,03, para la mayor y menor densidad, respectivamente. Al destete, estos valores reflejaron el efecto de la mayor mortalidad registrada: el IPd fue de 0,70 crías destetadas/hembra/mes cuando la densidad fue de 1:7; y con 1:6 alcanzó valores de 0,89. El área es determinante para mejorar los índices productivos de las cuyes hembras en reproducción.

Utilización de cercas gazaperas

El primer intento de utilizar protección para los lactantes nace luego de analizar las limitantes que tenía la crianza de cuyes, entre ellas: la alta mortalidad existente en la etapa de lactancia. El primer trabajo se realizó diseñando una cerca semicircular que se ubicaba en las esquinas de la poza. Brindaba protección y ofrecía disponibilidad de alimento. Los resultados logrados se puede apreciar en el Cuadro 23.

La utilización de la gazapera permitió lograr un mayor peso de la camada al destete con alta significación estadística (P<0,01). La mortalidad registrada cuando se provee a los lactantes de cercas es de 7,14 por ciento, valor mucho menor al alcanzado en crianzas sin cercas. Mejorando el manejo durante la lactancia se logra mejores pesos de las caras al destete y las madres mantienen su peso o tienen pérdidas de peso menores (Chauca et al., 1992b).

Para mejorar el efecto de la cerca se diseñó una cerca circular que podía ubicarse al centro de la poza, dándole un mejor acceso a la caras para protegerse y facilidad para moverse entre las pozas. Para evaluar esta modificación en el diseño de la cerca, se registró la producción durante seis meses (de junio a noviembre) en una granja comercial. Las coas marcan pesos al nacimiento entre 60 y 200 g, esto repercute en la vitalidad que tienen para sobrevivir a las adversidades que les da su medio ambiente. Se utilizaron 19 pozas de empadre con un total de 95 hembras de primer parto. Se identificaron un total de 206 caras nacidas que fueron destetadas a las dos semanas de edad. El peso promedio al nacimiento del tratamiento con cerca fue de 118 ± 22,7 y del tratamiento sin cerca 117 ± 24,4. Al destete los pesos promedios del tratamiento con cerca fueron mayores (203 + 50,2 g) que los que no la utilizaron (190,0 ± 55,2 g): diferencias altamente significativas (P>0,01). El efecto del uso de las cercas determina una menor mortalidad (7,87 por ciento) frente al alcanzado en el tratamiento sin cerca ( 17,09 por ciento). Al destete, el IPd con el uso de cerca fue de 0,68 crías destetadas/ hembra/mes y de 0,57 en el tratamiento sin cerca (Chauca et al., 1994c).

CUADRO 24 Porcentaje de mortalidad durante la lactancia en los diferentes rangos de peso al nacimiento

Rangos de peso

Porcentaje de mortalidad

(g)

Con cerca

Sin cerca

70 - 80

-

23

90 - 100

10

13

110 - 120

6

19

130 - 140

13

23

150 - 160

-

8

Fuente: Chauca et al., 1994c.

CUADRO 25 Indice productivo y tamaño de la camada al nacimiento, incremento diario y porcentual, y mortalidad al destete en diferentes alternativas de manejo 1

 

Crías evaluadas

IPn 2

Crías al nacimiento

Peso al nacimiento

Incremento

Mortalidad al destete3

         

Diario,

Porcentual

 

Crianza de control

Familiar comercial

-

-

2,66

102 ± 23,5

4,86

66,7

22,9

Familiar

-

-

1,86

-

-

-

38,6

Alternativas

Alimentación en empadre

424

           
 

subproducto trigo

 

0,81

-

119 ± 27,5

5,71

67 23

19,7

 

ración 18,5% proteina

 

0,87

-

122 ± 27,5

5,57

6393

13,2

Alimentación ad libitum

             
 

sin agua

192

-

2,73 ± 0,9

118 ± 37 4

4,21

49,9

12,2

 

con agua

100

-

2,78 ± 0,8

136 ± 19 3

5,57

57,3

9,0

Densidad empadre

796

           
 

1:7 por 0,188 m2

 

0,84

-

120 ± 26,8

5,64

65,83

16,5

 

1:6 por 0,214 m2

 

1,03

 

124 ± 28,7

6,21

70,16

13,4

Cercas gazaperas

720

           

Investigación con alimentación ad libitum

             
 

sin cerca

198

 

2,74 ± 0,91

129 ± 27,3

4,36

47,29

141

 

can cerca

-

 

2,80 ± 0,89

126 ± 29,3

5,50

61,11

71

 

con cerca4

207

-

2,87 ± 0,94

137 ± 28,8

9,34

95,64

7,7

 

con cerca5

109

-

2,87 ± 0,98

143 ± 27,9

9,87

96,12

2,8

Validación

206

           
 

sin cerca

 

0,69

-

117 ± 24,4

5,21

62,39

17,2

 

con cerca

 

0,74

-

118 ± 22,7

6,07

72,03

7,9

Tamaño de camada

207

           
 

1 con cerca

-

 

-

(12) 154 ± 39,5

10,31

93,69 (11)

8,3

 

2 con cerca

-

 

-

(66) 156 ± 25,1

10,97

98,25 (58)

12,1

 

3 con cerca

-

 

-

(72) 128 ± 24,4

9,23

100,96 (70)

2,8

 

4 con cerca

-

 

-

(52)122 + 18,6

7,33

83,83 (47)

9,6

 

5 con cerca

-

 

-

(5) 108 ± 10,7

8,49

110,40 (5)

 

1 En base a trabajos realizados por el Instituto Nacional de Investigación Agraria (INIA) del Perú.

2 IPn (índice productivo al nacimiento) = número de crías/hembra empadrada/mes.

3 Destete al 14° día.

4 Línea Perú por mitad. 5 Línea Perú por mitad al 2a parto.

CUADRO 26 Tamaño de la camada al nacimiento, incremento diario y porcentual, y mortalidad durante la lactancia 1

 

Crías evaluadas

Crías al nacimiento

Peso al nacimiento

Incremento

Mortalidad al destete:

       

Diario

Porcentual

 

Invierno costa

100

         
 

± 18 °C

 

-

-

-

-

6,67

 

± 13°C

 

-

-

-

-

14,71

 

Con calor 18 °C

 

3

116,2 ± 15,0

11,44

137,82

-

 

Sin calor 13°C

 

3

119,3 ± 17,8

8,88

104,16

22,22

 

Con calor 18°C

 

4

125,9 ± 24,4

10,33

114,89

6,25

 

Sin calor 13°C

 

4

126,5 ± 19,5

7,83

86,61

16,67

Temperatura termoneutral

234

-

138,2 ± 15,6

-

-

8,0

 

Temperatura invernal

   

135,3 ± 19,8

-

-

12,12

Densidad nutricional

113

         
 

Alta: 21,8 proteína y 3,7 fibra

   

136,6

9,95

94,66

3,51

 

Baja: 17,1 proteína y 13,5 fibra

   

133,4

10,51

102,40

-

1 En base a trabajos realizados por el Instituto Nacional de Investigación Agraria (INIA) del Perú.

2 Destete al 14a día,

Al evaluar la mortalidad, midiendo el efecto del peso al nacimiento, pudo apreciarse que el uso de cerca permitió una mayor sobrevivencia de cuyes nacidos con pesos en la gama de 70-80 g, mientras en los casos donde no se utilizaron cercas, la mortalidad alcanzó el 23 por ciento. Al analizar los incrementos de peso del nacimiento al destete, podemos apreciar mayor incremento de peso en los animales que tuvieron disponibles las cercas. ya que los gazapos contaron con alimento permanentemente.

En sistemas de crianza familiar-comercial, los porcentajes de mortalidad se han reducido a 14,13 por ciento suministrando alimento ad libitum a las madres. Estos valores pueden mejorarse si se introducen técnicas de manejo que permitan proteger a las coas del atropello y competencia por alimento y espacio con sus madres.

CUADRO 27 Pesos promedios de cuyes destetados a la primera, segunda, tercera y cuarta semana de edad

Edad de destete

Peso al nacimiento

Pesos semanales

(g)

Incremento total en 28 días

(semanas)

(g)

1

2

3

4

(g)

Primera

120,5

158,5

213,1

258,0

335,1

214,6

Segunda

117,2

182,0

213,0

277,0

339,0

221,8

Tercera

122,5

152,2

212,7

268,5

329,2

206,7

Cuarta

111,5

165,0

214,5

248,0

309,5

198,0

Fuente: Chauca et al., 1984.

La utilización de gazaperas permitió disminuir la mortalidad durante la lactancia a 7,14 por ciento, los pesos de la camada al destete son superiores (P<0,01). Ambas alternativas, mejorar la alimentación y utilizar gazaperas, disminuyen los porcentajes de mortalidad registrados bajo el sistema de crianza familiar-comercial.

Cercas gazaperas. Las cercas gazaperas pueden construirse con alambre o cualquier material que permita separar un ambiente para las coas. Las separaciones entre alambres tienen 4 cm para permitir el acceso a las caras. Las cercas pueden ser circulares, de 30 cm de diámetro, o cuadradas, de 50 x 50 x 50 cm. Las primeras permiten manejar pariciones en pozas de 1,5 x 1,0 x 0,5 m y las segundas permiten manejar la parición de un mayor número de hembras en áreas mayores.

Durante la lactancia, cuando la temperatura ambiental es inferior a 12°C, es necesario utilizar una fuente de calor, y aún una semana después del destete en la etapa de cría. Esta práctica contribuye a obtener una mayor sobrevivencia (Chauca et al., 1995b).

CUADRO 28 Crecimiento de cuyes durante la cría

Proteína

Fibra cruda

Peso al destete

Semana de edad

Incremento (g)

(%)

(%)

 

3a

4a

Total

Diario

17

14

270,0

343,6

413,9

143,9

10,3

21

51

265,9

332,9

402,7

136,8

9,8

1 3,13 Mcal/kg de energía digestible (ED).

CUADRO 29 Pesos, incrementos y consumo en etapa de cría de cuyes alimentados con dos niveles de densidad nutricional

 

Ración 1

Ración 2

 

Densidad nutricional hoja 1

Densidad nutricional alta 2

Consumo total (g/animal)

Materia seca

548,0 a

419,0 b

Proteína

96,5 a

84,6 b

Fibra

99,6 a

47,2 b

Consumo diario (g)

Materia Seca

39,1 a

29,9 b

Proteína

6,9

6,0

Fibra

7,1

3,4

Peso (g)

2 semanas (edad destete)

270,0 a

265,9 a

3 semanas (cría 1 semana)

343,6 a

332,9 b

4 semanas (cría 2 semanas)

413,9 a

402,7 a

Incremento

Total

143,9a

136,8a

Diario

10,3 a

9,8 a

Conversión alimenticia 3

3,81

3,06

1 17 por ciento de proteína y 14 por ciento de fibra.

2 21 por ciento de proteína y 5 por ciento de fibra.

3 Conversión alimenticia: materia seca consumida/incremento de peso vivo.

Nota: Las letras diferentes indican valores estadísticamente diferentes.

Fuente: Ordoñez, 1997.

Destete

Esta práctica representa la cosecha del productor de cuyes, ya que debe recoger a las crías de las pozas de sus madres. Cuando se tema un menor conocimiento de la crianza, en las décadas del 60-70, el destete se realizaba a las cuatro semanas de edad, registrándose altos porcentajes de mortalidad. Esto aparentemente producido por un mal manejo en la alimentación y la alta densidad que tenían que soportar las pozas de empadre. Otro inconveniente del destete tardío era la posibilidad de tener preñeces prematuras.

Para mejorar la sobrevivencia de los lactantes, el destete debe realizarse precozmente. Este se realiza a las dos semanas de edad, pudiendo hacerlo a la semana sin detrimento del crecimiento del lactante (Chauca et al., 1984). Puede generarse en las madres mastitis por la mayor producción láctea presente hasta 11 días después del parto. El número de crías por camada influye en el peso y sobrevivencia de los lactantes.

La edad de destete tiene efecto sobre el peso a los 93 días, los destetados precozmente, alcanzan pesos mayores. Los destetes realizados a las 7, 14 y 21 días muestran crecimientos iguales hasta el destete, a los 93 días el peso alcanzado por los destetados a los 7 días es de 754 g, mientras que los destetados a los 14 y 21 días alcanzan 727 y 635 g, respectivamente (Aliaga, 1976).

Para evaluar el efecto del tiempo de lactancia sobre el peso de la siguiente camada se evaluaron dos partos. El tiempo de lactancia fue de 7, 14, y 21 días. El peso promedio de las dos camadas destetadas a los 7, 14 y 21 días fue de 121,8 g, 126,1 g y 1 19,4 g, respectivamente. El peso promedio del primer parto es de 122,3 g y del segundo de 122,6 g. Al análisis de variancia del peso de nacimiento no resultó significativo, lo que demuestra que la edad de destete no influye en el peso al nacimiento de las futuras camadas (Aliaga, 1976).

Para realizar el destete debe considerarse el efecto del medio ambiente, en lugares de climas fríos se retraza una semana para que la madre les proporcione calor. Esto para el caso de crianzas familiares o familiar comercial desarrolladas en climas fríos (Zaldívar et al., 1990).

Recría I o cría

Esta etapa considera los cuyes desde el destete hasta la 4a semana de edad. Después del destete, se los agrupa en lotes de 200 30 en pozas de 1,5 x 2,0 x 0,45 m. El sexaje se realiza concluida esta etapa, para iniciar la recría. En crianzas comerciales, se agrupan lotes de 60 destetados en pozas de 3,0 x 2,0 x 0,45 m. Los gazapos deben recibir una alimentación con porcentajes altos de proteína (17 por ciento). Se logran incrementos diarios de peso entre 9,32 y 10,45 g/animal/día (Augustin et al., 1984). Manejando esta etapa con raciones de alta energía y con cuyes mejorados se alcanzan incrementos de 15 g diarios (Ordoñez, 1997).

En la etapa de recría I ó cría los gazapos alcanzan a triplicar su peso de nacimiento por lo que debe suministrárseles raciones de calidad. Al evaluar dos raciones con alta y baja densidad nutricional se han logrado resultados que muestran que debe continuar investigándose en esta etapa productiva para maximizar el crecimiento. Durante este período los animales incrementan el 55 por ciento del peso de destete. En la 1a semana el incremento fue del 28 por ciento y en la 2a semana del 27 por ciento. Durante esta etapa los machos tuvieron pesos e incrementos de peso estadísticamente superiores (P<0,05) a los de las hembras (Ordoñez, 1997).

Consumo de alimento

La regulación del consumo voluntario lo realiza el cuy en base al nivel energético de la ración. Una ración más concentrada nutricionalmente en carbohidratos, grasas y proteínas determinan un menor consumo. La diferencia en consumos puede deberse a factores palatables; sin embargo, no existen pruebas que indiquen que la mayor o menor palatabilidad de una ración tenga efecto sobre el consumo de alimento a largo plazo (McDonald et al., 1981).

Después del destete, el consumo de alimento se incrementa de la 1a a la 2a semana en un 25,3 por ciento, este incremento se debe a que un animal en crecimiento consume gradualmente más alimento. Los lactantes, al ser destetados, incrementan su consumo como compensación a la falta de leche materna (Ordoñez, 1997).

En el período de recría I o cría, la ración de baja densidad nutricional proporcionó similares pesos e incrementos de peso que la de alta densidad, pero un mayor consumo de MS total.

Los valores de conversión alimenticia durante las dos semanas de cría son mejores que los logrados por otros investigadores que trabajaron con restricción de forraje (Saravia et al., 1994a; Rivas, 1995), pudiéndose validar la efectividad del forraje restringido en la mejora de la conversión alimenticia y, en general, de los parámetros nutricionales. La conversión alimenticia se mejora cuando la ración esta preparada con insumos de mejor digestibilidad y con mejor densidad nutricional.

El porcentaje de mortalidad durante la etapa de cría es de 2,06 por ciento, después de la 4a semana las posibilidades de sobrevivencia son mayores.

Sexaje

Concluida la etapa de cría debe sexarse a los gazapos y agruparlos en lotes menores de 10 machos o 15 hembras. A simple vista no es posible diferenciar los sexos, debe cogerse al animal y revisarse los genitales. Una presión en la zona inguinal permite la salida del pene en el macho y una hendidura en las hembras.

Recría II o engorde

Esta etapa se inicia a partir de la 4a semana de edad hasta la edad de comercialización que está entre la 9a o 10a semana de edad. Se deberá ubicar lotes uniformes en edad, tamaño y sexo. Responden bien a dietas con alta energía y baja proteína (14 por ciento) Muchos productores de cuyes utilizan el afrecho de trigo como suplemento al forraje. No debe prolongarse esta etapa para evitar peleas entre machos, las heridas que se hacen malogran la carcaza. Estos cuyes que salen al mercado son los llamados «parrilleros»; no debe prolongarse la recría para que no se presente engrosamiento en la carcaza.

Después de iniciada la recría no debe reagruparse animales porque se inician peleas, con la consiguiente merma del crecimiento de los animales. En granjas comerciales, al inicio de esta etapa, se castran los cuyes machos (Moncayo, 1992).

Los lotes deben ser homogéneos y manejarse en áreas apropiadas; se recomienda manejar entre 8 y 10 cuyes en áreas por animal de 1 000-1 250 cm2 (Humala, 1971; Augustin, 1973).

Los factores que afectan el crecimiento de los cuyes en recría son el nutricional y el clima. Cuando los cuyes se mantienen subalimentados es necesario someterlos a un período de acabado que nunca debe ser mayor a 2 semanas (Chauca, 1993a). De acuerdo a la densidad nutricional de las raciones, los cuyes pueden alcanzar incrementos diarios promedios durante las dos semanas de 12,32 g/animal/día. Es indudable que en la 1a semana los incrementos fueron entre 15 y 18 g/animal/día, como respuesta al tratamiento compensatorio, a la hidratación rápida y al suministro de forraje y mejor ración.

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